Hace años que quería
hablar de esta miniserie que ya había mencionado en otras entradas. Aun hoy es considerada—tanto la serie como el
libro que la inspiró—como una joya de la televisión y la mayor
exponente del subgénero que representa. Sin embargo, el motivo que me lleva a
invitarlos a verla (está en castellano en YT) es la amenaza de Seth McFarlane, hecha en
agosto del 2020, de que estaba en planes de refritear Vientos de Guerra,
algo totalmente inconcebible.
“The Winds of War” es
una serie “blanca”, no hay manera de hacerla diversa. Si lo hacen traicionarán
toda la esencia de la obra y no conseguirán mejorarla. Ya vimos que aun
metiéndole personajes gay y de color (y ningún judío) no pudieron evitar que ‘World on Fire” no pasara de ser una ca….a con patas. Pero si se llega a refritear la novela de
Herman Wouk, se va a parecer muy poco al libro. En lo que sucede entonces es fundamental
ver y comentar la original e inigualable versión de 1983.
En 1971, Herman
Wouk era considerado un autor más que respetable. Ganador del Premio Pulitzer,
su El Motín del Caine, que el mismo había adaptado a pieza teatral, lo había
convertido en autor de una serie de superventas. Lo que no se sabía es que de
fines de los 50, en la cúspide de la fama, había estado laborando en un
proyecto masivo que requería de inmensas dedicación e investigación histórica.
En 1971, salía al
mercado este mamotreto que muchos consideran la gran novela estadounidense de
la Segunda Guerra Mundial. Hay quien la ha tildado de ser la “Guerra y la Paz
de la Segunda Guerra Mundial”. A
diferencia de otras obras que se cifran solo en un evento o un escenario en
particular, Vientos de Guerra cubre todos los frentes y todos los
eventos importantes tanto de Europa como en el Pacifico. Para eso Wouk creó dos
familias: los WASPS (White Anglo-Saxon Protestants) Henry y los judíos Jastrow.
Son los miembros
de esas familias los que serán testigos, participantes y victimas de muchos de
estos sucesos que cubren desde la persecución de los judíos en Alemania hasta
el bombardeo de Pearl Harbor. Para ampliar la perspectiva, Woulk se inventó unos
diarios escritos por Armin von Roon, un junker de la vieja escuela que es
general de la Wehrmacht. Así tenemos
diferentes puntos de vista que nos ilustran sobre el conflicto.
A pesar de sus
900 páginas, el libro fue un éxito llegando al #1 de la lista del New York
Times y permaneciendo entre los diez primeros lugares por más de un año.
Aunque los críticos lo consideraron un autor de superventas que gustaba de
temas judíos, y lo colocaban entre Chaim Potok y Leon Uris, el tiempo ha
probado su miopía y otorgado a Wouk lo que sus lectores siempre reconocieron,
su genio literario y los méritos que hacen a esta obra épica un clásico.
Desde el momento
en que el libro se volvió un bestseller que la televisión (era imposible
condensarlo en un formato de cine) andaba tras Herman Wouk. Al autor no le
parecía. No estaba contento con las anteriores adaptaciones de sus obras. Finalmente,
la ABC lo convenció, pero Wouk exigió ser él quien escribiese el libreto.
Entre Soap
Opera y Docudrama
La ABC andaba
tras otra mega exitosa miniserie como lo había sido su “Raices” en 1977. Pero a
comienzos de los 80, la emisora era famosa por sus soap operas: “General
Hospital” en la tarde y “Dinastía” en el prime time. La idea era que su público
se volcase a los aspectos más telenoveleros de Vientos de Guerra (los
romances, el drama familiar, etc.). Para eso contrataron a Dan Curtis para que
la produjera y dirigiera. Curtis, conocido por sus películas de terror, se había
hecho rico y famoso gracias a “Sombras Tenebrosas”, la primera soap opera de
tema sobrenatural.
