Las segundas
temporadas suelen ser más flojas que las primeras, esto le ocurrió incluso a la
deslumbrante Warrior. ¿Sería que no me gustó el auge de Zing, un
personaje que nunca me atrapó, o el cambio de interés romántico del
protagonista? ¿O nos cansamos de presenciar siempre lo mismo, Leary vs Chinos; Hop Wei vs Lon Zhi, Ah Sahm
vs Mai Ling? El caso es que puedo
entender que se haya pensado en cancelarla.
Comenzamos con Ah
Sahm que ha retornado al rebaño de Padre Jun, aunque sigue vinculado al burdel
de Ah Toy. Ah Sahm, conoce el secreto de la Madame. Ambos participan en
sesiones nocturnas, a las que se agrega la pequeña Leí, para castigar a blancos
que maltratan a chinos.
Ah Sahm no ha
perdonado a su hermana por su traición. En un encuentro en un templo donde
ambos honran la memoria de sus padres,le comunica a Mai Ling que planea vengarse. “Desearás que haya muerto”
le dice.
Aunque su cuerpo
se ha recuperado, mentalmente Ah Sahm no ha superado su derrota a manos de Li Yong
y vive preparándose para su revancha, eso lo lleva a la Barbary Coast, el bajo
mundo de San Francisco, a unos clubes de
peleas que utiliza como un peligroso centro de entrenamiento. El club pugilístico
es manejado por una mexicana simplemente conocida como Vega. La relación
profesional entre estos dos parias se vuelve amistad romántica y ahí está mi
primer descontento. ¿Qué pasó con Penny?
Aaaah, ya les
dije en mi reseña de la Primera Temporada, que nuestro héroe sufría de un
exceso de orgullo. Esta falla trágica , que costó la vida de héroes clásicos, en Ah Sahm se combina con rencor. El mismo que
siente por su hermana define su relación con Penny. No le perdona que haya sido
ella la que cortó su relación, no le perdona (y se lo lanzará a la cara) que lo
haya llamado “criminal”. ¿Y qué eres
nene? ¿Monje franciscano?
Penny tiene
muchos problemas. Su padre falleció de un infarto el día en que Leary asaltó a
sus obreros. Ella se ha hecho cargo de sus hermanas y de la fábrica Mercer. Eso
le da una independencia del yugo de su
deplorable marido, pero eso la coloca ante los ojos de Ah Sahm en la categoría
de Mai Ling: Una mujer que no necesita hombres sino para utilizarlos. Ay este
chico nos ha salido bien machista.
Penny, desoyendo las
protestas de su marido y de Buckley, ha contratado coolies para su fábrica. El
problema es que no alcanzan a llegar al trabajo. Los interceptan los irlandeses
y los apalean. Desesperada, Mrs. Blake solicita de Jacob que busque a su ex amante.
Un Ah Sahm
sobradísimo se presenta bruscamente en la oficina de Penny y la trata con frialdad,
sin siquiera darle el pésame. Se burla
de la oferta de su ex amante de contratar Tongs del Hop Wei para proteger a los
coolies. Le recuerda que, si lo hace, ella será tan criminal como él.
Hay algo que
supera los rencores infantiles de nuestro héroe, su ambición vengativa. En su
intercambio con su hermana en el templo, Ah Sahm deja ver que le gustaríaliderar el Hop Wei. ¿Y qué mejor modo que el estimular
las rebeldías del joven Jun? Aunque comprendo que nuestro héroe ande resentido
con Padre Jun por pegarle, ponerlo en peligro en el ring, y abandonarlo como calcetín sin par cada vez
que Ah Sahm toca fondo, me duele que utilice a su mejor amigo para su venganza.
Aprovechándose de
lo que perciben como la debilidad del Hop Wei, otros Tongs menores se han metido
al negocio de la melaza (léase tráfico de opio) . Joven Jun, aconsejado por Ah
Sahm hace lo mismo, pero a espaldas de su padre. Será Vega quien ponga a los jóvenes
chinos en contacto con Happy Jacques, un haitiano que importa opio. Jacques
exige que los nuevos socios encuentren su propia bodega ¿y qué mejor sitio para
esconder la droga que la Fábrica Mercer? Ah Sahm acepta la oferta de su ex, y Penny queda feliz con la protección de
guaruras Tong. ¿La hará feliz saber que hay drogas en su negocio?
En otros frentes
descubrimos que Wao Chao tiene una hijita eurasiana. El detective Pinkerton que
contrató Mai Ling para descubrir los secretos más recónditos de Buckley consigue
un dato importante. ¿Será suficiente para detener a quien sigue escalando las
escalas de poder usando a Samuel Blake como tapete? Zing es otro que tiene
mucho poder únicamente porque es un psicópata que desconoce reglas. Sus locuras
lo convierten en un pelo en la sopa de muchos.
El que anda bien
económicamente es Bill que ha sido contratado por Zing para ser su recaudador
de deudas. El policía ahora tiene para que sus hijos coman filete semanalmente
y hasta para comprarle joyas a su sufrida mujer.
En el área de romances
aparecen nuevas relaciones, cual más
sosa. Ah Toy encuentra media naranja en la adinerada Viuda Davenport. Ambas
comparten un objetivo, proteger a las
chinitas de los tratantes de blancas . A muchos les molesta esta incursión de
la madame al campo LGTB, pero desde el comienzo supimos que Ah Toy era
bisexual.
En cambio, la
incursión de Ah Sahm hacia el sexo latino me ha dejado irritada. Ah Sahm es de
Peggy y Vega no puede reemplazar a la esposa del alcalde. No que Joanna Vanderham sea más guapa que la latina
María Elena Laas, pero su personaje y su historia de amor me convencen más.
Aun así, el peor
nuevo romance es el que le encajaron al pobre Leary. La tal Sophie es un
personaje irritante con sus rebeldías Millenials. Presentista total en look,
comportamiento y nivel de discurso, solo
le ha traído más problemas a su pobre hermana.
Algo bueno de
esta temporada es que Bill O’Hara ha ido adquiriendo poder positivo como
personaje. Sea defendiendo a los deudores de Zing, a su propia familia o complotando con Chao, el
policía demuestra astucia y un sentido de común que no encontramos en Leary que
sigue pensando con los puños.
El caso del oficial
Lee es más penoso. Después de la conmoción cerebral causada por la paliza que
le dio Zing, el sureño ha quedado con unos dolores de cabeza que solo el
láudano puede calmar. Su adicción lo lleva a caer en las manos y en la cama de
una camarera-ratera afroamericana que le recuerda a Nora, su gran amor. La degradación de Lee me lo hace
aburrido, tal como las locuras de Zing o las peleas organizadas por Vega.
Todo ese nuevo
arco romántico que le han inventado a Ah Sahm es soso e increíble. Sobre todo,
cuando en los brevísimos encuentros de Ah Sahm y Penny, la química agujerea la
pantalla. Solo espero que la nueva temporada haga uso de esa química y no sigan
llevando el cuento por senderos que no logran engancharme.
