Aunque tenga
lugar en una humilde posada de pueblo, “Hotel Almirante” es un respetable
representante de un tipo de serie de época que ha capturado la imaginación
popular desde el cine de Hollywood hasta la exitosa producción española que Bambú
nos trajera hace unos años. Pero también este relato de secretos familiares y
misterioso suicidio es un ejemplo de la ficción gallega televisiva actual.
Parte del
separatismo en España, ha sido la creación de cine y televisión autóctonos.
Galicia no ha sido la excepción. Sus series han ganado mucho público desde el
éxito de “Fariña”, la saga del narcotráfico. Netflix se ha puesto en la fila de
productores interesados en filmar en tierras gallegas y así en pandemia pudimos
ver series de suspenso como “El desorden que dejas” y la noir gallega “El sabor
de las margaritas”.
Para los efectos
de este blog son las series de época las importantes y de eso hay poco. Solo
podemos contar en términos de cine, a la insólita “Lobos Sucios” que combina el
realismo mágico celta con un escenario de la guerra mundial que abarca
prisioneros republicanos, nazis en pos del wolframio, y rescatistas gallegas
(inspiradas en la epopeya real de las hermanas Bouza que ayudaron a cientos de
judíos a cruzar hasta Portugal). Si les interesa, está gratis en el sitio de
RTVE y en Tubi.
De series solo
tenemos “Dalia, la modista” la historia de una costurera quien viaja a la zona
rural gallega a buscar respuestas sobre su familia y su pasado.Aunque “Hotel Almirante” trata también de
secretos familiares es más compleja ya que abarca un misterio policial a la vez
que nos presenta al pueblo de Ribanova en 1948 que recuerda al mundo creado por
Torrente Ballester en Los gozos y las sombras con sus aristocráticos
churruchaos quienes todavía tienen voz y poder sobre la población.
Basada en la novela
de Marta Rivera de la Cruz, narra la historia de Las Leal, las dueñas del Hotel
Almirante, una bella mansión conducida como las mejores de la hotelería por Rosalía
Leal (Ana Turpin de “Amar en Tiempos Revueltos”) a quien sus parientas enviaron
a estudiar a La Coruña para manejar el negocio familiar.Aun de buen ver, Lía ha
dedicado su juventud al Almirante. Bajo su aspecto serio y vestuario severo
oculta el recuerdo de su sacrificio, el haber roto su compromiso con su maestro
de economía doméstica. Un sacrificio que no ha recibido recompensa.
Como Candela, su madre, y su Tía Rosa, Lía ve
que el hotel no puede reemplazar una vida sin amor. Candela vive amargada por
el estigma de ser madre soltera y la nostalgia por el hombre que amó y la abandonó.
El caso de Rosa, una magnifica cocinera, es diferente. Casada con Cándido
Aldao, hijo de la familia más importante del pueblo, heredó de su marido el caserón
que hoy es el Hotel Almirante. A pesar de los esfuerzos de su cuñado German,
Rosa nunca ha cedido la propiedad a sus parientes políticos que no contentos
con repudiar su enlace quisieron despojarla de su herencia.
Para Las Leal es
un punto de honor, entonces, mantener el hotel abierto y funcionando, pero el
establecimiento no les aporta ganancias ya que Ribanova no es un foco turístico
Es solo un pueblito donde no pasa nada. Hasta el día en que pasa algo…
Una misteriosa y
elegante dama llega inesperadamente a alojarse en el Almirante. Al día
siguiente encuentran su cadáver. Se ha suicidado. Lo extraordinario del caso es
que la víctima— que responde al nombre de Cristina San Juan— no ha
dejado carta en el cuarto, sino que la han enviado al periódico de pueblo. En ella
detalla las razones de su suicidio adjudicándolas a un romance desdichado con
Javier Aldao.
El solo nombre
alborota al pueblo. Javier es la oveja negra de la familia. Hijo único de Germán
y Maria Luisa, peleó en el bando republicano durante la Guerra Civil. Por ese
motivo, German lleva una década sin dirigirle la palabra y le ha prohibido a su
esposa que se comunique con su hijo que reside en La Coruña donde practica la
abogacía.
Desobedeciendo a
su esposo, Maria Luisa envía un telegrama a su hijo solicitándole que se
presente a limpiar su nombre. Algo que el abogado hace instalándose en el Hotel
Almirante. Esto provoca incomodidad en Lía quien lo considera un mal hombre que
provoca suicidios. En cambio, Candela, teme que la llegada de Javier haga
resurgir la obsesión de German de quedarse con el hotel. La única contenta es
la tía Rosa que ve a Javier como su sobrino.
En lo que respecta
a la investigación policial, Javier tampoco puede aportar mucho. Cristina San
Juan fue amiga de su difunta prometida, la poetisa Andrea Palacios. Nunca hubo
una relación entre el abogado y la suicida. De hecho, las atenciones y regalos
de Cristina para Andrea hicieron pensar a Javier que ella estaba enamorada de
su novia.
Aun después de
rendir declaración, Javier Aldao insiste en permanecer en el pueblo. Quiere
reconciliarse con su padre, pero tiene más éxito con las Leal, sobre todo con Rosalía.
Genarito, un aspirante a periodista, decide crear una historia alrededor de un
supuesto romance entre la hotelera y el abogado. Romance que es bendecido por
Doña María Luisa y la tía Rosa.
Sin embargo,
todavía no se llega a la solución del misterio de Cristina Sanjuan. Algo que
solo descubrimos en el capítulo final. No es Spoiler decir que demuestra como
la obsesión de una persona desequilibrada puede destruir una pareja, una
familia y hasta llegar al asesinato..
El hotel como
centro de un argumento ha existido desde que Vicky Baum (y Hollywood) abriese
las puertas el elegante Grand Hotel en el Berlín de los 20s para hacernos
conocer los amores de bailarinas fracasadas, estenógrafas ambiciosas, y aristócratas
convertidos en ladrones de guante blanco. La idea de un hotel como trasfondo de una
historia fue primordial en la obra de la escritora vienesa.
Ya afincada en
Hollywood, Baum continuaría escribiendo novelas sobre el mismo tópico. Solo que
ahora las situaría en marcos bélicos como Hotel Shanghái (convertida en
los 80 en miniserie en Alemania) que sucede dentro del marco de la guerra
sino-japonesa y la excelente Hotel Berlín llevada a la pantalla en 1945
convirtiéndose en el gran sleeper de la Warner Brothers ese año, pero no es
solo Vicky Baum la que explota la formula “Grand Hotel” en su From Scarface
to Scarlett: The films of the 1930s, Roger Dooley en su capítulo “It’s a
Small World: The Grand Hotel Formula” nos describe varios ejemplos de esa
época.
Las trama se
expande a otros centros de reunión del jet set como aeropuertos, trenes de
lujo, albergues de esquí, et. La idea es mostrar grupos de personas cuyas vidas
se entrecruzan tras atravesar las puertas de un hotel. Eso llevó a fines de los
60s a Arthur Hailey a escribir otro bestseller titulado Hotel, ya se imaginarán
el tema. Tuvo una versión fímica olvidable y una televisiva sin más éxito. ¿Se estaba
agotando la formula? No lo creo y lo
demuestra su evolución.
En este siglo hemos
ido a un humilde hotel hindú a ver amores geriátricos en “The Best Exotic Marigold
Hotel” y a sitios que una vez conocieron el esplendor como “The Grand Budapest Hotel”. Hemos tenido versiones que
abrazan otros géneros sea la parodia de monstruos “Hotel Transilvania”, o el
terror de Hitchcock en su fabricación del Motel Bates. Dame, Agatha Christie le dio el toque
siniestro a ese retrato misterioso que ha evolucionado de nombre debido a los
vaivenes de la corrección política. De 10 Negritos pasó a ser 10
Indiecitos a 10 Soldaditos, aunque en inglés también se la conoce
como And Then There were None.
Sin embargo, la
idea de usar el hotel para el género, en inglés conocido como Romantic
Suspense, con un personaje que viene en busca de su hermana y de respuestas
y el no encontrar ninguna, se inventa una identidad para infiltrarse en un
hotel y en la vida de sus dueños donde descubre amor y secretos se volvería
formula en este siglo y gracias a una producción española. En el 2011 comenzaba
a emitirse la producción de Bambú titulada “Gran Hotel”.
Tres temporadas
necesitaría Julio (Yon González) para descubrir lo ocurrido con su hermana
Cristina y esclarecer los crímenes del Asesino del Cuchillo de Oro. Tarea en la
que era asistido por Alicia Alarcón (Amaya Salamanca), hija de la dueña del
hotel y con quien sostendría Julio un complicado romance.
