Muy buen inicio
de la Tercera Temporada. Acercándose a su cierre, Sanditon revela estar
my apegada a la tradición Austen que gira toda en torno al amor y al matrimonio.
Tenemos unas Charlotte y Georgiana más maduras, seguras de haber encontrado
solución a sus problemas románticos, pero Cupido tiene una última palabra. Cupido
anda suelto por el balneario e incluso una solterona como Miss Beatrice Hankins
y una anciana gruñona como Lady Denham, encuentran su media naranja.
Tom Parker está
lleno de esperanzas: Sanditon se ha vuelto el concurrido balneario que siempre soñó:
Acude cada verano más gente prestigiosa como Lady Montrose y su hijo el Duque
de Buckinghamshire, que corteja a Georgiana
con permiso de la heredera. Mr. Parker ahora tiene un magnífico nuevo
inversionista. Solo necesita de la aprobación de Lady Denham.
¿Pero qué sucede
cuando Mr. Pryce resulta ser un antiguo pretendiente de la anciana a la que una
vez le rompió el corazón? ¿Qué pasa si Georgina acepta los galanteos del Duque
solo porque lo sabe gay? ¿Qué pasa si Miss Lamb ya no es millonaria? Esos serán
algunos de los conflictos presentes en el final de esta serie.
Georgiana está a
punto de cumplir 21 años, aunque sigue preocupada por descubrir el paradero de
su madre, está contenta ante la posibilidad de independizarse. Convertirse en
tapadera del Duque de Buckinghamshire les permite a ambos vivir tranquilos. Él
que no está muy contento es Arthur Parker que ha preparado una gran fiesta para
celebrar la mayoría de edad de su mejor amiga.
Por supuesto, Georgiana ha invitado a su querida Charlotte,
quien viaja en compañía de Ralph, su
prometido. Aunque Ralph es guapo y bueno, todos se dan cuenta que Miss Heywood
es demasiado instruida e inteligente para ser la esposa de un granjero. Otra
que se da cuenta es Augusta Markle quien ha venido a Sanditon a celebrar su
debut en sociedad. La acompañan su primita Leo y Alexander Colbourne, su tío y tutor.
Alexander quiere
casar a Augusta con un buen partido. Su sobrina lo quiere ver casado con su ex
institutriz. Entremedio ocurre un choque cósmico cuando Augusta se enamora (y
es correspondida) por nada memos que Sir Edward Denham. El pobre villano está
siendo más que castigado por su tía que se lo ha encargado al Dr. Fuchs y al Pastor
Hankins. Entre sermones morales del clérigo y duchas heladas del galeno germano,
Edward está enloqueciendo, ¿pero será Augusta su cura?
Augusta y Leo
planean unir a Alexander y a Charlotte en el baile de cumpleaños de Georgiana,
pero tal baile se vuelve un desastre. Al enterare que Miss Haywood está
comprometida, Mr. Colbourne se retira del campo de las lides del amor. Menos
caballero es Mr. Pryce que se marcha bufando en contra de su antigua novia.
Lady Denham prohíbe a Tom Parker aceptar dinero de ese canalla al que una vez
amó. Y la guinda del pastel. Se presenta Lockhart a anunciarle a su ex novia
que él es el verdadero dueño de su herencia, que la ha demandado ante
tribunales, y que mejor que Miss Lamb se
vaya consiguiendo un abogado.
No es empresa
fácil. Sabedores de que quien presidirá el tribunal es un juez anti-abolicionismo,
los grandes abogados londinenses se niegan a tomar el caso. Es Alexander
Colbourne quien rescata a Miss Lamb trayéndole a su hermano Samuel para que la
represente. Samuel es franco y advierte a Georgiana que un juicio puede
destruirla ya que se expondrá públicamente su vida privada, desde sus ideas políticas hasta sus romances.
Al comienzo, la heredera se muestra atemorizada, pero luego acepta luchar por sus derechos.
Ese factor legal,
y un excelente episodio, aportan un
nuevo giro a una trama que se quedaría en los romances de balneario, y vaya que hay varios. Tras recordarle a Lady
Denham que una vez antepusieron su ambición al amor, Mr. Pryce consigue el beneplácito de la dama
para construir un gran hotel.
El Reverendo Hankins
también tiene problemas del corazón, pero no el suyo. Teme por su hermana que
cada vez se ve más atraída por el Dr. Fuchs, romance que el clérigo no ve con
buenos ojos. Mas encima el recalcitrante pecador que tiene bajo su cargo anda
en persecución de otra heredera. Perspicaz y erudita, Augusta es todavía tan
joven que puede caer en los brazos de Sir Edward. Preocupado, Alexander impide el contacto entre ambos.
No es el único
conflicto en esta entrega. Los Parker vuelven a tener un encontrón. Mary no
aprueba que, para construir su hotel, su marido deba desalojar a una serie de
pobres inquilinos. Nuevamente será la codicia impulsiva de Tom Parker la que
ponga en peligro la armonía de su hogar.
Hace rato que nos
dan pistas de que el noble Arthur Parker es gay. Esta temporada encuentra apoyo
y amistad en el Duque de Buckinghamshire, ¿pero hasta donde llegará esa
relación? Esas son las respuesta que esperamos ver resueltas al final. Ya para
el tercer episodio, Charlotte y Alex reconocen amarse. ¿Tendrá Miss Haywood
valor para romper su compromiso? ¿Se convertirá Georgiana en duquesa? ¿Dejará Charlotte a su ex patrón en las
codiciosas garras de Lady Lidia, la hermana del Duque de Buckinghamshire?
En esta temporada
retorna el personaje de Lady Susan de Clement, ex amante del Rey, quien hiciese amistad en Londres con Miss
Haywood. En esta temporada, Lady Susan adquiere estatus de confidente y raisonneur,
pero también tiene su propio romance. Gracias a Gattocito Miroslav, he
descubierto que la actriz que la interpreta es una “Lady” de verdad y de la
realeza. Se trata de Sophie Winkelman, casada con Lord Frederick Windsor, hijo
del Duque de Kent y primo del Rey Carlos III. ¡Bravo por Andrew Davis que ha
sabido trabajar con personajes diversos, pero siempre dentro del marco Regency
que le legó Jane Austen.!
Contenido
Violento o Gory: Ninguno
Contenido
Sexual y Desnudos: Ninguno,
aunque Augusta casi cae en la cama con Sir Edward.
Contenido
Feminista: “¡Una mujer
puede ser silenciada hasta que le toca rugir!” le espeta Mary a su marido y es
ella quien demuestra que una mujer puede/podía ser esposa y madre perfecta,
pero también tomar parte activa en los asuntos de su comunidad.
Una sola cosa que
me provocó un poco de risa. Sin spoilers, pero al final, Charlotte les dice a
Augusta y a Leonora que una mujer puede ser lo que se proponga, incluso
estudiar abogacía. Es un viejo mensaje feminista que se mete en las series para
motivar a la mujer a seguir una carrera, pero hoy está un poco obsoleto. Las
chicas modernas no quieren ser abogados, ni ir a la universidad, ni estudiar. ¡Quieren
ser influencers!
