martes, 19 de mayo de 2020

Amigas y Rivales: La envidia reina en la Segunda Temporada de My Brilliant Friend



Viendo la segunda entrega de” La Amiga Estupenda”, caigo en que no anda errada mi tesis de que más que competencia o cariño, es la envidia lo que sostiene a través de años la amistad entre Lenú y Lila. Es esa rivalidad, disfrazada de amistad, la que las motiva a competir, a hacerse zancadillas, a veces a ayudarse y extraordinariamente a reencontrarse aun cuando intentan huir de esa dependencia enfermiza que ha marcado su infancia y adolescencia.

De Competencia Infantil a Rivalidad Sexual
La prueba la tenemos en este primer episodio cuando, ignorando que su amiga está siendo golpeada y violada en su noche de bodas, Lenú solo piensa que ella también debe perder su virginidad. Que no puede ser menos que Lila. Que su voto infantil de “lo que hagas, yo también lo hago” debe ser mantenido. Necesita poder arrojar al rostro de su rival que ella también ha “sido penetrada”.

Hay algo demente y obsesivo en el modo en que Lenú busca el sexo, en un callejón. En cómo se baja las bragas e intenta seducir a Antonio, su novio proletario. Pero Antonio, es demasiado napolitano para aprovecharse de la mujer que va a ser su esposa y Lenú queda tan frustrada que incluso planea abandonar sus estudios, segura de que Lila siempre la superará. Solo se tranquiliza cuando ve a su frenemy con un ojo en compota y descubre el calvario que ha sido esa lujosa luna de miel.

Resulta absurda esa manera de pensar, pero hablamos de quinceañeras de un espacio limitado e ignorante. Aun así, es Lenú quien más me exaspera esta temporada. A cada instante cae en una desmotivación pasiva de la que solo emerge para ponerle ojos de carnero degollado al insoportable Nino Serratore.

En cuanto a Lila, vemos sus esfuerzos por salirse del marco de la víctima. Como convierte el lujoso departamento donde vive su martirio en un refugio tanto para que Lenú siga estudiando como para que su hermano y su cuñada Pina hagan el amor. La escena en que la pareja en medio de su refriega amorosa resuella sonoramente provocando las risas de Lila y Lenú, nos recuerda lo inocentes que son ambas.

Admirable el modo en que Lila apoyándose en la sensualidad que le niega al marido, va la pastelería Solara. Como deja a todos con el ojo cuadrado para solicitar que su ex prometido ayude a Antonio a saltarse el servicio militar. Sin embargo, como nota Lenú, Lila ha usado a Antonio como excusa para avergonzar a su marido y demostrar el poder de su belleza.


La pobre Lenú llena de esperanzas le cuenta la buena noticia a Antonio que reacciona con un machismo tan repulsivo como el de Stefano y los Solara. Acusa a Lenú de humillarlo y rompe con ella. Para mayor ignominia, Lila se pone de su lado. Ella será “la Signora Carracci” pero sigue siendo parte del proletariado napolitano y lo entiende.

Buena Persona y Chica Respetable
En cambio, Lenú es aprobada por la burguesía. Marcello dice que ayudará a Antonio porque “Lenú es una buena persona”.  Stefano se refiere a ella como “una chica respetable” y la convierte en su confidente en una de las escenas más emotivas del segundo capítulo. Lenú se siente importante y conmovida por la confianza del marido de su amiga, pero también se siente dividida.

El segundo capítulo muestra la confusión de Lenú, que en el fondo sigue siendo una niña, ante la tragedia de Lila. Ella es quien golpea la puerta del apartamento de los Caracci durante una crisis domestica rogándoles a ambos que paren su violencia, pero es también quien intenta convencer a Lila que Stefano la ama y que debe darle un hijo.

Vemos en ese segundo episodio como Lenú se debate ante la posibilidad seguir el destino de las mujeres. En el caso de su madre no es malo puesto que está contenta con su matrimonio y no encuentra desagradable el aspecto físico de su relación, a diferencia de Lila asqueada ante la idea de ser madre. Esto lleva a ese momento surrealista en que Lenú observa a las mujeres del Rione avejentadas y desdichadas hasta el punto de que se vuelven feas ya que comienzan a tomar las facciones masculinas de sus esposos.

