No puedo
quejarme. Esta primavera, sobre todo abril, estuvo muy fértil en
entretenimiento lo que me lleva a augurar que el period piece está
recuperándose y que este otoño será su momento de imitar al ave fénix.
Entretanto, podemos pensar que viene una avanzada en estos meses de calor.
JUNIO
16. Grantchester(PBS)
La décima
temporada ya ha sido vista en Europa y ahora le toca al público estadounidense.
18. Outrageous
(Britbox)
Es una ironía que
la única serie que me interesa este verano la presente una plataforma a la que no
estoy subscrita. Tampoco puedo recomendarla porque solo está al alcance del
mundo angloparlante y no llega a Latinoamérica.
Esta serie
pretende contarnos vida y obra de las Hermanas Mitford, sobre sus padres, sus
hombres y sus amigos de lo que se conoce como la Generación Brideshead. Si los devotos (como servidora) de las
novelas de Nancy Mitford, creen que Las Mitford eran como las hijas de Lord
Alconleigh en sus novelas, andan un poco perdidos. Nancy ocultó en su obra los
aspectos más oscuros de su familia en la que había nazis, comunistas,
homosexuales y hasta una duquesa.
18. The Buccaneers:
Esta es la fecha
en que Apple tv+ ha escogido para su segunda entrega. Espero sea la última de
un esfuerzo mezquino que solo ha servido para enlodar la maravillosa novela de Edith
Wharton.
22.The Gilded
Age.
Casi como para
rivalizar con Las Bucaneras, llega la esperada Tercera Temporada . Entre
nos,aparte de compartir milieu y época,
no hay comparación. La serie de Lord Julien Fellowes supera al cachivache de
Apple.
Esta temporada
sabremos si la pobre Gladys se convertirá en Princesa del Dólar, tal como Consuelo Vanderbilt, su
inspiración. Vemos a Phyllicia Rashad dar vida una afroamericana de la alta
sociedad. Peggy encontrará un nevo amor , esperamos sea soltero, y veremos como
Agnes van Rhijn se adapta a no dar órdenes ni ser el poder económico en su
mansión. ¿Y cómo recibirá Bertha la noticia de que su heredero quiere casarse con una
joven de gran apellido, pero pequeña fortuna?
29. Nautilus:
Otra serie que no deseo ver, aunque haya sido muy publicitada, es esta versión
desde una perspectiva india, del Capitán Nemo. Supuestamente, esta secuela de
la novela de Julio Verne , 20.000 leguas de viaje submarino, es una
denuncia al imperialismo británico. Ya ha sido trasmitida, sin mucho elogio en
Europa. Gattocito, que la vio, no la recomienda. Al que le interese estará
disponible en AMC+ tanto en USA como en América Latina. Creo que Disney la
presentará en España.
Hablando de América
Latina, en junio pueden esperar dos nuevos dramas de época en el canal digital
Europa, Europa: la Segunda Temporada de Hotel Portofino y Archie, la bioserie sobre Cary
Grant.
JULIO
No tenemos
fechas, pero es posible que, a mitad del verano, Netflix nos traiga la segunda
parte de Cien Años de Soledad.
Otra oferta
veraniega es de Nadie nos vio partir en Netflix. Ya habían anunciado que
el superventas de Tamara Trottner venía este verano. En este libro, Trottner ha novelado su trágica experiencia
cuando a los cinco años, fue “secuestrada” junto a su hermanito por Leo, su
padre, quien quería vengarse de su mujer infiel. La serie narrará los muchos
viajes que Leo hace para separar a los niños de su madre, que los busca desesperadamente
y de cómo la mente infantil puede ser manipulada .
AGOSTO
1. Chief of War
(Apple)
Definitivamente
Apple tv+ y Netflix se han convertido en los bastiones del drama de época. Esta
serie es una biopia novelada de Ka’iani, el legendario guerrero hawaiano. Jason
Momoa la protagoniza y la produce.
Me había
prometido no verla, pero el tráiler se ve tan cómico que me hace olvidar las
disparatadas declaraciones de Jenna Ortega y solo recordar que es buena actriz.
No vimos mucho romance en el tráiler ni tampoco atisbos de cuál es el gran
secreto alrededor del cual girará la trama este año. No importa, ahí vemos a
Merlina de regreso a Nevermore, una escuela más locochona que Hogwarts.
Por tráiler y
teaser sabemos que tendremos una visita de la abuela Adams (Joanna Lumley), que
Pugsley será alumno de Nevermore y que Monstruo Harvey seguirá merodeando por
donde camina Miércoles. Ohh y hasta tendremos un cameo de Lady Gaga.
8. Blood of my
Blood (Starz)
Está escrita por
los mismos guionistas deOutlander
y Diana Gabaldón los asesora. ¿Por qué entonces tendría que interesarme
la precuela de la saga Forastera? Pues porque suena novedosa esta
exploración de los ancestros de Jamie y Claire, porque no tendremos viajeros
del tiempo imponiendo sensibilidades modernas en el pasado, y porque no tendremos
que soportar a la odiosa Catriona Balfe.
Se trata de una
precuela en la que veremos el romance y eventual matrimonio de Brian Frazer y
Harriet McKenzie en la Escocia de comienzos del siglo XVIII. Veremos también
versiones jóvenes de Murtagh y la tía Jocasta. Más interesante me parece
conocer la historia de Henry Beuchamps y Julia Morrison, los padres de Claire y
su romance que tiene lugar sobre el trasfondo de la Gran Guerra
Esa es, hasta
ahora, la oferta del verano. ¿Que les parece?