Contenido Violento y Gory: Es Warrior y ahora
con Zing suelto, la sangre riega las
calles del Barrio Chino. ¿Peores momentos? El ataque del Fung Hei a la familia
de Bill y la explosión de la Fabrica Mercer provocada por los caprichitos de
Sophie.
Contenido Sexual
y Desnudos: Poco de lo último,
aunque Sophie se encama sin ropita con Leary. Escenas lésbicas entre Nellie y
Ah Toy.
Contenido
Feminista: Tenemos muchas
mujeres que se salen del sitial donde las relegan sus hombres. Mai Ling comete
el error de aliarse con Zing; Ah Toy recibe una golpiza, pero el peor destino
queda para Las Hermanas Mercer, aunque no trágico como el de Rosalita Vega. La
única mujer independiente que sobrevive incólume es Nellie Davenport.
Factor
Diversidad: Ah Sahm
consigue novia latina, Lee novia afroamericana y Ah Toy novia gringa. Tenemos a Hong, leal “cebolla” que se une al dúo
Ah-Sahm y Joven Yun. Hong es un poco loco, muy simpático, divertido y gay. Joven
Jun se escandaliza cuando descubre que Hong no se sienta atraído por él. “¿Follarías a tu hermana? “pregunta el Tong
gay. Interesante, ya que según la agenda
LGTB no hay límites en gustos sexuales.
Si con Hong y Nellie Davenport han
sabido integrar personajes positivos que sirven como dignos representantes de
la diversidad sexual, no les ha ido tan bien con Vega que aparte de una
combinación de clichés sobre la mujer latina, acaba usando a Ah Sahm tal como él
ha usado a Penny.
Mi difunto padre decía
que los españoles nunca iban a poder hacer nada sobre su Guerra Civil que no
fuese subjetivo y panfletario. Pues esta adaptación de la novela de Almudena
Grandes pretender ser objetiva. Tarea imposible, porque la autora era rojísima,
y , porque digo, es RTVE con Netflix. Sin embargo, la serie no es tan horrible
como esperaba.
El Madrid de
Milicianos…
He leído un poco
de la novela. El estilo es como si fuese un texto/documento,difícil de traducir a la pantalla, así que la
serie se toma sus necesarias libertades y le baja el tono al rojerío. Guillermo
García Medina (Javier Rey) es un médico atrapado en Madrid en noviembre de
1936. Su amor a su profesión lo lleva a atender a quien lo necesita, sin mediar
en ello ideologías políticas.
Lo vemos
demostrar coraje atendiendo heridos en el frente y en un hospital de la
capital. Ahí lo vemos emocionarse al resucitar con una transfusión de plasma a
Pepe Moya (Raúl Jiménez) , un agradecido miliciano. La especialidad del Dr. García
son las transfusiones de sangre, en las
que copia el método de Norman Bethune, el medico canadiense que sirvió en las Brigadas
Internacionales. Eso lo hace muy popular con colegas y autoridades médicas que
le nombran jefe de una sección especial dedicada a las transfusiones.
Un día, García es llamado por Experta (Pepa Pedroche)
, la criada del piso vecino. Ha ocurrido una tragedia, el general Don Fermín Vázquez
ha fallecido y no hay como enterrarlo. Don Fermín, en vida, compartió el
tablero de ajedrez y una amistad entrañable—a pesar de sus diferencias
políticas—con el abuelo del facultativo.
En el piso
vecino, García se reencuentra con Amparo (Verónica Echegui) , su amiga de la
infancia, y nieta del difunto. Estamos a fines del ‘36, Madrid se ha vuelto un
hervidero de ajustes de cuentas. Las “sacas” y “paseos” se han convertido en
pan de cada día. Una familia conservadora y adinerada como la de Amparo está en
la mira. No pueden arriesgarse a un entierro formal. Con ayuda de su jefe, el
noble Dr. Quintanillas, Guillermo consigue una ambulancia para trasladar al
cadáver al cementerio civil donde está enterrado su abuelo y ahí, sin servicio
religioso, entierran a Don Fermín.
Las cosas no acaban
ahí. Amparo está histérica, teme que vengan a matarla los rojos, o que vengan
los fachas a robarle una fortuna en lingotes de oro que le legó el abuelo. El
Dr. García acepta esconder el oro en su caja fuerte, pero, a pesar de sus esfuerzos, no puede evitar que Amparo
se instale en su casa, su cocina y su cama.
El primer capítulo
es un poco denso y me resultó largo. Quizas porque los personajes (con
excepción del Dr. Quintanilla), me cayeron de la patada. Solo al final entra un
elemento de suspenso. Pepe Moya, el miliciano al que García resucitó con su
propia sangre, está una noche de guardia en El Pardo cuando de un automóvil ve
que arrojan un cuerpo en la acera.
Dentro de las
ropas del herido, Pepe encuentra
documentos que lo acreditan como el diplomático Rafael Cuesta. Cuando llama al ministerio,
el miliciano recibe ordenes de ocultar
al atentado, esconder al herido y si muere, enterrarlo en una tumba anónima. Superado, Pepe
llama al Dr. García quien no solo atiende al herido, además le oculta en su
piso con gran indignación de Amparo que al oír al diplomático delirando en
alemán, lo cree un espía nazi parte de
la Quinta Columna que ya operaba en Madrid.
Al final los
temores de Amparo—tan cobarde que se orina en un armario cuando cree
que los milicianos vienen por ella— son infundados. El herido es de los
buenos, se trata del diplomático Manuel Arroyo (Tamar Novas) ahora metido a
agente secreto que cambia nombres como de calzoncillos. Ahora, Guillermo le
proporciona la identidad de un muerto, Felipe Ballesteros. Si yo quisiera condesar
este cuento diría que se trata de gente que vive cambiando de nombre, de
domicilio y que lleva una vida clandestina. Por algo la nueva edición del libro
lleva el subtítulo: Una historia de
tres impostores. En ese sentido la trama funciona. Donde reprueba es en historia.
El Trio de Impostores
Una Cronología
Endiablada
La serie tiene
buena atmósfera de época en términos de vestuario, musicalización y hasta en
alusiones culturales: “Te crees Celia Gámez” le espeta Guillermo a Amparo. El
problema es que nunca sabemos en qué fecha estamos. Veamos, la Guerra Civil Española duró desde julio de
1936 a abril de 1939. La novela comienza en noviembre del ‘36 con el entierro
de Don Fermín y subsecuente mudanza de Amparo a casa de García.
A partir de la trasfusión
de sangre, se vuelven amantes, y ella se
instala definitivamente, a pesar de que él le ofrece otras alternativas de
domicilio. El Dr. García practica una transfusión de su propia sangre a Pepe
Moya en enero del 37 y es en noviembre de ese año que Guillermo lleva a Manuel
a vivir con él.