Factor
Diversidad: Aparte de ver
como la sociedad inglesa seguía siendo racista, nos enteramos de que aun en los
1820s existía esclavitud en el Caribe británico. En el juicio de Georgina se ve
cuan racista era el sistema legal. Aparecen varios personajes de color como una
famosa soprano, la madre de Georgiana y reaparece Otis, el antiguo novio de la
heredera
Mientras
Bonanza, Big Valley y High Chaparral nos ofrecían diversidad y
feminismo estilo Far West, otras series de vaqueros experimentaban con el género.
Así a fines de los 60 y comienzos de los 70, tuvimos cowboys más modernos, o tecnológicamente más adelantados, y los protagonistas ya no fueron tan blancos.
La Tecnología
del Viejo Oeste
El primer y mayor
experimento fue combinar el género con elementos fantásticos que oscilaban
entre la ciencia ficción y el terror. La Guerra Fría y James Bond habían creado
un apetito por los agentes secretos y en la CBS se les ocurrió crear su Bond
del Oeste, un miembro del gabinete del presidente Ulysses Grant que viaja por
el Far West batallando contra villanos que pretenden atentar contra el
mandatario o contra los intereses estadounidenses.
En el rol de Jim
West, Robert Conrad ponía su físico de galán al servicio de la causa, pero el cerebro de la operación era el del
Capitán Artemio Gordon (Ross Martin), ex oficial del ejército, maestro del
disfraz y creador de todo tipo de máquinas y artilugios que ayudasen a sus
objetivos. Son estos artefactos, aunados
a los que los villanos usaban para sus siniestros planes, lo que le ha dado al show el aura de pionera del
steampunk. El dúo protagónico viajaba en su propio tren que contenía un
vagón-establo y otro que era el laboratorio de Gordon
Por cinco
temporadas, Jim West y Artemio Gordon en
The Wild, Wild West lucharon contra todo tipo de nefastos villanos,
algunos interpretados por glorias del viejo Hollywood como Ida Lupino, el rey
del terror Boris Karloff y el galán del cine silente, Ramon Novarro. El mayor
peligro lo imponía el Dr. Miguelito, un enano interpretado por el actor Janes
Duhn, que fue el Némesis de los agentes secretos
por diez episodios hasta que la frustración lo mató. Si, Jim West (como
se le conocía en Chile) era tongue in
cheek y no se tomaba mucho en serio.
Curiosamente, en 1975, William Shatner entre dos series
icónicas Star Trek y T.J. Hooker, interpretó a un personaje
parecido a Artemio Gordon en la breve Barbary Coast. Un agente del
servicio secreto,ex oficial de la
caballería,maestro del disfraz y
enviado por el Presidente Grant a vigilar conspiraciones criminales en California.
Sin embargo, la ausencia del humor, o
tal vez porque el género del Oeste estaba en decadencia, Barbary Coast no pasó de una temporada.
The Wild Wild West no fue el único experimento del género en
los finales de Los 60. La desmitificación del Western alcanzaba a la televisión
en lo que respecta los protagonistas, que ya no eran vigorosos, industriosos y empeñados
en mantener la ley y crear una civilización donde no la había. 1965 vio en
canales diferente a un nuevo tipo de héroe.
Héroes Sin Honor ni Memoria
Chuck Connors
tendría su tercer protagónico en su segunda serie de vaqueros. Marcado (Branded)
de la NBC narra la historia de Jason McCord, un oficial de Caballería acusado
injustamente de deserción . Tras una vergonzosa degradación, es expulsado del ejército. Convertido en un
paria, McCord debe vagar como Caín por un Oeste inclemente buscando pruebas que
puedan rehabilitarlo.
Otro vagabundo de
las praderas apareció en A Man Called Shenandoah que abrió sus puertas
en la ABC en 1965. Robert Horton era Shenandoah, un hombre sin memoria. Herido y dejado por
muerto, sobrevive, pero amnésico, y se la pasa una veintena de capítulos vagando
de pueblo en pueblo tratando de averiguar su identidad. Yo vi ambas, Marcado
y Shenandoah, y me gustaron
por novedosas, pero no pasó lo mismo con la teleaudiencia estadounidense y
fueron canceladas tras solo una temporada.
Westerns
Infantiles
Más suerte tuvo la
ABC con otro Western ligero. F Troop (o Tropas de Asalto en
castellano) era una sátira de las películas
del Oeste. Se burlaba del mito de La Caballería , pero también de los
indígenas. En Chile, el canal 8 de Valparaíso la presentaba, auspiciada por las Galletas McKay , a las 6 de
la tarde todos los viernes. Pronto se convirtió en una de nuestras series
favoritas. En USA también le fue bien puesto que alcanzó una segunda temporada.
Otra serie que
iba dirigida a los más jóvenes de la familia fue Los Monroe, que la ABC— que
no se cansaba de las de cowboys— produjo en 1966. Viendo 1883, he recordado
mucho a Los Monroe que también trataba de una familia de pioneros que llegaba a
Montana en los 1880s. La diferencia es que en ese trayecto tan peligroso que
nos ha mostrado Taylor Sheridan, morían los adultos y quedaban los hijos
mayores (interpretados por Michael Anderson y una jovencísima Barbara Hersey) encargados
de los más pequeños y de cumplir el sueño de los padres de construir una nueva
vida.
Todavía recuerdo
el eslogan: “Los Monroe, a la conquista de un territorio indómito”. A
mi hermano y a mi nos encantaba porque nos ilustraba la conquista del Far West
desde la perspectiva de niños como nosotros. Aparentemente, los niños estadounidenses no pensaban lo mismo
y Los Monroe cerraron su puertas tras una única temporada.
Un Dúo Bicolor
ABC , no se
inmutaba y en 1968 volvió a la carga con un programa controversial. The
Outcasts (Los Rebeldes) nos traía a Don Murray y a Otis Young como
un dúo de cazadores de recompensa en el Oeste post Guerra de Secesión. A primera
vista parecían Christopher Waltz y Jamie Foxx en Django Unchained, pero
aparte de su trabajo y de ser una pareja bicolor, no había más similitudes.
Jemal Davis es un
ex esclavo lleno de amargura, pero también confuso con su nueva libertad. Don Murray
es el Capitán Earl Corey, ex oficial Confederado
y ex dueño de plantación de Virginia que lo ha perdido todo, por lo que vaga
por el Oeste buscando un nuevo espacio. A ambos se les ocurre dedicarse a la
caza de recompensas y que juntos tal vez puedan evitar peligros y hacer su tarea
más exitosa. Es una dinámica tensa, que a cada rato cae en peleas y rivalidades,
muy parecida la que existe en 1883 entre el ex Confederado James Dutton
y el ex oficial Yanqui Shea Brennan.
He hablado un
poco de esta serie en mi nota sobre Julia y los primeros protagónicos de afroamericanos. A mí
me encantó, pero el público tuvo problemas con Los Rebeldes. La consideraron
muy violenta. En comparación con antiguas series de vaqueros, lo era. En cambio, el auditorio de color veía
otro problema, no les gustaba el retrato de Jamal que les parecía muy sumiso.
