lunes, 1 de noviembre de 2021

Azafatas, Comadronas y Comediantes en el Modelo Pan Am: Las fórmulas del drama de época contemporaneo (IV)

 




“Esos sueldos solo deberían verse en un episodio de Mad Men”,  así Barak Obama denunciaba la desigualdad de salario entre hombres y mujeres en los Estados Unidos. La alusión provocó elogios por parte de Matthew Weiner,  creador de la icónica serie y confirmó que su Mad Men era un programa feminista que denunciaba el machismo patriarcal prevalente en los 60. Eso llevaría a un interés por series que mostraban mujeres de los 50 y 60 que querían atravesar el techo de cristal.

Sobrecargos y Espías en Panam

Es en el 2011, casi en la cuarta temporada de Mad Men,  cuando la NBC presenta Pan Am,  un homenaje a las azafatas de los 60. La serie comienza con tintineos feministas. Kate Cameron(Kellie Garner)  quien ha dejado su pueblo para recorrer el mundo como una auxiliar de vuelo de la aerolínea Panam, regresa a su hogar para la boda de Laura (Margot Robbie),  su hermana menor.



Laura es la consentida de sus padres, pero eso la ha hecho sumisa, dependiente y tímida. A unos minutos de la boda, Laura confiesa a su hermana que no quiere casarse. Quere ver el mundo como lo ha hecho Kate. Las hermanas huyen plantando novio, padres e invitados. Laura decide seguir los pasos de su hermana y convertirse en sobrecargo de Pan Am.



Eso coloca a ambas hermanas en los mismos vuelos, provocando una constante fricción con Kate. Laura cree que su hermana no desea ser su mentora, pero la realidad es otra. Kate tiene un segundo empleo, se ha convertido en correo de la CIA y sus misiones son peligrosas y ultrasecretas. Kate ha heredado el trabajo de su colega Bridget (Annabelle Wallis de Los Tudor y Peaky Blinders) quien,  por meter las patas,  ha tenido que ocultarse.

Además de Las Cameron, conocemos a otras dos aeromozas:  Maggie (Christina Ricci) la militante izquierdista que siempre anda buscando conflictos;   y Colette (Karine Vanasse) , una francesa muy sofisticada, pero que oculta un triste pasado. Hay dos pilotos muy latosos que parecen ser los únicos hombres para estas mujeres que buscan ampliar su mundo,  pero que en el amor se buscan parejas muy payasas. Ese es uno de los problemas de la serie, su combinación de comedia, thriller de espías y drama romántico nunca empalma.



El mayor problema de Pan Am es que no se sabe que pretende. Cuando juega a ser comedia romántica de los 60 , tipo Boeing Boeing,  funciona perfectamente. No tanto cuando quiere ofrecer un retrato fidedigno de la vida de una azafata o de sus pilotosal estilo Aeropuerto de Arthur Haley pero donde falla garrafalmente es en el relato de espionaje.



Muy necesitada tiene que haber estado la CIA para contratar a una amateur despistada como Kate. Un problema de Pan Am que no sufría Mad Men es creer que las mujeres de la época eran tontas y que se lo traían escrito en la cara. Hasta Maggie pone ojitos de pescadito de pecera.



Margot Robbie parece sufrir de la deficiencia mental que afecta al cliché de las rubias, pero al menos puede mantener los labios cerrados. Lo que es su hermana es un muestrario de dientes, porque anda por el mundo de boquiabierta con eterna expresión de shock. Me imagino que nadie la tomará por una espía ¿verdad?  

 Kate es tan atolondrada, distraída y desobediente como la Amelia Garayoa de Dime quien soy. A diferencia de Amelia, Kate siempre se las arregla para caer parada, para recibir promociones y para nunca sufrir ningún tipo de percance. Eso aleja la serie del modelo Mad Men y la convierte en una heroína de drama-comedia muy de los 60s, tipo La Chica de Cipol.



Aunque la serie ganó premio en Francia (tal vez porque la auxiliar de vuelo francesa es el único personaje que se aleja del marco de caricatura), Pan Am dejó de volar al final de la segunda temporada. Pan-am puede verse en Amazon Prime, en Sundance Now y gratis en Tubi.



Las Comadronas del East End

Curiosamente, una serie inglesalo más alejada del modelo de Mad Men posible,  conseguiría lo que Pan Am no logró mostrar:  el mundo de los 50 y 60 a través de los ojos de un grupo de mujeres que en su profesión lograban abrirse camino en un mundo patriarcal cuyos dictámenes muchas veces costaban la vida a otras cuya salud era desatendida. Call the MIdwife está basada en las memorias de Jennifer Worth, pero la serie la convierte en Jenny Lee (Jessica Raines)  una enfermera que viene a trabajar en una orden de monjas parteras que atiende a gente de bajos recursos de Poplar, un barrio del East End londinense.