Rodada en el Cantábrico,
la acción tenía lugar durante la Belle Epoque lo que exigía un vestuario
y decorados lujosísimos que no le envidiaban nada a “Downton Abbey”. A pesar de
ser una historia ficticia aludía a situaciones históricas como La Guerra del 98
e incluso recibía el Gran Hotel de huéspedes a los recién casados Alfonso XIII
y su cónyuge Victoria Eugenia de Battemberg.
Vendida a un
centenar de países, “Gran Hotel” se volvió un éxito internacional. Como tal
ameritó premios y copias. En Italia nació una versión conocida como “Hotel Imperial”
que tenía lugar en el Tirol en 1905. En el 2016, Televisa la adaptó como
telenovela situándola en el México de Don Porfirio bajo el título de “El Hotel
de los Secretos”. En Egipto se hizo una versión que tenía lugar a fines de los
’40 titulada “El Secreto del Nilo” que puede verse en Netflix.
Estados Unidos y
Francia cometieron la arrogancia de situar sus copias en tiempos modernos. ¡Fracasos
totales! La fórmula Grand Hotel solo funciona en marcos de época y en espacios
no urbanos. Por eso Marta Rivera de la Cruz colocó su novela en un pueblo
gallego en la posguerra. Ayuda ese marco para examinar la arquitectura,
sociedad y modo de vida de Ribanova, al igual que para entender las riñas entre
viejas y jóvenes generaciones y la represión de mujeres solitarias..
“Hotel Almirante”
puede ser vista en los Estados Unidos vía MHz y Amazon Prime, y en America
Latina gracias al canal Eurochannel.
Un género cuya
apreciación hermana a la humanidad es el relato detectivesco. Los misterios
apasionan tanto en el Primero como en el Tercer Mundo, e incluso gustan más si ocurren
en marco de época. Ya hemos visto como la televisión inglesa, y su contraparte gala,
les han entrado a las adaptaciones de la obra de Agatha Christie, pero en a
Italia del comienzos del siglo XXI el interés lo provocaban unos policías
nacidos de la literatura policial autóctona, más uno salido de los anales
policiacos reales.
Una ironía es que
el policía ficticio siga de moda en este momento que en Estados Unidos hay un
sentimiento tan en contra de las fuerzas de la ley que hasta en el senado se
habla de abolir por completo a de policía (y de paso las cárceles, y el ejército
de yapa) y se han retirado programas tipo reality sobre el quehacer policial.
El Comisario
Montalbano
Si le preguntamos
a los Gatos Seriefilos cuál es el programa de televisión italiano más conocido
dirán sin duda que es El Comisario Montalbano. El policía siciliano ha
conquistado públicos de todos los idiomas. Salido de las páginas de la exitosa
serie de novelas de Andrea Camilleri, Salvo Montalbano, con el rostro de Luca Zingarelli,
aparecía por primera vez en la RAI en 1999, cinco años después de la
publicación de la primera novela. Gracias a que Camilleri ha seguido
escribiendo (en pandemia se publicó su ultimo misterio Riccardino) la
serie no tiene ganas de jubilarse.
Las quince
temporadas nos han permitido conocer a fondo a este poco convencional inspector
quien imparte la ley en la villa ficticia de Vigata, en la costa de Sicilia. La serie nos ha permitido saber de sus
intereses, la buena literatura y el gusto por la buena comida y sobre las
mujeres de su vida, la madre cuya muerte marcó su infancia; Adelina su
cocinera, y Livia, la genovesa, a la que Montalbano ama, pero nunca lleva al
altar,.
Aunque Montalbano
labora en el Siglo XXI, el interés por la nostalgia y la influencia de otras
series internacionales de misterio como “El Joven Wallander” y “Endeavor” (conocida
también como el Joven Morse), llevaron a la creación de” Ïl Giovane
Montalbano”. Michele Riondino interpreta a un Montalbano de 30 años que llega a
Vigata a ocuparse de la policía local y conoce a todos los personajes que formarán
su equipo en el futuro.
El joven
Montalbano es lo que hoy llamamos un drama “retro” que tiene lugar en los 80 en
una época sin celulares, sin Internet, sin redes sociales, pero el interés por
detectives del pasado ha causado la creación de ficción televisiva en eras más
pretéritas, léase el periodo fascista.
El Comisario
de Luca
En el 2008, la
RAI se interesó en las series de misterios de otro novelista. A fines de los
90, Carlo Lucarelli había publicado una trilogía que giraba en torno al inspector
Acchille De Luca (Alessandro Preziosi), un policía que operaba durante el final
del fascismo y en los primeros años de la postguerra. De Luca, a pesar de vivir
en tiempos revueltos, insiste en que no es fascista ni comunista. “Sono solo
un polizziotto”. A pesar de lo controversial de la obra, las tres novelas
alcanzaron un éxito tal que ameritaron una miniserie.
En el 2008, las
tres novelas de la trilogía (Carta Blanca, El verano turbio y Via dell’Oche)
fueron convertidas en tres capítulos de dos horas de duración cada uno. Los
libros comienzan con el Comisario Di Luca, uno de los policías más famosos de
la Italia de Mussolini, llegando a Boloña a resolver un crimen que deviene en
una lucha de poder entre fascistas recalcitrantes y los que quieren hacer
tratos con Los Aliados, ahora a las puertas de la ciudad.
El verano
turbio describe como,
tras ocultarse un tempo en el Norte, De Luca parte hacia Roma por territorios
liberados, pero todavía salvajes. Con el temor de ser reconocido como funcionario
fascista, De Luca se inventa una identidad falsa, pero es descubierto por un
policía partisano que lo chantajea para que lo ayude a resolver un asesinato
local.
En Via dell
Ócche, De Luca vuelve a Boloña y ve como la posguerra ha cambiado tanto a
la ciudad como a la gente. Es degradado a ser un simple policía del Ëcuadrón
del Vicio” Sin embargo, al investigar un suicidio en un burdel en la calle del título
de la novela, nota que se trata de un asesinato con complejas ramificaciones.
No he leído las
novelas que han sido publicadas en español en un solo volumen titulado El
Comisario de Luca, pero la serie me ha encantado y me ha dejado con apetito
por más. Aplaudo entonces que los productores se sacaron de la manga un cuarto
“misterio” que inicia la miniserie. Titulado “Indagine non autorizatta” tiene
lugar en un balneario cercano a Rimini en 1938 y es una plataforma para que
conozcamos tanto a los personajes de la serie como las circunstancias
históricas que definieron a la Italia Fascista.
La atmosfera
histórica es lo que hace diferente a una trama que sigue las reglas típicas del
Noir, el asesinato de una prostituta cuyos principales sospechosos son un conde
que era su protector y cliente, y la esposa de este una femme fatale
extranjera interpretada por la polaca Kasia Smutniak a la que pronto veremos
como la Emperatriz Livia en “Domina”.
De Luca siempre se consigue a la más guapa
Incluso logra
equilibrar (y eso que es del 2008) el tema de la diversidad con una prostituta
africana, cuyo apodo “La Tripolitana” indica que es parte de imperio colonial
italiano. La cuñada de la condesa es lesbiana y De Luca tiene un informante
homosexual que recién ha regresado del confino (el exilio a inhóspitos
sitios de la península que era el castigo reservado por los fascistas para los
disidentes políticos y los gay).
La presencia
fascista es evidente. El cadáver de la prostituta es encontrado por un grupo de
Ballila (el equivalente italiano de los Hitlerjugend) en una playa cercana a
una villa que IL Duce renta por el verano. He ahí la urgencia de la policía de
solucionar el caso. En un momento la coartada de la Condesa es hacer creer que
es amante de Mussolini, pero en realidad le sirve de tapadera a los amores de
Benito con La Petacci.
Si “Lo que
escondían sus ojos” nos muestra las divisiones del franquismo y luchas entre serranistas,
falangistas, militares y monárquicos, “Una investigación no autorizada” nos
recuerda las divisiones de la alta cúpula del fascismo dividido entre los
seguidores del Conde Ciano, yerno de Mussolini, y los de Roberto Farinacci que
representaban un ala más extremista (y antisemita) y cercana al nazismo.Estos últimos son encapsulados por Silvestri,
interpretado por un Richard Semmel que un año antes de” Un Village Francaise”
ya nos muestra su diabólico encanto.
Silvestri es el
encargado de darle palizones a De Luca que muchas veces no sabe por qué lo golpean.
Se establecen dos leitmotivs de la saga. En cada caso, De Luca es apaleado por
bandidos y siempre está dispuesto a revolcarse con la sospechosa más guapa.
Algo que hará en esta introducción con la Condesa Laura.