The Outcasts
estrenó el año del asesinato del Dr. Martin Luther King. El país estaba en
medio de una crisis social en la que el racismo era la mecha de un polvorín. No
necesitaban de un programa que les recordase un pasado de conflictos raciales y
preferían en ese horario ver Rowan Laugh-In, un show cómico que se convirtió
en el más visto en la nación.
Aunque The
Outcasts no pasó de su primera temporada, la ABC tuvo más éxito con otro Western.
Yo que fui adicta a Las Novias (Here comes the Brides en inglés)
recién vengo a notar que estaba tremendamente inspirada en el Western musical 7
Novias para 7 Hermanos. Incluso hay escenas en que Jason Bolt marcha por
las calles del pueblecito (eso era entonces) de Seattle con toda la población siguiéndolo
como una turba de Bollywood. Ya solo falta que canten y bailen.
Las Novias de
Seattle
La trama también
gira en torno a tema parecido. Los Hermanos Bolt van en busca de pareja,para ellos y para sus leñadores. El modo en
que las consiguen y como se acostumbran ellas a su nuevo hogar adquiere ribetes
de comedia que recuerdan al mencionado musical.
El setting es el hoy estado de Washington postguerra,
de Secesión. En una zona boscosa, Los
Hermanos Bolt explotan el bosque que les dejó su padre en un monte llamado el
Velo de la Novia. Al pie del monte se ha establecido un asentamiento maderero
donde las únicas mujeres solteras son la tabernera Lottie (Joan Blondell, otra refugiada del viejo Hollywood) y la poco
agraciada Miss Essie, la maestra de escuela.
Miss Essie
Cuando,
El Sueco, uno de los leñadores, besa a la maestra a la fuerza, todos se dan
cuenta que tienen un problema entre manos. Únicamente la falta de mujeres puede
llevar a un hombre a acosar a una solterona feúcha. Hoy nos parecerá un
argumento sexista y ofensivo, a pesar de que finalmente el leñador y la maestra
se casan. En su época todos lo aceptamos y nos condolimos por estos hombres sin
mujeres.
Miss Essie pidiéndole perdón al Sueco
Boda del Sueco y la maestra
Temiendo un
abandono de parte de sus empleados, Jasón solicita de Lottie que ponga un
burdel. Ella se niega y le dice que lo único que anclará a los leñadores será
conocer mujeres decentes con las que puedan establecer sus propias familias. Le recuerda que La Guerra de Secesión ha diezmado
a la población masculina de La Nueva Inglaterra. Alla hay mujeres respetables
que no tienen marido. y le aconseja ir a buscarlas.
Esta premisa se
basaba en un incidente histórico. En esa época, Asa Mercer, un habitante del
territorio de Washington organizó un viaje a la Costa Este del país y retornó
con cincuenta mujeres a una zona casi despoblada. Estas “madres del estado” o
“chicas Mercer” se casaron con leñadores o se establecieron en la región como
maestra o dueñas de sus propios negocios.
La serie añade un
toque dramático. Los Bolt no tienen los medios para emprender tamaño viaje. El
hombre más rico del pueblo, Aaron Stemple, les ofrece un préstamo con una condición: deberán
traer mujeres decentes e irreprochables, y ellas deberán permanecer en Seattle
por un año. Si una sola de esas “Novias” se marcha antes de esa fecha, Los Bolt
perderán su aserradero de Velo de Novia. Esa sería la multa exigida por el
codicioso Stemple.
Tras debatirlo
con sus hermanos, Jason acepta. Embarcados en la carcomida nave del borrachín capitán
Clancy, los hermanos parten en un viaje largo y peligroso (antes de la
construcción del Canal de Panamá, había que bajar por el Pacifico hasta el Cabo
de Hornos y de ahí subir por el Atlántico hasta la Costa Este). En New Bedford,
una isla de la costa de Massachusetts, Los Bolt encuentran una mini comunidad
totalmente compuesta por mujeres que cumplen con las labores que les dejaron sus
hombres, muertos en la guerra.
Jason que tiene
una labia muy ladina, les vende la idea de una tierra paradisiaca donde las
esperan caballeros ansiosos de una buena esposa. Así consigue embarcar a 50 jóvenes,
capitaneadas por la avispada ex bombera, Candy Pruitt. Ya en el barco, Candy inicia un
romance con Jeremy Bolt, el benjamín de la familia, pero también se percata de
que Jasón es un gran mentiroso.
La serie girara
en torno de como las novias se acoplan a una tierra extraña e inhóspita, como
civilizan a los leñadores y como luchan contra el deseo de marcharse. Jason es
quien siempre salva la situación con sus mentiras, con mucho gasliting,
incluso con agresividad verbal. Viéndola ahora, me doy cuenta de que en plena
era de la liberación femenina, la actitud de Jason era un atropello a los
derechos de la mujer. Sin embargo, al público le encantaba.
Here Comes the
Brides se convirtió en un
éxito gracias a la combinación de drama, humor y lucha de los sexos que recordaba
a las screwballcomedies, siempre tan admiradas en el cine
americano. También resultaban fascinante, los esfuerzos de los Bolt por proteger su
patrimonio ante las inesperadas razones de Las Novias para querer marcharse.
Por ejemplo, en
el segundo episodio muere de parto una perrita mascota de Las Novias. A Candy
se le ocurre que lo mismo sucederá con ellas puesto que no hay médico en Seattle.
Jason pone en un aviso y la única que lo responde es una doctora. Esta
precursora de la Dra. Quinn tiene que enfrentar los mismos recelos y prejuicios
que el personaje de Jane Seymour.
A pesar de ser
ofensiva para las feminazis de entonces y de hoy, La Novias traía
mensajes sociales importantes sobre todo en el terreno racial. En “Un judío
llamado Sullivan”, Rachel Miller una Novia con conocimientos de enfermería
revela que es judía. Esto provoca una ola de racismo de parte de…¡Las Novias!
Rachel quiere marcharse porque no cree encontrar un esposo judío en Seattle.
Los Bolt se lo encuentran. Entonces otras “novias” quieren marcharse porque no
soportan compartir espacio con una pareja judía. En un discurso humillante y
ofensivo (pero efectivo) Jason convence a la cabecilla de las racistas de
quedarse.
Para mí fue un
episodio trascendental. Había pasado poco tiempo desde que mi madre nos había
dejado caer una bomba a mi hermano y a mi anunciándonos que éramos judíos. Andábamos
buscando información(en un Chile
entonces homogéneamente católico) que nos ayudará a construir una identidad. Las
Novias nos ofreció un curso acelerado en religión y cultura judía: desde el
vino kosher hasta rituales matrimoniales como el Mikvah.
Otro episodio
importante en la contribución social de Here Comes the Brides fue “Marriage
Chinese Style”. En Tacoma, Jeremy Bolt rescata a una chinita a la que quieren
vender a un burdel. La jovencita entonces dice que le pertenece al menor de los
Bolt y lo sigue hasta Seattle, lo que
causa conflicto con Candy, novia de Jeremy.
Es el menor de los problemas. Toy Quand ha venido a America a casarse. Su novio
es miembro de la infame y letal sociedad de los Tongs, adema lo interpreta nada menos que la leyenda
de la artes marciales, Bruce Lee.
