Las críticas negativas me dejaron perpleja. ¿Por qué le caían con palos
y hachas a esta serie de Peacock? A mi parecer es mejor que Roma y tiene
poco que envidiarle a Gladiador o a Spartacus: Dioses de la Arena.
Con violencia, gore, sexo de todos los tipos, maleantes, intrigantes, inmigrantes y muchos espectáculos del circo
romano, ¿por qué no se la puede poner a la altura de Shogun, o La Casa del Dragon?
Antes que todo
querría responder a algo que me dicen—incluso mis amistades señalan— qué me
apoyo mucho en críticas ajenas. Soy Baby Boomer, a diferencia de generaciones posteriores, se me enseñó a pensar por mí misma y a sacar
mis propias conclusiones. Si leo critica ajena es para ver en que concordamos y
en que no, y el motivo para tales
discrepancias. También para conocer detalles sobre la filmación que no te
cuentan en los videos y podcasts creados para publicitar el producto.
En esta ocasión
me ha sorprendido la casi unanimidad en condenar la serie de Roland Emmerich,
hasta el punto de preguntarme si es un ataque al alemán o al producto Peacock,
ya que las misma cantidad de críticas injustas persiguieron al Tatuador de Auschwitz.
Críticas
Abstractas
Los críticos
modernos se cubren las espaldas usando un lenguaje abstracto para destruir lo
que critican. De esa majamama logré sacar dos quejas. La primera es tontísima: ‘”demasiados personajes”. No se le dice eso a una tronera. Muchos
personajes tienen las obras de Tolkien y George R.R. Martin y el triple de
seguidores. En términos de personajes importantes, Those About to Die
tiene casi la misma cantidad que Roma, Shogun y Vikingos,
series de inmenso éxito.
La segunda queja:
“demasiado CGI”. ¿Queee? Ahora vienen a quejarse
cuando no se quejaron del Caballero de Moscú. Como toda obra que tiene lugar en la
Antigüedad, TATD debe apoyarse en efectos especiales para reconstruir espacios
que ya no existen tales como Roma y Pompeya. ¿O pretendían que se filmase en
Vía Véneto a mediodía? Es cierto que el
león era caricaturesco, pero tampoco era como si fuesen a exponer al elenco a
un gran felino de verdad. ¿Qué tal si se come a alguien? .
La última queja
de los críticos es sumamente vaga, se
refieren a la ausencia de cohesión en el guion. Mas o menos entiendo lo que
dicen porque a mí también me incomodan las variaciones del hilo narrativo que
no llevan a ninguna parte, pero creo que no son tan notorias para el grosso público.
Fui a IMDB y encontré no solo un rating bajísimo para una serie tan ambiciosa y
de alto costo. Nunca había visto tantos espectadores que le asignaban un misero
“1” a una serie.
Las razones para
tal repudio son el famoso CGI, personajes mal delineados y …¡oh sorpresa!
Quejas sobre los errores históricos-geográficos, pero de eso hablaré cuando me
toque comentar sobre la diversidad. Empecemos contando de que se trata este
peplo y comencemos desde lo alto de la escalera social, porque la tesis de la
serie se apoya tanto en una queja del poder colonizador romano, como en una batalla de pobres contra ricos, lo
que ya es un poco aburrido.
Los Flavios
En la cúspide
tenemos al Emperador Vespasiano. Sir Anthony Hopkins ha interpretado a muchas
figuras históricas desde Picasso hasta Nixon, ahora se envuelve en la toga de uno de los
cesares menos conocido. Aunque en apariencia física y modo de hablar, Vespasiano
recuerda a Hannibal Lecter, es un personaje benévolo.
Construye el
famoso Coliseo prometiendo que será “del Pueblo”, o sea los dividendos de los
juegos serán repartido entre los pobres, no los patricios. Vespasiano intenta
coartar el poder abusador de estos y se acarrea su odio. Su mayor problema es
quien lo seguirá en el trono. Por primera vez en la historia romana, el césar
tiene hijos que, como Los Borgia, se
odian mutuamente y se disputan el favor del padre.