SPOILER para quien no haya leído los libros. Lenú tendrá más hijos que Lila y eso no le impedirá conseguir lo que quiere. El problema no son los hijos, son los hombres con los que estas mujeres procrean, hombres sin sueños que no comparten los de ellas y que las aplastan. Es nuevamente el Rione del que Lila y Lenú intentan vanamente huir.

La Perversidad que Lila Lleva Adentro
Yo leí La historia de un nuevo nombre antes que el resto de la saga y me incomodó tremendamente. Lenú me pareció una zángana despistada que permite que una mala amiga la pisotee, le quite el novio, la ofenda. Lila me parecía un monstruo y no entendía el vínculo que unía a dos mujeres tan dispares. Obvio, que cuando leí la primera parte, más el ver la serie, me ayudó a poner las cosas en perspectiva y darme cuenta de que el actuar errático de Lila obedece a una enfermedad mental probablemente desorden bipolar.

Solo así se explica ese gravitar a extremos que la empujan a dañar a otros y a la autodestrucción. Es lo que su esposo llama “la perversidad que lleva adentro” o esa acusación de hechicería que le planta su cuñada. Es en el tercer episodio donde vemos el mal desatado y no precisamente en el misterioso incendio que consume la foto de Lila vestida de novia.

Lila consigue, a través de trabajar hasta el agotamiento en su nuevo almacén, perder el odiado bebé que espera. De ahí pasa a una nueva etapa, la de almacenera. Como todo lo que hace, Lila descuella como comerciante, consigue que su marido gane mucho dinero y la consienta en cosas materiales. Como compensación de su abundancia, Lila ayuda los más discapacitados del Rione, regala cestas de comida, genera empleos bien pagados y hasta obsequia a Lenú una minibiblioteca de textos nuevos.

Es entonces una sorpresa cuando Lila confiesa a su amiga que hace trampas en el negocio. Cobra de más, estafa a todo el barrio. Stefano la enseñó y el espíritu perfeccionista de la Señora Carracci la hace superar al marido en las trapisondas. “No confíes en nada de lo que yo haga o diga” advierte Lila a su amiga estupenda” y pronto veremos a que se refiere.

Lenú ha sido invitada una fiesta en casa de su maestra predilecta. No quiere ir, no tiene vestido, no sabe comportarse, tiene 17 años y viene del Rione. ¿Qué va a hacer en casa de gente acomodada?  Lila tiene la solución, prestarle un vestido y acompañar su amiga. Parece perfecto. ¿No?

Llegan a casa, de la maestra, las dos guapísimas, pero ya Lenú está preocupada. ¿Qué tal si Lila la avergüenza con sus modales de almacenera o peor encandila a todo el mundo?  Comete el grave error de pedirle a su amiga que modere su lenguaje. Con eso despierta al dragón dentro de su Amiga Estupenda.

Para Lila saber que Lenú puede corregir sus modales significa que su amiga se siente superior. Eso arruina la noche de la señora Carracci, casi tanto como ver como Lenú es distinguida por la anfitriona, por sus hijos, por Nino Serratore que por primera vez parece admirar a la de los anteojos. Incluso Lenú, llena de seguridad, baila a go go con la misma soltura y abandono que una vez convirtiesen a LiIa en la reina de la pista.

Para colmo, durante una pontificación abstracta, Lenú toma el partido de Nino, y sin saberlo, de su maestra. De pronto todos la escuchan y la chica se luce recitando poesía. Esto es demasiado para Lila que llena de envidia llama al marido para que las lleve a casa.

En el auto, Lila acaba de arruinarle la noche a su rival, contándole a Stefano con tono burlón la panda de ociosos pretenciosos que son los amigos de Lenú y como repiten lugares comunes como si fueran papagayos. Agrega que Lenú se ha vuelto también una cotorra y propina un golpe bajo acariciando al marido y recordándole a Lenú que ella Lila, ha ganado ya que tiene lo que a la otra le falta: un hombre en su cama.

Esto no significa que Lenú sea una víctima inocente. Ferrante ha dotado al personaje de una pasividad agresiva que exaspera al lector. Sobre todo, cuando no la vemos batallar como Lila. Nos molesta no verla más involucrada en sus estudios o aprovechar las oportunidades que la vida le ofrece. Lenú en esta etapa consigue subir escolástica e intelectualmente nada más que por las insistencias de su amiga.

