Junto con Frank
Lloyd Wright y Le Corbusier, Walter Gropius es considerado el padre de la
arquitectura moderna. Parte de su fama fue la creación de la Escuela Bauhaus en
Weimar que sería acompañada de un movimiento artístico del mismo nombre. En el
2019, para celebrar el aniversario de la Bauhaus, se filmó una película y se
hizo una miniserie. Curiosamente, ambas se preocupan más de desacreditar a Gropius
que de celebrar su obra. ¡En típica onda mitutera se le acusa de silenciar el
arte de las alumnas de su escuela e incluso de seducirlas!
Nunca me ha
interesado mucho la arquitectura moderna, pero con un hermano arquitecto me ha
sido imposible sustraerme a ella. Aun así, Bauhaus para mi es un nombre
asociado con muebles funcionales como esas mesitas que se encajan como muñecas matushkas,
una debajo de la otra, y esas sillas tan incomodas que, según la leyenda
familiar, provocaron aparatosa caída de mi padre en un bar de un hotel de Montevideo.
De ahí que el pobre le tomara odio al estilo Bauhaus.
Años más tarde cuando
estudié historia del arte y tomé un curso de historia del mobiliario descubrí el
impacto social y artístico de la Bauhaus que manejaron grandes como Gropius y
Mies van der Roe y donde enseñaron otros grandes como Paul Klee y Kandinsky. Lo básico que hay que saber es que, acabada la
Gran Guerra, Gropius fue puesto a cargo de lo que había sido la Escuela de
Artes y Oficios del Reino de Sajonia.
Como nos muestra
la serie “Die Neue Zie “(La Nueva Era llamada en inglés simplemente “Bauhaus”),
Gropius, interpretado por August Diehl (inglrious Bastards, Salt, A Hidden Life)
busca cambiar la escuela para empezar a cambiar la sociedad y de ahí cambiar el
mundo. Su lema es ¡fuera con lo antiguo! que solo quede lo nuevo. ¿Como que
suena conocido, ¿no? Solo que el arquitecto no planea derribar estatuas ni
deformar el idioma, sino implantar cosas más simples como vida bohemia, el amor
libre, los baños desnudos de ambos sexos en sitios públicos,los bailes de cross dressing etc..
Mas importante,
Gropius abrió las puertas de su clases a gente que otras escuelas consideraban
indeseables. Léase judíos, extranjeros, comunistas, mujeres. Por lo que resulta
extraño que no haya nombres femeninos asociados con el movimiento. Si estos “homenajes”
pretendían sacar a la luz a estas artistas desconocidas hace un trabajo
paupérrimo, aunque dejan caer por aquí y acullá nombres que me han permitido
hacer mi propia investigación.
Lotte en
Weimar
La primera obra
es un telefilme llamado “Lotte en Bauhaus”. Alicia Ritter (Charité, Becoming Elizabeth)
encarna a Lotte, hija de un humilde carpintero. Ella quiere seguir la profesión
de su padre, él la quiere casada. Lotte huye hacia la seguridad de la Bauhaus y
de un estudiante en ese centro llamado Robert Seligmann (el chileno-germano Noe
Washington) que se convierte en su pareja.
Para frustración
de Lotte, la ponen a trabajar en la hilandería, sitio obligatorio de las
estudiantes del Bauhaus. Logra salir de ahí y ponerse a tallar juguetes de
madera que pronto adquieren fama. Sin embargo, Lotte comete un error que la
separa de la comunidad bohemia del Bauhaus. Se casa con Robert y tienen una
hija. Con eso pierde el apoyo de Gropius y casi pierde al marido que es seducido
por una vampiresa local llamada Dorte Helm (recuerden ese nombre). Por suerte
todo se arregla y los Seligman se marchan a decorar casas en Tel-Aviv y dejan
atrás los peligros del Bauhaus.
El filme fue
recibido con mucho recelo por parte de los críticos ya que además de su mala
prensa en contra del conglomerado Gropius, “Lotte en Bauhaus” pretendía narrar
la experiencia de una mujer real, la diseñadora Alma Siedhoff-Buscher cuyo
final no fue tan feliz como el de Lotte.
Alma Buscher fue
una estudiante del Bauhaus. Efectivamente cayo en los telares, pero también
tuvo como maestros a grandes como Paul Klee y Kandinsky. Tanto destacó que se
le permitió seguir cursos de escultura en madera. Para 1923 se la admiraba por
su diseño de juguetes y muebles para niños.
Juguetes diseñados por Alma
A pesar de su
fama, Alma nunca se llevó bien con Gropius quien no quería que su academia
fuese reconocida por algo tan prosaico como un taller de fabricación de
juguetes. Aun así, Alma se graduó. Su matrimonio con el actor-bailarín Werner
Siedhoff acabó con su carrera. Se dedicó a su casa e hijos hasta que, en 1944,
una bomba aliada acabó con su vida.
Hannah Pilarczyk
en la edición online de Der Spiegel tuvo palabras duras para “Lotte en Bauhaus” a la
que califico de kitsch combinado con ‘seudofeminismo”. Su conclusión es que
como monumento a las mujeres de la Bauhaus el filme había fracasado.
Dorte en
Weimar
Si “Lotte en Bauhaus”
fue un pésimo modo de sacar al elemento femenino del Bauhaus de la oscuridad,
el siguiente paso, la miniserie “Bauhaus”, les quedó peor. Comenzamos en 1919
con la llegada de Dorothea “Dorte” Helm (Anna Maria Muche) a Weimar. De la
pelirroja femme fatale de “Lotte en Bauhaus” Helm ha pasado a ser una rubiecita
de mirada ingenua y sonrisa de oreja a oreja que llega a la Bauhaus acompañada
de su padre, el famoso filólogo Rudolf Helm, porque ella es toda una hija de
familia.
