Viendo la segunda
entrega de” La Amiga Estupenda”, caigo en que no anda errada mi tesis de que más
que competencia o cariño, es la envidia lo que sostiene a través de años la
amistad entre Lenú y Lila. Es esa rivalidad, disfrazada de amistad, la que las
motiva a competir, a hacerse zancadillas, a veces a ayudarse y extraordinariamente
a reencontrarse aun cuando intentan huir de esa dependencia enfermiza que ha
marcado su infancia y adolescencia.
De Competencia
Infantil a Rivalidad Sexual
La prueba la
tenemos en este primer episodio cuando, ignorando que su amiga está siendo
golpeada y violada en su noche de bodas, Lenú solo piensa que ella también debe
perder su virginidad. Que no puede ser menos que Lila. Que su voto infantil de
“lo que hagas, yo también lo hago” debe ser mantenido. Necesita poder arrojar
al rostro de su rival que ella también ha “sido penetrada”.
Hay algo demente
y obsesivo en el modo en que Lenú busca el sexo, en un callejón. En cómo se
baja las bragas e intenta seducir a Antonio, su novio proletario. Pero Antonio,
es demasiado napolitano para aprovecharse de la mujer que va a ser su esposa y Lenú
queda tan frustrada que incluso planea abandonar sus estudios, segura de que Lila
siempre la superará. Solo se tranquiliza cuando ve a su frenemy con un
ojo en compota y descubre el calvario que ha sido esa lujosa luna de miel.
Resulta absurda
esa manera de pensar, pero hablamos de quinceañeras de un espacio limitado e
ignorante. Aun así, es Lenú quien más me exaspera esta temporada. A cada
instante cae en una desmotivación pasiva de la que solo emerge para ponerle
ojos de carnero degollado al insoportable Nino Serratore.
En cuanto a Lila,
vemos sus esfuerzos por salirse del marco de la víctima. Como convierte el
lujoso departamento donde vive su martirio en un refugio tanto para que Lenú
siga estudiando como para que su hermano y su cuñada Pina hagan el amor. La escena
en que la pareja en medio de su refriega amorosa resuella sonoramente provocando
las risas de Lila y Lenú, nos recuerda lo inocentes que son ambas.
Admirable el modo
en que Lila apoyándose en la sensualidad que le niega al marido, va la pastelería
Solara. Como deja a todos con el ojo cuadrado para solicitar que su ex
prometido ayude a Antonio a saltarse el servicio militar. Sin embargo, como
nota Lenú, Lila ha usado a Antonio como excusa para avergonzar a su marido y
demostrar el poder de su belleza.
La pobre Lenú
llena de esperanzas le cuenta la buena noticia a Antonio que reacciona con un
machismo tan repulsivo como el de Stefano y los Solara. Acusa a Lenú de humillarlo
y rompe con ella. Para mayor ignominia, Lila se pone de su lado. Ella será “la Signora
Carracci” pero sigue siendo parte del proletariado napolitano y lo entiende.
Buena Persona
y Chica Respetable
En cambio, Lenú
es aprobada por la burguesía. Marcello dice que ayudará a Antonio porque “Lenú
es una buena persona”. Stefano se
refiere a ella como “una chica respetable” y la convierte en su confidente en
una de las escenas más emotivas del segundo capítulo. Lenú se siente importante
y conmovida por la confianza del marido de su amiga, pero también se siente
dividida.
El segundo capítulo
muestra la confusión de Lenú, que en el fondo sigue siendo una niña, ante la
tragedia de Lila. Ella es quien golpea la puerta del apartamento de los Caracci
durante una crisis domestica rogándoles a ambos que paren su violencia, pero es
también quien intenta convencer a Lila que Stefano la ama y que debe darle un
hijo.
Vemos en ese
segundo episodio como Lenú se debate ante la posibilidad seguir el destino de
las mujeres. En el caso de su madre no es malo puesto que está contenta con su
matrimonio y no encuentra desagradable el aspecto físico de su relación, a
diferencia de Lila asqueada ante la idea de ser madre. Esto lleva a ese momento
surrealista en que Lenú observa a las mujeres del Rione avejentadas y
desdichadas hasta el punto de que se vuelven feas ya que comienzan a tomar las
facciones masculinas de sus esposos.
