Si para Felipe de
Grecia, Gordonstoun fue un hogar, parara su hijo, Carlos, esa escuela representó
una prisión donde fue sujeto a bullying
y a soledad. Eso suena ilógico cuando en mi blog anterior señalé las
virtudes de la institución. ¿Como es que
los hermanos de Carlos no tienen tan mal recuerdo de esa época? ¿Había cambiado la escuela desde los días en
que el Duque de Edimburgo fue alumno o
es que Carlos es el tipo de niño que no nació para vivir lejos de su hogar?
Mi investigación
me ha llevado a varias conclusiones. La primera es que el Príncipe de Gales y
su padre poseen personalidades totalmente opuestas, por ende, lo que le
funciona al uno es el fracaso del otro. Segunda conclusión, aparte de Gordonstoun,
Felipe de Grecia destacó en todas las escuelas (incluyendo la Academia Naval de
Darmouth) a las que asistió, siendo buen
alumno, llevándose bien con los compañeros (la pelea de “The Crown” es invento
de Morgan) y demostrando dotes de líder.
En cambio, para Carlos
la experiencia del internado, tanto en Gordonstoun como Cheam, fue desastrosa.
Solo llegó a florecer ya en su adolescencia, en el medio año que pasó en
Australia y eso porque su experiencia escolar estuvo matizada por los fines de
semana en que era parte de la familia de su guardián. Y ahí está el meollo del
asunto. Cuando Felipe llegó a Gordonstoun, era prácticamente un huérfano, sin domicilio
fijo, que andaba dando tumbos en casas de parientes que ( sin quererlo)
lo hacían sentir como un recogido. En Gordonstoun, Felipe encontró un hogar y
una identidad.
La experiencia de
Carlos es diferente. El tenía un hogar donde estaba rodeado de presencias
femeninas benévolas (su nana, su abuela, su tía Margarita). De pronto una
figura paterna malévola lo arranca de ese cálido entorno, y con la excusa de
que tiene que hacerse hombre, lo manda a un infierno. Es algo extraído de
novelas victorianas como David
Copperfield y Jane Eyre. Sin embargo,
es un poco injusto culpar a Gordonstoun de la desdicha de Carlos. Incluso
Felipe creía que su hijo viviría una experiencia similar a la suya, una
experiencia positiva.
En su terquedad
por prevalecer sobre su suegra (Peter Morgan evita contarnos que quien más
luchó por evitar el destierro de su nieto a Escocia fue la Reina Madre) Felipe
no se molestó en investigar si Gordonstoun
seguía siendo como en su época. Agréguesele que, además de que Gordonstoun pasaba por una mala
racha, hubo circunstancias que agravaron la estadía del Príncipe de Gales en la
escuela. Circunstancias que desaparecieron para cuando los hermanos de Carlos
les tocó ir internos. Carlos amargamente se referiría a Gordonstoun como “Colditz
con kilt”. Los kilts son los típicos faldellines que usan los escoseses. Colditz
fue la fortaleza donde los Nazis encerraban a los prisioneros de guerra
británicos.
Un error de “The Crown
“es hacernos creer que Carlos hubiese sido feliz en Eton. Es posible que como
deseaba su abuela y Dickie Mountbatten, Carlos hubiese hecho amistades allá con gente que después habrían trabajado para él.
En realidad, Eton era un típico internado inglés para la elite y como tal sufría
de sus mismos defectos: castigos corporales, un sistema(el infame fagging) en el que los alumnos mayores se aprovechaban
de los pequeños, y todo un catálogo de abusos
que por supuesto abarcaba el sexual. Incluso si se podían superar todos estos
horrores, el mismo currículo estimulaba
en el alumno una represión emocional que lo ayudaba a ser un gran soldado, estadista
o gobernador de colonias, pero que no lo
preparaban ni para el amor ni para la paternidad.
Lord Mountbatten y el sombrero de Eton |
Hace medio siglo
que se lleva estudiando los beneficios y maleficios del sistema de intenados
elite británico y sus repercusiones en
la vida adulta de los alumnos. Libros como
The Old School Tie de Jonathan
Gathorne-Hardy expusieron horrores que ya antes literatos y estadistas (desde
Churchill hasta Orwell) habían narrado
en sus memorias y novelas. Ya son conocidos horrores como el bullying
formalizado y la crueldad psicológica que se les imponía al alumnado.
