Cuando escribí esta entrada— en un blog en inglés
que nunca llegó a despegar— ni me imaginaba el reinado de Carlos III.
Isabel II se sentía tan viva que parecía que reinaría para siempre. Pues hoy
tenemos al nuevo Carlos, y el nuevo Príncipe
de Gales es un descendiente directo del gran Casanova de la Restauración. Algo
que no ha cambiado es la mirada de desprecio que la televisión sigue lanzando
sobre los Estuardo.
Jacobo I: Un
Rey que Olía a Pólvora
En nuestra charla
anterior, les conté sobre este renacer en la ficción de un interés por los Estuardo.
Ha sido una sorpresa que con Mary and George, Lionsgate se haya volcado hacia
el primero y más desconocido de sus reyes. Jacobo o James I de Inglaterra A
Jacobo lo hemos visto niño en todos esos recuentos de la saga de Maria
Estuardo, incluso hemos visto su nacimiento en Reign ¿pero adulto?
Sin embargo, a
comienzos de este siglo el rey Jaime apareció en dos miniseries del mismo
nombre. La segunda entrega de Gunpowder, nos lo mostró encarnado por Robert
Carlyle. Vimos su matrimonio con Ana de Dinamarca, su carácter taciturno y
desconfiado, su relación con sus cortesanos y reacción en contra del atentado
de Guy Fawkes. Carlyle quien todavía no nos entretendría con su interpretación
de Rumpelstinkin en Once Upon a Time, ya nos había asustado el año
anterior con su intenso retrato de Adolf Hitler. Ahora se intentó utilizar esa
villanía que lo había hecho famoso dándole una cucharada de humanidad.
No sucedió lo
mismo con este personaje en Gunpowder, una producción de HBO con
inversión de Kit Hartington. Cuando Juan Nieves descubrió que su ancestro Robert
Catesby había sido uno de los participantes en el Complot de la Pólvora, decidió escribir un libreto sobre el evento,
producirlo y encarnar a su antepasado.
El pobrecito Jon
Snow es tan infame como actor que me motivó el haber despreciado esta excelente
miniserie de tres episodios. Viéndola ahora me doy cuenta de la atención al
detalle histórico incluso en los diálogos. Es tan refrescante ver una serie
donde no se escarnezca a la religión, sobre todo la católica. La visión de los
abusos sufridos por los recusantes (católicos que no abjuraban de su fe) es
casi tan conmovedora como horrorosas son sus ejecuciones, incluso de las mujeres.
A la tía de Catesby, aunque dama de alcurnia, la desnudan en el cadalso para
luego prensarla como si fuese una uva .
Derek Riddell interpreta
a un rey frívolo, pero no muy malo. James quiere hacer las paces con España por
lo que pretende dejar en paz a sus súbditos católicos, pero el chueco (literalmente)
de Lord Salisbury está empeñado en destruir las herejías papistas del Reino
Unido. A diferencia del retrato de Jacobo hecho por Carlyle, aquí no se cohíben
de presentar el lado homosexual del soberano al que muestran manoseando al
joven Lord Pembroke.
Faltan unos años
para que aparezca en escena George Villiers que fue el gran amor del monarca,
pero ya lo tenemos en pantalla chica. Ya hemos visto en el trailer al Principe
Galitzine como el seductor bisexual y a Tony Curran como su desordenado rey.
Esperamos que George and May abra el apetito por más relatos sobre los Reyes
Estuardo ya que anteriormente, la televisión no les dio buena prensa.
A pesar del éxito
de la serie ochentera By Sword Divided, Carlos I , y su hijo y heredero,
no pasaron de ser personajes secundarios
en la historia de amores cruzados en familias que sufrieron crueles divisiones
políticas durante la Revolución y la dictadura de Cromwell. En este siglo Peter
Capaldi demostró ser más que el Dr. Who al dar vida al rey mártir Carlos I en
el romance de época The Devil’s Whore. Esta serie puede encontrarse en YouTube.
Sin embargo, el mejor trato que recibiesen los Estuardo es en la antigua, pero
excelente, The First Churchills.