SPOILER para
quien no haya leído los libros. Lenú tendrá más hijos que Lila y eso no le impedirá
conseguir lo que quiere. El problema no son los hijos, son los hombres con los
que estas mujeres procrean, hombres sin sueños que no comparten los de ellas y
que las aplastan. Es nuevamente el Rione del que Lila y Lenú intentan vanamente
huir.
La Perversidad
que Lila Lleva Adentro
Yo leí La historia
de un nuevo nombre antes que el resto de la saga y me incomodó
tremendamente. Lenú me pareció una zángana despistada que permite que una mala
amiga la pisotee, le quite el novio, la ofenda. Lila me parecía un monstruo y
no entendía el vínculo que unía a dos mujeres tan dispares. Obvio, que cuando leí
la primera parte, más el ver la serie, me ayudó a poner las cosas en
perspectiva y darme cuenta de que el actuar errático de Lila obedece a una enfermedad
mental probablemente desorden bipolar.
Solo así se
explica ese gravitar a extremos que la empujan a dañar a otros y a la autodestrucción.
Es lo que su esposo llama “la perversidad que lleva adentro” o esa acusación de
hechicería que le planta su cuñada. Es en el tercer episodio donde vemos el mal
desatado y no precisamente en el misterioso incendio que consume la foto de
Lila vestida de novia.
Lila consigue, a
través de trabajar hasta el agotamiento en su nuevo almacén, perder el odiado bebé
que espera. De ahí pasa a una nueva etapa, la de almacenera. Como todo lo que hace,
Lila descuella como comerciante, consigue que su marido gane mucho dinero y la
consienta en cosas materiales. Como compensación de su abundancia, Lila ayuda
los más discapacitados del Rione, regala cestas de comida, genera empleos bien
pagados y hasta obsequia a Lenú una minibiblioteca de textos nuevos.
Es entonces una
sorpresa cuando Lila confiesa a su amiga que hace trampas en el negocio. Cobra
de más, estafa a todo el barrio. Stefano la enseñó y el espíritu perfeccionista
de la Señora Carracci la hace superar al marido en las trapisondas. “No confíes
en nada de lo que yo haga o diga” advierte Lila a su amiga estupenda” y pronto
veremos a que se refiere.
Lenú ha sido
invitada una fiesta en casa de su maestra predilecta. No quiere ir, no tiene
vestido, no sabe comportarse, tiene 17 años y viene del Rione. ¿Qué va a hacer
en casa de gente acomodada? Lila tiene
la solución, prestarle un vestido y acompañar su amiga. Parece perfecto. ¿No?
Llegan a casa, de
la maestra, las dos guapísimas, pero ya Lenú está preocupada. ¿Qué tal si Lila la
avergüenza con sus modales de almacenera o peor encandila a todo el mundo? Comete el grave error de pedirle a su amiga
que modere su lenguaje. Con eso despierta al dragón dentro de su Amiga Estupenda.
Para Lila saber
que Lenú puede corregir sus modales significa que su amiga se siente superior.
Eso arruina la noche de la señora Carracci, casi tanto como ver como Lenú es
distinguida por la anfitriona, por sus hijos, por Nino Serratore que por
primera vez parece admirar a la de los anteojos. Incluso Lenú, llena de
seguridad, baila a go go con la misma soltura y abandono que una vez
convirtiesen a LiIa en la reina de la pista.
Para colmo,
durante una pontificación abstracta, Lenú toma el partido de Nino, y sin saberlo,
de su maestra. De pronto todos la escuchan y la chica se luce recitando poesía.
Esto es demasiado para Lila que llena de envidia llama al marido para que las
lleve a casa.
En el auto, Lila acaba
de arruinarle la noche a su rival, contándole a Stefano con tono burlón la
panda de ociosos pretenciosos que son los amigos de Lenú y como repiten lugares
comunes como si fueran papagayos. Agrega que Lenú se ha vuelto también una
cotorra y propina un golpe bajo acariciando al marido y recordándole a Lenú que
ella Lila, ha ganado ya que tiene lo que a la otra le falta: un hombre en su
cama.
Esto no significa
que Lenú sea una víctima inocente. Ferrante ha dotado al personaje de una
pasividad agresiva que exaspera al lector. Sobre todo, cuando no la vemos batallar
como Lila. Nos molesta no verla más involucrada en sus estudios o aprovechar
las oportunidades que la vida le ofrece. Lenú en esta etapa consigue subir
escolástica e intelectualmente nada más que por las insistencias de su amiga.