Lo cierto es, y Lenú lo ha dicho, todo lo conseguido ha sido por competir con Lila. Y ver que su rival, aunque desdichada como mujer, lleva una vida prospera, donde destaca en los negocios, donde dispone y ordena, demuestra que el voto infantil de “lo que tu hagas, lo hago yo” ya no impera. Los objetivos de Lenú no van encaminados a su futuro, a ganarse la vida, o desarrollar una personalidad propia. Ella solo tiene dos metas definidas: vencer a Lila y conseguir el amor de Nino.

Nino: La Manzana de la Discordia
En el tercer episodio vemos a Lenú acercarse a esta última meta. El joven Serratore se ha dado cuenta de su existencia, la busca, le interesa oír su opinión. Si Lenú se olvidara de Lila y su rivalidad, podría poner toda su energía en un acercamiento con el hombre que ama, pero no puede o no quiere. Reitero, yo odié este libro. ¿Como podían Lila y Lenú llamarse amiga si se detestaban? ¿Y cómo Lenú permitía que Lila la llevase a ischia casi como sirvienta, que le quitara los libros y hasta el pretendiente?  

Lila y Nino se hacen amantes. Ella para seguir en esa absurda competencia, él por qué, aunque odie serlo, es una mala copia de su padre.  Su debilidad es evidente en la escena en que Lila se burla de la carta de Nadia, la novia formal de Nino.

Al final, Nino es despreciable. Ha jugado con los sentimientos de Lenú, ha traicionado a su novia formal y se mete con una mujer casada. ¿Qué estatura moral tiene para juzgar a Donato? Algo de eso entra en la cabeza de Lenú cuando se entrega a Serratore senior, una escena que a muchos le repugna, pero que yo comprendí aun antes de que Saverio Constanzo la tradujese tan primorosamente a la pantalla. Lenú pudo haberse ofrecido a Nino (y el patán no la hubiese rechazado) o pudo acostarse con Bruno que parecía realmente estar atraído por ella, pero prefirió a Donato como una manera de seguir ligada al hijo de este.

También es el modo de Lenú de vencer a Lila, porque si la señora Carracci se ha vuelto dependiente de su relación adúltera, Lenú es totalmente libre. Ha perdido su virginidad, ha cohabitado con un Serratore y lo ha dejado vencido y emasculado en la playa. Una lástima (los Lectores saben de qué hablo) de que no sea ese el final de su relación con esa familia.

Pero Lenú no aprende. Se aleja de Lila, sale adelante en sus estudios sola, ahora motivada con la esperanza de salir del Rione y su miseria. Tras un buen examen de grado que acaba con su secundaria, le ofrecen una beca universitaria para la Normale de Pisa.

 ¿Qué hace Lenú con tanta abundancia de suerte? Se va a buscar a Lila a la zapatería y descubre que su amiga usa el establecimiento como garconniere, para sus encuentros furtivos con Nino. Ninguno de los adúlteros parece avergonzado. Lila extasiada anuncia su embarazo e intención de abandonar a Stefano. Nino no parece tan entusiasmado y cuando Lenú anuncia que se va a Pisa, es obvio que él preferiría irse con ella.

Tras una airada discusión en la que Stefano, la golpea y ella lo amenaza con un cuchillo, Lila abandona el hogar conyugal. Y aquí entramos en la zona “Unorthodox”. Stefano solo llora, no tiene idea donde se fue Lila, por qué lo abandonó, y le da vergüenza saberse un esposo despreciado. Finalmente, su familia y los Cerullo se unen para encontrar una solución y esta es típica de ellos, se imaginan que Lila se ha ido a Pisa a reunirse con “Lenuccia” y esperan beatíficamente su retorno.

El único que no se cree el cuento es Michele Solara quien ya vio a Lila y a Nino en Ischia. Se consigue un sicario, el zombi Antonio quien anda deschavetado desde que hizo el servicio militar. El loquito encuentra a Nino y le da una paliza, supuestamente para que se aleje de Lila. Todos sabemos que, en realidad, está vengándose de la pasión que Nino inspiró, inspira e inspirará en Lenú.

