jueves, 31 de julio de 2025

Para Hacer una Tortilla…: Gilded Age 3x06

 


Un capítulo en el que todos (menos Ada, Oscar y Gladys) me exasperaron. Y creo que Lord Fellowes también me exaspera, no me gustan las soluciones fáciles o perezosas. Hubo una muerte al final totalmente innecesaria, lo de Gladys parece que se arregló muy rápido y si había que separar a Larry de Marian ¿no se pudo buscar algo más tangible y coherente? “To Make an Omelette…” fue un capítulo trágico donde la única nota optimista fue la reaparición de Pumpkin.

                                         El retorno de 🎃 Pumpkin 

Las Virago no Tienen Color.

Tal vez porque he sido pisoteada por las botas de las mujeres manipuladoras, es que tengo mucha cautela cuando me venden una mujer “poderosa”. La mayoría son arpías empeñadas en dominar a los más débiles. Lo que la serie nos ha mostrado es una serie de féminas controladoras: Bertha, Mrs. Astor, Lady Sarah y ahora una mujer de color, Elizabeth Kirkland.

Peggy regresa de Filadelfia a Nueva York. Ha conseguido que Frances Ellen Watkins Harper (“¿necesita tantos nombres?” pregunta el Dr. Kirkland) venga a dar una charla informal en Brooklyn, en casa de Los Scott.

En la primera ocasión que tiene, Peggy explica a William su antigua relación con Fortune. Deja claro que no quiere nada con su ex jefe ni siquiera volver a trabajar para él. William está aliviado, pero cuando Miss Scott quiere contarle más,  la calla. Le dice que el pasado, pisado. Lo que importa es el presente. ¿Pensará igual cuando su madre le cuente, y a su manera, que Peggy tiene un ex marido y un hijo muerto en ese pasado?

                                Mejor escucha ahora, William

El médico le pide a Peggy que invite a su madre al encuentro con FEWH. Él se encarga de convencer a Elizabeth con el cuento de que es un té de damas para conocer a la escritora de los muchos nombres. Un shock para Mrs. Kirkland descubrir que se trata de un mitin sufragista. Insiste en que deben luchar por proteger el voto del afroamericano antes de exigir ese derecho para las mujeres. Mejor se lo dejan a otra generación. Peggy le recuerda que ella es otra generación y que quiere luchar por los derechos de hombres y mujeres de todos los colores.

                             

En el carruaje de vuelta a casa, Mrs. Kirkland le dice a su hijo una terrible, pero gran verdad. El admira la valentía y determinación de Peggy como mujer, pero esas cualidades no las admirará en ella cuando sea su esposa.

Dorothy le dice a su hija que al casarse se casa también con la familia de su marido. ¿Cree poder soportar una suegra como Elizabeth? “Debo hacerlo” dice Peggy desalentada.  Acto seguido confiesa haberse enamorado del Dr. Kirkland.



Un Secuestro de Millonarios

George Russell recibe una convocatoria de JP Morgan para ir a su encuentro en una propiedad fuera de la ciudad . Creo que se refiere a Craigstone, en Orange County, una de las muchas casas de multimillonario. Llega acompañado de su nuevo achichincle Mr. Brinkley. Lo espera una sorpresa. El ladino Morgan ha convocado también a Los Hermanos Merrick y al muy mencionado Risley Sage, que hace su primera aparición, acompañado de su nuevo socio…¡Mr. Clay!



Morgan les anuncia que serán sus invitados, pero que no intenten huir porque ha escondido los caballos y es una larga caminata hasta el próximo pueblo. Están secuestrados de facto y permanecerán así hasta que decidan el futuro del Ferrocarril de Illinois. Mr. Russell sigue proponiendo comprar las acciones de los Merrick y finalmente los gana por cansancio, pero no cuenta con la astucia de Clay.

                                       JP Morgan toma rehenes

De vuelta a casa, Clay le comunica a su socio de las desastrosas finanzas de su ex patrón y de cómo casar a la hija con un duque lo ha dejado desprovisto de fondos. Risley Sage hace conocer esta noticia a través de los periódicos. Las acciones de las empresas Russell bajan de valor en Wall Street. George no puede encontrar, ni en Londres, a algún banquero que quiera hacerle un préstamo. Todo indica que está arruinado.

En Morenci, Larry tiene una entrevista con el ingeniero de minas que le comunica un gran hallazgo. En su exploración de la zona minera que Los Russell planean comprar, han encontrado vetas de cobre de gran calidad. Aconseja a Larry comprar esas minas, pero para explotarlas no para convertirlas en líneas de tren.

Vemos una diferencia entre George y su vástago en el modo de hacer negocios. Larry demuestra interés, flexibilidad y está dispuesto a escuchar. George es pura prepotencia , solo sabe despedir y ni se le ocurrió que tratar mal a su mano derecha, que tanto sabe de sus negocios, tendría efectos nefastos en ellos. Lo único que se le ocurre decir, una vez descubre la maniobra de Clay es “debí haberlo mandado matar”.



Nota Histórica: La depresión de los 1880s tuvo funestos efectos sobre las compañías ferroviarias. Risley Sage (cuyo verdadero nombre de pila era ‘Russell”) cerró sus empresas de ferrocarriles tras pérdidas millonarias. También se le asoció, como menciona, George con el escándalo bancario Grant&Ward, pero por más que busco no encuentro un vínculo entre él y la Illinois Central Railroad. El presidente de esa compañía en 1884, era James C. Clark (me equivoqué al decir que era Stuyvesant Fish, el esposo de Mamie ocuparía ese puesto en 1887).  Hasta ahora, no ha existido un tren trasatlántico en USA. Ayer, el New York Times, anunciaba un proyecto parecido por parte de la legendaria Unión Pacific.

