jueves, 20 de julio de 2023

¡Viva La República! : Los pacientes del Dr. García en Netflix

 


Mi difunto padre decía que los españoles nunca iban a poder hacer nada sobre su Guerra Civil que no fuese subjetivo y panfletario. Pues esta adaptación de la novela de Almudena Grandes pretender ser objetiva. Tarea imposible, porque la autora era rojísima, y , porque digo, es RTVE con Netflix. Sin embargo, la serie no es tan horrible como esperaba.

El Madrid de Milicianos…

He leído un poco de la novela. El estilo es como si fuese un texto/documento,  difícil de traducir a la pantalla, así que la serie se toma sus necesarias libertades y le baja el tono al rojerío. Guillermo García Medina (Javier Rey) es un médico atrapado en Madrid en noviembre de 1936. Su amor a su profesión lo lleva a atender a quien lo necesita, sin mediar en ello ideologías políticas.

Lo vemos demostrar coraje atendiendo heridos en el frente y en un hospital de la capital. Ahí lo vemos emocionarse al resucitar con una transfusión de plasma a Pepe Moya (Raúl Jiménez) , un agradecido miliciano. La especialidad del Dr. García son las transfusiones de sangre,  en las que copia el método de Norman Bethune, el medico canadiense que sirvió en las Brigadas Internacionales. Eso lo hace muy popular con colegas y autoridades médicas que le nombran jefe de una sección especial dedicada a las transfusiones. 



Un día,  García es llamado por Experta (Pepa Pedroche) , la criada del piso vecino. Ha ocurrido una tragedia, el general Don Fermín Vázquez ha fallecido y no hay como enterrarlo. Don Fermín, en vida, compartió el tablero de ajedrez y una amistad entrañablea pesar de sus diferencias políticascon el abuelo del facultativo.

En el piso vecino, García se reencuentra con Amparo (Verónica Echegui) , su amiga de la infancia, y nieta del difunto. Estamos a fines del ‘36, Madrid se ha vuelto un hervidero de ajustes de cuentas. Las “sacas” y “paseos” se han convertido en pan de cada día. Una familia conservadora y adinerada como la de Amparo está en la mira. No pueden arriesgarse a un entierro formal. Con ayuda de su jefe, el noble Dr. Quintanillas, Guillermo consigue una ambulancia para trasladar al cadáver al cementerio civil donde está enterrado su abuelo y ahí, sin servicio religioso, entierran a Don Fermín.

Las cosas no acaban ahí. Amparo está histérica, teme que vengan a matarla los rojos, o que vengan los fachas a robarle una fortuna en lingotes de oro que le legó el abuelo. El Dr. García acepta esconder el oro en su caja fuerte, pero,  a pesar de sus esfuerzos, no puede evitar que Amparo se instale en su casa, su cocina y su cama.



El primer capítulo es un poco denso y me resultó largo. Quizas porque los personajes (con excepción del Dr. Quintanilla), me cayeron de la patada. Solo al final entra un elemento de suspenso. Pepe Moya, el miliciano al que García resucitó con su propia sangre, está una noche de guardia en El Pardo cuando de un automóvil ve que arrojan un cuerpo en la acera.

Dentro de las ropas del herido,  Pepe encuentra documentos que lo acreditan como el diplomático Rafael Cuesta. Cuando llama al ministerio,  el miliciano recibe ordenes de ocultar al atentado, esconder al herido y si muere,  enterrarlo en una tumba anónima. Superado, Pepe llama al Dr. García quien no solo atiende al herido, además le oculta en su piso con gran indignación de Amparo que al oír al diplomático delirando en alemán,  lo cree un espía nazi parte de la Quinta Columna que ya operaba en Madrid.



Al final los temores de Amparotan cobarde que se orina en un armario cuando cree que los milicianos vienen por ella son infundados. El herido es de los buenos, se trata del diplomático Manuel Arroyo (Tamar Novas) ahora metido a agente secreto que cambia nombres como de calzoncillos. Ahora, Guillermo le proporciona la identidad de un muerto, Felipe Ballesteros. Si yo quisiera condesar este cuento diría que se trata de gente que vive cambiando de nombre, de domicilio y que lleva una vida clandestina. Por algo la nueva edición del libro lleva el subtítulo:  Una historia de tres impostores. En ese sentido la trama funciona. Donde reprueba es en historia.