Este episodio
sirve también para presentar a personajes que serán parte del entourage de De
Luca. Uno es Razetto, el fascista bona fide que sin embargo proporciona
consejos e información al comisario. Aquí conocemos a Pugliese, un jovencito
que ha llegado a Rimini del Sur a unirse a la fuerza policiaca. Pugliese, que
idolatra a De Luca, comparte con él las delicias culinarias que le envía su
madre.
En el segundo
episodio hacemos un salto cronológico de ocho años. El Comisario De Luca, tras
salvar la vida de Il Duce, se ha convertido en el policía más famoso de Italia.
Su llegada a Boloña es recibida con alfombra roja y carta blanca por parte de
las autoridades fascistas y eso que los Aliados ya cercan la ciudad.
Hermes, un
importante miembro de la alta sociedad boloñesa y reconocido fascista, ha sido
asesinado. Se trata de un crimen pasional (la víctima fue apuñalado y
castrada). Las autoridades precisan encontrar al asesino. De Luca descubre que el
difunto era un casanova y la lista de sospechosas es larga.
Ahí está Valeria
la bella adivina que le leía el futuro al muerto en la cama e intenta hacer lo
mismo con De Luca. Y la elegante Silvia Armieri (una Assumpta Serna que se
niega a envejecer) esposa de un importante catedrático fascista y cuyo hijo es
miembro de la SS Italiana (me había olvidado de que durante la Republica di
Salo, se formó un batallón italiano de la SS. ¡Que oxímoron!). Por último, esta
Sonia la hija del Conte Zuccari, otro afamado fascista boloñes.
De Lucca y la Contessina sospechosa
De Luca descubre
que la Contessina es drogadicta y que la víctima era su proveedor además de su amante,
pero el asunto es más enmarañado de lo que parece. Pronto De Luca comprende que
los fascistas no quieren justicia sino un ajuste de cuentas con elementos
tibios que pretenden cambiar de bando a última hora.
En ayuda del
policía vienen viejos conocidos: Pugliese, ahora un inspector, con novia y (se
implica) que colabora con los partisanos y Razetto, ahora jefe de la OVRA (la
Gestapo italiana) a quien De Lucca encuentra apaleando a un partisano. Sera Razetto
quien rescate a De Luca y se lo lleve en el éxodo germano-fascista que tiene
lugar ante la embestida aliada, pero no sin que de Luca haya descubierto y
arrestado a la asesina.
” El verano
turbio” tiene lugar en los primeras semanas de la Italia liberada. De Luca
emprende el camino a Roma desde el norte donde ha estado oculto con Razetto y
su banda. Viaja con documentos falsos y
teme ser reconocido en esa campiña donde no hay ley ni orden, ya que Los Aliados
no tienen suficientes tropas para imponer orden y donde la ley que imponen los
partisanos es una combinación de bandidaje y vendettas personales. Ese el caso
de “La Tedeschina” una cínica jovencita rapada por sus compatriotas por haberse
enamorado de un soldado alemán.
La Tedeschina ha dejado de creer en los hombres
De Luca es
reconocido por Bruno, un comunista a quien los partisanos han puesto a cargo de
la policía. Bruno tiene un problema, se le exige que resuelva el asesinato de
un ex partisano, muy querido por la comunidad. Bruno sospecha que se trata de
un conocido de la víctima, alguien del pueblo, pero él tiene el problema de Mare
de Easttown, todos los conocen y él conoce a todos en la región. Necesita de un
afuerino para poder investigar sin pisar los callos de vecinos y amigos, y
alguien con la experiencia de De Luca.
Bruno chantajea a De Luca
Llegan a un
acuerdo y De Luca, bajo la falsa identidad del Ingeniero Morandi, inicia una
investigación peligrosa y tortuosa que devela codicias campesinas, rivalidades
amorosas, el ajusticiamiento de un aristócrata homosexual y hasta la
desaparición de un oficial inglés. De Luca descubre al asesino, pero en medio
de su investigación su identidad real queda al descubierto. Bruno no tiene más
remedio que avisar a Boloña de donde envían a Pugliese a arrestar a su antiguo
jefe.
“Via delle Oche”
tiene lugar un año más tarde. De Luca se reintegra a la policía boloñesa, pero
ya no es un héroe sino un hombre que vive bajo el estigma de haber servido al
gobierno fascista. Parte de ese estigma es que se le degrade asignándolo al Escuadrón
del Vicio que trabaja con lo más abyecto del mundo criminal.
En la comisaria,
De Luca se reencuentra con Pugliese, ahora casado y a la espera de su primer hijo,
y con Bruno convertido en un policía formal. Boloña está a la espera de sus
primeras elecciones libres en décadas. Se cree que ganarán los comunistas, pero
como le explica Bruno al comisario, la derecha (léase Democracia Cristiana) está
apoyándose en antiguos elementos fascistas que siguen gozando de buena salud.
Estos elementos
se están encargando de matar comunistas a diestra y siniestra. Cuando De Luca
es enviado a investigar un suicidio en un burdel descubre que se trata de uno
de estos asesinatos políticos. A pesar de que sus superiores le exigen archivar
el caso como suicidio, De Luca continua una investigación que lo llevará a
encontrarse con un rostro de su pasado: Valeria, ahora convertida en “La Eslava”,
la regenta de un elegante burdel.
El Prefecto De
Hierro
Cuatro años después
del cierre de las aventuras policiacas del Comisario De Luca, se hizo una película
para televisión en dos partes que giraba en torno a Cesare Mori, el “Prefecto
de Hierro” que en las primera década del fascismo erradicó la Mafia siciliana. La vi este fin de semana y todavía vomito. En
su día le cayeron críticas a diestra y siniestra críticas de historiadores,
políticos y parientes de gente calumniada en las tres horas y pico de esta
bazofia-miniserie.
En la vida real, Cesare
Mori fue un comisario de policía que en la Sicilia de la Primera Guerra Mundial
se anotó un golpe importante en contra de la mafia. Su fama lo hizo ser
trasladado a Florencia, luego a Roma finalmente a Boloña donde lo encontró el
auge del Fascismo.
Entretanto la
Mafia siciliana había adquirido un poder fabuloso. Del bandidaje rural se había
convertido en un pulpo cuyos tentáculos asfixiaban a la Sicilia urbana e
incluso se extendían hasta el continente americano. Lo que Mori descubrió en su
breve lucha contra la mafia pre-fascismo es que eran una especie de secta
conocida como la “Societa onorata” (más tarde sería La Cosa Nostra) a la que
pertenecían importantes miembros de las clases altas. Bajo su protección, y la
del pueblo que por extorsión o conveniencia servían a la Mafia, los bandidos
eran realmente impunes.
Apenas unos años
en el gobierno, y tras un viaje a Sicilia, Mussolini se dio cuenta que la
situación necesitaba de un remedio. Llamó a Mori y le dio carta blanca para que
acabara con la mafia. Utilizando astucia y medios poco ortodoxos (que hoy
serian tildados de ‘brutalidad policiaca”) Mori decapitó a la hidra mafiosa. Algunos
miembros de la Cosa Nostra (como Joe Bonanno) emigraron a USA donde seguirían dando
que hacer a los servidores de la ley. Otros se escondieron en los montes y solo
reaparecieron en 1943 cuando los americanos, en un esfuerzo por agilizar a
invasión de Sicilia, y evitar pérdidas humanas, resucitaron a la Mafia creando
un problema socio legal que perdura hasta hoy.
La serie empeñada
en whitewash a Mori y quitare la membrecía en el Partido Fascista, se
inventa un cuento lleno de cursilerías y melodramas telenoveleros. Mori y su
esposa nunca adoptaron al huérfano de un mafioso y ciertamente no iban a adoptar
un niño sin explicarle que su orfandad había sido provocada por su padre
adoptivo. Así que yodo el cuento de Saro, el sicario dividido entre sus dos
padres, la Mafia y El Prefecto de Hierro, es falso.
Saro, el hijo que nunca existió
Mori nunca anduvo en amores con baronesas
sicilianas. Elena Chiaramonte nunca existió como tampoco el mafioso Gaetano
Tuccia, némesis de Mori. Hubo un tal Don Ciccio Tuccia que tuvo la audacia de
ofender al Duce en la visita de este a Sicilia, convirtiéndose en el
catalizador de la mafiofobia de Mussolini, pero todo lo que muestra la serie es
mentira.
La Baronesa y el romance que nunca existió
Lo que más ha
irritado a críticos (aun los antifascistas) es el ridículo retrato de Mussolini.
En un intento de mostrarlo como otro Berlusconi o el inventar que Mussolini era
membro de la Cosa Nostra, raya en la calumnia caricaturesca. Pero igualmente
deplorable es el blanqueamiento de Mori,. No hay mención de sus métodos (que
incluían tortura), y se minimiza su gran logro, el sitio del pueblo de Gagni
donde por semanas privó a la población de alimentos y electricidad para que
entregaran a sus compinches mafiosos. Lo más ridículo es mostramos como de un
día para otro, Mori perseguido por los fascistas, se convierte en su “niño bonito”
para que luego los mafiosos infiltrados en El Partido lo derroquen.