Ada se Desilusiona y Jack se Despide

Agnes sigue curiosa sobre cuanto recibió su lacayo por el reloj despertador. Interroga a su sobrina y a su mayordomo, pero ninguno suelta prenda. Es la malévola Miss Armstrong quien le cuenta sobre la exagerada suma y agrega mentiras como que al servicio no le gusta trabajar con un ricachón que, a diferencia de ellos, no está obligado a ser sirviente. La escandalizada Agnes exige de su hermana que tome cartas en el asunto.



Ada corre donde Madame Dashkova. Necesita comunicarse con Luke para que la ayude a decidir.  Todo va bien hasta que los mensajes de la médium traen palabras en italiano. Ada se sorprende. El Reverendo Forte no hablaba italiano. La charlatana se sorprende. “¿Lucca Forte” no era italiano? La viuda le explica que ese nombre fue un error del obituario del New York Times.

                                   Mi marido no era italiano.

Ahí Ada cae en la verdad. Dashkova sacó información del obituario más la que la misma clienta le proporcionara. Nunca ha hablado con su difunto marido. Se levanta enojada. Dice que se avergüenza de su credulidad, pero que la médium también debería estar avergonzada. Ada llega a casa y llora delante de su hermana. Sin revelarle de donde viene, le dice que ha sentido a Luke tan cerca. Agnes la abraza y le dice que Luke seguirá cerca mientras su hermana lo lleve en su corazón.



Agnes insiste que Ada debe tomar una decisión respecto a Jack. El mismo Oscar le explica a su tía que es extraño tener a un millonario a su servicio y que no es justo para Jack tampoco. Ada llama al lacayo y le dice que la vida y su trabajo le han dado una hermosa oportunidad, un nuevo puesto en el mundo y es hora que Jack lo ocupe. Cuando Jack dice que el servicio es su familia,   su patrona le asegura que seguirá siéndolo.

Al día siguiente, Jack se despide del servicio. Pobrecito, se ve como tan perdido. Al menos, Mrs. Bauer y Mr. Bannister le dan algunos consejos sobre hoteles. Antes de irse, Jack le entrega a Bridget unas cartas para los de debajo de las escaleras y para los de arriba. Resulta ser el dinero que le prestaron, más intereses.



Unos intereses exagerados a juzgar por el gozo de amos y criados. Hasta Mrs. Armstrong recibe platita. ¿Cuánto seria? A Juzgar por la cantidad de billetes que tenía la cocinera en sus manos, y asumiendo que se trata de billetes de cincuenta dólares, deben ser como $6,000 ($12,000 de hoy en día).



Marian, Drama Queen

Comencé esta entrada afirmando que todos los personajes me exasperaron. Fue una exageración, me exasperan Lady Sarah, George, Mrs. Armstrong, pero nadie más que Marian que se desbocó en decisiones impulsivas y estúpidas que nos indican que no ha superado a la imprudente que llevó un saco de zapatos viejos a casa de Peggy, dos temporadas atrás.

Comenzamos con ella interrogando a Oscar. ¿Qué le susurró Larry antes de su viaje? Oscar le cuenta que Larry encontró a Maude, que él va a encontrarse con ella y que no le cuente a su madre.

Efectivamente, Oscar va al Haymarket y encuentra a Dolly/Maud. Exige hablar con ella. Ella exige que la deje en paz. Se acerca el padrote de Dolly. Oscar hace una oferta y el hombre los manda al cuarto 12. Ahí comenzó el interrogatorio. Oscar estaba tan furioso que cuando agarró un candelabro pensé que iba a romperle la cabeza a la chica. Le dijo que por su culpa había perdido dinero y el de su madre. Ella le asegura que el dinero se lo llevó Crowther,  su supuesto asesor bancario que la estafó tal como lo estafo a él.



Oscar se sorprende que ella trabaje en un burdel pudiendo pasar por mujer refinada. Con tristeza Maud/Dolly le dice que eso solo significa que los clientes están dispuestos a pagar más por el privilegio de acostarse con ella. Le dice que no le tenga lástima, pero Oscar si la siente sobre todo cuando escucha que a los doce años su padre la perdió en una mesa de juego. Desde entonces ha dado tumbos. Ha contraído deudas con los dueños del Haymarket y por eso trabaja ahí, pero no le molesta ya que tiene comida y techo asegurados. Cuando Oscar le pregunta si tiene familia, Maud recuerda a su hermana en Sandusky (Ohio) que no la reconocería si la viera.

Entretanto, Marian interroga a Jack sobre la cena en Delmonico’s. El lacayo abre los ojos como plato e insinúa que no sabe si estaba en Delmonico’s (Uno de los problemas de esta narrativa es que Miss Brook asalta a la gente con preguntas que reciben respuestas mal dadas) Marian sospecha que su novio le mintió. Esa noche en la cena, Oscar está medio ausente todavía pensando en Maud. Su prima, en cambio, anda rumiando sus sospechas y de sopetón olvidándose que Oscar le pidió discreción insiste en saber dónde Larry encontró a Maude.