                                    El Trio de Impostores

Una Cronología Endiablada

La serie tiene buena atmósfera de época en términos de vestuario, musicalización y hasta en alusiones culturales: “Te crees Celia Gámez” le espeta Guillermo a Amparo. El problema es que nunca sabemos en qué fecha estamos. Veamos,  la Guerra Civil Española duró desde julio de 1936 a abril de 1939. La novela comienza en noviembre del ‘36 con el entierro de Don Fermín y subsecuente mudanza de Amparo a casa de García.

A partir de la trasfusión de sangre, se vuelven amantes,  y ella se instala definitivamente, a pesar de que él le ofrece otras alternativas de domicilio. El Dr. García practica una transfusión de su propia sangre a Pepe Moya en enero del 37 y es en noviembre de ese año que Guillermo lleva a Manuel a vivir con él.

El problema es que en la serie han contraído todos estos sucesos haciéndolos pasar como que ocurren en un solo mes: noviembre del ‘36. Lo grotesco es que en durante ese mes se habla de sucesos futuros como el Bombardeo de Guernica (abril del 37) arresto de Manuel Hedilla y otros falangistas, y luchas con los anarquistas de Barcelona que tuvieron lugar más adelante.




Podríamos pensar que es que ha pasado el tiempo y no nos lo han dicho, pero hay maneras de hacerlo notar: mencionar el Año Nuevo, un aniversario del inicio de la guerra, ver caer nieve, hasta que Amparo cambie de vestuario. Pero no, todo indica que la serie,  en total irrespeto hacia la historia y hacia la novela puesto que Almudena Grandes es muy detallista con las fechas, ha acumulado lo histórico y lo ficticio en los meses finales de 1936.

Me toca hablar de los personajes,  donde también existen pifias. Almudena Grandetal como Julia Navarro y otras escritoras bestseller españolas no es muy ducha en crear personajes ni entrañables ni memorables. No como lo hace un Pérez Reverte, ni menos un Pérez Galdós,  que fue la gran inspiración de la escritora.

Al menos en la serie le han bajado lo antipático al protagonista. Ni es tan rojo ni es tan anticlerical como lo creara Doña Almudena, pero lo que nos queda del Dr. García tampoco es para enamorar a nadie. Pusilánime, soso, su única emoción es la calentura que le provoca Amparo una mujer a la que parece despreciar,  pero que lo tiene enganchado a su vagina. Amparo es , como lo han notado en Formula TV , “una marioneta infantil” o sea, una caricatura. Si la interpretase una actriz de mayor alcance sería un buen relleno cómico..



No es que haya mujeres mejores, todas son maquetas,  desde Clara Stauffer en su ceñida camisa azul que parece una de esas villanas nazis de Hellboy,  hasta Stephanie Cayo como la contradictoria Meg Williams que cambia de acento en cada escena,  tal como su personaje cambia de orientación sexual.

                                       Meg y Manuel

La Culpa Era de Los Anarquistas

Ya para el segundo capítulo trascendemos un poco lo sexual y lo banal,  y nos ponemos más interesantes. Por flashbacks descubrimos que Rafael-Manuel-Felipe fue enviado desde Londres a Valencia. Tras una entrevista con el Dr. Negrín,  entonces presidente del gobierno republicano, se marcha a Madrid a investigar el control que están tomando los soviéticos de España. Se encuentra con el Comisario Basilio que le cuenta que se unió al partido en el 1936 “porque me gusta pasear, pero no ser paseado”. En realidad, no le gustan ni los comunistas ni los rusos.

              Manuel y Negrín
                     Manuel y el Comisario Basilio

También Manuel conoce a Romero,  un alto oficial del ejército de Miaja que se ríe de la Quinta Columna, trabaja codo a codo con los rusos y come a cuatro carrillos,  mientras el pueblo madrileño pasa hambre. Basilio le comenta a Manuel que la Quinta Columna opera desde la Central de Trabajadores (La CNT), que los anarcosindicalistas están amparando fascistas. Tiene razón,  resulta que Romero es el más facha de los fachas y es quien manda matar a Felipe.

Debido a que se menciona mucho la desaparición de Andrés Nin,  podemos especular que Manuel ha llegado a Madrid en el verano de 1937 y que lo han herido en noviembre de ese año, pero eso solo lo sabrán los que tienen conocimiento de la cronología de la Guerra Civil, porque la serie te explica muy poco.