Vamos por partes.
Como Prefecto de Boloña, Mori tuvo sus encontronazos con los fascistas que
todavía no estaban en el poder. Sucede que fascistas y comunistas andaban de la
greña por las calles y la gente de bien no podía transitar. De ahí a mostrar a
los Camisa Negras orinando en el umbral de chez Mori, provocando tal
terror en Donna Angelina que casi la lleva la tumba, es una exageración. A
propósito, desde el comienzo de la serie nos cuentan que la esposa de Mori
sufre del corazón y sin embargo la señora murió en 1942, aguantando todos los vaivenes
que conllevaba ser la esposa de un policía,.
Según la serie,
Mori acepta (en 1925) el cargo que le ofrece iL Duce e incluso se inscribe en
el Partido. En la serie nos indican que es un trato con El Diablo, necesario
para que Mori haga justicia. Lo cierto es que, en 1932, cuando Mori publica sus
memorias—en una época en que ya estaba marginalizado—se declara orgullosamente
“fascista” y elogia en términos calurosos a Mussolini agradeciendo la confianza
que le brindó.
Es innegable que
el sometimiento de la Mafia, junto a lo de los trenes y la campaña antimalárica,
son los grandes logros del Fascismo. Quitarle merito a Mussolini es injusto y
representa un falseamiento cobarde de una verdad que no necesariamente busca glorificar
un gobierno totalitario.
Es cierto que,
durante su guerra, Mori descubrió fuertes vínculos entre el crimen organizado y
los elementos fascistas lo que lo llevaría a hacer rodar las cabezas (en sentido
figurado) de un centenar de altos funcionarios. Mussolini, por su lado, disolvió
Il Fascio de Palermo y aprobó el arresto y juicio de Alfredo Cucco, un figurón
fascista que tenía las manos bien metidas en los chanchullos de la Cosa Nostra.
El problema es
que los métodos de Mori eran cuestionables aun en un estado-policial. Todos los
días le caían al Duce en el escritorio cartas de quejas de sicilianos y no
todos fascistas o mafiosos. Se describían las dinámicas de Mori como las de un
torturador. La atmosfera creada por Il Prefetto di Ferro invitaba a vendettas
personales y arrestos de inocentes. Peor aún, el fascismo estaba siendo
asociado con una imagen de represión de gente de paz. Vale recordar que a fines
de los 20s la mitad de Occidente (incluyendo a Churchill y Roosevelt) admiraban
el gobierno de Mussolini.
Lo más
importante, es que la Mafia parecía desaparecida. Era un buen momento para
quitarle sus privilegios a Mori. Il Duce encontró un buen modo de neutralizar a
su policía estrella sin ofenderlo. Lo nombró senador. Irónicamente esta
elevación limitaba los poderes de Cesare Mori. Sin embargo, la imagen de la
serie de como se le castiga impidiéndole regresar a Sicilia, es falsa.
Como senador,
ahora establecido en Bari, siguió Mori preocupado de los asuntos sicilianos y
de la mafia. Tampoco cayó en desgracia, puesto que siguió teniendo altos cargos
solo que en otras regiones italianas. Fue en 1937 que presentó públicamente
reparos ante la políticas de Mussolini debido a (algo que todo buen fascista
debió reprochar) el acercamiento con la Alemania Nazi. Mori murió en 1942,
cuatro meses después que su esposa. Es una lástima que los hayan resucitado
para un esfuerzo tan despreciable como esta miniserie.
El Comisario
Nardone
En el 2012, el
mismo año de “Cesare Mori”, la RAI serializó los casos del inspector Mario
Nardone, un policía de la vida real que se convirtió en leyenda en la Milán de
la postguerra. A mí me ha gustado Sergio Asissi desde su debut en “Fernando y Carolina”
de Lina Wertmuller y fue un placer verlo cargar el revolver de un policía napolitano
que llegó a Milán a cambiar las reglas de las investigaciones policiales.
La serie es
apegada a la realidad en el sentido de que Nardone realmente trajo su
impetuosidad “mridional” para despertar un departamento de policía adormilado,
acostumbrado a no incomodar a los poderosos y a no impartir justicia para los
pobres. Entre los cambios impuestos por el napolitano estuvieron la creación de
un número telefónico (777) para que la gente avisara de un crimen u ofreciese
información anónima sobre criminales, y la formación de lo que Nardone llamó
“la escuadra móvil” un grupo elite de detectives de toda su confianza que
ayudasen en la investigación. Esto agilizaba el proceso y obligaba a usar
cerebro e instinto antes que fuerza bruta.
La "Scuadra Mobile "de Nardone
La serie inicia
en 1946. Después de un episodio con la policía de Monza (que acabó con el
comisario golpeando a su superior), Nardone es enviado a Milán. Su superior,
Ossola, le advierte que tendrá que someter su temperamento sureño si quiere
adaptarse a trabajar en el Norte. Pronto, Nardone descubre que la advertencia
es una indicación de que Ossola está al servicio de la oligarquía y que, para
defender los intereses de esta, puede dejar pasar muchos crímenes e injusticias.
Para Nardone el
mundo lombardo es ininteligible. Los milaneses son lentos, hipócritas y no
saben hacer café. Aun así, el policía encuentra amor en Eliana, la directora de
una firma de medicinas que eventualmente se convertirá en su esposa. A pesar de
que Eliana, alegre, independiente y amiga del baile y el cine, no corresponde a
la imagen de esposa que el napolitano tiene en mente, serán muy felices (en la
ficción y la vida real).
Nardone y Eliana
Nardone descubre que para sobrevivir en la
policía y hacer bien su trabajo necesita de un equipo de confianza y lo
construye poco a poco. El primer elegido es Muraro, un ex boxeador con puños de
hierro, y corazón de mantequilla, que tiene buenos contactos en el bajo mudo.
Mura’ trae a Rizzo, el siciliano estudiante de leyes que trabaja en los
archivos. Nardone recluta del servicio forense a Spitz, el estudiante de farmacéutica
cuya carrera fue interrumpida por una estadía en Mauthausen donde perdió a su
familia. Finalmente, y a pesar de los reparos de Spitz, Nardone integra al escuadrón
a Suderghi, un ex fascista que sabe mucho de automóviles y es un excelente
conductor.
La escuadra
tendrá también dos colaboradores invaluables, aunque informales. Una es Flo, la
cortesana de lujo, cuyos contactos con la alta sociedad son útiles para las
investigaciones de Nardone. El otro es el fotógrafo Trapani que se convierte en
cronista de las andanzas del Comisario Nardone.
Flo y sus valiosos contactos
La RAI pudo hacer
dos temporadas de seis capítulos cada una, pero prefirió filmar una sola de
doce episodios. Los primeros seis tienen lugar entre 1948 y 1949, los últimos
ocurren diez años más tarde. Debido a que la Milán moderna se parecía poco a la
de los 40’s, se filmó en Serbia y muchos actores del elenco son talento local.
Sacados de los
archivos de la policía milanesa, los casos presentados en cada episodio son los
crímenes comunes de la posguerra (contrabando de penicilina, lavado de dinero),
pero el más importante—y que amerita dos episodios—es el crimen de Rina
Fort. Ese caso hizo famoso a Nardone en toda Italia, el horrible crimen de una
madre embarazada y sus tres hijos que al final, como descubre Il Comisario fue
obra de la amante del marido de la víctima.
Lo interesante
del caso— lo serie lo describe—es como Nardone siempre supo que era Rina, pero
tuvo que desarrollar una confianza entre policía y sospechosa. Hizo caso a su instinto,
pero también a la psicología para descubrir los detalles del crimen y el motivo
que se encontraban en el desdichado pasado de Rina Fort.
Rina Font una peligrosa asesina
Sobre las
investigaciones policiacas siempre se cierne la sombra de Bosso, el gánster,
rey del bajo mundo milanés, y de su protector Barone el joyero de sociedad, y
los esfuerzos de Nardone y su escuadra (muchas veces obstaculizados por sus
mismos jefes) para atraparlos. Pero no se crean que la serie es el recuento de
solo casos de la nota roja. Se ha logrado un fino hilvanado de la labor policiaca
y las vidas personales de los policías.
Mientras Muraro
ayuda a Rizzo a prepararse para sus exámenes de derecho, Spitz vive obsesionado
con hacer justicia a sus padres asesinados encontrando a los fascistas que los
delataron a los nazis. Cuando se entera que Suderghi es drogadicto, lo
chantajea hasta conseguir al menos un nombre, pero eventualmente recapacita. Tras
conocer a la madre del delator abandona sus ansias revanchistas.