El Profesor Helm está
pagando la carrera de su hija porque sueña con verla convertida en ilustradora de
cuentos infantiles. Dorte sueña con ser pintora, pero acepta el dinero del
padre sin revelarle que ha abrazado con gusto el estilo de vida bohemio de la
Bauhaus y ya tiene un amante, lo que no le impide ponerle ojos de borrego al
gran Gropius cada vez que lo ve, a pesar de él estar casado con la incorregible
Alma Mahler (Brigit Minichmayr).
En el primer capítulo
se establece la idolatría que sienten los estudiantes por Gropius solo
comparable a la alarma y desprecio que sienten sus enemigos entre los que se
cuentan antiguos estudiantes de la academia y elementos reaccionarios
encabezados por benefactores del proyecto como la Baronesa von Freytag (Corinna
Kirchhoff), que en su trabajo periodístico se opondrá a lo que representa la Bauhaus.
Hubiese hecho a
la obra más feminista el poner como contrapunto de las jóvenes artistas de la Bauhaus
a mujeres de la generación anterior como Alma Mahler y la Baronesa. En su
búsqueda de expresión artística ellas abrieron una brecha en el tejado de
cristal sin llegar a irrespetar del todo las convenciones sociales como lo harán
las alumnas de Gropius.
Gropius en la
Picota
En cambio, la
serie quiere mostrarnos cuan inapropiado es el comportamiento del arquitecto al
seducir a una alumna. Un hecho totalmente inventado y confirmado como leyenda
por los descendientes de Dorte Helm. Lo irónico es que la serie es una especie
de juicio en contra de Gropius y su escuela. Por eso comienza en 1963, con Gropius
en la cúspide de su carrera concediéndole una entrevista una amiga periodista
(con amigas como esa quien quiere enemigos) de Vanity Fair.
La tal Stine
Branderup (personaje inventado tal como la entrevista) ha escrito un libro denunciando
el ambiente de la Bauhaus como tóxico y opresivo para el alumnado femenino.
Ahora más que entrevistadora es inquisidora. Advierte a Gropius que acaba de
hablar con la hija de Helm quien le ha hecho revelaciones controversiales sobre
la relación de su madre y el arquitecto. Al final descubrimos que eso no es
cierto.
Gropius responde
muy bien que Cornelia no puede haber hecho tal puesto que tenía cinco años al
morir la madre y su nacimiento ocurrió años después del cierre de la Bauhaus y
de que Dorte y Gropius se distanciaran. Stine continua con la mirada zumbona que
busca ocultar con gafas de sol, pero esa ceja que alza más que Zapatero y esas
muecas no esconden su incredulidad ante el relato de Gropius. En un momento se
quita las gafas y expone un ojo en compota. Por ser víctima de un amante golpeador, Stine
quiere castigar a todo el género masculino.
Es cierto que la
Bauhaus si impuso límites a sus alumnas, a pesar de que Gropius hizo declaraciones
que habría una total igualdad de sexos en su academia. Sin ser el misógino que
ahora acusan las mituteras, tenia (él y sus colegas) un concepto rarísimo de la
perspectiva femenina como incapaz de percibir la tridimensionalidad. Al estar
las mujeres (según Gropius) determinadas a enfocar el mundo desde una
perspectiva bidimensional, no eran aptas para la práctica de la pintura,
escultura y arquitectura y se les prohibió el acceso a cursos en esas
disciplinas.
En la entrevista,
Gropius intenta excusar el sexismo de su programa de estudios aludiendo a los
ataques recibidos por elementos foráneos escandalizados con el liberalismo de
su programa de estudios y como esto afectaba las decisiones del sector
auspiciador cuyas contribuciones eran urgentes para el mantenimiento de la
academia. Cuando Johannes Itten (Sven Schelker), maestro estrella de la Bauhaus,
reprocha a su jefe que no quiera promover ideas políticas, Gropius le responde que
la prioridad es que no le cierren su escuelita. Irónico que nos muestren al esotérico
Itten preocupado por la política cuando nunca se interesó en ella.
Otra ironía es
que Gropius, al rechazar ‘lo viejo””, ya adoptaba una postura política. Durante la Revolución de noviembre de 1918, el
arquitecto animó a destruir monumentos a los caídos en la Gran Guerra. Mm,
suena conocido. Pero el mayor desacierto de Gropius es, al tomar el mando, de
la academia, insistir que los antiguos estudiantes (que ya llevaban años de carrera)
deberían comenzar desde cero en la Bauhaus.
Capitaneados por Hans Gross (Julius Feidmeier que
no se pierde serie de época), los estudiantes antiguos protestan lo que lleva a
una fractura del estudiantado y a la creación de dos academias. Aunque eventualmente
Gross se convertirá en un favorito de los nazis, concuerdo en que las ideas de Gropius
eran bien locas. Aunque ni se compara con Johannes Itten, al menos el retrato
poco favorecedor que hace la serie del artista suizo.
