¡Cómo me ha
costado ver esta adaptación del superventas de Amor Towles! ¡Cómo me ha costado
escribir una reseña! No lo hubiese logrado si Don Arturo Pérez Reverte no hubiese venido a ayudarme señalándonos
uno de los mayores defectos de la serie de Paramount, pero no el más grave
Cundo llegué a USA,
descubrí que en la pensión mensual que mi hermano me había asignado había un
espacio para la compra de libros. Eso me llevó a devorarme la lista de
superventas del New York Times. En ese entonces (2017) la lista de ficción de
tapa dura era liderada por Gentleman in Moscow de un tal Amor Towles.
Pronto descubrí
que este señor había abandonado su lucrativa carrera de banquero para escribir bestsellers
del cual éste era el segundo. Aunque la descripción de la trama era fascinante,
decidí no comprarlo. Si era tan popular, cabía la posibilidad de que Hollywood adquiriese
los derechos y preferí ver la película antes que leer el libro. Me evitaba
desilusiones innecesarias.
Towles nació con cuchara
de plata en la boca en una familia de la alta sociedad neoyorquina. Ha llevado
una vida que hoy llamáramos “de privilegios”, tal como su protagonista, el Conde
Rostov. En su estadía en Ginebra notó que varios huéspedes de su hotel vivían
ahí todo el año y le pareció que ese sería un buen tema para una novela.
Cadena
Perpetua en Jaula de Oro
La trama inicia
en 1922, Alexander Ilich Rostov es llevado ante a un tribunal de la Rusia bolchevique
y acusado de ser un parasito social. Su destino es el paredón o Siberia. Lo
salva un poema que supuestamente escribiera el conde en sus años mozos y que
ensalza los valores revolucionarios. Se le condena, entonces, a cadena perpetua, pero en una original
prisión: El Metropol, el hotel más elegante de Moscú.
Rostov deberá
vivir en un cuartucho en la azotea, pero puede comer en el restaurante, beber
en el bar (todo pagado por el estado) y alternar con clientes y con los
empleados quienes lo conocen de antes y lo adoran. El único caveat es que Alexander
Ilich tiene prohibido salir de su jaula dorada. Una vez que cruce la puerta
giratoria será acribillado por los guardias.
De esa manera, el
Conde Rostov pasará los próximos treinta años de su vida encarcelado, pero en
constante contacto con el mundo exterior gracias a antiguos y nuevos amigos, además
de enemigos, algunos de los cuales se
convertirán en sus aliados. Me cuentan que el mayor encanto de la novela son
las rumiaciones de Alexander Ilich sobre filosofía, política, historia, vinos y comida ya que es un gran gourmand.
Lamentablemente eso no puede incluirse en una miniserie. O a lo mejor sí, pero
nunca lo intentaron.
Originalmente, Sir
Kenneth Branagh iba a prestarle su rostro a Rostov, pero fue reemplazado por Ewan
McGregor que funge también como productor ejecutivo al igual que Amor Towles. Así
que ni siquiera podemos conmiserarnos por el asesinato de una novela ya que el autor
también fue parte de la carnicería. ¿A ver? ¿Por dónde comienzo mi critica?
Rostov No
inspira ni Lástima ni Cariño
En un libro se puede
centrar toda la trama en un solo personaje, más cuando es el narrador. En
pantalla, solo puede lograrse si se trata de una figura fascinante, vigorosa y
carismática. No sé si alguien con el poder histriónico de Sir Kenneth hubiese podido
hacer a Rostov más digerible. Nunca le he tenido mucha admiración a Ewan
McGregor y aquí nos brinda un protagonista mezquino, ególatra y frívolo pero
que es el eje de toda la narrativa.
Por empezar, nunca sentimos lástima por él. Sobre todo, si
comparamos su desdicha con lo que sufre la otra gente de su estrato social. Es
cierto que debe abandonar su lujosa suite en el Metropol e ir a vivir en los altos,
en cama dura, sin calefacción, pero sus
aposentos evolucionan.