El problema es
que en la serie han contraído todos estos sucesos haciéndolos pasar como que
ocurren en un solo mes: noviembre del ‘36. Lo grotesco es que en durante ese
mes se habla de sucesos futuros como el Bombardeo de Guernica (abril del 37)
arresto de Manuel Hedilla y otros falangistas, y luchas con los anarquistas de
Barcelona que tuvieron lugar más adelante.
Podríamos pensar
que es que ha pasado el tiempo y no nos lo han dicho, pero hay maneras de
hacerlo notar: mencionar el Año Nuevo, un aniversario del inicio de la guerra,
ver caer nieve, hasta que Amparo cambie de vestuario. Pero no, todo indica que
la serie, en total irrespeto hacia la
historia y hacia la novela puesto que Almudena Grandes es muy detallista con
las fechas, ha acumulado lo histórico y lo ficticio en los meses finales de 1936.
Me toca hablar de
los personajes, donde también existen
pifias. Almudena Grande—tal como Julia Navarro y otras escritoras bestseller
españolas— no es muy ducha en crear personajes ni entrañables ni memorables. No como
lo hace un Pérez Reverte, ni menos un Pérez Galdós, que fue la gran inspiración de la escritora.
Al menos en la serie
le han bajado lo antipático al protagonista. Ni es tan rojo ni es tan
anticlerical como lo creara Doña Almudena, pero lo que nos queda del Dr. García
tampoco es para enamorar a nadie. Pusilánime, soso, su única emoción es la
calentura que le provoca Amparo una mujer a la que parece despreciar, pero que lo tiene enganchado a su vagina.
Amparo es , como lo han notado en Formula TV , “una marioneta infantil” o sea, una caricatura.
Si la interpretase una actriz de mayor alcance sería un buen relleno cómico..
No es que haya
mujeres mejores, todas son maquetas, desde Clara Stauffer en su ceñida camisa azul
que parece una de esas villanas nazis de Hellboy, hasta Stephanie Cayo como la contradictoria Meg
Williams que cambia de acento en cada escena, tal como su personaje cambia de orientación
sexual.
Meg y Manuel
La Culpa Era
de Los Anarquistas
Ya para el
segundo capítulo trascendemos un poco lo sexual y lo banal, y nos ponemos más interesantes. Por flashbacks
descubrimos que Rafael-Manuel-Felipe fue enviado desde Londres a Valencia. Tras
una entrevista con el Dr. Negrín, entonces
presidente del gobierno republicano, se marcha a Madrid a investigar el control
que están tomando los soviéticos de España. Se encuentra con el Comisario
Basilio que le cuenta que se unió al partido en el 1936 “porque me gusta pasear,
pero no ser paseado”. En realidad, no le gustan ni los comunistas ni los rusos.
Manuel y Negrín
Manuel y el Comisario Basilio
También Manuel
conoce a Romero, un alto oficial del ejército
de Miaja que se ríe de la Quinta Columna, trabaja codo a codo con los rusos y
come a cuatro carrillos, mientras el
pueblo madrileño pasa hambre. Basilio le comenta a Manuel que la Quinta Columna
opera desde la Central de Trabajadores (La CNT), que los anarcosindicalistas
están amparando fascistas. Tiene razón, resulta que Romero es el más facha de los
fachas y es quien manda matar a Felipe.
Debido a que se
menciona mucho la desaparición de Andrés Nin, podemos especular que Manuel ha llegado a Madrid
en el verano de 1937 y que lo han herido en noviembre de ese año, pero eso solo
lo sabrán los que tienen conocimiento de la cronología de la Guerra Civil,
porque la serie te explica muy poco.
Para complicar
las cosas, saltamos de Madrid a Burgos. No me quejo, puesto que hay tan pocas
visiones de cómo se vivía la guerra en el otro bando. Tenemos a Clara Stauffer
saludando, brazo en alto, a los aviadores de la Legión Condor; a Clara regañando a Geni León (Itziar Medina) por
tener romance adultero con falangista díscolo;y conocemos a Adrián Gallardo (Jon
Olivares). Personaje importante de la novela, Adrián es un chico campesino
ingenuo que se va a pelear por Franco. El abuelo, al despedirlo, le recuerda que lucha por la tierra española,
le pone un escapulario al cuello y le advierte que “nadie diga que has hecho
algo malo”.
Clara Stauffer
Clara y Geni
Adrián y su abuelo
Adrián parece que
es Requeté porque dice que va a pelear por “D-s, la Patria y el Rey”.Pronto acaba como parte de un pelotón de
fusilamiento. Se niega a disparar porque entre los fusilados hay un cura que
muere gritando “¡Gora Euskadi!” Aunque el capitán le da un castigo leve, se da
cuenta que Adrián es un buen chico, pero con puños de hierro. Es así como Adrián
se convierte en campeón de box y leyenda tras derrotar al campeón de la
Falange. Solo Adrián, su superior Ochoa y el contrincante, saben que fue un golpe bajo lo que originó la
victoria.
Increíblemente en
una novela que cubre cinco décadas de la historia de España y que lleva a los
protagonistas a Londres, Rusia, Alemania y Argentina, se despilfarran cuatro episodios en describir
una guerra civil que es solo una antesala de los hechos. Es por eso por lo que se
siente lenta y claustrofóbica ya que la mayor parte de la trama tiene lugar en
el piso de Guillermo.
Incluso la
relación del médico y Amparo es aburrida, a pesar de las muchas y repetitivas escenas
de sexo,a pesar de que se casan en el
tercer episodio y tienen un hijo en el cuarto. Digamos que he quedado tan
saturada con cuatro episodios que me costaba adentrarme en los próximos que son
los más interesantes. Al final el único personaje que me ha caído en gracia es
el pobre Adrián.
Guillermo en
Los Años del Miedo
El cuarto
episodio es apoteósico. Comenzamos en 1939 y acabamos en 1941, de manera tan veloz
que si no nos ponen un cartel contándonos la fecha ni nos enteramos. Comienza
el capítulo con Amparo pariendo y Guillermo haciéndola callar “¿Qué quieres que
nos paseen a todos?” ¿No que ya no había paseos en Madrid? Pues casi
inmediatamente entran los Nacionales en la capital y comienzan a golpear y
matar gente. Guillermo va a casa y ve que su mujer y su hijo huyen. No se sabe cómo,
no se sabe por qué. Lo sigue una serie de escenas del Dr. García vagando por su
piso llorando por su hijo. ¿De cuándo le
bajaron tales ínfulas paternales si hace un capítulo quería que Amparo lo
abortara ?
En fin, han
pasado tres años. A Adrián no se le da la vida civil, quiere ser boxeador, pero
no tiene instintos asesinos. Acaba enrolándose en la División Azul. Amparo está
integrada a La Falange, vive bien (gracias a los lingotes de oro) y anda muy de
compinche de Clara Stauffer. Lo curioso es que todos la saben madre soltera y
nadie parece escandalizase.
Guillermo está
bien gracias a la documentación falsa y dinero que le proporcionó Manuel.