Agnes pega un respingo y su hijo debe reconocer que la estafadora está de regreso en La Gran Manzana, pero que no tiene dinero y se ha visto obligada a encontrar trabajo en un sitio de mala reputación. Esa noche, Marian asalta a Oscar a la salida del baño y lo cuestiona. ¿Qué espacio es ese donde trabaja Maud y qué hacia su novio ahí? Oscar pudo haber dicho que se trataba de un bar, de un restaurante, de un sitio donde hay espectáculos, hasta de un casino y no hubiese mentido, pero suelta que se trataba de un burdel. Su prima no necesita oír más, le da una pataleta y se encierra en su cuarto.

A la mañana siguiente aprovechando que toda la familia está reunida en el salón, Marian baja y monta una escena digna de tragedia griega. Entre llanto y aspavientos, clama que no puede casarse con un hombre que le miente y frecuenta prostitutas. Oscar le pide que no exagere, Ada le pide que hable con Larry, pro es su hermana quien da la estocada.

Feliz de no emparentar con Los Russel, Agnes le dice a Marian que debió escuchar a sus tías (pero si Ada está de acuerdo   con el compromiso), que debe buscar un hombre serio, decente bien establecido en vez de “un tenor de la Opera”.¡Epa! Los hombres decentes y bien establecidos eran los primeros en frecuentar rameras,  enredarse con las criadas y mantener amantes. Lo hizo el padre de Marian; lo hizo Charles Fane; lo hace Mr. Astor y posiblemente lo hizo el Viejo van Rhijn. ¿Y desde cuando un graduado de Harvard, un chico trabajador y que acaba de hacerse millonario, es un “tenor de la Opera”?



Marian, sintiéndose apoyada por Agnes, toma una decisión impulsiva. Escribe una carta a Larry rompiendo el compromiso y en vez de enviar a Bannister, ella misma cruza la calle hasta la Mansión Russell. Quiere que Church vea su estado agitado y oiga su voz temblorosa. Para mayor efecto dramático, al regresar a su casa, sabiendo que la pueden ver, se seca las lágrimas y hace pucheros. Marian necesita que se la vea como una víctima, posiblemente para que no cuestionen o se rían de sus motivos.

                         Ay! Church mira lo que me hizo Larry.

Los pocos espectadores que no se lanzan en contra de ella, han intentado encontrarle un motivo a su comportamiento extraño en una mujer de su época. Incluso las heroínas moralistas, escuchaban la versión del novio, le hacían sabe que no lo querían en antros, y les daban otra oportunidad,  tras la cual, si el canalla volvía a caer, lo rechazaban. Ese es el caso de Rose Campbell en la secuela de Ocho Primos de Louisa May Alcott. Hasta Alcott desarrolla un escenario en el que Rose es paciente con su primo playboy, pero son los muchos errores y promesas rotas de Charlie los que matan el incipiente amor en el corazón de la heroína.

Hay quien ha dicho que Marian no quiere un mujeriego porque recuerda lo hecho por su padre. ¿Entonces, por qué no decirlo? En una entrevista a Deadline, Louisa Jacobson habló del miedo a las enfermedades venéreas que afectaban y eran transmitidas por los clientes de lupanares. ¿Por qué no se incorporó esto a la historia? ¿Pero voy a creer que Marian que no puede ni pronunciar la palabra “prostíbulo” (la llama “casa de desorden”), va a saber de enfermedades venéreas?

 Louisa dijo que ella no quería que Marian pareciese “puritana” . Qué pena,  porque eso es exactamente lo que parece. Yo en cambio, he visto desde el inicio de temporada que Marian le huye a un tercer compromiso. Tal vez no quiera casarse y los ejemplos de Gladys y Aurora la hagan ver que el matrimonio puede ser una trampa, pero este episodio la mató como personaje.



Bertha Rompe Cascaras de Huevo.

El dicho completo es “Para hacer una tortilla hay que cascar huevos” y es lo que hizo Bertha en este episodio. Sinceramente, aunque disfruté este arco, no me convenció. Como que pareció muy fácil solucionar los problemas domésticos de la duquesa. Como tampoco me tragué esta súbita preocupación de Bertha por su hija. Me dio la impresión de que lo hizo solo por agradar a George y que sus lágrimas al separarse de Gladys no fueron porque la va a extrañar sino por lo que la espera en Nueva York donde su marido ya se ha ido a vivir a su club.

Desde su llegada que Mrs. Russell se ha dado cuenta que todo Sidmouth está subordinado a Sarah, quien incluso responde preguntas hechas a su hermano. A solas, Gladys informa a su madre que su esposo quedó huérfano de pequeño, su hermana lo crio y desde entonces él se ha acostumbrado a que se haga la voluntad de Lady Sarah.



A Bertha la escandaliza que entre Boles, la nueva doncella de Gladys, y Sarah elijan como debe vestirse la Duquesa de Buckingham. No entiendo la sorpresa. ¿Acaso Bertha no era quien vestía su hija como si se tratase de un juguete? ¿No fue ella quien escogió el vestido de novia y hasta el trousseau de su hija?  Mas molesta a Bertha que Andree que ha viajado con ella descubre en chismes de cocina que todo el servicio doméstico cree que para Lady Sarah su cuñada es una mascota a la que hay que entrenar.

Los primeros intentos de Bertha por avasallar a Lady Sarah fracasan. Entonces Bertha comienza a darle órdenes a su hija. Debe recordarle a los Vere que es su dinero el que sacará a flote su propiedad.  Mal consejo, Bertha. Así solo la odiarán. Luego le dice que debe hacerse indispensable para Hector y hacer que la ame. Eso parece consejo de revista femenina, ¿pero cómo puede Gladys hacerse amar por un hombre al que no ama?