Para cuando la
pequeña Sofia viene a vivir con él, ya parece que sus muebles han mejorado y se
ha solucionado el problema de su calefacción. Dentro de su armario encuentra
una puerta secreta que lleva a otro cuarto más amplio. Gracias a que puede
conservar algunos muebles y enseres, Rostov expande sus aposentos
Cuando su
amiguita, la pequeña Nina le procura una llave maestra que abre todas las
puertas del hotel, el Conde adquiere libertad de movimiento y una escalera a la
azotea le da una vista panorámica de Moscú. Todas estas ventajas le otorgan un
espacio que ningún otro huésped tiene. En su momento, Alexander Ilich tomará un
empleo, maître de camareros, lo que le
permite no solo escoger las mejores viandas y vinos para el hotel, sino también
interactuar con todos los huéspedes importantes.
Rostov tiene
acceso a música, a libros, periódicos, radio y hasta filmes de Hollywood
gracias a Osip Glabnikov, un agente de la OGPU, que primero lo vigila, luego lo toma como ‘maestro
“, y acaba salvándolo en varias ocasiones. Con tanta exposición al mundo real
sorprende que Rostov (en la serie) sea tan ególatra, estrecho de mente y frívolo.
Por eso no cae simpático ni inspira lástima.
Rostov
contantemente agrede verbalmente y ofende a quienes más lo quieren; Mischa,
Nina, hasta la misma Anna Urbanova, su amante intermitente. Le toma mucho
tiempo darse cuenta de que Osip es su aliado y da la impresión de que, si
hubiese sido menos altivo con el Obispo, este también hubiese sido un enemigo menor.
El máximo ejemplo
del egocentrismo de Rostov es cuando ordena una cena de gala para homenajear la
memoria de su difunta madre. Invita a todos sus antiguos amigos, miembros de la
nobleza y clases privilegiadas. Solo aparecen Nina y Mischa. Rostov está
indignado. Cuando Nina exhibe sus nuevas ideas comunistas, la increpa y la jovencita
huye llorando.
Sera Osip el encargado
de empujar a Rostov a la realidad. nadie lleva vidas privilegiadas como el
conde. Sus invitados o están presos o viviendo en condiciones paupérrimas. Si
no han venido es porque trabajan todo el día en labores agotadoras que antes
hacían sus sirvientes. además, temen atraer la atención de la policía secreta
yendo a este insólito festejo.
La reacción de Rostov
es melodramática; sube a la azotea y contempla la posibilidad de saltar al vacío.
Cambia de idea sin una razón de peso, como todo lo que hace. Esta experiencia no
altera su manera de ser ni de pensar . Tristemente, todos los demás personajes
viven en función de Rostov por lo que los tiñe la puerilidad del conde.
Un Drama
Histórico sin Historia
Reitero, no he
leído el libro, pero me imagino que no será accidental haber escogido esa época
y ese espacio geográfico. Sin embargo, lo histórico brilla por su ausencia a lo
más aflora insubstancialmente. Sabemos que hubo una revolución que ha despojado
a Rostov y a sus amigos de sus tierras y fortunas. Sabemos que empujó a muchos
al exilio y a él lo ha encerrado en una cárcel dorada, pero la revolución nunca
es explicada.
No entendemos ni
los motivos para la revolución ni el alcance de esta. Muy someramente se pasa
por hechos históricos significativos: muerte de Lenin, auge y muerte de Stalin.
Cuando Nina y Rostov, en sus correrías por el Metropol, encuentran un cuarto
lleno de documentos de la policía secreta, no nos dicen que el gobierno ha
requisado el hotel y lo ha convertido en su centro de burocracia. Solo en Los
30, el Metropol volvió a ser un espacio para clientes con dinero.
En la serie la
vida en ese elegante establecimiento sigue igual, sin mayores cambios, a pesar
de que históricamente la Unión Soviética vivía momentos críticos. Se saltan
olímpicamente la Segunda Guerra Mundial cuando el Metropol se convirtió en
oficina de prensa extranjera y fue bombardeado en varias ocasiones. En la
ignorancia de los críticos se ha llegado a decir que el Metropol no existió
(¡!!)
Sabemos que tanto
Nina como Mischa se desilusionan con el comunismo estalinista, pero no nos explican
los motivos. Parece que sus razones están relacionadas con el Holodomor. En una
de sus apariciones fugaces, Nina le dice a Rostov que se marcha a Ucrania con
su novio, luego marido. Vuelve unos años después, muy cambiada, el marido ha
sido condenado al Gulag; Nina lo seguirá
Siberia y le encarga al conde su hija Sofia. Los que sabemos de la historia del
periodo tenemos que imaginarnos que protestaron contra la hambruna sistemática
y el esposo cayó víctima de las purgas estalinistas. ¿Costaba mucho elaborar o
tienen miedo de ofender la memoria de Stalin?