El noviazgo de
Mario Nardone y Eliana no es el único lio sentimental de la historia. Tenemos
el amor—que parece destinado al fracaso—de Suderghi por Flo. Un poco de farsa la
impone el triángulo romántico de Rizzo, su casera, y Linda, la hija de esta.
Mas patético es el amor perdido de Muraro, su relación con una mujer casada
mientras el esposo estaba en el frente griego.
En el sexto
episodio, cuando Bosso hiere a Muraro de gravedad, la Scuadra Mobile envía un
telegrama a esta dama, pero ella ha fallecido. Quien aparece es su hija que
resulta ser hija del policía. Todos estos elementos crean una combinación de
misterios detectivescos y dramas de la vida real que hacen a “Il Comisario
Nardone” una opción diferente para los amigos de la novela policial. Eso se aplica a todas las series reseñadas en
esta entrada
Amazon Prime las
trae todas en italiano con subtítulos en inglés.En castellano es más complicado encontrarlas.
En America Latina, el canal Europa Europa se encarga de pasar “El Comisario
Montalbano” con subtítulos en español. Pero YouTube también tiene gratis, la
primera temporada del "Joven Montalbano" en castellano.
Ayer acababa “Atlantic
Crossing” su presentación al mundo estadounidense en la PBS. Qué final tan soso
y falso, casi sin conexión con los datos, también insólitos, presentados en
episodios anteriores. ¿Será que los noruegos no saben narrar cuentos? ¿O fue
ese afán de desacreditar a la monarquía como institución que buscó enlodar a la
inocente familia Real Noruega y de paso a Franklin Delano Roosevelt, uno de los
cinco mejores presidentes que ha tenido los Estados Unidos?
Alexander Elk:
¿Clon de Peter Morgan?
¿Será casualidad
que Atlantic Crossing” haya debutado en “Masterpiece Theater” solo un par de
semanas después de la infame entrevista de Los Duques de Sussex?Como (gracias a Thirteenth Passport), pude
verla casi entera durante las semanas de luto del Duque de Edimburgo, me fue más
fácil digerir y discernir que, a pesar de ser coproducción noruega, la serie
sigue los pasos de Peter Morgan en “The Crown” sirviendo los intereses de un
grupúsculo antimonárquico.
Se trata de una producción
de una compañía independiente noruega y es escrita por un tal Alexander Elk
quien ha declarado saber poco sobre el tema (y se nota). Hecha en dos idiomas,
se ha filmado en Noruega y en Praga donde se han recreado Londres, Washington y
Long Island. La historia gira en torno del gobierno noruego en el exilio (en
Londres) y la vida de refugiada de la Princesa Heredera Martha bajo el amparo
de la Casa Blanca y de Franklin Delano Roosevelt con quien se ha conjeturado
que mantuvo un romance. ¿Cuán platónico? Nadie sabe.
Los Principes Herederos y Los Roosevelts
El señor Elk dice
saber poco del tema. vamos a ver qué es lo que sabía yo y como hubiese podido
asesorarlo. Como saben mi padre era un
WWII buff y yo heredé su interés por ciertos aspectos del conflicto. De
pequeña yo ya sabía que el valiente Rey Haakon había eludido a los alemanes
para no caer prisionero como su hermano, el Rey de Dinamarca. Que había sido
recibido en Inglaterra con su familia y su gabinete y que desde allá había
dirigido las actividades de Las Fuerzas Noruegas Libres.
Yo sabía a los 10
años que, si bien Estados Unidos era el Arsenal de la Democracia, Gran Bretaña,
a pesar de estar bajo bombardeos y a punto de ser invadida, fue el campo de
entrenamiento de todo combatiente europeo que desease continuar peleando contra
los nazis. Conocidos son los casos del General de Gaulle y la Francia Libre, al
igual que el del gobierno polaco en el exilio. Menos conocidas son las
historias de los reyes, que, en suelo anglosajón, lideraron a sus pueblos. Esos
fueron los casos del Rey Haakon de Noruega; de la Reina Guillermina de Holanda;
y del joven Rey Pedro de Yugoslavia que, de hecho, se casó en Londres con la
Princesa Alexandra de Grecia en 1944.
Si me detengo en
este detalle es porque la serie pareciera estar molesta con el Rey y el Príncipe
Olaf por no irse a Las Bahamas a jugar golf. Los culpa de que la “solitaria “Princesa
Martha se enredara con el primero que la piropeaba. Mas encima desvalorizan la
ayuda proporcionada por los británicos. Hasta el día de hoy, el gobierno
noruego envía en diciembre un gigantesco pino de navidad a Inglaterra, como
recordatorio de lo que le deben al gobierno inglés y a la monarquía. En cambio,
en la serie se burlan de los reyes británicos, los describen como tontos y
esnobs. Hasta Eleanor Roosevelt se ríe de cómo se esfuerzan por seguir todas
las reglas de racionamiento (el agua del baño) que sigue su pueblo.
Los Reyes de Gran Bretaña y Buckingham bombardeado
A diferencia de
su suegro y su marido, la Princesa Martha y sus hijos lograron huir de la
falsamente neutral Suecia y refugiarse en Estados Unidos donde fueron invitados
especiales de Los Roosevelt. Fue en 1983, en “Winds of War” que vi como Martha
cenaba a menudo en la Casa Blanca. En 1984, en un libro 1941que cubre
todos los eventos importantes ocurridos en ese año, leí que los medios de
comunicación especulaban sobre la intensa amistad entre el Presidente de los
Estados Unidos y la futura Reina de Noruega.
Así supe que no
solo Martha era comensal habitual en la Casa Blanca, sino que además acompañaba
a FDR a expediciones de pesca, que discutía con él de problemas políticos y,
algo que la serie no quiso mostrar, que cuando Roosevelt se reunió con
Churchill para firmar la Carta del Atlántico Marta estaba presente.
FDR hace un discurso con Martha a su lado. Eleanor ocupa un puesto secundario.
Pasó el tiempo,
solo vine a recordar a la princesa Martha cuando supe de esta miniserie que ansiaba
ver, pero que me ha dejado con un pésimo sabor de boca, ya que para privilegiar
agendas ya conocidas (piedras a la monarquía, piedras al patriarcado, exaltación
de una protagonista victima) se ha escondido lo verdadero y valioso creándose
un cuento que escasamente se acerca a la realidad. Básicamente, el Sr. Elk ha
hecho lo que Peter Morgan en “The Crown “y no se entiende el motivo, puesto que
en Noruega no existe un fuerte sentir antimonárquico.
Debido a eso historiadores,
tanto noruegos como suecos, han expresado su desagrado con una serie que calumnia figuras
reverenciadas por la historia noruega como el Rey Haakon y el Rey Olaf (considerado,
en una encuesta del 2009, como el noruego más sobresaliente del Siglo XX).El único sobreviviente (además del Rey Harald
que entonces era una criatura) de la Familia Real de entonces, Erling
Lorentzen, el viudo de la princesa Ranghild también ha expresado su disgusto públicamente.
Lorentzen, un
adolescente que durante la guerra se unió a la Resistencia Noruega, conoció de
cerca a los personajes principales de este cuento. El anciano está escandalizado
con las libertades que se han tomado en un proyecto que califica de “grotesco”
debido a sus representaciones tendenciosas.
Un ejemplo es que
el futuro Rey Olaf era considerado por su gente y por representantes de otros
gobiernos como un muy buen estratega y no como el payaso incompetente que creó
Elk. En cuanto a Martha es una contradicción viviente, a ratos parece una
blanquita privilegiada caprichosa, otras es la defensora de los oprimidos, pero
ninguna de estas caretas dura mucho. Tal vez porque ninguna le sentaría a la verdadera
princesa.
Lo Bueno de
Atlantic Crossing
Para no ser injusta
paso a describir lo bueno de la serie antes de detenerme en su absurdo libreto
que parece nacer de las mismas agendas afiebradas de “The Crown”. Por empezar
Sophie Helin. Es refrescante ver una actriz pasados los treinta con un aspecto
físico real, con arrugas alrededor de los labios, celulitis en los brazos, y un
cuerpo que es el que debe tener una mujer después de tres partos. Ayuda a realzar
la belleza natural de la actriz sueca un muy buen vestuario en el que se
privilegia el color verde.
Aunque no hay
desperdicio en el reparto, el mayor elogio se lo lleva Kyle MacLahlan como FDR.
Para los amigos del drama histórico, Roosevelt ha tenido el rostro de Ralph
Bellamy y Edward Hartmann. En este siglo lo han interpretado grandes como Bill
Murray y Sir Kenneth Branagh, pero el ex Agente Cooper es el que más cerca
llega a capturar esa combinación de sofisticación y llaneza que definió a FDR
como hombre y político.
