Me tomé un tiempo
antes de reseñar el final de la Segunda Temporada, con la esperanza de que HBO
renovase La Edad Dorada. Es que esa frenética campaña de cancelación de
la plataforma no ofrecía muchas posibilidades. Mucha alegría me dio cuando
Gattocito me avisó de la renovación. Eso nos permite ahora comentar el capítulo
final y conjeturar sobre el futuro.
Watson se
despidió de sus colegas de los bajos de la Mansión Russell, sabiendo que no volverá a verlos ahora que comienza
una nueva vida. Peggy zanjó un mal amor renunciando a su empleo, Marian canceló
su boda, y parece que Harry y Jack iniciarán
una aventura empresarial en conjunto.
El Sacrificio de
Peggy
Después de su
encuentro fortuito con la esposa (y el bebé) de Thomas Fortune, Peggy toma una
decisión que alegrará a su madre, pero la hace infeliz. Durante un paseo por Central
Park, Peggy presenta su renuncia a su patrón. Nada debe “distraerlos” de su
tarea de servir a la comunidad afroamericana. Fortune entiende a lo que su
periodista estrella se refiere. Peggy anuncia que dedicará su tiempo libre a terminar
la novela que ha comenzado. Me alegro de que no hayan convertido a Peggy en una
Lady Edith de color, y su decisión me
parece madura y sensata.
¿Qué espero del
Arco Peggy para el 2024? Menos romance y más concentración en su carrera. También
más datos sobre la historia afroamericana de fines del siglo XIX. Me gusta la
inclusión de personajes reales y me interesó mucho descubrir que las primeras
escuelas integradas fueron las de niños negros neoyorquinos.
Marian Madura
Marian también
parece más sensata. Luego que Dashiel la llama “Harriet” en frente de sus tías,
todas se dan cuenta que el primo sigue enamorado de su difunta esposa. Marian
le dice a su prometido que no desean las misma cosas (él quiere que deje de
trabajar) y que no va a competir con un fantasma.
Tía Ada la respalda
y Agnes le dice a su sobrina que no debe casarse solo por darle el gusto, pero le
recuerda que el tiempo pasa rápido: “no desperdicies tu vida” Es cierto que
hubiese sido un desperdicio casarse sin amor con un hombre que ni la había
besado. Para reparar ese yerro, después de una noche de ópera y un opíparo
desayuno en Chez Russel, Marian y Larry comparten un beso.
Algo que me quedó
de este capítulo fue la marcada diferencia entre Bertha y Las van Rhijn
respecto a los matrimonios de sus hijas.
La temporada pasada hablé de que el flanco débil de Mrs. Astor era su
hija Carrie y por eso la venció Bertha. Ahora volvemos a encontrarnos ante eso.
Inclusive lo vemos en Marian cuyo lazo con Frances no se corta, a pesar de que Marian
no será ya Mrs. Montgomery. Me encantó cuando Marian le dijo a su alumna “quiero
bailar el día de tu boda”.
¿Que espero del
Arco Marian? Pues que siga trabajando e involucrándose en causas sociales y que
el romance con Larry progrese. Aunque va a tener dos poderosos enemigas. A Tía
Agnes no le va a parecer que se case con el hijo de parvenues, y Bertha va a poner el grito en el cielo
cuando sepa que su cachorro favorito pretende casarse con una huérfana
impecune.
La Batalla de los
Do de Pecho
Comenzamos con
una Bertha desolada. ¡Mrs. Astor le robo al Duque! Para colmo , Mr. Gilbert dio
aviso a la prensa de que Buckingham vendría al estreno de Fausto.
Marian le cuenta
a Larry que Ward McCallister fue el brazo ejecutor en el secuestro del duque.
Larry se lo cuenta a su madre que pide cuentas a su pseudoamigo. El sureño le
explica a la nueva rica que todo fue una transacción bancaria y que no intente
superar la oferta de Lina Astor.