Lo cierto es, y Lenú
lo ha dicho, todo lo conseguido ha sido por competir con Lila. Y ver que su
rival, aunque desdichada como mujer, lleva una vida prospera, donde destaca en
los negocios, donde dispone y ordena, demuestra que el voto infantil de “lo que
tu hagas, lo hago yo” ya no impera. Los objetivos de Lenú no van encaminados a
su futuro, a ganarse la vida, o desarrollar una personalidad propia. Ella solo
tiene dos metas definidas: vencer a Lila y conseguir el amor de Nino.
Nino: La
Manzana de la Discordia
En el tercer
episodio vemos a Lenú acercarse a esta última meta. El joven Serratore se ha
dado cuenta de su existencia, la busca, le interesa oír su opinión. Si Lenú se
olvidara de Lila y su rivalidad, podría poner toda su energía en un
acercamiento con el hombre que ama, pero no puede o no quiere. Reitero, yo odié
este libro. ¿Como podían Lila y Lenú llamarse amiga si se detestaban? ¿Y cómo
Lenú permitía que Lila la llevase a ischia casi como sirvienta, que le quitara
los libros y hasta el pretendiente?
Lila y Nino se
hacen amantes. Ella para seguir en esa absurda competencia, él por qué, aunque
odie serlo, es una mala copia de su padre. Su debilidad es evidente en la escena en que
Lila se burla de la carta de Nadia, la novia formal de Nino.
Al final, Nino es
despreciable. Ha jugado con los sentimientos de Lenú, ha traicionado a su novia
formal y se mete con una mujer casada. ¿Qué estatura moral tiene para juzgar a Donato?
Algo de eso entra en la cabeza de Lenú cuando se entrega a Serratore senior,
una escena que a muchos le repugna, pero que yo comprendí aun antes de que Saverio
Constanzo la tradujese tan primorosamente a la pantalla. Lenú pudo haberse ofrecido
a Nino (y el patán no la hubiese rechazado) o pudo acostarse con Bruno que
parecía realmente estar atraído por ella, pero prefirió a Donato como una
manera de seguir ligada al hijo de este.
También es el
modo de Lenú de vencer a Lila, porque si la señora Carracci se ha vuelto
dependiente de su relación adúltera, Lenú es totalmente libre. Ha perdido su
virginidad, ha cohabitado con un Serratore y lo ha dejado vencido y emasculado
en la playa. Una lástima (los Lectores saben de qué hablo) de que no sea ese el
final de su relación con esa familia.
Pero Lenú no
aprende. Se aleja de Lila, sale adelante en sus estudios sola, ahora motivada
con la esperanza de salir del Rione y su miseria. Tras un buen examen de grado
que acaba con su secundaria, le ofrecen una beca universitaria para la Normale
de Pisa.
¿Qué hace Lenú con tanta abundancia de suerte?
Se va a buscar a Lila a la zapatería y descubre que su amiga usa el
establecimiento como garconniere, para sus encuentros furtivos con Nino.
Ninguno de los adúlteros parece avergonzado. Lila extasiada anuncia su embarazo
e intención de abandonar a Stefano. Nino no parece tan entusiasmado y cuando
Lenú anuncia que se va a Pisa, es obvio que él preferiría irse con ella.
Tras una airada
discusión en la que Stefano, la golpea y ella lo amenaza con un cuchillo, Lila
abandona el hogar conyugal. Y aquí entramos en la zona “Unorthodox”. Stefano
solo llora, no tiene idea donde se fue Lila, por qué lo abandonó, y le da
vergüenza saberse un esposo despreciado. Finalmente, su familia y los Cerullo
se unen para encontrar una solución y esta es típica de ellos, se imaginan que Lila
se ha ido a Pisa a reunirse con “Lenuccia” y esperan beatíficamente su retorno.
El único que no
se cree el cuento es Michele Solara quien ya vio a Lila y a Nino en Ischia. Se
consigue un sicario, el zombi Antonio quien anda deschavetado desde que hizo el
servicio militar. El loquito encuentra a Nino y le da una paliza, supuestamente
para que se aleje de Lila. Todos sabemos que, en realidad, está vengándose de
la pasión que Nino inspiró, inspira e inspirará en Lenú.
