Otro hombre
decente es John Addams a quien Oscar ha estado evitando para, como dice, “no
imponerte mi miseria”. Al saber que su ex no puede seguir con su trabajo de
corredor de bolsa ya que ha perdido la confianza de sus clientes, le dice a Oscar
que le pasará una cantidad fuerte para que invierta. Si todo sale bien, otros
seguirán su ejemplo.
Novio en Puertas
para Peggy
Los Scott aparecen en la Casa Van Rhijn acompañados del doctor William Kirkland (del color correcto para atender a Peggy). Después de un titubeo inicial por parte de Dorothy , todos entran por la puerta principal y son cálidamente atendidos por las dueñas de casa.
Los Scott en la Mansion van RhijnPeggy tiene
pulmonía y el médico (joven y guapo) dice que no debe movérsela, a
pesar de las protestas de Mr. Scott que quiere llevársela Brooklyn. Agnes
acepta que su secretaria permanezca en su casa y el Dr. Kirkland la visite.
Pasan los días, Peggy mejora y su relación on Kirkland cambia de paciente a
amiga. El doctor le presta mucha atención e incluso insiste en leer la novela
que Miss Scott está publicando en formato de folletín.
Por supuesto que
hay una escena de rigor en que Agnes que, ante la sorpresa del servicio, invita
a los Scott a sentarse en su salón, recibe un regaño de parte del farmacéutico.
La pobre Mrs. Van Rhijn admite su “fragilidad blanca” por haber creído,
soberbiamente, que su médico superaría prejuicios y atendería a una chica negra
y al hacerlo, dilató avisar a los padres y puso en peligro a su
secretaria, pero asegura que siempre pensó en el bienestar de Peggy.
Recuerda su miedo
cuando su hijo tuvo tifoidea de pequeño. Mrs. Scott que es más sensible que el
marido (porque nunca fue esclava) se muestra más tolerante y comprensiva. Los
Scott convencen a Peggy que durante su convalecencia los acompañe a unas
vacaciones a Newport
Ada Sigue Dando
la Lata
La pobre Ada
sigue importunando con su dichosa abstinencia. Confecciona un manifiesto que
quiere ( o deben firmar) que firme su servicio doméstico. En el, el firmante se
compromete no solo a apoyar a la liga de templanza sino también ni a comprar, ni
vender ni beber alcohol. También a evitar que otros lo hagan.
Es una petición
muy fuerte y Agnes se indigna de que Ada intente influir sobre las políticas de
sus empleados. Con voz dulce, su hermana dice que por supuesto no quiere forzar
a nadie, pero espera que sus criados la apoyen. Tan desubicada anda la Viuda
Forte que cuando Marian le confiesa que anda noviando con Larry Russel, Ada
aprovecha de exigir la firma de su sobrina. esto es muy realista. Muchas
mujeres juiciosas se obsesionaron con la abolición de bebidas alcohólicas. Ni
Marian ni los criados (con excepción de Armstrong) firman.
Este
inconveniente empuja a Bannister a levantar la voz y exigir saber quién manda
en esa casa. Será Aurora quien zanje la situación diciendo que quien da las
ordenes es Ada.
Aurora y
Charles-Oink
La pobre Aurora
la está pasando muy mal. Lleva semanas tratando de explicar a la entrometida
sociedad la ausencia del esposo, pero se aproxima una importante velada
dedicada a la beneficia. Las tías aconsejan a Aurora que ni aplace ni cancele
es velada, a pesar de que Charles enfático se niega volver a su hogar y fingir
ser el marido ideal o el anfitrión en este caso.
La velada va muy
bien y concurrida. Aurora se saca de encima las inquisidoras preguntas sobre Charles
con un “se agarró un frio”. Le Tout Manhattan está presente y de pronto
aparece Charles, fresco como lechuga y del brazo de…¡su amante! Aurora debe
ser Circe porque su marido se volvió un porcino. Anuncia a su esposa que llevará a su
amante a todas partes hasta que Aurora le dé el divorcio. Agrega que la amante
no quería venir, pero él la obligó.