Sin personajes
que atraigan, sin un trasfondo histórico que explique los acontecimientos, el
espectador esperaría que al menos visualmente deslumbrase este relato que tiene
lugar en un ambiente tan lujoso como el Metropol. Otro chasco. Los espacios del hotel sean el bar o el
comedor son tan estrechos como la buhardilla de Rostov. La iluminación es
escasa, en términos de vestuario no hay nada digno de mencionar. Nina siempre
parece vestida por el Ejército de Salvación y Anna Urbanova tiene más escenas
de cama que en las que pueda lucir ropa de época.
Lo más
desilusionante son las vistas desde la azotea del Metropol. Es un Moscú
totalmente construido —y se nota— con CGI. Al revés de muchas producciones
actuales que intentan reconstruir la vieja Rusia en algún punto de la Europa
Oriental, esta ultra barata serie ha sido filmada en Manchester y Liverpool. ¿Qué
tendrán que ver Manchester y Liverpool con la Moscú de inicios de la primera
mitad del Siglo XX?
Contenido
Violento y Gory: La
violencia (típico en serie woke) es mencionada, pero no vista. Sabemos que
mataron al amigo violinista de Rostov porque oímos los tiros. Vemos el cadáver
de Nina ser arrojado a una fosa común, pero no sabemos cómo murió.
Contenido Sexual
y Desnudos: Mary
Elizabeth Winstead (Mrs. Ewan McGregor en la vida real) sale más desvestida que
vestida, pero muestra poco. Su esposo muestra nalgas. A estas altura no creo
que nadie quiera verle el trasero a Obi Wan.
Factor
Feminista: Reitero, todos
los personajes incluyendo los femeninos viven en torno a Rostov. La más
interesante, Nina, nos ofrece el mejor
episodio demostrando inteligencia, astucia e imaginación, pero ella desaparece
rápidamente. Reaparece fugazmente para mostrar que ahora es una buena comunista
y ya no sueña con cuentos de princesas, luego para anunciar que se ha casado y
se marcha con el marido a Ucrania, después para encargarle a Alexander Ilich su
hija anunciando que seguirá al marido al Gulag y finalmente vemos que es
arrojada a una tumba común. ¡Que desperdicio de personaje!
Se dice que Ewan
McGregor exigió que le otorgasen a su esposa un rol con más agencia. Si lo que
han hecho con el personaje de May Elizabeth es demostración de agencia, ¿cómo
será el personaje del libro?
Anna Urbanova es una actriz camino a ser
estrella, algo que logra a punta de buenos contactos, incluyendo servirle de tapadera
a un ministro gay. Solo que un día, estando ya en la cúspide, descubre que la
edad le ha jugado una mala pasada y que solo sirve para hacer de madre de
actrices más jóvenes. Fuera de la pantalla solo sirve para ser mamá adoptiva de
Sofia, la hija de Rostov de quien Anna ha sido amante intermitente por varias
décadas. El problema es que todo es descrito de manera muy imitada. Anna Urbanova
podría haber vivido en Hollywood o Londres, no hay nada en su historia que la
haga particularmente rusa o parte de la historia del cine soviético.
Factor Diversidad: Y aquí viene lo que provocó la hilaridad
de Pérez Reverte. Me resultó chocante que, en el primer episodio, el rol de Mischa,
amigo y salvador de Rostov fuese interpretado no solo por un actor negro pero
que además luce un peinado de trencitas ultramoderno.
Mi shock aumentó
al ver que la mitad del servicio del Hotel Metropol estaba compuesta por
actores de color. Rusia no tenía una población autóctona de origen africano. ¿Había
tantos trasplantados? ¿Y todos iban a
trabajar al Metropol? Fue solo cuando vi al Ministro de Cultura, negro— y gay—al
que Anna sirve de tapadera, que me di
cuenta de que en el libro todo ellos son blancos.