Aunque el fandom
se ha volcado en contra del patético Antonio, hizo algo decente. En vez de
delatar a Lila con su patrón, le encargó a Enzo que fuese en su búsqueda. Eso
sirvió para que Enzo tomara el lugar que corresponde en este cuento porque para
los No Lectores es un personaje superfluo, de esos amigos que se cuelan a todas
las pandas y viven de gorra sin propósito ni dinámica.
Resulta que ahora
nos enteramos de que, desde sus días de amistad lapidaria, Enzo ha amado a Lila
en silencio. En su tremenda decencia, Enzo le pide a Lila que vuelva con su marido.
Si Stefano la rechaza Enzo se hará cargo. Lila en su esencia de antisocial no
agradece. Cuando vio a Enzo en su puerta su primera pregunta fue si había
venido a dejarle la fruta. Su tiempo con los Caracci la hizo clasista.
Un aparte, Enzo
es el mejor hombre de esta historia de hombres malos, Nino es el peor. Stefano,
Marcello, aun Donato, tienen rasgos humanos, tal vez generosos. Nino es incapaz
de salirse de su egolatría. Tal vez por eso es el único que, pasado su
deslumbramiento con Lila, le ve defectos que otros no reconocen: su
agresividad, su necesidad de controlar y, porque Nino es en el fondo un
elitista,
Lila regresa con Stefano,
pero exige que no haya intimidad entre ambos, establece su propio lockdown en
casa y sus reglas de distanciamiento social incluso después del parto. Se niega
a ponerle Achille al niño e insiste en que Genarinno no es hijo de Stefano.
Esto lanza a su marido por una espiral de ira y violencia. Como si fuese un hechizo,
la ausencia de Lila acaba con la bonanza de los negocios de Stefano quien
reacciona dándole una paliza a Rino enfrente de los hijos de ambos. Ahora Lila
empieza vivir aterrorizada por su marido, por sus celos y violencia. Su única
huida es escribir en una serie de cuadernillos su día a día.
Lenú, La Reina
de los “Casi”
Dos años han
pasado y Lenú se ha hecho de un mundo lejos del Rione, de Nápoles y de Lila,
pero cuando su pareja la abandona para irse “a hacer la revolución” debe
reexaminar sus logros. Lenú enferma y está sola. Desde Nápoles, y rengueando,
llega su madre en una de las escenas más conmovedoras de la serie. Annunziata
que jamás ha salido del Rione o montado en un tren, llega a cuidar a su hija, a
hacerle caldos y medicinas justo cuando Lenú sufre de dolor físico y moral.
La visita de
Annuziata es tan fugaz, su partida es tan discreta que por un momento pensé que
se trataba de un delirio de su hija. En la primera temporada odiamos a la madre
de Lenú, pero esta temporada nos ha sorprendido cuando le dio a su hija dinero
para que fuese a Pisa, cuando lloró conmovida al ver los libros nuevos que Lila
le había regalado y ahora en este viaje impromptu es como un símbolo de la
ternura materna.
Contrasta su desprendimiento,
que representa el amor incondicional de una madre con Lila quien ha inventado
métodos de enseñanza para desarrollar la inteligencia de su hijo y de su
sobrino. Como todo en Lila este método se vuelve una obsesión compulsiva. Como
le dice su hermano “ojalá no te aburras pronto”, porque todos saben que Lila
comienza las cosas y luego las abandona por tedio o desesperación de que no
traigan paz y contento a su vida. Incluso en el amor maternal Lila tiene esa
visión enfermiza de que las personas son solo intelectos.
El retorno de
Lila ha sido de pasada, su nueva vida, a pesar del hijo que cree de Nino, es
infernal: Stefano es violento, Michele Solara la acosa, se entera que su marido
tiene amores con Ada, la hermana de Antonio. Cuando enfrenta a Stefano con su
infidelidad, el vuelve a violarla. Lila ahora está atrapada. Necesita de Lenú
para poder huir, pero su Amiga Estupenda se hace de rogar.
Lenú no quiere
volver a ver a Lila temerosa de que con su sarcasmo arruine la autoconfianza
que tanto le ha costado conseguir. Es más, no quiere conocer al que cree hijo
de Nino. “El juguete” que debió ser de ella. Finalmente, la visita y se entera
del calvario que es el matrimonio.
Lila le suplica dos favores. Uno que busque
a Enzo para que la ayude a escapar, el otro que sea custodia de sus diarios. Le
hace entrega a Lenú de una caja llena de cuadernos y a hace jurar que los guardará,
pero nunca los leerá.
