Vi dos películas (en
Tubi) sobre el Holocausto esta semana. Buenísimas, ambas alemanas. ¿Por qué es
que solo en Alemania hoy se pueden hacer dramas sobre la Segunda Guerra Mundial
y el Tercer Reich que se alejen de la formula, que se enfoquen en diferentes
ángulos, hasta se atrevan a incluir el humor sin olvidar el respeto o el pathos
que el tema merece? No solo el cine, también la televisión sigue esa corriente
donde no entran la falsa corrección política, el miedo a la cancelación o los
remilgos de una Generación de Ofendidos. Sin embargo, los críticos (incluso los
germanos) han notado en series como “Babylon Berlin” y “Das Boot” un cierto
esquivar de culpas y blanqueamiento del pueblo alemán en su etapa más oscura.
El Drama de
Época Alemán en el Siglo XXI
La última década
nos ha puesto en contacto con la televisión alemana y nos ha presentado
sorpresas como la exitosa “Dark”, una combinación de viajes en el tiempo y
drama adolescente que se convirtió en uno de los grandes éxitos de Netflix.
Otro sorpresivo éxito fue “The Barbarians", un relato revisionista de luchas
entre tribus teutónicas y conquistadores romanos. La serie fue vista como una
denuncia del colonialismo/imperialismo a pesar de su exaltación de Arminius una
figura muy admirada en el Tercer Reich.
Netflix se
convirtió en el escaparate del nuevo drama televisivo alemán destacando series
de época, desde la torpísima “Oktoberfest” hasta la magnífica “Charité”, pero mi exploración del period drama germano me
ha llevado más lejos de las fronteras de Netflix. En MHz he encontrado
miniseries sobre el nacimiento del luteranismo en el Sacro Imperio Germano como
“Catalina Lutero” y “La Reforma”.
En Starz pude ver
la fantástica “Maximilien” que en realidad es un retrato de su esposa, Maria de
Borgoña. Sin embargo, donde dan que hablar la televisión /streaming germanos es
con series que tratan de un tópico por años verboten en Alemania: La
vida en el Tercer Reich. Aunque el cine alemán, a partir de los 80, se lanzó
valientemente a tratar el tema desde la épica de los U-Boat “Das Boot” hasta la
aclamada “Der Untertang”—un fidedigno retrato de los últimos días de Adolf
Hitler—la televisión había preferido mantenerse al margen de tan espinoso tema.
Recordemos que la
más famosa serie de televisión alemana de fines del Siglo XX, “El Inspector Derrick”,
provocó escándalo cuando, tras veinte temporadas, revelaron que Derrick había servido
en las Waffen-SS. Obviamente el público alemán no estaba listo para tales
revelaciones.
De Dresden a
Hijos del Tercer Reich
Por eso se
comenzó de manera sutil. ¿Qué tal un cuento donde los alemanes son las víctimas?
¿Y qué mejor que recrear el infernal bombardeo de Desdén como marco de un
romance impromptu e inconcebible entre una enfermera alemana y un aviador
inglés? Amor Vincit Omnia ¿no?
Pero igual yo no me enamoraría de un extraño que acaba de colaborar en hacer
añicos mi ciudad. Aunque la serie es muy equilibrada en ese aspecto. Anna se enamora de Robert porque está harta
del nazismo cuyos representantes más cercanos son su novio y familia que están
preparando un robo para huir a Suiza. ¡Que patriotas!
La serie trata de
mostrarnos un aspecto amable de los alemanes, presentándonos una mujer que ha
escondido al esposo judío. No importa mucho, porque las bombas aliadas no
discriminan y ambos perecen en el bombardeo. “Dresden” no me dejó con ganas de
seguir viendo series alemanas.