Experta lo ayuda a encontrar un cuartito en una pensión y gracias a que habla
idiomas consigue un empleo en una importadora. Pasa tres años de vida gris,
pero a salvo. En cambio, el pobre Adrián se ha unido a la Wehrmacht donde hace
una amistad con un jovencito alemán. En Estonia, al final de la guerra, ambos son incorporados a la SS y deben
ejecutar a judíos sacados de un campo. El amigo de Adrián se niega y recibe un tiro
en la cabeza de parte de Kleiber , su comandante. Tratando de salvar su vida, Adrián
por fin encuentra “su instinto asesino”.
Mientras Adrián
las pasa horrible, Guillermo sigue a salvo hasta que un día se le aparece Moya.
Ahora Guillermo/Rafael comienza a ser interesante. Se involucra en la
resistencia comunista y atiende gratis a heridos y enfermos rojos que no pueden
ir a médicos comunes. Moya solicita más y Guillermo que siente que le sube la
autoestima esta lucha, colabora con él. Esta
actividad lo lleva a conocer a Eugenia “Geni” León, mujer de sociedad que nunca
ha perdonado a Franco la muerte de Fernando, su amante falangista.
Guillermo pasa a
ser amante de Geni y a ayudar a los maquis del Valle de Aran, pero acaba la
guerra, la Guardia Civil aplasta al maquis. De nuevo Guillermo se siente en
foja cero. La alegría le retorna cuando vuelve a toparse con Manolo que ha sido
enviado por el gobierno de los Estados Unidos a investigar las ratlines,
la vías de escape de los criminales nazis. Esto lleva a Guillermo a reencontrarse
con Geni que lo pone en contacto con Clara Stauffer y con el mismísimo Otto Skorzeny.
También Guillermo vuelve a ver a Amparo y a José Antonio, su hijo.
Skorzeny
Adrián, La
Verdadera Victima
Manolo, que sigue siendo ”cuate” de Meg en cama y en
espionaje, debe infiltrarse en los círculos nazis , ¿y qué mejor idea que
hacerse pasar por un criminal de guerra que necesita socorro? Solo que se les
ocurre robarse la identidad de …¡Adrián Gallardo!
Esto es
totalmente inverosímil (no se parecen, Manuel no es boxeador, Clara Stauffer conoce
al verdadero, etc.) pero lo consiguen. No solo Manuel va a vivir una vida de
lujos en Buenos Aires, pero Guillermo comienza a ganar dinero arreglando
transportes de obras de arte robadas. Por supuesto que ambos siguen empeñados a
derrocar a Franco, pero nunca me les creo el cuento del espionaje. Nunca los
sentimos en peligro, nunca hay mucho suspenso, nunca los vemos sufriendo, en contraste con Adrián.
El pobre, tras languidecer
en una prisión rusa, es sacado de ahí
gracias a la caridad de una funcionaria de la Cruz Roja. Vaga, piojento y muerto de hambre y frio, por las calles de Berlín hasta ser repatriado
a España donde descubre que lo han usurpado. En realidad, la verdadera víctima
de este cuento es Adrián. Y decir que porque alguien es débil mental y deja que
la vida lo empuje, se merezca su
calvario es muy injusto.
En general, no me
ha gustado esta serie, aunque se me hizo menos pesada queDime quien soy. Voy a concordar con amigos que ya están
hartos de la Guerra Civil en ficción. Si no saben hacerla más interesante ni
gasten en eso.
Por otro lado, y
por disparatada que fuese, me creo más Jaguar que el relato de las ratlines de Almudena
Grandes. Allá si sentíamos el peligro, sentíamos emoción, queríamos a los personajes.
Mas importante, sabíamos lo que habían
hecho los que pretendían huir gracias a “la línea de ratas”. Aquí hasta hay un
intento de blanquear a Skorzeny. Meg dice que “no es un sádico ni un asesino” por
eso Los Aliados lo dejaron libre. Supongo que entonces no se sabía el tremendo
rol que Don Otto tendría en la manufactura y mantenimiento del Cuarto Reich.
Manuel se queja de
que ahora a los norteamericanos les interesa derrocar a Franco porque este ampara
a quienes mataban judíos. Me parece mezquina esa queja y hasta me alegro de que
no encuentren pruebas que liguen a El Caudillo con las ratlines. Hasta
ahora nadie ha probado ese vínculo. Por eso es que ni Manuel ni su Meg, ni
Guillermo me importan un rábano. Solo me arrancan bostezos. En cambio, Adrián
pasando penurias solo porque no encontró espacio en el mundo que le tocó vivir,
me arranca un lagrimón.
Contenido
Violento y Gory: Poco,
nada muy gráfico. Netflix ha blanqueado a Madrid de todo los horrores vividos
en su sitio que duró más de tres años. Romero dice en un momento que las
desapariciones “ya no pasan en Madrid”. Esto en el verano del ’37. En una tesis
infantil, la serie culpa a los anarquistas y a los soviéticos de todo lo malo
que ocurrió en la Zona Roja. Los malos son fachas disfrazados de
anarcosindicalistas o militares como Romero. La misma Clara Stauffer dice que
hay que exagerar los crímenes rojos. Hasta la masacre cometida con Andreu Nin
es explicada de manera ambigua. Netflix, como ocurriese con el final de Las Chicas del Cable, no sabe qué hacer con la Guerra Civil
por lo que termina haciendo nada.
Contenido Sexual
y Desnudos: Mínimo dos
escenas de cama por capitulo. Ninguna muy sexy, todas repetitivas y semi
sórdidas. Una excepción es las que comparten Guillermo y Geni León. Aunque
incluyen los jadeos y encueramientos obligatorios, hay dejos de ternura que se
notan hasta en la música de trasfondo
Factor
Feminista: Una ironía de
este relato es que la única mujer fuerte que está en igualdad con los hombres
es Clara Stauffer. Como es un personaje real sabemos que efectivamente fue como
la describe Meg “una mujer que ha sabido hacerse imprescindible en un mundo de hombres”.
Un premio a Eva Llorach (la mami vende-drogas de Rebeka en Elite) que
logra hacer interesante a una gran villana, y también tener el mejor vestuario
de la serie.
Factor
Diversidad: Aparte de Meg
que es bisexual y medio mexicana, la historia es básicamente españoles contra
españoles, españoles contra alemanes, y españoles en la Argentina.
A partir de Los
90, el Western televisivo no volvió a
decaer. Entró en el Tercer Milenio con vigor gracias a la proliferación de
canales y sistemas de cable, llegando hasta
las plataformas de streaming. Grandes maestros del cine como Steven Spielberg
probaron suerte en miniseries sobre el Oeste. Hace cinco años que el género tiene
un rey sin corona, Taylor Sheridan, creador del neo-western Yellowstone que
se ha convertido en el programa más visto del cable básico de USA.