Sin embargo,
Curtis recientemente había tenido éxito con dos películas hechas para
televisión: “When Every Day was Fourth of July” y “The Long Days of Summer” que
giraban en tono a una familia judía en el Connecticut de la Depresión. Esa fue
la carta de recomendación de Curtis para escribir el drama bélico-
romántico-familiar que esperaba la ABC. Solo que no contaban con Herman Wouk.
Al comienzo, Wouk
trabajó hombro con hombro con quien había adaptado exitosamente el libro de Robert
Graves Yo, Claudio para la BBC. Lamentablemente Jarman falleció, dejándole
todo el trabajo a Wouk. El seria enteramente responsable de la historia y diría
más tarde que, con la excepción de la escena en una taberna portuguesa donde Byron
Henry noquea a un espía alemán, nadie interfirió en su trabajo ni le exigió
cambios.
Wouk estaba
particularmente empeñado en conservar sus ideas filosóficas sobre la guerra.
Con ese propósito en mente se le ocurrió aumentar la presencia del General von
Roon (Jeremy Kemp), haciéndolo conocer a los Henry en el barco rumbo a Alemania
y estableciendo desde ya una relación con “Pug” Henry. Además, integró a la
serie reuniones del alto mando hitleriano y aliado, filmes de archivo, y hasta un
narrador.
Esto le dio a la
serie un aire de lo que hoy conocemos como “docudrama”. En su momento, me chocó, por inaudito y
porque me daba información que ya sabía. Pero ahora que están de moda los docudramas,
y más si evitan que el auditorio deba correr a la Wikipedia o quedarse en babia
porque sabe cero de la Segunda Guerra Mundial, resulta ser un formato efectivo
y utilísimo.
La Gran
Familia Estadounidense
Hora es de contar
de que se trata esta épica saga familiar. Victor “Pug” Henry (Robert Mitchum),
es un comandante de la reserva naval de los Estados Unidos. Tras servir
honrosamente durante la Gran Guerra y un periodo en Las Filipinas (entonces
colonia americana), Pug lleva años varado en la playa soñando con volver a
comandar un barco, sobre todo porque presiente que se acerca una nueva guerra.
La gran
oportunidad de Pug llega en la primavera del ’39, cuando lo nombran agregado
naval en Berlín. La serie (tras una introducción tipo documental) inicia con
los Henry abordando el Bremen que los llevará al Tercer Reich. Rhoda
Henry (Polly Bergen) es una típica esposa de marino, sufrida, acostumbrada a vivir
estrechamente y en sitios olvidados de D-s. Aunque en la serie no nos cuenta ha
sobrellevado tragedias familiares (la muerte de una hija, principio de
alcoholismo del marido). Rhoda está
agotada. todavía es de buen ver y para ella este viaje a Europa representa la
oportunidad de llevar una vida glamorosa y divertida. Eso la hará, a ratos,
ciega a la situación política de Alemania.
Desde que Pug
embarca y hace amistades a bordo— incluyendo al General von Roon, y al
conocido periodista británico Alastair “Talky” Tudsbury— se va enterando que
Alemania es un polvorín, un lugar belicoso y peligroso, y que la invasión de Polonia
es cuestión de meses. Talky es acompañado a todas partes por su hija soltera
Pamela (Victoria Tennant) quien hace amistad con el comandante Henry a pesar de
que los separan más de veinte años de diferencia.
von Roon, Pamela y Pug a bordo del Bremen
A pesar de que
Rhoda hace buenas migas con la sociedad nazi, incluso intercambia palabras con
el Fuhrer, los Henry sienten que la atmosfera es opresiva. La casa donde viven (que
se las consiguió Hitler) pertenece a una familia judía obligada a abandonarla y
aceptar una renta muy inferior a lo que se cobraría por esa propiedad si perteneciese
a un alemán. Pug nota que están siempre bajo vigilancia, hasta sus sirvientes
son infiltrados de la Gestapo, pero lo peor es la certeza de que todo el país
se está armando para una nueva conflagración.