Itten, el
Fanático Religioso
Itten era un maestro
poco convencional como todos los de la Bauhaus, pero a diferencia de sus colegas,
sus excentricidades abarcaban la religión. Seguidor de una secta llamada Maznazdan,
vagamente conectada con la religión parsi, Itten era también un maestro que se
preocupaba mucho del bienestar de sus alumnos. Traía unas ideas pedagógicas
progresistas de que en vez de criticar a un alumno en particular delante de la
clase, el maestro anotase errores comunes en varios de los estudiantes y con el
resto de la clase buscase maneras de corregirlos
Otro detalle que
Itten trajo a la Bauhaus fue una maestra para que adiestrara a los alumnos en
yoga y gimnasia para ayudarlos a relajarse, todo en pos de desarrollar; a
creatividad individual. Debido a que Itten era carismático y se llevaba bien
con sus pupilos, muchos se sintieron atraídos por las ideas religiosas del maestro.
Esto llevo a muchos a practicar las filosofías de esta secta que iban desde
ejercicios de respiración hasta la abstinencia sexual.
Su aspecto más
oscuro era una obsesión con la limpieza del colon que incluía laxantes y una
dieta estrictamente vegetariana que contenía como ingredientes violetas y sopas
de ajo. Alma Mahler decía que se sabía quiénes seguían el Mazdazdan porque
apestaban a ajo.
La peor
manifestación de esta obsesión de limpiar el organismo (detoxificar como la
llamaríamos hoy) era una maquinita que parecía prestada por el Marqués de Sade.
Su propósito era agujerear la epidermis que luego era frotada con los mismos
líquidos laxantes hasta crear unas pústulas horribles y dolorosas que según los
gurúes del Maznazdan ayudaban a expulsar toxinas del cuerpo.
Nos parecerá
aberrante, pero no tanto si la comparamos con tratamientos de belleza y para
adelgazar de entonces (y hoy). La medicina holística siempre ha sido acompañada
de experimentos bárbaros que acaban enfermando a los pacientes. El problema es
que la serie en su afán de contar mentiras hace que, en la utilización de la perforadora,
Itten someta a Dorte a casi un ritual satánico lleno de connotaciones sexuales
y que reafirma la relación sadomasoquista que existe entre ambos.
Algo repelente y sorprendente
es que tanto los libretistas como la odiosa Stine condenan a Gropius por su
supuesto affaire con una alumna, pero nadie critica el bullying sádico que
Itten practica contra Dorte desde el momento en que ella pisa su clase. A
diferencia del verdadero Bauhaus, Dorte no recibe ningún límite y puede tomar
los cursos que desean. En uno de grabado en madera, su maestro la elogia
diciendo que su nivel artístico es igual al de ‘el.
Itten se entera y
burlonamente —y en frente de toda la clase— acusa a Dorte de ser
una vulgar “copiona”. Sus insultos
continúan en la clase y fuera de ella, llegando a criticar aspectos que no le
conciernen como el vestuario de su alumna. Gropius se entera, pero es incapaz
de evitar el acoso. La serie nos presenta un Gropius muy ineficiente en lo que
se refiere a controlar o ejercer autoridad. Difícilmente lo podemos ver como un
violador de virginales ingenuas (algo que Dorte no es) como quieren hacernos creer.
Itten el
Sádico
El clímax de la
persecución de Itten ocurre con un “experimento” que propone a su clase. Hay
que meter la mano en un saco y pintar de acuerdo con lo que se sienta. Yo ni
loca me prestaría para eso. Capaz que en el saco me encuentre con una tarántula
o caca de perro, pero los alumnos no necesitan ofrecerse de voluntarios ya que
el tendencioso calvo escoge a Dorte. Ella mete la mano y lanza un grito. El
saco está lleno de cardos que le rompen la piel. Itten, con cara de loco, le
impide sacar la mano.
El saco de cardos
Cuando Dorte
llorando logra liberarse, Itten se burla de ella diciéndole a la clase que “Mademoiselle”
se rehúsa a aceptar el dolor que es un regalo para un artista (¿WTF?) Cuando
Dorte huye de la clase con su mano sangrando, Itten la persigue expulsándola de
la academia (¿con que autoridad?). Dorte empaca, pero su amiga Gunta Stolzl
(Valerie Pachner) la convence de quedarse. Dorte lo hace, pero se vuelve
totalmente sumisa de Itten entrando a formar parte de su círculo de adeptos,
adoptando la dieta vegetariana y otras costumbres del Mazdaznan. incluso, la
alumna exige ser iniciada con el ritual “perforador” aunque Itten le advierte
que no está preparada puesto que es un proceso doloroso.
Dorte se enferma.
Gunta le suplica que abandone esa vida ya que muchos alumnos se han enfermado
con esas prácticas raras. Son los padres de Dorte quienes tienen la última
palabra. Cuando la ven llegar a Rostock con el pelo corto, incapaz de comerse
una albóndiga, y pregonando que hay que acabar con lo viejo, deciden que mejor
le encuentran un marido y no la devuelven a Weimar.
Sin embargo, el
Profesor Helm siempre ha respetado el intelecto de su hija e intenta
convencerla con argumentos. Es ahí que la chica aprovecha esa brecha para
convencer a su padre no que Aristóteles está equivocado al creer que la mujer
debía someterse al hombre, pero sí que Dorte es una excepción a la regla. De
esa manera, la artista retorna a Weimar y a la Bauhaus en 1920. Al final de su
clase, Dorte se atreve a contradecir a Itten. Como Gropius muy orondo le cuenta
a Stine” la Bauhaus la liberó”. Se equivoca, caballero, lo que liberó a Dorte
(en la serie) fue el poder convencer a su padre que era una figura de mayor
autoridad en su vida que el gurú Itten.
