Voy a comenzar deseando
que La Edad Dorada2 tenga éxito, quiero una tercera temporada, pero algo
me sorprendió. La noche del 29 cuando aún no acababa el primer episodio, me
tropecé con críticos de sitios importantes ya echándole paletadas de tierra a
“You Don’t Even Like Opera”. Variety tuvo la sutileza de señalar que, en un mes de noticias
terribles, al menos la serie de Julián
Fellowes nos traía un escape de la realidad. En otro sitio nos alertaban que se trataba de
un programa que podían ver sin reparos nuestros abuelitos. ¿Realmente merecía
ese primer episodio tal chorro de sarcasmo?
Peggy de Luto
Muchos concuerdan
conmigo en que el Arco Peggy Scott fue el mejor escrito en la pasada temporada
así que empiezo por ahí. Quedamos en que la joven afroamericana descubre que su
bebé vive y que fue dado por su propio padre en adopción. Apoyada por su madre,
Peggy se embarca en una búsqueda del pequeño. Pensamos que de eso se trataría
esta temporada. He ahí nuestra primera desilusión. ¡Vemos a Peggy y a su
familia enlutados viajando al funeral del bebé de la periodista! ¿Como así?
Al parecer las asesoras
de Lord Fellowes consideraron que convertir a Peggy en una madre-busca-hijos la
acercaba a un estereotipo patriarcal-telenovelero y le impedían ser un icono
del poder de la mujer negra. Es la única explicación para apuñalar por la
espalda una subtrama ya iniciada sin siquiera mostrarnos como Peggy encontró a
su hijito antes que este muriese de escarlatina.
Lo próximo es que
comprensiblemente, Peggy encuentra intolerable vivir bajo el mismo techo con su
padre. Tras una entrevista con su amiga Marian, Miss Scott enfila proa hacia la
Quinta Avenida, de regreso a comer con los criados van Rhijn.
Do de Pecho de
Bertha
TGA tienes dos
grupos de teleaudiencia: el que sigue las andanzas de Peggy Scott y el que se deslumbra
ante los ropajes y arranques de mala leche de Bertha Russel. Así que veamos lo
que hizo en este primer episodio.
Estamos en el
Domingo de Pascua de 1883, pero no hay ni conejito, ni cacería de huevitos ni
desfile de sombreros por Park Avenue. Eso si Bertha, se ha puesto un sombrerazo para la misa
dominical en la misma iglesia a la que asisten Mrs. Astor y Agnes Van Rhijn. ¿Significa
esto que ya es parte de Los 400? Ni tanto, es tolerada, pero a la legua se nota
que a Agnes no le gusta compartir el mismo espacio sagrado con una piojosa
arribista como Bertha. ¡Qué poco espíritu cristiano!
No que Bertha sea
más espiritual. Esta consternada porque no ha podido conseguir un palco en la Academia
de Música. Sabe que ese es el último bastión de Los Knickerboker y está
empeñada en unírseles para asistir a la opera con ellos. “Pero si ni siquiera te gusta
la ópera “le recordará, más tarde su marido. Un mero detalle para Bertha que
tiene la energía de un bulldozer para aplastar obstáculos.
Sabedora de la
preocupación de su protegida, la Señora Astor se va a compartir un café con
Bertha. Le recuerda que hay muchos como ella en una lista de espera. Bertha le
recuerda que la Academia tiene ahora una competencia, la Metropolitan Opera
House que ofrece 120 palcos nuevos. ¿Qué tal si todos los de la lista—encabezados
por La Russell, por supuesto— se van a ocupar esos palcos?
Lina Astor pega
un respingo . Sí Bertha hiciese eso, perdería su apoyo y todo lo ganado. No
necesita más Mrs. Russell para ponerse en campaña.
Invita a Mrs.
