martes, 23 de julio de 2024

Un Estudio en Mediocridad: A Gentleman in Moscow (Paramount)

 


¡Cómo me ha costado ver esta adaptación del superventas de Amor Towles! ¡Cómo me ha costado escribir una reseña! No lo hubiese logrado si Don Arturo Pérez Reverte no hubiese venido a ayudarme señalándonos uno de los mayores defectos de la serie de Paramount, pero no el más grave

Cundo llegué a USA, descubrí que en la pensión mensual que mi hermano me había asignado había un espacio para la compra de libros. Eso me llevó a devorarme la lista de superventas del New York Times. En ese entonces (2017) la lista de ficción de tapa dura era liderada por Gentleman in Moscow de un tal Amor Towles.

Pronto descubrí que este señor había abandonado su lucrativa carrera de banquero para escribir bestsellers del cual éste era el segundo. Aunque la descripción de la trama era fascinante, decidí no comprarlo. Si era tan popular, cabía la posibilidad de que Hollywood adquiriese los derechos y preferí ver la película antes que leer el libro. Me evitaba desilusiones innecesarias.



Towles nació con cuchara de plata en la boca en una familia de la alta sociedad neoyorquina. Ha llevado una vida que hoy llamáramos “de privilegios”, tal como su protagonista, el Conde Rostov. En su estadía en Ginebra notó que varios huéspedes de su hotel vivían ahí todo el año y le pareció que ese sería un buen tema para una novela.

Cadena Perpetua en Jaula de Oro

La trama inicia en 1922, Alexander Ilich Rostov es llevado ante a un tribunal de la Rusia bolchevique y acusado de ser un parasito social. Su destino es el paredón o Siberia. Lo salva un poema que supuestamente escribiera el conde en sus años mozos y que ensalza los valores revolucionarios. Se le condena, entonces,  a cadena perpetua, pero en una original prisión: El Metropol, el hotel más elegante de Moscú.

Rostov deberá vivir en un cuartucho en la azotea, pero puede comer en el restaurante, beber en el bar (todo pagado por el estado) y alternar con clientes y con los empleados quienes lo conocen de antes y lo adoran. El único caveat es que Alexander Ilich tiene prohibido salir de su jaula dorada. Una vez que cruce la puerta giratoria será acribillado por los guardias.



De esa manera, el Conde Rostov pasará los próximos treinta años de su vida encarcelado, pero en constante contacto con el mundo exterior gracias a antiguos y nuevos amigos, además de enemigos,  algunos de los cuales se convertirán en sus aliados. Me cuentan que el mayor encanto de la novela son las rumiaciones de Alexander Ilich sobre filosofía, política,  historia, vinos y comida ya que es un gran gourmand. Lamentablemente eso no puede incluirse en una miniserie. O a lo mejor sí, pero nunca lo intentaron.

Originalmente, Sir Kenneth Branagh iba a prestarle su rostro a Rostov, pero fue reemplazado por Ewan McGregor que funge también como productor ejecutivo al igual que Amor Towles. Así que ni siquiera podemos conmiserarnos por el asesinato de una novela ya que el autor también fue parte de la carnicería. ¿A ver? ¿Por dónde comienzo mi critica?

Rostov No inspira ni Lástima ni Cariño

En un libro se puede centrar toda la trama en un solo personaje, más cuando es el narrador. En pantalla, solo puede lograrse si se trata de una figura fascinante, vigorosa y carismática. No sé si alguien con el poder histriónico de Sir Kenneth hubiese podido hacer a Rostov más digerible. Nunca le he tenido mucha admiración a Ewan McGregor y aquí nos brinda un protagonista mezquino, ególatra y frívolo pero que es el eje de toda la narrativa.



Por empezar,  nunca sentimos lástima por él. Sobre todo, si comparamos su desdicha con lo que sufre la otra gente de su estrato social. Es cierto que debe abandonar su lujosa suite en el Metropol e ir a vivir en los altos,  en cama dura, sin calefacción, pero sus aposentos evolucionan.