En su primera
temporada, Las Novias tuvo un buen rating, y muchas fans entre el
auditorio adolescente. La razón eran los guapos actores que la protagonizaban.
A las jovencitas les gustaban los enredos románticos de Las Novias ( y su vestuario),
pero babeaban por Robert Brown y David Soul (años antes de Starsky y Hutch)
que daban vida a Jason y Joshua Bolt respectivamente.
Sin embargo, la
gran estrella que emergíó de la serie fue Bobby Sherman. Antes de iniciar las
filmaciones, ya se estaba abriendo camino en el mundo de la música. Here
Comes the Brides no solo ayudó a catapultar su carrera de cantante, lo convirtió
en todo un Teen Idol. Su personaje, bajito, tímido, pero dotado de un compás
moral más grande que el de sus hermanos, lo hacían identificable para muchos en
su audiencia. Además, tenía una
característica que hoy lo haría diverso. Sufría de un trastorno de lenguaje. En
lenguaje llano, era tartamudo. La serie, en vez de burlarse, intentaba explicar las causas de esa
tartamudez, lo que la hace una precursora en lo de la inclusividad de
minusválidos.
Con todo este
atractivo bagaje, Here Comes the Brides no tardó en anunciar una segunda
temporada, pero en esta se cometieron varios errores. Se le bajó el tono jocoso
y comenzó a ser más seria y más dramática. Le metieron subtramas que se
alejaban de las Novias volviéndose una serie de vaqueros cualquiera, en un
momento en que el género estaba en decadencia. Más encima, la cambiaron de
horario poniéndola en el fatídico espacio del viernes por la noche. La serie no
fue renovada.
Experimentos
Fracasados
Conscientes de su
error, los de la ABC iniciaron la siguiente década con una comedia del Oeste.
Inspirada en el éxito de Butch Cassidy and the Sundance Kid, Alias Smith and
Jones trataba sobre una famosa pareja de asaltantes de banco, Hannibal Hayes y Kid Curry, que deseaban regenerarse. Para eso adoptaban
una nueva identidad, pero el no alejarse de su milieu hacia que muchos reconociesen
a quienes intentaban ocultarse bajo los humiles apellidos “Smith” y “Jones”.
El argumento alternaba
entre el dúo esquivando a cazadores de recompensas, y el intentar hacer el bien protegiendo
inocentes de bandidos irredimibles. Para darle el toque femenino ingresaron a
una antigua socia de la pareja. Esta bandolera era interpretada por Sally Field.
todavía no una estrella de Hollywood, pero conocida por comedias como Gidget
y La Novicia Voladora.
El público compró
ese coctel, la serie tuvo buenos ratings y se encargó una segunda temporada.
Ahí ocurrió el desastre. Peter Duel, quien interpretaba a Hannibal Hayes, falleció. Aunque se intentó poner otro actor como
Smith, no consiguió convencer a la teleaudiencia y Alias Smith and Jones
fue cancelada.
No todas las
comedias del Oeste funcionaban. En 1971, James Garner protagonizó Nichols. Descendiente
de los fundadores de un pueblito homónimo, el Sherif Nichols estaba ahora a
cargo de protegerlo. A pesar de los esfuerzos cómicos de Garner, apoyado por Margot
Kidder y Stuart Margolin, Nichols tuvo una vida corta.
James Garner ha
dicho que ha sido su serie favorita, pero
el escaso éxito de Nichols puede adjudicarse a que tenía lugar en 1912
en un Oeste sin indios ni grandes forajidos. Debieron aprender de Bearcats,
protagonizada por Rod Taylor y Dennis Cole. El situarla en los años de la
Revolución Mexicana y poner a los agentes secretos en los lomos de un automóvil
no ayudó a que esa serie de la NBC durase más allá del piloto.
Los productores
de televisión y las cadenas se enfrentaban a una dura realidad: el Western ya
no enganchaba al público. lo IN eran las series policiales. Uno de los
programas más vistos en la televisión estadounidense (y el favorito de mi padre)
era la NBC Mystery Movie en la cual rotaban series hoy legendarias como Columbo
y MacMillan y Esposa.
Aprovechando el
éxito de la antología, en 1974 le embutieron un huésped . Aunque Hec Ramsey
estuviese protagonizada por Richard Boone, quien se había hecho famoso por su Western
psicológico Have Gun, Will Travel, el Sheriff Ramsey colgó sus pistolas después
de la segunda temporada.
Que el gusto por
los Westerns había cambiado lo refleja la más longeva de las series de la NBC
Mystery Movie, un primer conato de lo que hoy conocemos como neo-Western. Inspirada
en el filme de Clint Eastwood, Coogan’s
Bluff, McLeod describía como un sheriff de un pueblo de Nuevo México encontraba
su nuevo hogar entre los rascacielos neoyorquinos de Los 70. Se volvió una
imagen icónica la de Dennis Weaver cabalgando por las calles de Manhattan, lo
que haría entre 1970 hasta 1977.
Eso no quiere
decir que el neo-Western estuviese triunfando en la televisión. Lo atestigua el
fracaso de Cade’s County que aun teniendo una figura famosa de Hollywood
como Glenn Ford en el papel principal cerró sus puertas tras solo una
temporada. A nadie le interesaron las aventuras de un sheriff moderno de Arizona
y el neo-Western tendría que esperar a los 80 donde se fusionaría con la soap-opera
para crear el mega éxito de Dallas.
Cuando el Kung
Fu se Puso de Moda
El ultimo experimento
del Western— y el más memorable— llegaría en 1972. Aunque en Las 7 Caras del
Dr. Lao, Disney había tenido un protagonista chino en el Oeste, a nadie se
le hubiera ocurrido que una serie cuyo héroe era un monje Shaolin, experto en artes marciales , se convirtiese en
la más vista de los Estados Unidos.
Kwang Chang Caine
era un niño eurasiático criado en un milenario monasterio de la China.
Fallecidos sus padres, el pequeño es entrenado en el secreto arte del Kung Fu ,
un tipo de arte marcial, pero también en filosofías taoístas que le enseñan a
usar ese don solo como último recurso, como una forma de autodefensa y para
defender a los más vulnerables.
La infancia y
adolescencia de Caine nos eran presentadas vía flashbacks que interrumpían cada
episodio para explicarnos los motivos de acción del protagonista. Estos diálogos
filosóficos del joven con sus tutores, el invidente Maestro Po (Keye Luke), y
el severo, pero humano, Maestro Kan
(Philip Ahn) eran parte del encanto de la serie. Sobre todo, en una época en
que las religiones orientales habían sido adoptadas por los hippies y otros
grupos psicodélicos.
La serie comienza
con Caine cruzando el Pacifico con un precio en su cabeza. Tras haber matado a
un pariente del emperador que a su vez había matado al Maestro Po, el “pequeño saltamontes” como lo apodaban sus
maestros no tenía más remedio que huir de la China. Se embarcaba a California
en busca de su familia blanca. Esta búsqueda por el Far West comprendía el
argumento de Kung Fu.
La serie gustó
tanto que ya para la segunda temporada se había convertido en el programa más
visto de la Unión Americana. Se habían matado dos pájaros de un tiro: la serie mantenía
vigente el Lejano Oeste y provocaba un interés masivo en las artes marciales
del Lejano Oriente. Se abrieron academias de Kung Fu y ese estilo de lucha
libre llegó hasta la música. Y no nos olvidemos de los sketch comicos de Los Polivoces.