En un informe a
Washington, Pug se atreve a conjeturar que antes de invadir Polonia, Alemania
hará un trato con la Unión Soviética. Cuando se concreta el Pacto Molotov, Pug
es convocado a la Casa Blanca. Su sagacidad ha impresionado al Presidente Roosevelt
(Ralph Bellamy) quien, admirado ante la integridad y buen juicio del marino,
hace que lo promuevan a capitán y lo convierte en su enviado especial.
Así Pug será
parte de una comitiva italoamericana que busca que Hitler abandone sus
proyectos bélicos; es testigo del Blitz londinense; sobrevuela Berlín en una
misión de bombardeo de la RAF; asiste a la firma de la Carta del Atlántico y
hasta hace un discurso ante Stalin en el frente de Moscú. El fin de la
miniserie encuentra a Pug en Hawái a punto de tomar el mando del barco California.
Pug en Moscu
Pug y Rhoda
tienen tres hijos. Dos de los cuales vienen a despedirlos al Bremen. Warren
(Ben Murphy) es un piloto naval, un poco mujeriego y despreocupado. En el
transcurso de la miniserie se casa con Janice, la hija de un senador, tienen un
bebé, y se instalan en Pearl Harbor.
La menor de los
Henry es Madeleine (Lisa Eilbacher) una adolescente en su primer año de
universidad. Aprovechando que sus padres están en Europa, Madeleine se va a Nueva
York, consigue un empleo en una radioemisora e inicia un romance con su jefe
casado.
El ausente en la
despedida de los padres es Byron (Jan-Michael Vincent), el hijo del medio, el
mimado de Rhoda, el que constantemente choca con el padre. Byron es desobligado
y perezoso. Apenas ha podido pasar un curso en la marina y apenas ha conseguido
graduarse de Columbia. Con el pretexto de sacar un posgrado en historia del
arte, anda vagando por Europa. Gracias a la recomendación de un maestro, Byron
consigue empleo con el renombrado escritor Aaron “A.J” Jastrow (John Houseman)
en Siena.
Es en casa de
Jastrow que Byron conoce y se enamora de Natalie Jastrow (Ali McGraw) quien
funge como secretaria de su tío. A sus 28 años (cinco más que Byron) Natalie
califica para ser apodada una JAP (Jewish American Princess) típica, pero
equilibra su petulancia un título de Radcliff, un posgrado de la Sorbona, y el que
sea erudita y mundana.
Aunque ni los conoce,
Natalie insiste en asistir y para tranquilizar a A.J, Byron se ofrece a
acompañarla. Es el final del verano de 1939 y Slote no está nada de contento de
recibir a los viajeros en Varsovia. Se
espera un ataque alemán en cualquier momento. Slote y Natalie tienen una
discusión. A espaldas del diplomático, Natalie se escapa al pueblo fronterizo
donde vive su primo y arrastra a Byron con ella.
Berel Jastrow (Topol) es un tipo simpático que los recibe con mucha alegría y cariño. Los invita a hospedarse en el pueblo, pero esa estadía idílica en un típico shtetl (aldea judía) es interrumpida por la invasión nazi. Byron y Natalie tienen pasajes de tren a Varsovia, pero prefieren dárselos a la esposa de Berel y a su hija pequeña. Ellos emprenden el viaje a la capital en el auto de Berel en compañía de este y de los recién casados.
Viven cien
peripecias desde un bombardeo de Stukas que hiere levemente a Byron hasta un
encuentro con soldados polacos que quieren requisar el automóvil y acaban robándole
el pasaporte al americano. Por fin llegan a Varsovia. Berel se despide
mandándole un mensaje a su primo “Lej Leja” que en hebreo quiere decir “¡ándate!” Es un mensaje que Aaron Jastrow se niega a
seguir y por el resto de la miniserie se ven los esfuerzos de Natalie, Slote,
Byron y hasta de FDR de sacarlo de Europa sin que el profesor muestre nunca
muchos deseos de irse.