Tom Hughes está
impecable como Tito, posiblemente el único ser decente de las altas esferas. Se
dice de él que es un soldadote bruto que no tiene la pericia de su hermano y, sin embargo, es justo. Su padre lo elige de sucesor porque
el puesto exige de la presencia de un militar. Tito, tal como nos lo muestra la
serie, fue un buen gobernante, pero que tuvo que lidiar con dos catástrofes
durante su breve reino: otro incendio de Roma y la destrucción de Pompeya y Herculano
por la erupción del Vesubio.
El talón de
Aquiles de Tito (y esto es historia fidedigna) estuvo en su corazón, en la
pasión que sintió por la princesa judía Berenice. Tito estaba casado (tuvo dos
esposas, una murió y de la otra se divorció) cuando, sirviendo en Judea, conoció a Berenice, once años mayor que él y
viuda, y enloqueció por ella. Sus amores fueron documentados tanto por el
historiador judío Flavio Josefo como por el cronista romano Juvenal. Así
sabemos que fue el pueblo romano el que exigió a Tito— nada menos que desde el escenario—
que abandonase a la judía, algo que debió hacer.
Todo esto es
material para tragedia romántica. Su potencial comenzó a ser explotado durante
El Barroco y se han escrito sobre estos amores piezas de teatro, novelas y hasta
operas. Son parte de la galería de grandes amantes históricos, incluso en el
mundo latino. El dramaturgo boricua Rene Márquez escribió Tito y Berenice
en 1970. Mi compatriota Raúl Ruiz, activo en el cine francés, filmó Berenice en 1983, pero más allá de
vivir un romance trágico, no podemos obviar que Berenice fuese vista por todos
como una traidora.
Yo no soy de los
bobos entre mi gente (Y hailos hailos) que solicitan el derribo del Arco de
Tito en Roma por considerarlo un símbolo del odio de los romanos hacia el
pueblo judío, pero comprendo el motivo de que Tito sea uno de los grandes
villanos de la historia judía. Su crueldad letal en reprimir la Revuelta Judía,
el saqueo y profanación del Templo ya son actos reprochables para odiarlo para
siempre, y más encima seduce a una princesa hebrea y la hace cambiar de bando.
No, no hay manera
de que caiga bien. Sin embargo, como la serie se guarda esos detalles, Tito es
un personaje casi simpático, justo como emperador, y enamorado de Berenice a la
que solo la presión de su cargo obliga a abandonar. A pesar de que Berenice no era
muy querida por su gente que la consideraba colaboradora horizontal, no hay
vestigios de que la hayan matado, ni siquiera se sospecha que haya sido víctima
de un asesinato. Ya descartada por el emperador no presentaba peligro para su
sucesor sino Domiciano la hubiese escabechado. Berenice murió de causas
naturales, olvidada por sus contemporáneos.
Pasamos entonces
a Domiciano. Lo primero que pensé al verlo es que JoJo Macari parece el gemelo
de Shira Haas. Segundo, fue sorpresa al
ver que cambiasen su orientación sexual (lo más escandaloso que hizo el
emperador en términos sexo-romance fue hetero) , pero se entiende que en aras
de la inclusividad, se transforme la
historia. Aun así, es incómodo que conviertan en gay a un monstruo que ha
pasado a la imaginación popular , junto con Calígula, Nerón y Heliogábalo, como
uno de los cesares más desmesurados en crueldad.
Hay tantos
alegatos sobre las medidas desquiciadas de Domiciano y que lo llevaron a ser
asesinado por la ( siempre dispuesta al magnicidio) Guardia Pretoriana que el revisionismo
histórico quiere creer que fue mala prensa escrita por los enemigos del
emperador. A lo más nos dicen que pudo sufrir de Asperger u otro trastorno.
Pues la serie no nos
ha traído un retrato mejor del hermano de Tito. Nos lo muestran un poco
estrambótico, no por ser gay, pero si
por su fascinación con los insectos (ya parece Helaena Targaryen) y por sus gestos
furtivos. La única virtud que le otorgan los historiadores es que era “eficiente”.