Los Churchill
y sus Soberanos
Después de haber
sido Chica Disney (Así, la conocí yo en Las 3 vidas de Tomasina y El Príncipe
de Donegal), Susan Hampshire había conquistado la pantalla chica con su
interpretación de Fleur en La Saga de los Forsyth, y como una pizpereta Becky
Sharp en La Feria de las Vanidades. El que, en la vida real anduviese
coqueteando con el futuro Carlos III, la
hacía idónea para interpretar a una dama de la corte de Carlos II.
Sarah Jennings,
que no se parece en nada a la manipuladora chismosa y calumniadora de La
Favorita, era una chica de excelente pedigrí, pero sin fortuna. Tuvo la
suerte de conseguir empleo como dama de María de Módena, la bella italiana que sería la segunda esposa
del Duque de York, hermano del soberano. Aunque Maria tuvo varios hijos, su
mayor preocupación era por sus hijastras solo un poco menores que ella. Sarah
se encargó con su señora de ocuparse de las niñas, estableciéndose un lazo
entre ella y la pequeña Ana que perduraría hasta que la niña se convirtiese en
reina del Reino Unido.
La serie es muy
cercana a la realidad en su retrato de Los York como familia unida y
querendona. Eso no quita que el futuro rey no tuviese sus deslices, uno de
ellos con una tal Arabela Churchill. Algo muy conveniente para el hermano de Arabela,
un ambicioso escalador social llamado John Churchill quien no solo aprovechó la
cercanía con los York para su avance en el ejército. Llegó hasta usurpar el
lugar del rey en la cama de la Castlemaine (y en el bolsillo de la dama) . En
una ocasión, Carlos II llegó de improviso a visitar a su concubina y Churchill
apenas tuvo tiempo de vestirse y saltar por la ventana antes de ser sorprendido
por su rey.
Todo esto es rigurosamente
cierto tal como que Churchill se redimió al conocer y enamorarse de Sarah. Las
familias de ambos se opusieron al matrimonio. El padre de Churchill por desear
nuera rica, y la madre de Sarah porque Churchill era pobre y tenía pésima
reputación. Fue la futura reina Maria de Módena quien tuvo que dar el
beneplácito de los Estuardo para que los futuros Duques de Marlborough se
casaran.
La serie cubre el
ascenso de los Churchill a través de los últimos cuatro reyes Estuardo, tal
como su caída provocada por un quiebre de la amistad entre Sarah y la Reina
Ana, la última Estuardo en el trono. Como el libreto está basado en las
memorias que la Duquesa escribiera en su viudez y vejez, es mucho más fidedigno
que las falsedades de La Favorita.
En los primeros
episodios vemos varias facetas de Carlos II, sus amantes, como se aleja de la Castlemaine
y posa sus reales ojos en Louise de Kerouallez a la que convierte en Duquesa de Portsmouth. Vemos su corte compuesta por
grandes literatos como el Conde de Rochester, nos pasamos el tiempo viendo a su
familia que incluye al joven Monmouth, hijo ilegitimo del rey y muy amigo de
John Churchill. Lo que más vemos es la familia del Duque de York incluyendo a
boda de su hija María con el heredero al trono de Holanda.
Los querendones York
Aunque en
términos de escenografía se ve anticuada, y el vestuario se ve ajado, Los
Primeros Churchill goza de excelentes actuaciones y diálogos y es un fiel
retrato de la corte carolina y de las que la siguieron. La serie retrata el
acenso de los Churchill a través el reinado de dos reyes y dos reinas y es el
relato más completo de las monarquías Estuardo.
Carlos II aparece
como un rey inteligente, pero atrapado por un dilema. ¿Qué hacer con los
católicos? La serie nos lo muestra ante la
conspiración de TItus Oates al que Sarah llama “el mentiroso más grande de la
historia”. Carlos también se dé cuenta que Oates es un charlatán, pero lo
cierto es que el pueblo odia a los ‘papistas”. Lo vemos en un gracioso episodio
en que una turba ataca un palanquín que creen porta a la “puta católica”(Louise
de Keroualle). Del vehículo emerge la cabeza de Nell Gwynn que grita “soy la
puta protestante”.
El rey en este enredo
tiene tejado de cristal. No solo su amante es católica, también lo son su madre,
su esposa y su hermano. Es el Duque de York
quien más peligra. Al no tener hijos Carlos, su hermano es el sucesor, ¿pero lo
aceptará el pueblo? Para proteger la sucesión Estuardo, Carlos permite que se pasen
leyes que afectan a los católicos, incluso que se ajusticie a gente inocente.