Por diez temporadas, desde 1956 hasta 1966,  hemos visto a las enfermeras y monjitas atender todo tipo de emergencias médicas, partos en la nieve, en una barcaza del Támesis y durante un corte de luz en una isla de las Hébridas. Hasta se fueron a Sudáfrica,  en un especial navideño,  a atender una población de mujeres marginadas por su color.



A diferencia de Pan Am,  una serie enteramente blanca, Call The Midwife nos muestra los problemas médicos de negros, chinos, hindúes, etíopes, gitanos y judíos. Hemos visto todo tipo de parejas: gays casados con ingenuas, tríos, incestuosas y entre las enfermeras hubo un romance lésbico. La “blancura” de las parteras de St. Raymond Nonnatus cambió con la adición de una comadrona jamaiquina y la ex Hermana Bernadette (hoy Mrs. Shelag Turner)  adoptó una niñita china.




Aunque la serie tiene muchos momentos de humor provocados casi siempre por la octogenaria hermana Monica-Joan, toma muy en serio los tópicos de la salud y los cuidados de las embarazadas, incluso de las que no quieren estarlo. Hemos visto a las comadronas lidiar con los resultados de la talidomida, entrar en la era de la píldora y atender a más de una mujer que ha abortado y sufre las consecuencias de una operación que solo dejaría de ser ilegal a fines de los 60 en Inglaterra.



A diferencia de Pan Am, donde a pesar del negocio del espionaje, ninguna azafata está en peligro, las comadronasmonjas y seglares están expuestas a todo tipo de horrores. Antes de convertirse en Shelag, La Hermana Bernadette casi sucumbe a la tuberculosis. Su hijastro sobrevivió apenas a una poliomielitis, Chummy sobrevivió un mal parto, la Hermana Cynthia perdió la razón tras un ataque de un maniático sexual,  y la enfermera Barbara murió de tétanos

Es esa combinación de drama médico, realismo naturalista y un feminismo teñido de humanidad y humor lo que han llevado a Call the Midwife a ser una favorita del público, aun después de diez temporadas. No creo que haya otra serie que enaltezca tanto la lucha de la mujer en décadas pasadas por sobresalir, pero también por ayudar al prójimo. Call the Midwife puede verse en America Latina por el Canal Europa, Europa, en Estados Unidos por la PBS, y,  espero en todo el mundo, por Netflix.




Detectives Matemáticas

Un intento de volver al modelo “Panam/Mad Men”, pero también de celebrar la contribución femenina al esfuerzo bélico fue The Bletchey Circle. Desde los 90s que se había hecho pública la muy secreta actividad que durante la Segunda Guerra Mundial se llevó a cabo en Bletchey Park. Se habían escrito libros y creado cine alrededor de los decodificadores de esta propiedad de Buckinghamshire,  sobre como su descifrado de códigos del enemigo había ayudado a acabar la guerra. Nombres como Enigma, Ultra y Alan Turing se habían hecho famosos y ya había conciencia de que el 75% del equipo de criptógrafos de Bletchey lo componían mujeres. Hora era de homenajearlas.



La serie de la BBC , The Bletchey Circle gira en torno a Susan (Anna Maxwell-Martin),   un ama de casa y madre de dos hijos cuya vida se ha vuelto rutinaria. Sucede que Susan tiene una mente privilegiada que le permite resolver crucigramas en minutos. Lo que nadie sabe, ni su esposo, es que durante la guerra fue una destacada criptógrafa en Bletchey Park.

En la crónica roja,  Susan comienza a seguir las andanzas de un asesino en serie y cree poder deducir su próximo crimen. Cuando la policía no le cree, Susan busca a jean, su antigua jefa ahora una bibliotecaria escondida en sus archivos; a Mary,  la más joven del grupo, ahora expuesta a los abusos de un marido golpeador; y a Millie,  que, a pesar de toda su sofisticación,  tampoco ha encontrado un sitio en la vida civil.



La serie hace hincapié en la capacidad cerebral de estas damas,  totalmente desperdiciada y olvidada,  y en el documento firmado que exige que guarden secreto sobre sus actividades durante la guerra. Este secreto les provoca problemas en sus vidas personales, las disminuye ante una policía sexista que solo las ve como desocupadas marrulleras,  y evita que reciban el respeto merecido.

Después de dos temporadas The Bletchey Circle dejó de reunirse, pero BritBox, consciente de que este relato sobre la inteligencia femenina necesitaba un cierre adecuado creó una serie limitada trasladando la trama al otro lado del Atlántico. Bletchey Circle: San Francisco tiene a Millie y a Jean viajando a tierras californianas en pos de una pista para resolver un asesinato ocurrido durante la guerra.