Aunque el fandom se ha volcado en contra del patético Antonio, hizo algo decente. En vez de delatar a Lila con su patrón, le encargó a Enzo que fuese en su búsqueda. Eso sirvió para que Enzo tomara el lugar que corresponde en este cuento porque para los No Lectores es un personaje superfluo, de esos amigos que se cuelan a todas las pandas y viven de gorra sin propósito ni dinámica.

Resulta que ahora nos enteramos de que, desde sus días de amistad lapidaria, Enzo ha amado a Lila en silencio. En su tremenda decencia, Enzo le pide a Lila que vuelva con su marido. Si Stefano la rechaza Enzo se hará cargo. Lila en su esencia de antisocial no agradece. Cuando vio a Enzo en su puerta su primera pregunta fue si había venido a dejarle la fruta. Su tiempo con los Caracci la hizo clasista.

Un aparte, Enzo es el mejor hombre de esta historia de hombres malos, Nino es el peor. Stefano, Marcello, aun Donato, tienen rasgos humanos, tal vez generosos. Nino es incapaz de salirse de su egolatría. Tal vez por eso es el único que, pasado su deslumbramiento con Lila, le ve defectos que otros no reconocen: su agresividad, su necesidad de controlar y, porque Nino es en el fondo un elitista,

Lila regresa con Stefano, pero exige que no haya intimidad entre ambos, establece su propio lockdown en casa y sus reglas de distanciamiento social incluso después del parto. Se niega a ponerle Achille al niño e insiste en que Genarinno no es hijo de Stefano. Esto lanza a su marido por una espiral de ira y violencia. Como si fuese un hechizo, la ausencia de Lila acaba con la bonanza de los negocios de Stefano quien reacciona dándole una paliza a Rino enfrente de los hijos de ambos. Ahora Lila empieza vivir aterrorizada por su marido, por sus celos y violencia. Su única huida es escribir en una serie de cuadernillos su día a día.

Lenú, La Reina de los “Casi”
Dos años han pasado y Lenú se ha hecho de un mundo lejos del Rione, de Nápoles y de Lila, pero cuando su pareja la abandona para irse “a hacer la revolución” debe reexaminar sus logros. Lenú enferma y está sola. Desde Nápoles, y rengueando, llega su madre en una de las escenas más conmovedoras de la serie. Annunziata que jamás ha salido del Rione o montado en un tren, llega a cuidar a su hija, a hacerle caldos y medicinas justo cuando Lenú sufre de dolor físico y moral.


La visita de Annuziata es tan fugaz, su partida es tan discreta que por un momento pensé que se trataba de un delirio de su hija. En la primera temporada odiamos a la madre de Lenú, pero esta temporada nos ha sorprendido cuando le dio a su hija dinero para que fuese a Pisa, cuando lloró conmovida al ver los libros nuevos que Lila le había regalado y ahora en este viaje impromptu es como un símbolo de la ternura materna.

Contrasta su desprendimiento, que representa el amor incondicional de una madre con Lila quien ha inventado métodos de enseñanza para desarrollar la inteligencia de su hijo y de su sobrino. Como todo en Lila este método se vuelve una obsesión compulsiva. Como le dice su hermano “ojalá no te aburras pronto”, porque todos saben que Lila comienza las cosas y luego las abandona por tedio o desesperación de que no traigan paz y contento a su vida. Incluso en el amor maternal Lila tiene esa visión enfermiza de que las personas son solo intelectos.

El retorno de Lila ha sido de pasada, su nueva vida, a pesar del hijo que cree de Nino, es infernal: Stefano es violento, Michele Solara la acosa, se entera que su marido tiene amores con Ada, la hermana de Antonio. Cuando enfrenta a Stefano con su infidelidad, el vuelve a violarla. Lila ahora está atrapada. Necesita de Lenú para poder huir, pero su Amiga Estupenda se hace de rogar.

Lenú no quiere volver a ver a Lila temerosa de que con su sarcasmo arruine la autoconfianza que tanto le ha costado conseguir. Es más, no quiere conocer al que cree hijo de Nino. “El juguete” que debió ser de ella. Finalmente, la visita y se entera del calvario que es el matrimonio. 

Lila le suplica dos favores. Uno que busque a Enzo para que la ayude a escapar, el otro que sea custodia de sus diarios. Le hace entrega a Lenú de una caja llena de cuadernos y a hace jurar que los guardará, pero nunca los leerá.