Debido a la proliferación
de canales de cable y plataformas de streaming, la cantidad de series de
vaqueros hechas entre 1996 (año en que me rehabilité del hábito) y hoy, es inmensa. Imposible para mi verlas y reseñarlas
todas. Por eso he elegido las más características, y, según mi opinión, las mejores. Tengan en cuenta entonces que
este es un trabajo subjetivo. La explicación viene a raíz de que he dejado
afuera el considerado clásico del género: Deadwood.
Esta serie de HBO
dicen que tuvo mucho éxito. Dicen, porque pocos la recuerdan. No como se
recuerda Bonanza u otros verdaderos clásicos de la televisión. Duró tes
temporadas, comparémoslas con Hell on Wheels de cinco y Yellowstone
que cerrará tras cinco años y con promesas de secuelas y precuelas.
Lo que vi de Deadwood fue una ensalada
de violencia, música anacrónica y personajes legendarios que no se parecían a
los de su leyenda. En resumen, no me pareció novedosa ni que aportase nada
nuevo al género con su revisionismo chapucero.
Steven va al
Oeste
Aunque tampoco me
gustó, tengo que aceptar que Into the West (2005) es un inicio de la
nueva ola del género de cowboys, que deja atrás el mito del vaquero
independiente y se adentra en los oscuros recovecos de la conquista del Oeste. Después
de su exitazo de Band of Brothers, Steven Spielberg volvió los ojos
hacia la historia del Far West desde sus inicios hasta la masacre de Wounded
Knee . Para eso eligió dos héroes, uno blanco, Jacob , y su cuñado Cheyenne, Amado por los Búfalos . Me temo que, aunque
desde la Dra. Quinn que me fascinan los Cheyenne y su cultura, la saga del Búfalo (Zack McClarnon) me aburrió
un poco.
No que Jacob me
cayera bien. Su arco traía problemas. La necesidad de hacerlo participar en
casi todos los momentos históricos del Far West hizo la trama complicada e
inverosímil. El otro problema tiene que ver con el personaje. Tras interpretar
al siniestro, pero justo, Capitán Spiers en Band of Brothers, Matthew Settle
iba camino a ser estrella con filmes como La Profecía Celestina y su
interpretación de Warren Beatty en La historia de Natalie Wood. Ser el
protagonista de una serie de televisión dirigida por el gran Spielberg ya parecía
el trampolín que faltaba, lástima que el personaje le quedó estrecho.
La trama comienza
en Virginia en 1820. Jacob Wheeler es un adolescente que desprecia el negocio
familiar, a su familia y a la civilización de un país que todavía está en pañales.
No tiene razones para tanto desprecio solo el sueño de ir a meterse más allá de
La Frontera y ver lo que hay ahí. Cuando se entera que el legendario explorador
Jedediah Smith (Josh Brolin) prepara una expedición hacia la Costa Oeste,
decide unírsele en St. Louis.
Huye de su casa y
es perseguido por sus hermanos. Jacob convence a su hermano Nathan que lo siga,
pero al llegar a St. Louis, la partida
de Smith los rechaza por amateurs. Nathan juega en una mesa de póker y se gana
unos títulos de tierras en Texas. Jacob no quiere seguir al hermano y saca a
relucir razones infantiles y racistas como que en Texas nadie habla inglés y
son todos católicos.
Esta
animadversión por los mexicanos y los hispanoparlantes reaparecerá más tarde
cuando Jacob (que finalmente se ha unido a Jededla Smith) es arrestado junto
con la partida en California, por tropas mexicanas. La serie describe a los
californiano como injustos y crueles (¡hasta los franciscanos!) sin reparar en que los estadounidenses han
entrado en una California que es parte de México.
El Padre Prior aprueba el asesinato de los gringos
Ese sesgo
anti-latino fue lo que me alejó de la serie, aparte de que el protagonista nunca me inspiró
simpatía. Era tonto, torpe, lleno de prejuicios. Reitero que el ángulo
indigenista tampoco me atrajo. La excepción fue Corazón de Trueno (Tonatzin
Carmelo), hermana de Amado por los Búfalos. Después que su familia Lakota le
permite casarse con Leveque, un comerciante de pieles, la joven india establece
su familia en los bosques. Spielberg parece creer que, si los blancos hubiesen
solo sido exploradores y comerciantes de pieles en territorio indio, jamás hubiesen ocurrido masacres, expropiaciones
de tierra y destrucción de estilos de vida nativos.
Sin embargo, esa
existencia paradisiaca es interrumpida cuando unos bandidos asaltan la casa de Leveque,
lo matan, le roban la hija y venden a Corazón de Trueno como esclava. Es así
como la conoce Jacob quien por una vez tiene una genial idea: salvarla. Con dinero prestado por un amigo
negro, y tras matar a su rival en la compra de Thunder Heart, la adquiere, la
libera, y se casa con ella.
Corazón de Trueno en el mercado de esclavas
Jacob acompaña a su
esposa a conocer a sus parientes políticos que lo reciben cordialmente. No así
su gente en Virginia. Cansado de tanto prejuicio, Jacob se marcha de regreso a
La Frontera ahora acompañado de su hermano Jethro. De ahí siguen cien aventuras
que ponen a Jacob y los suyos en el centro de eventos importantes en la
historia del Viejo Oeste desde la Fiebre del Oro hasta la masacre de Wounded Knee.
En un momento creen a Jacob muerto. Su viuda se casa con Jethro y cuando Jacob
retorna a lo Enoch Arden, debe alejarse para no hacer mal tercio.
La historia del Oeste
la retoma su hija Margaret, una fotógrafa, y sus primas Wheeler que protagonizan uno de
esos convoyes infernales que iban rumbo a Oregón. Las peripecias que viven esos
pioneros con gente ahogada en cruce de ríos, y otros a los que les amputan piernas, las pidió prestada Taylor Sheridan para su caravana
a Oregón de1883
Finalmente,
Jethro estira la pata de puro borracho y Jacob recobra a su mujer. La saga
acaba en un final dulzón donde Jacob cuenta su historia a sus nietos. A pesar
de ser nominada como Mejor Miniserie a un Globo de Oro, y recibir muchas
nominaciones al Emmy, a mí me pareció un esfuerzo mediocre de Spielberg. Matthew Seattle se me cayó como actor y solo
lo salvó su Rufus Humphrey deGossip Girl.
Into the West cerró por un rato la producción de Westerns.
En el 2008 debutaban en la televisión estadounidense dos series de culto ,
ambas con ribetes de neo-western. Me refiero a Breaking Bad y a Sons
of Anarchy donde trabajaría un actor con ínfulas de escritor llamado Taylor
Sheridan. Parecía que ese sería el nuevo trayecto al Oeste hasta que en el 2012
apareció otra gema sobre el Far West histórico.
Y Llegó El
Ferrocarril
Yo no quise ver Hell
on Wheels en su momento cuando la pasaba Cinemax en Chile. Tenía miedo de
recaer en la fiebre del Western. Tenía razón, es lo único en este siglo que
rivaliza con — y a ratos supera— las precuelas de Yellowstone.
