jueves, 3 de junio de 2021

El Ambiguo Retrato del Tercer Reich en las Series Alemanas (Drama de Época Continental III)

 


Vi dos películas (en Tubi) sobre el Holocausto esta semana. Buenísimas, ambas alemanas. ¿Por qué es que solo en Alemania hoy se pueden hacer dramas sobre la Segunda Guerra Mundial y el Tercer Reich que se alejen de la formula, que se enfoquen en diferentes ángulos, hasta se atrevan a incluir el humor sin olvidar el respeto o el pathos que el tema merece? No solo el cine, también la televisión sigue esa corriente donde no entran la falsa corrección política, el miedo a la cancelación o los remilgos de una Generación de Ofendidos. Sin embargo, los críticos (incluso los germanos) han notado en series como “Babylon Berlin” y “Das Boot” un cierto esquivar de culpas y blanqueamiento del pueblo alemán en su etapa más oscura.

El Drama de Época Alemán en el Siglo XXI

La última década nos ha puesto en contacto con la televisión alemana y nos ha presentado sorpresas como la exitosa “Dark”, una combinación de viajes en el tiempo y drama adolescente que se convirtió en uno de los grandes éxitos de Netflix. Otro sorpresivo éxito fue “The Barbarians", un relato revisionista de luchas entre tribus teutónicas y conquistadores romanos. La serie fue vista como una denuncia del colonialismo/imperialismo a pesar de su exaltación de Arminius una figura muy admirada en el Tercer Reich.

Netflix se convirtió en el escaparate del nuevo drama televisivo alemán destacando series de época, desde la torpísima “Oktoberfest” hasta la magnífica “Charité”, pero mi exploración del period drama germano me ha llevado más lejos de las fronteras de Netflix. En MHz he encontrado miniseries sobre el nacimiento del luteranismo en el Sacro Imperio Germano como “Catalina Lutero” y “La Reforma”.



En Starz pude ver la fantástica “Maximilien” que en realidad es un retrato de su esposa, Maria de Borgoña. Sin embargo, donde dan que hablar la televisión /streaming germanos es con series que tratan de un tópico por años verboten en Alemania: La vida en el Tercer Reich. Aunque el cine alemán, a partir de los 80, se lanzó valientemente a tratar el tema desde la épica de los U-Boat “Das Boot” hasta la aclamada “Der Untertang”un fidedigno retrato de los últimos días de Adolf Hitlerla televisión había preferido mantenerse al margen de tan espinoso tema.

Recordemos que la más famosa serie de televisión alemana de fines del Siglo XX, “El Inspector Derrick”, provocó escándalo cuando, tras veinte temporadas, revelaron que Derrick había servido en las Waffen-SS. Obviamente el público alemán no estaba listo para tales revelaciones.

De Dresden a Hijos del Tercer Reich

Por eso se comenzó de manera sutil. ¿Qué tal un cuento donde los alemanes son las víctimas? ¿Y qué mejor que recrear el infernal bombardeo de Desdén como marco de un romance impromptu e inconcebible entre una enfermera alemana y un aviador inglés?  Amor Vincit Omnia ¿no? Pero igual yo no me enamoraría de un extraño que acaba de colaborar en hacer añicos mi ciudad. Aunque la serie es muy equilibrada en ese aspecto.  Anna se enamora de Robert porque está harta del nazismo cuyos representantes más cercanos son su novio y familia que están preparando un robo para huir a Suiza. ¡Que patriotas!



La serie trata de mostrarnos un aspecto amable de los alemanes, presentándonos una mujer que ha escondido al esposo judío. No importa mucho, porque las bombas aliadas no discriminan y ambos perecen en el bombardeo. “Dresden” no me dejó con ganas de seguir viendo series alemanas.