Para mostrar su
baja calaña, Charles le dice a “Tía Agnes” que convenza a Aurora de darle el
divorcio. “¡No soy más tu tía!” exclama Mrs. van Rhijn. Se lleva a Aurora, pero el daño
está hecho. Lina Astor abandona la velada sin despedirse y las otras damas la
siguen. Aurora Fane está socialmente arruinada.
Gladys, Pobre
Gladys.
La Mansión
Russell despierta para descubrir que Gladys ha huido. Bertha apenas tiene tiempo de despertar y
enterarse cuando le llega una nota de Mrs. Carlton. Gladys ha buscado refugio
con su novio.
Bertha parte para allá y se trae a su hija de
una oreja de regreso al hogar. Antes anuncia a Mrs. Carlton que Gladys está
comprometida y que Billy descenderá de uno de los firmantes de la Declaración
de Independencia pero está por debajo de un par ingles dueño de un castillo que
se viene abajo y de una fortuna dilapidada.
Entretanto George
ha regresado y alcanzado a salvar el Metropolitan Bank y convencer a J.P.
Morgan de apoyar su proyecto ferrocarrilero. El astuto Robber Baron por
antonomasia, le recuerda a Russell que su fortuna es inferior a la que requiere
su sueño y que están en una época difícil. Si las cosas se ponen
financieramente peligrosas, Morgan dejará caer a su socio.
Una nota
histórica. En 1884, Estados Unidos llevaba ya dos años de depresión económica.
Bancos y firmas estaban colapsando. J.P. tiene razón, es el peor momento para
meterse en negocios poco seguros.
Gladys llega a
casa . Su hermano le muestra el periódico donde anuncian su compromiso con el
Duque de Buckingham. George no entiende y quiere saber de dónde sacaron eso los
periodistas. Su mujer le miente (dos mentiras porque nunca le ha contado su
arreglín con Héctor), pero sus hijos saben que fue ella la del leak a la prensa.
Berta se defiende acusando a su hija de haber se fugado. Apabullado, George
dice estar cansado del viaje y luego hablará con su mujer y su hija por
separado.
Bertha, con un
par de cariñitos, se mete al marido en ..el bolsillo. Me doy cuenta que La
Russell no es una mujer hormonal, para ella el sexo es un arma, es un medio con
el que consigue lo que quiere. Cuando George se entrevista con su desolada hija
repite, como perico borracho, los argumentos de Bertha. Ese matrimonio
“empodera” a Gladys (WTF), será una influencer (doble WTF?); todas las mujeres
la envidiarán.
No solo el
lenguaje es moderno sino que también corresponde a una narrativa imposible en
1884. A Gladys no le interesa ni la moda, ni la política. ¿Acaso Bertha pretende
vivir a través de su hija trasatlánticamente? Las esposas de aristócratas
europeos tenían cero influencia. Ni la propia Reina Victoria podía influir en
la política de su tiempo. Una ironía, es que la tía política de Consuelo
Vanderbilt, Jennie Churchill,
casada con un hijo segundo y sin dinero, si pudo influir en la política,
pero porque tenía carácter, le interesaba hacerlo y tanto su marido como su
hijo la apoyaron.
Por último, no
había muchos árbitros de elegancia locales porque en 1884, las fotografías
seguían siendo daguerrotipos, todavía no nacían revistas del corazón o con
chismes para mujeres (Life y Good Housekeeping nacerían un año más
tarde). Quienes habían sido iconos de elegancia eran emperatrices (Sisi y Eugenia de Montijo) y ya su época había pasado.
En Inglaterra
quienes imponían la moda no eran las duquesas sino las actrices, las modelos de
artistas y las cortesanas, mujeres como Lilly Langtry que era actriz y amante
del Príncipe de Gales. En 1895 ,cuando Consuelo Vanderbilt se casó con pompa y propaganda, el mundo había cambiado, existían las
cámaras kodak y revistas como Vogue que dedicaría un número
al trousseau de la nueva Duquesa de Marlborough.