Lo peor es que
Natalie se rehúsa a abandonarlo y queda con su tío a la deriva en un continente
en llamas. Entremedio, Byron regresa a los Estados Unidos y se une a la marina
acabando como un oficial a bordo de un submarino. Logra tener un breve
encuentro con Natalie en Lisboa donde se casan y procrean un hijo. El final de
la serie tiene a los tres machos Henry en Pearl Harbor bajo las bombas
japonesas, mientras al otro lado del mundo Aaron, Natalie y el pequeño Louis
han quedado atrapados en una Italia ahora en guerra con los Estados Unidos.
La Serie Más
vista de la Historia
“Winds of War”
debutó en nuestras pantallas en febrero de 1983. Lo recuerdo porque Mi Ma
estaba hospitalizada. Tras el horario de visitas, mi padre y yo regresábamos a
la casa, comíamos, y nos poníamos a ver la serie. Mi padre era devoto del libro
y tuvo sentimientos encontrados con la adaptación. También los tuvo la crítica,
pero principalmente por el reparto que es lo único que afea la serie, pero ya hablaré
de ello. Mas allá de la crítica, el público abrazó la serie. Con 140 mil espectadores
fue catalogada (por mucho tiempo) como la serie más vista de la historia.
Vale recordar que
esos eran días pre-streaming, pre DBox, pre VCR, si te perdías un capítulo no
lo podías ver en ningún otro lado. Así que los estadounidenses fuimos audiencia
cautiva por una semana. Aunque ya estábamos acostumbrados a series épicas (“Roots”,
“Holocaust”) esta nos impactó por su estilo semi documental y sus efectos
especiales que, aunque hoy nos puedan parecer chapuceros, entonces eran lo
máximo. Vale recordar que el presupuesto de $40 millones era el más alto nunca
gastado en la historia de la televisión.
Aunque hoy hay
ciertas escenas del bombardeo de Pearl Harbor que me parecen risibles (en la ABC
se robaron unas filmaciones de “Tora, Tora, Tora”), la descripción de la
invasión de Polonia sigue siendo la mejor en dramatizados. Cuando la comparo
con escenas parecidas de “World on Fire” me doy cuenta de la seriedad y
profesionalismo que le imprimieron en “Winds of War” y que consiguen la dosis
exacta de dramatismo y realismo (nada de tanques ingleses en suelo polaco). Sin
contar con su superioridad en solidez argumental y caracterización de
personajes.
En la Vieja Viena
se filmaron las escenas en Berlín, unas calles de Múnich se convirtieron en Zúrich,
pero cuando se grababan escenas de Berchstesgaden se consiguió permiso para
filmar en el mero Nido de Águilas del Fuhrer. Las locaciones en Italia e
Inglaterra fueron filmadas en esos países, incluyendo las del Palio de Siena.
Se filmó en Washington, New York y Miami, pero en la costa californiana se
crearon escenarios que pretenderían ser Hawái y las Filipinas. Diferentes
localidades croatas se convirtieron en Polonia y Rusia y creo que fue en Rijeka
(Fiume) donde se recreó la antigua Lisboa.
Revisando las
largas listas de crédito veo que no hubo muchas mujeres involucradas en
aspectos técnicos (casi todas eran “asistentes”), pero si descollaron en
aspectos como el diseño de modas (el vestuario es verídico y hermoso),
maquillaje y peinado. Este último estuvo a cargo de la famosa estilista chicana
de Beverly Hills, Silvia Abascal.
Ese Desafortunado
Elenco
La gran protesta de
todos, desde Herman Wouk hasta Servidora, se debió al elenco. Hubo muchas
quejas por parte de los puristas de que Pug Henry era cincuentón, bajito y
compacto. En cambio, Robert Mitchum contaba 65 años, media 1.83 de estatura, y
todavía acarreaba un aura de galán de Hollywood. ¿Van a creer que querían a
Edward Asner para el rol?
A mí me encanta Mitchum
porque aporta a su personaje la estolidez, la estoicidad y hasta la
impasibilidad que— Wouk nos dice— eran las características
principales del protagonista de Vientos de Guerra. El que sea alto,
tenga esa famosa mirada entornada (que Bob siempre adjudicó a su alcoholismo),
y que todavía conserve ese sex appeal que demostró en Noirs y Westerns de los 50,
no me molesta, hace más creíble su intenso romance del que ya hablaré.
