jueves, 21 de junio de 2018

Una Segunda Oportunidad; La Otra Mirada Capítulo 6



Este capitulo si que fue la guinda del pastel .  No sé qué es más grotesco , el que un simple test de orientación vocacional cause tanto revuelo, o el que Candela quiera ser bióloga si no le entra ni la evolución de los anfibios,  o que Manuelita esté tan empeñada en que Teresa se quede cuando es obvio que solo causa problemas.

El examen de la discordia
A Manuelita se le ocurre pasarles a las que parecen ser las únicas alumnas del plantel, un test vocacional. A ver, estos no existían en esa época. Primero,  porque la carreras abiertas, aun para varones, eran mínimas (mi padre en los 50s entró a Economía, porque odiaba la medicina, lo aburría el derecho,  y no le apetecían carreras físicamente exigentes como agronomía o ingeniería civil o de minas).

Segundo,  porque la mujer española apenas hacia una década que tenia abiertas oficialmente las puertas de la universidad y de la educación superior. Eso quiere decir que si alguna chica iba la universidad, para haber llegado hasta ahí, tenía que tener muy claro lo que quería estudiar. Porque yo nunca he visto un test de esos que te diga  lo que  no debes estudiar o para que eres malo.

 Por eso es por lo que este test que es visto por Margarita ( en su mejor actitud Draco Malfoy)  como un eliminador  que separará a las que valen de las que no, me pareció extrañísimo. La misma Teresa que parece estar familiarizada con todos los adelantos (incluso los futuristas. ¿Será que tiene un Tardis en la mochila?) se escandaliza y se opone a la idea de obligar a las niñas a vivir bajo el estigma de que “no son buenas para algo”.

Lo cierto es que en USA estos tests son opcionales, y  jamás son vistos como determinantes. Incluso hay detractores que consideran que  pasárselos a estudiantes de secundaria ( y menos a los que tienen ya bajas calificaciones)  es prematuro.¿ Acaso en España es diferente?  Porque ya me he dado cuenta de que “La Otra Mirada”  se enfoca nada más que en lo presente y lo disfraza con modas de los 20s.

Pero todo el capítulo se sintió que hablaban de una sociedad totalmente ajena.  Algo como la China moderna o la saga de Divergent. Para más remate, a Teresa,  que no puede estarse quieta, se le ocurre hacer un taller bastante anarquista en el que les enseña a las chicas a oponerse a las figuras de autoridad (WTF?) y así no hacerle caso a quienes quieren imponerle ideas. ¿No hubiera sido mejor, siendo que el test no es obligatorio, negarse a tomarlo?

En toda mi vida solo he tomado un test vocacional. Lo hice por curiosidad, en mi último año de College cuando ya había sido aceptada en un programa de posgrado de Literatura Hispánica. Lo chistoso es que me dio una larga lista de posibles profesiones entre las que no estaba ni la docencia ni las Letras.  En cambio decía que seria excelente jardinera (hasta hoy planto una semilla y al rato se seca), periodista y bibliotecaria. Lo último lo recordé cuando cambié de carreras en medio de un doctorado , y lo de periodista solo vine a acordarme en este siglo cuando me encontré metida hasta las narices en el periodismo de farándula. Yo creo que estos tests hay que verlos como recomendación , pero no como factores concluyentes.

Bueno, los resultados son deschavetados, más por la reacción de las niñas que por ellos mismos. Maria Jesús, que es la estrella de la clase de ciencias de Luisa,  descubre que tiene talento para el arte (a propósito, si una niña,  incluso de once años,  mostraba aptitudes para el arte podía postular a la Escuela de Artes y Oficios sin tener que pasar el bachillerato). Maria Jesús no se preocupa porque ha decidido casarse (con un hombre al que ni conoce).

Flavia se sorprende porque le ha salido que debe ser abogado (la mas callada en clase y la que no quiso votar), pero sus padres desean que estudie Farmacia. A ver, yo quisiera hablar con los libretistas porque no los entiendo. Todo indica que los padres de Flavia lo único que quieren es que se case pronto y comience a tener hijos que hereden el negocio y puedan compensar lo que habrá costado montar un laboratorio. Margarita está muy contenta porque le ha salido que su carrera debe ser la medicina. Yo creo que esa chica está pintada para las tablas. Pero la que se pone peor es Candela. Le ha salido que busque carrera en “Cultura General” (¿??) y ella quiere ser bióloga.

¿Qué quiere decir bióloga en 1920? ¿Qué carrera es esa? ¿A qué bióloga Candela conoce y admira y ve como modelo?  ¿En qué planea trabajar? Mas importante, ¿que la hace pensar que está capacitada? ¿Qué hace en su tiempo libre que pueda hacerla pensar que ese es su camino? Para colmo resulta que su peor ramo son las ciencias, que no da pie en bola ahí. Es como si yo hubiese querido ser escultora o maestra de gimnasia.