Nuevamente la
televisión angloparlante, en aras de la falsa diversidad, nos exige que
expandamos nuestra imaginación y aceptemos como correcto y factible tener gente
de color fingiendo ser blanca. Yo no puedo suspender mi incredulidad ni obligar
a mi visión a cegarse ante esta bobería. Si se quiere contratar actores de color,
que se les creen personajes que
expliquen su presencia y que sirvan para informar sobre su historia en
diferentes espacios geográficos. De otro modo esta última excentricidad es otro
punto en contra de una serie irredimiblemente mediocre. Si alguien quiere
verla, está en Paramount.
I don't plan on watching it and never had LOL I just do not trust anything Western made set in Russia or outside their country LOL Nice to hear Ewan shows his bum in it, and no surprise in casting blacks in it. Even in My Lady Jane both Edward and Elizabeth I are blacks and Dudley turns by day into a horse, don't ask.... you wouldn't wanna know LOL And then Anna Chancellor in one scene sucking Oliver Chris' cock. I mean everybody would, but she is like fifty years older than him... so tasteless... Mary is depicted as the biggest villain of course. I hate everything I am watching right now LOL From that shite to White Lotus season too and Zorro and Shogun which I just do not understand why people praise it, it knocks me out every episode after first ten minutes...
ResponderEliminarNoo! Dudley a horse? And Anna C, the granddaughter of the Earl of Winchilsea, giving someone a public BJ? This Lady Jane wants to follow the steps of The Serpent Queen and Mary and George. Sordid and outrageous.
ResponderEliminarAlthough I fancy some Russian classics that have been adapted outside of Russia, they don’t hold a candle to Russian productions of the last ten years.
I enjoyed shogun because I watched it with my brother abd because I fell for a couple of character, but I understand what you feel. I’m watching, halfheartedly House of the Dragon abd Those About to Die. Well made. Fine stories but no soul. Valhalla’s ending would be dreadfully boring if it weren’t because of Godwin.
Desde FB de Pol Gines
EliminarNo he leído la novela pero hoy mismo en el grupo de Facebook de Novela Histórica alababan el libro como magnífico, asombroso, subyugante, etc... y sólo le criticaban un final un poco apresurado.
A lo mejor veo 2 capítulos con Tati Quieta para que al ver todos esos negros en un supuesto hotel moscovita recuerde su batería de chistes de espías negros americanos intentando pasar desapercibidos en la URSS...
para Pol Ginés sii, negros e hindues. Es que da risa, pero a mi me aburrió el poco uso de lo visual. El verdadero Metropol era exuberante, he visto fotos. El mal uso de la historia y el protagonista es un pesado. De veras mandaban espias negros?
EliminarDesde FB de Macarena Muñoz Ramos
ResponderEliminarNo tengo referencias del libro y sólo de la serie por un conocido que la encumbró como lo mejor de lo mejor en series actualmente 🙄 Y bueno, respecto al culo de Ewan Mcgregor, hahaha, ya lo hemos visto en desnudo integral en la peli Velvet Goldmine interpretando a Iggy Pop 😝 Aquí te dejo esto, una opinión de Rosa Montero sobre el despropósito de este tipo de series que meten a personajes negros con calzador y obviando el ridículo que hacen... Aunque luego vienen los woke de turno y te echan en cara que se trata de algo lógico y digno de una serie, sobre todo cuando nunca mencionan (🙄) que está basada en hechos históricos, ajá. Podría ser así si te hablan de Villaserena del Río, ciudad con historia llena fantasía, pir ejemplo. Y te lo crees. Pero que no jodan cuando ubican las historias en ciertos momentos históricos, emplean personajes históricos y ubican en ciudades o pueblos que existen en realidad. Aquí te dejo una opinión de la escritora Rosa Montero:
Para Macarena Muñoz Ramos Holaa, te voy a estar etiquetando porque no sé que has leido o visto y a veces no se necesita ni leer ni ver para tener/dar una opinión. No tengo problemas en que metan gente de color si en la trama lo son y tienen historia y proposito, pero no puedo enganar mi vista. ES como cuando ponen viejos haciendo de jovencitos. A ver si hicieran una serie con actores obesos y ns hablaran de sus esbeltas figuras. Hablando de culos viejos. VElvet es del 98, otro siglo, las petacas de Ewan ya parecen acordeón Me voy a leer a Rosa Montero.
Eliminar