lunes, 13 de diciembre de 2021

Entre Occidente y el Comunismo: La Línea de separación de Tannbach

 


El año pasado,  cuando la presentó la PBS,  no quise ver Línea de Separación (o Tannbach, su título en alemán). Mi temor es que fuera muy deprimente. Efectivamente, este drama de la posguerra alemana cabe entre el tremendismo absurdista de Shadowplay y la desilusión infantil de El Desertor. Los alemanes son únicos para la auto fustigación y lo que esta brillante serie nos muestra es que, más que culpar a ideologías, la responsabilidad yace en como el individuo las enfrenta, muchas veces permitiendo que primen el egoísmo y una exagerada necesidad de sobrevivir.

Nazis Fanaticos, Arrepentidos y Oportunistas

Inspirada en la historia del pueblo de Modlareuth, Tannbach es una aldea ficticia en Turingia, en el borde de Baviera, que por vaivenes históricos es invadida primero por los americanos, luego por los rusos. Es finalmente dividida en dos sectores,  uno que queda en la Alemania Federal y el otro en la “democrática”, su equivalente comunista. La serie muestra la tragedia de familias separadas por un rio y por ideas políticas. Pero su tesis es que los personajes ya vienen predestinados por el modo en que se comportaron en el Tercer Reich.

Tannbach es mucho más cruda y realista que la famosa Heimat que la televisión alemana presentara en los 80. Parte de la base que, con pocas excepciones, los alemanes fueron nazis o colaboraron de manera activa o pasiva con un régimen asesino. “Todos fueron nazis” dice uno de mis personajes favoritos, Hilde Vockler,  “hasta yo”.  La serie nos presenta nazis arrepentidos,  nazis oportunistas y nazis fanáticos. De estos últimos pocos sobreviven, los otros se reinventan sirviendo tanto a rusos como a americanos.

                           

La historia comienza en mayo de 1945. Los americanos se acercan a Tannbach y unos pocos fanáticos se preparan para defender el pueblo. Entre ellos, Walter, un joven miembro de los HItlerjugend, hijo de la tabernera Cilly. En las afueras de la villa, en la propiedad ancestral de los Condes von Sietrow, la adolescente Anna (Henriette Confurius de Tribus de Europa)  se prueba un vestido de su madre y hace piruetas ante el espejo,



Entra la Condesa Caroline, le recuerda a su hija que debe ayudarla en la cocina, que se quite el vestido. No están los tiempos para vanidades. “Ni yo me arreglo ya” dice con tristeza. “¿Y quién te quiere mirar a ti?’ le responde la deslenguada muchacha. La insolencia de Anna recibe un merecido bofetón. Indignada, la chica escapa de su casa, coge su caballo y parte al bosque.

Alla la sorprenden unos desertores que le roban el caballo e intentan violarla. Desde la arboleda emerge el Mayor-Conde Georg von Sietrow, padre de Anna, quien la rescata. Anna se da cuenta que su padre ha desertado y está escondido. Aun así, le ruega que la acompañe de regreso a la casa. Ahora tiene miedo después del zafarrancho que ha armado.

Su trayecto es observado por Franz Schober, uno de los tres grandes villanos de esta historia, Schober es el Gaulaiter del pueblo. Aparenta ser un devoto nazi, pero es un oportunista que mientras ve cómo sacar ventaja de la situación, azuza a inocentes y culpables a una última e inútil batalla.



En el camino, aparece un automóvil conducido por Horst Vockler, ,oficial de las SS e hijo ilegitimo de Schober. Lleva a Hilde, su madre, a refugiarse en casa de unos parientes. Schober le ordena ir al castillo y prender al desertor. Vockler obedece y acaba fusilando a Caroline cuando esta se niega a revelar el escondite de su esposo.



La ejecución es presenciada por Georg y Anna. Al comienzo,  Anna culpa a su padre, pero eventualmente se culpa ella por haberlo hecho acompañarla de regreso al castillo. Nunca reparará en que todo comenzó con su inapropiada reacción contra una madre que parece haber amado.

La reacción de Anna, las últimas palabras intercambiadas con Caroline son un reflejo de como el nazismo destruyó el espíritu familiar, permitiendo y motivando una desaparición de la autoridad paterna. Los jóvenes no tenían más progenitores que el estado y podían desobedecer, ofender y hasta delatar a sus padres biológicos. Anna es un producto del nazismo a pesar de que su madre se oponga al régimen de Hitler. Georg y los abuelos maternos de Anna (que aparecen en un momento para convencerla, en vano, que huya a Buenos Aires, con ellos) son nazis convencidos.