En vez de soltar lugres comunes, Bertha debería darle un par de secretos de alcoba que bien le han funcionado con George, pero si ni siquiera le ha preguntado a su hija si le gusta lo que hace con su marido en la cama. Finalmente le da un buen consejo, debe interesarse en el manejo de Sidmouth.

A Hector le sorprende cuando su mujer solicita permiso para recorrer sus tierras y aprender su manejo. Farfulla que Sarah es quien se ocupa de todo. Bertha interrumpe, y astutamente dice que Gladys debe estar preparada en caso que Sarah se enferme. Su hija expresa interés en conocer a las esposas de los granjeros. Su marido le dice que ellas también quieren conocerla.



Esa noche en la cena, hay invitados y Sarah acapara la conversación quejándose del empeño de Gladstone de imponer un sufragio universal en el Reino Unido. Al lado de Gladys está el mismo vejete que vino a cenar la primera noche que pasó en el castillo. Le pregunta su opinión a la duquesa. Aunque nerviosa, Gladys admite creer que todos deben tener algo que decir sobre el gobierno. “Las mujeres también” añade su madre. Sarah se burla al saber que hay una sufragista en la mesa.

Ahí Bertha encuentra un flanco débil. Pregunta si acaso Lady Sarah considera que las mujeres son bobas e incapaces de tomar decisiones. Nerviosa, Sarah responde que mejor se queden en su esfera femenina. Ahí Bertha le va a la yugular. ¿Acaso reprocha a la Reina Victoria haberse salido de “su esfera”? Sarah tartamudea y Héctor se apiada de su hermana y le dice a Bertha que no sea dura con ella.



En la última cena, Gladys luce las joyas de la familia incluyendo la tiara y vuelve a estar sentada junto a ese señor que parece que va todas las noches a comer de gorra en la mesa de los Buckingham. Gladys le cuenta que ha encontrado un terreno cerca del puente donde desea plantar árboles nativos ingleses como homenaje al medio siglo de vida de la reina Victoria.

                                    Por fin Gladys consiguió su tiara.

El entusiasmado invitado le pregunta al Duque qué opina del proyecto de su esposa. Como siempre, Sarah responde por su hermano. No hay necesidad de nuevos proyectos ya que todo está listo para el cumpleaños real. Gladys se desinfla.

Es en ese momento que su cuñada se levanta e invita a las damas a abandonar la mesa y dejar a los caballeros para que se beban su oporto y se fumen sus habanos, pero Gladis la interrumpe. Con voz muy entera, la americanita pregunta si Sarah está enferma, sería la única excusa para abandonar la mesa cuando Gladys no ha indicado que haya terminado la cena.

Es el turno de Sarah de desinflarse como un globo y caer en su asiento. Muy tranquila Gladys contina su charla con su vecino que le susurra “¡bien hecho!”. “Pero yo siempre…” gime Sarah por lo bajo. Ella era quien decidía cuando las mujeres debían abandonar el comedor. Su hermano le recuerda que esto fue antes de que tuvieran una duquesa en casa.



A la mañana siguiente, Bertha se va. Antes le dice a su yerno que debe reconocer los méritos de Gladys. “Es buena e inteligente” Bertha agrega que puede ser un gran apoyo a su marido. Hector intenta explicar que su hermana no es malintencionada “No querrá hacer daño, pero lo hace”,  dice tajante su suegra.



Gladys acompaña a su madre hasta el carruaje. Las últimas palabras de Bertha son “recuerda quién eres”. ¿Pero quién es Gladys? Todavía no ha encontrado su identidad y aunque haya ganado una primera batalla todavía tiene una guerra que batir…

No Good Action…

Hay un dicho irónico en inglés “No good action goes unpunished” (Ninguna buena acción queda sin castigo). Eso lo descubrirá Oscar. Dolly recibe un mensaje de su ex novio citándola en una estación de tren. Al llegar lo encuentra esperándola con un pasaje de tren hasta Ohio y $100 (como $2,000 de hoy).



Maud se sorprende de la generosidad de quien ha sido su víctima. Oscar le dice que está ganando dinero. Le pide que no vuelva a Nueva York y que comience una nueva vida junto a su hermana. Recuerda que una vez la quiso y quiso casarse con ella, ahora debe ayudarla. Se despide con gesto de llevarse la mano a la chistera como si se despidiera de una dama.



Esta emotiva escena es seguida por almuerzo de Oscar con Charles en el Club de la Unión. Charles dice estar orgulloso de su ex y que le gusta más este Oscar caballeroso. Cuando se despiden, prometen encontrarse el martes. Charles ofrece traer más clientes y Oscar, muy conmovido, dice “Eres mi salvador”. Esta bella escena es destruida con lo siguiente. Al cruzar la calle Charles, ante los ojos de su amante, es arrollado por un carruaje.



Con esta triste escena se acaban los sueños de Oscar y el episodio. Ohh se me olvidaba, Mrs. Bruce ya dio con la espía. Como yo , cree que es Andree la doncella de Bertha que en Inglaterra también anda fisgando lo que hacen los patrones.



Factor Moda: Ya debería darme por vencida puesto que es casi un consenso el que el vestuario está cada vez más horrible en esta temporada. Kasia Walicka Maimone, en su pasión por inventar, crea cada adefesio. Este vestido de Gladys es presentable, ¿pero por qué amarrarle esa bufanda de encaje sobre el pecho?



Muy diferente a estas bandas de encaje negro aplicadas con gusto y sutileza sobre satén color champaña. Un acierto para la desacertada Marian que sigue envolviéndose en combinaciones desastrosa con faldas que parecen cortinas viejas.