En San Francisco contactan a uno de sus equivalentes , Iris Bearden, que fue parte del servicio de criptografía estadounidense. Iris, una ama de casa afroamericana, las presenta con Halley la más joven de sus colegas. Juntas investigarán tres crímenes diferentes en seis episodios. Entremedio, Millie se empareja con un policía y Halley se enamora de Jean .



Mas allá de los líos románticos y policiacos, la miniserie busca explorar todos los desbarajustes de la sociedad de la época: desde el privilegio blanco hasta la campaña de los derechos civiles, desde los espías rusos hasta la represión de la Era McCartney, desde la cultura underground de los clubes bohemios y la música Be-Bop hasta la homofobia. A mí me gustó más esta serie que la anterior, tal vez porque no apareció Anna Maxwell-Martin a la que encuentro insufrible, pero el público no concordó conmigo, acusando al programa de ser poco sutil en sus denuncias sociales. The Bletchey Circle está en exclusiva en BritBox.

Tal vez por eso es por lo que este tema de mujeres que, al entrar en profesiones nuevas o antes vedadas, y donde encuentran liberación y satisfacción personal solo funciona en escenarios artificiales, telenoveleros y alejados de realidades históricas. Esos han sido los casos de Las Chicas del Cable y de The Marvelous Mrs. Maisel.  Una pretendía homenajear a las primeras telefonistas españolas., pero devino en un modelo de telenovela añeja que privilegiaba amores y desamores por encima de la labor profesional de estas jóvenes de diferentes estratos sociales.



Intentó ser una historia detectivesca combinada on venganza feminista y ocultamiento a lo Big Little Lies, pero la abundancia de recursos baratos, presentismo y distorsiones históricas me la hizo tan ridícula y repelente como La Otra Mirada.  Las Chicas del Cable es un producto exclusivo de Netflix

Una Comediante sin Humor

El caso de Mrs. Maisel es diferente . A pesar de elogios y galardones,  se trata de una historia vacía,  perpetuadora de estereotipos y otro ejemplo de la sobrevaloración que rodea a Rachel Brosnahan. Se supone que es la saga de una privilegiada ama de casa judía de fines de los 50. Su tragedia comienza cuando su marido la abandona por la secretaria.



Midge encuentra la solución convirtiéndose en comediante, tipo Lenny Bruce (que medio la apadrina). La serie muestra como Mrs. Maisel (su nombre artístico) conquista tugurios neoyorquinos hasta lograr penetrar en el exclusivo Circuito del Borscht de los hoteles de Las Catskills.

Soy de los que no entienden por qué esta serie ha tenido tanto éxito. Rachel Brosnahan es repelente. insisten en ponerla haciendo de judía, cuando tiene más cara de mamerta que de semita. A ratos parece estar imitando a Sarah Jessica Parker,  y su mayor problema es que no es cómica.



La serie aparte de estar poblada de estereotipos judíos parece una fantasía del éxito “blanco”.  La falta de conflictos verdaderos, la incapacidad de identificación con la protagonista y la facilidad con que Midge surca por un mundo que no estaba muy abierto a mujeres independientes,  es lo que ha cansado incluso a los que inicialmente la aplaudieron.

Hay a quien le molesta que el mundo de Mrs. Maisel sea tan ‘blanco” y eso que Midge construye una especie de sociedad con un cantante de color (y gay) cuyo espectáculo ella abre con su rutina cómica. También se critica que no cubra sucesos importantes del momento. Para mí es extraño que ni ella ni su entorno mencionen sucesos políticos que interesaban a los judíos de ese tiempo,  como la Campaña de los Derechos Civiles o la Crisis de Suez. Eso es lo que aleja a Mrs. Maisel de una realidad histórica, algo en lo que no fallan ni Mad Men ni Pan Am.

Diferente fue el caso de la serie de Amazon Good Girls Revolt, una visión de jóvenes y talentosas periodistas subordinadas a una claque masculina en una revista . Situada en la Manhattan de 1969,  está basada en el libro de Lynn Novich que describe como las empleadas de la revista Newsweek demandaron a sus empleadores en 1970 por desigualdad laboral.



Aunque la serie usa un nombre ficticio para Newsweek y solo aparecen dos personajes de la vida real (Eleanor Holmes Norton y Norah Ephron) , la serie relata como las jóvenes periodistas de la revista son convertidas, a pesar de su talento y estudios, en un poco más que secretarias. El sexismo alcanza incluso a notas investigadas y cubiertas por ellas que son publicadas dándole el crédito a sus colegas varones.