Así nos lo describen en el primer episodio. Se ve más inteligente que Tito,
pero no nos confundamos. No posee un compás moral, necesita dinero y Papi
Vespasiano lo trae cortito.
La solución de
Domiciano, cuyo gran título es Aedile
Ludi (cargo que traspasará a Tenax) ,
o sea está a cargo de los espectáculos deportivos de Roma, es apostar,
generalmente al perdedor. Otra solución a su magra mesada es capitanear una
pandilla de ladrones que roba para él, pero todo esto es raquítico comparado
con sus ambiciones de ser emperador. Algo que logrará solo gracias a Tenax, pero
antes de hablar del protagonista de facto de este peplo, hay que revisar
a los enemigos de los Flavios que así se apellidan Vespasiano y sus hijos.
Los Patricios
Según la serie,
el mayor peligro que enfrentan Los Flavios viene de la casta patricia, la
aristocracia romana que no perdona los orígenes plebeyos de los nuevos
emperadores. Su representante es Marsus (Rupert Perry Jones) y su mujer Antonia
interpretada por Gabriella Pession a la que no veía desde que fuese la encantadora
villanita Elisa Deodato, en la
telenovela Orgoglio.
Marsus y su mujer
vive complotando, pero son personajes blandos que realmente no parecen muy
peligrosos. Marsus lleva las riendas del poder gracias a su facción ganadora de
las carreras de carro, deporte de suma importancia en la serie. Para eso tiene
contratado al mejor cuadriga de Roma, Scorpus. Aunque es un personaje real, el
verdadero Scorpus usaba Pampers en esa época y no andaba revolcándose con
patricias en burdeles. Con Antonia parece que se intentó crear algo parecido a Attia
de Los Julios de Roma, pero no le llegó ni a la sandalia, a pesar de que
sus gustos sexuales van por lo plebeyo y que es manipuladora y mala con sus
esclavos.
Tenax, El
Plebeyo
Si tuviéramos que
encontrar algún personaje que fuese el eje de la historia ese es Tenax. Ha sido
un placer ver a Iwan Rheon dejar atrás al psicópata Ramsey Bolton y pasar a
retratar a un villano de corazón. Yo lo había visto en otros roles, pero aquí
me ha impresionado. Tenax es el alma de
esta historia y el eje de la trama. En Roma todos los caminos llevan a Tenax,
un gánster con un pasado tan turbulento que ha marcado su presente y su futuro.
Tenax parece un
personaje del Satiricon de Petronio, un rey del bajo mundo, un corredor
de apuestas que mata sin piedad a los deudores, pero sabe reconocer un buen
negocio y el valor que las personas pueden aportar, por humilde que sean, a sus
planes. Las ambiciones de Tenax son ilimitadas y es quien lo sabe todo en Roma
gracias a su equipo de niños mendigos que oscilan entre Los Irregulares de
Baker Street y Los Pajaritos de Varys.
Sin embargo,
Tenax tiene su lado sensible, llora cuando uno de sus pequeños espías es
asesinado, quiere compartir sus logros con su mejor amigo Scorpus y, a diferencia de los otros baddies de
este cuento, sabe reconocer la utilidad de los humildes. El grave problema es
que Tenax quiere romper con las reglas de movilidad social de Roma y llegar
hasta lo más alto. Su ambición lo empuja al campo de Domiciano donde no hay
moral, ni amistad ni piedad que valgan.
Voy a detenerme
aquí para retomar la interrogante del motivo que la serie haya sido tan
despreciada por críticos y público. Puede que los reproches sean fabricados,
que haya celos por parte de los rivales de Peacock y no quieran ver a esa
plataforma tan reciente emerger y competir contra ellos. Eso no quita que TATD
no presente fallas graves y que están conectadas a esa “falta de cohesión” de
la que han hablado en algunas reseña.