Realmente me apena escoger lo mejor de la noche y darle crédito a este par de arpías. Vuelve a triunfar el brocado de seda en tono crema ahora para Lady Sarah. Bertha luce un estampado discreto y un escote favorecedor.



 

 

jueves, 24 de julio de 2025

Un Mundo Diferente: The Gilded Age 3x05

 

 




Un capítulo en el que Larry se fue de boca y Los Russell se portaron tan prepotentes como Lady Sarah. Marian se comprometió, pero Oscar y Peggy tienen problemas con su pasado. En Inglaterra, Gladys se siente atrapada. ¿Quién podrá socorrerla? La Chapulina Bertha, por supuesto. Revisemos que aconteció en “A Different World”.

Fortune, El Prepotente

Comenzamos por Peggy. El Dr. Kirkland la lleva a presenciar su primer juego de béisbol. La están pasando muy bien cuando les cae T. Thomas Fortune, dueño de The Globe, y ex de Peggy. La pobre mujer está muy incómoda, a pesar de que el Dr. Kirkland está encantado de conocer al periodista, ya que se lee su periódico.

                          Lo estabamos pasando tan bien hasta que......

Fortune ignora a Kirkland y le habla a Peggy con tono propietario olvidándose que es un hombre casado. Todo acaba con una invitación del periodista para que Peggy vaya a hacer una entrevista en Filadelfia. Se trata de entrevistar a Frances Ellen Watkins Harper. Peggy quiere hacerlo. El ingenuo William la anima a aceptar y para cuando llega la hija de Fortune a buscarlo, Peggy está en un dilema.

                                   llegó este individuo

Fortune no es ocioso y envía a la Mansión van Rhijn los detalles de la entrevista. Todos, hasta Agnes, aconsejan a Miss Scott aceptar. Watkins Harper es muy conocida. Todos menos Marian que sabe la verdad.

Peggy llega a la estación escoltada por William, pero cuando se dispone a abordar el tren, aparece Fortune. Anuncia, a pesar de las protestas de Miss Scott, que la acompañará ya que hay preguntas que solo puede hacer él. Intenta cargar el equipaje de Peggy, pero el Dr. Kirkland se entromete y le quita la valija. La prepotencia del dueño de The Globe va en crescendo y pretende golpear al médico. Muy incómoda, Peggy dice que o va sola o no viaja.

                            "O viajo sola o no viajo"

Fortune se macha y William comprende por qué Peggy le ha dicho que su ex patrón era complicado. Peggy dice que hay algo más y promete contárselo a su regreso.

Nota Historica:Frances Ellen Watkins Harper fue una activista, ensayista y poeta. La primera mujer de color en publicar una novela en los Estados Unidos. La serie nos dice que fue sufragista, pero se sabe poco de esa etapa. Se cree que las feministas blancas (léase Susan B. Anthony y Elizabeth Cady Stanton) opacaron su contribución a la causa.



George ya no Quiere Ser Mandilón

Antes de comenzar, quisiera dar una coordinadas. La última vez que vimos a los Duques de Buckingham, iban zarpando de la Bahía de Nueva York. En los 1880, un viaje en barco hasta Southampton duraba unos ocho días. Agreguémosle un par más para llegar a Sidmouth, y otros para que Gladys se aclimate a su nueva vida, podemos aventurar que este episodio tuvo lugar unas dos semanas después de la boda. De ahí la insistencia de George por recibir noticias de su hija.

George está sufriendo de una crisis de remordimiento. Recién cae que su mujer lo manipuló a él, un duro e implacable Robber Barón. En un momento, le grita a Bertha que lo ha dejado como un débil ante los demás. Ya no quiere ser mandilón y para demostrarlo se desquita con Clay.

 Lo acusa de no haber podido convencer a los mineros de venderle las tierras que codicia ni de haber convencido a los Merrick de Chicago de venderle sus acciones del ferrocarril de Illinois. Cuando Clay usa el mismo argumento de JP Morgan, no es bueno hacer negocios en épocas de crisis financiera, George lo despide groseramente.



Larry, El Lenguaraz

El Señor Russell contrata para la compra de las minas a su propio hijo, pero Larry no es tan flexible como Gladys. Pregunta, con mucho desparpajo, qué gana él ayudando al padre. Cuando George se sorprende, su hijo se vuelve locuaz y le cuenta no solo que ahora es millonario sino también que va a pedirle matrimonio a Marian.

A George le parecen estupendas ambas noticias. Le dice que ha escogido bien a su futura esposa, que no se preocupe de lo que Bertha pueda opinar. Larry dice que tal vez pueda invertir en el negocio del padre, pero para eso debe conocer los detalles de las minas, de las tierras y por qué Clay no pudo comprarlas. A George lo conmueve ver que su vástago ha salido tan astuto como el. Le recuerda que es su mayor heredero.

Larry lleva a Marian a un claro del bosque de Central Park y le presenta su anillo. También aprovecha de contarle de la buena fortuna que les ha caído a Jack y a él. Juntos van a darle la noticia a las tías de Marian. Ada está feliz. Agnes rezonga, no solo emparentarán con “esa mujer”. Además resiente que su sobrina no le haya confiado su romance, mintiéndole cuando la interrogó sobre Larry.



Las cosas empeoran cuando Larry, que sigue parlanchín, les cuenta de la riqueza que ha caído sobre el lacayo. Agnes quiere saber cuánto ha recibido Jack. En la cocina también se han enterado y andan muy curiosos. Cuando descubren que quien todo lo sabe es Mrs. Bauer, le aprietan las tuercas y…300.000 dólares ni hoy es una suma menor, aunque hoy serian como nueve millones de dólares.

