lunes, 4 de marzo de 2024

Los Carlos en la Ficción: ¿Es ese nombre una maldición para un rey inglés?

 


La triste noticiar del cáncer del Rey de Inglaterra, me encontró siguiendo tres series sobre el reinado de los Estuardos, The First Churchills, Charles II y The Great Fire. Si le creemos a la ficción,  los Carlos de la Familia Estuardo la han pasado mal y se granjearon el odio de sus súbditos. ¿No sería mejor que Carlos III se cambiara de nombre?

¿Por qué el Rey de Inglaterra Lleva ese Nombre?

En abril inicia Mary and George por Starz. Se trata de un vistazo al poco conocido reinado de Jacobo I, el primer rey Estuardo de la Gran Bretaña.  En este momento se prepara un docudrama sobre Carlos I. ¿De dónde sale este interés por los Estuardo? ¿Es parte de la agenda antimonárquica que ha abrazado la televisión inglesa? ¿Existirá una conexión entre el actual soberano del Reino Unido y los reyes que llevaron su nombre? ¿Existirá en el desprecio a Los Carlos del Siglo XVII un recordatorio que el actual Príncipe de Gales desciende directamente de Carlos II al que historia y ficción se empeñan en retratar como un frívolo y nefasto gobernante?

Comencemos con el docudrama que se acerca. Royal Kill List es producido por A+E y Sky Historicals y debuta el 12 de este mes. Al rey decapitado lo interpretará Joseph Fiennes que lleva sangre Estuardo en las venas, siendo descendiente directo del Rey Jacobo IV de Escocia. Si existía alguna duda sobre la vinculación con el actual monarca, ya lo dicen todo las palabras de  Dan Korn, vicepresidente de Programación de A+E: “siguiendo las recientes  celebraciones que anunciaban el inicio de una nueva Era Carolina, no hay mejor momento para recordar los eventos que rodearon al más famoso tocayo y ancestro de Carlos III…



A muchos les pareció extraño que la Princesa Isabel le diese a su primogénito el nombre de dos reyes que no son recordados como grandes monarcas. Lo normal es que se hubiese llamado Jorge como su abuelo y bisabuelo, pero tanto la futura reina como su esposo estaban hartos de tanto recordatorio de los Hanover. A ambos les gustaba el nombre y así quedó. Hay también un rumor de que Isabel quería homenajear el linaje escoces de su madre y de paso,  recordar a los Estuardo . Por algo su hija llevaba el nombre de la última reina Estuardo

Esperamos que hacer un documental sobre Carlos I no sea una alusión a un retorno a la única república que el Reino Unido ha conocido o una amenaza literal o figurativa de dejar a la monarquía sin cabeza. Después de todo,  Los Carlos han protagonizado y aparecido en muchos documentales, filmes y seriados televisivos que ahora podemos recordar.

Cuando Los Estuardo Reemplazaron a Los Tudor

Antes me permitiré darles un poco de trasfondo histórico. Como todo buen Tudormaníaco sabe, en su lecho de muerte,  Isabel I nombró su sucesor a Jacobo Estuardo, rey de Escocia e hijo de una mujer que la reina había mandado ejecutar. Jacobo tenía genes Tudor, puesto que su bisabuela era Margaret Tudor, hermana de Enrique VIII.



Del Rey Jacobo (o James I o Jaime, más castizo) se sabe poco en el mundo de la ficción. Los historiadores lo retratan como un acérrimo protestante que comisionó un panel de escritores, traductores y exegetas para compilar la versión inglesa oficial de la Biblia (King James ’Bible). Su fervor religioso lo llevó a promover la cacería de brujas más sangrienta de la historia europea. Jacobo, el Primero de su Nombre, Rey de los Ingleses, Escoceses e Irlandeses, No Ardía, pero sabía hacer arder brujas.