La primera falta
de cohesión está en los altos y bajos de la trama que en un momento parece
llevarnos en determinada dirección para luego virar tan violentamente que
acabamos mareados. El mejor ejemplo fue cuando Tito, su hermano y Tenax se
unieron para desbaratar la conspiración de Marsus. ¿Quién no los visualizó como
los Tres Mosqueteros de Roma? Pero luego rapidito volvieron a agarrarse del
cuello.
Otro problema
grave lo presentan los personajes. Muchos se ríen por el hincapié que hago en personajes
bien compuestos, pero este sword and sandals sufre por la ausencia de
ellos. Aparte de Los Tres Mosqueteros ya mencionados, los demás son ralos, sin
substancia ni historia, fáciles de olvidar. De ahí viene la queja de “muchos
personajes”. Cuando uno ve pulular figuras en la pantalla y se pregunta “¿y ese
quién era?” es que se trata de estereotipos que no dejan huella en nuestra
memoria.
Contenido
Violento: Hey, si querían
hacerla una rival de Spartacus, tenían que hacerla violenta. Eso incluye
violencia en contra de las mujeres, intentos de violación, de asesinato y un
femicidio (cometido por los pérfidos judíos).
La escena más Gory sin embargo fue ese banquete para cocodrilos que preparó Domiciano.
Contenido
Sexual y Desnudos: Ambos,
pero en mucho menor escala que Spartacus y Rome
Factor
Feminista: Cero. Las
mujeres de esta historia no podrían pasar un Bechdel, todo lo hacen en función
a los hombres. La mujer enamorada del enemigo de su pueblo (Berenice); la atrapada
entre marido y amante (Antonia); la malcasada (Salena): damiselas en peligro de
ser violadas (las hijas de Cala). La misma Cala, muy aguerrida y astuta, es
otro estereotipo, la madre que busca hijos perdidos.
Ese estado de
cosas representa la realidad. Con pocas excepciones, las romanas estaban
sometidas al pater familias, fuese este padre o esposo y eso se aplicaba
hasta a la emperatriz. La única posición de poder que tenía la mujer romana era
como virgen vestal. La serie ha errado en ese sentido al representar a las vestales
como chicas obligadas al celibato que acaban siendo seducidas y sometidas a terrible
castigo.
Factor
Diversidad: Cambiando la
orientación de Domiciano y haciendo que una de las hijas de Cala sea gay, han servido
a la exigencia de diversidad sexual. Sin embargo, más de uno habrá comentado
que el convertir a un psicópata histórico como Domiciano en homosexual, puede
tildarse de homofobia. Sobre todo, cuando una de sus víctimas (en la serie) es
gay.
Pasemos a la diversidad
étnica. la serie nos muestra judíos, numídicos, españoles y un bárbaro, Viggo, el gladiador ( Johannes Haukur Johannesson, el San Olaf de Valhalla). La idea no es mostrar que Roma era un crisol de
razas sino cuan opresivo era el poder colonizador de los romanos. Los bárbaros
y los judíos tienen una narrativa histórica de esa colonización. Sin embargo,
sorprende que los españoles, que pronto
darían un emperador a Roma (Trajano), sean vistos con tanto desprecio. Lo normal es que fuesen ciudadanos.
De todos modos,
hay en el cuento del trio de mercaderes de caballos un par de errores. El menor
es que no existía el término “Andalucía” en el Siglo I. El nombre de esa
provincia era “Baetica”. El término El-Andalus se lo pondrían los árabes.
El otro es más grave. La cría de
caballos jerezanos o andaluces ocurriría durante el medievo, como un milenio más
tarde.
Sin embargo, es Numidia
la que ha provocado mayor ira entre los comentaristas. Sobre todo, entre los argelinos
puesto que Numidia es hoy Argelia (y parte de Túnez). Su furia deriva de que el
numídico de la serie tenga un nombre común en Ghana (nosotros tuvimos un vecino
ganes de nombre Kwame); que adoren un dios nubio, que hablen en un dialecto
subsahariano (en Numidia se hablaba el púnico igual que en Cartago) y que sean
físicamente representados por actores de piel muy oscura.