” Los Hijos del
Tercer l Reich” (2014) tendría más éxito, más exposición y más críticas,
comenzando con las mías. Nunca la he tragado, pero no puedo negar su
influencia. Su título en alemán fue “Nuestros padres y nuestras madres “aludiendo
a la premisa de que las jóvenes generaciones deben mirar al pasado para poder
vivir el presente. La ironía es que, de los cinco protagonistas—tres
que sobreviven al fin de la guerra— ninguno hace un amago de tener un bebé al
que narrarles sus experiencias. De hecho, la única embarazada es ejecutada
antes de que nazca su hijo. En fin…
La historia comienza en 1941 y sigue las andanzas de cinco amigos. Wilhelm (Volker Bruch, el Gereon
Rath de “Babylon Berlin”) es joven e idealista, vuelve al campo de batalla
seguro del triunfo de Alemania. Lo acompaña su hermano menor Friedhelen, un soñador
intelectual. Antes de partir al Frente Oriental los hermanos se despiden de sus
amigos: Katharina, una enfermera enamorada
en secreto de Wilhelm; su amiga Charlotte, una aspirante a actriz; y Viktor el
novio judío de esta. Todos muy amigos sin idea de lo que se avecina.
En el frente
ruso, Wilhelm se enfrenta a los horrores de la guerra y se desilusiona con el nazismo.
Acaba en un batallón de castigo. Su hermano muere. Katharina también es enviada
al frente, pero al revés de Wilhelm, se vuelve más fanática. En Berlín,
Charlotte está empeñada salvar a Viktor, para ello se entrega a un oficial de
la Gestapo quien la traiciona deportando al judío.
Aquí surgen las
mayores críticas (por parte de la prensa germana) a la miniserie
por su retrato retorcido del Holocausto. Viktor logra huir de un tren rumbo a Auschwitz.
Se une a unos partisanos polacos, pero debe ocultar sus orígenes puesto que sus
camaradas son más antisemitas que los alemanes. En varias escaramuzas, se
enfrenta a tropas alemanas y a sus antiguos amigos. Finalmente, los polacos
descubren que Viktor es judío y lo expulsan de sus filas.
Esta imagen de Viktor
como traidor a su patria y los polacos como peores que los nazis, exasperó a la
crítica germana. En cambio, a mi si me gustó el final en el que Viktor retorna
a Berlín y encuentra que no puede recuperar sus propiedades, que Charlotte fue
ahorcada y que su amante-verdugo ahora trabaja para los Aliados. Que la serie
acabe en ese son realista indica que mal que mal había un intento de iniciar
otra manera de enfocar el rol alemán en su peor guerra.
Babylon Berlin:
La Precuela del Nazismo
A pesar de las fuertes
críticas de la prensa alemana y extranjera (y una protesta oficial de parte del
gobierno polaco, más un juicio en Cracovia) “Los Hijos…” arrasó con las premiaciones
de la televisión germana y ganó un Emmy Internacional por mejor serie extranjera.
Tres años más tarde, todavía gozando de a gloria de su rol de Wilhelm, V. Bruch
fue escogido para interpretar al detective Gereon Rath en la adaptación
televisiva de las series de misterios de Volker Kutscher.
Titulada “Babylon
Berlin” y dirigida por Tom Twyker (“Run, Lola, Run”) la acción tiene lugar en
el Berlín de Weimar en 1928. Es ahí donde llega Gereon Rath, joven inspector de
provincia, hijo de un jefe de policía de Colonia y sobreviviente de los campos
de Flandes. Aunque viene en una misión especial para recuperar un material que
compromete a un importante político, pronto Gereon se verá involucrado en un
ambiente cargado de corrupción y de intrigas políticas.
La intención de Twyker
era no mostrar a los nazis sino hasta la segunda temporada para concentrarse en
una visión de una sociedad vibrante, pero desahuciada. La serie nos muestra a los
comunistas luchando en las calles, a los soviéticos y trotskistas matándose en
la clandestinidad, y a un cabal de militares monárquicos que quieren hacerse
del poder.
En medio tenemos una
nueva versión de Rath, ahora un hombre dominado por culpas, secretos y traumas
de ex soldado que los combate con morfina. Como compañera ideal, convirtieron a
la tímida estudiante de leyes Charlotte Ritter (Liv Lisa Friels) en una
jovencita que ambiciona ser detective, pero que debe mantener a su proletaria
familia con el escaso sueldo de estenógrafa ayudado por su incursión nocturna en
la profesión más antigua del mundo.
