En el bosque
donde Wendt acostumbra a cabalgar de mañana, se encuentra a Fritz esperándolo. Richard
le cuenta del careo con Greta. Aunque lo han soltado ya saben su nombre y
querrán conocer a sus cómplices eso incluye a Wendt. El Oberst se da cuenta de que
está siendo extorsionado. Tras asegurarse de que nadie más conoce los planes
del chantajista, Wendt lo ultima de dos balazos y arroja el cadáver al rio.
En un elegante
restaurant, Marie Louise Seeger ha sido plantada por el invisible, pero poco confiable,
Ozkar. Se dispone a marcharse cuando la detiene Wendt que la invita a almorzar.
Malú acepta y pide un vodka con soda y un tártaro de cerdo. La conversación es
lo que ya debemos esperar una mezcla de arrogancia, e ironía defensiva de parte
de ambos. Wendt ha quedado impresionado por la charla de Nyssen y quiere
conocer la opinión de Fraulein Seeger. Aunque la está utilizando, se nota que
respeta su intelecto.
Malú le dice más
o menos lo que dijo Nyssen, la economía germana esta desahuciada. El abuso de
la especulación llevará a muchos a la ruina y reventará la bolsa. La joven se
sorprende que Wendt no esté alarmado ante el panorama. Él se confiesa “inmune”.
La especulación es invención de los judíos y él no cae en esas trampas.
Me da un poco de
vergüenza admitirlo, pero estoy shipeando rabiosamente a este par. No sé cuál
es el juego de Malú. Si se siente Mata Hari y busca información, si es un caso
de polos opuestos que se atraen, pero que la halaga la atención de Wendt es evidente
y ya le dijo a su hermana que lo consideraba atractivo. Igual, es un juego muy
peligroso.
Tras esta conversación,
Wendt llama a Nyssen, le dice que convencerá al círculo que confíen nuevamente
en el industrial y que lo ayuden en su conspiración económica. Lo único es que
el Oberst exige de Nyssen que ponga 100 millones de marcos en la mesa. Nyssen
solo tiene ocho millones en su poder. Wendt le recomienda pedírselos a su
madre.
Han llevado a
Gereon y a Walter Weintraub al hospital. El gánster esta inconsciente, el policía,
aunque con el rostro vendado y varias costillas rotas, está bien. Lotte lo
visita y le cuenta que Weintraub está vivo, pero Vera fue enterrada esa mañana.
Vemos flashbacks de Lotte y Toni en el funeral.
Helga anda por la
calle. Su mirada cae en un cartel que solicita que se despenalice el aborto. Eso
la empuja a visitar a Gereon se lo encuentra con Charlotte. La pobre detective
se muere de vergüenza y tras presentarse, huye. Helga es un poco altiva con Lotte,
pero su arrogancia desaparece cuando ve que Gereon no está nada de contento de
verla.
“¿Quién es?” le
pregunta su cuñado. Quiere saber quién
es ese desconocido que la mantiene con tanto lujo. Helga es torpe. Primero se
niega a darle el nombre. Luego trata de distraerlo con “es un amigo. alguien
sin importancia”. De pronto le suelta que está embarazada.
“¿Quién es el
padre del bebé?” pregunta Gereon.
Helga se
escandaliza, “siempre te he sido fiel”
“Eso mismo creía Anno”
responde Gereon. Helga sale corriendo.
Lotte lleva a
Ilse al oculista. Ha conseguido la mitad del pago de la operación. El pedante y
aprovechado médico dice que eso es solo para “hacerles un cupo” en su lista de
pacientes. Los nervios vencen a Ilse que se desmaya. La enfermera le da a Lotte
la dirección de un médico que operará a Ilse por la mitad de lo que exige su patrón.
El caso Greta va
muy apurado. Se ha acordado una fecha para su ejecución, en menos de una
semana. Greta se entera que tiene nuevo abogado.
En la pensión de Frau
Elisabeth, Katelbach todavía oculto recibe una citación de la policía política.
Se le acusa de traición a raíz del artículo que el Tempo ha publicado.
En el Bosque de
Grunewald, los Hitlerjugend animan a Moritz a cazar un venado. El chico no se atreve,
lo que lo convierte en un hazmerreir del grupo. Harto de la cantinela “Bambi,
Bambi”, se lanza sobre su camarada y casi lo mata a golpes.
Son separados por Horst
quien, en vez de castigarlos, les hace ver que no deben pelear, que están
unidos por su sangre aria y su devoción por el Fuhrer. Deben guardar sus
energías para luchar en contra de sus muchos enemigos. Los hace jurar sobre la bandera nazi y
hacer las paces. Conmovidos por el discurso, los chicos obedecen.
Toni sigue su
andar errante por Berlín. Llega hasta un campamento de desamparados que están
cocinando ratas (¿por qué no se van al Grunewald a cazar ciervos?) Le ofrecen un bocado. “no, gracias. No tengo hambre”
responde la niña. “Tienes suerte” le
dicen. Pero es que no solo de pan viven las niñas y Toni tiene hambre de
cariño, compañía, atención.