Astor a una velada de “amigos de la ópera”. Llega Lina y se encuentra que junto
con Mamie Fish (“a la que le gusta jugar con fósforos”) y Aurora Fané están
todos los parvenues de la lista de esperas. “Has traído a todos los
ricos desilusionados” le espeta a su anfitriona. Hasta está el Señor Gilbert,
director del Metropolitan. Ha caído Mrs. Astor en una trampa y solo por evitar
el escándalo, se queda a cenar.
Para colmo, Bertha
ha seducido a Christina Nilsson, la
famosa soprano, para que venga a
deleitarlos con arias del “Fausto” de Gounod. Como la diva era exclusividad de
la Academia de Música, Lina se da cuenta que los Nouveau Riches llevan la
batuta ahora para conducir el estado musical de la alta sociedad.
Fue un triunfo
para Bertha, ¿ pero a qué precio? Eso lo
veremos la próxima semana
Nuevos
Romances
Ya abemos por el tráiler
que el Reverendo Forte, el nuevo pastor de la iglesia del barrio, será el
interés romántico de la tía Ada esta temporada. Aparece dando malas noticias. Será
él quien oficie la boda de Cissi Bingham y Tom Raikes. Marian le asegura a Tía Ada
que ya no ama al traidor abogaducho.
En los bajos de
la Mansión van Rhijn, el lacayo Jack parece haber iniciado romance con Adelheid,
la doncella de Gladys. Algo que no agrada a la reprimida Bridget. Uff! Bostezo.
En Newport, Larry
Russell, que está decorando a nueva casa de sus padres, está a punto de conocer
a una bella divorciada.
En medio de las
guerra musicales, Agnes recibe una carta de su sobrino político Dashiell
Montgomery. El viudo planea instalarse en Nueva York con su hija adolescente Frances.
Lo han invitado a tomar el té un jueves
y Marian murmura que tiene otro compromiso. En realidad, Marian tiene
compromisos todos los jueves. Algo muy secreto que se descubre cuando
finalmente conoce a Dashiell y a su hija que resulta ser alumna de Miss Brooks
(¡!!).
Agnes se pone del
color de las buganvilias de su sombrero al saber que la única hija de su único
hermano está dando clases de acuarelas en un colegio de señoritas. Tía y
sobrina intercambian palabras fuertes que yo si fuese Marian, por muy enojada que
estuviera, me guardaría. Después de
todo, tiene techo, comida y kilos de vestidos, gracias a Agnes.
Volviendo a Dashiell,
parece que será el nuevo interés romántico de Marian. Al menos no se
escandaliza al saber que trabaja. Quienes se escandalizan son críticos y
espectadores porque Marian y el viudo son primos (¡!!) A ver, primero que eso
no importaba en 1883, segundo Dashiell estuvo casado con una sobrina política
de Agnes, no comparte ni la sangre de ella, ni la de Marian.
Conflicto,
Conflicto, Conflicto
La temporada pasada
vimos a Watson, el valet de George Russell,
que andaba de Stalker de Mrs. McNeil una damita de sociedad. En un
momento, él le reveló a Flora que su nombre
era “Colliers”. Eso la puso pálida y nos imaginamos que había un parentesco
entre ambos. La génesis de su relación se nos revela en este primer episodio.
Los McNeil están
en la lista de los palcos, por lo tanto, son invitados a la soirée musical de
los Russell. Todo va de maravilla y Flora anda muy parlanchina hasta que
identifica al criado que le sirve el vino.
¡Queda catatónica! A solas le cuenta al marido que su padre es un vil
criado. ¡Qué horror! ¡Que escandalo! El marido tomará cartas en el asunto. ¿Hará
que se lleven a Watson a la China o lo hará decapitar en un callejón?
George Russell
anda con problemas con sus obreros. Los atrevidos tienen la osadía de exigir
menos horas de trabajo y más medidas de seguridad en su empleo. Al parecer los sindicatos
se han coludido lo que lleva a George a sentarse con otros capitanes de la
industria incluido Jay Gould, su rival. Gould, el más deleznable de los Robber Barons (y una
inspiración para el personaje de George), no toma muy en serio al gran sindicato de The Knights
of Labor, pero lo fastidian sus peticiones. Cree que es cuestión de que las
clases bajas se destruyan entre si.