La ironía es que a este señor tan devoto parece que le gustaban más los hombres que las mujeres. Sabremos más este próximo mes, cuando Starz nos traiga George and Mary que cubrirá el favoritismo, en corte y cama, del rey Jaime por el Duque de Buckingham.



Jacobo sabía que un rey puede tener favoritos, pero también debe casarse y proveer de herederos a la corona. Es lo que hizo. Con la ayuda de Ana de Dinamarca procreó nueve hijos de los cuales sobrevivirían tres. Estos serían Isabel de Bohemia de la cual desciende el Rey Carlos III;  Enrique, Príncipe de Gales; y Carlos I a quien , a diferencia de Harry Sussex, no le molestaba ser el “spare”.

Carlos, El Rey que Perdió su Cabeza

Esto cambio cuando Enrique murió a los 18 años. Todo indicaba que el tímido Carlitos sería el nuevo rey. Carlos no tenía mucha personalidad y dependía de una extraña figura paterna,  el Duque de Buckingham, que había sido amante de su padre. Históricamente no se le conocen más amores gays a Buckingham, que se casó,  tuvo hijos,  y adquirió fama como mujeriego incansable. Su influencia sobre el nuevo Príncipe de Gales no tenía nada sexual, pero era funesta.

Jacobo era un rey protestante como lo era su reino, pero España era la potencia más grande del mundo. ¿Qué tal si la futura reina consorte fuera una española? A Carlos y a su niñera Buckingham los empacaron a Madrid a cortejar a la Infanta Maria Ana, una de las hijas de Felipe III. Los fans de Pérez Reverte recordarán este episodio que tantas incomodidades le provocó al Capitán Alatriste.




En la vida real si ocurrió algo de esto. Por un lado, a lo españoles no les parecía que un luterano cortejase a su princesa. Por otro,  Buckingham fue, de costumbre, un poco grosero. Tanto el entonces Marqués de Buckingham como su futuro soberano volvieron a Londres con las manos vacías. España siguió siendo enemiga del Reino Unido y Carlos no tomaría esposa sino hasta después de su coronación. Se casaría con Enriqueta Mara de Francia, princesa católica, con la que procrearía nueve hijos de los cuales cinco sobrevivirían la infancia.



 El reinado de Carlos no fue muy bueno. Muchas guerras (la de Los 30 años principalmente) vaciaron las arcas reales, su pueblo estaba descontento sobre todo en materia religiosa. Unos reprochaban a la reina practicar el catolicismo, los más puritanos se quejaban de los anglicanos. El rey respondió convirtiéndose en un tirano absolutista. Sus súbditos se alzaron en armas y se declaró una guerra civil.

Las fuerzas realistas perdieron, el rey fue capturado y tras un juicioque puede haber sido injusto se le ejecutó. Por suerte, Enriqueta y su prole encontraron refugio en la corte francesa. Ahí se crio el futuro Carlos II. Inglaterra cayó en manos de Oliver Cromwell que implantó una república que era una dictadura. Un día Cromwell murió, su hijo no era de la misma madera,  y los generales que habitan exigido la muerte de Carlos I ahora querían un Carlos Segundo.



La Restauración Carolina

La corona retornó a Los Estuardo. El nuevo rey era joven, guapo y parecía bien intencionado.  Se ofreció a ser un monarca parlamentario;  proclamó la libertad religiosa y declaró una amnistía de la cual se salvaron muchos, menos un par de “Matarreyes” que sufrieron la muerte de traidores (léase fueron descuartizados).

El nuevo rey levantó las prohibiciones puritanas sobre el teatro y otros espectáculos públicos. Las mujeres pudieron seguir modas fastuosas y lucir osados escotes, hubo bailes en la corte y la nobleza volvió a residir con lujos. Este periodo es conocido por los historiadores como Restauración y tiene dos particularidades. El auge literario , sobre todo en el teatro,  y las aventuras románticas del soberano. Cuando se piensa en Carlos II enseguida se recuerda a sus amantes, todas muy poderosas, muy fértiles y muy intrigantes.