Todo esto es muy
ridículo porque nunca ocurrió. Dorte no comenzó a tomar clases con Itten sino
hasta 1921. Es cierto que pasó un periodo en Rostock, pero no por ser seguidora
del Mazdaznan. Aunque Itten si tuvo una tremenda influencia sobre el
estudiantado, no era un monstruo sádico como lo describe la serie (aunque de su
esposa Hildegarde, Gunta Stolzl escribió que era ún vampiro”).
Entre Dorte y
Alma
Resulta extraño
que la serie no mencione los verdaderos primeros pasos de Dorte Helm en la Bauhaus.
No cuenta que participó en la revista de la escuela, que ganó un tercer lugar
en una competencia artística o que en sus vacaciones en Rostock abrió su
primera exposición de su obra. Eso demuestra que su familia siempre apoyó su
arte. Es tan irritante que no nos cuenten los logros reales de Dorte como ese
hincapié en un affaire que nunca tuvo lugar.
Tanto Cornelia Heise,
hija de Dorte, como su hijo han aprobado la serie como un medio para hacer
conocer la obra de la artista, pero son enfáticos en un punto, su parienta
nunca tuvo amores con Walter Gropius. Y realmente viendo la serie o recorriendo
la biografía del arquitecto, no encontramos un espacio en el que se pueda haber
dado tal romance. Walter Gropius se casó en 1915 con Alma Mahler. Los biógrafos
de Alma concuerdan que este enlace fue un error de ambos contrayentes y que en
el caso de ella corresponde a un periodo de desorientación de la augusta dama.
Alma Mahler sostuvo
toda su vida una lucha entre su gran apetito sexual y su apego a las
convenciones sociales, sobre todo en su urgencia de verse siempre como una gran
dama. Se sentía rebajada al estar casada con Gropius. Sentía que ella, la viuda
del gran Gustav Mahler merecía algo mejor que este esposo de ambiciones estrechas
y que no la satisfacía sexualmente. Aunque fue amiga de los artistas de la
Bauhaus, nunca se interesó en el manejo de la escuela y despreció a Gropius en
su faceta de educador. Ni el nacimiento de una hija, Manon, consiguió que el
matrimonio funcionase.
En 1916, estando Walter
Gropius en el frente, Alma comenzó un affaire con el escritor judío (y eso que
ella nació y murió antisemita) Franz Werfel. En 1917, Alma dio a luz a un hijo Martin
que estaba segura era de Werfel, pero que descaradamente se lo encajó al
marido. Fue al escuchar una conversación telefónica entre Alma y Werfel que
Gropius se enteró del engaño. El pequeño Martin, que había nacido hidrocéfalo,
falleció en 1919.
A raíz del descubrimiento
de la infidelidad de su mujer, Gropius buscó consuelo en los brazos de una
amante, la artista judía Lily Hildebrandt. Esta relación perduraría hasta 1922 cuando
Gropius conoció a Ise Frank que sería su segunda esposa. Lily y él continuarían
una amistad hasta la muerte del arquitecto. A juzgar por sus relaciones (exceptuando
a Alma que era una bestia) con mujeres, Gropius no era un mal hombre. La misma Stine
comenta los años de amistad que comparten.
Como ven la vida
amorosa de Gropius era tan convulsa en el periodo en que Dorte fue alumna de la
Bauhaus que no deja espacio para otro affaire. Aun así, una leyenda urbana dice
que, en 1919, Gropius tuvo una relación pasajera con una alumna que era una
viuda de guerra. Ni Dorte Helm era viuda, ni la serie nos la muestra teniendo
amores con Gropius para esas fechas.
Para el tercer capítulo,
Dorte y Gropius no han compartido más que un Charleston, sin embargo, tanto
Alma como Stine los creen amantes. Para el cuarto episodio, Dorte ha sido
expulsada, reinstituida a la Bauhaus donde se vuelve la revoltosa de marca
mayor que no solo no es castigada por Gropius, sino que es privilegiada.
No sucedió porque
Dorte nunca fue expulsada del Bauhaus, solo suspendida por el semestre de
verano, en el otoño ya estaba de regreso. Nunca se fue a vivir a la granja de
su ex Johannes Auerbach ni tuvo que dormir en un establo ni levantarse de
madrugada a ordeñar vacas. Debido a que Auerbach, entre sus muchas mujeres, no
contó a Dorte Helm nunca le escribió una carta confesando su mentira (pobre
Helm, siempre víctima de machos traidores) de que Gropius quería expulsarla.
Nunca Gunta Stolzl tuvo que ir donde Herr Director para que fuese a buscar a Dorte
y la trajese de vuelta al rebaño. Nunca Gropius le prometió a Dorte un puesto
en su equipo docente.
Gunta, la
Cómplice del Patriarcado
Lo que más me
enfurece de la serie es que además de desacreditar a Gropius y a Itten, busca
ensuciar la memoria de la única mujer cuyo nombre sobresale entre los varones
de la Bauhaus. Cuando le comenté a mi hermano de la serie y de sus quejas sobre
el silenciamiento y limitaciones de las mujeres en la Bauhaus, saltó con la pregunta
“¿Y Gunta Stolzl?” Inmediatamente recordé los hermosos tapices que admiré en
MOMA y en el MET.
Aldegunde “Gunta”
Stolzl es la figura femenina más importante de la Bauhaus. A pesar de venir de
un hogar de clase media acomodada, Gunta era independiente y segura de sí misma
de una manera que Dorte nunca fue. Cuando Dorte estaba dando clases de dibujo a
niñas burguesas, Gunta abandonaba sus estudios del arte en Múnich para servir
como enfermera en los hospitales de campaña. Según sus hijas, Gunta no solo era
vigorosa e infatigable. Trataba de tú a tu a los médicos y no permitía que ni
el sexo ni el rango militar la apabullase. Era un personaje apasionante, por un
lado, era una experta alpinista, por otro amaba la hilandería y los tejidos.