En cuanto al
otoño, se anuncia un chaparrón de period pieces. PBS nos ha prometido la nueva adaptación
de Los Forsyte. Gattocito me comentaba que será HBO/MAX la que nos traiga, antes de invierno, la saga medieval de King
and Conqueror. Quizás por eso, la plataforma decidió posponer el debut de
la nueva saga martiniana, Un Caballero de los 7 Reinos para el 2026.
Quienes si van a traernos
un trio de dramas de época son los de Netflix. Además de Frankenstein de
Guillermo del Toro (noviembre) y la cuarta temporada de Bridgerton nos
ha prometido tres period pieces limitados. Nos vamos al Oeste con Gillian
Anderson y Lena “Cersei” Headley en The Abandons, conoceremos los
entretelones de la famosa familia cervecera en House of Guinness, y Death
by Lightening explora la extraña sinergia entre el presidente Andrew
Garfield y su futuro asesino. Como ven, el drama de época sigue en pie.
No es de
sorprender que Barrio Inglés llegase a PBS Amazon justo cuando caducaban
en ese streamer los derechos de Tiempo entre Costuras. La serie de RTV presenta muchas
semejanzas con la joya de Antena Tres y aunque no le llega a la altura, está
mucho mejor que otros intentos de retratar en la ficción la vida en la España
de la Segunda Guerra Mundial.
Rio Tinto,
1940
La premisa es
novedosa. La acción tiene lugar en el puerto de Huelva, en Andalucía, y en una compañía
minera británica (las famosas minas de Rio Tinto). Estamos en 1940, en la
primavera pre-blitzkrieg. Hitler está presionando a Franco de que si no va a la
guerra junto con él, que al menos nacionalice las minas y se las traspase a los
alemanes para que exploten sus yacimientos milenarios de cobre, oro y plata.
En la serie, la
voz narradora nos dice que en Huelva conviven cordialmente las comunidades
germanas y británicas. Ni tan cordiales, ya que los vemos en el Club de
Caballeros de Amparo. De pronto, alemanes e ingleses, de las pullas pasan a
sacar las armas. Los separan la dueña y Friedrich Dietrich que es un enviado de
Berlín y juega a ser Mefistófeles del fatuo, ambicioso e incompetente gobernador civil que, como Fausto,
sueña con más poder.
La historia gira
en torno de Lucía, muchacha humilde, hija de minero y costurera, que ha sido
formada por una bibliotecaria inglesa. Miss Eva notó la inteligencia de su
clienta y no solo le enseñó a hablar un perfecto inglés sino también a
enamorarse de la cultura inglesa. Ya hecha mujer, Lucia postula a un puesto de
secretaria en la minera.
Miss Eva y Lucía
Es entrevistada por
Miss Parker y el gerente, el enigmático Mr. Smith. Ambos notan que la chica es
muy lista y que posee memoria fotográfica. Después de someterla a pruebas , sin
que Lucía lo note, en las que ella demuestra ser discreta, rápida para tomar
decisiones en momentos de crisis y capaz de empuñar un arma, deciden
contratarla y no solo para que escriba a máquina.
Lucía, Miss Parker y el enigmático Mr. Smith
Sucede que en las
entrañas de las oficinas está instalado todo un equipo de contraespionaje que
se comunica directamente con Londres. Todos son agentes del Servicio Secreto Británico,
incluyendo a Mr. Smith . Él se cree retirado luego de su última operación donde,
al sacar la famosa maquina Enigma de Varsovia, fue herido por los nazis y vio
morir ante sus ojos a Silvia, su colega y novia. Desde entonces, Smith vive
traumatizado y los dolores en su mano herida lo hacen depender del láudano.
Lo que los
entrevistadores también han notado es que Lucia les ha mentido al decir que no
tiene novio. Está liada con el gobernador civil. El machista Francisco planea
casarse con ella, pero da marcha atrás al saber que, sin su permiso, se ha ido
a trabajar en las minas.
El gobierno inglés
no está preocupado por las trifulcas entre los súbditos británicos y los
agentes nazis en Huelva. Mas les preocupa el acercamiento de Franco con Hitler
y como esto afecte los intereses del Reino Unido en España y principalmente en
esa zona andaluza. Una preocupación es que ya no les venden petróleo y no se
sabe dónde va este producto tan necesario para la guerra.
Los Astutos Alemanes
y los Heroicos Ingleses
Una noche, un
grupo de agentes, entre los que va Smith, espían el puerto para encontrar
respuesta a la desaparición de la gasolina. Con ellos va Juan, hermano de Lucia
y uno de los personajes mejor ubicado del puerto. Amante de Amparo, la dueña
del club, contrabandea licor, le vende opio a Smith, y hace averiguaciones para
los ingleses.
Smith viene donde Juan por su medicina
Esa noche, los
del equipo ven como un submarino de la Kriegsmarine asoma a la superficie y se
dispone a cargar petróleo. Llegan los alemanes, matan a un inglés y hieren a Juan.
Para ayudar a su hermano, Lucía se relaciona de manera cercana con Peter Smith,
un, hombre que, como le escribe a Miss Eva, la desconcierta. Sabe que guarda un
secreto y se propone descubrirlo.
Digamos que esa
es una subtrama. Tal como un posible triangulo entre Lucía, Francisco y el inglés;
o el secreto de Cinta, madre de Lucía, que una vez fue sirvienta de la familia
de Francisco; o lo que ocultaba Sylvia, la novia de Peter, antes que la matasen
los agentes nazis.