                            Un poco de discrecion Mrs Bauer!

George contrata a un tal Brinkley para que se haga cargo de su dinero. Entretanto decide buscar ayuda de los Merrick que poseen una vasta cantidad de acciones del ferrocarril de Illinois. Cuando descubre que Alfred Merrick está en el comité del Metropolitana y conoce a Bertha, lo invita a cenar y le pide a su mujer que “lo hechice”.

Esa noche, Bertha baja y se encuentra con Alfred que le fue presentado por Mamie Fish., pero se lleva otra sorpresa. En el salón, y brindando con champaña, están su esposo, Larry y Marian. Bertha presenta a Miss Brook como “nuestra vecina”. George la corrige diciendo que es más que una vecina. Marian le da la estocada mostrando su sortija de compromiso. Larry intenta explicar que todo ha sido muy rápido porque debe partir a Arizona. Su madre no da crédito. ¿Cómo pueden pasar tantas cosas sin ella enterarse?

Los Secretos del Haymarket

Larry le dice a Marian que no puede celebrar más con ella. Ha prometido encontrarse con su compañero de cuarto en Harvard que va a casarse y van a despedirlo con una cena de puros varones. Aunque Larry dijo que la despedida seria en Delmonico’s, esta tiene lugar, como corresponde, en un club-burdel. Larry trae a Jack que pone ojos de tamaño de un OVNI al ver tanta mujer despechugada, tanto licor, tantas ruletas. Larry le dice que ahí puede solicitar lo que quiera, hasta hombres si le gustan (¿??)

Como buen hombre recién comprometido, Larry rehúsa los favores de varias pupilas del establecimiento que se acercan, pero ve una que le interesa. Se le aproxima cuando ella está a punto de salir del brazo de un cliente. Aunque dice llamarse Dolly y se ha teñido el cabello, la reconoce: es Maud Blane, la estafadora.

                                 Hello Dolly o mejor dicho Maud

A la mañana siguiente, Larry se encuentra con Oscar y le cuenta de su encuentro. Promete discreción. Oscar está visiblemente agitado con la noticia. Almuerza con John y le cuenta. John es cauteloso. Le dice que no busque a Maud, que no busque venganza. Le dice que ella ya ha sido castigada, obligada a prostituirse. Luego se pone sermoneador, le recuerda que si Maud lo estafó, Oscar también ya que la iba a forzar a vivir una mentira.

                         Oscar confia en su amante, pero...

A ver, Johnny, hay una diferencia. Oscar planeaba consumar su matrimonio. Él se casaba para tener un heredero. Maud parecía saber el secreto de su novio. Y su estafa fue un poco peor ya que afectó a toda una familia despojándola de su fortuna. No es que Oscar busque venganza quiere clausura, quiere respuestas y yo, en su lugar, querría lo mismo. Hay una conjetura a la que no me adhiero de que John ayudó, por celos, a Maud a estafar a Oscar y que el dinero que le ha prestado es parte de la fortuna van Rhijn.

                           muchos creen que John lo traicionó 

Nota Histórica: Haymarket era el club que alcanzó más notoriedad en el “Tenderloin” (filete) localizado en Five Points que vimos en Copper que ya durante la Guerra de Secesión era albergue de todo tipo de delincuentes. Para la Gilded Age, el Tenderloin era un espacio para establecimientos un poco escabrosos.

La Fama del Haymarket se debía a su fachada elegante y respetable con su orquesta y una troupe de bailarinas de can-can. Su nombre venia de un teatro londinense y el edificio había sido un teatro en su día. Pero como sabían los clientes, en el Haymarket se podían solicitar los servicios más sórdidos. Además de ser un garito de juegos de azar era un sitio de trabajo para prostitutas (de ambos sexos), con un burdel en el tercer piso y hasta fumaderos de opio.

Una Cena Desastrosa

Chez Russell el dueño de casa lo está pasando mal. En su afán de “hechizar” al invitado, Bertha se pasa de la raya (según su marido) y coquetea abiertamente con Merrick. Mucha química entre ambos. Incomodo, George hace una oferta torpe a Merrick durante un juego de billar. Quiere comprar las acciones de su familia. En su brusquedad, hace que Alfred pierda su concentración en el juego.


                   Merrick piropea a Bertha delante de George


Merrick le dice que no quiere vender las acciones de un negocio que inició su abuela. George promete dejar un espacio en su compañía para Los Merrick. Alfred le responde cortes, pero honesto. “No lo conozco Señor Russel. Conozco a su esposa y ella me simpatiza”, agrega que si George es millonario no es por cumplir promesas sentimentales. Se marcha y George tiene una pataleta. “¡Me ha desilusionado!”  chillay golpea la mesa de billar.

                          Tu mujer me cae bien, tu no

Esa noche, los Russell se agarran de las greñas. Bertha está furiosa porque su marido permitirá que Larry se case con Marian. Cortante, su esposo le recuerda que Larry es mayor de edad y no necesita del permiso de Mami. George hace una escena de celos y Bertha, aburrida, le dice que si le salió mal un negocio no se desquite con ella. George se marcha bufando.

Nota Histórica: Hay muchas conjeturas sobre Merrick y Bertha. Obvio que será su nuevo marido, pero no se parece en nada a Oliver Belmont, el segundo esposo de Alva Vanderbilt que era un playboy, jugador, bebedor de ajenjo y, más encima, con un padre abiertamente judío.