Hora es de hablar
del ‘departamento femenino” de la Bauhaus y del famoso telar. Lo inexcusable de Gropius fue abrir su escuela
con una famosa declaración de “igualdad” de trato del estudiantado femenino. Si
Gropius creía que la mujer era incapaz de pintar, esculpir, o diseñar edificios
(los ejemplos de Artemia Gentileschi de Camille Claudel y Julia Morgan parece
que no lo convencieron) ¿por qué aceptar estudiantes y prometerles una falsa
igualdad? La respuesta está en la
cantidad de chicas que se matricularon en la Bauhaus. Gropius esperaba una
veintena de estudiantes, pero siendo la Bauhaus una de las primeras
instituciones de estudios superiores en admitir alumnas estas sobrepasaron al
centenar..
Este ejercito
femenino alarmó a Gropius, a su machista equipo de docentes y a los posibles benefactores
de la escuela. Algo cierto que nos muestra la serie es que Herr Direktor
siempre tuvo problemas económicos que amenazaban con el cierre de la Bauhus.
Para tranquilizar a los inversionistas, Gropius y co. optaron por prohibirles a las mujeres cursos
“masculinos” como pintura y escultura y empujarlas al curso de tejidos.
Como hemos visto,
muchas mujeres se rebelaron y consiguieron huirle al telar. Alma Siedohhf logró
su sueño de hacer juguetes de madera, Marianne Albert el de trabajar con
metales, Dorte inexplicablemente consiguió entrar en las clases prohibidas,
pero para Gunta Stolzl el telar era la oportunidad de practicar y experimentar
con una artesanía que amaba.
Gropius había
colocado el telar bajo la vigilancia de Georg Muche y de la Profesora Helen Borner.
Para Muche eso era “cosas de mujeres” y Borner era poco creativa e ineficiente.
El sitio era un desorden total y fue Gunta quien lo organizó. Entre 1920 y
1927, Gunta elaboró un programa de estudios para las hilanderas, tomó cursos
fuera del Bauhaus para mejorar la artesanía, experimentó con diferentes
materiales, aplicó a su trabajo las mismas técnicas pictóricas que Klee y
Kandinsky enseñaban en los cursos prohibidos a las hembras, elevó una artesanía
a nivel de arte y creó una nueva carrera para las mujeres, el diseño textil.
Como si fuera
poco, preparó a un centenar de alumnas entre ellas Annie Elbers, el otro nombre
femenino que aflora cuando hablamos de la Bauhaus. Se puede decir que Gunta y
el telar rescataron a la academia, puesto que fue el único taller que generó
fuertes ingresos. Esto también gracias a Fraulein Stolzl a quien, con astuto
ojo comercial, se le ocurrió vender los productos del telar a damas germanas
pudientes. Lo único que cuenta la serie
de esa época es que Gunta colaboró con Marcel Breuer en el diseño de la “Silla
Africana”. Efectivamente, Breuer antes de casarse fue amante de Gunta quien
tapizó un par de sus famosas sillas.
Las sillas de Marcel Breuer tapizadas por Gunta
Ha sido un shock
y una desilusión descubrir que revisionistas y mituteros hoy consideran a Gunta
Stolzl una secuaz del patriarcado. La serie se adhiere a esa aberrante idea.
Nos muestran a Dorte retornando al Bauhaus (gracias a la ayuda de Gunta) y
escandalizándose ante la obligación de Gropius de relegar a las mujeres a
manualidades femeninas. Sin embargo, cuando Helm se entera que Herr Direktor ha
sido comisionado para construir y decorar una casa para el millonario
Sommerfeld exige a Gropius que la integre al trabajo, pro pronto cambia de
idea.
Una mentira
risible que propaga la serie es que además de tenerlas haciendo crochet, Gropius
puso a las estudiantes a cargo de la cocina y de la huerta. Agotada con tantas
obligaciones, Gunta se cae de un telar Jacquard y se rompe un brazo. Breuer se
queda dormido en clase y recibe un regaño antisemita por parte del director del
taller de carpintería que es apoyado por Itten quien odia los tejidos.
Indignada, Dorte
irrumpe en la oficia de Gropius y lo acusa de estar abusando del estudiantado
sobre todo del femenino. Es ahí que se entera que Gunta solicitó (falso) la creación
del taller de tejidos. Dorte irrumpe, ahora, en el cuarto de su amiga que
convalece con el brazo en cabestrillo, y la acusa de haber traicionado a su género.
Gunta le suplica que la deje en paz.
Implacable, Dorte
continua con sus acusaciones cuando Annie también suplica respeto por el dolor
de Gunta, Dorte la llama “una cacatúa”. Lo próximo es que Dorte escribe una
furibunda acusación a la misoginia de la escuela que es publicada por la
revista de la Bauhaus. Gunta, como las niñas chiquitas, ya no quiere sentirse
en clase con Dorte y prefiere ser amiguita de Annie (que no llegaría al Bauhaus
sino hasta un año después).
¿Porque todo esto
es imposible? Se supone que todo ocurre en 1921, el articulo lo escribió Dorte
en 1919, Gunta no pudo caerse de un telar de Jacquard porque estos llegaron a
la Bauhaus a fines de los Años 20; Marcel no pudo ser regañado por el Director
del Taller de Carpintería porque Él era el director del Taller de Carpintería.