Todos esos arcos
están por debajo del interés que suscita la labor de espionaje de ambos bandos
que es excelente, el factor que engancha al espectador y avanza la historia. La
postura política es parecida a la del Tiempo entre Costuras: los
ingleses son buenos, decididos y heroicos, los alemanes son retorcidos,
brutales, pero muy astutos.
Cuando secuestran
a Edward (el inglés que creímos muerto en el puerto), a Friedrich, que
aparentemente es el jefe del espionaje nazi en la zona, se le ocurre crear un
cuarto en el consulado, idéntico al del hotel donde se hospeda su prisionero.
Cuando Edward despierta de la anestesia, se cree en el Excélsior y corre a
ocultar unos microfilmes en donde se ocultan los secretos ingleses.
Los alemanes
necesitan de las contraseñas para examinar el microfilme. Antes de revelarlas
bajo tortura, Edward opta por suicidarse. De poco vale su sacrificio , los
alemanes descifran parte del material y descubren que los ingleses han estado
ocultando cargamentos de minerales que planean sacar clandestinamente de España
vía Portugal.
Inmediatamente,
el Gobernador Francisco ordena bloquear los caminos y las vías férreas a la
nación vecina. Peter y su amigo de la infancia, Víctor, ahora están a cargo del
espionaje británico en Huelva y se adelantan al enemigo. La Guardia Civil,
acompañada de elementos de la Gestapo, solo encuentran vagones de tren vacíos y
camiones cargados de fruta .
Los ingleses han ganado
la primera partida, pero hay más en los microfilmes. Adentro está la lista de
los españoles que trabajan para los británicos y los que planean reclutar.
Entre ellos está el nombre de Lucia.
¿Qué Tienen en Común
Lucia y Sira Quiroga?
En mi anterior
entrada describí la trayectoria de estos ‘derivados” de El tiempo entre
costuras y mi sorpresa de que se le resucitase. Operación Barrio Inglés
es una amalgama de las series mencionadas lo que ya se manifiesta en el elenco.
nuevamente una heroína se debate entre Rubén Cortada y Peter Vives, como la
Sira del “Tiempo…”, y el nazi villano es Stefan Weinert repitiendo rol que
hiciese en Dime quien soy y Jaguar.
Yo solo había
visto a Aria Bedmar en Dime quien soy. Ahí era la nana del hijo de Amelia,
y quien eventualmente se quedaba con el marido de la protagonista. Sin ser tan
linda y buena actriz como Adriana Ugarte, Aria sabe llevar su rol, y sin ser
tan simpática y querible como Sira Quiroga, Lucia llega a interesar y a
convencer.
Lo que no ha
convencido a muchos es que se trae un secreto mayúsculo―en una serie en la que
todos tienen secretos― y que convierte la trama en un juego totalmente
diferente. A mí me ha entretenido mucho esta nueva faceta de Lucía y me ha
hecho Barrio Inglés mucho más digestible que Dime quien soy oLos pacientes del Dr. García.
Realidad vs Ficción
en Barrio Ingles
Aunque Lucia
Valbuena es un personaje ficticio, si hubo espionaje en Huelva que se manifestó
en actos de sabotaje en contra de los barcos británicos en esa zona del Mediterráneo.
Durante la Primera Guerra Mundial, ya había espionaje y a cargo de Adolfo Clauss, hijo del cónsul honorario alemán en Sevilla.
En el periodo de
entreguerras, Clauss fue a Alemania, estudió agronomía, regresó a España
donde se unió a la Falange. Durante la Guerra Civil sirvió en la Legión Condor
en calidad de interprete. Totalmente asimilado, a nadie sorprendió que se
estableciese en Huelva acabado el conflicto. Para 1940, nadie sabía ni sospechaba que era el jefe de
operaciones de la Abwehr en Huelva.
Adolf Clauss
Un detalle
interesante de esta serie es retratar el espacio de las minas de Rio Tinto que
han tenido su historia y bien ligada a la de España. Desde la Era Romana que se
han explotado sus ricos yacimientos, pero fueron abandonadas por siglos. En el
Siglo XVIII, volvieron a ser recordadas las minas, primero por suecos y luego por españoles,
ninguno logró hacerlas producir.
El momento clave
fue en 1873, cuando una compañía de inversionistas ingleses, encabezados por la
Casa Rothschild, adquirieron todas las acciones y se apoderaron de las minas.
Desde ese momento la producción alcanzó su máximo potencial convirtiendo la
zona en un punto de referencia para la minería mundial.
Mina de Río Tinto
Este auge de Rio
Tinto convocó a muchos británicos a trabajar y establecerse en Huelva. Como a
los ingleses les gusta vivir apartados de “los nativos” crearon el Bario
Bellavista, conocido como el “Barrio Ingles”. Su arquitectura victoriana lo
hizo muy particular. Para 1900, más de once mil personas lo habitaba. Eran
ingleses en su mayoría, por eso el que los Valbuena, la familia de la
protagonista de la serie, y siendo el padre un simple minero tenga permiso de
vivir en tan exclusivo barrio ya debería darnos una pista de los secretos que
ocultan.
Casas del Barrio Inglés
La serie nos
muestra el descontento de los mineros y eso no es nuevo. Desde 1888, los
mineros españoles habían exigido mejores salarios y condiciones de trabajo.
Durante un breve espacio, al inicio de la Guerra Civil, las minas de Rio Tinto
pasaron a ser propiedad de la República, pero la llegada de tropas del Bando
Nacional acabó con la quimera de independencia.