No sabemos realmente como Anna reaccionó al nazismo, pero si como abrazará el comunismo hasta volverse más roja que Stalin. Parte este cambio viene con el amor. Antes de morir, Caroline ha ofrecido en el castillo asilo a refugiados de Berlín. Entre ellos, Christa, mi personaje favorito. Una humilde costurera, Christa desprecia las ideologías que la han dejado viuda, luego que su esposo comunista fuese asesinado en el campo de concentración de Sacheshausen.

Christa se siente cómplice de la tragedia acaecida a sus vecinos judíos, a pesar de que ha adoptado a Lothar (Ludwig Trepte de Los Hijos del Tercer Reich, Deutschland 83 y Bauhaus) un joven judío al que cría y considera como su hijo. Christa quiere impedir, en vano,  que su hijo biológico, Friedrich (Jonas Nay de Deutschland 83) , siga los pasos del padre.



Friedrich es un comunista soñador quien inculca sus sueños a Anna a la que enamora, hace su amante, esposa y madre de sus hijos. Tan buen trabajo hace que, para la segunda temporada, Friedrich se ha desilusionado con el proyecto comunista, pero Anna se ha convertido en la estrella del Partido.

Entre Americanos y Soviéticos

En cinco años, Tannbach pasará por cuatro invasiones que la irán reconstruyendo y destruyendo paulatinamente, los personajes pasarán por el mismo proceso. La primera y más humana invasión es la de los Americanos. Pronto el oportunista Schober está trabajando para los nuevos amos.

En cambio, el Conde Georg y Horst Vockler son enviados a campos de prisioneros. Cuando Georg le reclama al jefe aliado (llamado simplemente “El Coronel”) que emplee a Schober que fue el autor intelectual de la ejecución de la Condesa Caroline, El Coronel le explica que para Los Aliados todos los alemanes son nazis, todos merecen castigo, solo que algunos, como Schober, pueden ser útiles.



Anna queda sola en su castillo, pero Georg se la ha encargado a Christa. Lothar ha partido a Berlín a ver que sucedió con sus padres,  dejando un espacio en el corazón maternal de la costurera, quien, además,  de tanto zurcirle la ropa al Conde,  se ha enamorado de él.

La segunda invasión es la soviética. Los Americanos se retiran y el Ejército Rojo entra en Tannbach como un espíritu de venganza, matando, robando y violando mujeres,  entre ellas a Hilde. Ocurre una masacre en la granja de la familia de Hilde y solo sobrevive la bebé Helene. Los rusos se la encajan a Christa que es la Madre Coraje de este cuento.



Los rusos planean una ocupación temporal y con ellos llegan los comunistas alemanes que pretenden crear una nueva nación . Los lidera el idealista Konrad (Ronald Zehrfeld que no se pierde serie de época alemana) que se convierte en el mentor de Friedrich, pero con él llega también el repulsivo Hoffman.

Un ex nazi, Hoffman se bebió el Cool Aid marxista y ahora quiere imponer sobre sus compatriotas,  menos oportunistas que él,  un estado policía. Una sociedad deshumanizante donde todos deben actuar como robot,  donde los hijos delatan a los padres y viceversa,  y donde vemos que las políticas de cancelación no las inventaron las redes sociales. Solo que en el mundo de Hoffman el cancelado comienza a ser paria social para luego ser exiliado, encarcelado,  incluso ejecutado.



Los rusos expropian las tierras de los “capitalistas nazis” y el siguiente paso es el destierro de estos al gulag. Ese es el destino para Anna. Aunque Christa se ha conseguido un puesto en la nueva sociedad cosiendo los uniformes de los soldados rusos, no puede ampararla, pero Anna tiene la suerte de siempre conseguirse protectores.

Hilde, que se siente culpable de la muerte de la Condesa Caroline, oculta a Anna en su casa, pero es descubierta por Konrad que está enamorado de Hilde. Konrad e Hilde se hacen amantes. El protege a Anna que se casa con Friedrich. Este consigue que le otorguen (como hijo de una víctima del fascismo) un trozo de la propiedad de Anna para construir una casa para su familia.

El problema es Hoffman. Verde de envidia ante el éxito del Camarada Konrad,  trata de hacerle daño atacando a sus protegidos. Acusa a Christa de proyectos “capitalistas” (diseñar y hacer vestidos para venderlos) . Aprovechado a que Lothar, tras descubrir que sus padres fueron gaseados en Auschwitz, ha regresado, lo acusa a él y a su madre adoptiva de usar documentos falsos, fingiendo ser parientes. Por suerte, el coronel ruso acaba con esta farsa, pero Christa ya está harta. Les dice a sus hijos que se sofoca en ese ambiente y quiere marcharse. Friedrich y Lothar se niegan a seguirla.