” Los Hijos del Tercer l Reich” (2014) tendría más éxito, más exposición y más críticas, comenzando con las mías. Nunca la he tragado, pero no puedo negar su influencia. Su título en alemán fue “Nuestros padres y nuestras madres “aludiendo a la premisa de que las jóvenes generaciones deben mirar al pasado para poder vivir el presente. La ironía es que, de los cinco protagonistastres que sobreviven al fin de la guerra ninguno hace un amago de tener un bebé al que narrarles sus experiencias. De hecho, la única embarazada es ejecutada antes de que nazca su hijo. En fin…

La historia comienza en 1941 y sigue las andanzas de cinco amigos. Wilhelm (Volker Bruch, el Gereon Rath de “Babylon Berlin”) es joven e idealista, vuelve al campo de batalla seguro del triunfo de Alemania. Lo acompaña su hermano menor Friedhelen, un soñador intelectual. Antes de partir al Frente Oriental los hermanos se despiden de sus amigos:  Katharina, una enfermera enamorada en secreto de Wilhelm; su amiga Charlotte, una aspirante a actriz; y Viktor el novio judío de esta. Todos muy amigos sin idea de lo que se avecina.



En el frente ruso, Wilhelm se enfrenta a los horrores de la guerra y se desilusiona con el nazismo. Acaba en un batallón de castigo. Su hermano muere. Katharina también es enviada al frente, pero al revés de Wilhelm, se vuelve más fanática. En Berlín, Charlotte está empeñada salvar a Viktor, para ello se entrega a un oficial de la Gestapo quien la traiciona deportando al judío.

Aquí surgen las mayores críticas (por parte de la prensa germana) a la miniserie por su retrato retorcido del Holocausto. Viktor logra huir de un tren rumbo a Auschwitz. Se une a unos partisanos polacos, pero debe ocultar sus orígenes puesto que sus camaradas son más antisemitas que los alemanes. En varias escaramuzas, se enfrenta a tropas alemanas y a sus antiguos amigos. Finalmente, los polacos descubren que Viktor es judío y lo expulsan de sus filas.

Esta imagen de Viktor como traidor a su patria y los polacos como peores que los nazis, exasperó a la crítica germana. En cambio, a mi si me gustó el final en el que Viktor retorna a Berlín y encuentra que no puede recuperar sus propiedades, que Charlotte fue ahorcada y que su amante-verdugo ahora trabaja para los Aliados. Que la serie acabe en ese son realista indica que mal que mal había un intento de iniciar otra manera de enfocar el rol alemán en su peor guerra.



Babylon Berlin: La Precuela del Nazismo

A pesar de las fuertes críticas de la prensa alemana y extranjera (y una protesta oficial de parte del gobierno polaco, más un juicio en Cracovia) “Los Hijos…” arrasó con las premiaciones de la televisión germana y ganó un Emmy Internacional por mejor serie extranjera. Tres años más tarde, todavía gozando de a gloria de su rol de Wilhelm, V. Bruch fue escogido para interpretar al detective Gereon Rath en la adaptación televisiva de las series de misterios de Volker Kutscher.



Titulada “Babylon Berlin” y dirigida por Tom Twyker (“Run, Lola, Run”) la acción tiene lugar en el Berlín de Weimar en 1928. Es ahí donde llega Gereon Rath, joven inspector de provincia, hijo de un jefe de policía de Colonia y sobreviviente de los campos de Flandes. Aunque viene en una misión especial para recuperar un material que compromete a un importante político, pronto Gereon se verá involucrado en un ambiente cargado de corrupción y de intrigas políticas.

La intención de Twyker era no mostrar a los nazis sino hasta la segunda temporada para concentrarse en una visión de una sociedad vibrante, pero desahuciada. La serie nos muestra a los comunistas luchando en las calles, a los soviéticos y trotskistas matándose en la clandestinidad, y a un cabal de militares monárquicos que quieren hacerse del poder.







En medio tenemos una nueva versión de Rath, ahora un hombre dominado por culpas, secretos y traumas de ex soldado que los combate con morfina. Como compañera ideal, convirtieron a la tímida estudiante de leyes Charlotte Ritter (Liv Lisa Friels) en una jovencita que ambiciona ser detective, pero que debe mantener a su proletaria familia con el escaso sueldo de estenógrafa ayudado por su incursión nocturna en la profesión más antigua del mundo.