La curiosidad vence a Lenu que los lee y ahí se entera del martirio que ha sufrido Lila, pero la compasión es un sentimiento que no aflora en Lenú, sino la vieja envidia. Se da cuenta que ella es la reina de los “casi”. Es casi” la mejor alumna, tiene “casi” amigos, tuvo “casi” el romance perfecto y es “casi “novelista. Lila en cambio ha vivido experiencias reales y ha conseguido plasmarlas en el papel con un talento que elude a Lenú.

Desesperada y verde de envidia, Lenú arroja los cuadernos al rio. Ahí debería acabar la serie, pero Saverio insiste en seguir a las amigas a través de una nueva etapa. La liberación de Lila que debe caer en la pobreza para poder encontrarse y la liberación de Lenú que publica su primera novela lo que vuelve a ponerla en el camino de Nino Serratore.

Tal como la novela, la serie nos deja en ese punto de falsa desvinculación. Sabemos que Lila y Lenú no serán nunca libres y tristemente esa esclavización va vinculada a esa competencia infantil que no las deja crecer o tomar buenas decisiones. Esta esa frase cliché de “si no fuera por eso, no habría novela”.

Es cierto que esta historia no existiría sin esa rivalidad, pero si alguna moraleja se desprende de esta fábula es el cuidado que debemos tener ante los motivos que rigen nuestro destino y los peligros de someterlo a caprichos ajenos o a nuestra sumisión al modo de pensar de terceros.

Esta segunda temporada ha sido un ensayo en la envidia que a veces es difícil de digerir, pero no quiero dejar la impresión de que no me ha gustado. Saverio Constanzo toma la grandeza de la obra ferrantina y la esparce sobre un marco visual que se apoya en el esplendoroso paisaje de la costa del Tirreno y de la ciudad de Pisa donde Lenú va a la universidad.

La belleza de las jóvenes intérpretes de Lila y Lenú ha madurado tal como su vestuario que va variando con cada cambio de estatus y que refleja nuevas y más atrevidas modas y cortes de cabello. La moda también refleja la transición histórica de Italia de los 50 a unos 60 marcados por una juventud que busca el compromiso político. Contrasta este politizado ambiente universitario del Norte con la obsesión de los habitantes del Rione con hacer fortuna en el comercio.

El contraste es un recordatorio del desprecio que el italiano del Norte siempre ha sentido por lo que denominan el salvajismo del Sur y que se desprende de un clasismo que afectará a Lenú en su carrera cuando un catedrático le aconseja no postularse para dar clases en la universidad. “con ese acento suyo”. Aun así, Lenú está triunfando en el Norte.  En cambio, Lila ha retrocedido socialmente. ¿Estará su felicidad en el mundo obrero? Eso lo sabremos en la Tercera Temporada que se ha atrasado indefinidamente, tal como todo en nuestro mundo, debido a la pandemia

2 comentarios:

  1. Excelente análisis!! Como dices esa rivalidad enfermiza que tienen las dos es el motor que avanza la historia y que determina sus vidas, en particular la de Lenu. Creo que a ella le afecta más lo que hace Lila debido a sus propias inseguridades y todo lo que hace es una reacción a las decisiones que va tomando Lila en su vida. Pero claro, es indiscutible que Lila se hace amante de Nino por quitárselo a Lenu y probablemente tambien para sentirse un poco mas sofisticada e intelectual en el mundo de Lenu. Es extraño como las amigas dicen quererse cuando en realidad vemos tan pocas escenas de cariño entre las dos (la única escena tierna de las dos que me viene a la mente es cuando leían Mujercitas juntas porque incluso cuando jugaban a las muñecas su interacción era hasta cierto punto hostil). Entonces ¿que las unía? ¿Su amor por el aprendizaje? ¿El hecho de que son más inteligentes que el resto de sus amigas? La otra gran decepción de este segundo libro para mi--aparte de Lila, Lenu y Nino-- fue RIno, el hermano de Lila. Nunca entendí porque Ferrante convirtió un personaje que pudo ser heroico y positivo (como Enzo) en una bestia más del montón. Cuando chico siempre cuidaba de Lila e incluso en el primer libro nos enteramos que ella aprendió a leer porque acompañaba a su hermano a hacer sus tareas escolares en las noches. Ademas mostró solidaridad y cariño por su hermana cuando pelea con su papa para que ella pueda seguir estudiando. ¿Y que decir de su complicidad cuando diseñan zapatos juntos? ¿Qué paso con todo ese cariño? Se entiende la amargura de Lila al ver que Rino la traiciona al aliarse con los Solara y con Stefano al final del primer libro. Y lamentablemente esa traición marca para siempre la relación con su hermano, aun cuando le presta su departamento para que tenga relaciones con su novia. La relación de Lila y Rino nunca volverá a ser igual y nunca entendí porque la autora necesito aislar a Lila tanto. ¿Quizas para entender que Lila no solo envidia a Lenu por sus avances académicos sino tambien porque dentro de todo la familia de Lenu la apoya con sus estudios mientras que a Lila su familia la "vende" a las familias adineradas del barrio?