A mí siempre me
cayó mal John Houseman en la piel de Aaron Jastrow, pero es que el personaje es
arrogante y desaprensivo. El caso de Jan Michael Vincent me mortificaba más,
pero creo que no tanto como al pobre Dan Curtis. Si Mitchum era un borracho
profesional, Jan Michael era un borracho poco profesional. Si Mitchum sabia
controlar su alcoholismo y cumplir con su trabajo, JMV llegaba atrasado, no se
comportaba, atrasaba la producción y exasperaba a todo el mundo. Sin embargo,
en mirada retrospectiva, concuerdo con el Gato Steven Zorn, que Vincent supo capturar
la esencia de Byron (que no es ni héroe ni alter ego del autor): un chico perezoso, impulsivo, quejoso que actúa
como millennial cuando los Millenials estaban en pañales.
El caso de Ali
McGraw es menos excusable. Hasta Wouk tuvo reparos con ella porque no se
parecía en nada a como él se había imaginado a su heroína. Natalie es una
expatriada americana de 28 años, muy cosmopolita, instruida y arrogante.
Físicamente, Natalie tiene el cabello oscuro y a los ojos nazis es
evidentemente judía. Aunque entonces Ali no sabía (o no quiso contar) que su
madre era una judía húngara que siempre ocultó sus orígenes raciales a su
familia, no tenía tipo semita.
Me da tristeza
ver que en todas las reseñas de “The Winds of War” hay quejas por la inclusión
de McGraw en el elenco. Fue una imposición de Dan Curtis que, como media
población masculina de Estados Unidos se había enamorado de la actriz en “Love
Story”. Pero habían pasado doce años. A sus 30 años, Ali había logrado hacernos
creer que era Jenny, la italianita pobre que se casa con el niño rico y muere
de leucemia en sus brazos. Pero a sus 43 primaveras, Ali insistía en actuar
como si fuera Jenny y no le quedaba porque se veía mayor que su verdadera edad.
Tenía arrugas hasta en la nariz.
Del cuello, para
bajo, Ali se veía estupenda, pero era en close up que daba agruras. Tal
vez para que se viese más morena la metieron en un solárium o tal vez incurrieron
en el pecado del blackfacing, aplicándole maquillaje oscuro. Lo que fuera,
se veía rara, como de un pigmento alterado, o como si tuviese la cara sucia. Para
colmo, el anacrónico labial beige le creaba una sombra sobre el labio superior que
hacía parecer que tenía bigotes.
Peor aún era su
actividad histriónica. Cuando el libreto exigía que Natalie fuese coqueta y atrevida,
Ali parecía mordaz y estridente. Aparte que el personaje le salió berrinchuda,
vivía quejándose o dando alaridos. Ahora tuve que bajar el volumen varias veces
en las escenas de Natalie.
El que Natalie
fuese un personaje sin gran simpatía me arruinó su romance con Byron. Incluso
en el libro es poco creíble y no porque no aceptemos que Byron se obsesiona
hasta el punto de convertirse en stalker, siguiendo a Natalie por toda la casa,
espiándola cuando cree que no lo ve, comiéndose una fruta (en el libro) que
ella ha dejado mascada. Este nivel obsesivo hoy resultaría siniestro, pero
entonces a lo más daba risa. Ciertamente para Natalie, Byron es un personaje
chistoso incapaz de borrar de su corazón al diplomático Lesley Slote.
Las cosas cambian
en Polonia. Lesley pierde el coraje durante un bombardeo lo que provoca el
desprecio infantil de Natalie. A pesar de que Slote se redime en un
enfrentamiento con los alemanes (uno de los momentos cumbre de la serie), Natalie
rechaza la inoportuna petición de matrimonio del diplomático.
Es entonces que Natalie
le anuncia a Byron que se ha enamorado de él. Solo que unos meses más tarde, en
Miami para la boda de Warren, Natalie cae en cuenta que Los Henry aceptan a
regañadientes que Byron se case con una judía. Su estrambótica reacción es
volver a Europa y junto a Slote, intentar sacar a AJ de Italia.