Lo glorioso de “Babylon Berlin es su exploración de las noches de Weimar con sus gánsteres sus travestis, sus clubes de música de jazz y hasta su floreciente industria de la pornografía. Este mundo ofrece un tablado donde se representará el drama del nazismo.

Fue en la segunda temporada donde Twyker presentó a los Camisas Pardas que primero se infiltraban disfrazados de comunistas en la vida de Greta (Leonie Bensch), la criadita del consejero Benda, jefe de la policía berlinesa. Manipulaban a la pobre chica que los ayudaba a volar en pedazos a Benda (odiado por ser judío) y a su hijita. Solo al final en una manifestación nazi, Greta reconocía a su novio y descubría que había caído en una trampa en la que también caería el pueblo alemán.



Das Boot: Solo el Título Quedó del Filme

El mismo año del inicio de “Babylon Berlin”, y probablemente debido al éxito de las dos temporadas (filmadas simultáneamente y presentadas ambas en el 2018) debutaba “Das Boot” cuyo mayor error fue conservar el nombre de la legendaria película alemana de 1981. No voy a agregar más de lo dicho en mi reseña, pero, aunque “Das Boot. Die Serie” tuvo éxito en su Alemania natal, no lo obtuvo tanto en el extranjero. Mas que nada fue rechazado por los puristas indignados ante la ausencia de vínculos con la original y confusos ante la inclusión de mujeres (y lesbianas) en una subtrama terrestre.

A mí me encanta la subtrama terrestre,  y desde “Band of Brothers” que no me gustaba tanto un espacio (hablo del submarino) donde no hay mujeres, pero comprendo que el público norteamericano haya estado molesto con un cuento donde los alemanes son atractivos antihéroes y donde los estadounidenses o son especuladores arrogantes o resistentes comunachas y drogadictas,

De alguna manera, “Babylon Berlin” y “Das Boot” mostraban una Alemania forzada a caer en el nazismo Luego ya adentro debía intentar sobrevivir. Esa fue una falla que los críticos notaron en “Das Boot”. Pareciera no haber nazis convencidos en este cuento. No notaron que, a pesar de sus gustos refinados y admiración por las ideas freudianas, Hagen Forster (Tom “Jaqen” Wlaschiha) si es un nazi bona fide. Y algo que hermana a marineros, oficiales del submarino con Forster, e incluso con Simone Strasser (Vicky Krieps), es su repulsión por los judíos.

                                 Forster y Simone tenían en comun un sentimiento anti-judio

Antes de salir al aire, “Das Boot” había sido vendida a cien países. En USA, Hulu adquirió los derechos exclusivos, pero solo ha mostrado la primera parte. A pesar de que en Rotten Tomatoes los críticos le dieron 84% de aprobación, el público  no pudo con una historia que como dijo el historiador alemán Sven Felix Kelldorff, relativiza las responsabilidad alemana con el nazismo, echándole la culpa de la guerra a los especuladores estadounidenses. Y eso que no han visto la segunda parte donde el tema es casi exagerado.

En Reddit se quejaban de que el lenguaje (de los tripulantes del submarino) era machista y racista. De lo mismo se han quejado críticos desde Decider hasta el New Republic. Sera porque yo vengo de un puerto que puedo ser más tolerante con la cultura marinera, ¿o será porque los cristalitos (léase miembros de la Generación de Cristal) se ofenden cuando los toca una pluma?  Duh! ¡Sorpresaaa! Estos son marineros del Tercer Reich, sirven a un gobierno machista y racista, son parte de una cultura machista y racista.

Langericht: Redemption Road

Coincidiendo con estas visiones revisionistas de un pasado con el que los alemanes todavía no pueden ponerse de acuerdo vino, en el 2017, la adaptación de Landgericht (justica de estado) la galardonada novela de Úrsula Krechell. Inspirada en el caso real del juez berlines Robert Michaelis, la novela narra la saga del juez de Frankfurt Richard Kornitzer y su familia. En la vida real, Michaelis tuvo que exiliarse en Shanghái. Su esposa aria permaneció en Alemania, los hijos fueron enviados a Inglaterra en el Kindertransport.