Lo que le sucedió a Carlos en Gordonstoun
pudo ocurrirle en cualquiera de los internados tops ingleses, incluso los más
progresistas como Winchester, con su
énfasis en los estudios antes que el deporte, o Marlborough College (donde estudió Sir Alan
Lascelles) que sería el primer internado elite en admitir mujeres.
Aun así, persiste
hoy en día, la idea de que una buena educación y la maduración de un individuo
solo se consigue alejándolo del hogar y de su sistema de apoyo. Ese no es un
fenómeno únicamente inglés. Recordemos La Rosay y otros sofisticados internados
suizos. En Estados Unidos tenemos La Academia Phillips en Andover (donde estudiaron Los Bush, Jack Kennedy y Humphrey Bogart) y
Groton, donde Franklin Delano Roosevelt sufrió de un bullying similar al que
tuvo que aguantar Carlos.
Incluso las
mujeres de cierta clase social acaban en internados. La Princesa Ana se graduó
de Benenden; Sarah Fergusson fue a Hurst
Lodge; Carolina de Mónaco fue a St. Mary’s , un convento en Ascot; y hasta
Diana que era pésima alumna y nunca terminó la secundaria, pasó por dos
internados.
Ni a Diana ni a su marido les gustó la experiencia de ir internos. |
Entonces queda la
pregunta. ¿Es bueno el sistema
educacional que separa al niño de la familia? Incluso Carlos mandó a sus
hijos a Eton de donde hoy se gradúan más actores (de ahí se graduaron Damian
Lewis, Hugh Laurie y Tom Hiddleston) que estadistas. Sin embargo, Carlos fue
siempre infeliz lejos de casa.
Se esperaba que Carlos,
como su madre y su abuelo, fuese educado en casa con tutores. Felipe se
opuso y matriculó a su primogénito en Hill House School una primaria diurna que
no quedaba muy lejos del palacio. En su día,
eso causó controversia, porque ningún rey o reina de Gran Bretaña hania
ido a la escuela. En Hill, Carlos no tuvo problemas, y eso que no recibía
ningún trato deferencial. Incluso hizo amistades. Aquí unos videos de su estadía.
El hecho de que
exista un video público de los días escolares de un niño muestra la raíz del problema y la diferencia entre Carlos
y su padre. Felipe era príncipe sin reino. Carlos es hasta hoy el futuro rey de
Inglaterra. En Gordonstoun, la sangre azul de Felipe no importaba, podía pasar desapercibido y valerse por sus
propios medios. En cambio, desde su nacimiento, Carlos no era como los demás
niños. Su vida era la comidilla de la prensa. Agreguémosle su frágil salud y su
timidez y ya nos encontramos con el caso de alguien que no debió ir a un
internado, o por lo menos, no a edad tan
temprana.
A los nueve años, a Carlos lo mandaron interno a la Cheam School donde también había estudiado su padre.Ya en Cheam,
Carlos comenzó a sufrir su calvario. Como no era muy deportista, no estaba en
forma y estaba un poco pasado de peso. Los gritos de “gordo” lo perseguían al
igual que las burlas por sus orejas que le ameritaban el mote de “Dumbo”. Dicen que Carlitos se la pasaba llorado por
los rincones abrazado a su osito de peluche. Y es que los internados son
ideales para este tipo de situaciones.
Por eso, yo
víctima de bullying en una escuela diurna, temblaba de terror cuando mi madre me
amenazaba “¡Te voy a mandar interna!” Recuerden que incluso en Hogwarts hay
alumnos que abusan de los demás, desde los que le esconden los zapatos a Luna
Lovegood hasta Draco Malfoy y sus ineptos secuaces. Y no nos olvidemos que James Potter y su
panda, con sus humillaciones, destruyeron a Severus Snape volviéndolo un ente
oscuro y amargado.
Hay una carta de
la reina a Anthony Eden en la que le cuenta que Carlos no parece muy contento,
tras las vacaciones, de volver a Cheam. ¿Entonces
por qué mandarlo a otro internado, y uno más lejos todavía? Para colmo, Gordonstoun había cambiado mucho.
No estaba en una etapa pionera, experimental con pocos alumnos. Aunque “The
Crown” nos muestra a Kurt Hahn recibiendo a Carlos, el educador ya se había
retirado y regresado a Alemania.
La generación
escolar de la época de estudiante del Príncipe de Gales (1962) era particularmente
poco recomendable . Aunque el fagging
estaba prohibido, un grupo de
indeseables se había hecho del poder y maltrataba y dominaba a los menores,
convirtiendo a Gordonstoun en una especie de La Leoncio Prado, como la de La Ciudad y los Perros de Vargas Llosa.
