jueves, 3 de agosto de 2023

En la Rumania de Ceausescu: Spy/Master en HBO/MAX

 


Tras ver el primer episodio de Spy/Master pensé en dejar de verla. Me hizo cambiar de idea la fascinante historia del General Pacepa, la inspiración detrás de Victor Godeanu, protagonista de este ambicioso proyecto de la HBO en combinación con la televisión rumana. Otro factor que me hizo continuarla es que, con solo cuatro episodios al aire, tenía en IMDB un sólido 8.0. ¿Ameritaba tan alto rating? Digamos que hasta la mitad si, y que el final fue un poco flojo lo que rebajó la sintonía a 7,6 que sigue siendo respetable para una serie extranjera (sigue siendo más alta que Bridgerton que solo logra un 7,4)

Antes de comenzar tenemos que hablar de Nikolái Ceausescu el sanguinario dictador que oprimió a Rumania por un cuarto de siglo. En mi día,  Ceausescu era un nombre engarzado en el imaginario popular, uno de los últimos dictadores de hierro de la órbita comunista. Sabíamos que más allá de su implacable estalinismo, existía un bon vivant, corrupto y paranoico. Cualidades que compartía con una familia igualmente corrupta y una cadre de aduladores aterrorizados por los crueles caprichos del dictador, pero empeñados en mantener un culto de personalidad.

 En Occidente conocíamos chismes de tabloide de los Ceausescu, de como habían apadrinado la carrera de Nadia Comaneci, pero como el hijo del dictador había abusado sexualmente de la atleta. O como en su paranoia, Ceausescu había hecho poner micrófonos hasta en moteles parejeros,  y como su mujer se deleitaba oyendo las grabaciones de encuentros sexuales clandestinos.

                                        Los verdaderos Ceausescu

Sin embargo, Ceausescu tuvo por mucho tiempo buena prensa en Occidente. Por muy estalinista que fuese se enfrentaba al Politburó. En 1968,  repudió la invasión soviética de Checoslovaquia,  y en 1984, Rumania desafió las órdenes del Kremlin enviando una delegación de deportistas a Las Olimpiadas de Los Ángeles.

Durante su dictadura, Ceausescu se atrevió a mantener relaciones con el rebelde gobierno de Tito y fue el único país del bloque soviético en mantener relaciones con Israel después de La Guerra de los 6 días. El dictador se veía como un instrumento para la paz mundial. Sirvió de intermediario para conseguir que Richard Nixon estableciese relaciones con el gobierno de Pekín y,  algo que aprendí con la serie,  es que jugó un importante rol en las negociaciones de Campo David que ayudaron a Israel y Egipto a hacer las paces.

Por eso, Occidente toleraba y hasta premiaba al feroz represor del pueblo rumano. El gobierno francés le otorgó La Legion d’honneur y la reina Isabel lo nombró caballero, título que le fue arrancado justo antes de que un juicio sumario y una ejecución express acabasen con la tiranía Ceausescu.

                                     Los Ceausescu de ficción

Aun antes de ese fatídico día de 1989, Occidente se había enterado de lo que ocurría realmente en Rumania. Eso gracias a la defección de un importantísimo personaje del régimen rumano, el general Ion Mihai Pacepa. Jefe de la Securitate (la policía secreta), Ministro de Relaciones Exteriores y favorito de Los Ceausescu, Pacepa encontró un límite en un asesinato político ordenado por el dictador. Antes que matar a un inocente, el general prefirió dejar atrás privilegio, país y familia para internarse en Occidente.

Una vez allá reveló, en libros y entrevistas,  todos los secretos de Los Ceausescu desde los crímenes de estado hasta sus vicios personales. Esto no solo empañó la visión de Occidente del gobierno de Ceausescu, también desbarató todo sus servicio de inteligencia, Aunque Ceausescu (y otros como Arafat y Gadafi) puso un precio por la cabeza del traidorincluso contrató a Carlos el Chacal para eliminarloPacepa murió en el 2021 de COVID.

HBO se ha basado en este personaje histórico para crear al ficticio General Victor Godeanu quien tiene las características, el puesto y los privilegios de Pacepa, pero con el que se permiten cambios importantes.  Godeanu es el rey de la Corte Ceausescu, hasta su hija admira un poder que hace que teman y adulen a su padre.

El poder de Godeanu ha invitado la envidia y desconfianza de una organización de contrainteligencia. Lo investigan y descubren que el general es un vulgar ladrón que tiene una bodega llena de bienes requisados de los que saca presentes para conquistar a quienes desea de su lado (una estola de visón y un collarcito de perlas hacen que hasta Elena Ceausescu baile a son del pandero de Victor).

Peor aún, los enemigos de Godeanu descubren que el válido lleva años espiando para la KGB. Sintiéndose sitiado, Victor decide huir. Para eso aprovecha un viaje a la Alemania federal.  Eso es lo que en la vida real hizo Pacepa.



Como parte de su imagen bonachona en Occidente, Ceaucescu permitió la salida de rumanos de origen germano hacia Alemania,  siempre y cuando tuviesen parientes que los reclamasen y estuviesen dispuestos a pagar por ello. Por eso Godeanu/Pacepa viajó a Bonn. Lo vemos reunirse con Klaus (Mark Risserman de 1883) , un representante alemán,  para regatear el precio de cada inmigrante.