Respeto y aplaudo a quien supera obstáculos para cumplir sus sueños, pero hay una diferencia entre fantasías y objetivos. Muchas maestras, como lo hará Luisa con Candela eventualmente, me ayudaron a pasar los requisitos de matemáticas que me persiguieron hasta la universidad, pero ninguna me recomendó (ni a mi se me hubiera ocurrido) ser ingeniero matemático. Mi discalculia lo impedía.

Teresa niega que existan los dones o la vocación. Si fuera por eso, Tere,  el Fuhrer hubiera podido entrar y graduarse de la Academia de Arte de Viena y otro gallo hubiera cantado en Europa. Zelda Fitzgerald se empeñó en ser una Prima Ballerina cuando ya contaba como 30 años, tenía una hija y nunca había tomado una clase de ballet en su vida. Hizo el loco y se volvió más loca que lo que estaba. Para ser bailarina de ballet hay que comenzar muy joven, cuando el cuerpo todavía es elástico.

En fin a Candela no le parece y carga con las maestras. Irrumpe sin golpear,  en el claustro,  las apostrofa a gritos y se porta más grosera que Harry Potter en su últimos años en Hogwarts. En esta escuela, las maestras no tienen autoridad,  no inspiran respeto, esto es un circo. Temblorosa,  Angela le recuerda a Candela que puede ser maestra. 

El chorro de sarcasmos y ofensas que sale del hocico de la alumna merecería una pateadura. Primero que en la España de entonces, ser maestra era el sueño de la gran mayoría de mujeres que soñaban con ser profesionales. Segundo, más respeto, señorita. Después del trabajo doméstico y la prostitución, la enseñanza es la labor más ardua e ingrata que puede emprender una mujer (o un hombre) y realmente se necesita vocación para llevarla a cabo.

Luisa se apiada de Candela y decide darle clases particulares para que pase ciencias. Y eso que Luisa tiene muchos problemas en sus manos.  María Jesús se ha pasado la mañana comprando vestidos para conocer al novio. Estas niñas salen cuando quieren, tienen poder comprador, Guau!

Luisa se vuelve totalmente inoperante. Solo recuerda el problema cuando llega a su casa y se encuentra a Arcadio y a Maria Jesús en el sofá pimplando vino (pensar que en la liberal NY , la edad legal para beber son los 21). Aunque todos están cortados, ni la Avestruz ni Arcadas tienen la intención de romper. A Maria Jesús poco menos que hay que traerla a rastras a la escuela. Perdón, ¿no hay conflicto de interés aquí?  ¿No van los padres de MJ a sospechar (sobre todo si es de familia pudiente) que la maestra arregló este noviazgo?

Después de todos los líos con Roberta, Luisa debería informar a los padres de la alumna y que ellos arreglen el asunto, pero ni se lo cuenta a Manuelita (ni a Doña Manuela. ¿No eran tan compinches?) Se lo cuenta a Angela que es como contárselo al refrigerador. En cambio,  le cree el verso al hijo de que se ha reformado y que hasta trabaja en una fábrica gracias a la recomendación  de Javier (alias “el Pollo”). Luisa cae en la credulidad, aunque trata de convencer a Ma.  Jesús de que tiene muchas esperanzas en que continúe sus estudios.

El aparente cambio de Arcadio es eso, aparente. No hay tal trabajo, no hay tal Pollo. El simpático saca a comer a Maria Jesús y le juega el viejo truco de “se me quedó la cartera en casa”. Luego que la dama paga, el patán la hace quitarse los zapatos (más encima es enano) para darle su primer beso.

Nostalgia de Roberta

Teresa no ceja en su empeño de que Roberta regrese a la Academia y va hasta la finca de los Luna. Los padres de Roberta se niegan a reintegrarla a la escuela. Maria Antonia dice que “necesita” a su hija para que la ayude en las labores domésticas. ¡Si tiene como cien sirvientas! Pero si le permiten hablar con Roberta.

Teresa encuentra a su alumna echada en una silla, bordando. Se ve que harto ayuda en el trabajo doméstico. Roberta no está feliz de ver a Teresa a quien culpa por su retiro de la escuela. Teresa intenta convencerla de que regrese. El problema con Teresa es que ella todo lo ve fácil. Se niega a ver las repercusiones que tienen las acciones que ella y los demás toman.

Roberta le dice que en la finca se siente protegida, que ahí nadie sabe lo ocurrido. “Aquí sigo siendo la cría de mis padres”. Teresa le recuerda que en La Academia ella era “Roberta Luna”. ¿Pero quien era Roberta Luna? ¿Y querrá/podrá Roberta volver a serlo?