Lo glorioso de “Babylon
Berlin es su exploración de las noches de Weimar con sus gánsteres sus
travestis, sus clubes de música de jazz y hasta su floreciente industria de la
pornografía. Este mundo ofrece un tablado donde se representará el drama del
nazismo.
Fue en la segunda
temporada donde Twyker presentó a los Camisas Pardas que primero se infiltraban
disfrazados de comunistas en la vida de Greta (Leonie Bensch), la criadita del
consejero Benda, jefe de la policía berlinesa. Manipulaban a la pobre chica que
los ayudaba a volar en pedazos a Benda (odiado por ser judío) y a su hijita. Solo
al final en una manifestación nazi, Greta reconocía a su novio y descubría que
había caído en una trampa en la que también caería el pueblo alemán.
Das Boot: Solo
el Título Quedó del Filme
El mismo año del
inicio de “Babylon Berlin”, y probablemente debido al éxito de las dos
temporadas (filmadas simultáneamente y presentadas ambas en el 2018) debutaba “Das
Boot” cuyo mayor error fue conservar el nombre de la legendaria película
alemana de 1981. No voy a agregar más de lo dicho en mi reseña, pero, aunque “Das Boot. Die Serie” tuvo éxito en
su Alemania natal, no lo obtuvo tanto en el extranjero. Mas que nada fue rechazado
por los puristas indignados ante la ausencia de vínculos con la original y
confusos ante la inclusión de mujeres (y lesbianas) en una subtrama terrestre.
A mí me encanta la
subtrama terrestre, y desde “Band of Brothers” que no me gustaba tanto un
espacio (hablo del submarino) donde no hay mujeres, pero comprendo que el público
norteamericano haya estado molesto con un cuento donde los alemanes son
atractivos antihéroes y donde los estadounidenses o son especuladores
arrogantes o resistentes comunachas y drogadictas,
De alguna manera,
“Babylon Berlin” y “Das Boot” mostraban una Alemania forzada a caer en el
nazismo Luego ya adentro debía intentar sobrevivir. Esa fue una falla que los
críticos notaron en “Das Boot”. Pareciera no haber nazis convencidos en este
cuento. No notaron que, a pesar de sus gustos refinados y admiración por las
ideas freudianas, Hagen Forster (Tom “Jaqen” Wlaschiha) si es un nazi bona
fide. Y algo que hermana a marineros, oficiales del submarino con Forster, e
incluso con Simone Strasser (Vicky Krieps), es su repulsión por los judíos.
Antes de salir al
aire, “Das Boot” había sido vendida a cien países. En USA, Hulu adquirió los
derechos exclusivos, pero solo ha mostrado la primera parte. A pesar de que en
Rotten Tomatoes los críticos le dieron 84% de aprobación, el público no pudo con una historia que como dijo el
historiador alemán Sven Felix Kelldorff, relativiza las responsabilidad alemana
con el nazismo, echándole la culpa de la guerra a los especuladores
estadounidenses. Y eso que no han visto la segunda parte donde el tema es casi
exagerado.
En Reddit se
quejaban de que el lenguaje (de los tripulantes del submarino) era machista y
racista. De lo mismo se han quejado críticos desde Decider hasta el New Republic. Sera porque yo vengo de un puerto que puedo ser
más tolerante con la cultura marinera, ¿o será porque los cristalitos (léase
miembros de la Generación de Cristal) se ofenden cuando los toca una
pluma? Duh! ¡Sorpresaaa! Estos son
marineros del Tercer Reich, sirven a un gobierno machista y racista, son parte
de una cultura machista y racista.
Langericht: Redemption
Road
Coincidiendo con
estas visiones revisionistas de un pasado con el que los alemanes todavía no pueden
ponerse de acuerdo vino, en el 2017, la adaptación de Landgericht
(justica de estado) la galardonada novela de Úrsula Krechell. Inspirada en el
caso real del juez berlines Robert Michaelis, la novela narra la saga del juez
de Frankfurt Richard Kornitzer y su familia. En la vida real, Michaelis tuvo
que exiliarse en Shanghái. Su esposa aria permaneció en Alemania, los hijos
fueron enviados a Inglaterra en el Kindertransport.