Uno queda con la
impresión (es más patente en War and Remembrace) que Wouk no da un peso
por la relación entre Byron y Natalie, y que solo puede mantenerla a flote separándolos
constantemente. Aun así, para los propósitos de su argumento, libro y serie
unen a esta pareja y la legalizan en Portugal dándoles el tiempo necesario para
que encargar un hijo que será un lastre constante y el propulsor de las malas decisiones
de Natalie.
El único que
creía en este romance era Dan Curtis, eterno enamorado de Ali McGraw a quien le
asignó un precioso vestuario, cortesía de, otra mujer involucrada en esta épica
producción. También Curtis solicitó del músico Bob Cobert un tema especial para
Natalie que será el tema de la serie.
Romances Bélicos
A pesar de la
insistencia en convertir “Winds of War” en una soap opera bélica, Curtis no tenía
mucho material romántico. Warner y Janice son los perfectos (albeit sosos)
Señor y Señora America, se ven bonitos como poster de reclutamiento para la
marina estadounidense, pero no tienen mucha profundidad como pareja.
En esta revisión,
tal vez por mi edad, si les he creído el romance a Rhoda y a Palmer Henry. Un
romance bastante polémico en el libro. Debido al trabajo de Pug, Rhoda debe
pasarse mucho tiempo en Berlín. Acoplada a su soledad en un país extraño, está
la desconfianza natural que tiene por los alemanes y sobre todo por los nazis. Agreguémosle
que tantos años de matrimonio, donde más ha tenido que luchar para mantener a
flote su hogar que de gozar de su familia, la tienen al borde de la depresión.
Entra en escena, Palmer Kirby (Peter Graves), un científico alto, guapo y bien
conservado. Está en Alemania observando/espiando los adelantos nazis en física
nuclear.
Se entiende que
KIrby está involucrado en el Proyecto Manhattan que crearía la primera bomba
atómica. En medio de su misión comienza a visitar (con beneplácito de Pug) a
Rhoda aun en ausencia de su marido. Antes de regresar a Estados Unidos, en una emotiva
despedida en el aeropuerto, Rhoda y Palmer se confiesan su amor.
Me divirtió ver a
Polly Bergen (bella y desaprovechada actriz en su juventud) emparejada con Mitchum
quien en” Cape Fear”—la original—era su violador. Bergen que había dejado
la actuación para manejar una exitosa firma de cosméticos, se había conservado
muy bien, tenía una figura estupenda y le otorgaron el mejor vestuario de la
serie (cortesía de Heidi Wujek).
Su química con el
Señor Phelps de “Misión Imposible” puede no ser detectada por un público joven,
pero a mi edad me es evidente. Polly Bergen fue la única actriz del reparto en
ser nominada para un Emmy. Y se lo merecía, más que Dame Jean Simmons que se lo
quitó (se lo ganó por “El Pájaro Espino”).
He dejado para el
final el romance más “romántico” de la serie, el que me ha impactado más que
cuando los conocí, aunque en el libro es igual de intenso. Me refiero a Pug Y
Pamela Tudsbury. Esa es otra razón para que no la hagan de nuevo. ¿Como van a
hacernos creíble un romance mayo-diciembre si eso solo provoca ascos entre
Millenials y Zetas (y más de algún X)?
Por suerte cuando
el libro fue publicado (en 1979) y convertido en miniserie en los 80, la
cultura popular no nos obligaba a abrazar prejuicios tan absurdos. Cuando yo
llegué a la edad de Pamela y me enamoré de un hombre veintitantos años mayor
que yo, descubrí que ese tipo de relación puede funcionar siempre y cuando los
contrincantes sean maduros y sensatos. Lamentablemente yo no lo era, pero Pamela
sí. Tal vez más que Pug que se deja querer y actúa como si fuera ella la que
lleva la batuta en ese romance.