A pesar de que la serie tuvo un alto rating en sitios como Rotten Tomatoes y Metacritic, gozó de la aprobación del público y fue comparada con Mad Men, se quedó inexplicablemente en una sola temporada. Una lástima, porque es bastante cercana a la fórmula  “Mad Men” y es lo mejorcito que Amazon ha hecho en términos de series de época o retro. Tanto The Marvelous Mrs. Maisel como Good Girls Revolt son productos exclusivos de Amazon Prime.

El Modelo Pan Am y La Europa de los Sesenta

Donde sí hemos podido ver esa verdadera lucha feminista de superación en un mundo machista es en series de la Europa Continental. La primera es la soberbia adaptación de La trilogía de Novelas Napolitanas de Elena Ferrante que, aunque producida con dinero de la HBO,  es totalmente italiana. En La Amiga Estupenda y La Historia de un mal nombre, la serie se ha centrado en dos amigas y condiscípulas,  en la Nápoles de la posguerra,  cuya tremenda inteligencia las convierte en rivales , primero de estudios luego de amores.



My Brilliant Friend  nos muestra que en la clase obrera machista de donde provienen Lenú y Lila, ser mujer e inteligente no es una combinación admirable. Lila es impedida de continuar sus estudios y se convierte en la esclava de un sistema patriarcal que incluso destruye sus ambiciones de diseñar calzado. En la segunda parte, Lila decide entrar en el juego del machismo como esposa burguesa que se hace cargo del negocio del marido a la par que se rehúsa a tener hijos. Solo tiene uno, pero producto de una relación adulterina y acaba la segunda temporada, libre de ataduras, criando a su hijo (on un sistema educacional que ella inventó)  con su salario de obrera.

Su amiga/rival Lenú, con el apoyo de sus padres,  termina secundaria y universidad. Al final de la Temporada 2, Lenú, ahora en Milán, no solo ha sacado un doctorado, además ha publicado su primera novela. Todo un triunfo para la hija de padres analfabetos y de clase obrera. Lamentablemente, Lenú no ha madurado emocionalmente y sigue obsesionada con su amor infantil, a pesar de saberlo el padre del hijo de Lila. My Brilliant Friend puede verse en la plataforma HBO/Max.





Ha sido en Francia , en el 2017, donde el modelo femenino de Mad Men ha sido mejor trabajado. En Speakerine, la protagonista tiene la oportunidad de subir en el mundo de la televisión gracias a su visión, talento y audacia, pero como mujer que es se espera que anteponga sus roles de esposa y madre a su carrera.

Con un trasfondo de la Guerra de Argelia, y una historia de misterio que no convence mucho, Speakerine logra demostrar lo difícil que era (y es) conjugar todos los roles femeninos y como muchas veces, la felicidad está en sacrificar algunos. Speakerine puede verse , en USA, en MHz Choice y en America Latina via Europa, Europa.



El que Speakerine, a pesar de su alto rating, solo quedase en una temporada demuestra que el modelo no da para mucho. Eso no es culpa del esquema sino de la torpeza con que se le trata. Recientemente se anunció que el nuevo proyecto de Gemma Arterton será una miniserie para la BBC titulada Funny Girl y que pretende ser una versión inglesa de Mrs. Maisel. A ver cómo les queda.

Y gracias a Hollywood Spy, me entero de que en Italia se ha hecho una miniserie sobre la afamada periodista Oriana Fallaci. La serie se centra en un periodo desconocido de la vida de La Fallaci, su temporada hollywoodense donde fue cronista de farándula, a fines de los 50. La fotografía de Miriam Leone, ex Miss Italia, en el poster de Miss Fallaci Takes America se ve definitivamente estilo “Mad Men/Pan Am”.



 

4 comentarios:

  1. I think Funny Girl should be better than Maisel, first because it is British, second because Gemma is better than the other actress. I tried watching Maisel, it was soooo boring. I have never watched Pan Am but I remember it.
    Newsreader, that I am watching on Tuesdays, is also very much about female fight as the female lead works in a very male dominated TV world of the 80s. I am rather enjoying it.

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    1. Newsreaders was a sitcom?
      Rachel Brosnahan is not funny, she’s not even pretty and always keeps, regardless of the role she’s playing, the same gestures, tone of voice and facial expression. I find Mrs. Maisel untruthful, insufferable, harmful to my tribe, and, like you said, very dull. It was very hard for women to break into the standup comedy arena. Even now, there are more funny boys than funny girls, and she has it so easy.

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    2. No, it is hourlong drama series in six episodes with Sam Reed, my husband as you recall. It is set in the 80s and follows him and a female newsreader covering all the biggest events in the famous year of 1986.

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    3. Ohh it's Australian and is very new. I'll check it

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