    Es una historia sumamente compleja y creo que eso es lo que la hace tan interesante. Estoy totalmente de acuerdo contigo en que la producción es impecable. Amo el detalle a la moda de la epoca, desde la ropa fabulosa que usan las chicas a los peinados, la decoración del departamento de Lila y Stefano, las hermosas playas, la arquitectura, hasta las diferencias que vemos en la forma de actuar de estos jóvenes de los años 60 comparado con los jóvenes de esta generación. Como lo comentamos por telefono, ellas se convertian en señoras apenas se casaban y su manera de hablar, vestir y caminar mostraban esto. Lo mismo con los hombres que no tenian tiempo de perder en estudios sino que debian mantener a familias enteras. Se nos olvida lo jóvenes que son todos (Lila se casa a los 16!)

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    1. No sé cómo fue en tu generación, pero yo no recuerdo haber abrazado a ninguna amiga ni haber tenido gestos tiernos con otra chica sino hasta mi adolescencia en la escuela judía. En Chile en mi infancia, todas nos saludábamos de beso, pero nada más. nunca un abrazo, nunca un gesto cariñoso, nunca una palabra de apoyo. Mis amistades eran muy como Lila-Lenú. Pero ya de adultas ellas si tienen gestos cariñosos. Cuando Lenú la ve con el ojo en tinta, cuando se encuentran en la fábrica.
      En el caso de Lenú, su amistad era una manera de controlar a Lila y evitar que le ganara. Lenú, en su infancia, tenia una sola identidad, ser la mejor de la clase. Lila amenaza ese status quo, como amiga de ella, Lenú cree poder mantenerla en un sitio cómodo para ella, pero Lenú es muy tontita. Desde el comienzo, Lila e hace zancadillas, la muñeca, cuando se a lleva de peo y la madre la descubre.
      Hay algo de lo que dices, envidia de que Lenú tenga una familia que la quiera y que la ayude a estudiar. Este año vemos al padre de Lenú tan orgulloso de los logros intelectuales de su hija y Annunziata pagándole el viaje a Pisa y viajando luego a cuidarla. Curioso, Annunziata tiene más hijas, pero Lenú es su preferida. Lila es la única mujer de la Familia Cerullo y es la mas usada y abusada de su familia.
      Lo de Rino es complicado. Como hombre tiene libertades que Lila no tiene, pero también tiene obligaciones como las de ser dominante y controlador. Por eso es violento con su mujer, y acepta la violencia de Stefano en contra de la suya. También acarrea mucha frustración, sus sueños se fueron al diablo porque sabe que los Solara siempre van a tener the upperhand. Eso le ocurre también a Stefano y de ahí esa pelea horrible enfrente de los hijos de ambos, están desahogando su frustración y culpándose mutuamente por sus sueños perdidos.
      Esa madurez impuesta, esa necesidad de crear familias es lo que me acerca tanto este mundo napolitano al de los judíos jasídicos. Si no se planea ir a la universidad, el único futuro, el único ritode pasaje que te convierte en adulto es el matrimonio y por eso las chicas se preparan para ese momento como si fuera una carrera y ya casadas inmediatamente adoptan vestuario, conversación, gestos de señoras respetables. Pero fíjate en Chile, el único rito de pasaje que veo entre las jóvenes es tener bebés, cuanto más jóvenes mejor. Incluso los buscan, eso las hace sentirse importantes y adultas, cuando no lo son.

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