Establecido
Franco en Madrid, tanto él y como sus gerifaltes vieron con codicia la
lucrativa compañía de minas de rio Tinto. No necesitaron de los alemanes para
hostilizar a los británicos atrapados en un terreno no muy neutral intentando
proteger los intereses de su nación y de sus inversionistas. Fue en 1954, casi
una década de acabada la guerra, que el gobierno español nacionalizó las
minas que decayeron totalmente tras este traspaso.
Otra queja de los
críticos es que la trama evita toda mención de la Guerra Civil, de represalias
(y las hubo fuertes en esa zona) y no
aparecen miembros de la Falange ni en Huelva ni en sus alrededores. Es como si
ocurriese en Zúrich, o Estocolmo u otra ciudad de nación neutral.
¿Será por eso que a la serie la llevaron de horario
en horario confundiendo a un auditorio que parecía estar entretenido? Tal vez
por ese motivo no habrá segunda parte. Barrio Ingles puede verse en España
por la plataforma RTVE a la Carta, en América Latina vía el canal digital
Europa, Europa, y en Estados Unidos por PBS, sea a través de Amazon (por Walter
Psesents) o Thirteenth Passport.
Contenido
Violento o Gore: Escenas
de tortura (tres)y muchas heridas abiertas.
Lucia es torturada
Contenido
Sexual y Desnudos: Varias
escenas de jadeos besos y suspiros entre Aria y Rubén, pero que solo son
foreplay porque el gobernador quiere esperar a su noche de bodas. Un solo
topless y en el episodio final.
Factor
Feminista; Se han burlado
los críticos del personaje de Aria por considerarla un ejemplo del wokismo y de
MarySue. ¿Como es que la hija de un minero, sin estudios, es poliglota y sabe emplear
armas? La respuesta está en el secreto de Lucía. Sin embargo, si es un
personaje un poco mitutero. “No necesito de nadie que me defienda” le espeta a Mr.
Smith cuando este la rescata de un alemán armado.
Factor
Diversidad: Es increíble,
pero no hay actores de color o de origen marroquí. Es Andalucía y no hay
gitanos, no hay refugiados por lo que la revelación de que Amparo es judía suena
a inclusividad forzosa, pero eso es todo. Hay andaluces, ingleses y alemanes y
un italiano que se vende al mejor postor.
Operación en
el Barrio Ingles ha sido
una sorpresa. Un viaje a un subgénero que estuvo de moda hace una década y creí
superado. En resumen, esta serie de RTVE gravita entre Tiempo entre costuras y Los Pacientes del Dr. García, sin
alcanzar la magnificencia de la primera ni la puerilidad de la última. El tema
de España durante la Segunda Guerra Mundial ha sido llevado a las librerías y a
la pantalla varias veces durante los días de la Memoria Histórica con
resultados variables.
Los mejores
ejemplos han sido series de novelas como las de Ignacio del Valle, que giran alrededor de Arturo Andrade, una de
las cuales (El tiempo de los emperadores extraños) fue llevada al cine
en el 2012 bajo el nombre de Silencio en la nieve. La siguen la serie de
Falcó de Arturo Pérez Reverte y novelas sueltas
del mismo autor como El Italiano (RTVE amenazaba con filmarla) y La
isla de la mujer dormida.
La Modista Espía
La virtud de
estas novelas es que se alejan del maniqueísmo impuesto por la Memoria Histórica
y que vemos en Los Pacientes del Doctor García que Almudena Grandes
publicaría en el 2017. Es mi tesis que aunque la Grandes había escrito otras
novelas sobre la guerra y la posguerra, esta obra―más ambiciosa y más
cosmopolita― intenta borrar la impresión que había dejado en la psiquis española el
superventas mundial de María Dueñas, El Tiempo entre Costuras y su
subsecuente adaptación televisiva.
Publicada en el
2009, fue escrita por una catedrática que encontró un modo muy interesante de
evadir las trampas de la Memoria Histórica que había impuesto el gobierno de Zapatero
y que dominaban el zeitgeist de la intelectualidad ibera. Dueñas situó su
novela en Tánger y así mató dos pájaros de un tiro. Se basó en experiencias de
parientes que habían vivido la Guerra Civil en territorio marroquí y evitó
hacer apología de ningún bando. Incluso hace un poco de mofa de esa división
provocada por el conflicto reflejándolo en las peleas de los comensales de la pensión
de Candelaria.
La Profesora Dueñas
había querido novelar una gran historia de amor, la vivida por el Alto
Comisario de Marruecos, el coronel Juan Luis Beigbeder y la británica Rosalinda Powell Fox.Consciente de que tener por héroe a
un hombre de la corte franquista no iba sonar bien en días de la “memoria histérica”,
prefirió darle a la pareja una posición secundaria aunque poderosa, sobre todo
en la vida de la modista Sira Quiroga.
De costurera de Rosalinda,
Sira pasa a ser su amiga y confidente. Acabada la Guerra Civil, cuando
Beigbeder es nombrado ministro por Franco y Rosalinda lo acompaña a Madrid,
será seguida por Sira, ahora convencida por su amiga de trabajar para el
servicio de inteligencia británico. No sigo porque si no la han leído o visto,
deben hacerlo. Es una joya, una de las mejores miniseries hechas―y no
solo en España― en lo que va del siglo. La pueden encontrar en la
plataforma de Atres Player y la de VIX.