Ese fue un gran
logro de la serie, integrar un aspecto de la cultura china al pop culture
estadounidense. Otra virtud de Kung Fu fue darle empleo a cuanto actor
asiático anduviera cerca. Mucho se ha criticado que un caucásico como David
Carradine interpretase al monje nómada. Lo cierto es que por tres temporadas
Kung Fu fungió de agencia de empleos para actores asiáticos del viejo
Hollywood comoBenson Fong, Richard Loo,
Victor Sen Young, , James Shigeta, Mako, France Nuyen y Pat Morita.
También fue un
espacio para cameos de grandes luminarias como Patricia Neal y Rhonda Fleming,
y un trampolín para futuras estrellas como Harrison Ford y Jodie Foster. Sin
mencionar que fue un show para talento latino como el de Bárbara Luna, Roxanna
de Soto, Gilbert Roland, y Alejandro Rey. Si hasta José Feliciano y El Indio Fernández
aparecieron en algunos episodios.
Una anécdota es
que en un episodio veíamos a una niña euroasiática que postulaba al monasterio
del Maestro Po. Era interpretada por Barbara Hershey que, en la vida real, era madre de un hijo de David Carradine. El
romance Carradine-Hershey acabó durante la serie cuando el Pequeño Saltamontes
se involucró con Season Hubley a la que también conoció en el set.
Hoy Kung Fu
es una serie de culto,, pero lo que muchos no saben es porque solo duró tres
temporadas. En su día, corrieron muchos rumores todos centrados en un hecho: el
protagonista no quería seguir. Se dijo entonces que había recibido amenazas de
las fuentes de su conocimiento del Kung Fu que lo acusaban de revelar secretos relacionados
con el arte marcial.
La verdadera
razón es un poco más triste y sórdida. Los productores de Kung Fu
intentaron crearle una imagen a David Carradine desde su sitial de “nene de
Hollywood”, hijo del famoso actor de carácter, John Carradine. El que David hubiese crecido
en una familia totalmente disfuncional no era importante, puesto que no impidió que los Carradine en
masa participasen en Kung Fu.
Por otro lado, se habló del intérprete de Caine como alguien
que despreciaba el estilo de vida hollywoodense, que llevaba una vida apartada
cercana a la naturaleza en una casita en la playa, de acorde a la máximas taoístas. Aunque es
cierto que Carradine había llevado una vida interesante, tanto en el ejército y
como un seguidor del movimiento beatnik, antes de llegar a la serie ya traía un
prontuario policial.
En 1972 se publicitó
mucho un incidente chocante que destruyo la imagen “sana “del protagonista de Kung
Fu. Bajo efecto del peyote, David había salido desnudo de su casa en Laurel
Canyon Después de haber saltado la barda del vecino, había roto un vidrio y
entrado en casa ajena. Tras tumbar varios muebles y dejar una poza de sangre
(se había cortado el brazo con los cristales) había regresado por donde venido.
La policía siguió
el rastro de sangre y arrestó al actor, pero el juez, luego de determinar que no habían ocurrido ni
robo ni grandes daños, dejó a Carradine
en libertad, exigiendo solamente una
gran multa. El público no fue tan comprensivo. Aun en épocas pre-Internet, hubo
un proceso de reproche y semi cancelación que afectó emocionalmente a David
Carradine y lo llevó a no querer seguir con la serie.
David Carradine
se recuperó e hizo luego una buena carrera en el cine. Su imagen de Kung Fu
ayudó a su ascenso a estatus de estrella y se le aceptaron futuros escándalos y
excentricidades hasta su trágica y bochornosa muerte en Bangkok en el 2009.
Para muchos, David Carradine será siempre el lacónico y
justiciero Caine que emite aforismos filosóficos seguidos por patadas cuando no
se le comprende. En 1992, David Carradine volvió a vagar por el Oeste en un
breve revival de la saga de Caine en Kung Fu: The Legend Continues. No
duró mucho ya que no poseía esa magia ingenua de la primera serie. Durante la
pandemia se ha hecho un Reboot . Situada en tiempos modernos, y a pesar de ser su protagonista una actriz
china bona fide, la historia de una descendiente de Caine que intenta
curar su angst adolescente con artes marciales no me ha gustado y me
alegra saber que la han cancelado. Mucho más cercana al concepto es la fabulosa
Warrior de la que hablaré más adelante.
En su época, Kung Fu demostró que se podía enseñar
la historia del Far West alejándose de violencia de machos y enfocándose más en
aspectos domésticos y perspectivas de minorías. Eso llevaría a expandir el rol
femenino en la conquista de La Frontera, enfocándose en el punto de vista de
una niña. De eso hablaré en mi próxima entrega,si D-s me da vida.
Desde pequeña que
he sido fan incondicional del género Western . He caído y recaído en el hábito
. Rehabilitarme ha sido difícil. Llevaba más de veinte años sobria de la
embriaguez del Viejo Oeste, cuando el zeitgeist me ha precipitado nuevamente en
ese agujero oscuro, primero con The English y luego con el hechizo de
las precuelas de Yellowstone. Sedienta de más, me puse a revisar lo que
me había perdido desde el fin de siglo. De paso le eché una mirada a los viejos
cuentos del Far West y a su evolución desde que naciera la televisión
comercial. Este examen de un género que representa lo más neto del americanismo,
me ha llevado a ver como se ha diversificado en la pantalla chica. Esta es la
primera entrega de una exploración que cubre casi medio siglo de lo que mi
padre llamaba “Los Occidentales” en la televisión.
El Oeste y La
Identidad Americana
Razón tienen
historiadores, antropólogos y hasta
críticos de cine para decir que la conquista y exploración del Oeste de los Estados
Unidos fabricó la identidad nacional de los habitantes de la Unión Americana. En
manos de la cultura popular llegó a ser la mitología del país, aún más que otras
fuentes de leyenda como la cultura puritana de la Nueva Inglaterra o las nostalgias
confederadas del Viejo Sur. Es en la literatura, luego cine y finalmente televisión, donde se forjan cualidades natas del
estadunidense: el individualismo, la autonomía, y por supuesto la fe en el
famoso Manifest Destiny, la certeza de que es una obligación moral del
hombre blanco expandir el territorio, llevar progreso a áreas salvajes y
civilizar a los “salvajes”
Aunque ahora ese
concepto nos parezca reprobable, fue el Destino Manifiesto lo que empujó al gobierno
a enviar al ejército a combatir a los que hoy llamamos los Primeros Americanos.
Fue también lo que empujó un ejército de millares de civiles a buscar fortuna en
nuevos territorios.En el Este de la
nación y en zonas urbanas, alejadas de
ese mundo primitivo, nació un tipo de
literatura de bolsillo (Dime Novels) queconvertía en héroes a los hombres que se internaban en espacios
indómitos precisamente para domarlos.