Para cuando la pequeña Sofia viene a vivir con él, ya parece que sus muebles han mejorado y se ha solucionado el problema de su calefacción. Dentro de su armario encuentra una puerta secreta que lleva a otro cuarto más amplio. Gracias a que puede conservar algunos muebles y enseres, Rostov expande sus aposentos

Cuando su amiguita, la pequeña Nina le procura una llave maestra que abre todas las puertas del hotel, el Conde adquiere libertad de movimiento y una escalera a la azotea le da una vista panorámica de Moscú. Todas estas ventajas le otorgan un espacio que ningún otro huésped tiene. En su momento, Alexander Ilich tomará un empleo, maître de camareros,  lo que le permite no solo escoger las mejores viandas y vinos para el hotel, sino también interactuar con todos los huéspedes importantes.



Rostov tiene acceso a música, a libros, periódicos, radio y hasta filmes de Hollywood gracias a Osip Glabnikov, un agente de la OGPU,  que primero lo vigila, luego lo toma como ‘maestro “, y acaba salvándolo en varias ocasiones. Con tanta exposición al mundo real sorprende que Rostov (en la serie) sea tan ególatra, estrecho de mente y frívolo. Por eso no cae simpático ni inspira lástima.

Rostov contantemente agrede verbalmente y ofende a quienes más lo quieren; Mischa, Nina, hasta la misma Anna Urbanova, su amante intermitente. Le toma mucho tiempo darse cuenta de que Osip es su aliado y da la impresión de que, si hubiese sido menos altivo con el Obispo,  este también hubiese sido un enemigo menor.



El máximo ejemplo del egocentrismo de Rostov es cuando ordena una cena de gala para homenajear la memoria de su difunta madre. Invita a todos sus antiguos amigos, miembros de la nobleza y clases privilegiadas. Solo aparecen Nina y Mischa. Rostov está indignado. Cuando Nina exhibe sus nuevas ideas comunistas, la increpa y la jovencita huye llorando.

Sera Osip el encargado de empujar a Rostov a la realidad. nadie lleva vidas privilegiadas como el conde. Sus invitados o están presos o viviendo en condiciones paupérrimas. Si no han venido es porque trabajan todo el día en labores agotadoras que antes hacían sus sirvientes. además, temen atraer la atención de la policía secreta yendo a este insólito festejo.

La reacción de Rostov es melodramática; sube a la azotea y contempla la posibilidad de saltar al vacío. Cambia de idea sin una razón de peso, como todo lo que hace. Esta experiencia no altera su manera de ser ni de pensar . Tristemente, todos los demás personajes viven en función de Rostov por lo que los tiñe la puerilidad del conde.



Un Drama Histórico sin Historia

Reitero, no he leído el libro, pero me imagino que no será accidental haber escogido esa época y ese espacio geográfico. Sin embargo, lo histórico brilla por su ausencia a lo más aflora insubstancialmente. Sabemos que hubo una revolución que ha despojado a Rostov y a sus amigos de sus tierras y fortunas. Sabemos que empujó a muchos al exilio y a él lo ha encerrado en una cárcel dorada, pero la revolución nunca es explicada.

No entendemos ni los motivos para la revolución ni el alcance de esta. Muy someramente se pasa por hechos históricos significativos: muerte de Lenin, auge y muerte de Stalin. Cuando Nina y Rostov, en sus correrías por el Metropol, encuentran un cuarto lleno de documentos de la policía secreta, no nos dicen que el gobierno ha requisado el hotel y lo ha convertido en su centro de burocracia. Solo en Los 30, el Metropol volvió a ser un espacio para clientes con dinero.

En la serie la vida en ese elegante establecimiento sigue igual, sin mayores cambios, a pesar de que históricamente la Unión Soviética vivía momentos críticos. Se saltan olímpicamente la Segunda Guerra Mundial cuando el Metropol se convirtió en oficina de prensa extranjera y fue bombardeado en varias ocasiones. En la ignorancia de los críticos se ha llegado a decir que el Metropol no existió (¡!!)



Sabemos que tanto Nina como Mischa se desilusionan con el comunismo estalinista, pero no nos explican los motivos. Parece que sus razones están relacionadas con el Holodomor. En una de sus apariciones fugaces, Nina le dice a Rostov que se marcha a Ucrania con su novio, luego marido. Vuelve unos años después, muy cambiada, el marido ha sido condenado al Gulag;  Nina lo seguirá Siberia y le encarga al conde su hija Sofia. Los que sabemos de la historia del periodo tenemos que imaginarnos que protestaron contra la hambruna sistemática y el esposo cayó víctima de las purgas estalinistas. ¿Costaba mucho elaborar o tienen miedo de ofender la memoria de Stalin?