Amelia
Garayoa, Sonsoles y hasta los Lobos Gallegos
El impacto de Tiempo
entre costuras fue tan mundial que tal vez propició que Julia Navarro
publicase Dime quien soy, un año después de salida al mercado la saga de
Sira Quiroga. Se trata de la historia de Amelia Garayoa que, en 1935 y después de abandonar a su
marido e hijo, huye a Buenos Aires con un comunista que la ha convertido en “un
topo”, para utilizarla como espía sin que ella lo sepa.
Justo cuando
Amelia descubre la traición de su pareja, justo cuando ha conocido al Barón Max
von Schumann, un médico militar alemán,por quien se siente atraída, justo entonces Pierre es convocado a Moscú.
Amelia decide seguirlo. Después de sobrevivir los horrores del comunismo
estalinista, y del asesinato de Pierre, Amelia logra escapar de la Unión Soviética
gracias a un periodista inglés que será su nueva pareja. Será el
quien la contacte con MI6 que la enviará a diferentes capitales europeas para
espiar a su favor.
El éxito de esta
novela, aunado al fenómeno que era Tiempo entre costuras, llevó a la periodista
Nieves Guerrero a novelar uno de los escándalos de la crónica rosa de la época.
Si Dueñas se enfocó en los amores de Beigbeder y su amante inglesa, Herrero tomó
otro famoso affaire de la corte franquista que involucraba nada menos que al “ cuñadísimo”
Ramón Serrano Suñer y a la Marquesa de Llanzol como centro de su Lo que
escondían sus ojos.
De pronto, no se
podía examinar la lista de los más vendidos sin encontrarse con uno de estos
libros fuesen ficción como los superventas
de María Dueñas y Julia Navarro o Lo que escondían sus ojos, o el
recuento de Jimmy Burns, Papa Espía, que nos daba una crónica de las
actividades de su padre, diplomático en la embajada británica en Madrid durante
la Segunda Guerra Mundial.
El próximo paso
para convertir la ficción literaria en zeitgeist era trasladar el tema las
pantallas. En el 2013 debutaba Tiempo entre costuras en Antena 3. Dos años
más tarde, esta vez en pantalla grande, se estrenaba la poco conocida y poco
apreciada Lobos Sucios.
Basada en la
historia real de unas hermanas gallegas que ayudaron a refugiados judíos a
cruzar la frontera portuguesa, esta película combinaba esa historia con las
minas de wolframio, la codicia de los alemanes por ese mineral vital, la
presencia de agentes ingleses en la zona y los prisioneros republicanos
obligados a trabajar en ellas. Una hermana trabaja para los ingleses , la otra
es cortejada por un alemán (el infaltable Pierre Kiwitt) que introduce un
elemento fantástico en el cuento con el poco tratado tema del esoterismo nazi.
Al Amparo del
PP
Un año más tarde
y ya teníamos versión televisiva de Lo que escondían sus ojos. Aparte de algunas buenas actuaciones, la
química entre los protagonistas, y del vestuario esplendoroso de Blanca
Suarez,hay poco que elogiar de este blanqueamiento de Ramón Serrano Suñer. Aunque es interesante ver como lo
detestaban tanto la Falange como Doña Carmen Polo, el “Jamón Serrano” no era el angelito que
pretende mostrarnos la serie, prueba es la desgracia que les atrae a la hija
adulterina que tuvo con Sonsoles de Icaza y a su hijo legal.
Para colmo, la
serie incluye unas intrigas de espionaje donde los ingleses son los malos. Ben Temple,
quien había dado vida a Alan Hillgarth en El Tiempo Entre Costuras,
ahora era Sir Samuel Hoare, embajador británico. En muchas memorias y libros de
historia, Hoare es descrito como un inepto cobarde. Aquí es un siniestro
chantajista que obliga a la institutriz inglesa de la Marquesa de Llanzol a
espiar a su señora (y al amante).
Hay que enfrentar
un hecho. Los libros y las adaptaciones pudieron hacerse durante el gobierno de
Mariano Rajoy que hizo cambios en la televisión española y reprimió la cultura
de la Memoria Histórica. No soy del PP, pero estos cambios fueron para mejor.
Sin embargo acabaron con la renuncia de Rajoy para ser reemplazados por…bueno,
lo presente.
Un año antes de
irse Rajoy, casi como un gesto de contracultura, Almudena Grandes publicaba
Los Pacientes del Dr. García que tocaba el tema del espionaje aliado en España
llegando a la posguerra y las investigaciones sobre criminales nazis refugiados
en suelo ibero. El tema, que se relaciona con el Dr. García un médico
republicano que vive bajo una falsa identidad en la España de Franco, era
fascinante, pero el libro está tan mal escrito que se me hizo imposible de
terminar, por lo que cifré mis esperanzas en la adaptación televisiva.
Antes llegaba al
streaming la olvidable versión de Dime Quien Soy. Comenzó en España por Moviestar en
diciembre del 2020. En América Latina la pasó HBO y en el 2021 llegó a la
plataforma Peacock en Estados Unidos. Lo extraordinario es que solo una persona
de mi circulo, Gato Rafa, la vio y eso porque casi lo obligué. A pesar de
haberse gastado una suma millonaria, e incluso poder ser vista con subtítulos
en una plataforma estadounidense, la producción ha sido ignorada.
Se entiende que
Julia Navarro se mostrase reacia a vender los derechos. No es que le hayan
hecho cambios trascendentales. Se sacó la estadía de Amelia en el campo de concentración
de Ravensbruck. En cambio se amplió la aparición del desagradabilísimo
personaje de Lola, la obrera comunista que funciona como la voz de la
conciencia de la joven Amelia. Sin embargo, lo que me mató a mí fue la protagonista.