He leído muchos
comentarios de espectadores, que admiran la labor” rooseveltiana”, enojarse
ante un retrato de un hombre que pospone affaires de estado para andar persiguiendo
faldas. Aunque es sabido que el adulterio de Roosevelt con Lucy Mercer (quien
estuvo con él hasta su último suspiro) casi le costó el matrimonio, menos
conocidas —aunque documentadas— son las amistades románticas que surcaron su vida
tras la poliomielitis.
Se ha debatido
mucho si esas amistades fueron platónicas. Vale recordar que el presidente era minusválido
antes de llegar a la Casa Blanca. Sin embargo, su hijo Elliot Roosevelt
cuestionó si lo que afectaba las piernas de su padre le impedía ejercer
actividad sexual. Incluso en su libro, Los Roosevelt de Hyde Park,
Elliot recuerda haber sorprendido a FDR y a Missy LeHand en una actitud
comprometedora.
Muchos se han quejado
del retrato que se ha hecho de MIssy en “Atlantic Crossing” ninguneando su
tremenda aportación a la política estadounidense y al rol femenino en ella. Por
20 años, Missy sirvió de asesora/asistente/enfermera del mandatario, llegando a
ser la primera Chief of Staff a pesar de que no se le concedió ese título.
Roosevelt, hablando del papel fundamental de Missy en su vida política y personal,
la llamaría “mi conciencia”.
Missy LeHand
Es sabido que
Missy estaba enamorada de su jefe y que, de ahí, tal vez, surgiría su urgencia
por servirle a ‘él y por ende a la nación. En cambio, la serie solo nos la muestra
como una arpía celosa y posesiva que quiere quitar a una rival (Martha) de en
medio y acaba sufriendo un infarto que la deja casi en coma. Efectivamente, en
1942, Missy sufrió un accidente vascular que la llevaría a la tumba—un año
antes que su amado jefe—pero fue provocado por un exceso de trabajo y
estrés de servir en un gobierno en estado de guerra.
A mí no me
hubiese molestado si la serie hubiese insinuado que la princesa y el presidente
fueron amantes, aunque no haya pruebas sobre ello (tanto Elliott Roosevelt,
Roald Dahl y Gore Vidal si creyeron que hubo un romance, aunque casto). Lo que
me molesta es una ambigüedad que siempre coloca a Martha en un rol de víctima
de los celos infundados del marido y de las manipulaciones de FDR.En realidad, lo que más molesta es que
siempre se la retrate como damisela desvalida.
Martha, de Privilegiada
a Refugiada
La serie comienza
mostrándonos lo felices que son Los Príncipes Herederos. Los vemos haciendo el
amor en un vagón de tren en un tur por la Unión Americana, luego como invitados
de Los Roosevelt en Hyde Park y de regreso a Noruega a reunirse con sus tres
hijos. Martha lleva una vida privilegiada, pero mucho más sencilla y sin el
estrés que se asocia con la vida de princesas herederas británicas. Tiene una
dama de honor, Ragni, que está casada con Nikolái, el ayudante de cámara del príncipe
Olaf. Todos son muy felices hasta que comienzan a caer las bombas alemanas.
Martha y sus
hijos deben huir al norte del país, mientras su suegro-rey decide si debe
quedarse o marcharse a otro sitio desde donde poder continuar la guerra. Aunque
estos sucesos están mejor narrados en la estupenda producción noruega “La
decisión del rey”, aquí también vemos la urgencia, la incertidumbre, el dilema
moral que afecta a toda la familia. Los niños lloran porque han dejado atrás a su
perra Vimza, Ragni y Nikolái han dejado atrás a sus hijos adolescentes Ulla y Rolf.
Rolf y Ulla
Martha todavía no
es un personaje simpático. Es como demasiado ingenua. Todavía no se da cuenta
de que está a punto de perder un país. Se empeña en mantener a sus hijos entre algodones,
contándoles mentirijillas, cuando los niños noruegos están ahora expuestos a
bombardeos y a fuerzas invasoras.
Un problema de la serie es hacer hincapié en dramas
ficticios de salud e inseguridades de Martha y otros más falsos todavía sobre
sus conflictos maritales. Ese hincapié deja fuera la tragedia del pueblo noruego, de cómo fue compartida por sus
soberanos, y como Noruega y su gente siempre estuvieron presentes en sus
mentes. La serie nos muestra los Príncipes Herederos como un par de mezquinos que
tratan a sus fieles criados con un egolatría que horrorizaría a Los Crawley de”
Downton Abbey”.
Nunca vemos a los
príncipes preocuparse porque Signe y Nikolái estén separados de sus hijos. En
la serie no lo muestran, pero como miembros de la Cruz Roja Noruega, Rolf y
Ulla fueron capturados por los alemanes y obligados a atender a los soldados
Invasores de su país. De ahí devino toda una saga hasta que los adolescentes
lograron huir de Noruega y llegar a Inglaterra. ¿No hubiera sido mejor que nos
mostrasen esto en vez de esa escena extraña en que un oficial alemán mata a la
perrita de los pequeños príncipes?
La serie muestra que
Olaf tiene el egoísmo de obligar a Nikolái a acompañarlo en un poco aconsejable
viaje impromptu a Estados Unidos a ver si su mujer le es infiel, aun a
sabiendas que su ayuda de cámara está en vísperas de casar una hija. Por suerte,
el Rey Haakon está a mano en Londres para ser él quien escolte a la novia al
altar. Esto es verídico, lo anterior es un invento para confirmar el estatus de
víctima del patriarcado de la pobre Martha.
Nikolai acompaña a su Príncipe
Los primeros tres
capítulos, aunque lentos, son los más cercanos a la realidad. La Familia Real
Noruega es separada. Mientras Haakon y Olaf optan por irse a Londres, Martha, que
es miembro de la Familia Real Sueca, se refugia con sus hijos en Estocolmo. Su tío
el Rey de Suecia es simpatizante de los nazis y está más que dispuesto a
entregar a su sobrina y los niños a los alemanes para que los usen de rehenes.
La salvación
llega por correo: una invitación de Los Roosevelt para que Martha y sus hijos
vengan a America. Ahí inicia el cruce del Atlántico. Martha realmente tuvo un
mega viaje por aguas finesas, mares llenos de minas alemanas y ese conmovedor
encuentro con un barco pesquero cuya tripulación la reconoce. ¿Mi momento
favorito? Cuando Martha alza a Harald para un saludo/despedida de su pueblo también
sucedió en la vida real y es un reflejo
de quien y como era realmente la princesa.
¿Fue Martha un
“Caballo de Troya”?
Elk ha dicho que Martha fue un arma secreta de los noruegos en
Washington. La ha llamado “un caballo de Troya” equivocándose hasta en el uso
de la metáfora porque ciertamente Martha no vino a Estados Unidos a conquistar
un país sino a buscar seguridad para su familia. Cuando llegó ni siquiera
estaba segura de que su marido no se reuniría con ella. Por eso es ridículo que
más adelante, en su inseguridad de borracho, Olaf exija que sus hijos vayan a
vivir con él en Londres. Después de todos los riesgos tomados para poner a
salvo a los niños, no iba a ponerlos en peligro de nuevo.
Tampoco fue
Martha enviada con “una misión”. Su cercanía a FDR fue accidental. El plan
original es que llevase una vida retirada en Massachusetts. Fue FDR, en su
enamoramiento de su invitada, el que insistió en que se quedase en Washington y
el mismo la ayudó a rentar Pooks Hill. Aparte de pasársela en la compañía del
presidente, Martha estaba muy ocupada con la crianza de sus hijos, su labor con
la Cruz Roja y la instalación en su propiedad de un hogar para convalecientes
de las Fuerzas Noruegas Libres.
Esto último es un
detalle de la vida real que la serie ha incluido. No se sabe si Marta se inspiró
en esta gran labor en un marinero sin piernas. Ciertamente no cometió el gaffe
de invitarlo inesperadamente a cenar con el Presidente Roosevelt. Por eso, esa
pullita patriarcal de Olaf estuvo fuera de lugar ya que nunca Martha hizo nada
para provocarla. Otro detalle verídico es el discurso de la Princesa en el
Madison Garden. Lo que no es cierto es que Martha sufriese de pánico escénico
ni que Eleanor Roosevelt la hubiese ayudado a sobreponerse a este.
No me molestó que
nos mostrasen una princesa timidísima, sujeta a ataques de ansiedad y pánico
cada vez que debía hablar en público y que llegaba, en su terror, a sufrir de
hemorragias nasales. Aunque nada de esto era cierto, me pareció interesante
para que viésemos la evolución de la personalidad de Martha y también como
evoluciona su relación con la Primera Dama. Lo que me disgustó fue que lo
usasen para demostrar como el patriarcado la había despreciado. Eso quedó de
manifiesto en una escena que me hizo chirrear los dientes y que nunca ocurrió.