Pamela es mucho más
centrada que su amiga Natalie, con quien compartió piso en Paris. A diferencia
de Natalie, Pam (la serie no nos lo dice, pero viene huyendo de un affaire con
un golpeador infiel) es menos caprichosa y mimada. Se la ha pasado cuidando a
su padre y trotando por el mundo tras de él. El egoísmo de Talky Tudsbury con
su hija explica que ella sea tan sufrida y poco exigente. La diferencia de edad
aquí funciona favor de Pug. Pam lo da todo y pide poco, está siempre dispuesta,
lo rejuvenece y le da algo por que vivir. Como sus esporádicos encuentros,
siempre ocurren bajo las bombas alemanas, el amor de Pug y Pam es como un canto
a la vida.
Creo que ya lo he
dicho todo, lo bueno y lo malo de la serie. Es un esfuerzo loable el de adaptar
un libro tan complejo que ya en si es un esfuerzo loable de construir un evento
histórico tratando de crear personajes que vivan cada experiencia en diferentes
puntos cardinales. Viendo la secuela de esa monumental serie “Recuerdos de
Guerra”, me doy cuenta de lo difícil que fue seguir tenido personajes claves
como testigos de la Segunda Guerra Mundial. De esa secuela les hablaré, D-s
mediante, la próxima vez. Entretanto los animo a ver “Winds of War” (o leer el libro).
Desde FB de Pablo Muñz Alcayaga
ResponderEliminarAmo esa serie ! La tengo en dvd en mi casa es maravillosa !
Pablo Muñoz Alcayaga Licenciado, dichosos los ojos que te leen. Como estas? Vacunado? Espero que si. Ansolutamente maravillosa serie, pero si le hacen un refrito como amenazan. Crees que funcionará?
EliminarDesde FB de Pablo Muñoz Alcayaga
Eliminarcreo que Guerra y Remembranza no me gustó tanto si bien atendible la crítica a Ali MC Graw, yo por lo menos ya la identificaba con el personaje y si bien es cierto Jane Seymour es una gran actriz para ni no era el personaje. Mención a parte la música de Winds of War
María Elena Venant Creo que si mantiene la magia de la antigua y se la juegan con el presupuesto si, y creo que el casting como bien indicas es fundamental para ello, ojalá no actores tan desconocidos, piensa que esa serie está llena de leyendas como Mitchum, Peter Graves, Ralph Bellamy, Polly Bergen y Jeremy Kemp entre otros. Vacunado con la dos dosis estoy !! Espero que estés bien y vacunada
Entiendo que el cambio de actriz pueda haber provocado confusion. Sobre todo si ya uno se habia acostumbrado a Ali. El score de Bob Cobert fue inigualable. D-s mediante, mi proxima entrada sera sobre Guerra y Remembranza tambien conocida como "Recuerdos de Guerra".
EliminarPablo Muñoz Alcayaga A fines de abril me toca. Primero quise que se vacunara mi hermano, por si habia algun contratiempo y tenia que cuidarlo. El mayor problema que veo en el refrito es que aqui (y en Inglaterra) se espera que una serie sea diversa o sea contenga personajes importantes de color, y de diferentes generos u orientaciones sexuales. En el libro de Wouk no habia nada de eso. Luego van a surgir reparos por el romance Pug-Pam. Ahora hay un asco terrible por los romances donde hay mucha diferencia de edad.
Desde FB de Pablo Muñoz Alcayaga claro que Pam está lejos de ser menor edad así que al menos esa crítica debería quedar fuera
EliminarPablo Muñoz Alcayaga Eso funciona con nsotros que somos gente pensante, pero te sorprendería que no todos piensen asi. Los que creen en la pedofilia de Woody Allen argumentan las diferencias de edad con su actual esposa y ellos comenzaron su relacion cuando Soon Yi ya era mayor de edad.