No solo Dorte colaboró entusiastamente con el proyecto de la casa Sommerfeld.
No solo diseño una cortinaje que todavía es recordado, Gropius, que obviamente respetaba
su criterio, la hizo su asesora en lo referente a decoración. Es imposible que
Itten haya sido enemigo del taller de tejido. En 1924, cuando abandonó la
Bauhaus y regresó a su Suiza natal, se llevó con él a Gunta Stolzl … ¡para
poner un telar en Zúrich!
Y así llegamos al
episodio más grotesco e inconcebible de la serie: “La Corte de Honor”. Según
los afiebrados libretistas, los desplantes de Dorte, su actitud confianzuda con
Gropius y el que el director la privilegie en todo crean sospechas entre el
cuerpo docente de que son amantes. Esto llega a oídos del Ministerio de
Educación que instituye un tribunal para juzgar a los descarados imponiendo a
Itten en el cargo de gran inquisidor.
Los acusados no
encuentran mejor momento para declararse su amor y darse un gran revolcón.
Luego, Gropius le regala un anillo de compromiso, parte a Rostock a pedirle al
Profesor Helm la mano de su hija. La madre de Dorte está preparando el vestido
de novia.. ¿y que hace la chica? Justo
el día del juicio le devuelve a Gropius su anillo y le escribe una carta grotesca
rompiendo el compromiso. Su argumento es que nunca se “someterá “a la voluntad
del marido y esa fue la causa del divorcio con Alma.
A ver ¿De dónde
sale esto? ¿Acaso Alma fue infiel y le hizo un Mia Farrow de encajarle un hijo
ajeno al marido porque no quería someterse? Si no fuera que esa agusanada feminista Simone
De Beauvoir dijera una vez que la única libertad de la casada es el adulterio,
no aceptaría ni aun del feminazismo más extremo tal máxima.
Gropius,
comprensiblemente, dolido, humillado y desorientado, le toma fastidio a la
muchacha. Se pasan dos años haciéndose zancadillas y en vísperas del traslado
de la Bauhaus a Dessau, a Dorte le baja el amor y le pide a Gropius que se case
con ella. Y como las mituteras solo sirven para escribir telenovelas baratas, el
libreto nos muestra que ese mismo día, Dorte descubre que su Walter va a
casarse con una tal Ise Frank. La última venganza de Herr Direktor es impedir
que Dorte sea maestra provocando que ella regrese a casa de sus padres con su
carrera arruinada.
Colorín Colorado
y este cuento se ha acabado. Hora es de enfrentar la realidad con una
cronología de lo que realmente sucedió con Gropius sus alumnas y su escuela.
Para eso vamos a ir primero a la página de Dorte Helm mantenida por su nieto, Philip Heise. Lo
primero que asalta nuestra vista es el autorretrato de la artista y lo poco que
se parece a la visión de la serie. Philip ha dicho que los productores le solicitaron permiso para ‘teñir”
el cabello de la mujer del retrato y así no hacer tan diferentes a la verdadera
Dorte de la imagen en pantalla. Él se negó y agrega que la diferencia física ya
debería hacerle entender al espectador que no está viendo algo real.
La Verdadera
Dorte Helm
Según la time
table de vida y obra de Dorte en 1921 cuando la serie nos la tiene
durmiendo sobre heno en el “kibutz” de su ex Auerbach, Helm había ilustrado su
primera obra, un libro de poesías escritas por su padre. ¿Por qué no mostrar
esto? Los años siguientes que nos la describen en la ficción militando en
contra de todas las medidas de Gropius. En la vida real ella estaba tomando
cursos, sacando su certificado y colaborando con Herr Director en el decorado
de varias casas.
No hubo “Corte de
Honor” en 1923 ni romance ni compromiso, por la sencilla razón de que Gropius había
conocido a Ise Frank en 1922 y se casó con ella unos meses más tarde. Fue un matrimonio
feliz que duró hasta la muerte de ella. Las implicaciones de que Gropius se casó
con ella por dinero y conexiones son totalmente falsas. Ise fue una
colaboradora devota y tenaz de todas las empresas de su esposo.
En 1924, Helm se
desligó del Bauhaus posiblemente porque quería crecer como artista
independiente y ya tenía conciencia (la inscripción de mujeres en el alumnado había
bajado drásticamente) de que la Buhaus no era un buen sitio para el desarrollo
de las artistas. No necesitamos buscar
razones melodramáticas como lo han hecho los libretistas ni inferir que Dorte
regresó a Rostock derrotada. Desde el momento en que vuelve a su ciudad, vemos
a una Dorte Helm muy activa, formando parte de varias organizaciones
artísticas, montando exhibiciones de su obra anualmente hasta en 1931, tanto en
Rostock como en Berlín.
Como decoradora
profesional la vemos involucrarse en varios proyectos muy diversos: vitrales
para mansiones particulares, murales para la cafetería de la Universidad de
Rostock, diseño de escenografías para una obra de teatro. No parece el currículo
de una artista fracasada. Es en 1933, cuando Dorte está en Hamburgo ya casada
con el periodista Heinrich Heise que le cortarán las alas y no fue Gropius sino
los nazis quienes lo hacen.
Su condición de
“mischlinge” la hace indigna de exhibir o crear arte en el Tercer Reich. Hasta
su muerte en 1941 de una infección pulmonar, Dorte Helms solo podrá escribir y
muchas veces bajo seudónimo. Ese es su periodo de silencio forzado y represión artística.