Teresa chantajista
Teresa se acuerda de su investigación y se va a buscar al Viejo Peralta. No lo encuentra, pero conocemos a su secretaria. No se ve muy seductora y mira con cara de limón agrio a la de pantalones. Teresa comienza con el cuento de la periodista que quiere saber si el patrón fue a la fiesta, etc. La secretaria se niega a responderle y entonces Teresa lanza todas sus cartas sobre la mesa. Le dice a la secretaria que sabe que se acuesta con el patrón,  que si no le da información le contará todo (con pruebas) a la Señora Peralta.

Me quedo tan estupefacta como la secretaria. Teresa, además de chantajista y chismosa, vuelve a pecar de arrogante. No tiene pruebas, no está ni segura de que sea cierto lo que dice. ¿Qué tal si a la Señora Peralta no le importa o qué tal si la Guardia Civil con la que amenaza la secretaria, si se interese en saber que anda husmeando Teresa y sus motivos para hacerlo? Teresa trata de convencer a la secre que Peralta no la quiere. ¿Qué sabe? ¿Por qué se mete? Teresita, a ti te encanta inmiscuirte en la vida de los demás y dejar todo destartalado y sin más motivo que tu propia vanidad. La secretaria, un poco tonta, le dice a Teresa que Peralta no fue a Portugal,  sino a Canarias con ella. Entonces Peralta fue La Pistola de Chejov.

Teresa no ha conseguido nada, y se ha echado enemigos encima, porque la secretaria se pasaría de tonta si no le avisa al amante del chantaje de la maestra. La pelirroja hace lo que mejor sabe: destruir y luego huir. Se auto-despide y le dice a Manuelita que busque un reemplazo . Manuelita se sorprende que tanta rata abandone su barco y pregunta si es culpa de ella.

Teresa se despide de Nildo, pero no de Ramón, pobre iluso, quien se entera por Nildo. Lo que si hace Teresa es regalarle al conserje su pitillera que compró en México. ¿Cuándo estuvo en México?  Porque desde 1908, México estaba en revolución. ¿Ahora nos van a decir que Teresa fue una Adelita?

Manuelita no puede y no quiere un reemplazo para Teresa que en tantos líos la ha metido. Le pide a Teresa que le de un plan de estudios para su sucesora. Por supuesto que Teresa no lo tiene. En cambio le da una descripción de cada alumna y como se relaciona con sus materias. Manuelita conmovida le dice a Teresa que se nota el cariño que le tiene a las alumnas y que no le permitirá irse.

Si, muy bonito, pero Teresa no se está yendo porque la echen o porque no la quieran en la escuela, es una decisión propia que recuerda a la de Julia Roberts en “La Sonrisa de Mona Lisa”. Ella vino buscando algo que no encontró, de paso creo cien líos y armo cien desastres, y ahora tal como la noche en que murió su padre, huye porque es más fácil.

Teresa acepta quedarse porque ya encontró otra campaña para provocar mas desaguisados. Se va en busca de Roberta y le dice que juntas denunciaran a Rafita. Ayyy, me das miedo Teresa. Tiemblo por lo que le vaya a pasar a Roberta.


Vestidos de la noche
Factor pantalones: Otra vez impresiona Teresa con blusa tejida color marfil con gran cuello mariposa y lacitos. La combina con palazzos amplísimos color gris azulado.


Lastima que para visitar la finca de Los Luna se cubra con esto que mas tapado parece tapiz de silla.

En cuanto a vestidos gana Maria de Jesús que está de estreno con este vestido “Gatsby” en chiffon tono amarillo pálido de falda acampanada.

Vista de enfrente, noten el escote redondo y las mangas capa.

No soy amiga de los clochés, pero este me gusta. Confeccionado de paja con banda de encaje y ramillete de flores.

Hay algo sobre la moda que quería decir hace rato. Mi interés por la veracidad histórica en los period pieces nació precisamente de tanto notar anacronismos de vestuario y seria injusta si no los notara en “La Otra Mirada”. La ropa de esta serie es preciosa, pero no corresponde a 1920. Si se fijan en una foto de Maria de Jesús hay una señora paseándose con un tailleur celeste que casi le cubre el zapato. Eso es correcto.

En 1920, las mujeres volvieron a usar faldas largas precisamente porque al acabar la Gran Guerra ya no hubo restricciones de tela. La moda de ese año siguió las líneas de la ropa usada en años anteriores, por eso los vestidos Gatsby, las cinturas bajas, los sesgos en la cadera,  y sobre todo las faldas cortas pertenecen al futuro. Las faldas  fueron subiendo a lo largo de la década hasta llegar a la rodilla en 1925. Por eso, aunque elegantes estos trajes no son fidedignos.


En cuanto a sombreros.  El 1920 se usaron sombreros de ala ancha (como el de Doña Manuela), boinas, tricornios pero el famoso cloché , tocado típico de los Locos Veintes no entraría en el vestuario femenino sino hasta más tarde. Fue creado por Madeleine Reboux en 1908, pero nunca tuvo acogida sino hasta que lo reciclaron en 1922.

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