Comienza a
llover, falta para que llegue Lotte. Toni se guarece bajo la cornisa del bar. Llega
un individuo de mala catadura y desdentado. Es Peter, un vecino del antiguo
barrio. Invita a Toni a cenar, el paga. Van a un restaurante cercano. Peter le
cuenta que conoce un caballero que necesita de una lectora. Tras asegurarse de
que paga bien, Toni acepta el empleo. Ve llegar a su hermana y va a su
encuentro.
Ni Toni le cuenta
a Lotte sobre su posible empleo, ni Lotte está muy para charlas. Lleva a su
hermanita a ver el último filme que Betty Winter rodara antes de ser asesinada.
Solo le pide que si ve a Ilse le diga que ya tiene el dinero para la operación.
Esa noche será
muy agitada para todos los personajes. En su celda, Greta decide confiar en su
compañera. Le dice que ha hecho mucho daño y que mintió al decir que fue
empujada a matar a Benda por los comunistas. Stalina baja la guardia y le
pregunta por qué lo hizo. Geta le suplica que le dé un abrazo. Aunque todavía no confía en ella, la doctora
lo hace. Es una escena magnifica. Greta la abraza hambrienta de calor humano,
Stalina está tiesa con los brazos estirados.
Solo la abraza cuando la pelirroja lesusurra que amenazaron con matar a su hijito. No importa que Greta se niegue a decir quiénes son los que la amenazan, saber que la falsa confesión fue motivada por miedo de madre exonera a la pelirroja.
Por otro lado,
Helga vagabundea por los bajos fondos. Se tropieza con prostitutas de todos los
tipos y con sus clientes que la acusan. Se acerca una profesional que busca
clientes en un mini ajustado enagua y en avanzado estado de gestación (Las
prostitutas embarazadas eran muy solicitadas en la Alemania de aquel entonces
que, como el burdel de Meñique, atendía todos los gustos).
La preñada le da
una dirección a Frau Rath que acaba en casa de la vecina de Lotte. Ahora sabemos
a qué se dedica. Helga no está segura de querer un aborto. La comadrona le
sirve una taza de hipericón para los nervios y se sienta con ella a decidir la
mejor solución.
Lotte va al Luxor,
donde Vera le había contado que si era “tolerante” pagaban bien por la noche.
La recibe un travesti con facha de payaso, la lleva a un vestuario donde hay un
traje esperándola, una combinación de lingerie sexy y de uniforme de poilu (soldado
francés de la gran guerra). Se trata de un cuadro plástico requerido por un
general voyeur.
Lotte es
sentada/atada en una silla en medio de una pista. No ve al voyeur, tiene los
ojos vendados, pero escucha al travesti que es el narrador. Así se entera que
ella es una espía francesa que ha sido capturada por los alemanes.
Entran hombres uniformados
que marchan al unísono. Lotte no los ve, pero siente el pisar de sus botas de charol.
Le caen encima como la Manada. Por suerte nos muestran lo mínimo. Corte al
final de la noche en que Lotte con el rostro lloroso, el rímel corrido, pero
vestida se marcha.
En casa de los Kasabian,
Esther intenta convencer al marido que Walter Weintraub no es un traidor. No
puede ser el Fantasma. Le recuerda al Armenio cuando se decidió con un volado cuál
de los dos gánsteres purgaría cárcel. Le tocó a Walter, pero Esther le muestra
a Edgar la moneda que su socio usó. Tiene dos caras iguales. El Armenio entra
en sospechas. ¿Por qué su mujer tiene esa moneda?
Esa noche, Gereon
sufre una pesadilla, está en el hospital, pero hay un apagón. Se levanta y
camina asustado por los pasillos. Ve sombras, siente que lo siguen. Despierta
sobresaltado y se encuentra al Armenio en su cuarto. Edgard quiere saber si la
policía está segura de que Walter es El Fantasma. “¿Por qué te cuesta tanto creerlo?”
pregunta Rath.
Edgard se retira,
antes le pregunta a Gereon como la está pasando. “Supe que tu esposa te
abandonó” “No es mi esposa” responde secamente el inspector. Vuelve la luz.
Gereon se da cuenta que la visita del gánster no fue fortuita. Se levanta y
corre, sujetándose la costilla rota, por las escaleras. Encuentra a los
guardias en el cuarto de Weintraub, atados y amordazados. El paciente ha
desaparecido.
El Armenio lleva
a su socio al único médico en Berlín. A punta de electroshocks, Schmidt
consigue que Weintraub vuelva a hablar.. El gánster revela su inocencia. El
Fantasma lo golpeó y le puso su ropa antes de aventarlo junto a Vera. Parece
que Edgard le cree, pero Walter comete el error de revelarle sus sentimientos
por Esther.
Edgard llega a su
casa y sorprende a su mujer en penumbras. “¿Lo amas?” pregunta. Esther llora. Enfurecido, el Armenio
lanza el fonógrafo por la ventana. Ahí ve que entran autos policiales a su
propiedad. Traen órdenes de cateo, vienen a arrestarlo por el secuestro de Walter
Weintraub.
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