EliminarAmiga, confieso no leer dos párrafos de tu articulo cuando vi que se avecinaba un spoiler de Natalie y Byron, mi pareja preferida de la serie. Entiendo tu incomodidad con Ali Mc Graw y Jan Michael Vincent pero a mi no me molestó el casting, sera porque Jennifer Cavilleri siempre ha sido uno de mis personajes ficticios favoritos y en parte veo a Natalie como una versión un poco mayor de ella. :) Entiendo tu problema con la edad de Ali pero yo estaba tan contenta de verla (y recordar a Jennifer) que no me molestó para nada. Es más, son mis escenas favoritas. Al actor de Byron lo recuerdo como algún villano ochentero pero no se, hay algo en su actuación aquí que me gusta. Confieso que son los únicos que me mantienen viendo la serie (al momento). La idea de Pug y Rhoda traicionándose me parece un poco disturbing, pero lo entiendo perfectamente. Que aburrido sería solo verlos en su diario vivir, leyendo el periódico o jugando cartas, je je.
ResponderEliminarEntiendo porque Jean Simmons ganó el Emmy. Estuvo genial en El Pájaro Espino, aunque no puedo opinar al no ver el desenlace de Rhoda, je je.
Querida Lorena
EliminarMil disculpas por el spoiler. Si quieres terminar de ver la serie (y ojalá seguir con War and Remembrance) antes de leer y responder, lo entiendo y respeto. Aun así, debo encarar lo que llamas “mi problema” porque no es mío, es el de público, críticos y autor. En realidad, conozco muy pocas personas que hayan gustado de Ali en ese rol. Uno, el mas importante, fue Dan Curtis, que, como tú, planeó una versión madura de Jenny. El problema es que Natalie no se parece en nada (en términos de personalidad y circunstancias) a Jenny.
Vamos por partes. Tal vez suene injusto hablar tanto de la edad de Ali. 43 años no es una viejita caduca. Lo que si es que la edad jugó un rol importante en que no se la integrara al elenco de War and Remembrance.
Sobre el look semita de la Jastrow que hace que la reconozcan como judía tanto polacos como nazis, Ali no lo tenía, pero tampoco Jane Seymour, por lo que cuestiono si debió haber tenido el rol desde el comienzo. Pero definitivamente, JS debió interpretar a Natalie en W&R porque Ali hubiese sido incapaz de retratar a Natalie en situaciones límites y en circunstancias infernales que exigirían que dejara de ser ella. La gran diferencia entre AM y JS está en su rango histriónico y en su interpretación de Natalie.
Cuando yo vi la serie no había leído el libro, pero más allá de las quejas de mi padre sobre la actuación de Ali yo sentí que no trabajaba bien. No expresaba lo que debía expresar. Su declaración de amor a Byron me sonó falsa y eso que dice lo que dice Natalie en el libro, pero sus palabras salían como balidos de oveja. Es como en una escena de su luna de miel que dice temerle a Lisboa porque en el pasado ahí quemaban judíos. El modo en que lo dice pareciera que se quejar del calor o de la comida. Winds Of War pone a Natalie en situaciones que sin llegar nivel de lo escalofriante de W&R, la tienen muy atemorizada. Nunca se llega sentir totalmente su miedo.
Casi 40 años más tarde, no solo puedo apreciar y ver la obra con otros ojos y veo defectos y virtudes que antes no noté. también he escarbado más en critica de la obra literaria de Wouk y noto que no fue muy bueno en lo que se refiere a historias de amor (lo demostró con Marjorie Morningstar). Yo creo que fueron Bergen-Graves quienes supieron hacer menos detestable el adulterio de Rhoda.
En cuanto a Byron y Natalie su romance y matrimonio son incidentes necesarios para avanzar la trama. Wouk no nos esta describiendo un amor inmortal tal como no está creado personajes heroicos ni con Byron ni con Natalie. Byron es parte del ángulo All-American de los Henry, él es l Navy Brat que siempre le esta huyendo a la sombra del padre y Natalie es la punta del triangulo del Holocausto que representan los tres Jastrow. Ella es el Nuevo Mundo que no puede sustraerse a los horrores que pasaran los judíos del Old Country.
Espero sigas viendo la serie y comentemos más allá de Ali McGraw.