Sucede que de acuerdo
a los retratos de los reyes numídicos y del emperador romano Macrino que venía
de ese reino, los numídicos eran como la
mayoría de los norafricanos de piel morena, pero no lo que hoy llamaríamos “negros”. Los romanos conocían muy bien a gente de piel
de ébano como los nubios y los etíopes, y así nos los muestran en mosaicos y monedas.
En esos mismos retratos los numídicos no son descritos físicamente como muy diferentes a sus colonizadores.
Esto por supuesto ha descargado batalla en redes sociales como en Reddit donde han sacado el factor raza al ruedo. Los argelinos gritan que se ha hecho escarnio de su cultura y su historia y que esto no es más de un ejemplo de los activistas de confundir en un solo tipo físico a los africanos del norte del continente con las poblaciones subsaharianas.
El actor que
interpreta a Kwame (Moe Hashim) alardea
mucho de su madre yemení, pero salió al padre que es anglo-africano. Sara Castens (Cala) es francesa, nacida en
Portugal, pero hija de nativos de Cabo Verde, o sea sin vínculos al Norte de África.
Hay quienes dicen que Kwame dijo que su padre era nubio y eso explicaría muchas
cosas. No sé cuáles. Es cierto que Nubia (hoy Sudán) fue una vez el reino de
Kush, un país de gente de origen
subsahariano, de piel negra que incluso dio faraones negros a Egipto siglos
antes de este reino pasar a manos de los griegos ptolomeicos, pero Nubia queda
un poco alejada de Numidia.
La única mención
de Nubia en la serie que recuerdo fue cuando Kwame mencionó a Viggo haberla visitado
con su padre. Me sorprendió su capacidad andariega, puesto que no había vehículos
en ese entonces y aun a caballo o en carrito era un viaje equivalente al entre Madrid
y Varsovia. Aunque el padre de Kwame fuese nubio no explica el “problema de
pigmentación”(como lo llamó Spencer Tracy en ¿Adivina quién viene a cenar?)
de su madre.
Otro motivo de
queja es , que Numidia fuese retratada como un desierto con pueblitos de casuchas
de barro. A pesar de que Numidia había
pasado a ser una provincia romana, seguía teniendo la estructura del reino
respetable que una vez fue, con ciudades importantes como su capital Cirta—hoy
Costantina— e Hippo donde nació San Agustín. Respecto a la aridez, Argelia
entonces era un vergel. Las lechugas,
frijoles y el trigo para el pan de los romanos y sus provincias eran exportados
desde Numidia.
Si nos vamos a
poner puristas, también se pasaron por el trasero la historia de Numidia. Los
historiadores romanos guardaron anales sobre los gobernantes de ese reino muy
respetado por el imperio. Cuando Kwame le cuenta a Viggo que su padre murió por
haber apoyado al romano equivocado está hablando de la guerra entre Pompeyo y Julio
Cesar. Un pequeño problemita, esto ocurrió
un siglo antes de nacer el joven gladiador.
Es cierto que Vespasiano, nueve años antes de ser coronado emperador y cuatro antes de trasladarse a Judea, fue gobernador de África Proconsularis que era el nuevo nombre de Numidia. Dejó mal recuerdo, pero no por brutal sino por tacaño y el pueblo, una vez, lo apedreó con nabos. No creo que haya tenido muchas oportunidades de provocar la muerte del padre de Kwame.
Errores
históricos se encuentran en todas las series de época. Más graves son los
errores geográficos. No se necesita ser italiano para saber que hay una
considerable distancia entre Roma y las ruinas de Pompeya, que no se puede
avistar el Vesubio desde una terraza romana, y que una erupción del volcán no
provocaría una lluvia de cenizas sobre la Ciudad Eterna.
Si sumamos falsedades
históricas con errores geográficos, actuaciones desiguales, diálogos repetitivos
y modernistas, CGI mediocre y un guion que boga a la deriva…. ¿Se puede
recomendar Those About to Die? La repuesta la tienen ustedes. Esta serie
puede verse en USA a través de la plataforma Peacock y en España por Amazon
Prime.