Desde hace dos
años que a los pobres “Downties” nos tienen aturdidos con cuentos chinos de que
tal y tal serie es “la nueva Downton Abbey”. Así hemos tenido que ver bazofias
como “The Halcyon” o epitomes de cursilería como “Victoria”. Creo que lo único
que se salva de ese circo es “The Crown”, la visión de Netflix de la actual
monarca de Gran Bretaña, Isabel II.
La mujer que iba a ser reina
No se necesita
ser monárquico para ser parte del fandom de la realeza e Isabel lleva tantas
décadas en el trono que sigue siendo un paradigma de cómo debe ser una reina.
Pero una cosa es leer sobre familias reales en revistas del corazón y biografías,
y otra que te aparezcan en la pantalla enseñándonos su triste humanidad. No nos
molesta saber que el Rey Jorge III orinaba pipi azul, que Catalina la Grande era
ninfómana o que Enrique VIIII era… ¿Que pecado no cometió el gordo? Incluso
Victoria, fundadora de la dinastía Windsor, es un personaje lejano al igual que
sus pecadillos. No así los reyes modernos. Aunque después de ver a Helen Mirren
en “La Reina” poco nos queda por conocer de Isabel Alejandra María Windsor.
Para mí, Isabel
es importante porque es el único miembro de la realeza que he tenido cerca
(ella y el Duque, pero de él hablaré más adelante). En su única visita a Chile,
en 1968, tuve la oportunidad de acercarme a Su Graciosa Majestad Británica, y
como alumna de colegio británico, pude doblar mi rodilla ante ella (por suerte
en la clase de ballet nos habían enseñado a hacer genuflexiones). Solo tengo
que decirles que, al lado de Isabel, Cersei Lannister es una alpargata vieja.
Admiró el trabajo de Dame Helen MIrren en “The Queen” y también aprecio lo que
Claire Foy ha hecho con el difícil personaje que le ha tocado encarnar, pero no
llegan a capturar a la Reina que es una mujer reservada, pero que proyecta
energía y carisma a raudales.
La gracia de “The
Crown” es que nos lleva atrás en el tiempo para conocer a una Isabel joven,
recién emergente de la adolescencia y de una guerra que ha dejado marcado al
mundo. El primer episodio repasa desde las fabulosas bodas reales de Isabel y
Felipe de Grecia, hasta el nacimiento de sus hijos mayores: Carlos y Ana. El
segundo está dedicado al fallecimiento del Rey Jorge y los primeros días de
Isabel debatiéndose entre el luto y la tremenda responsabilidad que pesa más
que su corona. Los episodios siguientes giran en torno a la coronación y los
problemas que la preceden.
Parece un poco
aburrido ¿no? Sin embargo, es fascinante. Te atrapa gracias a tres razones.
Primera, las similitudes, más sutiles que en “Victoria”, a ” Downton Abbey”. Segunda,
las poderosas actuaciones, principalmente las de la pareja principal. Es una
serie muy profunda y la profundidad la consigue el reparto no gracias a
diálogos efectivos, como es la costumbre, sino gracias a frases cortas, pero contundentes,
y a un magnifico dominio del lenguaje corporal y facial. Por último, “The Crown”
no tendrá dragones ni sexo ni violencia, pero es un “Juego de Tronos” moderno
que toca una historia cercana (para mi más cercana que para ustedes) cuyas
repercusiones siguen afectando a Inglaterra, a Europa y a un imperio que dejará
de serlo precisamente en los primeros años de reinado de Isabel.
Jorge VI vs Robert Crawley
Los dos primeros
episodios son una mirada a cómo fuerzas exteriores pretenden refaccionar a
Isabel y convertirla en la cabeza de una monarquía parlamentaria y moderna. La
mayor fuerza es el Rey Jorge, padre de nuestra protagonista. Desde que Colin
Firth tartamudeara en “El discurso del rey” que Jorge VI se ha convertido en
una referencia cultural, lo hemos visto en todo tipo de aspectos físicos desde
el de James “Slurp” Purefoy hasta el de Ser Jorah Mormont. Jared Harris, cuya
muerte me hizo llorar en “Mad Men”, ahora nuevamente me tiene gastando pañuelos
desechables por este rey que venció tantos obstáculos y fue vencido por el
cáncer pulmonar. Lo vemos batallar en silencio, escupir sangre discretamente,
luchar por proteger su pasado y futuro que son Gran Bretaña y su heredera. Es
aquí donde entra en juego el factor “Downton Abbey”.