Es durante estas negociaciones y bajo el ojo vigilante de Carmen Popescu, enviada por los enemigos de; general,  que Godeanu visita la embajada estadounidense. Es ahí donde se encuentra con una diplomática (Svenja Jung de The Empress) ) de la Alemania del Este que lo conoce. Godeanu huye, pero ha dejado su nombre y eso basta para poner en acción a Frank Jackson (Parker Sawyer de World on Fire)  un agente de la CIA que lo rastrea,  curioso por saber que tiene un hombre de la estatura del rumano que conversar con los americanos.

Pronto están en contacto en lugares extraños como vestidores de tienda. Lo malo es que Ingrid, la mujer a la que vio en la embajada también lo rastrea. Es su antigua amante, pero también es amante del comunismo y aunque Godeanu se acuesta con ella, no puede evitar que Ingrid lo delate a los soviéticos. En Rumania , los enemigos de Victor lo delatan con Ceausescu que hace arrestar a Ileana, la hija del fugitivo.



A pesar de los esfuerzos de Jackson, la CIA no cree sea buen momento para darle visa a Godeanu. El Presidente Jimmy Carter está metido en los arreglos de Campo David. Ceausescu es quien ha fomentado esta reunión. El gobierno estadounidense no quiere ofenderlo. De pronto Victor Godeanu está acorralado.



El proceso de como el valiente Jackson decide ayudar a Godeanu, a pesar de que no tiene ni el apoyo de la CIA ni de su gobierno, es fantástico, como es fantástico el modo en que reaccionan las autoridades alemanas y los Ceaucescu. Estos últimos, aunque nos queda claro que son monstruos, son cómicos. Me encanta como Elena (a la que se dirigen como “Camarada Académica”)  se refiere a Jimmy Carter como “un granjero estúpido”.

Aunque el aparato de la contrainteligencia, por órdenes de Ceausescu, intenta poner a Frank en contra de Godeanu, solo sirve para explicar cómo en ese mundo corrupto de donde Victor emerge, todos son corruptos y no saben ni lo que es confiar ni como inspirar confianza.

Entremedio tenemos un subtrama de la criada egipcia de Ingrid cuyo hermano y esposo están preparando un atentado terrorista que involucra al rumano y las negociaciones de paz. Recordar Campo David me deja con sentimientos encontrados. La alianza entre Israel y Egipto sigue firme, pero las discusiones sobre el problema palestino siguen iguales.



Es mi primera serie rumana y me ha gustado más de lo que esperaba. posee más acción, carreras de auto y suspenso que Trastlantic y Los Pacientes del Dr. García juntos. Realmente comprendemos el dilema de Godeanu y su sensación de opresión y desconcierto. No conocía a Alec Secareanu, pero me ha dado buena impresión.

El reparto es desigual y la serie visualmente hablando, no ofrece mucho. Las vistas de Bucarest son mínimas, aunque los interiores son interesantes. Vemos la opulencia del Palacio de Ceausescu, o la amplitud de a casa de los Godeanu y las comparamos con los bajos fondos donde Víctor lleva a su hija para mostrarle de donde salió.

El vestuario, aunque semi fiel a las modas de fines de Los Setenta es horroroso, pero mi padre me contó que los rumanos se visten mal y suelen preferir colores chillones.  En muchos aspectos, me ha recordado a Los Optimistas, la estupenda serie rusa de espionaje. La diferencia es que carece del lujo y glamur de mencionada serie. Aparte estos mini bemoles, Spy/Master es obligatoria para los fans del género de espionaje.



Contenido violento:  No más que cualquier serie de espionaje del Siglo XX.

Contenido Sexual y Desnudos: Escena de cama de Victor e Ingrid , nada gráfico.

Factor Feminista: Podríamos decir que Elena Ceaucescu era una mujer poderosa, puesto que era implacable, pero siempre se amparó en la posición de su marido y cuando este cayo,  rodó con él.  Una versión en miniatura de La Ceaucescu es Carmen Popescu.  Anna Ularu hasta tiene cara de mala con ojos de vampira.



Mas poderosa es la criada Safiyah que, a pesar de venir una cultura patriarcal, antepone el bienestar de otros antes que su sumisión a esposo y hermano. Contrasta con su patrona que será muy agente de la Stasi, pero cuando se haya en peligro se aloca y no sabe cómo reaccionar. Mi personaje más admirado sin embargo es la menospreciada Adela Godeanu que lo sacrifica todo por su hija

Factor Diversidad: Tenemos árabes terroristas, su blanco son unos judíos en una sinagoga de Bonn, Tenemos rumanos, alemanes y rusos. No tengo claro si la CIA en 1978 tenía agentes afroamericanos en el extranjero. En la serie nunca se refieren al color de Frank Jackson, pero el que lo interprete un actor negro le da una dimensión más vigorosa al personaje.

3 comentarios:

  1. Desde FB de Ry Badilla
    Suena interesante, la voy a ver. Es cierto lo que dijo tu padre, hoy en día todavía se visten muy mal y son medio extraños. Gracias por la recomendación.

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    1. Para Ray Badilla me alegro de recomendarte algo que te gusta. No sé si recuerdas, pero les conté (cuando hablabamos de la Reina Marie) que mI Pa hablaba rumano. Fue una obsesión suya ir allá porque decian que tenían un tratamiento especial para detener la demencia. Al final nunca fue, pero estuvo pendiente siempre de la cultura rumana y lo de la ropa lo notó por los rumanos que conoció en la ONU

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