Alfred Merrick es totalmente inventado. Los Merrick nada tenían que ver con el ferrocarril de Illinois. De hecho, el presidente de esa compañía era Stuyvesant Fish, esposo de Mamie Fish. Otra cosa que me preocupa es que Morenci nunca ha dejado de ser el centro de la minería del cobre de USA. Nunca pasó el ferrocarril trasatlántico por ahí. Una conjetura de los Dorados es que Larry verá el valor de las tierras e invertirá en la minería, por lo que habrá un quiebre con su padre.

Lady Sarah, la Prepotente

Y nos vamos a la campiña inglesa. Gladys se sorprende al ver que el Castillo de Sidmouth está rodeado de vastas tierras que, aun en carruaje, les toma casi una hora recorrer. Al llegar al Castillo, son recibidos por una muchedumbre, son los granjeros e inquilinos de las tierras de los Buckingham.



Nota Histórica: Esta sería la única gente que recibiría y trataría con cariño a Consuelo en el Palacio de Bernheim. Cuenta en sus memorias, The Glitter and the Gold, que a su llegada, esa muchedumbre desenganchó el carruaje de los caballos y ellos mismos los acarrearon a los recién casados hasta la puerta principal.

La Reina Any preguntaba si habían ido a filmar a Inglaterra. En realidad, los interiores fueron filmados en palacetes de Newport y Long Island. La vista de Sidmouth y su parque fue creada con CGI, pero escenas como el cruce del puente fueron filmadas anteriormente en Inglaterra con el carruaje superpuesto sobre el paisaje.




Este cálido recibimiento es opacado por la frialdad y tirantez de Lady Sarah. Es obvio que no le gusta su cuñada y no pierde ocasión para zaherirla. Hector no entiende. Fue su hermana quien lo obligó a casarse con “una heredera yanqui”. “Pero no esperaba que la trajeras aquí” responde Lady Sarah. Tiene razón. Con todo el dinero que recibió, Hector pudo comprar una casa en Park Avenue y vivir ahí sin separar a su mujer de su familia y entorno.

Gladys se siente apabullada por toda la etiqueta que debe aprender. Su único consuelo es la compañía de Adelheid. El Duque ha invitado a algunos amigos a una cena intima para presentar a la nueva duquesa. No alcanza a presentarla y ya Sarah la está arrastrando de un brazo para regañarla como si fuera una niñita.

La molestia de Lady Sarah es con el peinado de su cuñada. Adelheid lo ha adornado con broches de brillantes. Sarah, que porta una diadema, dice que Gladys también debió lucir una tiara. Hector trata de calmar los ánimos diciéndole que le gusta el peinado de su mujer. Su hermana se empluma y lo arrastra a la mesa dejando a Gladys solitaria hasta que un invitado se apiada de ella y la escolta al comedor.

                              Yo me siento donde yo quiero.

Nota Histórica: Esta escena me pareció un poco rebuscada. ¿De dónde iba a sacar Gladys una tiara? En la aristocracia del Reino Unido, las tiaras eran parte de las joyas familiares y pasaban de parte de la suegra a la nuera por ser esta la portadora del título. Nunca a las hijas, aun cuando se casaban. Las chicas solteras cuando las presentaban en la Corte pedían prestadas las coronas de sus madres o abuelas. El deber de Sarah era entregarle esa diadema que porta a la nueva Duquesa de Buckingham.

Otra cosa que hemos visto en Upstairs Downstairs y en Downton Abbey es que la aristocracia evitaba hacer escándalos o hablar de temas delicados delante del servicio y de las visitas. El comportamiento de Sarah fue muy vulgar y seguro que sería la comidilla de muchos.

Algo en que Sarah tiene razón es que Gladys no podía organizar el orden de la mesa. No solo por no conocer a los invitados, sino también porque las reglas de quienes se sentaban a una mesa de un noble eran complejísimas. ¿Recuerdan cuando Robert Crowley no quería que Dame Nellie Melba comiese en la mesa principal porque era una cantante?

                  Dame Kiri Te Kanawa interpretó a la gran Melba en Downton Abbey

Un baronet tendría precedencia sobre Sir Gary Oldman, a pesar de ser ambos  “sir”. La diferencia es que Gary tiene un título de por vida y el baronet lo ha heredado de su padre y lo pasará a su hijo. Si en una cena estaban el Príncipe de Gales y un duque, el futuro soberano ameritaba el sitio principal. Lo mismo si había un marqués entre plebeyos. ¿Pero quién tenía precedencia ,un vizconde o el arzobispo de Canterbury?  Esto era un dolor de cabeza para toda anfitriona.

La Prepotencia de Lina Astor

Marian hace un viaje rápido a Newport para mostrarle su anillo a la prima Aurora. Mrs. Fane se conmueve mucho por la alegría de Marian y por su visita. Lleva una vida solitaria. A pesar de que hay familias locales que la han recibido bien, extraña a su pandilla neoyorquina. Dice que los tribunales le han concedido quedarse con las propiedades que ha compartido con Charles. Pero él se ha quedado con los amigos y el modo de vida al que estaba acostumbrada Aurora.

                 Aurora vive en la oscuridad literal

Sin embargo, Aurora está contenta. Ella y su prima han sido invitadas a un té en casa de Mamie Fish. La razón es que Mrs. Astor (que sigue de capa caída debido a su escandalosa hija) no vendrá a Newport.