Sin personajes que atraigan, sin un trasfondo histórico que explique los acontecimientos, el espectador esperaría que al menos visualmente deslumbrase este relato que tiene lugar en un ambiente tan lujoso como el Metropol. Otro chasco.  Los espacios del hotel sean el bar o el comedor son tan estrechos como la buhardilla de Rostov. La iluminación es escasa, en términos de vestuario no hay nada digno de mencionar. Nina siempre parece vestida por el Ejército de Salvación y Anna Urbanova tiene más escenas de cama que en las que pueda lucir ropa de época.



Lo más desilusionante son las vistas desde la azotea del Metropol. Es un Moscú totalmente construido —y se nota— con CGI. Al revés de muchas producciones actuales que intentan reconstruir la vieja Rusia en algún punto de la Europa Oriental, esta ultra barata serie ha sido filmada en Manchester y Liverpool. ¿Qué tendrán que ver Manchester y Liverpool con la Moscú de inicios de la primera mitad del Siglo XX?



Contenido Violento y Gory: La violencia (típico en serie woke) es mencionada, pero no vista. Sabemos que mataron al amigo violinista de Rostov porque oímos los tiros. Vemos el cadáver de Nina ser arrojado a una fosa común, pero no sabemos cómo murió.

Contenido Sexual y Desnudos: Mary Elizabeth Winstead (Mrs. Ewan McGregor en la vida real) sale más desvestida que vestida, pero muestra poco. Su esposo muestra nalgas. A estas altura no creo que nadie quiera verle el trasero a Obi Wan.



Factor Feminista: Reitero, todos los personajes incluyendo los femeninos viven en torno a Rostov. La más interesante,  Nina, nos ofrece el mejor episodio demostrando inteligencia, astucia e imaginación, pero ella desaparece rápidamente. Reaparece fugazmente para mostrar que ahora es una buena comunista y ya no sueña con cuentos de princesas, luego para anunciar que se ha casado y se marcha con el marido a Ucrania, después para encargarle a Alexander Ilich su hija anunciando que seguirá al marido al Gulag y finalmente vemos que es arrojada a una tumba común. ¡Que desperdicio de personaje!



Se dice que Ewan McGregor exigió que le otorgasen a su esposa un rol con más agencia. Si lo que han hecho con el personaje de May Elizabeth es demostración de agencia, ¿cómo será el personaje del libro?

 Anna Urbanova es una actriz camino a ser estrella, algo que logra a punta de buenos contactos, incluyendo servirle de tapadera a un ministro gay. Solo que un día, estando ya en la cúspide, descubre que la edad le ha jugado una mala pasada y que solo sirve para hacer de madre de actrices más jóvenes. Fuera de la pantalla solo sirve para ser mamá adoptiva de Sofia, la hija de Rostov de quien Anna ha sido amante intermitente por varias décadas. El problema es que todo es descrito de manera muy imitada. Anna Urbanova podría haber vivido en Hollywood o Londres, no hay nada en su historia que la haga particularmente rusa o parte de la historia del cine soviético.



Factor Diversidad: Y aquí viene lo que provocó la hilaridad de Pérez Reverte. Me resultó chocante que, en el primer episodio, el rol de Mischa, amigo y salvador de Rostov fuese interpretado no solo por un actor negro pero que además luce un peinado de trencitas ultramoderno.

Mi shock aumentó al ver que la mitad del servicio del Hotel Metropol estaba compuesta por actores de color. Rusia no tenía una población autóctona de origen africano. ¿Había tantos trasplantados?  ¿Y todos iban a trabajar al Metropol? Fue solo cuando vi al Ministro de Cultura, negro— y gay—al que Anna sirve de tapadera,  que me di cuenta de que en el libro todo ellos son blancos.