Y llegamos a mi
romance favorito (si se le puede llamar así) de esta temporada. Echemos una
mirada pragmática a los matrimonios de la alta sociedad entonces, muy pocos eran por amor y muy pocos eran
felices. Por eso, desde un punto de vista práctico, prefiero ver a Gladys
casada con Oscar que con algún aristócrata paupérrimo que le compre Bertha.
Casi todos los hombres ricos tenían “casa chica” así que ;lo único diferente
aquí seria que Oscar tendría un amante en vez de una querida.
Las cosas no van
bien en ese frente. Gladys ignora a Oscar y no contesta sus cartas. Mas tarde
sabremos que son ordenes de Bertha. Charles ha encontrado otro novio y Oscar se
siente viejo abandonado y desolado. El Domingo de Resurrección acaba en un bar
de marineros donde encuentra a uno que se muestra afable. Lo próximo es que
vemos a Oscar golpeado, mal herido con la ropa rota que se arrastra hasta el
hall de la Mansión van Rhijn. Noten que no fue a su piso de soltero y ha hecho
bien.
El modo en que
sus horrorizadas parientes se abalanzan sobre él; la preocupación de Agnes, las
lágrimas de Ada, el modo en que Marian se hace cargo de la situación, hasta los
compungidos criados hacen de estas escenas mis favoritas del capítulo. Tanta
preocupación, tanta consideración demuestran que Oscar es amado arriba y debajo
de las escaleras. Un hombre así no puede ser tan malo. Un hombre así merece ser
feliz.
La versión
oficial es que Oscar fue asaltado por ladrones. Dice no recordar nada, no
quiere avisar a la policía. “no quiero ser una nota en el periódico” dice y su
madre está de acuerdo. Eso sí, debe convalecer en casa donde puedan cuidarlo y
consentirlo.
A Charles, cuando
lo visita, Oscar le cuenta la verdad. está apenado y asustado. Lo cansa vivir
en las sombras. Quiere ser como todo el mundo. Tiene una obligación con sus
ancestros de dejar un heredero de su apellido.
Oscar recluta a
Aurora para que lo ayude en su cortejo. Le dice, y lo creo sincero, que si tuviese
una familia no hubiese andado deambulando por la calle invitando a un atraco.
Su astuta prima tiene un plan maestro. Ofrece un té para celebrar el retorno
del primo Dashiell a Nueva York. Es ahí que Agnes se entera de que Marian es
maestra en St. Mary’s.
Lo importante es
que el te tiene lugar el mismo día de la soirée de Bertha. Aurora invita a las Russell
sabiendo que solo podrá venir Gladys. Ya en casa, Aurora envía a Oscar a
entrevistarse a solas con la Niña Russell en la biblioteca. Gladys se ve muy
bien en un ensemble de shantung color cereza con jabot de encaje. Su
sombrero sí que es muy barroco para mi gusto.
Oscar es claro,
sin dejar de ser romántico. Asegura amar a Gladys. “No me conoces” dice la
escéptica joven, pero él señala las verdaderas y obvias virtudes de la hija de Bertha:
su ingenio, su alma independiente, etc.. Le promete una vida libre de su madre,
pero también libre de las trabas que otro esposo le pondría. Le promete
respetar sus decisiones e ideas, no intentará moldearla a su manera. “No me
molesta ser mandoneado, si tú eres la mandona” le dice. Gladys lo escucha
atentamente, sonríe y le recuerda que debe hablar con su padre. Algo que Oscar
promete hacer.