Tiene razón
puesto que hay una camarilla que quiere poner en el trono al Duque de Monmouth
con el viejo cuento de que Carlos se casó en su juventud con Lucy Walter, la
madre del muchacho. Monmouth intenta atraer a su causa a John Churchill, pero
el futuro Marlborough se rehúsa a traicionar a los Estuardo.
Rufus Sewell y
un Carlos Apasionado
Increíble que les
haya tomado a la BBC casi cuarenta años en volver a tener a Carlos II como eje
de una historia. En el 2005, Rufus Sewell quien ya habia impactado en
The Pillars of the Earth, daba vida a Charles II: The Power and the
Passion. La serie nos lo muestra
exiliado en Francia, perseguido por la
pesadilla de ser hijo de un rey ejecutado y el no saber su futuro. Su madre
(Dame Diana Rigg) es una verdadera Reina de Espinos que lo pincha con demandas
de que debe volver a la iglesia y así conseguir el apoyo de su primo Luis XIV.
Carlos es amigo
de las fiestas y las mujeres, pero un padre devoto del pequeño Duque de
Monmouth que en esta serie es producto de una boda secreta de Carlos. Para
sacar a su hijo del camino al trono, el mismo rey quemará, en algún momento,
las pruebas de que el legítimo heredero es el hijo de Lucy Walter.
La Castlemaine
y el Nuevo Buckingham
El mejor amigo de
Carlos es el Duque de Buckingham (hijo del amante del abuelo del príncipe).
Interpretado por Rupert Graves, Buckingham es muy simpático, pero un gran
traidor. Peor es su prima Bárbara Castlemaine (Helen McGrory que en paz descanse)
con la que el rey se encapricha. Aunque es una suripanta, le explica a Carlos
que aun en su promiscuidad hay principios. Se acuesta solo con quien le da buenos
regalos y el joven Estuardo tiene los bolsillos planchados.
Todo cambia
cuando muere Cromwell. Su hijo no da la talla. Los mismos generales que
apresaron a Carlos I ahora mandan llamar y vitorean a Carlos II. Barbara acepta
al rey en su cama y enseguida comienza a complotar con Buckingham quien ha sido
su amante desde que la Duquesa de Cleveland tenía 13 años. Increíble que Carlos
nunca se dé cuenta de los traidores que tiene a su lado. Tal vez porque lo que
cuentan en la series sea falso.
Barbara no se
cansa de exigir . Amenaza incluso con matar a su primogénito si Carlos no lo
reconoce (Barbara era una mujer casada) y no le da un ducado como a Monmouth. Llega
a seducir al hijo de su amante y convencerlo de que él debe ser el heredero al
trono y no el tío Jaime que, aparte de bobo, es católico.
Caterina de
Braganza
Sin embargo, el
poder de La Castlemaine, que aquí es retratada como un verdadera diablesa, es
coartado por un impedimento. Casada y plebeya no puede aspirar a ser reina de Inglaterra.
Debido a extraños tratados , Carlos es obligado a tomar una esposa católica. La
elegida es Caterina de Braganza que trae una dote inmensa que incluye las
primeras posesiones británica en la India.
El primer
encuentro entre los esposos es un desastre. La princesa portuguesa (Interpretada
por Shirley Henderson, la Moaning Myrtle de Hary Potter) viene ataviada como
una Menina de Velásquez. Desacostumbrados a esas modas, los cortesanos se parten de a risa y Carlos
exclama “¡me han casado con un murciélago!” La costumbre de Caterina de rezar el
Rosario antes de meterse en la cama y de ponerse un bonete para dormir, no la hacen muy sexy y el rey se demora en
consumar el matrimonio.
Aun así, Caterina
no se deja, arma pataletas ante las humillaciones a las que la somete Barbarita
que se ha conseguido un puesto de dama de su rival. Carlos descubre que su
mujer no es una ratita tímida, que tiene temperamento latino, que puede ser
alegre, que le gustan los perros. De ahí un paso al tálamo nupcial y un breve
interludio romántico.
Caterina se
demora en embarazarse. Cuando lo logra, pierde al niño y queda imposibilitada de tener
más. Humillada, suplica al rey se divorcie de ella. Barbara y Buckingham
complotan para demostrar que Monmouth es el legítimo heredero. Logran la caída del
fiel Lord Hyde, consejero de siempre de Carlos.