Para complicar las cosas, saltamos de Madrid a Burgos. No me quejo, puesto que hay tan pocas visiones de cómo se vivía la guerra en el otro bando. Tenemos a Clara Stauffer saludando, brazo en alto, a los aviadores de la Legión Condor;  a Clara regañando a Geni León (Itziar Medina) por tener romance adultero con falangista díscolo;   y conocemos a Adrián Gallardo (Jon Olivares). Personaje importante de la novela, Adrián es un chico campesino ingenuo que se va a pelear por Franco. El abuelo,  al despedirlo,  le recuerda que lucha por la tierra española, le pone un escapulario al cuello y le advierte que “nadie diga que has hecho algo malo”.

                   Clara Stauffer
               Clara y Geni
                            Adrián y su abuelo

Adrián parece que es Requeté porque dice que va a pelear por “D-s, la Patria y el Rey”.  Pronto acaba como parte de un pelotón de fusilamiento. Se niega a disparar porque entre los fusilados hay un cura que muere gritando “¡Gora Euskadi!” Aunque el capitán le da un castigo leve, se da cuenta que Adrián es un buen chico, pero con puños de hierro. Es así como Adrián se convierte en campeón de box y leyenda tras derrotar al campeón de la Falange. Solo Adrián, su superior Ochoa y el contrincante,  saben que fue un golpe bajo lo que originó la victoria.




Increíblemente en una novela que cubre cinco décadas de la historia de España y que lleva a los protagonistas a Londres, Rusia, Alemania y Argentina,  se despilfarran cuatro episodios en describir una guerra civil que es solo una antesala de los hechos. Es por eso por lo que se siente lenta y claustrofóbica ya que la mayor parte de la trama tiene lugar en el piso de Guillermo.

Incluso la relación del médico y Amparo es aburrida, a pesar de las muchas y repetitivas escenas de sexo,  a pesar de que se casan en el tercer episodio y tienen un hijo en el cuarto. Digamos que he quedado tan saturada con cuatro episodios que me costaba adentrarme en los próximos que son los más interesantes. Al final el único personaje que me ha caído en gracia es el pobre Adrián.

Guillermo en Los Años del Miedo

El cuarto episodio es apoteósico. Comenzamos en 1939 y acabamos en 1941, de manera tan veloz que si no nos ponen un cartel contándonos la fecha ni nos enteramos. Comienza el capítulo con Amparo pariendo y Guillermo haciéndola callar “¿Qué quieres que nos paseen a todos?” ¿No que ya no había paseos en Madrid? Pues casi inmediatamente entran los Nacionales en la capital y comienzan a golpear y matar gente. Guillermo va a casa y ve que su mujer y su hijo huyen. No se sabe cómo, no se sabe por qué. Lo sigue una serie de escenas del Dr. García vagando por su piso llorando por su hijo.  ¿De cuándo le bajaron tales ínfulas paternales si hace un capítulo quería que Amparo lo abortara ?



En fin, han pasado tres años. A Adrián no se le da la vida civil, quiere ser boxeador, pero no tiene instintos asesinos. Acaba enrolándose en la División Azul. Amparo está integrada a La Falange, vive bien (gracias a los lingotes de oro) y anda muy de compinche de Clara Stauffer. Lo curioso es que todos la saben madre soltera y nadie parece escandalizase.



Guillermo está bien gracias a la documentación falsa y dinero que le proporcionó Manuel. Experta lo ayuda a encontrar un cuartito en una pensión y gracias a que habla idiomas consigue un empleo en una importadora. Pasa tres años de vida gris, pero a salvo. En cambio, el pobre Adrián se ha unido a la Wehrmacht donde hace una amistad con un jovencito alemán. En Estonia,  al final de la guerra,  ambos son incorporados a la SS y deben ejecutar a judíos sacados de un campo. El amigo de Adrián se niega y recibe un tiro en la cabeza de parte de Kleiber , su comandante. Tratando de salvar su vida, Adrián por fin encuentra “su instinto asesino”.