Al final de la guerra hubo una reunión familiar agridulce. los hijos ya se habían acostumbrado a sus padres y patria adoptivos y no quisieron regresar a Alemania. En Berlín, encontró Michaels que el statu quo era conservado estrictamente, los nazis seguían en puestos altos y a los judíos retornados de los campos no se les hacía mucha justicia. Su labor ardua e ingrata por tratar de mejorar las cosas llegó a afectar su salud.

inspirándose en este relato, Úrsula Krechell creó una historia que trasladada a la pantalla se detiene menos en las injusticias de la posguerra, el nazismo y la tragedia judía que, en relaciones familiares deterioradas, masculinidad toxica, y la victimización de una mujer aria. Aunque la historia es narrada de una manera tan conmovedora que me hizo llorar, no la consideraría un aporte para el cine del Holocausto.

La historia abre en 1933, Richard y Claire Kornitzer forman un matrimonio bien avenido y exitoso.  El acaba de ser nombrado juez de la corte de Frankfurt, ella tiene un negocio que hace posters para el cine. La pareja tiene un hijo y espera un segundo bebé. Cinco años más tarde la situación es muy diferente. Kornitzer ha sido expulsado de su puesto y apenas puede practicar la abogacía.

Claire es aria, pero al rehusar divorciarse de su esposo judío, pierde su negocio. Después de Kristallnacht, los Kornitzer hacen su prioridad el salvar a sus hijos enviándolos a Inglaterra en el Kindertransport. El consulado cubano, les otorga una sola visa. Creyendo que, por ser aria, su mujer está exenta de peligro, Richard se marcha a La Habana.

                                     Richard en La Habana

Los pequeños Kornitzer, que realmente son muy niños para emprender ese viaje solos (Selma solo tiene cinco años) acaban en una zona rural inglesa en casa de un bondadoso pastor cuya demente esposa abusa de ellos verbalmente. Los niños huyen a Londres y prefieren vivir de la caridad de los transeúntes antes que volver con el pastor. Las cosas cambian cuando los acoge una generosa granjera que les da un verdadero hogar.





Entretanto, en Frankfurt, Claire descubre que, aunque no esté expuesta a la deportación, su vida es un infierno debido a su matrimonio con un judío. Se ve obligada a tomar trabajos miserables. Es abusada, golpeada, robada y finalmente violada por un agente de la Gestapo. Su salvación reside en irse a una zona rural donde una cofradía de mujeres, cuyos esposos están en el frente, le ofrecen refugio y apoyo.

El que mejor la pasa es Richard. Aunque al comienzo debe batallar el calor habanero y la nostalgia por su familia, pronto se consuela con un trabajo en un bufete y un romance con Caridad, una maestra afrocubana. Richard inicia una nueva familia con Caridad y tienen una hija, Amanda.  Su vida idílica es interrumpida al acabar la guerra y recibir cartas de Claire que todavía sueña con una reunión familiar.

                                    Richard conoce a Caridad

Kornitzer abandona a su familia cubaba y retorna a Alemania. No le cuenta a Claire de su infidelidad, pero tampoco se interesa en conocer las desventuras de su Esposa #1. Solo desea ejercer la abogacía en su país y hacer justicia. Ahí se encontrará con terribles escollos. No hay justicia para los judíos alemanes, ni siquiera se les devuelve lo robado y las cortes están manejadas por antiguos nazis.

Mientras su marido lleva adelante su cruzada, Claire se encarga de descubrir el paradero de sus hijos. Será ella quien deba viajar a Inglaterra en busca de ellos. La amarga sorpresa es que sus hijos son sanos y felices, pero totalmente arraigados a su nueva tierra y familia. Rechazan a sus padres biológicos a quienes acusan de haberlos abandonado Claire, desolada, regresa a Alemania con las manos vacías.

A su marido solo se le ocurre utilizar la ley para obligar a la hija, que es menor de edad, a vivir con ellos. Ni siquiera tiene una casa para recibir a Selma. Claire se la debe llevar al campo. Allá Selma intenta envenenar a su madre con hongos tóxicos. Destrozada, Claire la regresa a Inglaterra a pesar de las protestas de Richard que no entiende el calvario de su esposa.