Aurora y Marian llegan a la Casa Fish y Mamie las recibe muy alborotada. Lina Astor está ahí. ”¿Tal vez quiere retirarse, Mrs. Fane?” pregunta ansiosa la gordita. Aurora no es cobarde y se queda, pero la tarde se ha vuelto humillante. Mamie se lleva a Marian y deja a Aurora sola. Cuando la pobre divorciada va a sentarse con otras damas estas, mu descortésmente, se levantan y se van como si Aurora tuviese piojos.

                                Ya llego Mrs. Astor....

La única que no teme a La Astor es Bertha que, por una vez, se porta decente. Se acerca a Aurora la saluda y le dice que la férrea moral de Mrs. Astor es una cortina de humo para ocultar lo que ocurre en su casa. Lina quiere que Aurora se marche. Mamie quiere que Aurora se marche. Mrs. Russell dice que si echan a Aurora ella también se va.  Para que su suegra no deba arriesgar su reputación, Marian se lleva a su prima.

                               Ya se va Aurora?

A solas, Mamie le canta sus verdades a Mrs. Astor. ¿Estará dispuesta a castigar a su propia hija de acuerdo a sus inflexibles reglas? Mrs. Astor responde que Charlotte no se divorciará.



Nota Histórica: Charlotte se divorció en 1894 y su madre la perdonó y exigió que se la recibiera, lo que provocó una campaña mediática en contra de Lina por su hipocresía y su doble estándar.

Gladys Pide Auxilio

Gladys está harta de vivir en un catillo lleno de trampas para ratones y un solo gato como le informa su sonriente marido. Para colmo, Lady Sarah despide a Adelaida. Gladys la enfrenta, pero se da cuenta que de nuevo tiene que lidiar con una mujer déspota y un hombre débil. Toma cartas en el asunto y escribe una carta a su padre.

Cuando Bertha retorna de Newport se encuentra a su marido encolerizado culpándola de la desdicha de su hija. Bertha se asusta, promete partir a Inglaterra y solucionarlo todo. “¡Ya no te creo!” le grita George. Añade que haga lo que quiera, pero no espere encontrarlo a su regreso. Este matrimonio se ve muy mal.



Ada de los Espíritus

Tal como anunció, Ada visita a Madame Dashkova en su casa. La médium la sienta en una mesa (¿será de tres patas?) al lado de una viejita que parece momificada. Enseguida Dashkova hace aspavientos sobre algo que parece un pimiento asado. Sus gestos recuerdan a los que hacemos las judías sobre las velas del Sabbath. Nada de lo que hace sigue el protocolo de una seance  (¡vieja chanta!).

Le pide a su clienta alguna prenda del difunto.  La Viuda Forte le pasa el reloj del Reverendo. Tras otros aspavientos, Dashkova anuncia la presencia de Luke y le dice a Ada que hable con él. Conmueve hasta las lágrimas como Ada cree hablar con su esposo, como le cuenta de su soledad. La médium la interrumpe, le dice que el Reverendo Forte la sigue amando que la quiere tranquila, que no sufra. Ada parte de la sesión muy contenta (¿pero qué pasó con el reloj?). Al llegar a su casa, le anuncia a su hermana que se quitará el luto.

                        Y ustedes tambien son viudas credulas?

Factor Modas:

Un capítulo histórico por lo feo de los atuendos. A Bertha se le ocurrió seducir a Alfred Merrick y llegó disfrazada de sirena con unos calados que parecían red de pescador. En Newport, La Russel andaba disfrazada de galleta oreo, blanco y negro.




                                    En una esquina Bertha Bicolor

La Duquesa dejó el buen vestir en Nueva York. Este traje parece que tuviera esas guirnaldas con las que se adornan los árboles navideños alrededor del cuello. 



Y este adefesio. No sé si es disfraz de payasito, está envuelta en papel de regalo o es un petardo de Año Nuevo.

Gattocito se quejaba la semana pasada de que Peggy parecía tener mucho dinero para gastarlo en ropa, pero viendo lo que usa, ha repetido muchas tenidas. El vestido rosado que lució durante su charla es el mismo que vestía en la temporada pasada cuando rompió su relación con Thomas T. Fortune.

En el caso de Marian la vemos combinar trajes, faldas con chaquetas. En algunos casos el resultado es desastroso como en su pedida de mano donde usa una ceñida levita en tono verde almendra encima de una repolluda falda en estampados color sandia.



De escoger el peor atuendo, me quedo con el de Madame Dashkova que para invocar a los espíritus luce un peto hecho de patitas de conejo (para la suerte será) donde probablemente ocultó el reloj del Reverendo Forte.



Como siempre, es mi obligación escoger lo mejor para ser justos. Me voy a Newport donde Lina Astor ejerce su código hipócrita en brocado de seda  blanco con jardinera haciendo juego. 



También me gusta cómo va ataviada su víctima en tonos lavanda con un bonito sombrero de paja de Italia adornado de no-me-olvides.



Bibliografia Consultada Esta Temporada

Balsan, Consuelo: The Glitter and the Gold.

Cannadine, David. The Decline and Fall of British Aristocracy

Courcy, de Anne. The Husband Hunters: Social Climbing in London and New York.

King, Greg. A Season of Splendor: The Court of Mrs. Astor in Gilded Age New York.

Leslie, Anita: The Marlborough House Set: An Intimate Account of the Scandalous, Romantic, Escapades of Victorian England.

Peel, Daniel: What Jane Austen Ate and Charles Dickens Knew: From Fox-hunting to WhistThe Facts of Life in 19th Century Victorian England.

Sebba, Anne: American Jennie: The Remarkable Life of Lady Randolph Churchill.