Preparándose para
la llegada del principito, las autoridades de Gordonstoun, aplicaron algunas
nuevas normas. La primera era que cualquiera que maltratara a Carlitos se iba a
llevar un buen castigo, la otra era que
el consumo de alcohol y cigarrillos, que hasta entonces era permitido para los alumnos
mayores, quedaba prohibido. Como una fuente de lucro para la Bullymafia de Gordonstoun
era el trafico de estimulantes, ya podrán imaginarse la bienvenida que le esperaba
al nuevo alumno. Aqui un video propaganda de Gordonstoun en 1962. La verdad era muy diferente.
Por empezar, Carlos tuvo que dormir en una cama mojada al lado de una ventana abierta en una
noche de lluvia. Tal vez a Felipe no le importaba dormir con una capa de nieve
sobre la colcha, pero su hijo era un niño de pulmones delicados. De milagro que
no le dio una pulmonía
Una de las características
más repulsivas de un bully es que
puede ejercer su maldad de manera tan sutil que no puede ser detectada. El
maltrato compulsivo y sistemático de Carlos no era tal que atrajese la atención
de los maestros y el pobre niño no quería ser un delator. Un ejemplo era abusar
de Carlos en los deportes, a los que el no era muy ducho. Nadie iba a recibir
un regaño por empujar al príncipe en el calor de un match y si la pelota de
rugby le daba en la cabeza de Carlos o el bastón de hockey casi se partía en
las canillas reales, obviamente era un “¡se me chispoteo!”
Otra tortura que sufrió
Carlos fue debido a sus ronquidos. De noche lo despertaban golpeándolo en la
cabeza con almohadas y objetos más contundentes y gritos de “¡déjanos dormir!”.
Otro daño sutil era impedir que algún alumno intentara hacer amistad con el
príncipe. A través del miedo y del ridículo, la camarilla en el poder alejaba a
cualquier amigo potencial.
Incluso los maestros
colaboraban con la tortura. Uno por años se ufanó de haberle administrado un
azote a Carlos (“con estas manos golpeé el trasero del Príncipe de Gales”. Es posible que tal historia sea apócrifa,
aunque otra innovación de Gordonstoun es que ahora se aplicaban castigos
corporales. Los únicos docentes que ayudaron a Carlos fueron Robert Waddell, el maestro de
arte y Eric Anderson, el maestro de inglés, quien ayudaría al príncipe a encontrar un
desahogo en las tablas.
Carlos entre su padre y el Capitán Tennant |
Otra ayuda, la
encontró el Príncipe en el hogar del Capitán Iain Tennant y su esposa Lady
Margaret que vivían cerca de Gordonstoun. Tennant era miembro del comité de la
escuela y Margaret había sido amiga de la infancia de la reina, su hogar se
convirtió en un refugio para Carlos en los fines de semana. En su primer año,
el príncipe tuvo también el apoyo de
Donald Green, el detective-guardaespaldas que aparece en la serie, pero un
famoso incidente estaba a punto de separarlo de Carlos.
En su segundo año
en la escuela, Carlos y sus compañeros fueron llevados a un cine cercano.
Alertada la prensa se presentó en masa. Hubo una estampida, no pudieron entrar
al cine y Carlos se halló separado de sus compañeros y de Greene. Buscó refugio
en la tienda mas cercana que resultó ser un pub. Obligado a tomar algo, el
príncipe de catorce años solicitó el
único licor que había probado en su vida un brandi de cerezas. Para su mala pata,
justo un periodista estaba en el bar y ya se imaginarán como el cuento llegó a
los periódicos. Además de recibir castigo, Carlos tuvo que ver como despedían a
Green, privándolo de uno de sus grandes
apoyos.
La infelicidad
del alumno no se la guardó para sí. Desde el comienzo de sus estudios que Carlos bombardeó a su familia con cartas
narrando su desdicha y suplicándole que lo retiraran de la escuela. Nadie le
hizo caso. Por más que su abuela abogara por él, los padres de Carlos no
prestaban atención
Nos parece tremendamente
cruel la actitud de Felipe y de Isabel y, sin embargo, no eran diferentes a
otros padres de la época. Felipe le escribía a Carlos aconsejándole ser fuerte
y estoico. No se daba cuenta de que, a su hijo, por débil y pequeño, era muy fácil
atropellarlo. Felipe, atlético y alto, nunca fue víctima de bullying. También, el Duque solo tenia una imagen de Gordonstoun
que no correspondía la contemporánea que vivía Carlos.