En un coctel en
la embajada noruega, el Embajador Morgenstern (a quien han puesto como enemigo
de la princesa) hace un brindis honrando a quien más ha ayudado a conseguir el
paso del Lend-Lease. Martha se empluma creyendo ser la causa del brindis.
Cuando el embajador nombra a su marido, a Martha le da tal ataque de ira que se
marcha dejando a su Olaf con la palabra en la boca
Las espectadoras
mituteras aplaudirán la actuación de Martha. Toda mujer debe exigir crédito y
no permitir ser ninguneada. Fue una suerte que yo viera ese episodio en la
semana de luto por el Duque de Edimburgo. Fue entonces que Duchess Kate hizo pública,
en su semblanza del suegro, como Felipe le había enseñado a combatir el miedo a
las apariciones públicas recordándole que la realeza está al servicio de sus
pueblo. Eso significa nunca sentirse el centro de la atención: “la Reina nunca mira a las cámaras”. También eso significa que no se debe
esperar ni crédito ni elogios.
Aparte de las
obligaciones reales de las que Martha era consciente, hay una cuestión de
modales. A lo mejor una actricita de cuarta elevada a la realeza hubiese salido
en estampida y bufando de una reunión social, pero Martha era princesa nata,
nieta de reyes, madre de un futuro rey. Nunca hubiera cometido un faux pas
tan descortés.
Los promotores de
“Atlantic Crossing” insisten en que la serie busca rescatar del olvido las
aportaciones de la princesa, pero hacen lo contrario. Por ejemplo, el hogar
para marineros convalecientes solo aparece en un capítulo. El resto de la serie
nos muestra a Martha siempre con relación a los hombres en su vida. Hubiese
perdonado que se tomasen licencias con el romance Martha-FDR. En cambio, me irrita
esa situación muy ambigua de una Martha indecisa y complicada por las
exigencias de dos hombres que parecen amarla.
Olaf, Mal
Marido y Padre Ausente
Por ejemplo, no
tenemos claro por qué el amor de Martha por su marido se ha ido enfriando. El
hecho es que cuando aparece en las navidades del ‘42 de sorpresa en Washington,
el recibimiento de su mujer es gélido y le sale con que va camino a una fiesta
navideña “con Franklin”. ¿Qué sucedió para que un gran amor se trocara en
indiferencia?
Carta que demuestra que el Príncipe Olaf si estaba invitado y esperado en la Casa Blanca
Aparentemente, es
la separación la que ha enfriado las relaciones. Martha resiente ser postergada
en las prioridades de Olaf quien prefiere hacerse cargo de asuntos de estado y
no estar cerca de su mujer e hijos. Que haya bobos que se traguen esa
paparruchada no me sorprende. La serie fracasa en crear esa atmosfera de
incertidumbre y caos que se vive durante una guerra.
Padres ausentes
es lo que más abundaba en Noruega. Estaban los que, a riesgo de sus vidas, habían
partido a Inglaterra a continuar la lucha contra el invasor. Padres ausentes
eran la norma en las familias donde el jefe del hogar había sido ejecutado por
los nazis. Entre los 723 judíos noruegos que perecieron en los campos de
concentración debe haber habido padres de familia que pasaron a estar
‘ausentes” de las vidas de sus hijos. Pero como ni Martha ni la serie parecen
interesados en lo que ocurre en Noruega o en la guerra en general, es fácil
convertirla en una esposa frustrada que prefiere compartir cocteles con un
hombre casado que ocuparse de cosas más útiles. Incluso los hijos son
secundarios.
Aunque es cierto
(como nos muestra la segunda temporada de “Das Boot”) que los submarinos
alemanes llegaron hasta las costas de Long Island y que uno casi ancló cerca de
donde veraneaba Martha, nunca hubo un intento de secuestrar a los principitos. Aun
así, si seguimos la trama inventada por Elk, es inadmisible que Martha abandone
a sus hijos para emprender un largo viaje a Londres donde su marido no espera
verla. También resulta insólito que, si el propósito de Martha es hacer las
paces con Olaf, el desastroso viaje acaba por abrir brechas más grande en el
matrimonio.
En ese cliché
moderno de que todos los hombres deben ser tóxicos y todas las mujeres sus víctimas,
Olaf es representado como un inseguro que hasta envidia las condecoraciones que
recibe su mujer. Es hora de acabar con todo este mito. Ni Olaf fue alcohólico,
ni ineficiente ni padre o esposo ausente.
La Verdadera Relación
de Los Príncipes Noruegos y Roosevelt
En el 2017, Tor
Bomann-Larsson publicó un libro Hjemland (tierra natal) que describe las
andanzas de la Familia Real Noruega en su exilio forzoso. En la serie nos
muestran que apenas conoce a Martha, FDR se siente atraído por ella y que esa
atracción juega parte en su invitación a que cruce el Atlántico. En cambio, el
libro describe como tanto Martha como Olaf causaron muy buena impresión en el
Presidente de los Estados Unidos y que antes de la invasión nazi, Olaf hizo repetidos
viajes clandestinos (sin Martha) a Washington para discutir rutas de acción en
caso de que los alemanes llegasen a Noruega.
La trama de “Atlantic
Crossing” hace hincapié en el “egoísmo” y “tacañería” del gobierno británico
que se niega a suministrarles a los noruegos hombres y armamento para efectuar
un desembarco en Noruega. El cuento del Lend-Lease nos muestra cuan escasos de armamentos
estaban los ingleses y mal podían planificar una invasión, si ellos estaban
luchando para no ser invadidos.
Además,
cualquiera que haya prestado atención en clase de historia (o haya visto “Saving
Prívate Ryan”) sabe que un desembarco no era un juego. Se necesitaban años para
planearlo, y aun así no se podía evitar la gigantesca pérdida de pertrechos y
vidas humanas, al igual que la destrucción de poblaciones enteras. Por último, ¿por
qué se iban a gastar todo esos recursos en invadir un país que no era un punto
estratégico y cuya liberación no ayudaría a finalizar la guerra?
En un momento,
Haakon le recuerda a su hijo lo peligrosas que han sido las ultimas misiones de
sabotaje enviadas a Noruega puesto que han invitado a terribles represalias alemanas.
Este comentario, dicho al pasar, encierra una información importantísima, la
cantidad de misiones de comandos enviadas por los ingleses a Noruega, solo
cinco en 1941 (dos en el Archipiélago de las Lofoten). Estas fuerzas combinadas
de soldados británicos y de miembros de las Fuerzas Independientes Noruegas (un
batallón que era parte del SOE) destruyeron fábricas de armamentos y otros
sitios necesarios para mantener el esfuerzo bélico de los nazis.
En 1941, otra
acción de fuerzas combinadas consiguió liberar cinco navíos noruegos que
llegaron al Reino Unido a unirse a la armada británica. Y por supuesto la gran
epopeya noruega, fue la batalla por el agua pesada que dilató los experimentos
nucleares del Tercer Reich. Yo a los trece años sabia de esta batalla gracias
al filme de Kirk Douglas “Los Héroes de Telemark”.Pero aun durante la Segunda Guerra Mundial,
el público americano estaba plenamente consciente de lo que ocurría en Noruega,
algo que los protagonistas de “Atlantic Crossing” parecen ignorar.
En 1942, John
Steinbeck publicó The Moon is Down, la historia de una aldea noruega
bajo la ocupación alemana y el dilema de sus habitantes: colaborar con el
enemigo o con la resistencia. De ese mismo tema trató The Edge of Darkness,
novela debut de Albert Woods. Ambos libros fueron llevados a la pantalla en el
’43. La imaginación popular estadounidense estaba pendiente de lo que ocurría
en Noruega. ¿Por qué no mostrar a la Princesa Martha como parte de ese interés?En cambio, nos hablan de sus dilemas
románticos y líos maritales.
Otra cosa falsa e
irritante. Las quejas de que los noruego-americanos prefieren pelear por Estados
Unidos antes que por Noruega. Obviamente
los escritores no tienen conciencia de que lo principal-— eso les quedaba claro a
todos los lideres aliados—era destruir a Hitler y a Alemania. Cualquier
esfuerzo dirigido a ese objetivo era un paso para la liberación de países
individuales. Ese es el significado de una guerra mundial.