Al final de la guerra
hubo una reunión familiar agridulce. los hijos ya se habían acostumbrado a sus
padres y patria adoptivos y no quisieron regresar a Alemania. En Berlín, encontró
Michaels que el statu quo era conservado estrictamente, los nazis
seguían en puestos altos y a los judíos retornados de los campos no se les hacía
mucha justicia. Su labor— ardua e ingrata— por tratar de mejorar
las cosas llegó a afectar su salud.
inspirándose en este relato, Úrsula Krechell creó una historia que trasladada a la pantalla se detiene menos en las injusticias de la posguerra, el nazismo y la tragedia judía que, en relaciones familiares deterioradas, masculinidad toxica, y la victimización de una mujer aria. Aunque la historia es narrada de una manera tan conmovedora que me hizo llorar, no la consideraría un aporte para el cine del Holocausto.
La historia abre
en 1933, Richard y Claire Kornitzer forman un matrimonio bien avenido y
exitoso. El acaba de ser nombrado juez
de la corte de Frankfurt, ella tiene un negocio que hace posters para el cine.
La pareja tiene un hijo y espera un segundo bebé. Cinco años más tarde la situación
es muy diferente. Kornitzer ha sido expulsado de su puesto y apenas puede
practicar la abogacía.
Claire es aria,
pero al rehusar divorciarse de su esposo judío, pierde su negocio. Después de
Kristallnacht, los Kornitzer hacen su prioridad el salvar a sus hijos
enviándolos a Inglaterra en el Kindertransport. El consulado cubano, les otorga
una sola visa. Creyendo que, por ser aria, su mujer está exenta de peligro, Richard
se marcha a La Habana.
Los pequeños Kornitzer,
que realmente son muy niños para emprender ese viaje solos (Selma solo tiene cinco
años) acaban en una zona rural inglesa en casa de un bondadoso pastor cuya demente
esposa abusa de ellos verbalmente. Los niños huyen a Londres y prefieren vivir
de la caridad de los transeúntes antes que volver con el pastor. Las cosas
cambian cuando los acoge una generosa granjera que les da un verdadero hogar.
Entretanto, en Frankfurt,
Claire descubre que, aunque no esté expuesta a la deportación, su vida es un
infierno debido a su matrimonio con un judío. Se ve obligada a tomar trabajos
miserables. Es abusada, golpeada, robada y finalmente violada por un agente de
la Gestapo. Su salvación reside en irse a una zona rural donde una cofradía de
mujeres, cuyos esposos están en el frente, le ofrecen refugio y apoyo.
El que mejor la
pasa es Richard. Aunque al comienzo debe batallar el calor habanero y la
nostalgia por su familia, pronto se consuela con un trabajo en un bufete y un
romance con Caridad, una maestra afrocubana. Richard inicia una nueva familia
con Caridad y tienen una hija, Amanda.
Su vida idílica es interrumpida al acabar la guerra y recibir cartas de Claire
que todavía sueña con una reunión familiar.
Kornitzer abandona a su familia cubaba y retorna a Alemania. No le cuenta a Claire de su infidelidad, pero tampoco se interesa en conocer las desventuras de su Esposa #1. Solo desea ejercer la abogacía en su país y hacer justicia. Ahí se encontrará con terribles escollos. No hay justicia para los judíos alemanes, ni siquiera se les devuelve lo robado y las cortes están manejadas por antiguos nazis.
Mientras su marido lleva adelante su cruzada, Claire se encarga de descubrir el paradero de sus hijos. Será ella quien deba viajar a Inglaterra en busca de ellos. La amarga sorpresa es que sus hijos son sanos y felices, pero totalmente arraigados a su nueva tierra y familia. Rechazan a sus padres biológicos a quienes acusan de haberlos abandonado Claire, desolada, regresa a Alemania con las manos vacías.
A su marido solo
se le ocurre utilizar la ley para obligar a la hija, que es menor de edad, a
vivir con ellos. Ni siquiera tiene una casa para recibir a Selma. Claire se la
debe llevar al campo. Allá Selma intenta envenenar a su madre con hongos tóxicos.
Destrozada, Claire la regresa a Inglaterra a pesar de las protestas de Richard
que no entiende el calvario de su esposa.