Bertha histérica va
a solicitar fondos de su cónyuge-banco. George le pone un límite, ya ha gastado
bastante en el caprichito de su mujer, pero Bertha tiene un as bajo la manga:
una hija soltera, virgen, en edad de procrear, y con una inmensa dote. No estoy
contando spoilers, pero creo que todos sabemos lo que ocurrió en ese cuarto de
hotel, aunque la serie no nos lo cuente.
Confieso que
cuando Mrs. Russell se presentó en la recamara del duque y dijo algo de como
esto afectaría su reputación, pensé inmediatamente en Rosalía de Bringas. Si Galdós
escribiera esta historia, ya sabríamos lo que Bertha le estaría ofreciendo,
pero Lord Fellowes está trabajando con una historia real. Además, un revolcón
con Mrs. Russell no superaría la oferta monetaria de Mrs. Astor.
Lo importante es
que Bertha regresa a su casa muy satisfecha. Tanto que por primera vez la vemos
tener un gesto caritativo con sus criados. Al enterarse que su ama de llaves es
amante de la música, le regala unas entradas (en platea baja) para que asista
junto con Borden al estreno de Fausto. Fue muy bonito saber que la ópera
no era solo un campo de batalla o un lugar para lucir galas, porque para Mrs.
Bruce fue una noche de ensueño, no solo por la compañía del chef, sino porque
realmente es una amiga del Bel Canto.
Tenemos una serie
de escenas de tensión , sorpresa, conjeturas etc.. vemos a Mrs. Astor en la
Academia de música ver pasar la hora y el Duque no llega. Tampoco llegan
espectadores. Solo la fiel Agnes que se ha traído a Oscar a la rastra, comparten el palco de Las Astor. Cuando la
representación está a punto de comenzar y la Academia esta semi vacía, los
pocos espectadores comienzan a retirarse. La oportunista Mamie Fish decide
batirse en retirada también e irse a escuchar la ópera de Gounod.
No se crean, también
hay pánico en el Met. Sin embargo, Bertha tiene varias satisfacciones. ¿La
primera? Ocupar el palco más elegante. Allí se entera que es George quien se lo
ha conseguido. Esto provoca pataleta de parte de Turner. Esta vez su marido la
calma con firmeza casi ruda. Es que la estúpida está perdiendo al último aliado
que le queda.
Bertha le revela
a su esposo que fue ella quien escribió a Mrs. Astor desenmascarando a la Señora
Winterton. Por una vez estoy con Bertha. No lo hizo por soberbia clasista, sino
para castigar a quien traicionó su confianza y trató de robarle al marido. “Hace
un año me planchaba los calzones” comenta con desprecio. “Y mírala ahora”.
Mas
satisfacciones para la Señora Russell. Viene Aurora que ha vencido su miedo a
Lina Astor y demuestra ser amiga sincera de Bertha. Otra que aparece es Mrs.
Fish que le grita desde su palco a Mrs. Russell que la Academia de Música
“parece una morgue”
Finalmente,
arriba el invitado de honor. Bertha pierde todos los puntos que ha ganado
conmigo. Desde el comienzo del episodio que sabemos que Gladys es un juguete
para Bertha, una marioneta a la que ella viste y sobre quien decide. Sin llegar
a los extremos de Alva Vanderbilt que azotaba a su hija con látigo de cochero,
La Russell ha dejado en claro que será ella quien decida todo sobre Gladys,
desde su vestuario hasta el hombre que a desflore. Ese hombre parece ser el Duquecillo.
Al comienzo de
este episodio vemos que Gladys ha iniciado un romance con un tal Billy.
Rápidamente Bertha toma las riendas cerrando las puertas de su casa a Billy, y
prohibiéndole (púbicamente) a su hija saludarlo en la ópera. Luego le ordena a
Gladys que atienda al inglés de una manera que deja en obvio sus intenciones
casamenteras. Me recordó a Attia en Roma cuando le presentó a su hija,
desnuda y en cuatro patas, a Pompeyo.