Por otro lado, el
Rey Haakon y su hijo se quejan en la serie del capricho británico de obligar a
los aviadores noruegos a pelear por Inglaterra en la Real Fuerza Aérea. Eso no
es cierto, tal como los aviadores franceses y polacos en el exilio, los
noruegos formaron su propio escuadrón. Si hubo noruegos que pelearon
directamente en escuadrones de la RAF, como un tal Roald Dahl, fue porque el
escritor había nacido en Gales. Hablando del autor de Matilda y de Las
Brujas, fue enviado en un cargo diplomático a la embajada noruega en
Washington y tuvo oportunidad de ver a su princesa junto al presidente. Siempre
deslenguado, Dahl aseguraba que era obvio que FDR se moría por acostarse con
Martha (¡!!)
A través de la
serie hemos oído hablar de “Little Norway”, pero nunca nos han explicado lo que
es. Se trató de un terreno en Canadá que el gobierno británico cedió para que
los jóvenes aviadores noruegos tuviesen un espacio para entrenar. En
recordatorio de la estancia de los noruegos, hoy existe una plaza llamada
Little Norway en Ontario.Olaf practicó
frecuentes visitas a Little Norway (que fue creada en noviembre de 1940)
durante la guerra. En esas ocasiones Marth fue a Ontario a reunirse con su marido.
Así que despidámonos del mito del esposo ausente.
Los Príncipes Herederos celebran con sus tropas en Little Norway
En algunos de
estos viajes, Olaf hizo visitas clandestinas a la Casa Blanca como emisario
personal de su reino. Si bien es posible que el futuro rey se sintiese un poco
amoscado por tanto rumor respecto a su esposa y el Presidente de los Estados
Unidos, nada indica que se resquebrajase la confianza existente entre FDR y la
Familia Real Noruega. De hecho, la relación entre Martha y Franklin afianzó esa
amistad.
Hay evidencias públicas de las visitas de Olaf.
Incluso en 1944, los Príncipes Herederos abrieron un segundo albergue para
combatientes noruegos en Washington. Así que todo ese mitote de que Martha,
desatendida por su marido, debió refugiarse en otro hombre es ridículo. Si
fuera por eso, todas las esposas de militares en servicio activo serian
infieles.
¿Rechaza el Público
Series sobre la Realeza?
Lo que ocurre es
que este desastre de serie trae tanta agenda oculta como “The Crown”. Su
propósito se enfoca en tres objetivos: a) denigrar a Franklin Delano Roosevelt, el
presidente más importante del Siglo XX; b) denigrar a la monarquía, a lo Peter
Morgan, buscando demostrar lo egoístas y distanciados del sufrimiento del
pueblo que eran los miembros de la Familia Real Noruega; c) ser parte del
ataque frontal que embiste en contra de la realeza británica. Como muestra,
este repulsivo artículo que apareció en wgbh.org a raíz del debut
de “Atlantic Crossing” en la PBS.
Lo primero que capturó
mi vista fue esta frase “hasta han llegado a decir (espectadores) que ya no
pueden disfrutar de period dramas o series donde aparezcan miembros de la
familia real británica”. Ahí me enteré por primera vez, que parte de la agenda
progresista (aunado al feminismo mitutero, el ateísmo agresivo, y la lucha de clases
disfrazada de diversidad racial y de genero), es un ataque directo al sistema monárquico
que es una forma de gobierno de muchos países europeos (ni hablar de Asia),
curiosamente de algunos de los más tranquilos y progresistas.
Algo que
lamentablemente solemos hacer los periodistas de farándula, es vincular
nuestros escritos a escándalos del momento, sin reparar en las consecuencias de
nuestro oportunismo. No sorprende
entonces que todo el articulo saque partido de la reciente entrevista de Los
Sussex. Pero Amanda-Rae Prescott no solo se aprovecha de la prensa amarilla,
ella señala un fenómeno que ocurre en el mundo angloparlante y que como dice en
la introducción puede hacer que “Atlantic Crossing” sea “difícil de vender”.
JeJe, no me hagas
reír que tengo los labios partidos. Después de la impresionante, positiva y devota
reacción que obtuvo el sepelio del Duque de Edimburgo, tal repudio parece relegado
a minorías rencorosas. Si hoy alguien recuerda a Los Sussex es para reírse de
ellos o rechazarlos con ira.
Sin embargo, del
momento en que los anti monarquistas se han subido al carro progre, hay que
vigilarlos con recelo. Uno se pregunta si su agenda les impedirá disfrutar de
todas las biopias de reinas inglesas que prepara ese bastión de la progresía
llamado Starz, o no querrán ver “Domina”, lo nuevo de la BBC, que gira en torno
de la primera emperatriz romana.
Ese súbito odio a
la monarquía de parte de un público que hasta hace poco devoraba dramas de
época (comenzando por “the Crown”) sin importarles si glorificaban una forma de
gobierno censurable, nace de un vínculo entre reyes y colonialismo/racismo.
Efectivamente las monarquías representan una supremacía blanca. Díganselo al
Rey de Lesoto, al Sultán de Brunéi y al Emperador de Japón, jefe de una casa
real más antigua que ninguna monarquía europea.
Lo del
colonialismo va ilustrado en el artículo en el énfasis que su autora pone en la
“preocupación” del publico de saber si este relato tiene alguna conexión con la
“colonialista y racista” Familia Windsor. Efectivamente, Rae-Prescott saca del closet
a Olaf exponiéndolo como ….¡Bisnieto de la Reina Vicky! NOOOO!
Me da risa.
Victoria heredó un naciente imperio colonial que se expandió durante su largo
reinado, pero fue una más de los monarcas colonialistas. En su época,
democracias como Francia afianzaron su propio imperio colonialista, como lo
haría Estados Unidos que hasta hoy tiene colonias. Menos risa y más rabia me da
recordar que Victoria (y su esposo) fue una ardiente abolicionista, que apoyó
al Norte en contra del esclavista Sur durante la Guerra de Secesión, y que
hasta adoptó una ahijadita africana.
Pero no debería sorprenderme,
cuando Ms. Prescott nos dice que veamos la serie ya que no es un panegírico de
Roosevelt. No sabía que FDR estaba en la lista verde (el corrector de Word no
me deja decir Lista Negra) de los BLM. Sorprendente, al tratarse del presidente
cuyo gobierno se caracterizó por sus adelantos en lo que respecta a los
derechos civiles de la minoría afroamericana. Para ser justos, Prescott trata
de convencer a sus lectores de ver “Atlantic Crossing” por lo que procura
acallar posibles reparos. Por ejemplo, nos recuerda que Haakon fue elegido
“democráticamente”.
A ver, Noruega se
independizó de Suecia a fines del siglo XIX. Los noruegos solicitaron de la Familia
Real Danesa un rey. El rey danés le mandó a su hijo cuyo puesto fue aprobado y
ratificado por el senado noruego. No es talmente una elección democrática.
Haakon no hizo campaña ni fue de puerta convenciendo a sus súbditos de votar
por él. Haakon tampoco era Juan Pérez sino el hijo del Rey de Dinamarca y yerno
del Rey Eduardo de Inglaterra.
Haakon, Maud y Olaf
Es la conexión
británica la que parece ofender más a potenciales televidentes, por lo que Prescott
se apresura a tranquilizarlos. Los Windsor no merecen en la serie una representación
positiva. Dice la critica que la serie nos muestra lo incompetente que fue
George VI para convencer al gobierno de socorrer a Noruega. Primero, ya he
relatado todo lo que Inglaterra hizo por Noruega, desde Little Norway hasta las
muchas misiones de comandos en territorio noruego que costaron la vida de
muchos soldados británicos.
Segundo ¿todavía
esta gentecilla que hace artículos “históricos” no comprende que el rol de un
soberano en una monarquía parlamentaria es más sociocultural que político?¿No han oído que los reyes modernos pueden
aconsejar, pero nunca imponer sus posturas ni hacer ninguna declaración pública
que suene política?
Algo que volvió a
ponerse en descubierto a raíz de la muerte del Príncipe Felipe fue como la
nación recuerda todavía con gratitud los servicios prestados por la Familia Real
durante su hora más dura. se han escrito libros, bien documentados, sobre la
valentía de los reyes sobre todo de la Queen Mum durante el conflicto negándose
a esconderse en la seguridad de tierras americanas y compartiendo las
privaciones de su pueblo. Pero Elk, a lo Peter Morgan, busca destruir esa
imagen burlándose de la ineficiencia de un rey que no puede ni hablar bien, y
mostrando a su consorte como esnob y petulante.
Jorge VI nunca fue un mal rey
En resumen, “Atlantic
Crossing” es mala porque miente sobre detalles históricos. De poco vale que se
cuente un trozo de historia poco conocida se si falsea hechos y se difama
personajes. Y si se lo hace para ofender a quienes no pueden defenderse y para
avanzar una agenda estúpida (según una encuesta del 2013, el 90% de los noruegos
aprueban su monarquía) entonces, en buen chileno, vale hongo.