Por seis
temporadas vimos a Robert Crawley, Conde de Grantham, lidiar con sus grandes
desvelos: sus hijas y su feudo, la Abadía de Downton. En el caso del Rey Jorge,
su feudo se expande hasta convertirse en un país, incluso un imperio que se
desmorona. Como Lord Grantham, Jorge quiere mantener el pasado, pero también
adaptarse al futuro. Por sobre todo él quiere legarles a sus hijas,
principalmente a la primogénita, el amor por su terruño y la necesidad de protegerlo.
En otros filmes, hemos
visto al Rey Jorge intentar ser un buen gobernante, vencer su tartamudez,
compartir con su gente los horrores de la segunda Guerra Mundial, pero en “The Crown”
lo vemos como un padrazo, lleno de amor por sus hijas. Ese amor se encapsula en
esa frase que se repite a través de la serie: “Isabel es mi orgullo, pero Margarita es mi
alegría”.
Hasta, en genuino espíritu Downton le han dado
un especial navideño, donde el rey comparte como gran castellano, con su
familia y sus vasallos. Pero la escena donde más se siente el pathos de la inminente
partida del soberano, es en vísperas de su fallecimiento en su dueto con su
hija menor. Esa interpretación, semi a
capella y un poco desafinada, del clásico de Rodgers-Hart “Bewitched, Bothered
and Bewildered”” es todo un testimonio del fuerte lazo que unía a la princesa y
su padre.
Sin embargo, la
mayor preocupación del rey Jorge fue “su Orgullo”, su heredera. Como Robert
Crowley no vio mejor manera de ayudarla a gobernar que consiguiéndole el mejor
consorte. Ahora, hay que ver las diferencias entre ambos casos. Tanto los
padres como la abuela de Lady Mary la empujaban a casarse con su primo, el
abogadito de Manchester, que iba a heredar la Abadía. En “The Crown, y el
detalle es histórico, fue Lilibet (el apodo de la Reina) quien eligió. O mejor
dicho en el mejor estilo Barbara Cartland, ella dejó que su corazón escogiera. Desde que Isabel tenía trece años que sabía
que no se iba casar con nadie sino un primo lejano, príncipe de Grecia y
oficial de la Marina de Su Majestad.
El Príncipe Consorte
Por eso les tocaba
a sus parientes tener esas reuniones downtonianas donde se discutía el futuro
de la pareja y las muchas fallas del pretendiente, desde la mamá esquizofrénica
hasta los cuñados en la SS. Pero los principales defectos de Felipe eran su
pésimo carácter, sus pésimos modales y sus pésimas finanzas. Sería muy nieto de
la Reina Victoria, pero no tenía un peso a su nombre y no era lo que hoy llamaríamos
“políticamente correcto”.
Es una exageración
de la serie ese grosero acercamiento del Duque de Edimburgo a los reyes masái
en Kenia, pero que el Príncipe Consorte ha metido las patas diciendo barbaridades,
eso, toda la vida. Yo me acuerdo de que fue muy sonado en Chile, cuando
amonestó a Salvador Allende por presentarse en una fiesta de gala sin esmoquin.
Don Chicho intentó explicarle que el Partido Comunista se lo prohibía. El Duque,
muerto de risa, le preguntó entonces que si vendría en calzoncillos si se lo exigía
el partido. La Reina en cambio, en esa visita chilena, solicitó que le
presentaran a Allende “porque nunca había tenido un comunista de cerca”. Y ahí
lo estuvo escudriñando con esa mirada entre curiosa y astuta, que heredó de la
bisabuela Vicky, esa mirada que es lo único en lo que Claire Foy ha fallado al
caracterizar a Isabel II.