Sin embargo, la serie que sufre de una miopía político-histórica casi criminal
dice que, si Gropius hubiese permitido que Dorte fuese maestra, como lo fue
Gunta Stolzl, su carrera hubiese sido diferente. Vamos a ver cuánto le sirvió a
Gunta ser maestra.
Bauhaus y Los
Nazis
En la serie antes
de abandonar la Bauhaus, Dorte le dice a Gropius que quiere ser catedrática tal
como Gunta. Curioso, porque entonces Gunta ni siquiera estaba en el país y solo
se convirtió en la primera docente de la academia en 1927 cuando Gropius ya había
renunciado a su puesto y había abierto su firma privada en Berlín (se llevó con
él a Marcel Breuer y a la diseñadora Marianne Brandt). Entre 1927 y 1930,
Bauhaus estuvo en manos del furibundo marxista Hannes Mayer que si se acostaba
con sus alumnas a pesar de estar casado. Mayers fue reemplazado en 1930 por el
arquitecto Ludwig Mes van der Roe.
Gunta continúo
trabajando tal como antes de recibir su puesto, dedicada totalmente a la
elevación de la artesanía del telar al nivel de arte visual. En eso se apoyó en
sus mejores alumnas Annie Albers y la croata Otti Berger. Ellas de hecho
estuvieron a cargo de la dirección del taller de tejido en 1930 cuando Gunta se
retiró con un permiso maternal.
En 1928, Gunta,
ya una flamante maestra, conoció a un alumno de arquitectura. Nacido en Polonia
en una familia judía, Ludwig Kurzmann había hecho aliyah a Tierra Santa donde había
hebraizado su nombre a Arieh Sharon. El sueño de Sharon era estudiar
arquitectura en la Bauhaus y así conoció a la profesora Stolzl con la que se
casó. En 1930 nacía su hija Yael. Este
matrimonio iba a tener repercusiones insospechadas, pero no por considerarse un
escándalo sexual que, como vemos, era parte del mundo bohemio de la Bauhaus.
Debido a las nacionalistas
leyes de inmigración germanas, Gunta perdió la nacionalidad alemana al casarse
con un extranjero. Debido a que, tres años antes de subir al poder ya los nazis
permeaban la sociedad alemana, Gunta comenzó a sufrir persecución de parte de
sus propias alumnas lideradas por Margaretha Reichardt (quien se convertiría en
artista mimada del Tercer Reich).
La persecución
llegó al punto de que aparecieron suásticas pintadas en la puerta de la
profesora Stolzl. Los nazis no perdonaban que una mujer aria se hubiese casado
con un judío. Mies van der Roe que le tenía terror a los Camisas Pardas, le
suplicó a Gunta que renunciara a su puesto. Como ven el ser catedrática no
ayudó para nada a su carrera.
Gunta y su
familia abandonaron Alemania en 1931. Arieh Sharon regresó a Tel Aviv donde se
convertiría en un renombrado arquitecto y promotor del “estilo internacional”
mejor conocido como” el estilo Bauhaus de Tel Aviv”. Gunta y su hija se fueron
a Suiza, donde, tras un comienzo difícil, fue comisionada por un cine de Zúrich
para hacerse cargo del decorado. Tanto gustó su arte que una revista suiza, “Der
Werk”, escribió un artículo sobre ella. Pronto Stolzl estaba recibiendo más
pedidos de trabajo. En 1936 se divorció de Sharon y decidíó establecerse
permanentemente en Suiza donde abriría su propio negocio, “Studio Flora”. Su
trabajo era tan reconocido que diseñó el pabellón suizo para la Exhibición de París
en 1937.
En 1942 (ya se había
divorciado de Sharon) Gunta se casó con el periodista Willy Stadler, tuvo otra
hija Mónika Agnes y se hizo ciudadana suiza. Para fines de los 40, su nuevo
país la había reconocido como gran artista, pero también se la reconoció al
otro lado del Atlántico. Para 1963, los tejidos de Gunta Stozlt eran parte de
la colección de museos en Harvard y del MOMA (Museo de Arte Moderno) de Nueva
York.
En 1967, ya celebré
Gunta disolvió su negocio y se dedicó a trabajar solo para ella. Por ese
entonces el Museo Victoria y Alberto de Londres había adquirido algunas de sus
obras. En los 70, se abrieron en Suiza y en la Alemania natal de la artista
exhibiciones dedicadas nada más que a sus y tejidos y tapices. Hoy su obra puede verse en museos desde
Detroit hasta Tokio. Yo he visto sus tejidos en el Metropolitan y en 1990 tuve
el gusto de asistir en MOMA a una exhibición dedicada a la obra de Gunta Stolzl
y su más aventajada alumna, Annie Albers.
Los Albers y los Gropius
inmigraron en 1933 por la misma razón. Annie e Ise Frank eran judías. Los
Albers consiguieron empleo en una universidad en Carolina del Norte. En su
tiempo libre viajaron por Cuba y México. Annie permitió que las influencias
latinas entraran en sus tejidos, creando una mixtura muy original que haría
famosa a su autora.
Annie y Gunta son
ejemplos de artistas que aprovecharon lo que Bauhaus les ofrecía para romper el
mismo tejado de cristal que les habían impuesto. Se ha especulado que ambas pudieron
ser famosas por otras manifestaciones artísticas, pero lo cierto es que sin
ellas los tejidos nunca hubiesen llegado a ser apreciados y admirados como
arte. ¿Cuántas mujeres que hoy tienen la oportunidad de tomar clases en lo que Gropius
consideraba “poco femeninas” podrán alcanzar el nivel de celebridad de Annie y
Gunta que tienen calles que llevan su nombre en la misma Alemania que las exilió?