Su egoísmo, la desdicha que atrae sin querer sobre los que la aman,
principalmente el barón Max (como siempre Pierre Kiwitt), médico militar de la
Wehrmacht.
Se ha dicho de
Amelia Garayoa que es un personaje controversial, incluso los críticos la han llamado errática, pero en la serie es simplemente
antipática. Creo que se debe a la actriz que la interpreta. Irene Escolar es
impávida y fea, eso no se notó tanto en el rol que le dio fama, el de Juana la
Loca en La Corona Partida. Pues aquí trae esa misma expresión
inexpresiva a pesar de las desgracias que le acaecen. Debido a eso tal vez
nuevos espectadores que no son lectores, se han quejado de lo inverosímil de la
trama. Esa es la diferencia con Barrio Inglés donde lo increíble es
aceptado como lo aceptamos en el Universo Marvel.
Casi al borde de
la caricatura, a pesar del tema trágico, fue Jaguar que Netflix puso en pantalla el segundo año de la
pandemia. El controversial tema del proceso de fuga e inmigración de criminales
nazis y el amparo recibido en España chocaba con un escuadrón tipo Hunters
compuesto no por judíos sino por republicanos sobrevivientes de campos de
concentración entre los que se contaba Isabel , que de niña había sobrevivido
Mauthausen.
Esta combinación
de Hunters y El fotógrafo de Mauthausen tenía sin embargo su
sello propio. Aun así pertenecía este grupo de relatos de espionaje en España y
combinaba en su buen elenco a rostros conocidos del subgénero como Blanca
Suarez (Lo que escondían sus ojos); Stefan Weinert (el villano nazi de Dime
quien soy que aquí interpretaba a Otto Skorzeny) y Francesc Garrido(el Comisario Claudio de Tiempo entre
costuras)
No me avergüenza
decir que me gustó mucho. No así a Netflix que prefirió invertir dinero en
comprarLos Pacientes del Dr. García que trataba―en algún instante de su
convulsa trama― el tema de las “líneas de rata”. No me sorprende
que esta última serie no haya gustado ni en Netflix ni en RTVE, donde su sintonía
bajó de manera espantosa a partir del tercer episodio.
Ya he vociferado
en contra de ella en otra ocasión, solo me queda decir que fue una perdida que
Javier Rey, mi actor español favorito, tuviese tan mal papel protagónico,
aunque solo él nos hizo agradable al médico. No se puede decir lo mismo de Veronica
Echegui que hizo a Amparo―la que de miedo se orinaba en el armario―más
desagradable que en el libro. Ni hablar de la peruana Stephanie Cayo que hacía
de agente Tex-Mex de la CIA(WTF?)
Pues consideraba
cerrada, con este fracaso, los experimentos del género o subgénero, cuando el año
pasado RTVE, de la nada, sacó Operación Barrio Inglés de la cual hablaré,
primero D-s, este jueves.
En el pasado, al
comparar Los Tudor con la obra de Hilary Mantel, he afirmado que si
bien la primera se toma licencias históricas, la segunda es mentira total.
Ahora ante la adaptación del último volumen de Dame Hilary, tengo la misma
impresión, pero es tan buena, tan bien actuada, que me olvido del episodio
histórico y la acepto como una interesante obra de ficción.
Cromwell
Enamorado
La serie inicia
con la decapitación de Ana Bolena y el subsecuente matrimonio de Enrique VIII y
Jane Seymour. Es el momento en que Cromwell está en la cima de la montaña. El
rey lo distingue con títulos, honores y posesiones, pero tanta fama acarrea
envidias y enemigos. A pesar de que Cromwell consigue lo imposible, la
abjuración de Lady Mary y su reconciliación con su padre, Enrique está molesto
con lo que ve como debilidad de parte de su mano derecha.
Hay problemas en
el reino. Los Pole tienen a su mejor agente, Reginald en el continente, Apoyado
por el Papa, le hace la guerra a su gordo primo, amenaza hasta con casarse con María y derrocar
al tirano para ocupar el trono . ¡Y eso que es clérigo! Enrique manda a
Cromwell que lo libere de Reginald, pero este último es muy ladino y evade
trampas y asesinos.
El Gordo tiene
otros problemas. Se está hartando de su nueva reina que no posee ni el
carácter, ni el intelecto, ni la sensualidad de Ana Bolena. Esto afecta a
Cromwell puesto que, si recordamos, Dame
Hilary nos creó en Wolf Halluna ficción muy romántica de que
Tom estaba enamorado de Jane y se hizo a un lado para no hacer de rival de su
soberano.
En entrevistas,
Kate Philips ha dicho que cree que Jane y Cromwell están enamorados y aunque es
un amor inconfesable, se permiten una intensa amistad romántica, pero lo que no
le faltan al ministro son mujeres y problemas del corazón. De eso es lo que se
trata esta temporada y he encontrado curioso como un actor maduro como Sir Mark
Rylance pueda convencernos de que muchas jóvenes guapas lo vean con ojos
codiciosos.
El Gran Fixer
En el primer episodio,
Cromwell es presentado como el gran fixer de Enrique, el que le soluciona los
problemas. Es quien asiste a la ejecución de Ana Bolena y luego es recompensado
por su rey quien le encarga que visite a los Pole para meterlos en cintura y
luego le encarga arreglar otro lio doméstico.
Algo que me
encanta de las variadas formas que toma la Tudormania es que nos presenta con
personajes históricos olvidados. En este caso a la fascinante y traviesa
Margaret Lennox. Enrique se ha traído a la corte a esta sobrina a la que le ha
tomado cariño. Margaret es hija de otra mujer fascinante en este periodo
histórico: Margarita Tudor, Reina de Escocia.