Así se mitificaba
a personajes como el General Custer, a Buffalo Bill, a los que intentaban poner
ley donde no existía como Wyatt Earp y sus hermanos, que a rato eran más bandoleros que los desperados
que combatían. Fue esta literatura la que estimuló a más de un joven a vivir
sus propias aventuras en el Oeste . Go West Young Man! era una expresión
que se usaba para quien se sentía confinado en la monotonía de la civilización
o para el que no tenía futuro en ella.
De la Pulp Fiction
el Western pasaría a ser literatura de género. Aunque Mark Twain, O ‘Henry , Stephen Crane y otras luminarias de las letra
americanas decimonónicas habían escrito relatos sobre la vida en La Frontera
(un eufemismo para el Far West) fue el siglo XX el que vio un auge del género “vaquero”
gracias a nombres como Zane Grey, Louis L’Amour, Conrad Richter, Niven Busch, y a fines de siglo, Larry McMurtry,
autor de Lonesome Dove.
Las Películas del
Oeste han sido parte del cine desde su nacimiento., Édison produjo cortos sobre
La Frontera aun en el Siglo XIX, y El Robo del Tren es un cásico de
1903. Sin embargo, la Era Dorada del Western inicia en el 1939 con La
Diligencia que también es el principio de la mancuerna John Ford-John Wayne,
dos iconos de la mitología del Far West.
Son sus filmes los que crean estereotipos como el vaquero idealista, el bandido generoso, la prostituta con corazón de oro, y la mujer
vulnerable, pero que llegado el momento
sabe ponerse a la altura del héroe. Son las películas de Ford las primeras en
hacer uso del paisaje y de retratar a los indios como seres complejos y no
meros villanos acartonados.
Es esta mitología
la que llega a la televisión en la década de Los 50. Hay dos características
que llaman la atención de esos Westerns seminales: su proliferación, se hacían
series nuevas anuales; y como se busca
homenajear en ellos a toda leyenda del Far West.
La Televisión
Marcha Rumbo al Oeste
Tal como Los 50 serían
La Era Dorada del Western en el cine, lo serían también en la televisión. Se
hicieron entre 1949 y 1959 más series de cowboys que de ningún otro género. Un trend
que continuó en la década posterior. Entre 1960 y 1970 se hicieron 64 series
sobre el Lejano Oeste . Si bien muchas duraban una temporada, otras durarían décadas como Gunsmoke
que nació en versión televisiva en 1955 y cerró filmación en 1975, convirtiéndose— hasta este siglo— en el
show más longevo de la televisión estadounidense.
Elenco de La Ley del Revolver
Gunsmoke (La
ley del revolver), que retrataba los quehaceres de Mat Dillon
(James Arness), un ficticio Marshall de La Frontera, había nacido en la radio como otros Westerns
de la época incluyendo El Llanero Solitario y Hopalong Cassidy que, de serial radial y películas ‘B”, abriera la
era del Western televisivo en 1949. Este tipo de programa se dirigía a
diferentes audiencias . Había desde dramatizados como Tales of the Wells
Fargo o Death Valley Days a programas infantiles como las sagas de
caballos Mi Amiga Flicka y Furia y una del famoso perro mascota
de La Caballería, Rin-Tin-Tin. Hubo hasta caricaturas como Tiro Loco McGraw
y su alter ego El Kabong (el Kabazorro en castellano).
Los productores
buscaban revivir en pantalla chica la gloria de la epopeya del Lejano Oeste y
para eso se apoyaban en algún tipo de biopia de personajes legendarios fuesen exploradores
como Daniel Boone, Davy Crockett, y Kit Carson o servidores de la ley como Wyatt
Earp y Bat Masterson, sin olvidar a nombres míticos del Far West como Buffalo
Bill, Bill Hicock y hasta un Western para mujeres centrado en la famosa
tiradora Annie Oakley.
Hasta las grandes aventureras como Lola Montes
tuvieron entrada en estas crónicas. Lola Montes entró al imaginario de los fans
de las series de cowboys gracias a dramatizados como Death Valley Days.
Su “discípula” Lotta Crabtree apareció
en dos episodios de Bonanza. También se le dio espacio a celebres visitantes
como Oscar Wilde que tuvo su encuentro con Paladínel protagonista de Have Gun Will Travel.
Inclusive la famosa soprano sueca Jenni Lind aceptó cantar para leñadores de
Washington en Here Comes the Brides.
Aunque esos
programas eran totalmente blancos, no eran totalmente ajenos a la diversidad
racial del territorio abarcado. En 1957, Guy Madison se puso el antifaz del
Zorro y luchó por la verdad y la justicia en la California donde se hablaba español
y donde los Anglos todavía no tenían preponderancia. Walt Disney—que no
andaba de diverso por moda como sus herederos— creó el primer seriado
latino con su hoy olvidada Las 9 Vidas de Elfego Baca que describía las
aventuras de un famoso guardián de la ley de origen totalmente Tex-Mex. Aunque
era interpretado por un anglo, Baca se hizo tan popular que los estudios Disney
lo llevaron a la pantalla grande..
De la pantalla grande
muchos actores estaban llegando al Viejo Oeste televisivo. Algunos porque
encontraban mayor aceptación que en Hollywood como ocurría con Richard Boone en
Have Gun Will Travel y en los 70 con Hec Ramsey. Otros hallarían
en los Western un trampolín a la fama como Steve McQueen en Wanted Dead or
Alive y un tal Clint Eastwood en Rawhide.
Sin embargo, el Western
televisivo seria otra oportunidad para grandes luminarias de Hollywood, algunas
ya reconocidas por su carrera en películas de vaqueros como Joel McCrea que
protagonizó en 1957, Wichita Trail.
Dick Powell, famoso por musicales,
reanudó su carrera en la pantalla chica siendo el anfitrión de la serie de
dramatizados The Zane Gray Theater, e incluso Henry Fonda tuvo su
paseíto por el Oeste con The Deputy. Hasta de Inglaterra llegó Sir John
Mills para protagonizar Dundee and the Culhane.
Muchas de estas
series pioneras han pasado al olvido (aunque se las puede hallar en Tubi), pero
tres destacan. Uno de los actores que alternaba entre Hollywood y los estudios
de televisión era James Garner y más gente lo conocía por su retrato de un jugador
profesional—personaje arquetipo en leyendas del del Oeste— que por sus filmes.
Garner comenzó a dar vida a Bret Maverick
encantador, mujeriego y un as del póker, en 1957. Llegó como compañía de Jack Webb que
interpretaba a Bart su hermano mayor, más sereno y reposado, pero igualmente diestro
con las cartas. Tiempo después ingresaron a un tercer pariente, un primo
inglés, Beau Maverick, encarnado por Sir Roger Moore que se había hecho famoso
en la televisión estadounidense por ser Simón Templar en El Santo.
Los Cartwright
de la Ponderosa
Maverick duraría casi siete años. Más legendaria— y casi
tan longeva como Gunsmoke— fue Bonanza que debutó en 1959 en
la NBC. La historia de la familia Cartwright en su rancho La Ponderosa en medio
de la Nevada de 1860s , se ha convertido en un referente del Oeste, real y ficticio, para sus innumerables fans que todavía pueden
verla en muchas partes del mundo.