Gladys va camino
al matadero. Su vida será tan terrible como la de Consuelo y eso porque al revés
de Jennie Churchill, su marido no la ama . Sus hijos nunca serán importantes
porque su título no vale sin fortuna. El prestigio de los Marlborough se
mantuvo con el dinero de los Vanderbilt. Incluso cuando Consuelo se divorció de
Sunny, hubo que pagarle al puerco-duque para que la soltara.
George promete a
Gladys decidir después que hable con Billy y conozca sus intenciones. Gladys
tiene todas sus esperanzas cifradas en la reunión en casa de Aurora, pero, como
pasa con la anfitriona, la espera una terrible desilusión.
En la reunión,
Bertha se enfrenta a la madre de Billy y le propina un ultimátum. Si Billy
insiste en casarse con Gladys, los Russell desheredan a su hija y se las arreglan
para que el chico jamás consiga un trabajo decente. Es casi el mismo chantaje
que George emplease con el otro pretendiente de Gladys. Esos Russell son unos
gánsteres chantajistas.
Ignorando esta
conversación, Billy intenta hablar con George, pero al verlo rodeado de hombres
importantes, le tiemblan las piernas y huye de la reunión. Su madre le dice que
ha tenido la suerte de escapar de esos nuevos ricos.
Aun así, George
sigue dispuesto a hablar con el chico. Siente que su mujer oculta algo. Bertha
le dice que ya todo el mundo sabe que Gladys va a ser duquesa, seria
escandaloso si esa boda no se efectúa. George pregunta que cuando podrá decidir
sobre la vida de sus hijos. Su mujer le responde que eso sucederá el día en que
su marido la deje inmiscuirse en sus negocios. Esta tiene lo que en mi país
llamamos “¡cara de raja!”
¡No, Sin Mi Abogado!
Llega la noche en
que la Manson Russell recibirá al Duque de Buckingham. Larry ha invitado a Marian.
Gladys está en su cuarto y se niega a bajar, pero su hermano sube a avisarle
que Billy está agazapado en la escalera de servicio. Gladys baja corriendo creyendo
que su novio viene a hablar con George, pero Billy ha venido a darle la última
estocada.
El chico le dice
que no quiere perder su empleo, que no sabía lo poderosos que eran Los Russell.
“No soy el hombre que necesitas” y le pide a la llorosa Gladys que no lo odie. “¿Como
podría odiarte?” gime la pobre Miss Russell
“si todavía te amo”. Se sienten los cascos de los caballos del carruaje del
Duque de Buckingham.
Gladys llora
abrazada a su hermano, y llega a la línea de recibimiento del duque (ni que
fuera un príncipe de sangre azul). Su madre la mira con odio “¿Dónde
estabas?” Entra Héctor muy contento, saluda todos y anuncia que ha venido con
su abogado para arreglar los tramites. Todos menos Berta se quedan de una
pieza. George interroga a su mujer, pero la desvergonzada se cuelga del brazo
del Duque y se van al comedor. Si nos quedaba una duda de que Bertha pretende
ser duquesa a través de su hija, esta ha desaparecido.
George le asegura
a su hija que lo arreglará todo, pero el terror en el rostro Gladys está teñido de
escepticismo. Este episodio ha sido un duelo actoral entre Carrie Coon y Taissa
Farmiga. Esta última me ha convencido hasta hacerme brotar lágrimas. La
pregunta ahora es ¿se casará el duque antes de que George pierda su
fortuna o descubrirá que le dieron gato por liebre una vez ya casado?
Factor
Histórico: Las Hijas de Mrs. Astor
Varios
espectadores que, como servidora, gustan de la historia social, llamaron a Lina
Astor una hipócrita al rechazar a la abandonada Aurora cuando su familia estaba
capeando un escándalo. Lina podría darle lecciones a Berta de cómo no elegir
los maridos de sus hijas.