La verdadera Margaret Tudor
Gracias aThe Spanish Princess (quizás lo único bueno de esa
serie)conocimos a Margarita, su turbulenta relación con su esposo el Rey Jacobo,
y como en su viudez, viruelas. Margarita
se enredó y casó no solo con un malandrín ¡sino con dos! Un récord
aun para los desinhibidos Tudor.
Meg Tudor en The Spanish Princess
En La Princesa Española supimos de las bodas de la reina regente
de Escocia con Archibald Douglas, Conde de Angus de quien tendría una hija,
esta Margaret. Cuando la madre hubo de volver a Escocia, la niña quedó bajo la
protección de su padrino, el Cardenal Wolsey. Algo que no recuerdan en la
serie, como tampoco que siempre fue muy unida a su prima María. Ya de
jovencita, Margaret Douglas pasó a ser dama de la reina Ana Bolena y fue ahí
que comenzó con sus amoríos con Thomas Howard, sobrino del Duque de Norfolk, el
mayor enemigo de Cromwell, y jefe de la facción católica inglesa.
La verdadera Margaret Douglas
En la serie, el astuto Cromwell interroga a Margaret quien
se ufana de estar casada y encamada por su querido esposo. Casarse sin el
permiso del rey―y lo vemos mucho en estos recuentos de la
Tudormania―era traición que se pagaba con cárcel y muerte.
Cromwell le
insinúa a la loquilla que mejor se guarde parte de su historia y solo hable de
inocente romance. Presente está la Duquesa de Richmond quien le insiste a su
amiga que no mencione más lo del matrimonio. Mary Richmond no es ajena a las intrigas
Tudor, siendo nuera de Enrique, viuda de su hijo, el malhadado Henry Fitzroy.
Meg Douglas en The Mirror and the Light
En la vida real, Enrique
VIII se enfureció al saber del romance con quien era su enemigo, parte de la pérfida
Familia Howard. Encerró al novio en La Torre de Londres donde falleció de
alguna peste. También encarceló a la sobrina. Hay historiadores que creen
que, casada o no, Meg Douglas estaba en estado interesante. Se la internó en un
convento del cual saldría sin hijo para ser restituida a la corte.
Pasados sus
treinta años, Margaret se casaría con un exiliado escoses, el Conde de Lennox,
de quien tendría cuatro hijos. Uno de ellos, Henry Darnley, se convertiría en
el padre de Jacobo , el rey que uniría los reinos de Escocia e Inglaterra
imponiendo a los Estuardo en el trono de gran Bretaña.Ustedes recordarán a Margaret Lennox como la
intrigante suegra de María Estuardo en Reign.
Margaret Lennox y su hijito Henry en Reign
Cuando el actual Príncipe
de Gales sea coronado Guillermo III, volverán los genes Estuardo (que Wills ha
heredado de su madre) al trono inglés y con ellos los genes de Meg Lennox y de
Margaret Tudor y todo si creemos a Dame Hilary, a la habilidad de Cromwell para
rescatar a Margaret Douglas de sus locuras.
Lady Mary en
la Corte
Sin embargo, la
gran protegida del Lord Secretario es María. Al comienzo vemos a Enrique
contemplando, con la aprobación de su adulador consejo, ejecutar a su hija
mayor si se niega a aceptarlo como cabeza de la iglesia anglicana. Únicamente
Tom levanta una voz para defenderla y es quien, con marrullerías, consigue
convencer a la princesa.
Lady Mary es consciente
del modo en que el enemigo de su madre y de su fe, la ha salvado y se lo dice,
que están unidos y ella en deuda. Es un momento conmovedor y llega cuando la
corte está llena de rumores que Cromwell planea casarse con la hija de Catalina
de Aragón y reinar. Pero María es tan inteligente como Cromwell, y sabe que
debe crear sus propias reglas si quiere sobrevivir.
Hace venir a
Cromwell de noche a sus aposentos. Lo recibe en ropas de dormir y con el
cabello suelto, le agradece toda su bondad y su preocupación por ella, pero las
describe como muestras de cariño paternal. Cromwell se da cuenta que los
rumores han llegado hasta ella y que de manera sutil, la princesa lo está disuadiendo de hacerse
ilusiones.
Me encanta Lilith
Lesser, es tan talentosa como su padre Anton Lesser (quien diese vida a Santo
Tomas Moro en la primera temporada de Wolf Hall). Sin ser bonita, tiene algo que la hace atractiva. Creo que su
caracterización de Bloody Mary es casi tan buena como la de Sarah en Los
Tudor, donde Michael Hirst ha hecho una idealización de la princesa de cuentos de hadas. La Mary de Wolf Hall es más
humana, aunque sigo prefiriendo lo que Romola Garai hizo enBecoming Elizabeth con la María adulta en sus últimos años
de incertidumbre antes de convertirse en reina.
Suegro y Padre
La serie juega
con la idea de Cromwell padre y Cromwell amante. Cuando decide arreglar un
matrimonio entre Gregory, su hijo, y Bess Seymour, hermana de la reina, el
entusiasta Edward cree que Cromwell quiere ser su cuñado y lo acepta como tal.
Peor aún, Bess lo cree así y coquetea con el Señor Secretario hasta que el
mismo Tom debe sacarla de su error. Este malentendido deja a suegro y nuera
confundidos y frustrados y llega hasta los oídos de Gregory lo que provoca un intercambio
amargo entre padre e hijo.