Pasa el tiempo.
Richard se hace de una buena práctica legal, tienen dinero y viven bien, pero ninguno
es feliz. Richard insiste en estrellarse contra un sistema en busca de justicia
para sí mismo. Cuando reclama compensación por sus inmuebles robados, lo acusan
de haberlos “abandonado” al marcharse al extranjero. Los esfuerzos de Richard
por recuperar lo perdido son mal vistos por sus superiores.
Claire vive una
existencia de apéndice de Richard. Su relación es mas de patrón y ama de llaves
que de pareja. Cuando ella encuentra una razón para vivir, la refacción de un
viejo teatro descubre que el banco exige la firma del marido para otorgarle un
préstamo. Richard se niega. No tiene razones de peso, solo su egoísmo.
Indignada, su esposa se atreve a contarle de su tragedia (incluyendo la violación)
ocurrida mientras él tomaba el sol en las playas de Varadero.
La reacción de Richard
es típica. En vez de consolarla y arrepentirse de su indiferencia, corre a su
oficina a hacer una denuncia legal por el ataque sufrido por su mujer. Una
denuncia que no llega a ninguna parte. Y aquí viene la última ironía. Richard
sufre de mala salud, graves problemas cardiacos y presión alta, pero es Claire
quien muere de un infarto. El médico le explica al viudo que si hubiese sido
atendida a tiempo el infarto no hubiese sido fatal. Si Richard hubiese estado
con ella, en vez de metido en sus desquiciadas empresas, su mujer estaría viva.
Curiosamente, la
obra tiene un final feliz para Richard. Tras la Revolución Castrista del ’59,
logra sacar a Amanda de Cuba. La serie acaba en el aeropuerto con Richard y su
hija abrazados. Yo lloré a mares con esta miniserie, pero no soy ciega al hecho
de que es un mal ejemplo tanto de la tragedia judía como de la tragedia alemana
bajo el nazismo.
Sé que el libro
es más específico en su crítica de esos aspectos, tanto que fue fuertemente
denunciado en Alemania por dar” imágenes falsas” de la postguerra germana. ignorando
que son hechos documentados. Los lectores negaban que muchos nazis continuaron
en puestos importantes o que no se hubiese hecho justicia inmediata y generalizada
a las victimas alemanas del Holocausto.
Tanta alharaca
provocaba esos puntos que nadie notó que un problema de la novela es que la
mayor víctima es una mujer aria. Aunque aplaudo este enfoque novedoso, y no
niego que ser una esposa de judío (y rehusar divorciarse) haya sido una
tragedia, en filmes como “Rossenstrase” el sufrimiento de la esposa es
equilibrado por el del marido. En “Landgericht” pareciera que Claire es la
única que sufre. Su esposo e hijos, tras un periodo de adaptación, forman otras
familias. Cuando se produce en reencuentro, tanto Richard como los hijos,
excluyen por completo los padecimientos de Claire.
En el libro, la
autora hace un conmovedor retrato de la vida en exilio de los judíos en Cuba
que ha sido ignorado por la serie. Tal como se ha minimizado el retrato de los
judíos que reclaman reparaciones en la posguerra. Al final, el único personaje
judío importante es Richard y es mega negativo. Hasta dan ganas de aconsejar a Claire
que se divorcie de ese energúmeno. Así al menos, ella y sus hijos hubiesen
tenido una oportunidad de sobrevivir sin dolorosas separaciones.
“Landgericht” es
uno de los pocos retratos de ficción del Kindertransport, un esfuerzo desesperado
de parte de grupos judíos e ingleses por rescatar niños de la Alemania nazi.
Sin dejar de elogiar ese esfuerzo, la falta de recursos llevó a colocar a los
niños con familias o en instituciones en suelo británico que no eran las
mejores. Solo en este siglo se ha venido a hablar de experiencias espeluznantes
de los pequeños rescatados que incluyen abusos físicos y hasta sexuales.
Lo que me molesta
de la serie es que haya un énfasis en la crueldad a la que son sometidos los
chicos, pero no se denuncie el gobierno que los obligó a huir. En toda la
miniserie no hay más que una visión abstracta de la negatividad del nazismo.