La curiosidad
vence a Lenu que los lee y ahí se entera del martirio que ha sufrido Lila, pero
la compasión es un sentimiento que no aflora en Lenú, sino la vieja envidia. Se
da cuenta que ella es la reina de los “casi”. Es casi” la mejor alumna, tiene “casi”
amigos, tuvo “casi” el romance perfecto y es “casi “novelista. Lila en cambio ha
vivido experiencias reales y ha conseguido plasmarlas en el papel con un talento
que elude a Lenú.
Desesperada y
verde de envidia, Lenú arroja los cuadernos al rio. Ahí debería acabar la
serie, pero Saverio insiste en seguir a las amigas a través de una nueva etapa.
La liberación de Lila que debe caer en la pobreza para poder encontrarse y la
liberación de Lenú que publica su primera novela lo que vuelve a ponerla en el
camino de Nino Serratore.
Tal como la
novela, la serie nos deja en ese punto de falsa desvinculación. Sabemos que
Lila y Lenú no serán nunca libres y tristemente esa esclavización va vinculada
a esa competencia infantil que no las deja crecer o tomar buenas decisiones.
Esta esa frase cliché de “si no fuera por eso, no habría novela”.
Es cierto que
esta historia no existiría sin esa rivalidad, pero si alguna moraleja se
desprende de esta fábula es el cuidado que debemos tener ante los motivos que rigen
nuestro destino y los peligros de someterlo a caprichos ajenos o a nuestra
sumisión al modo de pensar de terceros.
Esta segunda
temporada ha sido un ensayo en la envidia que a veces es difícil de digerir,
pero no quiero dejar la impresión de que no me ha gustado. Saverio Constanzo
toma la grandeza de la obra ferrantina y la esparce sobre un marco visual que
se apoya en el esplendoroso paisaje de la costa del Tirreno y de la ciudad de
Pisa donde Lenú va a la universidad.
La belleza de las
jóvenes intérpretes de Lila y Lenú ha madurado tal como su vestuario que va
variando con cada cambio de estatus y que refleja nuevas y más atrevidas modas
y cortes de cabello. La moda también refleja la transición histórica de Italia
de los 50 a unos 60 marcados por una juventud que busca el compromiso político.
Contrasta este politizado ambiente universitario del Norte con la obsesión de
los habitantes del Rione con hacer fortuna en el comercio.
El contraste es
un recordatorio del desprecio que el italiano del Norte siempre ha sentido por
lo que denominan el salvajismo del Sur y que se desprende de un clasismo que
afectará a Lenú en su carrera cuando un catedrático le aconseja no postularse
para dar clases en la universidad. “con ese acento suyo”. Aun así, Lenú está triunfando
en el Norte. En cambio, Lila ha
retrocedido socialmente. ¿Estará su felicidad en el mundo obrero? Eso lo
sabremos en la Tercera Temporada que se ha atrasado indefinidamente, tal como
todo en nuestro mundo, debido a la pandemia
Excelente análisis!! Como dices esa rivalidad enfermiza que tienen las dos es el motor que avanza la historia y que determina sus vidas, en particular la de Lenu. Creo que a ella le afecta más lo que hace Lila debido a sus propias inseguridades y todo lo que hace es una reacción a las decisiones que va tomando Lila en su vida. Pero claro, es indiscutible que Lila se hace amante de Nino por quitárselo a Lenu y probablemente tambien para sentirse un poco mas sofisticada e intelectual en el mundo de Lenu. Es extraño como las amigas dicen quererse cuando en realidad vemos tan pocas escenas de cariño entre las dos (la única escena tierna de las dos que me viene a la mente es cuando leían Mujercitas juntas porque incluso cuando jugaban a las muñecas su interacción era hasta cierto punto hostil). Entonces ¿que las unía? ¿Su amor por el aprendizaje? ¿El hecho de que son más inteligentes que el resto de sus amigas? La otra gran decepción de este segundo libro para mi--aparte de Lila, Lenu y Nino-- fue RIno, el hermano de Lila. Nunca entendí porque Ferrante convirtió un personaje que pudo ser heroico y positivo (como Enzo) en una bestia más del montón. Cuando chico siempre cuidaba de Lila e incluso en el primer libro nos enteramos que ella aprendió a leer porque acompañaba a su hermano a hacer sus tareas escolares en las noches. Ademas mostró solidaridad y cariño por su hermana cuando pelea con su papa para que ella pueda seguir estudiando. ¿Y que decir de su complicidad cuando diseñan zapatos juntos? ¿Qué paso con todo ese cariño? Se entiende la amargura de Lila al ver que Rino la traiciona al aliarse con los Solara y con Stefano al final del primer libro. Y lamentablemente esa traición marca para siempre la relación con su hermano, aun cuando le presta su departamento para que tenga relaciones con su novia. La relación de Lila y Rino nunca volverá a ser igual y nunca entendí porque la autora necesito aislar a Lila tanto. ¿Quizas para entender que Lila no solo envidia a Lenu por sus avances académicos sino tambien porque dentro de todo la familia de Lenu la apoya con sus estudios mientras que a Lila su familia la "vende" a las familias adineradas del barrio?