Sombreros y
Más Sombreros
Seamos francos,
todos vemos La Edad Dorada por su moda, así que hora es de ver que guardarropa
nos trajo Kasia Waticka-Maimone esta temporada. Y comenzamos con los sombreros
de Pascua. No hubo necesidad de desfilar por Park Avenue, el desfile lo tuvimos
en el interior de la iglesia episcopal de St. Thomas.
Hasta las criadas
lucieron tocado. todas menos Bridget que se fue a misa a la recién inaugurada Catedral
de San Patricio. ¿Como serían los servicios entonces en St. Paddy? ¿Quiénes
irían? ¿Solo los inmigrantes?
Volviendo a St.
Thomas es divertido ver a Mrs. Bruce sin su hábito negro. Ha venido de amarillo
con un sombrero de paja de Italia coronado con margaritas. John, el lacayo,
parece más interesado en Adelheid, la doncella alemana de Gladys, que en la
mucama irlandesa. Adelheid lleva también capota de paja, en eso se diferencian
de las patronas que llevan sombreros de fieltro forrados en satén y emplumados.
Comenzamos con
Marian y sus tías que, junto a Oscar, han caminado ocho cuadras (de la 61 a la
53). Marian viene de amarillo, color que se sienta, con una toca cubierta de
jazmines y una peonia rosa. lo único que afea su traje es una camelia de trapo
que cuelga de su vestido como a punto de caer. Tía Ada viene adorable en un tailleur
verde almendra con sombrero haciendo juego.
Aunque admiró el
sombrero Eugenia de color celeste con plumas azules de Agnes, no apruebo la tela
de su traje que la hace parecer una funda de almohada . El gingham no era una
tela para un traje formal, se usaba para camisas masculinas y ropa de criados.
Tampoco apruebo el traje de Bertha. Parece tapiz de sillón. ¡y esas rayas café! Parece que chorreara helado de chocolate. Y ese sombrero es una verdadera bandeja de canapes: plumas de faisán, claveles, frutas ¿Y qué veo? ¿Son camarones hervidos los que percibo encima de todo ese festín?
La que luce esplendida es Gladys en un dos piezas color azul claro con un cuello Van Dyck de encaje blanco. Tan bonito es el vestido que le perdonamos la pamela que amenaza aplastar con tanto peso la cabeza de la jovencita. Aparte de contener heliotropos en un costado y hortensias azules en el otro, debajo tiene un cojín de flores blancas. Pero Gladys es un epitome de elegancia comparada con su amiguis del alma, Carrie Astor.
Mrs. Astor luce discreta
en un traje oscuro estampado y se ha puesto un cesto de flores lilas en la
cabeza sobre las que descansa una mariposa, pero Carrie….Olvídense de su
sombrerazo, parece que le pidió prestadas las bombachas a Hernán Cortes y esas
franjas rojas, ¿acaso le cayó encima el balde de sangre de puerco de su tocaya?
En general la
ropa es adecuada. Lo peor, aparte de Carrie en Pascua, es Bertha que está muy
bien ataviada en su noche de triunfo, pero Ayyy. ¡Quien te dijo que posaras un
murciélago muerto en tu hombro! No era Halloween todavía.
Pero es Bertha la
que se lleva las palmas con el mejor traje que se ha puesto para servirle café
a Mrs. Astor. Sobre un faldellín estampado , Mrs. Russell lleva una bata de satén
marfil bordada de rosas rojas.
Segundo premio, Marian
en la velada operática. Aunque muchas vinieron de verde (Carrie Astor, Aurora,
hasta Flora McNeil), Miss Brooks viene en seda y encaje verde agua en una
hechura renacentista con cuello alto y mangas largas que complementa con
guantes blancos hasta el codo.
¿Cuál creen que
fue el mejor vestido y quién fue la peor vestida de todo el episodio?
Desde FB de Pablo Muñoz Alcayaga
ResponderEliminarMuy bueno tu artículo!!! Dan ganas de verla y ojalá no nos defraude esta temporada
Para Pablo Muñoz Alcayaga Aparte del viraje del arco de Peggy, estuvo bien entretenida y con muchos ganchos visuales.