                                Selma no quiere volver con sus padres

Pasa el tiempo. Richard se hace de una buena práctica legal, tienen dinero y viven bien, pero ninguno es feliz. Richard insiste en estrellarse contra un sistema en busca de justicia para sí mismo. Cuando reclama compensación por sus inmuebles robados, lo acusan de haberlos “abandonado” al marcharse al extranjero. Los esfuerzos de Richard por recuperar lo perdido son mal vistos por sus superiores.

Claire vive una existencia de apéndice de Richard. Su relación es mas de patrón y ama de llaves que de pareja. Cuando ella encuentra una razón para vivir, la refacción de un viejo teatro descubre que el banco exige la firma del marido para otorgarle un préstamo. Richard se niega. No tiene razones de peso, solo su egoísmo. Indignada, su esposa se atreve a contarle de su tragedia (incluyendo la violación) ocurrida mientras él tomaba el sol en las playas de Varadero.



La reacción de Richard es típica. En vez de consolarla y arrepentirse de su indiferencia, corre a su oficina a hacer una denuncia legal por el ataque sufrido por su mujer. Una denuncia que no llega a ninguna parte. Y aquí viene la última ironía. Richard sufre de mala salud, graves problemas cardiacos y presión alta, pero es Claire quien muere de un infarto. El médico le explica al viudo que si hubiese sido atendida a tiempo el infarto no hubiese sido fatal. Si Richard hubiese estado con ella, en vez de metido en sus desquiciadas empresas, su mujer estaría viva.

Curiosamente, la obra tiene un final feliz para Richard. Tras la Revolución Castrista del ’59, logra sacar a Amanda de Cuba. La serie acaba en el aeropuerto con Richard y su hija abrazados. Yo lloré a mares con esta miniserie, pero no soy ciega al hecho de que es un mal ejemplo tanto de la tragedia judía como de la tragedia alemana bajo el nazismo.

Sé que el libro es más específico en su crítica de esos aspectos, tanto que fue fuertemente denunciado en Alemania por dar” imágenes falsas” de la postguerra germana. ignorando que son hechos documentados. Los lectores negaban que muchos nazis continuaron en puestos importantes o que no se hubiese hecho justicia inmediata y generalizada a las victimas alemanas del Holocausto.

                     Los jueces de la nueva Alemania. Todos ex funcionarios nazis

Tanta alharaca provocaba esos puntos que nadie notó que un problema de la novela es que la mayor víctima es una mujer aria. Aunque aplaudo este enfoque novedoso, y no niego que ser una esposa de judío (y rehusar divorciarse) haya sido una tragedia, en filmes como “Rossenstrase” el sufrimiento de la esposa es equilibrado por el del marido. En “Landgericht” pareciera que Claire es la única que sufre. Su esposo e hijos, tras un periodo de adaptación, forman otras familias. Cuando se produce en reencuentro, tanto Richard como los hijos, excluyen por completo los padecimientos de Claire.

En el libro, la autora hace un conmovedor retrato de la vida en exilio de los judíos en Cuba que ha sido ignorado por la serie. Tal como se ha minimizado el retrato de los judíos que reclaman reparaciones en la posguerra. Al final, el único personaje judío importante es Richard y es mega negativo. Hasta dan ganas de aconsejar a Claire que se divorcie de ese energúmeno. Así al menos, ella y sus hijos hubiesen tenido una oportunidad de sobrevivir sin dolorosas separaciones.

“Landgericht” es uno de los pocos retratos de ficción del Kindertransport, un esfuerzo desesperado de parte de grupos judíos e ingleses por rescatar niños de la Alemania nazi. Sin dejar de elogiar ese esfuerzo, la falta de recursos llevó a colocar a los niños con familias o en instituciones en suelo británico que no eran las mejores. Solo en este siglo se ha venido a hablar de experiencias espeluznantes de los pequeños rescatados que incluyen abusos físicos y hasta sexuales.