A Carlos le tocó vivir una gran era, pero marcada por dos catástrofes: La Plaga de 1665 y el gran Incendio de Londres (1666). El Rey se encargó de la reconstrucción de Londres por lo que es recordado como un mecenas de la arquitectura. También fue patrón de las ciencias,  fundando el gran observatorio de Greenwich, pero el cine lo retratará siempre como un ladino Casanova.

Al menos Carlos II se queda en la imaginación popular del cinéfilo. No se puede decir lo mismo de su padre y su abuelo. Las pantallas de cine de todo el mundo conocen la saga de Maria Estuardo. No así el reinado de su hijo. Apenas sabemos del Rey Jaime gracias a Jonathan Pryce en esa apología de Pocahontas llamada The New World (2005).



Su hijo, el decapitado ha corrido con un poco más de suerte.. En el filme de 1970 Cromwell, Sir Alec Guinness opaca a Sir Richard “Dumbledore” Harris en su interpretación del rey mártir. En To Kill a King 2003), Rupert Everett se guarda sus usuales manerismos y sarcasmos,  para subir al cadalso, enviado ahí por un siniestro Cromwell (Tim Roth).




Si la ficción se apiadaba del rey decapitado, lo natural es que explotaran la restauración de la corona a su hijo. La lista de los intérpretes de Carlos II es larga. Solo me detendré en las que considero más importantes. Nada más en el cine silente hay ocho versiones, casi todas enfocadas en la actriz Nell Gwynn, la más famosa de las queridas de Carlos II y de quien descienden los Duques de Grafton.

Los amores de Carlos II y Mistress Nell siguen interesando en este siglo. Aunque los protagonistas de Stage Beauty (2006) sean Billy Cruddup y Claire Danes, los opaca la presencia luminosa de Zoe Tapper como Nell y de Rupert Everett que si ya había interpretado al padre bien podía interpretar al hijo.



Por largo tiempo, a Carlos II se le incluyó en filmes sobre grandes figuras de su época como el arquitecto Christopher Wren o el musico Henry Purcell. En ese aspecto mi favorito es Vincent Price dando la venia a Paul Muni para que vaya a explorar las costas de Norte America en Hudson Bay (1940). Aun como benefactor de Henry Hudson, Carlos aparece como un hombre disoluto y Virginia Field se encarga de retratar a Barbara Castlemaine, una del infame trio de amantes más conocidas del monarca.



El Incendio de Londres y Forever Amber

Sin ser protagonista el rey volverá a aparecer en el cine vinculado al mayor evento de su reinado, el Gran Fuego de Londres. Este incendio,  que acabaría con mucho del antiguo Londres permitiría una reconstrucción esplendorosa bajo la guía de Sir Christopher Wren, para el pueblo fue una catástrofe de gran magnitud a pesar de que solo hubo 72 muertos.

El reinado de Carlos II fue un apogeo de las artes, la arquitectura, las ciencias, pero también un caos en lo que respecta a política y esto se debió a rivalidades religiosas. El reino estaba divido por diferentes sectas, cual de todas más supersticiosa o excéntrica en sus interpretaciones de la Biblia. Su vínculo en común era un odio al “papismo”(catolicismo). Aunque el rey fingía ser anglicano, la presencia de católicos en su familia como su madre, esposa, hermano y segunda cuñada, lo hacían sospechoso. Su vida disoluta lo hacia una abominación para los más puritanos quienes vieron en la fecha del incendio (1666) un señal apocalíptica. ¿No era ese el Número de la Bestia?

El incendio que inició en una panadería de Pudding Lane fue adjudicado a un complot extranjero. Mientras la ciudad ardía se persiguió, golpeó y hasta linchó a inocentes ciudadanos franceses y holandeses. Estos últimos porque Carlos vivía guerreado contra el nuevo imperio colonialista europeo.