Hyde ha cometido un error, permitió que su hija
Anne emborrachase al Duque de York para seducirlo. Ahora Anne es duquesa y madre
de dos futuras reinas. Carlos permite el destierro de Hyde, pero toma un par de
decisiones. No se divorciará de Caterina, le tiene cariño y respeto. Su hermano
y sus sobrinas representan la única línea de sucesión.
Me detengo a
hacer un poco de historia. Hyde fue desterrado. Monmouth era un favorito del
pueblo que cada vez se tornaba más anticatólico. Caterina tuvo varios
embarazos, pero sufrió de abortos espontáneos o dio a luz niños muerto. Es
cierto que ofreció divorciarse del rey y este siempre se negó porque le tenía
mucho cariño. Esa escena tan conmovedora en que, delirando, Caterina cree ser madre de tres hijos y que el
marido compasivamente le sigue la corriente, ocurrió en realidad.
Caterina
sobrevivió a su esposo y eventualmente regresó a su patria donde fungió como
regente de su hermano el rey Pedro en dos ocasiones. La historia se ha olvidado
de ella, pero para mí , la Restauración tuvo tres luces en la corte: Maria de Módena
, Louise de Keroualle y la reina
Caterina.
Minette y
Louise de Keroualle
La serie
obviamente se enfoca en los affaires del rey, de cómo Nell Gwynn le da las
fuerzas para expulsar a La Castlemaine de la corte. Nos lo muestran feliz con
Nell , pero su relación con la noble bretona que consiguió destronar a la Castlemaine
es retratada como un fling menor.
Y en la ficción
En Francia. La
Reina Viuda Enriqueta fallece y solicita de su hija menor, la Duquesa de
Orleans (Anne Marie Duff)que vaya a Londres a convencer a Carlos de volver al
catolicismo y aliarse con Francia. Luis XIV hace el mismo pedido a su cuñada.
Minette viaja secretamente acompañada de una de sus damas Louise de Keroualle, que atrae el ojo alegre del rey, pero Carlos está
demasiado contento de ver a su hermanita y de la oportunidad que le brinda El
Rey Sol, para meterse con una chica
virgen y soltera. Solo tras la muerte de
Minette, Carlos aceptará tener un hijo con la bretona.
La serie nos cuenta
(y tal vez no mienta) que este Carlos era un oportunista que usaba la religión
como le conviniese más. Su gran deseo era ser un rey absolutista y con muchos doblones
para pagar sus lujos, amantes y diversiones. Luis XIV le ofrece la oportunidad
de sacarse de encima un Parlamento que no sabe que más atacar, los parientes
católicos de rey o sus gastos excesivos. Carlos firma varios tratados con
Inglaterra. Algunos públicos que lo hacen dejar de ser aliado de su sobrino Guillermo
de Orange en su guerra contra Luis, y otros más secretos.
En Francia y en
Inglaterra vemos los sufrimientos de Minette. Como en Versalles, la vemos soportar un esposo gay (ahí está acariciando a Chevalier).
Buckingham chismea que Minette se consuela con su cuñado el Rey Sol. Vemos a Monsieur
violar a Minette (tal como en Versalles), pero el cuento de que él la envenenó puede
haber sido verdad, pero no coincide con el hermoso retrato que Alexander Vlahos
nos brindó del Duque de Orleans.
Carlos II no se ocupa mucho de la Plaga de 1666. El
rey y su corte huyen de la peste dejando que el pueblo muera. Diferente es el
Gran Incendio, vemos a Carlos, su hermano y a Buckingham despojarse de sus
pelucas para ponerle el hombro al esfuerzo de detener el fuego . Vemos como el
pueblo acusa a los católicos de haber provocado el siniestro. Dicen que Farriner,
en cuya panadería comenzó el fuego, es un agente de los franceses.
La situación de
los católicos se vuelve un conflicto de estado. El Duque de York no ayuda,
haciéndose católico y escogiendo por segunda esposa a la católica Maria de Módena.
La situación de los católicos se va volviendo precaria. Sin embargo, la serie
no es muy parcial hacia ese grupo ni tampoco es muy pro-Estuardo. Aun así nos muestra que antes de morir, Carlos volvió a la Iglesia Católica.