Lo que me molesta de la serie es que haya un énfasis en la crueldad a la que son sometidos los chicos, pero no se denuncie el gobierno que los obligó a huir. En toda la miniserie no hay más que una visión abstracta de la negatividad del nazismo. Como si fuese una oportunidad para que envidiosos como un colega de Richard, o codiciosos corruptos como el agente que viola a Claire, puedan satisfacer sus ambiciones y apetitos. No hay ejemplos de cómo se perpetró el Holocausto. Las victimas a las que Kornizker pretende ayudar parecen más interesadas en recobrar objetos de valor que exigir justicia por los crímenes cometidos por el nazismo.

Una ironía de la serie es que todo lo malo lo cometen los hombres. Las mujeres, con la excepción de la esposa del pastor, son entes positivos que apoyan a Claire. Extraño cuando fue la población femenina de Alemania la más devota del Fuhrer y sus medidas contra los judíos. En su afán por mostrar la victimización de una esposa,, Landgericht acaba trivializando el Holocausto y perdiendo una oportunidad de narrar la tragedia del pueblo alemán bajo el nazismo.

Charité at War

Algo parecido ocurrió con “Charite at War”. Fue un vuelco fascinante el situar la segunda temporada de las experiencias en el mejor hospital de Berlín en medio de la Segunda Guerra Mundial. Aparte de recomendar mi reseña, solo me falta agregar que fue toda una novedad conocer como el nazismo afectó las filosofías y éticas de la medicina alemana sobre todo de la psiquiatría.



Otro vuelco interesante es tener como protagonista a una pequeña furibunda nazi que es privilegiada y mimada por su buena labor viviendo e imponiendo las teorías raciales del Tercer Reich. Como privilegio se le permite estudiar psicología aun cuando como esposa y futura madre germana, su deber seria atender su casa.



Todo cambia cuando Annie da a luz una hija hidrocéfala. Al resistirse a sacrificar a su bebé, Annie se convierte en un problema para su maestros y sus colegas, pero sobre todo para su amado esposo. Es todo un shock para Annie descubrir que a sus espaldas su maridito ha regalado sus espermatozoides para crear nuevos y sanos bebés alemanes. Además, Arthur, para no ser enviado al frente de batalla, colabora espléndidamente en un programa pediátrico de experimentos de niños arios y está más que dispuesto a dejar que eutanasien a su hija.



Aunque llena de suspenso, información y material para pensar, “Charite at War” cometió de un error común en este tipo de series alemanas. Es muy abigarrada, intenta abarcar muchos temas. Para blanquear la ambigua figura de, Ferdinand Sauerbruch, un traumatólogo estrella del Tercer Reich lo hacen cómplice de varios focos de resistencia:  el establecido por el médico-prisionero alsaciano, el grupo de Hans von Dohnanny, el complot de von Stauffenberg y hasta nos lo presenta ayudando a Fritz Kolbe, espía de los Aliados. Debido a que Alemania todavía no tiene una postura especifica hacia la resistencia anti-Hitler y muchos todavía ven a los resistentes como traidores, “Charité” se enreda en su representación de esas diversas corrientes.



Nuevas Temporadas, Nuevos Errores

Hablando de abigarrada, así les quedo la Tercera Temporada de “Babylon Berlin:. A diferencia de las primeras dos que fueron rodadas simultáneamente, la terceraen un esfuerzo por atraer a todo tipo de espectadormezclaba el auge del nazismo con peleas de gánsteres, cine impresionista y falsas conspiraciones que explicaban la caída de Wall Street.

No sé qué me resultaba menos interesante, si los conflictos maritales del Armenio, si los líos de la filmación de la película que él auspiciaba o los problemas románticos de un Gereon Rath apagado. Convertido en un títere, Gereon era parte de la estrambótica venganza de su hermano que al final resultó ser una especia de Dr. Mabuse, un archicriminal. Algo totalmente innecesario porque la serie estaba repleta de estos personajes caricaturescos y megalomaníacos que presagiaban a Hitler.