Aparte de
encontrarle una mirada dura, que me recuerda a su Ana Bolena de “Wolf Hall”,
Foy ha sido una magnifica Isabel y voy a sentir dejar de verla en el papel a
partir de la tercera temporada. Ha sido polifacética en su interpretación de
Isabel II. Nos la ha mostrado ingenua y encandilada con el novio en el primer
episodio. Mas tarde, tímida e insegura en su relación con Winston Churchill.
Incluso nos ha desplegado el famoso temperamento real. No se puede sobrevivir
al sarcasmo de una pareja como Felipe, sin tener carácter. Y si, eso de
lanzarle una raqueta de tenis por la cabeza al marido, es un detalle histórico.
Me incomodó saber
que Matt Smith iba dar vida al Duque de Edimburgo. ¿Cómo iba el Dr. Who a
encarnar al hombre más gallardo que he visto en mi vida? Pero me cerró la boca con una interpretación
impecable. Lo tengo en mente cada vez que menciono como los actores hablan sin
palabras en esta serie. Esa mirada con la que le informa a su real esposa que
ha quedado huérfana de padre fue impagable. Tal como el derrumbe corporal de
Felipe, en el penúltimo episodio, cuando Isabel le dice esa frase de que,
aunque les pese a muchos “eres el único hombre al que he amado”.
Una de las
escenas más intensas de la serie es cuando en la Abadía de Westminster un
Felipe furioso reniega de tener que arrodillarse ante su mujer durante la
ceremonia de coronación. Aunque este es un hecho inventado (como Príncipe de
Grecia, Felipe se conocía al dedillo el protocolo y nunca ha pretendido
cambiarlo), los productores explicaron que necesitaban de una escena así para
que el público plebeyo comprendiera la frustración y humillación que significaba
ser príncipe consorte.
La primera
temporada de” La Corona “se ha centralizado en dos puntos. El primero ha sido
la difícil vida marital de la soberana. A pesar de que se han exagerado algunos
aspectos y casi no se mostraron los primeros cinco años de matrimonio que
fueron una perpetua luna de miel, lo cierto es que los primeros cinco años tras
la muerte del Rey Jorge fueron muy difíciles para el Duque de Edimburgo.
Obviamente, y con
el carácter que tiene, se lo hizo saber a su esposa. La serie nos muestra que,
por amor, Felipe tuvo que sacrificarlo todo: nacionalidad, familia, carrera,
¡si hasta tuvo que dejar de fumar! Pero lo que más lo afectó fue que sus hijos
no pudiesen apellidarse como él. “Soy el único hombre en Inglaterra que no
puede darle su apellido a sus hijos. ¡Soy una maldita ameba!” Esa frase que
dice en la serie, también la lanzó en privado el príncipe de la vida real.
A pesar de los
escollos que esta pareja ha sobrevivido en la vida real y en la ficción, nos
queda claro a los que hemos seguido la trayectoria de Isabel y Felipe, que la
reina no pudo encontrar mejor pareja. El Duque de Edimburgo comprendió finalmente
su rol en la vida de su esposa. Rol que en “The Crown” le es transmitido por
Jorge VI en una escena totalmente downtoniana. De madrugada, el rey despierta
al futuro yerno (y nos enteramos de que Felipe duerme desnudo y le vemos las
pompas a Matt) para llevarlo a cazar patos. En medio de la cacería, Jorge le
explica al nuevo ciudadano británico que su mayor deber patriótico es amar y
proteger a la futura reina. “Ella es tu trabajo” le dice el rey.
La química entre
Matt y Claire, incluso en las riñas maritales, es inequívoca e intensa. Solo
espero que los actores que los reemplazarán en la tercera temporada (Olivia
Coleman será Isabel) posean una parecida, porque en “The Queen”, la intimidad
entre James Cromwell y Helen Mirren si quedó clara y creo que pocos dudan que,
en su marido, Isabel II ha tenido un apoyo y un gran cómplice.