Mientras Adrián las pasa horrible, Guillermo sigue a salvo hasta que un día se le aparece Moya. Ahora Guillermo/Rafael comienza a ser interesante. Se involucra en la resistencia comunista y atiende gratis a heridos y enfermos rojos que no pueden ir a médicos comunes. Moya solicita más y Guillermo que siente que le sube la autoestima esta lucha,  colabora con él. Esta actividad lo lleva a conocer a Eugenia “Geni” León, mujer de sociedad que nunca ha perdonado a Franco la muerte de Fernando, su amante falangista.



Guillermo pasa a ser amante de Geni y a ayudar a los maquis del Valle de Aran, pero acaba la guerra, la Guardia Civil aplasta al maquis. De nuevo Guillermo se siente en foja cero. La alegría le retorna cuando vuelve a toparse con Manolo que ha sido enviado por el gobierno de los Estados Unidos a investigar las ratlines, la vías de escape de los criminales nazis. Esto lleva a Guillermo a reencontrarse con Geni que lo pone en contacto con Clara Stauffer y con el mismísimo Otto Skorzeny. También Guillermo vuelve a ver a Amparo y a José Antonio, su hijo.


                                   Skorzeny

Adrián, La Verdadera Victima

Manolo,  que sigue siendo ”cuate” de Meg en cama y en espionaje, debe infiltrarse en los círculos nazis , ¿y qué mejor idea que hacerse pasar por un criminal de guerra que necesita socorro? Solo que se les ocurre robarse la identidad de …¡Adrián Gallardo!

Esto es totalmente inverosímil (no se parecen, Manuel no es boxeador, Clara Stauffer conoce al verdadero, etc.) pero lo consiguen. No solo Manuel va a vivir una vida de lujos en Buenos Aires, pero Guillermo comienza a ganar dinero arreglando transportes de obras de arte robadas. Por supuesto que ambos siguen empeñados a derrocar a Franco, pero nunca me les creo el cuento del espionaje. Nunca los sentimos en peligro, nunca hay mucho suspenso, nunca los vemos sufriendo,  en contraste con Adrián.

El pobre, tras languidecer en una prisión rusa,  es sacado de ahí gracias a la caridad de una funcionaria de la Cruz Roja. Vaga,  piojento y muerto de hambre y frio,  por las calles de Berlín hasta ser repatriado a España donde descubre que lo han usurpado. En realidad, la verdadera víctima de este cuento es Adrián. Y decir que porque alguien es débil mental y deja que la vida lo empuje,  se merezca su calvario es muy injusto.



En general, no me ha gustado esta serie, aunque se me hizo menos pesada que Dime quien soy. Voy a concordar con amigos que ya están hartos de la Guerra Civil en ficción. Si no saben hacerla más interesante ni gasten en eso.



Por otro lado, y por disparatada que fuese, me creo más Jaguar que el relato de las rat lines de Almudena Grandes. Allá si sentíamos el peligro, sentíamos emoción, queríamos a los personajes. Mas importante,  sabíamos lo que habían hecho los que pretendían huir gracias a “la línea de ratas”. Aquí hasta hay un intento de blanquear a Skorzeny. Meg dice que “no es un sádico ni un asesino” por eso Los Aliados lo dejaron libre. Supongo que entonces no se sabía el tremendo rol que Don Otto tendría en la manufactura y mantenimiento del Cuarto Reich.



Manuel se queja de que ahora a los norteamericanos les interesa derrocar a Franco porque este ampara a quienes mataban judíos. Me parece mezquina esa queja y hasta me alegro de que no encuentren pruebas que liguen a El Caudillo con las ratlines. Hasta ahora nadie ha probado ese vínculo. Por eso es que ni Manuel ni su Meg, ni Guillermo me importan un rábano. Solo me arrancan bostezos. En cambio, Adrián pasando penurias solo porque no encontró espacio en el mundo que le tocó vivir, me arranca un lagrimón.

Contenido Violento y Gory: Poco, nada muy gráfico. Netflix ha blanqueado a Madrid de todo los horrores vividos en su sitio que duró más de tres años. Romero dice en un momento que las desapariciones “ya no pasan en Madrid”. Esto en el verano del ’37. En una tesis infantil, la serie culpa a los anarquistas y a los soviéticos de todo lo malo que ocurrió en la Zona Roja. Los malos son fachas disfrazados de anarcosindicalistas o militares como Romero. La misma Clara Stauffer dice que hay que exagerar los crímenes rojos. Hasta la masacre cometida con Andreu Nin es explicada de manera ambigua. Netflix, como ocurriese con el final de Las Chicas del Cable, no sabe qué hacer con la Guerra Civil por lo que termina haciendo nada.