EliminarSo I did not like the first episode, they seem to make it dark and difficult to see anything, while the beauty of the first season was the light, glitz, big shots, now it is all darkened rooms, close up fugly shots, nothing shines, nothing is glitzy, even the costumes have become too much and are now kitschy. Bertha used to amaze me with her gorgeous costumes now they are dressing her like a Vienna cake. They even managed to ruin the opening music which was splendid before and now it has lost on grandeur and melody. Plus there was entirely and sickly too much of Marianne in the episode and Peggy also.
ResponderEliminarYours is not the first voice claiming against the darkness of TGA this season, but I’ve noticed it is a streaming problem. Rewatching the first season, there were episodes that I couldn’t follow because they were so dark. HBO definitely has a quality problem when it comes to streaming. There are episodes in the second season of MY Brilliant Friend that don’t have subtitles!
EliminarPoor Bertha, Kasia put her in fugly gowns, that Newport concoction made her look like a meringue.
I actually think HBO generally prefers natural lighting in their shows, they call it an artistic decision, but I think stingy bastards just save money for their pockets that way not needing to pay for the lighting crew much. I hate it with passion especially as the first season won our hearts exactly for being all glitzy and sunny to achieve the glamour. And they went overboard with the details on gowns and design so it looks like the whole fricking city dresses at the same place, plus where does that lil wench Marianne find monies for so many expensive gowns, like a new one for every new walk, the bitch is poor as a church mouse and Agnes defo would not give that ungrateful wench much pocket money if at all. And she ruining their status by teaching in the school. Da scandal, Anges needs to kick that national shame out of her house and will too.
EliminarI wouldn’t know if it is a budget problem or the streaming. I’m streaming Bass Reeves in Paramount + and the images come out like old pre-HD shows with colors meltin and distorted facesg. My brother has noticed that both Billions and Justified (last seasons) were shot with videos cameras.
EliminarAs long as Marian is with Oscar I have no quarrel with her, but otherwise she is an nonentity. It’s so bad, that nobody cares that she’s teaching. Ohh Agnes dotes on her and her dream is to marry her off well so she spends lavishly on her niece’s wardrobe. It’s why, I hate Marian being so ungrateful.
Hola Male!
ResponderEliminarMe gustó el primer capítulo, lo disfruté.
Creo que ayuda conocer a los personajes desde antes.
Yo también quedé perdida con lo de Peggy, pensé que había olvidado parte de la trama de la serie jaja. Pero decidieron hacerlo así, y no fue mi mala memoria. No hice repaso de la primera, así que tus alusiones me ayudan a refrescar.
Marian comenzó bien, era tan inocente en la primera temporada, que aburría.
De las mujeres mis favoritas son Gladys y las tías Agnes y Ada. De los hombres también me está cayendo bien Oscar.
A los sirvientes les falta aún para cautivarme. Al contrario de Downton, que los amabas en el primer capítulo (a Thomas unas temporadas después jej).
Me gustó tu análisis del vestuario también.
Muy buena reseña. Ya vi el segundo capítulo anoche, así que ahí estaré pendiente de la próxima.
Saludos!
Yeeh, que bueno saber de ti. Pensé que habías tirado la toalla con la serie. Muchos quisiéramos ver a Peggy con el padre adoptivo de su hijo. El romance con su jefe en el diario no huele bien, el gallo es casado.
EliminarMarian no consigue engancharme, aunque me encanta su dinámica con Oscar.
Mis personajes favoritos son Gladys (no Larry parece un poco tonto, aunque en el segundo cap. Se le encachó a la madre), Oscar, las Tías, Pumpkin y Aurora Fane. De todo el servicio doméstico, apenas y me interesa Watson.
Espero hayas visto el segundo, porque hay un spoiler en la foto. Es que fue lo único interesante de un capitulo muy penca. Un abrazo y espero que el verano te esté tratando bien.