“The Crown” es
hija y precuela de “La Reina”. Ambas son escritas por Peter Morgan a quien no
le gusta que comparen su serie con “Downton Abbey”. Sorry, Peter, pero la relación entre Isabel II
y su abuela, Maria de Teck, es casi calcada de la de Lady Mary y Lady Violet en
“Downton Abbey”. Dame Eileen Atkins es
casi tan aguda y emotiva como el personaje de Dame Maggie Smith. Tal como Lady
Violet, la Reina María es cínica pero más que dispuesta a prodigar cariño y
sabios consejos en su nieta. Particularmente conmovedora es la escena en que la
vieja reina es la primera en hacer una reverencia ante la nueva reina."
A Alex Jennings
le gusta interpretar personajes de sangre real. Fue el Príncipe Carlos en “The
Queen”, Leopoldo de Bélgica en “Victoria”, y ahora da vida a un Duque de
Windsor físicamente bastante parecido y dotado de una personalidad entre
caustica y melancólica que debe asemejarse a la del verdadero. Aun así, esa
escena en qué medio de la Crisis Townsend, Isabel llama al tío a Paris para
pedirle consejo es totalmente falsa. El ex Rey Eduardo odiaba a su madre,
detestaba a su cuñada y despreciaba a su sobrina a la que burlonamente apodaba
“Shirley Temple”.
Quien no se
parece en nada al personaje que interpreta es Victoria Hamilton a quien yo
conocía como Miss Ruby de “From Lark Rise to Candleford”. Físicamente (petite, esbelta, de ojos oscuros) es la antítesis
de Elizabeth Bowes-Lyon, pero en personalidad tampoco “The Crown” le ha hecho
justicia a la Queen Mum Solo nos muestran sus facetas negativas: chillando como
descosida cuando se muere el marido; borracha y trastabillando cuando Isabel le
reprocha la mala educación que le han dado (un reproche muy curioso, por cierto).
Incluso, la ponen de suegra chismosa advirtiéndole a la hija que Felipe no es
buen padre con el Príncipe Carlos.
Entiendo un poco
lo que han querido hacer. Yo admiro a Isabel II, pero adoro a la madre, y la
gran mayoría de los británicos (monárquicos) comparten mis sentimientos. Por
muchos años, Isabel tuvo que sacudirse la sombra de su popular madre y en este
cuento que se enfoca en la reina, no en la Queen Mum, ha sido necesario rebajar
la importancia de cualquier personaje que pueda opacarla.
Por último,
tenemos a Vanessa Kirby en el rol de la Princesa Margarita. Como el miembro más
rebelde de la familia real y la que más problemas causará a su hermana, al
menos en esta primera temporada, Kirby hechiza y conmueve como la típica
“princesa que quería vivir”. Aunque hablaré más sobre Margarita y su trágico
romance con Peter Townsend en otra entrada, basta decir que la actriz, a quien
yo ya conociera por su interpretación de Zelda Fitzgerald en “Genius”, captura
los vericuetos del carácter de Margarita.
Vanessa es sexy y
etérea la vez. Una escena en que súbitamente se presenta en la oficina de
Townsend y lo besa en la boca para luego huir como si fuera un espectro o un
hada que se digna a acercarse a un mortal, está cargada de sensualidad. Nuevamente
sin necesidad de palabras los actores transmiten pasión reprimida. El simple
gesto del Capitán Townsend (Ben Miles) de sujetar a la Princesa por la falda
tiene connotaciones eróticas más intensas que cualquier revolcón de las series
a las que estamos acostumbrados.
Sin sexo gráfico,
sin desnudos (aparte las nalgas de Matt Smith) y sin violencia, “The Crown”
consigue transmitir todo el drama de un “Game of Thrones” moderno, expresando
el peso físico y moral de portar una corona y de cómo se puede ser rico, famoso
y de sangre azul y sufrir como cualquier plebeyo.
Me encantó tu reseña:
ResponderEliminarConcuerdo en todo y los paralelos con Downton están muy interesantes, es especial el del Rey Jorge con sus hijas, comparando con Robert y las suyas.