Nuevamente la televisión angloparlante, en aras de la falsa diversidad, nos exige que expandamos nuestra imaginación y aceptemos como correcto y factible tener gente de color fingiendo ser blanca. Yo no puedo suspender mi incredulidad ni obligar a mi visión a cegarse ante esta bobería. Si se quiere contratar actores de color,  que se les creen personajes que expliquen su presencia y que sirvan para informar sobre su historia en diferentes espacios geográficos. De otro modo esta última excentricidad es otro punto en contra de una serie irredimiblemente mediocre. Si alguien quiere verla, está en Paramount.

6 comentarios:

  1. I don't plan on watching it and never had LOL I just do not trust anything Western made set in Russia or outside their country LOL Nice to hear Ewan shows his bum in it, and no surprise in casting blacks in it. Even in My Lady Jane both Edward and Elizabeth I are blacks and Dudley turns by day into a horse, don't ask.... you wouldn't wanna know LOL And then Anna Chancellor in one scene sucking Oliver Chris' cock. I mean everybody would, but she is like fifty years older than him... so tasteless... Mary is depicted as the biggest villain of course. I hate everything I am watching right now LOL From that shite to White Lotus season too and Zorro and Shogun which I just do not understand why people praise it, it knocks me out every episode after first ten minutes...

    ResponderEliminar
  2. Noo! Dudley a horse? And Anna C, the granddaughter of the Earl of Winchilsea, giving someone a public BJ? This Lady Jane wants to follow the steps of The Serpent Queen and Mary and George. Sordid and outrageous.
    Although I fancy some Russian classics that have been adapted outside of Russia, they don’t hold a candle to Russian productions of the last ten years.
    I enjoyed shogun because I watched it with my brother abd because I fell for a couple of character, but I understand what you feel. I’m watching, halfheartedly House of the Dragon abd Those About to Die. Well made. Fine stories but no soul. Valhalla’s ending would be dreadfully boring if it weren’t because of Godwin.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Desde FB de Pol Gines
      No he leído la novela pero hoy mismo en el grupo de Facebook de Novela Histórica alababan el libro como magnífico, asombroso, subyugante, etc... y sólo le criticaban un final un poco apresurado.
      A lo mejor veo 2 capítulos con Tati Quieta para que al ver todos esos negros en un supuesto hotel moscovita recuerde su batería de chistes de espías negros americanos intentando pasar desapercibidos en la URSS...

      Eliminar
    2. para Pol Ginés sii, negros e hindues. Es que da risa, pero a mi me aburrió el poco uso de lo visual. El verdadero Metropol era exuberante, he visto fotos. El mal uso de la historia y el protagonista es un pesado. De veras mandaban espias negros?

      Eliminar
  3. Desde FB de Macarena Muñoz Ramos
    No tengo referencias del libro y sólo de la serie por un conocido que la encumbró como lo mejor de lo mejor en series actualmente 🙄 Y bueno, respecto al culo de Ewan Mcgregor, hahaha, ya lo hemos visto en desnudo integral en la peli Velvet Goldmine interpretando a Iggy Pop 😝 Aquí te dejo esto, una opinión de Rosa Montero sobre el despropósito de este tipo de series que meten a personajes negros con calzador y obviando el ridículo que hacen... Aunque luego vienen los woke de turno y te echan en cara que se trata de algo lógico y digno de una serie, sobre todo cuando nunca mencionan (🙄) que está basada en hechos históricos, ajá. Podría ser así si te hablan de Villaserena del Río, ciudad con historia llena fantasía, pir ejemplo. Y te lo crees. Pero que no jodan cuando ubican las historias en ciertos momentos históricos, emplean personajes históricos y ubican en ciudades o pueblos que existen en realidad. Aquí te dejo una opinión de la escritora Rosa Montero:

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Para Macarena Muñoz Ramos Holaa, te voy a estar etiquetando porque no sé que has leido o visto y a veces no se necesita ni leer ni ver para tener/dar una opinión. No tengo problemas en que metan gente de color si en la trama lo son y tienen historia y proposito, pero no puedo enganar mi vista. ES como cuando ponen viejos haciendo de jovencitos. A ver si hicieran una serie con actores obesos y ns hablaran de sus esbeltas figuras. Hablando de culos viejos. VElvet es del 98, otro siglo, las petacas de Ewan ya parecen acordeón Me voy a leer a Rosa Montero.

      Eliminar