Georg regresa del campo de prisioneros y descubre que ha perdido sus tierras y que su hija se ha casado con un comunista. Aunque tiene un romántico revolcón con Christa, no sabe qué hacer con su futuro. La decisión la toma la historia en un inesperado twist argumental.



Un Pueblo Dividido

Los americanos regresan, han revisado sus mapas y descubierto que el rio Tannbach es una división natural entre su zona y la soviética, pero como el rio cruza el pueblo este quedará partido en dos. Ahí comienza la verdadera historia que abarcará veinte años, en que los lugareños vivirán separados de sus seres queridos, primero por un puente,  luego por alambradas de espino, finalmente por muros de madera y piedra.

Las líneas divisorias crearán paranoias, nacidas de la certeza de que el paraíso marxista no existe. Cada vez habrá más gente dispuesta a huir del lado soviético. El contrabando humano y de suministrosel desabastecimiento es endémico en la Alemania comunista tendrá curiosos lideres:  Lothar y la sumisa esposa de Franz Schober cuya granja ha quedado en la Alemania Federal.



Veremos cómo los cambios sociales e históricos,  incluyendo la Primavera de Praga,  van moldeando las conciencias de los personajes. Schober se escapa de la ley en ambos lados del Tannbach, pero el castigo divino le llegará al final. Georg establece un negocio y vuelve a ser rico. Se casará dos veces y tendrá otro hijo, pero su corazón siempre estará con Anna y sus nietos al otro lado del puente. Georg y el asesino de su esposa, Horst Vockler, trabajarán clandestinamente para la NATO ahora involucrada en una Guerra Fría igual de letal que las guerras en caliente.

Nacerán nuevos niños en ambos lados del pueblo y esos niños se volverán adultos. Veremos como Anna debe lidiar con hijos rebeldes que la educación marxista vuelve en contra de la autoridad materna. Sin embargo, Anna es más comunista que Stalin, incluso más que su propio marido. Tanto Friederich como Konrad han quedado desilusionados con el rumbo que han tomado su ideales izquierdistas.



Cuando Konrad finalmente es superado por el taimado Hoffman, Hilde queda desamparada. Es exiliada a Berlín donde se la pone a trabajar en una fábrica de ropa que, irónicamente, es vendida al Occidente. Ahí vivirá nuevas desventuras que nos muestran los errores, las contradicciones y las mentiras con las que se buscó gobernar la Alemania supuestamente “democrática”.

Tannbach es una crónica vital e histórica que recuerda a las temporadas finales de Un Village Francaise en esa visión desoladora y sin esperanzas de la posguerra. Aquí hay menos hincapié en la mala gestión de los Aliados que en otras series parecidas como Shadowplay. Se acepta la culpa nacional poniendo como ejemplo la facilidad con la que los nazis escapan castigo cambiando de bando y volviendo a oprimir a las mismas victimas

La tesis es que después de Hitler no hay perdón, olvido o reconstrucción posible. Todos están condenados y su salvación reside en estrategias para sobrevivir ¡Y vaya que sobreviven estos personajes! Lo que no sobrevive es su conciencia y humanidad. Christa huye a Nueva York y regresa en 1951 para el bautizo de su primer nieto. Lo que presencia en términos de muertes físicas y emocionales la hace huir nuevamente para nunca regresar. Se entiende que el dividir a los alemanes ha dividido su espíritu como nación y como individuos.



Magníficamente actuada, con personajes que se nos meten hasta los huesos y que amamos u odiamos,  Tannbach no parece tener desperdicio. Eso no la hace exenta de errores. El final es abrupto, los únicos que parecen tener clausura son los miembros de la Familia Schober. Los saltos de épocaesto es más notorio en la segunda temporada permiten la desaparición de personajes, y la aparición de nuevos rostros y arcos sin dar mayor explicaciones, pero en general es una historia atrapante y perturbadora.

Antes de acabar de ver Tannbach, tuve la oportunidad de volver a ver Sophie’s Choice, la que siempre he considerado uno de las tres mejores filmes sobre el Holocausto. Cual sería mi sorpresa al descubrir que no es un filme del Holocausto, a pesar del gran rol que la Shoah ocupa en la historia. Es una historia que tiene muchos temas desde el autocastigo hasta las obsesiones nacidas en mentes enfermas.

Sin embargo, el tema principal,  y que la acerca a Tannbach,  es la capacidad de decidir y los remordimientos. Como un sentimiento de culpa puede desarrollarse a raíz de la toma de una mala decisión o por no haber tomado ninguna, dejando que el ritmo histórico nos arrastre. ¿Qué hubiese pasado en Tannbach si los Aliados hubiesen pagado los $18.000 que exigían los soviéticos para desalojar el pueblo?  ¿Qué hubiese pasado so Horst Vockler hubiese desoído la orden de su padre y hubiese seguido su camino?  ¿Qué hubiese ocurrido si la familia Erler hubiese decidido abandonar el lado soviético?