ResponderEliminarEs una historia sumamente compleja y creo que eso es lo que la hace tan interesante. Estoy totalmente de acuerdo contigo en que la producción es impecable. Amo el detalle a la moda de la epoca, desde la ropa fabulosa que usan las chicas a los peinados, la decoración del departamento de Lila y Stefano, las hermosas playas, la arquitectura, hasta las diferencias que vemos en la forma de actuar de estos jóvenes de los años 60 comparado con los jóvenes de esta generación. Como lo comentamos por telefono, ellas se convertian en señoras apenas se casaban y su manera de hablar, vestir y caminar mostraban esto. Lo mismo con los hombres que no tenian tiempo de perder en estudios sino que debian mantener a familias enteras. Se nos olvida lo jóvenes que son todos (Lila se casa a los 16!)
No sé cómo fue en tu generación, pero yo no recuerdo haber abrazado a ninguna amiga ni haber tenido gestos tiernos con otra chica sino hasta mi adolescencia en la escuela judía. En Chile en mi infancia, todas nos saludábamos de beso, pero nada más. nunca un abrazo, nunca un gesto cariñoso, nunca una palabra de apoyo. Mis amistades eran muy como Lila-Lenú. Pero ya de adultas ellas si tienen gestos cariñosos. Cuando Lenú la ve con el ojo en tinta, cuando se encuentran en la fábrica.
EliminarEn el caso de Lenú, su amistad era una manera de controlar a Lila y evitar que le ganara. Lenú, en su infancia, tenia una sola identidad, ser la mejor de la clase. Lila amenaza ese status quo, como amiga de ella, Lenú cree poder mantenerla en un sitio cómodo para ella, pero Lenú es muy tontita. Desde el comienzo, Lila e hace zancadillas, la muñeca, cuando se a lleva de peo y la madre la descubre.
Hay algo de lo que dices, envidia de que Lenú tenga una familia que la quiera y que la ayude a estudiar. Este año vemos al padre de Lenú tan orgulloso de los logros intelectuales de su hija y Annunziata pagándole el viaje a Pisa y viajando luego a cuidarla. Curioso, Annunziata tiene más hijas, pero Lenú es su preferida. Lila es la única mujer de la Familia Cerullo y es la mas usada y abusada de su familia.
Lo de Rino es complicado. Como hombre tiene libertades que Lila no tiene, pero también tiene obligaciones como las de ser dominante y controlador. Por eso es violento con su mujer, y acepta la violencia de Stefano en contra de la suya. También acarrea mucha frustración, sus sueños se fueron al diablo porque sabe que los Solara siempre van a tener the upperhand. Eso le ocurre también a Stefano y de ahí esa pelea horrible enfrente de los hijos de ambos, están desahogando su frustración y culpándose mutuamente por sus sueños perdidos.
Esa madurez impuesta, esa necesidad de crear familias es lo que me acerca tanto este mundo napolitano al de los judíos jasídicos. Si no se planea ir a la universidad, el único futuro, el único ritode pasaje que te convierte en adulto es el matrimonio y por eso las chicas se preparan para ese momento como si fuera una carrera y ya casadas inmediatamente adoptan vestuario, conversación, gestos de señoras respetables. Pero fíjate en Chile, el único rito de pasaje que veo entre las jóvenes es tener bebés, cuanto más jóvenes mejor. Incluso los buscan, eso las hace sentirse importantes y adultas, cuando no lo son.