Infierno sobre
ruedas narra la epopeya
de la construcción del Unión Pacific , el tren que uniría a ambas costas de los
Estados Unidos. El hombre detrás de ese proyecto es el soñador, pero
inescrupuloso, médico-empresario Thomas “Doc” Durant (Colm Meaney). La serie
cubre el trayecto de construcción del ferrocarril desde 1866 hasta su
culminación en California en 1869.
Son tres años en
los que vemos como la nación responde al progreso mientras sus heridas de
guerra todavía no sanan. Vemos como el Oeste va entrando en una era de adelantos
y como eso afecta la vida de inmigrantes, esclavos recién manumitidos,y mujeres que buscan nuevas oportunidades en
este universo ferrocarrilero sean laborales o matrimoniales. En la última
temporada, nos encontramos con los
coolies asiáticos y el racismo que los recibe, y por supuesto, un tema obligatorio es como
los rieles atravesaron territorio indio y como los nativos reaccionaron a esta
invasión .
El protagonista es
Cullen Bohannon (Anson Mount) un ex coronel del Ejército Confederado. Acabada
la guerra, retorna a su plantación de
tabaco en Mississippi y descubre que los yanquis asesinaron a su mujer y a su
hijo. El ex oficial se embarca entonces en una misión de venganza, rastreando y
ejecutando a cada uno de los hombres que le quitaron a su familia. Así llega
hasta el asentamiento ferrocarrilero en Colorado. Ahí acaba su misión ya que
cae bajo el embrujo del sueño de Durant y el de otra mujer.
Lily Bell (Dominique
McElligott) es una aristócrata inglesa que ha seguido a su esposo hasta el Oeste.
Robert Bell es un ingeniero que cree fervientemente que un tren
transcontinental. Mientras la pareja está delineando el terreno en La Pradera, son atacados por indios que matan a Robert.
Lily, malherida, logra huir con los
mapas. Para cuando es rescatada por Joseph (Eddie Spears) , un joven indio cristiano, y Bohannon, Lily se ha convertido en una heroína de la
prensa: “La Doncella Rubia del Oeste”.
Joseph Luna Negra ecuentra a La Doncella Rubia del Oeste
Lily no quiere
ser una imagen idealizada ni volver a su mundo de privilegios. Quiere cumplir
con el sueño de su marido y chantajea a Durant para que la deje ocupar el
puesto de Robert y ayudar en la construcción del Unión Pacific. ¿Pero qué
sucederá cuando tanto Doc como Cullen Bohannen se enamoren de ella?
Pequeño spoiler, Lily
será una más de las mujeres a las que el ex coronel ame durante estos tres años
en los que vivirá cien aventuras en la compañía de personajes muy diversos. Como
Elam Ferguson (el rapero Common), ex esclavo, con el que Bohannon sostendrá una
relación amor y odio parecida a la de Corey y Jamal en The Outcasts. El
sureño también protegerá a los hermanos McGinnes unos chico irlandeses que han
venido a hacerse la America, aunque eso les cueste el alma. Sobre ellos
revolotea un buitre, El Sueco (Christopher Heyerdahl) , ex prisionero de Andersonville
que odia a Bohannon por ser Confederado, y busca destruirlo mientras hace una fortuna
robándole a Durant.
Se trata de una
serie diversa que se apoya en el crisol de raza que construyó el ferrocarril,
pero la narrativa de Los Hermanos Gayston no tiene remilgos woke. Por eso los
personajes son más reales. vemos a los Dog Soldiers, Cheyennes renegados, poner bombas en el rieles y a Cullen ir en su
busca en una expedición punitiva que lo pondrá hombro con hombro con los
soldados norteños que una vez combatió. Un shock para el oficial de caballería es
tener que cabalgar junto a un” Espalda Gris”(mote despectivo para los
Confederados), un negro (Elam) y un indio.
Un trio diverso de cazadores de indios
El indio es
Joseph Luna Negra, un personaje trágico. Hijo de un jefe Cheyenne cae bajo el
embrujo de un predicador borrachín, se convierte al cristianismo, se corta el
cabello y termina matando a su hermano que se ha convertido en un líder de Dog
Soldiers. Joseph descubre que no tiene cabida en ningún mundo y tras un trágico
romance con una blanca, se marcha del “Infierno
sobre ruedas”, apodo del mundo rodante de los constructores del ferrocarril.
La serie es
clarísima en describir el racismo que impera en el Oeste de la postguerra, pero
sus personajes aun los villanos son muy humanos (los asesinos de Mary Bohannon
expresan su arrepentimiento antes de que Cullen los mate). Incluso el gran
villano de este cuento, “El Sueco”(que es noruego) arrastra un trauma de su
estadía en Andersonville que lo obligó a cometer actos que los deshumanizaron
totalmente.
Un interesante
caso de racismo aparece en el personaje de Eva (Robin McLeavey), una niña
mormona secuestrada por los indios quienes le tatuaron en el rostro su precio (“un
caballo y tres cobijas”) . Retornada al mundo blanco, pero marcada de por vida,
Eva solo tiene un camino para sobrevivir: la prostitución. Ahí sigue
experimentando malos tratos y burlas. El mundo blanco no la acepta, pero cuando
inicia un romance con Elam, serán los
irlandeses quienes pongan el grito en el cielo ante este acto de contaminación
racial.
Una ironía es que
Toole (Damian O’Hara) , líder de los obreros irlandeses, le dice a Elam “Para los ingleses, los
irlandeses somos como negros”.Otra
ironía es que tras sobrevivir una bala de Elam en su nuca, Toole tiene una epifanía
y se convertirá en protector y apoyo de Eva.
El Señor y la Señora Toole
Podría seguir
llenando páginas con elogios sobre una serie que por cinco temporadas se las
arregló para narrar la epopeya ferrocarrilera insertando en ella todos los
aspectos de la vida del Oeste incluyendo los conflictos con los indios y la
inmigración china. Tomó años antes que surgiese otro Western que le llegase a
la altura.
Pueblos de
Amazonas
La Dra. Quinn
dejó un par de botines decimonónicos que llenar y muchos westerns han querido
enfocarse en personajes femeninos. Dos de los mejores ejemplos son miniseries
limitadas que giran en torno a pueblos de mujeres.
En Tubi he
encontrado una gema desconocida. Strange Empire (2013) comienza en 1870 en Montana con
una travesía de vagones que van como un tren dejando pasajeros a diferentes
estaciones. El destino final es Toronto a donde van el Dr. Bleigh, de regreso a su práctica médica, y su joven esposa Rebecca estudiante de
medicina y dotada de una mente brillante y de gran capacidad para el dibujo. Los
Bleigh hacen amistad con los Loving una pareja de recién casados camino a su
rancho en la frontera canadiense.
En el viaje,
ambas esposas se hacen amigas de un par de huerfanitas preadolescentes, y se
horrorizan al saber que han sido compradas por un tal Capitán Slotter , dueño
de una mina cercana y que las quiere para su burdel de mineros. Kat Loving Y
Rebecca, ocultan a las niñas al llegar a una estación y quieren hacer creer a
Slotter que sus presas huyeron. Él no les cree y fragua una terrible venganza.