Los hermanos de
Carlos, sus sobrinos y primos fueron a Gordonstoun y no pasaron problemas
porque la escuela superó esa etapa caótica que coincidió con la estadía del Príncipe
de Gales. Además, ellos no eran “la estella”que era Carlos atrapado entre los
compañeros brutales y el asedio de la prensa. El caso de Isabel es diferente.
En The Crown nos la muestran
plenamente consciente del daño psicológico que se le esta infringiendo al hijo,
pero obligada a someterse a los chantajes del marido. Yo creo que ese cuento
nunca se materializó en la realidad.
La reina había
hecho un trato con su esposo y ella cumplía su parte. La educación de sus hijos
era parte de los deberes del Mr. Mom
de Edimburgo. Isabel no se metía en las decisiones de Felipe como padre. Lo
entiendo, en mi casa, mi madre tomaba todas las decisiones respecto a nosotros,
desde nuestra comida hasta a que escuela iríamos. Incluso, solo ella podía
administrar castigos corporales.
Por otro lado,
Isabel ni podía imaginarse el calvario de su hijo mayor. Ella nunca fue a
ninguna escuela. Sin embargo, todos sus amigos varones (Incluyendo su marido)
eran egresados de internados y todos habían sobrevivido. Si Carlos iba ser
parte de ese grupo, tenía que adaptarse a su escuela. Isabel no se daba cuenta
de que no todos los niños nacen para ir internos. La prima de Felipe, Alejandra
de Grecia, contrajo tuberculosis y anorexia en su internado. Aunque su madre la
retiró, la experiencia la marcó de por vida.Sin embargo, y
este es el detalle mas curioso de la trayectoria escolar del príncipe de Gales,
es que hubo un internado donde fue muy feliz.
Parte del inconcebible y brutal esquema educacional que Felipe trazó para el heredero al trono estaba enviarlo a un internado más lejano, más salvaje. Así Carlitos acabó, en 1966 , pasando un semestre en Timbertop, en el Outback australiano. En este mundo antipodeo, Carlos convivio con chicos australianos mucho más independientes que él, que sentían gran desprecio por los “poms”(ingleses), y ningún tipo de respeto por alguien que no se lo ganara, aunque fuera el futuro rey de Inglaterra.
Parte del inconcebible y brutal esquema educacional que Felipe trazó para el heredero al trono estaba enviarlo a un internado más lejano, más salvaje. Así Carlitos acabó, en 1966 , pasando un semestre en Timbertop, en el Outback australiano. En este mundo antipodeo, Carlos convivio con chicos australianos mucho más independientes que él, que sentían gran desprecio por los “poms”(ingleses), y ningún tipo de respeto por alguien que no se lo ganara, aunque fuera el futuro rey de Inglaterra.
Timbertop, una
filial de la Geelong Grammar School de
Melbourne, estaba sitiada en una zona casi desértica. Como Gordonstoun, en días
de Felipe, era un enclave primitivo donde los alumnos tenían que apoyarse mutuamente
para sobrevivir. En Timbertop, Carlos al igual que todos sus compañeros, partió
leña y limpió basura. Como parte de su
educación, el Príncipe de Gales emprendió
largar caminatas bajo un sol ardiente,
cargando una mochila que le hacia sangrar la espalda, participó en excursiones donde durmió en
sacos de dormir congelados y hasta se fue a explorar Nueva Guinea. En estas aventuras Carlos encontró víboras y arañas, pero ningún
periodista.
Esos
son los días que Carlos consideraría los más felices de su etapa escolar donde iría
a pescar truchas, aprendería a usar un boomerang, y desarrollaría la suficiente
confianza para enfrentar multitudes en algunas ceremonias oficiales que le tocaría
presidir durante su estadía en Australia. Ahí Carlos comenzaría a relacionarse
con el publico y a perder su timidez.
¿Pero cómo se
explica que haya sobrevivido, gozado y hasta se haya beneficiado de una experiencia tan ardua? Hubo
algunos factores que ayudaron. El primero fue su alojamiento. Por ser uno de “Los
chicos grandes— Carlos ya tenía 17 años-— se le permitió tener un
dormitorio y salita que solo compartía con otro compañero, Stuart McGregor que
pronto fue su mejor amigo. Aquí no tuvo que dormir apiñado con otros
monstruitos expuesto a ventanas abiertas, sabanas mojadas y golpes
nocturnos. Segundo factor, en Timbertop
no había periodistas, no había privilegios, pero tampoco rencores sociales.