Aunque yo siempre
he sido devota de La Familia Cartwright y enamorada de Michael Landon (alav-ha-shalom)
que dio vida al Pequeño Joe , siempre resentí la falta de personajes femeninos
importantes. Esta ausencia era una característica de las series de cowboys. Los protagonistas eran o
mujeriegos (Los Cartwright, Los Maverick) o lobos solitarios ( Richard Boone en
Have Gun Will Travel, James Arness en Gunsmoke). L os personajes
femeninos eran accidentales aparecían como complemento de una historia o como amoríos
pasajeros de los protagonistas. Ningún show hacia esto tan evidente como Bonanza.
La mayor
característica de Bonanza era la ausencia de mujeres en la Ponderosa.
Hasta la comida la preparaba un cocinero chino, Hop Sing. Ben Cartwright había
estado casado tres veces y tenía hijos de cada una de sus difuntas esposas. Eso
no les impedía a él y a su prole sostener intensos romances que solo duraban un
episodio. Un factor que continuaría por los 14 años en los que la serie estuvo
al aire.
Bonanza fue un
mega-exito y hoy es una serie de culto y gran icono de la historia del Western televisivo.
Sin embargo, a final de Los 60, los cambios sociales estaban exigiendo más
colaboración femenina en las series, aun
las de vaqueros. Conscientes de ello, en septiembre de 1965, la ABC presentaba Big
Valley (Valle de Pasiones) y dos años más tarde nos abría las
puertas el Gran Chaparral (NBC).
La Diversidad
de Bonanza
Para 1970,
teníamos mi hermano y yo permiso para ver televisión-los días de semana-hasta
las diez de la noche así que nos familiarizamos con estas seriales “de
grandes”. Entonces noté tres vínculos en común y que las separaban de otros
relatos del Far West a los que estabamos acostumbrados. En vez de cifrarse en
individuos o valerosas familias pioneras camino al Oeste, se centraba en
familias ya asentadas y en sus ranchos. En vez de dedicarse a exaltar la lucha
de un hombre para prevalecer por sobre otros machos de su especie, ahora había
un enfoque en los miembros femeninos de una familia. A través de su perspectiva,
teníamos una visión diferente de la
conquista del Oeste.
Debemos agregar a
estos cambios otros en los que influían preocupaciones contemporáneas . Así comenzábamos
a entender que los indios no eran todos malos y que la construcción de una
sociedad en tierra silvestres no había sido solo un esfuerzo blanco. Además, había
un repaso semi revisionista por La Guerra de Secesión y su impacto en la
sociedad del Lejano Oeste. Vale recordar que el final de la década Sesentera encontró
a los estadounidenses involucrados en Vietnam, un conflicto que los tenía
perplejos a la par que cobraba la vida de sus seres queridos.
Desde el comienzo,
Bonanza destacó por su visión objetiva y justa de los pueblos nativos. A
pesar de que Ben Cartwright había perdido una esposa por una flecha Comanche,
ni él y sus hijos tenían prejuicios y mucha veces sirvieron de árbitros entre
indios y sus racistas vecinos. La serie también tocaba el tema de otras etnias
despreciada como los chinos y los afroamericanos y fue una de las primerasen incluir personajes judíos (tanto Ben como
Little Joe eran interpretados por actores judíos).
Albert y El Pequeño Joe
A comienzos de la
serie, Hoss hace amistad con Albert , un
joven genio que acabada la educación primaria quiere postular a la Academia Naval
de Annapolis. Su sueño es obstaculizado por un maestro que tiene prejuicios en
contra de los judíos. Albert logra su objetivo gracias a la intervención Cartwright
y así llega a convertirse en Albert MIchaelson , ganador del Premio Nobel de Física.
En ese episodio, Albert es definido como “un Israelita”, pero en otro más
moderno, el personaje de Rebeca Kauffman con quien Adam quiere casarse es
descrita como” judía”, tal como su padre que se opone al matrimonio, es
definido como “un judío ortodoxo”.
Aaron no quería que Rebecca fuese una Cartwright
El tema de la
Guerra Civil también jugó parte en una serie que tuvo la particularidad de
iniciar la trama durante el conflicto. En ese entonces, Nevada no era todavía estado
y un episodio de 1964 tiene a Joe apoyando a un senador que quiere integrar a Nevada
a la Unión Americana. Sucede que el senador secretamente busca atraer a Nevada
a los Estados Confederados lo que no molesta a Little Joe, pero si a su padre, lo que los lleva a reñir entre ellos.
En otras
temporadas el fantasma de la Guerra Civil sigue rebotando en los argumentos. En
una ocasión Los Cartwright vuelven a enfrentarse a un dilema cuando dan refugio
a un amigo de la familia que descubren dirigió un campo de prisioneros Yanquis,
tipo Andersonville.
En uno de los
episodios más fuertes, Richard Thomas (antes
de convertirse en John-Boy Walton) interpretó a un joven veterano afectados por
un trauma bélico, que le provoca ataques temporales. En uno de ellos descarga su
violencia contra una jovencita a la que golpea y viola. Ese episodio sirvió
para dar una lección sobre los horrores de la guerra y como repercuten en la
psiquis de los soldados y fue un texto de lo que sentían muchos televidentes fuesen
veteranos de “Nam” o parientes de uno de ellos.
Sin embargo, uno
de mis episodios favoritos (“Ä Place to Hide”) concierne a un coronel confederado que ha estado
en México y que ha regresado a Estados Unidos a reunirse con su familia y a
entregarse a las autoridades de un gobierno contra el que luchó. El oficial es
tratado por la trama con un respeto que incluso alcanza a los soldados que los
sirvieron (lo que hoy se vería como un dejo de admiración por la Causa
Confederada).
La Mujeres
Barkley
Valle de Pasiones nunca sufrió de esa dualidad. Todos los
hijos de Tom Barkley (hasta el bastardo Heath) pelearon por el Norte. Desde un
comienzo se sabe que los Barkley han sido abolicionistas y que contratan tanto a
cowboys de color como que dejan el manejo de su casa en manos de Silas que en un
episodio revela su triste pasado de esclavo (no de Los Barkley). En otro
episodio, descubrimos que Jared el hijo mayor,
comandó un batallón de soldados negros que han venido al Oeste ahora como los
afamados “Buffalo Sodiers”.
Yaphet Kotto como un Soldado Bufalo
Los Barkley no
solo son abolicionistas también abren sus puertas a gente de todos los colores
y razas. Los vemos alternar con indios, defender chinos, socorrer a un pionero
judío (interpretado por el comediante Milton Berle) y en una ocasión Nick tiene
un romance con una gitana y viaja con una caravana romaní disfrazado de uno de
ellos. Una experiencia que lo libera de sus prejuicios contra los Roma.
Sin embargo, el
gran giro que BIg Valley dio al Western televisivo fue el protagonismo
de sus mujeres. La serie giraba en torno de una familia tal como Bonanza,
de cuatro hermanos—cinco a partir del primer episodio—pero
con algunas diferencias. Entre los cuatro hijos legítimos de Tom Barkley, había
una hembra, algo inconcebible en el
universo de los cuentos de vaqueros. A diferencia de otros personajes femeninos
que en las series no pasaban de ser elementos de decoración, Audra Barkley tenía
una personalidad definida y no solo por la gran belleza de su interprete,
aunque hay que reconocer que Linda Evans explotaba la sensualidad de su personaje
vistiéndola con escotes y jeans ultra ceñidos.