Una noche en que
los hombres de la caravana andan de cacería, los viajeros son atacados por una
banda de indios. Todos los hombres mueren con excepción del Dr. Bleight que
queda malherido. Slotter ofrece amparo a las mujeres, que son llevadas a Jane
Town. Ahí la prostituta, Mrs. Fox, les canta lee la cartilla. Ese es un pueblo de
rameras, se quedan practicando la profesión más antigua del mundo o se van por
donde vinieron.
Algunas aceptan y
encuentran independencia en su nuevo empleo.Ootras se quedan, pero
estableciendo sus propios negocios desde una destilería de whisky hasta una
agencia matrimonial. Rebecca se queda ya que su esposo no puede viajar y se
convierte en el médico de su comunidad. Kat debe rescatar a las que ya
considera sus hijas que han sido incorporadas al burdel de Slotter. Gracias a
la generosidad de Rebecca, y con ayuda e Isabelle, la esposa de Slotter, recupera
a las niñas, pero insiste en quedarse y exponer al asesino de su esposo. Solo
Rebecca la apoya, pero para ese entonces ya nos hemos dado cuenta de que Mrs.
Bleight es lo que hoy llamaríamos autista.
En cambio, las
mujeres “cuerdas” prefieren estar en la buena con Slotter y ser parte de su
dilapidado imperio. Su desconfianza aumenta cuando descubren que Kat es una
metis , mitad blanca mitad Cree. ¿Podrán estas mujeres superar sus
prejuicios raciales, sus intereses mezquinos para unirse en contra de Slotter?
Era es la pregunta que los 13 episodios de Strange Empire quiere responder y lo
hace de manera magistral.
Revisando el
historial de Netflix de los últimos seis años encuentro solo dos producciones
recomendables, bien hechas, y exentas de propaganda panfletaria. Una fue la
galardonada Gambito de Dama (2020) y la otra es el Western Godless (2018) que, como Strange Empire gira en torno a un pueblo de mujeres.
Roy Goode (Jack
Lowden) ha sido criado como un hijo por el famoso bandido Frank Griffin (Jeff
Daniels). Harto de las brutalidades de su padre adoptivo, Roy decide huir llevándose
el botín del último asalto, Frank lo persigue, hay un duelo y ambos resultan heridos. Roy
logra llegar a una parte del oeste de Nuevo Mexico, al rancho de la viuda Alice Fletcher (Michele
Dockery) donde es curado de sus heridas y donde consigue un empleo domando
caballos a cambio de lecciones por parte de la viuda.
El Pancho Fletcher
queda en las afueras del pueblo de Labelle una aldea que tiene la particularidad
de que sus habitantes—aparte de un par de viejos y del sheriff— son
solo mujeres. Hace un par de años un derrumbe en la mina (propiedad de Alice)
mató a todos los hombres del pueblo. Desdé entonces las mujeres odian y aíslan
a Alice mientras se reinventan para mantener a Labelle a flote, aunque
signifique cambiar de empleo (la prostituta se vuelve maestra) o como la viuda
del alcalde, ponerse los pantalones del marido, ocupar el puesto del difunto e
incluso cambiar su orientación sexual.
Las mujeres de Labelle
Scott Frank
(quien adaptara Queen’s Gambit para la pantalla chica) ha creado un
universo en Godless que, aunque revisionista conserva muchas de las
características del Western tradicional. Aquí en un Nuevo México de 1883, ha
recreado el espectáculo del bandidaje, los indios buenos y malos, la
importancia de la minería en la economía del Far West y la lucha de la mujer
para sobrevivir una vez que su hombre desaparece. Alice ha enterrado a dos
maridos y puede entender el luto y la desorientación de las mujeres de Labelle
que creen poder vivir sin hombres, pero
enloquecen cuando sienten en el aire el olor a la testosterona.
Godless es una fábula que invita a muchas lecturas,
la primera es sobre diversidad y segregación. Labelle, poblado de mujeres solas,
está encuadrado por otras poblaciones
marginales. Por un lado, tenemos la Reserva Paiute de donde ha venido Alice con
su suegra y su hijo mestizo. Al otro lado está la muy cerrada villa de ex Buffalo Soldier y sus familias. Las tres
comunidades de diferentes colores viven con mínima interactuación entre ellas.
Es solo cuando viene la amenaza de Frank Griffin que descubren que es mejor
unirse para sobrevivir.
En Labelle existe
una aparente armonía entre mujeres que han encontrado libertad para andar
desnudas como una pintora alemana, o para encontrar amor en su mismo sexo como la
alcaldesa Mary Agnes. La realidad es que son un polvorín, riñen
entre ellas, y dirigen su mayor toxicidad a su congénere Alice. Aparte que su
frágil tranquilidad es constantemente amenazada por grupos de hombres sean la
partida de bandidos o una compañía de ambiciosos oportunistas que quieren
volver a abrir la mina y de paso estafar y dominar a las mujeres.
Godless también abarca otras metáforas como la
falta de visión que nace de la autocompasión reflejada en la incipiente ceguera
física del Sheriff Bill que lo hace ciego a las necesidades de su familia y a
las posibilidades de apoyarse en otros. Otra metáfora es el analfabetismo de
Roy que lo ha llevado a irse por el mal camino y es solo cuando Alice le enseña
a leer que descubre el verdadero sentido de ser humano y vivir con dignidad.
Godless fue nominada varios Emmies ganando en las
ternas de música, mejor actor (Jeff Daniels) y Mejor Actriz (Merrit Weaver como
Mary Agnes). El Washington Post y Variety la nombraron una de las
diez mejores miniseries del año. Mi gran sorpresa es que esta joya sea un
original de Netflix. Es lo que la hace un clásico del pasado, pero también un
referente de futuras visiones del Oeste. Su final con el protagonista en una
playa californiana recuerda al final de 1883, solo que en Godless
es un símbolo de esperanza.
El Hijo Ilustre
de Texas
Hell on Wheels hoy se consideraría políticamente
incorrecta. Solo Taylor Sheridan se ha atrevido a rebasar sus límites. Lo más
cercano en este revisionismo descarnado, y que no busca excusas, del Oeste y de los hombres que lo explotaron
nos llegó con The Son. En dos temporadas , AMC intentó llevar a la
pantalla la obra bestseller de Mike Myers. Pierce Brosnan es el “hijo ilustre”
de Texas, un poderoso señor del ganado que a comienzos del siglo XX transfiere
su negocio a la industria petrolera lo que lo coloca en pugna con rancheros Tex-Mex.
Implacable,
ambicioso y cruel hasta con los suyos, Eli representa una perseverancia que ha
escalado por siete décadas hasta llegar a la cúspide del poder. A través de
flashbacks descubrimos que Eli presenció en 1849, la masacre de su familia por
parte de los Comanches que lo criaron. A punta de golpes, Eli aprende a vivir
de acuerdo a la ley indígena, a ser duro, persistente y a creer que solo el más
fuerte sobrevive.