Contenido Sexual y Desnudos: Mínimo dos escenas de cama por capitulo. Ninguna muy sexy, todas repetitivas y semi sórdidas. Una excepción es las que comparten Guillermo y Geni León. Aunque incluyen los jadeos y encueramientos obligatorios, hay dejos de ternura que se notan hasta en la música de trasfondo

Factor Feminista: Una ironía de este relato es que la única mujer fuerte que está en igualdad con los hombres es Clara Stauffer. Como es un personaje real sabemos que efectivamente fue como la describe Meg “una mujer que ha sabido hacerse imprescindible en un mundo de hombres”. Un premio a Eva Llorach (la mami vende-drogas de Rebeka en Elite) que logra hacer interesante a una gran villana, y también tener el mejor vestuario de la serie.



Factor Diversidad: Aparte de Meg que es bisexual y medio mexicana, la historia es básicamente españoles contra españoles, españoles contra alemanes, y españoles en la Argentina.



11 comentarios:

  1. I did not even bother with this one, I really dislike the lead actress, she is the type of a Latino actress I cannot stand. I think I will start Domina this week as I have finished Sisi last Friday. Need to start something tonight as well and next week too as I also finished Sanditon,what a stupid series that was.

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    1. sorry, I have nothing to reccomend. I'm even watching docudramas in Netflix trying to find something decent there. The lead actress is not an epitome of latino a) because she is female and b) because she is Spaniard, therefore she is European. The girl that plays Meg is Latina, she's Peruvian. On that note, she's not a good actress, has no charisma, isn't pretty, and not even have a great body. One cannot understand what the hero sees in her.

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    2. I meant the one that is not attractive is Veronica Echegui, not Peruvian Stephanie Cayo

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    3. Yea, I meant Echegui, she looks like Penelope Kruz from Ali Express and even Penelope ain't nothing special LOL

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    4. Pe is overated, but she's still notches above Veronica who brings nothing appealing to her character

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  2. De Afonso Velasco Senda desde FB
    Pasaba algo parecido en Belle Epoque de Trueba, que se vendió la República Española como una Arcadia Feliz, bucólica en la que no se muestra la enorme conflictividad social que había. Un amigo mío, y yo la vimos sólo para ver como los protagonistas masculinos se liaban con los femeninos.

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    1. Para Alfonso Velasco Sendra Bueno, aquí no se da una imagen feliz de la Republica, pero si de un Madrid en guerra donde no pasan cosas malas (en el lado republicano) y donde si pasan es por culpa de anarquistas y de fachas disfrazados de militares.

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    2. De Alfonso Velasco Senda desde FB
      Díselo a la gente que acabó en manos de las Chekas, y los que cayeron bajo las brigadas del Amanecer de Agapito García Atadell. Por no hablar de que estaban sitiados por el bando Nacional. No me hubiera gustado vivir en Madrid en aquella época.

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    3. Para Alfonso Velasco Sendra A nadie le hubiese gustado viir allá. No había nadie exento de peligro. Hasta republicanos como el Dr. Marañon al que una vez llevaron a una Cheka y aunque lo soltaron, lo pasó tan mal que se exilió enseguida. Muchos escritores que no fuesen muy de izquierda se fueron antes de que triunfase Franco.

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  3. De Ana Estelwen desde FB
    No sé los demás espectadores españoles, pero yo estoy hasta el toto de la temática "guerra civil" en series, películas y novelas (que además en el 99% de los casos son pura propaganda con republicanos buenos buenísimos y fachas malos malísimos). Han exprimido tanto el tema que basta con que una historia tenga esa temática para que mi interés por ella caiga bajo cero.

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    1. Para Ana Estelwen Por eso no te etiqueté y era en ti que pensaba cuando dije que tenían amigos que preferirían que no se hiciesen más sobre el tema. La fórmula ya se agotó y no da para más, porque es falsa. A mi me engaño el cuento de que iba a ser objetiva. Aparte de que son diez capitulos y solo cuatro son durante la guerra, pero el resto es más inconcebible aun. Mi sorpresa es con Netflix que gasta dinero en series como esta y "Trasatlantic"para contar frivolamente episodios históricos que son serios.

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