Los problemas religiosos continuaron después del incendio. Uno de eso grandes villanos de la historia, un tal Titus Oates,  propagó la fake news de que los “papistas” pretendían apoderarse del trono. Eso propició una serie de matanzas y persecuciones en la cual una docena de jesuitas fueron sumariamente ejecutados y muchos clérigos debieron huir del país.

El reinado de Carlos II estuvo marcado entonces por grandes tragedias que opacaron sus logros. Es por lo cual el retrato del rey siempre ha sido el de un bon vivant que se la pasaba entre bailes y amantes. Es una imagen reforzada por la novela rosa como ocurre en la vilipendiada Por Siempre Ámbar.

Kathleen Windsor, una chica californiana que,  después de graduarse de Berkeley,  se dedicó al periodismo,  tenía un sueño:  escribir un mega bestseller tipo Lo que el viento se llevó. Lo logró durante la Segunda Guerra Mundial. Mientras su marido estaba en el frente, Kathleen se leyó como trecientos libros sobre el periodo de la Restauración. Con eso escribió un mamotreto que los editores lograron recortar a mil páginas.



En ese libro, Windsor narra la historia de la huérfana Ámbar, hija ilegitima de un conde, quien escala puestos en la sociedad a punta de saltar de cama en cama. Se casa varias veces,  tiene hijos dentro y fuera del matrimonio (aunque no siempre del marido de turno) y hasta se hace abortos. Es a veces respetable, otras buscan empleo en la profesión más antigua del mundo. Trabaja tanto en el escenario como estafando a la gente a lo Moll Flanders. Finalmente llega a la corte donde rivalizará con la Castlemaine por el favor del Rey Carlos con quien tendrá un hijo.

Como se imaginarán tamaña novela causaría un gran escándalo. A pesar de que no era ni la mitad de grafica que los bodice rippers de los 70s, fue acusada de ser “pornográfica” y varios estados prohibieron su venta. Esto por supuesto aumentó su popularidad y el libro encabezó las listas de superventas por meses.

El sueño de Kathleen Winsor alcanzó su máximo nivel cuando en 1947 Hollywood compró los derechos de la obra. El proyecto estuvo rodeado de mucha propaganda incluyendo la búsqueda de la protagonista que rivalizó con la de Scarlett O’Hara. La elegida fue la desdichada Linda Darnell que, en 1943, había interpretado a la Virgen de Lourdes en La Canción de Bernadette.



Obvio que el Código Hayes no iba a permitir que se incluyesen todas las inmoralidades del libro. Ámbar solo tenía un hijo, se redujo la lista de sus amantes y maridos, pero se mantuvo su relación con Carlos II y su visión de la Restauración como una época excitante y aventurera émula del rey y su corte. George Sanders trajo su acostumbrado sarcasmo al papel del monarca y dejó una maqueta para que en el futuro se retratase a Carlos II.



Sam Neill y John Malcovich Se Ponen La Peluca de Carlos II

No habrá otro retrato importante de Carlos II en el cine hasta que en 1988 Hollywood lleve a la pantalla la novela de Rose Tremain,  Restoration. Ahí es Sam Neill quien se pone la larga peluca rizada del rey Estuardo. En esta historia, Carlos convoca a su palacio al joven medico Robert Merivel (Robert Downey Jr.), una prometedora estrella de la medicina inglesa para que cure a su Spaniel favorita. Merivel logra lo que los otros médicos no pudieron y el rey le da un puesto en la corte.

Carlos se ha encaprichado de Celia Clemens (Polly Walker), pero teme ofender a su amante oficial, Bárbara Castlemaine. Casa a Celia con Merivel y los pone a vivir en un palacete con órdenes de no consumar su matrimonio. Cuando el médico comete el error de enamorarse de su mujer, el indignado monarca lo expulsa de su corte.