Tapiz de Gunta Stolzl
La serie quiere hacernos creer que Walter Gropius silenció, reprimió y limitó a sus alumnas, pero él no pintó suásticas en la puerta de Gunta, no exilió a Annie, no le impidió a Dorte continuar con su carrera de decoración, no empujó a la cámara de gas a Otti Berger, otra estrella del alumnado de Gunta y a Friedl Dicker -Brandéis, otra alumna que llegó a ser maestra en la Bauhaus. Fueron los nazis los que en 1933 finalmente cerraron las puertas de la Bauhaus a alumnos de todos los géneros.
“Bauhaus “comete el error de las series alemanas
contemporáneas de negar y desconocer la historia de su país. La serie no
menciona ni acepta la influencia que el nazismo tuvo incluso en la atmosfera
social que precedió al auge del Tercer Reich y como afectó al manejo de la Bauhaus,
el mundo artístico de la República de Weimar y el trato a sus mujeres.
Bauhaus puede
verse en MHZ y en Amazon Prime. Hay un rumor de que esta con subtítulos en
español en el HBOGo de Latinoamérica. Díganme si es fake news.
Debo confesar que siempre me han gustado las sillas Bauhaus. :p
ResponderEliminarEs lamentable que ahora todo se haya vuelto una oportunidad para promover agendas feministas/mituiteras (o de cualquier otro tema ‘de moda’) a costa de la reputación de personas que ya no están aquí para defenderse. Es una lastima porque el setting es super atractivo. De no ser por todas estos anacronismos me hubiera gustado verla, pero ya con esto no me quedaron ganas…
Lindos los tapices de Gunta Stolzi (no la conocia). Tambien me gusto el autorretrato de Dorte.
Hola Amiguis, gracias por pasar. Mas que la calumnia, lo triste es que se saca del olvido a gente que merece ser reconocida y se le inventan historias tan tontas. En Lotte en Bauhaus, Dore es una puta que le quita el marido a una amiga, en Bauhaus es una mártir revolucionaria. Y no fue ni lo uno ni lo otro. Estaba leyendo una biografía de Marcel Breuer de la biblioteca de arquitectura de mi hermano y ni una palabra de Gnuta ni siquiera la mencionan en relación con la Silla Africana. A mí me encantan las artesanías, sobre todo las textiles. En la UNIS me ensenaron a hilar en bastidor, y cuando era pequeña en la escuela hice una alfombrita con un crochet y restos de lana. Así que me parece maravilloso que Gunta haya hecho de eso un arte, una profesión, un camino para que las mujeres tuvieran ingresos y fueran respetadas como artistas textiles. El que haya cuatro idiotas que quieran notoriedad acusando a GS de oprimir a las estudiantes de la Bauhaus están ladrándole a la luna.
EliminarNOOOO, esas sillas horrorosas, te apoyabas en el respaldo y te ibas al suelo con silla y todo.
"NOOOO, esas sillas horrorosas, te apoyabas en el respaldo y te ibas al suelo con silla y todo."
EliminarJa ja ja jaaaaa
Pero no se puede negar que son lindas... ;) Yo era tan traviesa de chica y adolescente que me caia de sillas tradicionales tambien!
Sabes que había una clase de "weaving" con bastidor en UNM. Mi amiga, tu compatriota, la tomo e hizo un caballo hermoso! Me parece que debe ser una actividad super relajante y un artform poco apreciado (lamentablemente).
Correccion, quise decir "calumnias e inventos" no anacronismos.
ResponderEliminarYo te voy a decir donde esta el anacronismo, en esa vision mitutera de la mujer como victima eterna. De que tanto la periodista en 1963 como Alma en 1920 digan que gRopius es el Lobo Feroz que seduce a cAperucita, cuando esta era activa sexualmente, promotora del amor libre, crossdresser (en una escena se besa con otra companera cuando nunca se ha hablado de tendencias lesbicas en Dorte Helms) y de las que se dan chapuzones desnuda en p'ublico. Como que no suena muy Caperucita No?
EliminarEl problema es que los escritores y directores de ahora están mas enfocados en cumplir con agendas politicas, en convencer a las masas de un punto de vista, que en contar la historia como realmente fue, pero son tan poco sutiles que yo creo que la audiencia se da cuenta y lo resiente, no todos, obviamente, pero muchos. No se dan cuenta que esta manipulación y desinformación hace daño porque la mayoria de gente "aprende" historia de la ficción. Entonces la historia se vuelve un "teléfono dañado".
EliminarSi, ahora que pienso, el weaving era super relaxing, yo hasta me lo llevaba la clase de francés y al maestro le daba rabia porque no entendía que podía trabajar y prestare atención al mismo tiempo.
EliminarBueno, es todo un proceso de adoctrinación que es el mismo de la universidad. Quien hace una serie para inculcar un mensaje no le importara ni la veracidad histórica, ni la realidad, ni el contexto, solo lo que sirva su propósito.
Me encanto tu pagina, acá esta el link para ver la serie completa en español, si es util. Saludos
ResponderEliminarhttps://ok.ru/video/c1496666
Gracias Peter. Intete entrar en la pagina. Vi que hay videos en español de cine muy variados. Pero aviso a mis lectores que tienen que registrarse para ver cosas, algo que no quise hacer, porque no sentí el sitio muy seguro. En estos casos aconsejo cautela.
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