Emily, la mayor
de las hijas de la Señora Astor se casó en contra de la voluntad de sus padres
con James van Alen. Los Astor se arrepentirían de haberse opuesto y haber
provocado tantas disputas familiares cuando Emily murió a consecuencia de su
tercer parto.
El matrimonio de
Helen, la hija segunda, fue el único aprobado por los padres. Se casó con el
medio hermano de Franklin Delano Roosevelt. Ya vimos en la primera temporada
que Lina ha impedido el compromiso de su hija menor, Carrie, con Marshall
Wilson. En 1885, exhausta ante los desórdenes alimenticios de Carrie que la
iban a llevar a la tumba, Mrs. Astor por fin dio su venia para esa boda.
En este episodio
conocimos a la más escandalosa de la familia. Charlotte Augusta. Obligada por su
madre a aceptar como esposo a James Drayton Coleman, Emily pronto descubriría
que no congeniaba con su marido.
James era temperamental, impulsivo y seguía
conceptos arcaicos de lo que era un matrimonio. Emily inmadura y coqueta pronto
atrajeron la atención de su vecino Hallett Barrow, a quien vemos junto a ella
en la reunión de Aurora Fane. El divorcio sería el menor de los escándalos de
una relación que incluiría fugas, duelos y otros eventos que llenarían las
columnas de la prensa amarillista.
Factor Moda: En un capítulo deprimente, el vestuario hizo
eco. La pobre Gladys parecía vestida con partes de otra ropa, principalmente
las mangas.
Su mamá andaba
enfundada en colores que asaltaban la vista, azul Prusia, amarillo mostaza y
para recibir a su Héctor se envolvió en retazos de viejas colchas de cama. Para
la misma ocasión, Marián se atavió de satén y encaje en diversos verdes. Parecía
una ensalada.
The fugliness of the costumes just leaves me speechless and nauseated. It is interesting that terca temporada is having very nice numbers, close to three million, methinks, watched the primera pelicula. It is a good timing to air it in June and July when everything else is just about dead like the plants in my garden. It is 40C here today.
ResponderEliminarOH, I feel for you, Gattocito, it’s very hot here. we haven’t had such a sultry summer since 2012, and I wasn’t in NY. Last week two of our aC units collapsed. Fortunately, we managed to get a couple of used ones.
EliminarI’m glad TGA is doing well, because I do want a fourth season. I have never invested so much emotion in the series. Aside from Marian and Peggy’s stories, I am into all the arcs, even Jack’s clock, and Ada’s Temperance league.
It’s so harrowing that I joined a FB page because everybody is talking about it. I also comment in YT, but that is such a churlish crowd. TGA is the only new think I’m watching until the 8th when PBS brings “A Espia” a Portuguese WWII series I’ve been looking for years (it’s 2020).
Keep cool, don’t stand on the sun and drink a lot of water or juice.
What kind of ACs do you have, the window American ones or the wall units? I thought there was central AC everywhere in USA. Mine is always on 21C and even that is not always enough when the temp on my balcony gets up to 60C because I am under the roof. When I go out I put Roche Posay's SPF 50 fluid over my head LOL It does help a little against the ungodly sun. I do believe we will live in holes and cellars in about ten years when 50C will be the usual temp. I imagine we might die from hunger too, because the heat will kill all the crops at some point. I don't drink juice, but I do make big ice tea two times a day, black with fruit flavour in the morning and green with orange, cranberry, lemon or prickly pear with honey and lemon juice in the afternoons before my raw almond, oats and date energy balls.
EliminarBecause I live in a 1950s building, we still use windows air conditioning units. Modern apartments have central ac, but not ours and we have to buy our own units. Many people in NY have none, some live with old fashioned fans, and there are houses so old the electricity won’t take an AC. So, I consider myself very fortunate. Think of the poor people of TGA, all that money and not even an electric fan, and all that heavy clothing!
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