Bess Seymour quería ser la esposa no la nuera de Cromwell
Como recordaran
quienes vieron Wolf Hall, Cromwell seductor no es nuevo. Ahí lo vimos ser
amante de su cuñada, coquetear con las Bolena, enamorarse de Jane Seymour y
recordar con añoranza a Anselma, su pasión de juventud, a la que dejara en
Amberes. Es un viejo recurso literario (y telenovelero) el que un hombre
recuerde a un amor de su pasado como preámbulo para la aparición de un hijo
perdido.
A mediados de
esta segunda parte, Cromwell se encuentra con una extraña visitante que le
anuncia que es Jenneke, la hija que Anselma le ocultó. Es una visita breve,
dura apenas un capítulo, ytan fugaz que
hace pensar que es un sueño del
protagonista al que ya lo hemos visto recordar a Ana Bolena y ver el sonriente
espíritu de Jane Seymour. Es solo cuando vemos a Jenneke en conversación con
Gregory que sabemos que es real.
Sin embargo, Jenneke parte tal como vino. Cromwell, demasiado atontado por la muerte de Jane, casi
no le presta atención. Ofrece que venga a vivir con él, le cuenta sus cuitas,
pero Jenneke se da cuenta que nadie cercano a su padre está a salvo, y tras
fracasar en su intento de llevárselo a Amberes, es ella quien se marcha.
Dorothea: Juez
de Cromwell
Si de hijas
hablamos, el encuentro más impactante de la serie ocurre en el tercer episodio
cuando Cromwell visita el Convento de Sion donde la madre abadesa está muy
agotada creyendo que la visita del Señor Secretario es un preámbulo para la expropiación
de su congregación. El motivo de la visita es otro, viene a ver a Dorothea, la
hija ilegitima del Cardenal Wolsey.
La visita es un
desastre, la joven novicia lo recibe con frialdad, tiene la peor opinión de
Cromwell y rechaza su oferta de sacarla del convento sea para adoptarla o para
casarse con ella. Dorothea ha sido criada con desprecio por un hombre―he
aquí el golpe de gracia―que traicionó a su padre. Tom no puede creer
lo que escucha, pero Dorothea le recuerda el abandono del Cardenal una vez este
cayera en desgracia y como no estuvo al lado de Wolsey cuando el prelado
agonizaba.
Thomas Cromwell
se retira destrozado. Lo vemos llorando a solas. Aunque niega haberlo hecho a
propósito, es consciente de que no acompañó a su padrino y mentor en sus últimas
horas. De ahí es que la serie nos muestra un Cromwell desorientado, que vive
ensimismado en recuerdos y hablando con fantasmas de su pasado.
Se ciega al
peligro que representan sus enemigos o los torea con soberbia. Se vuelve un
personaje inútil para el paranoico Enrique que prefiere creerles a al Duque de
Norfolk y al Obispo Gardiner, al que ha
hecho regresar del continente para reemplazar a su hombre de confianza. Así
explica Dame Hilary la caída de Thomas Cromwell.
Reitero, como
documento histórico, la serie vale hongo, Solo el muy ignorante se cree el
cuento de Cromwell-victima, pero en términos de caracterización y actuaciones
es superlativa. No veo malos actores ni en los secundarios, y aunque extraño a Jessica
Raine como Lady Rochford, Lidya Leonard está bien en el papel de la cuñada de
Ana Bolena. Me encanta lo que Timothy Spall ha hecho con el rol del Duque de
Norfolk y Alex Jennings es más siniestro, servil y untuoso que Mark Gatiss a
quien ha reemplazado como Stephen Gardiner.
El Duque de Norfolk, malo, pesado, pero chistoso
Contenido
Violento y Gore: La violencia es casi toda verbal, a pesar de
que Cromwell ataca físicamente a Norfolk en un par de ocasiones. Todo parece indicar
que Cromwell vive en un mundo de intrigantes, pero que gracias a su sagacidad
no tienen ni guerras ni conflictos. Da un poco de risa, puesto que en Los Tudor,
y eso que eran parciales a Cromwell, no escatimaron en mostrarnos las torturas,
las ejecuciones y ese gran conflicto interno que fue la Peregrinación de Gracia
y que caracterizaron el gobierno del hijo del herrero. Este último episodio que
jugó tanta importancia en la pantalla y en la vida real, aquí es apenas
mencionado.
Contenido
Sexual y Desnudos:
Ninguno
Factor
Feminista: Es un
espectáculo de contra feminismo exponiéndonos a un mundo donde ni las reinas son
empoderadas, donde las princesas y nobles tienen sus matrimonios arreglados y
donde su opinión no cuenta, o más triste, ven que sus romances, incluso
matrimonios por amor ,son deshechos si no convienen a los intereses de su
familia.
Factor
Diversidad: Peter
Kosminsky, director de la serie, se ha ufanado de haberla hecho colour-blind, pero esa forma de inclusividad ha molestado a los críticos por ser extrema e incluso minimizar la
historia de los angloafricanos. De las mujeres Seymour solo Jane es blanca, su
madre y hermanas son interpretadas por actrices mixtas. Al poeta Thomas Wyatt
lo encarna un actor egipcio y Hannah Khalique-Brown, la actriz que hace de
Dorothea es pakistaní.
Como que Jane no se parece a sus hermanas
Mas encima si se
necesita de un actor para dar vida a un guardia, a un criado o incluso una dama
de la reina, debe ser negro. Como sabemos que en la corte de Enrique solo había
un moro, el trompetista John Blanke,este cambio resulta irritante y
desconcertante.