En estos tiempos estamos expuestos a nuevas formas de totalitarismo. Muchas veces preferimos ignorarlas o hacernos cómplices de ellas, sea por moda, por quedar bien con nuestro entorno social, o por necesitar de falsos idealismos para forjar nuestra identidad. Por eso es bueno ver estas historias que nos muestran el horror que puede acaecernos simplemente por ignorar las fluctuaciones históricas o por dejarnos llevar por ellas.

Bajo el título de Tannbach: el destino de una nación fue presentada en el 2019 a America Latina vía Europa, Europa. Si la vieron,  coménteme su opinión. No sé si la habrán dado en España. En Estados Unidos puede verse a través de dos sistemas: el streaming Thirteenth Passport y PBS Masterpiece. Se puede acceder a este último vía Amazon Prime Video.



Contenido de violencia y gore: Una batalla, suicidios, riñas, ejecuciones. Los rusos masacran una familia. Un niño muere por jugar con una bomba, pero nada es gráfico. No muestran la violación de Hilde, pero si cuando es golpeada por una guardia de la Stasi.

Contenido sexual: Muchas situaciones sexuales, pero no hay desnudos ni sexo gráfico.

Contenido feminista: Vemos que la mujer gozaba de mayor libertad en el lado comunista. En la Alemania Federal debían pedirle al marido permiso para trabajar o tener su propio negocio.

Diversidad: Cero diversidad cultural o racial. Hay una pareja de homosexuales y uno es arrestado y encarcelado.

4 comentarios:

  1. Yes, in communism women were considered as equals which is after all the essence of communism. Although we had communist party in power we remained a socialist country throughout the history of post war Yugoslavia and that is definitely the best type of government as it does not cater to the capitalism nor to the state, but to society. Stalin was afraid to enter our country as Tito told him: Joseph, you've seen what we single handedly did to the Nazis here, don't mess with us, we can do it with you. And we are tough cookies, so he just stayed in Hungary and drew the stalinism border there. Since my city is on the very border, Tito took away most bigger factories and colleges from us and moved them somewhere else as he did not want to invest in something so close to the border with Stalin. Thus, my own city saw a decline instead of development.

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    1. Titoism was a special brand of socialism. It worked because the Marshal was strong, but clever. As you point out , he did not bow down to the paranoic excesses of Stalinism, neither did he shut down the West. This subgenre of post war drama stresses the freedom of East German women over the submissiveness of patriarchal West German women.

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  2. LA primera temporada, excelente, unos personajes súper extrañables. Unas actuaciones de primera. Situaciones interesantes, la llegada de los americanos y luego de los soviéticos... La entrada del comunismo pero sobre todo, como Hanna y su esposo, poco a poco van cayendo en esto, en las creencias políticas soviéticas... La segunda temporada, estuvo aburrida, lenta y se sintió muy pesada. NO habían personajes simpáticos ni interesantes. Los de la primera con muchas chispa e interesantes, no regresaron. Situciones sin explicación (o background) alguno. Caras nuevas que ni sabemos de dónde rayos salieron. Un cura luterano rebelde... Ese hasta me daba risa... no me caía mal pero tampoco era simpático ni traía absolutamente nada interesanet o necesario a la trama. La comunista viuda Hanna, aburida, fiel a una causa e identidad política que adoptó sin razón alguna... Capaz de entregar su hijo mayor y estar criando una pequeña delatora, chismosa y presentá. El villano por fin recibe su merecido, aunque quería pura tragedia para él, simplemente queda postrado en una silla de ruedas y cuidado por su nuera, no si antes su esposa de años abandonarlo... No me gustó la 2da, la 1ra me encantó, pero no hacía falta una 2da... ¿Existe una 3ra?!??! Espero que no. NO me interesa ver a Hanna haciendo más boberías y luego hacerse la víctima... ¡Buen artículo!!! ¡BESOTES!!!

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    1. Gracias por pasar Gato Rafa.Totalmente de acuerdo. La segunda entrega no estuvo a la altura de la primera. Parece que le editaban escenas y nunca supimos, por ejemplo, que pasó con la segunda esposa del conde. Se extrañaban personajes fuertes como Christa y Lothar. Los reemplazos eran blandengues como el pastor tan inútil. La pareja gay nunca se entendió de donde salió, creo que quisieron ser wokes y no llegaron a ninguna parte. Besos PD no, por suerte no insistieron en hacer una tercera. Sobre todo porque Jonas May (Friedrich) y Ludwig Trepte (Lothar) se fueron a hacer Deuutschland 83 que fue mas exitosa.

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