Ahí teníamos a Nyssen empeñado en provocar una ruina bursátil. Ahí teníamos al humilde forense que ponía en jaque a criminales y a la industria cinematográfica.  Pero quien fungió como gran titiritero que maneja tanto al General Seeger y a su apolillada claque de oficiales monarquistas como a los nazis cuyo poder creía controlar, fue el Oberst Wendt. Él fue quien mandó al cadalso a la inocente Greta, y en un claro caso de licencia histórica, provocó la muerte de Gustav Stressmann presidente de la republica

                              Greta obligada a declararse culpable

Babylon Berlin 3 fue otro caso de ambigüedad en su retrato de los nazis. A ratos daba pena como Wendt los eliminaba. Incluso algunos fueron exaltados a rango heroico como ocurrió con el ingenuo y bien intencionado Horst Wessel.

Y así llegamos a la segunda temporada de “Das Boot”. Vista en Europa, incluyendo España y en America Latina, no ha sido vista en USA. Hulu no la ha comprado, pero tampoco ha dado una explicación a espectadores estadounidenses que todavía la esperan La razón mayor para no seguirle la pista los U-boats de la serie. la comprendí hace unos días al ver un filme menor que no veía desde mi infancia. Me refiero a “Morituri” que fue un fracaso de taquilla en 1965, a pesar de llevar de protagonistas a dos astros de Hollywood como lo eran Marlon Brando y Yul Brynner.

Sucede que esta historia de un pacifista alemán (Brando) refugiado en la India, que es obligado por los ingleses a sabotear un barco mercante alemanes que viene desde Asia con cargamento de caucho., resultó incomprensible para el público estadounidense de entonces. Sus mayores fallas, que reaparecen en “Das Boot”, son una visión negativa de los americanos y una sensación de que los nazis son indestructibles.



En “Morituri” los americanos aparecen como cobardes, antisemitas y hasta violadores. En “Das Boot” son caracterizados como fanáticos, drogadictos, oportunistas poco patriotas y bandoleros ambiciosos que buscan sacar ventaja económica de la guerra. En la segunda temporada quedan peor ya que la trama bifurca en tres arcos. Lo que ocurre en los nuevos submarinos, lo que ocurre en La Rochelle,  y las aventuras del pobre Hoffman,  perdido en Manhattan tratando de encontrar un Mago de Oz que lo regrese al Reich.

La lista de Malos en Estados Unidos es larga y cada cual más chambón y traidor a las Stars and Stripes. Tenemos a Greenwood Sr. que ahora quiere ser senador, pero solapadamente sigue con sus negocios con el Tercer Reich. Tenemos a Michael McEllhatton interpretando a un jefe de policía neoyorquino con vínculos con el Ejército Republicano Irlandés, y los nazis y cuyo saludo a Hoffmann es “Nos hemos (los estadounidenses) equivocado de enemigo”.  Sam Greenwood presenta a Hoffman al que ha convertido en una especie de mascota con el abogado Berger (el omnipresente Thomas Kretschmann). Aunque finge ser Menonita, Berger es un nazi bona fide con una radio secreta que lo comunica con Berlín.

Entremedio de tanto individuo sórdido, Hoffman, que nunca ha dejado de creer en der Vaterland, se siente perdido. Su única ayuda es Casandra Lloyd, una cantante de color, de quien se enamora. Este tipo de retrato no solo disminuye a Hoffman, sino que también irrita al espectador estadounidense que solo le gusta el antiamericanismo cuando lo vende Hollywood.



Otra tema que irrita es sentir que los nazis son invencibles. Como en “Morituri” los judíos mueren y los intentos de resistirse a los esbirros de Hitler son vistos como fútiles. A pesar de que ahora los resistentes son rescatistas de judíos, sus planes son siempre aplastados por traidores franceses y por un Hagen Forster que poco a poco va comenzando a tener dudas de si su servicio al Fuhrer deba incluir el asesinato de niños.

Finalmente llegamos al cuento del submarino que sigue siendo un gran relato de piratas. En la segunda temporada tenemos capitanes renegados, hundimiento de un navío, rescate de náufragos y dos motines. El mismo Hoffman es un Robinson Crusoe varado en la isla de Manhattan. De hecho, Casandra lo apoda “Robinson”.  Pero es en este cuento donde vemos una división entre marinos nazis y los que no lo son.