Como si fuese una oportunidad para que envidiosos como un colega de Richard, o
codiciosos corruptos como el agente que viola a Claire, puedan satisfacer sus ambiciones
y apetitos. No hay ejemplos de cómo se perpetró el Holocausto. Las victimas a
las que Kornizker pretende ayudar parecen más interesadas en recobrar objetos
de valor que exigir justicia por los crímenes cometidos por el nazismo.
Una ironía de la
serie es que todo lo malo lo cometen los hombres. Las mujeres, con la excepción
de la esposa del pastor, son entes positivos que apoyan a Claire. Extraño
cuando fue la población femenina de Alemania la más devota del Fuhrer y sus
medidas contra los judíos. En su afán por mostrar la victimización de una
esposa,, Landgericht acaba trivializando el Holocausto y perdiendo una
oportunidad de narrar la tragedia del pueblo alemán bajo el nazismo.
Charité at War
Algo parecido
ocurrió con “Charite at War”. Fue un vuelco fascinante el situar la segunda
temporada de las experiencias en el mejor hospital de Berlín en medio de la Segunda
Guerra Mundial. Aparte de recomendar mi reseña, solo me falta agregar que fue toda una novedad conocer como el nazismo afectó las filosofías y éticas de la medicina alemana
sobre todo de la psiquiatría.
Otro vuelco
interesante es tener como protagonista a una pequeña furibunda nazi que es
privilegiada y mimada por su buena labor viviendo e imponiendo las teorías
raciales del Tercer Reich. Como privilegio se le permite estudiar psicología
aun cuando como esposa y futura madre germana, su deber seria atender su casa.
Todo cambia
cuando Annie da a luz una hija hidrocéfala. Al resistirse a sacrificar a su bebé,
Annie se convierte en un problema para su maestros y sus colegas, pero sobre todo
para su amado esposo. Es todo un shock para Annie descubrir que— a sus
espaldas— su maridito ha regalado sus espermatozoides para crear nuevos y sanos bebés
alemanes. Además, Arthur, para no ser enviado al frente de batalla, colabora espléndidamente
en un programa pediátrico de experimentos de niños arios y está más que
dispuesto a dejar que eutanasien a su hija.
Aunque llena de suspenso,
información y material para pensar, “Charite at War” cometió de un error común en
este tipo de series alemanas. Es muy abigarrada, intenta abarcar muchos temas.
Para blanquear la ambigua figura de, Ferdinand Sauerbruch, un traumatólogo estrella
del Tercer Reich lo hacen cómplice de varios focos de resistencia: el establecido por el médico-prisionero
alsaciano, el grupo de Hans von Dohnanny, el complot de von Stauffenberg y
hasta nos lo presenta ayudando a Fritz Kolbe, espía de los Aliados. Debido a
que Alemania todavía no tiene una postura especifica hacia la resistencia
anti-Hitler y muchos todavía ven a los resistentes como traidores, “Charité” se
enreda en su representación de esas diversas corrientes.
Nuevas
Temporadas, Nuevos Errores
Hablando de
abigarrada, así les quedo la Tercera Temporada de “Babylon Berlin:. A
diferencia de las primeras dos que fueron rodadas simultáneamente, la tercera—en un
esfuerzo por atraer a todo tipo de espectador—mezclaba el auge del
nazismo con peleas de gánsteres, cine impresionista y falsas conspiraciones que
explicaban la caída de Wall Street.
No sé qué me
resultaba menos interesante, si los conflictos maritales del Armenio, si los líos
de la filmación de la película que él auspiciaba o los problemas románticos de
un Gereon Rath apagado. Convertido en un títere, Gereon era parte de la
estrambótica venganza de su hermano que al final resultó ser una especia de Dr.
Mabuse, un archicriminal. Algo totalmente innecesario porque la serie estaba
repleta de estos personajes caricaturescos y megalomaníacos que presagiaban a
Hitler.