George se despabila
y pregunta qué arma utilizó su esposita para conquistar al Duque. Bertha responde
sonriendo que se meta en sus asuntos ya que ella no se mete en el modo en que él
hace sus negocios. Touché!
¿Que espero del
Arco Russell? Que los hombres de la familia se pongan los pantalones. Que esta
vez, Larry no permita que su madre interfiera en su vida amorosa y que George
se acuerde que le juró a su hija que se casará solo por amor.
Y en La Mansión
van Rhijn..
Como era de
esperarse, Agnes azota a su hijo con su mejor sarcasmo, pero el mismo Oscar se
odia por lo hecho. Marian y Ada tratan de consolarlo. Llega el abogado de la
familia. No todo está perdido, si se vende la mansión, Agnes tendrá para llevar
una vida decorosa. Eso no basta para tranquilizar a la augusta dama que derrama
autocompasión (yo la entiendo) en frases que pueden parecer exageradas, pero
también hacen reír.
Lo que no hace reír es comunicarle a la servidumbre que se quedarán sin trabajo. En la cocina comienzan a revisar la sección de empleos del periódico. Se cree que Mrs. Bauer será la única que conserve su trabajo. Jack planea abandonar el servicio doméstico. Aunque se quedará cesante, Peggy puede volver con sus padres. Es Armstrong la más atribulada. Vieja y gruñona. ¿Quién querrá emplearla?
Es Peggy quien
les cuenta a sus patronas del temor de Armstrong. Agnes dice que Armstrong es
un personaje patético que usa sus prejuicios como muleta. A solas, Mrs. Van Rhijn
le ofrece a su doncella seguir a su servicio. Armstrong conmovida acepta y se
sorprende al saber que fue Miss Scott quien habló a su favor.
Al final del
episodio, cuando Marian regresa al hogar, se encuentra a sus tías en pie. Ada tiene
noticias maravillosas que darles. Luke le dejó una fortuna. Agnes está
alborozada y pierde la compostura al darle la noticia a Bannister para que vaya
a tranquilizar al servicio.
Solo que
Bannister cae en algo que su patrona no ha notado. Ada es la millonaria, ahora
ella es quien paga y quien manda. Marian se lo explica a su tía que no se ve
muy contenta. Menos cuando la Viuda Forte le anuncia que habrá cambios en esa
casa.
Vestuario
En algo esta
temporada ha sido consecuente, el vestuario femenino es un asesinato de colores
discordantes que hieren la pupila.
Este episodio,
donde Bertha parecía disfrazada de Rhaenyra Targaryen con colores fulgurantes y
estilos drapeados, se caracterizó por superar a otros episodios en lo feo de la
ropa femenina.
La cúspide fue la
Batalla de las Óperas. ¡Para asistir a su fracaso, Las Astor cubrieron sus
galas con kimonos! Ya eso les ameritaba un bochorno.
Pero en el Met
también hubo horrores. A Marian parecía que le habían lanzados globos de mayonesa,
Turner lucia como el virus del COVID y Las Russell…. Que decir de Bertha
envuelta en vestido y capa del mismo color y diseño. Si, el verde almendra es
uno de mis favoritos, pero esas rayas parecían hechas con manga decoradora de
pastelero. Parecía un Petite Four. ¿Y esas hombreras de esponja ¿de dónde salieron?
Y pobre Gladys.
Su madre la envolvió en una sábana de satén violeta con pluma en la cabeza y en
los hombros, ya parecía bataclana.
Sin embargo, hubo
un atuendo que me gustó. Marian contactó a Jack, El Inventor con Larry para que
lo asesorara e hicieran negocios juntos. Ahí Miss Brooks lució un elegante
traje sastre verde humo. Hasta me gustó el sombrero, aunque esa dalia negra parecía
araña de luto.
Ahora a escuchhar sus comentarios.
Agradezco a todos
mis Gatos Seriefilos por ver y comentar conmigo esta serie y espero verlos en
la próxima temporada. Entretanto les deseo una linda Noche Vieja y un fabuloso
2024.