Carlos era uno más de los estudiantes . Luego que probó que aguantaba como
cualquiera las condiciones de la escuela, fue totalmente integrado.
Carlos talando arboles en Timbertop |
Curiosamente,
Carlos encontró en Timbertop lo que su padre en Gordonstoun, compañerismo y el
placer de convivir con la naturaleza. David Copperfield encontró su Hogwarts en
Oz. pero hay que añadir otro factor importante. Felipe envió con su hijo a David
Checketts, su edecán. Un ex oficial de la Real Fuerza Aérea, Checketts no pertenecía
ninguna elite. Era un hombre de clase
media, sencillo y natural, exactamente lo que Carlos apreciaba/aprecia en la
gente.
Checketts y su
familia rentaron una granja cerca de Timbertop, y el príncipe pasaba los fines
de semana allí. Ayudaba en la cocina a Leila Checketts, iban a pescar con David,
o veía televisión en piyama con los hijos de la familia. En suma, tenia una
familia, una muy diferente a la suya. Checketts diría de Carlos que a Australia
“’llegó un niño y volvió un hombre”.
Checketts se convertiría en el primer secretario privado del Príncipe de Gales |
El Príncipe de
Gales regresó a Gordonstoun con la confianza suficiente para soportar su último
año escolar, para sacar buenas notas y ser nombrado guardián lo que conllevaba
tener su propio cuarto. Sin embargo, Carlos nunca se recuperó del abuso sufrido
en Gordonstoun. Fue una experiencia que lo marcó de por vida.
Años más
adelante, tanto la reina como el Príncipe Felipe, se condolieron de haber
enviado a su hijo a vivir una experiencia para la que no estaba capacitado. Aun
así, perdura la duda. ¿Son los padres de Carlos culpables de los errores en la
vida de su hijo? ¿Podemos culpar a
Gordonstoun de las falencias del Príncipe de Gales? y la pregunta del millón: ¿Fue la Reina Isael
una buena madre? De eso hablaremos en mi próximo post.
Dedico este post a todos los niños víctimas de bullying (no importa a que género pertenezcan o que color de piel tengan o de que clase social provengan) Ojalá hubiera un paro a favor de ellos. Porque si las mujeres que los parimos, no hacemos huelga por ellos. ¿Entonces quién?
Dedico este post a todos los niños víctimas de bullying (no importa a que género pertenezcan o que color de piel tengan o de que clase social provengan) Ojalá hubiera un paro a favor de ellos. Porque si las mujeres que los parimos, no hacemos huelga por ellos. ¿Entonces quién?
Hola Male:
ResponderEliminarMe gustó mucho la entrada!
Qué triste la infancia de Carlos, por ese lado, la escuela marca mucho. Es una lástima que en esa época los adultos no prestaran atención a las características individuales de cada niño y no dieran cuenta que lo que resulta para unos, no lo es para otros.
Siempre me han causado impresión las escuelas inglesas de esa época y los castigos infligidos a los alumnos. En este , sentido me gusta mucho la crítica que hace la película The Wall.
Saludos Male, ya me pondré al día con el resto de tus entradas! Siempre es un gusto leerte
Gatita Any, ya nos habíamos olvidado de ti. Como en todo, parece que hemos progresado desde los días de Carlos, y no es cierto. El camino es largo. Mas allá de esos internados tan extraordinarios, hay una película excelente sobre eso con Colin Firth y Rupert Everett, el bullying sigue en existencia y en una era en que hombres y mujeres andan iracundos por el mundo, es natural que se presente esa agresividad entre los niños.
EliminarYo tengo un problema con los internados, incluso a nivel universitario, los únicos que sobreviven son los que no estaban contentos en casa, por eso me dicen que yo debí ir interna. Pero no lo creo, porque como Carlos, yo era muy frágil (y ahora que estoy vieja, peor) y mas encima desconfiada. Aun así, yo experimenté bullying en dos colegios en Chile, y uno en Usa. El bullying se detuvo cuando fui a la escuela judía, pero porque mi hermano les pegaba a todos los que me hacían llorar. Así que no es solo un problema de internado.
lo otro es que Carlos comenzó a sentirse mejor con adultos, a acercarse a todas esas personas que podían protegerlo. YO también. Por eso fue un gran error casarse con una cabra chica que necesitaba que la protegieran. LO bueno es que Carlos ha apoyado mucho a sus hijos. La ironía es que Wills y Harry adoran a sus abuelos.
Besos