Aun interpretado
por Pierce Brosnan, Eli cae mal, sobre
todo por su deslealtad con viejos amigos y su opresión de sus hijos, aun así,
logra criar una nieta que es su estampa. Vemos muchas de las características más
oscuras de Elí en Jacob Dutton, sin tener el personaje de Harrison Ford en 1923,
las excusas ni traumas que carga el
personaje de Pierce Brosnan. Y ya es hora de hablar de Taylor Sheridan.
El Wunderkind
de la Paramount
Con Sheridan nos
encontramos ante el caso de un wunderkind (“niño maravilla “), una
especie perdida en días de billonarios que se hacen ricos por no crear nada
realmente beneficioso o de gran calidad artística. Taylor Sheridan va camino a
hacerse un espacio en la historia del arte televisivo y de ser billonario (hoy
por hoy recibe 500 mil dólares mensuales). Eso si detiene su hubris.
El creador del
universo Yellowstone es una de esas avis raras, tipo Al Ruddy y Bob
Evans, que Paramount deja anidar en su tejado y que han hecho grande a la
firma. Como los mencionados, es un autodidacta en lo que hace. Aún más increíble,
ni siquiera tiene un título universitario. Abandonó la universidad cuando como
Mark Zuckerberg, descubrió que se podía
llegar alto sin un título.
Se dedicó a
actuar llegando a tener un rol reconocible en series como Sons of Anarchy
y por entonces se le ocurrió que podía escribir guiones, al menos sobre un
mundo que el conocía, el de los cowboys
modernos y la vida en un rancho del Tercer Milenio. Su primer gran éxito fue Sicario
en el 2013. Dos años más tarde arrasaba con la crítica y taquilla con Hell
or High Water que recibió muchas nominaciones entre ellas una al Oscar por Mejor
Guion.
Taylor Sheridan
se había hecho de un nombre en la industria. Fue entonces que tuvo la audacia
de presentar un proyecto de serie a HBO. Esta compañía miró con desprecio la
historia de un rancho en la moderna Montana donde el patriarca sigue
experimentando los mismos problemas del Lejano Oeste (bandidos codiciosos, políticos
corruptos, indios descontentos etc..) pero en un marco del Siglo XXI.
Fue en Paramount donde
aceptaron el cuento de Sheridan y salieron ganadores. Para la segunda temporada,
Yellowstone tenía una aceptación de más de 9 puntos en audiencia y la
serie había revitalizado la carrera de Kevin Costner que llevaba el rol
protagónico. John Dutton III encarnaba los valores de Taylor Sheridan: nostalgia
por un Lejano Oeste del pasado donde había menos corrupción y más libertad; tribalismo,
exaltación de lo rural por sobre lo urbano, y desconfianza del progreso.
Estas virtudes
harían que muchos críticos clasificarán al neo western como “conservador” Con
tal membrete lo descalificaran para siempre en las ternas de galardones. Tan
obvio era ese desprecio que en el New York Timesinsinuaron
que la razón por la cual no se premiaba Yellowstone era su anti-wokismo_. Más claro lo dijo Nola Ojomu en el Daily Mail. Artículo que mereció un disclaimer de parte de Daniel
Feinberg en The Hollywood Reporter argumentando que tal acusación era falsa.
No sé qué me da más
risa, que si los progres usen un término
que dicen les han colgado los conservadores, o que tanto articulo reafirme la
conciencia de que para la critica el producto ya trae olor a republicano y por
lo tanto no merece premio (finalmente en el 2022, Kevin Costner recibió un Globo
de Oro como Mejor Actor en una Serie Dramática).
Aunque Taylor
Sheridan niegue calurosamente ser republicano o cercano a las políticas
del Trompo, lo cierto es
que sus tesis e ideas esbozadas por el protagonista de Yellowstone
pueden resultar incomodas para la cultura imperante. El desprecio hacia a la
autoridad, la importancia del clan por sobre las leyes y convencionalismos que
aporta la civilización, y el miedo de como el progreso destruye la magnificencia
del Oeste son más patentes en las secuelas de Yellowstone.
En 1921, debutaba en la plataforma Paramount +1883, una historia de origen que explicaría
los motivos para que el primer Dutton arrastrase a su familia desde Tennessee
hasta Montana. En una macabra travesía que sale de Fort Worth Texas, Los Dutton
se unen a una caravana rumbo a Oregón. A lo largo del camino van dejando
tumbas, pero también cambian su piel de civilizados por la de vaqueros
curtidos.
Aunque la serie
limitada acabó en el sitio donde se establecerá Yellowstone, la serie-madre, a
través de la Cuarta Temporada introdujo flashbacks sobre la vida de Los Dutton
ya establecidos en una especie de choza muy alejada la mansión donde viven
Kevin Coster y su familia. Ahí sabemos cómo muere James en 1894.
La próxima
secuela pega un salto de casi 30 años y se sitúa en una Montana que coquetea
con el progreso mientras los nuevos Dutton encabezados por otro patriarca—rol
que atrajo a Harrison Ford a la pantalla chica— luchan por mantener un
estilo de vida que no corresponde en la era de refrigeradores, donde los
automóviles reemplazan al caballo, donde la Prohibición cierra saloons y
donde corruptos dueños de minería y ovejeros rencorosos quieren apoderarse del Rancho
Hutton (que aunque más grande todavía no es el Yellowstone).
Situadas en los años
que indican sus títulos, ambas miniseries evocan una época en que la conquista
del Oeste ofrecía peligros impensables para los incautos, pero también una sensación
exhilarante de libertad sobre todo para las mujeres. Si en 1883,
Sheridan tiene como heroína y portavoz a Elsa Dutton, una adolescente que se
desprende tanto de ropa como de convencionalismos sociales en La Pradera, en 1923,
la matriarca Cara (Dame Helen Mirren)aconseja a una nueva adición a la familia
de que debe olvidar sus sueños femeninos, recordar que las mujeres en el
universo ranchero vienen después de las vacas, pero que a cambio poseerá una libertad
insospechada por sus congéneres civilizadas.
Aunque este año
cierra sus puertas la etapa Kevin Costner de Yellowstone, la saga
continua. Taylor Sheridan entre su trabajo otros neo-western como The Mayor
of Kingstown y la comedia de gánsteres The Tulsa King con Sylvester
Stallone, está desarrollando otra
precuela del diario vivir de Los Dutton con 1944; una serie sobre los sheriffs del Far West, y
se rumora fuertemente que el universo Yellowstone continuara, pero ahora con Matthew
McConaughey (o Josh Lucas) al timón.
En este momento
el western está de moda y no solo en la Paramount, pero si el universo
Yellowstone se cifra en un mundo de machos donde las mujeres son cómplices o víctimas
¿no hay perspectivas femeninas de La Frontera que sean feministas? ¿Qué pasa
con la diversidad racial en este revisionismo del Far West? De eso se tratarán
nuestras próximas entradas.