Sin embargo,
Audra ocupaba el mimo sitial que sus hermanos. Quien estaba por encima de todos
los Barkley era la matriarca, Victoria. Barbara Stanwyck fue una de esas
luminarias de Hollywood que se reinventó en el Western televisivo, pero al
hacerlo cambió as reglas. Hasta Gran Chaparral en 1967, Victoria Barkley
fue el epitome de la dama del Far West que sabia aportar refinamiento al rudo
mundo de los vaqueros, pero también podía empuñar un azadón o un rifle.
A las Barkley no se les negaba el derecho de portar armas
En Bonanza,
la Ponderosa era una cabaña grande hecha de leños y diseñada por Adam
Cartwright que era arquitecto. En Big Valley, el Rancho Barkley era una estructura sólida y
grande con columnas griegas que recordaba a la Tara de Lo que el viento se
llevó. Ver a Victoria perfectamente peinada arrastrar sus largas faldas por
escalinatas y salones de esa mansión representaba un Oeste glamoroso casi inesperado
en el género.
Aun así, Victoria
no se cansaba de recordarles a sus hijos y amigos que ella y su esposo habían
llegado al Valle de San Joaquín como pobres pioneros. El Matrimonio Barkley había
alzado su casa desde los cimientos tal como había elevado a los suyos a un
rango de gran familia californiana que dictaba leyes, recibía senadores y altos
oficiales del ejército, y representaba a
la aristocracia lugareña.
El Rancho Barkley
No se quedaba ahí
Victoria que era multifacética. Tal como su hija, a veces dejaba atrás su traje de montar con
falda pantalón y enfundaba jeans ajustados que más parecían diseñados por Jordache
que la prenda de trabajo inventada por Levy Strauss. La serie buscaba explotar
la belleza de Ms. Stanwyck y combinar en ella su imagen de diosa madre sin
dejar de ser mujer. Victoria es quien da la bienvenida a su familia al bastardo
de su difunto esposo, pero también es la que investiga como llegó él a ser concebido
ya que no puede olvidar que Heath—a quien ha llegado a querer— es la
encarnación de la infidelidad de su gran amor.
Victoria Barkley
es un personaje de armas tomar que tanto atiende el parto de una indígena
cuando ambas están atrapadas en una caverna, como mata a su ahijado que intenta violar a Audra.
Lo más importante en esa década de liberación femenina, es que Victoria no solo
maneja un rancho, también colabora en
obras sociales con las misiones católicas que todavía residían en California y
hasta se da el tiempo de infiltrarse en una cárcel de mujeres para exponer las
malas condiciones del recinto.
Victoria
Montoya Cannon: La Reina Latina de Arizona
Creíamos que
Victoria Barkley era la más badass del Oeste, cuando en 1967 llegó su tocaya, Victoria
Montoya Cannon. No voy a repetir lo que dije en mi semblanza de Linda Cristal. Nada más remachar que High Chaparral fue
una de las pocas series en enfatizar el rol hispano parlante del Far West. En Bonanza
y Big Valley aparecían esporádicamente personajes mexicanos: pioneros,
algún refugiado perseguido por Porfirio Diaz, y hasta Joaquín Murrieta., pero Gran
Chaparral nos daba otra visión. Nos recordaba de cuando el Suroeste hablaba
español.
Don Sebastián
Montoya era un riquísimo hacendado del sur de Arizona cuya familia había vivido
en la región por más de cien años. Los Cannon habían llegado como pioneros a Tucson
a fines de los 1860. La esposa de John Cannon había muerto asesinada por los
indios, el rancho que habían levantado los Cannon era una estructura de adobe
típica de la zona, ni comparada al
palacete de los Montoya.
Para no perder
parte de sus tierras, reclamadas por los Anglos , Don Sebastián Montoya casaba a
John con su hija. Lo que comenzó siendo un matrimonio de conveniencia terminó siendo
un matrimonio de amor. Sin embargo, Victoria nunca dejaba de recordarnos que
era una dama de alcurnia, educada,
poliglota, viajada, y que había estado
comprometida con un lord inglés.
Gran Chaparral no solo nos ofreció un retrato de una
mujer latina en el Oeste. Fue la primera serie en integrar actores latinos en
roles importantes y secundarios. Alejandro Rey y Fernando Lamas hicieron
apariciones especiales en la primera temporada y Ricardo Montalbán apareció dos
veces, una como bandido y otra como
sacerdote.
Sin embargo, lo
que distingue a la serie en la historia de los latinos en la televisión
estadounidense, es que la protagonista femenina era argentina y Henry Darrow, quien daba vida a su hermano Manolito, era en
realidad el Newyorican Enrique Delgado. No se detenía ahí la diversidad de esta
serie que duró cinco temporadas.
Manuelito y Victoria Montoya
Hace algunos años
descubrí que Frank Silvera, quien interpretó
a Don Sebastián Montoya, era jamaiquino,
mixto, y uno de los primeros actores de raza negra en tener un rol recurrente
en una serie de televisión (a fines de los 60 solo Bill Cosby y Diahann Carroll
tenían protagónicos televisivos). Ahora vengo a enterarme que el Silvera, un
conocido apellido sefardita, se debe a
que el padre del actor era un judío de origen portugués. Aunque entonces la
diversidad no era obligatoria, High Chaparral pasó a ser considerada una
de las series más inclusivas de su é[oca.
Don Sebastián Montoya
¿Como reaccionaba
el público americano a estos relatos tan variados del género? Hora es de mirar
ratings. En 1957 Gunsmoke era la serie más vista en la Unión Americana,
puesto que ocuparía hasta 1961 en que fue reemplazada por El Camino a Oregón(Wagon Train) . En 1957, siete de las diez más vistas en USA eran
ocupadas porseries de vaqueros. En 1963,
Bonanza escaló hasta el segundo
lugar de la lista, para llegar al primero en 1963 y quedarse ahí hasta 1967.
Sin embargo, siguió siendo uno de los cinco programas más vistos hasta 1969,
año en que compartió ese honor con Gunsmoke que tuvo su renacimiento a
fines de Los 60.
Gran Chaparral y Valle de Pasiones cambiaron el rostro
del Western televisivo, pero no fueron las únicas. A fines de Los 60, coincidiendo con una ola de cambios
socioculturales en Estados Unidos, el Far West tuvo representantes muy curiosos
en las series de televisión. De eso hablaremos en mi próxima entrega.
Voy a dar una
bibliografía muy básica. Son demasiados libros y artículos que he leído desde
que tengo uso de razón sobre el tema de la conquista y exploración del Far
West, pero esto es un principio.
Beck, Warren Historical Atlas of the West. OUP, 1992
McLaughlin, Dennis: Wild and Wooly, An Encyclopedia of
the Wild West. Barnes &Noble, 1996
Treuer, Anton. Atlas of Indian Nations. National
Geographic, 2014
Viola, Herman J: Exploring the West. Harry N. Abrams.
1988
Wheeler, Keith Time-Life Books: The Old West Series.
1965