Robert se va a trabajar en un manicomio manejado por lo cuáqueros . Ahí embaraza a Katharine (Meg Ryan), una de las pacientes. Son expulsados, se van a Londres y sobreviven la Plaga de 1665, pero Katharine muere durante una cesárea. Robert se dedica a criar a su hija y a ayudar a los pobres. Es lo que hace durante El Gran Incendio, pero cree haber perdido a la niña en las llamas. Será el rey quien se la devuelva junto con honores y la posibilidad de construir su propio hospital.

En ese filme, Carlos II es descrito como un rey frívolo, pero justo. No será así como aparezca en El Libertino, la historia del infame poeta carolino, John Wilmot, Conde de Rochester. Johnny Depp logra una de sus mejores caracterizaciones como un hombre depravado, cínico y sin D-s ni ley, que a pesar de su alcurnia y talento acaba destruido por el alcohol y la sífilis. Sin embargo, la película nos dice que el rey Carlos (John Malkovich) es peor que este desvergonzado cortesano.



Hoy Forever Amber es un libro ( y filme) olvidado. En Los 80, Raquel Welch intentó convertirlo en miniserie, pero nunca lo logró. Eso no significa que Carlos II, sus favoritas y sus parientes y cortesanos no llegasen a la pantalla chica. La BBC ya describiría la corte Carolina en The First Churchills (1969), pero de eso hablaremos en nuestra próxima entrega.

 

6 comentarios:

  1. Poor Charles III, I a worried about him these days....
    I cannot remember who played Charles in Gunpowder, Treason and Plot, was it that Huston guy? Or is that some other Charles?

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    1. Gunpowder took place during the reign of James the I. Charles I (his brother Henry and his sister Elizabeth) appeared only as children who listened to their mother fairy tales

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    2. jack Huston played a rather cute Charles II in the miniseries "The Great Fire"

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    3. Oh, right, that was The Great Fire, I am always confusing that one with Gunpowder!

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  2. Desde FB de Alfonso Velasco Sendra
    No lo sé pero a mí me gustó mucho "La cuarta verdad" de Iain Pears. Me gustaría leer una novela llamada Oddfish de Robert Hugh Benson. Recientemente en "La Leyenda Negra en Inglaterra" de Williams S. Maltby se presentaba a Jacobo I como un monarca que buscaba la paz y, un hombre culto aunque fácil de manipular por un Gondomar vilipendiado injustamente por Thomas Nashe. Joseph Pearce es muy hostil con Jacobo I por su debilidad en la conspiración de la pólvora y, por fomentar el anglicanismo. En cambio sus nietos sobre todo Jacobo II tuvieron el valor de hacer lo que no hizo Jacobo I volver al catolicismo. La imagen positiva de los Estuardo procede de Hilaire Belloc y, de G.K. Chesterton. Si quieres saber más tengo una especialista en el tema también chilena Andrea Zuvich . Película no me gustó la novela, pero está "Transición" de Rose Tremain de Michael Hoffmann con Robert Downey Jr. Y, Sam Neill. Pero no se llevó nada en los Oscar. Más oscura es belleza negra que es el precedente de The Artist un actor que hace papeles de mujer y, que es reelegado por su novia de Richard Eyre con Billy Cudrup Claire Danes, y Rupert Everett. Luego está Wilmot con Johnny Deep y, John Malkovich. Me encanta Lorna Doone la miniserie en época de Jacobo II con el temible juez Jefries.

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    1. Para Alfonso Velasco Sendra Menciono en mi articulo los tres filmes. Restoration (Transición); Stage Beauty la de Billy Cruddup y The Libertine (Se llamó Wilmot en castellano?). En la Gunpowder de Kit Harington también ponen a Jacobo I como dispuesto a dejar en paz a los recusantes, pero ya hablaré de eso en unos días. Por algo Jacobo I intentó casar a su heredero con una Infanta.

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