Ahí teníamos a Nyssen
empeñado en provocar una ruina bursátil. Ahí teníamos al humilde forense que
ponía en jaque a criminales y a la industria cinematográfica. Pero quien fungió como gran titiritero que
maneja tanto al General Seeger y a su apolillada claque de oficiales
monarquistas como a los nazis cuyo poder creía controlar, fue el Oberst Wendt. Él
fue quien mandó al cadalso a la inocente Greta, y en un claro caso de licencia histórica,
provocó la muerte de Gustav Stressmann presidente de la republica
Babylon Berlin 3
fue otro caso de ambigüedad en su retrato de los nazis. A ratos daba pena como Wendt
los eliminaba. Incluso algunos fueron exaltados a rango heroico como ocurrió
con el ingenuo y bien intencionado Horst Wessel.
Y así llegamos a
la segunda temporada de “Das Boot”. Vista en Europa, incluyendo España y en
America Latina, no ha sido vista en USA. Hulu no la ha comprado, pero tampoco ha
dado una explicación a espectadores estadounidenses que todavía la esperan La
razón mayor para no seguirle la pista los U-boats de la serie. la comprendí
hace unos días al ver un filme menor que no veía desde mi infancia. Me refiero
a “Morituri” que fue un fracaso de taquilla en 1965, a pesar de llevar de
protagonistas a dos astros de Hollywood como lo eran Marlon Brando y Yul
Brynner.
Sucede que esta
historia de un pacifista alemán (Brando) refugiado en la India, que es obligado
por los ingleses a sabotear un barco mercante alemanes que viene desde Asia con
cargamento de caucho., resultó incomprensible para el público estadounidense de
entonces. Sus mayores fallas, que reaparecen en “Das Boot”, son una visión negativa
de los americanos y una sensación de que los nazis son indestructibles.
En “Morituri” los
americanos aparecen como cobardes, antisemitas y hasta violadores. En “Das Boot”
son caracterizados como fanáticos, drogadictos, oportunistas poco patriotas y
bandoleros ambiciosos que buscan sacar ventaja económica de la guerra. En la segunda
temporada quedan peor ya que la trama bifurca en tres arcos. Lo que ocurre en
los nuevos submarinos, lo que ocurre en La Rochelle, y las aventuras del pobre
Hoffman, perdido en Manhattan tratando de encontrar un Mago de Oz que lo regrese
al Reich.
La lista de Malos en Estados Unidos es larga y cada cual más chambón y traidor a las Stars and Stripes.
Tenemos a Greenwood Sr. que ahora quiere ser senador, pero solapadamente sigue
con sus negocios con el Tercer Reich. Tenemos a Michael McEllhatton
interpretando a un jefe de policía neoyorquino con vínculos con el Ejército
Republicano Irlandés, y los nazis y cuyo saludo a Hoffmann es “Nos hemos (los
estadounidenses) equivocado de enemigo”. Sam Greenwood presenta a Hoffman— al
que ha convertido en una especie de mascota— con el abogado Berger
(el omnipresente Thomas Kretschmann). Aunque finge ser Menonita, Berger es un
nazi bona fide con una radio secreta que lo comunica con Berlín.
Entremedio de
tanto individuo sórdido, Hoffman, que nunca ha dejado de creer en der Vaterland,
se siente perdido. Su única ayuda es Casandra Lloyd, una cantante de color, de
quien se enamora. Este tipo de retrato no solo disminuye a Hoffman, sino que también
irrita al espectador estadounidense que solo le gusta el antiamericanismo cuando
lo vende Hollywood.
Otra tema que
irrita es sentir que los nazis son invencibles. Como en “Morituri” los judíos
mueren y los intentos de resistirse a los esbirros de Hitler son vistos como
fútiles. A pesar de que ahora los resistentes son rescatistas de judíos, sus
planes son siempre aplastados por traidores franceses y por un Hagen Forster
que poco a poco va comenzando a tener dudas de si su servicio al Fuhrer deba
incluir el asesinato de niños.
Finalmente
llegamos al cuento del submarino que sigue siendo un gran relato de piratas. En
la segunda temporada tenemos capitanes renegados, hundimiento de un navío,
rescate de náufragos y dos motines. El mismo Hoffman es un Robinson Crusoe
varado en la isla de Manhattan. De hecho, Casandra lo apoda “Robinson”. Pero es en este cuento donde vemos una
división entre marinos nazis y los que no lo son.