Carlos Tirano,
Carlos Traidor, Carlos Pusilánime
Carlos II dejó abierto el camino para vilipendiar
al rey Carlos en futuras miniseries históricas. En Versalles, lo vemos
como un interesado oportunista que usa a su hermana para sus planes
absolutistas. En realidad, toda la serie es tan antimonárquica que ningún rey
sale bien parado. Peor fue el retrato de Carlos que hizo Jeremy Northam en New
Worlds. Ahí es un tirano tan absolutista que dos puritanos (Jamie Dornan y
Joe “Gendry” Dempsie) que añoran la era de Cromwell (WTF?), huyen a Virginia para no soportar las arbitrariedades
reales.
Creo que el único
retrato semi positivo de Carlitos ha sido en la menos mediocre de estas
producciones de la última década. Me refiero a The Great Fire of London,
donde Jack Huston nos muestra un vano monarca que salta de la cama de la Castlemaine
a fiestas donde persigue a la virtuosa Lady Frances (personaje real que también
apareció en Carlos II) ignorando tanto a su reina como a su reino.
Casi tan mal
marido es el pobre Samuel Pepys (Daniel Mays) que ha descuidado a su esposa (la
insufrible Perdita Weeks). Mientras el célebre diarista se empeña en ascender
en la corte, su infiel esposa asciende a
la cama de su maestro de baile, un emigrado portugués. En esta serie el blanco
de la ira xenófoba son los portugueses, considerados aliados de la reina
Caterina.
El protagonista
de este cuento es Thomas Farriner (Andrew Buchan) , el panadero en cuyo local inició
el siniestro. Farriner está enamorado de su cuñada (Rose “Ygritte” Leslie)
quien trabaja para un portugués. En su vida irrumpe Lord Denton, jefe de los
servicios de inteligencia británicos (Charles “Tywin” Dance en su más siniestra
actuación). Denton está tan obsesionado con el peligro que representan los
católicos que se las ingenia para fabricar una conspiración. Cuando Rose se
niega a secundarlo, Denton la convierte en la sospechosa de haber iniciado el
incendio.
Entretanto, el
Duque de York, harto de la debilidad y frivolidad del hermano, se hace católico
y es parte de una cadre que busca devolver el poder a los “Papistas”. Durante
el incendio, York lucha junto al pueblo contra las llamas. El rey se esconde en
la cama de la Castlemaine. Será su reina quien lo saque de una oreja y lo mande
a conducir la batalla contra el fuego, para luego—junto con Pepys—
demostrar la inocencia del panadero y su cuñada.
Si nos fiáramos de
la ficción televisiva, Los Carlos deben haber sido pésimos gobernantes. Agreguémosle
lo que The Crown ha hecho con el actual rey y nos queda esa impresión de
que llevar ese nombre es mal comienzo para quien porta la corona.
Desde FB de Jorge Eduardo LLerena Torrico
ResponderEliminarAmé esta entrada y la anterior. Tengo un excelente recuerdo de Gunpowder (la nueva) sobre todo diálogos y elenco, Liv Tyler y su sacerdote, Mark Gatiss como Cecil buena actuación de todos y buena producción. Donde puedo ver esa primera versión?
Es cierto que Versalles es antimonárquica pero casi todas las producciones recientes lo son, incluso documentales sobre la actual monarquía hechos en Reino Unido no hacen sino destacar los defectos del actual Carlos.
¿cómo es posible que me haya perdido esa miniserie de Carlos II? necesito verla esto está mejor que la novela de las 12, buen elenco y es histórica. La buscaremos
Jorge Eduardo Llerena Torrico Oh Anne Vaux, inolvidable. La Gunpoweder: Treason Yo la puedo ver gratis en TUbi. Dejame ver si te la encuentro en otro lugar
EliminarI wonder what Jeremy Northam and RufRuf are doing these days, some of those Brits that were everywhere in the early 2000s have totally disappeared, Ben Chaplin as well.
ResponderEliminarit's sad, but they had their glorious five minutes in the limelight. I saw Ben Chaplin in The Nevers and he looked baaad. Rufie was in The Diplomat last year. I had a major crush on Jeremy (although I suspect he's entrenched in the closet) but since The Crown, he hasn't done anything
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