También mencionas muchos datos de la vida real que desconocía.
Me encantó la serie en cuanto a actuaciones, vestuario, puesta en escena, etc.
Los actores están muy bien elegidos.
Adoro a la pareja principal, como tú dices, tienen mucha química. Me gustó mucho el capítulo de la Coronación, me pareció que el tema de "arrodillarse" había sido inventado, pero les salió muy bien.
El personaje de la Reina Madre me gustó, pero sé muy poco de ella, por lo que no podría comparar con la vida real. Encontré muy lindo el capítulo en el que va a Escocia y el dueño del castillo que ella quería comprar no la reconocía jaja
Sabes, justo por el tiempo que vi la serie, vi en netflix el Discurso del Rey ¿Qué te pareció Helena en ese papel?
El personaje de Margarita me agrada mucho, y yo encontré muy sensual esa escena también!!! me alegra que ambas captemos la mismas cosas. Quedo a la espera de tu otra reseña para comentar de su relación con el coronel y los datos de la vida real que vayas a darnos.
Otros personajes que me gustan:
Churchill!! ¿Hablarás de él en alguna otra entrada? Es uno de mis favoritos.
Personajes menores:
Personajes menores:
La secretaria de Churchill: Otro capítulo genial, me dio mucha tristeza.
El profesor Hogg: Capítulo hermoso.
El pintor: Interpretado por nuestro Stannis. Otra joya.
Bueno, esto comento por ahora. Ya agregaré más cosas, a medida que me vaya acordando.
Por cierto, leí en Internet que a la Reina le gustó la serie pero dijo que algunas cosas se habían dramatizado mucho ¿cuáles serán esas cosas?
Saludos
oila Gatita Any, disculpa la tardanza, pero justo me agarraste en día de salida. Como ando medio agorafóbica, me obligó a salir mínimo dos veces al mes, y esta era mi primera salida.
EliminarA ver por partes. Por supuesto que voy a hablar de Churchill (el Mr. Carson de Buckingham) y de los demás ministros, secretarios, etc. en mi próxima entrada “Abajo de las escaleras”
Me ha sorprendido mucho lo poco que se sabe hoy de la Familia Real Británica, con todos los fans de la Princesa Di y de la Duquesa Kate que hay . Por un lado, obvio, yo soy un año mayor que el Príncipe Andrés y crecí con toda esta fascinación. No te imaginas lo anglófilos que eran los chilenos en los 60s. Pero igual, cuando lo del divorcio de Diana y Carlos, se hicieron como cien biografías de todos. Yo tenía una mini colección de la Queen Muy. Pero hoy aquí en Gringolandia, ni idea de quien era la Princesa Margarita ni de sus escándalos. Incluso, hay crownies que se quejan si tu cuentas algo sobe los royasl, porque dicen que es Spoiler! Por eso prefiero dejar lo de Townsend y el Porchey par un par de semanas más.
Si, fue convincente lo de arrodillarse, porque hubo muchos roces desde el momento de ella subir al trono. Antes no, vivían en eterna luna de miel.
He visto a muchas actrices dar vida a la Queen Mum, pero Helena creo que mas se le asemejó. No tanto en lo físico como en el carácter.
Yo me imagino que a la Reina le dio un poquito de cosa verse joven y sexy y con un marido joven y sexy. Dicen que eran muy apasionados y que había que llamarles la atención cuando jóvenes porque se la pasaban besuqueándose y haciéndose cariños en públicos. Y los ingleses no son muy dados alos calugazos. También le debe haber dado vergüenza lo de la raqueta. Pero al menos todo eso es verdad, lo triste y molesto, ya vas a ver, fue lo de Margarita. La dejaron muy fea a la reina y es totalmente falso.
La ropa me vuelve loca también. Vuelvo a repetirte, trata de ver “The Collection”. Como la dieron en PBS a lo mejor la pasa Bravo.
No se si te fijaste, pero puse links para mis albunes de Pinterest y hay uno de Margarita, para que veas que antes de Diana, ella era la que imponía modas.