Clemens Schick
interpreta a Johannes von Reinhartz, un héroe de la Kriegsmarine que, cansado
de hundir barcos llenos de pasajeros inocentes, decide desertar aprovechando
una misión que lo llevará a las costas de Maine. Como todos los que intentan
luchar contra los nazis es extremadamente descuidado. Escribe una carta a su
esposa contándole sus planes. La horrorizada mujer se suicida, la carta es
encontrada por la Gestapo.
La deserción de
von Reinhartz no solo implica los secretos militares que pueda revelarle a los Aliados,
además pone en peligro la misión de los espías nazis que transporta el
submarino. Se envía un submarino comandado por el demente Wrangel a cazar a von
Steinhartz. Pareciera que se trata de una lucha entre nazis y antinazis, pero
no lo es. Wrangel, solo busca la gloria, von Steinhartz estará harto de servir
a un sistema que lo obliga a asesinar, pero quienes lo acompañarán en su
intento de deserción lo harán por motivos personales. Como ha
dicho el libretista Colin
Teeven “El submarino (Das Boot) no va de líderes políticos haciendo grandes
gestos sino de gente normal tomando decisiones”.
No encontramos en
“Das Boot ni una denuncia del nazismo ni un mensaje pacifista como el filme
original, pero ese es el vínculo en común con todas estas series germanas sobre
la Segunda Guerra Mundial. Lo han notado incluso periodistas alemanes como en
esta crítica del Frankfurter Allegemeine
que comenta que la culpa de Alemania se ha ido al fondo del mar con el U-Boat.
A pesar de que
esa aseveración encapsula la tesis detrás de todos estos enfoques germanos de
la Segunda Guerra Mundial, no resta el interés ni la calidad de las series mencionadas. Es una lástima que no estén más al alcance del publico extranjero.
“Los Hijos del
Tercer Reich” fue vista en America Latina a través del canal Europa Europa. Hoy
puede ser vista en America del Norte por Tubi, totalmente gratis, pero en inglés.
Esta en alemán y en ingles en YT donde también tienen el primer episodio con
subtítulos en castellano..
Bajo el título de
“Redemption Road” se puede ver “Landgericht” con subtítulos en inglés por MHz.
“Charité at War” está
en Netflix. No sé si en el Netflix para America Latina.
“Babylon Berlin”
ha estado desde el 2018 en el catálogo de Netflix de Estados Unidos.
Recientemente se ha podido ver por televisión en cable en America Latina
gracias a Europa Europa y Film&Arts.
“Das Boot” es más
complicado. AMC la presentó en España. Hulu en Estados Unidos, pero no ha
comprado la segunda temporada. Mi consejo para los Gatos Seriefilos en Europa y
America Latina es subscribirse a Starz Play que trae ambas temporadas con
subtítulos en español y que es más que probable que pase la tercera. Alguien la
subió con subtítulos a YT, pero se las borró un centro antipiratería. ¡Si ni
siquiera pasaban avisos!
Le di un chance a "Babylon Berlin" a pesar de tus buenísimos comentarios, además un amigo aquí en FB habló muy bien de ella... pero NO, no pude... no sé, no terminó gustándome ni llamándome la atención para ver otro capítulo, me quedé en el primero y ya... "Das Boot" es otra historia, esa me encantó, muy buena, muy interesante. ¡Sorprente!!! La trama mar-tierra-mar se me hizo muy buena, muy cautivante. Excelentes actuaciones, producción, dirección. ¡Impecable! Ojalá y Hulo compra la 2da temporada, porque de verdad la quiero ver de calidad, como debe ser. Sino, pues, ¿qué más da? ¡Saludos!!! RAFA
ResponderEliminarMe da pena que no te haya gustado BB, me parece excelente, solo en la tercera temporada comienza a patinar. Ayyy la segunda temporada de Das Boot es mejor que la primera y dicen que la tercera viene mejor, pero hUlu es el perro del hortelano, no compra ni deja que vean la serie en otros lados. Ya ha borrado dos sitios de YT, uno la tenia en español y el otro en portugues.
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