Clemens Schick interpreta a Johannes von Reinhartz, un héroe de la Kriegsmarine que, cansado de hundir barcos llenos de pasajeros inocentes, decide desertar aprovechando una misión que lo llevará a las costas de Maine. Como todos los que intentan luchar contra los nazis es extremadamente descuidado. Escribe una carta a su esposa contándole sus planes. La horrorizada mujer se suicida, la carta es encontrada por la Gestapo.



La deserción de von Reinhartz no solo implica los secretos militares que pueda revelarle a los Aliados, además pone en peligro la misión de los espías nazis que transporta el submarino. Se envía un submarino comandado por el demente Wrangel a cazar a von Steinhartz. Pareciera que se trata de una lucha entre nazis y antinazis, pero no lo es. Wrangel, solo busca la gloria, von Steinhartz estará harto de servir a un sistema que lo obliga a asesinar, pero quienes lo acompañarán en su intento de deserción lo harán por motivos personales.  Como  ha dicho el libretista Colin Teeven “El submarino (Das Boot) no va de líderes políticos haciendo grandes gestos sino de gente normal tomando decisiones”.

                                 Wrangel es rescatado por von Reinhartz

No encontramos en “Das Boot ni una denuncia del nazismo ni un mensaje pacifista como el filme original, pero ese es el vínculo en común con todas estas series germanas sobre la Segunda Guerra Mundial. Lo han notado incluso periodistas alemanes como en esta crítica del Frankfurter Allegemeine  que comenta que la culpa de Alemania se ha ido al fondo del mar con el U-Boat.

A pesar de que esa aseveración encapsula la tesis detrás de todos estos enfoques germanos de la Segunda Guerra Mundial, no resta el interés ni la calidad de las series mencionadas. Es una lástima que no estén más al alcance del publico extranjero.

“Los Hijos del Tercer Reich” fue vista en America Latina a través del canal Europa Europa. Hoy puede ser vista en America del Norte por Tubi, totalmente gratis, pero en inglés. Esta en alemán y en ingles en YT donde también tienen el primer episodio con subtítulos en castellano..

Bajo el título de “Redemption Road” se puede ver “Landgericht” con subtítulos en inglés por MHz.

“Charité at War” está en Netflix. No sé si en el Netflix para America Latina.

“Babylon Berlin” ha estado desde el 2018 en el catálogo de Netflix de Estados Unidos. Recientemente se ha podido ver por televisión en cable en America Latina gracias a Europa Europa y Film&Arts.

“Das Boot” es más complicado. AMC la presentó en España. Hulu en Estados Unidos, pero no ha comprado la segunda temporada. Mi consejo para los Gatos Seriefilos en Europa y America Latina es subscribirse a Starz Play que trae ambas temporadas con subtítulos en español y que es más que probable que pase la tercera. Alguien la subió con subtítulos a YT, pero se las borró un centro antipiratería. ¡Si ni siquiera pasaban avisos!

 

 

2 comentarios:

  1. Le di un chance a "Babylon Berlin" a pesar de tus buenísimos comentarios, además un amigo aquí en FB habló muy bien de ella... pero NO, no pude... no sé, no terminó gustándome ni llamándome la atención para ver otro capítulo, me quedé en el primero y ya... "Das Boot" es otra historia, esa me encantó, muy buena, muy interesante. ¡Sorprente!!! La trama mar-tierra-mar se me hizo muy buena, muy cautivante. Excelentes actuaciones, producción, dirección. ¡Impecable! Ojalá y Hulo compra la 2da temporada, porque de verdad la quiero ver de calidad, como debe ser. Sino, pues, ¿qué más da?  ¡Saludos!!!  RAFA

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  2. Me da pena que no te haya gustado BB, me parece excelente, solo en la tercera temporada comienza a patinar. Ayyy la segunda temporada de Das Boot es mejor que la primera y dicen que la tercera viene mejor, pero hUlu es el perro del hortelano, no compra ni deja que vean la serie en otros lados. Ya ha borrado dos sitios de YT, uno la tenia en español y el otro en portugues.

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