lunes, 1 de julio de 2024

Rehenes y Desastres Aéreos: Antes de ver Vuelo 601 en Netflix

 




Es verano, hace calor y no hay mucho que ver en la tele. Desde mayo que traigo la espinita de haber visto otra bazofia de Netflix. Se trata de una coproducción colombiana que, en inglés,  se llama The Hijacking of Flight 601y que,  para simplificar,  llamaré Vuelo 601.Antes de yo despedazarla por su mala estética, su contenido falso y sus problemas técnicos, quiero crearles un poco de contexto para que vean a que subgénero pertenece , que lugares comunes definen el género, y como este ejemplo de mediocridad cabe en la ficción de la piratería aérea.

Aunque los secuestros han acompañado a los aviones desde los primeros días de las aerolíneas comerciales, se conoce como La Era Dorada de la Piratería Aérea a un espacio entre 1961 y 1974 que corresponde a la famosa orden de  “¡Esto es un secuestro! ¡Nos vamos pa’Cuba!”.  Paralelamente, existe otro tipo de piratería que inicia en 1967 y continua hasta hoy: la efectuada por el terrorismo islámico.

¡Hay una bomba en el avión!

Sin embargo,  el primer filme en tocar el tema, no lo hizo desde una postura política. Me refiero a la primera de la franquicia “Aeropuerto” (1970).  Inspirado en el superventas de Arthur Hailey, este filme inauguró el género de dissaster movie y  es la quintaesencia de filmes sobre locos armados que secuestran aviones.



El elenco es de primera y está encabezado por Burt Lancaster, Dean Martin, Jacqueline Bisset y Jean Seberg. Estupenda banda sonora de Alfred Newman y un vestuario increíble,  cortesía de la legendaria Edith Head quien diseñó los glamoroso uniformes de las aeromozas y de Tanya Livingston (Seberg) la encargada de relaciones públicas del Aeropuerto Lincoln.

En una noche de ventisca, Mel Bakersfield (Lancaster) el director del Lincoln (cerca de Chicago)  se enfrenta a varios problemas. En el frente domestico su esposa (Dana Wynter) le pone un ultimátum,  o viene con ella a una cena o se divorcian. Mel también recibe malas noticias personales en su lugar de empleo: su amiga y amor platónico, Tanya Livingston,  planea irse de Chicago.

En el frente laboral, hay una protesta publica de los vecinos que se quejan de la contaminación acústica del aeropuerto,  y al día siguiente comenzará una causa legal en contra del sitio. Un avión se ha quedado atrapado en el hielo en la pista de la aerolínea Transglobal. Para colmo, tienen que habérselas, Mel y Tania, con Mrs. Ada Quonsett (Helen Hayes), una adorable viejecita que resulta ser una polizón profesional que hace rato viaja gratis en aviones de esa compañía.



La hábil viejita se les escabulle y vuelve a subirse gratis en un avión de la Transglobal que va rumbo a Roma. Ahí les llega a Mel y a Tania la guinda del pastel. Se ha aparecido en el aeropuerto una mujer llamada Inés Guerrero (Maureen Stapleton) que asegura que en el vuelo de Roma va su esposo O. Guerrero (Van Heflin) quien carga una bomba. Guerrero, tan desbordado por deudas , necesidad y desesperanza como los futbolistas de Vuelo 601, planea volar el avión y sus pasajeros para que su esposa pueda cobrar el seguro de vida.

Quien comanda ese avión es el Capitán Vernon Demerest (Dean Martin),  cuñado de Mel. Ambos hombres se detestan, sobre todo porque Mel no perdona que el piloto le sea infiel a su hermana. La última conquista de Vernon es la azafata inglesa Gwen Meighen (Bisset) que antes del vuelo le anuncia que van a ser padres.

Desde tierra contactan al Capitán Demerest quien recluta a Gwen y a Mrs. Quonsett (que justamente está sentada al lado del terrorista)para ver cómo pueden arrebatarle el maletín con la bomba a Guerrero.  Se crea un desbarajuste, Guerrero hace estallar la bomba quedando malheridos Gwen y él. El avión tiene un tremendo boquete, y Vernon debe intentar retornar a Chicago, pero hay un problema:  la pista está ocupada por el avión que quedó atrapado en el hielo….No sigo, pero vean este filme que está en Netflix y es la madre de los filmes de desastres, pero también de los secuestros aéreos a pesar de que Guerrero no intenta apoderarse de la nave.



Con varias nominaciones al Oscar y uno bien merecido para Miss Hayes—una leyenda del teatro estadounidense— Aeropuerto fue la séptima película más taquillera de 1970 y tuvo mucho arrastre en el resto del mundo. Recuerdo que en Chile,  donde la vi en el teatro Olimpo de Viña del Mar, había colas para comprar entradas.



El filme introdujo algunos tropes sobre filmes de piratería aérea como dividir la acción entre lo que ocurre en tierra y en el aire; enfocarse en los pasajeros y distinguirlos entre sí, muchas veces por razones de su vulnerabilidad debido a enfermedad o embarazo.  También ver la colaboración de la tripulación y pasajeros para desbaratar los planes de los secuestradores.

Vuelo 601 incorpora algunos de estos lugares comunes y agrega otros como el romance en tierra (Mel-Tanya; Pirateque-Manchola) y el tema de que los futbolistas-metidos-a-terroristas están motivados por hambre, pobreza y desesperación que son los motivos para Guerrero volar un avión lleno de mujeres, niños, ancianos y hasta monjitas.

                       ¿Cuál es la pareja más romántica? ¿Tanya y Mel? o
                                  ¿Pirateque y Manchola?

Aunque se abstuvo de tocar el tema político, Hailey escribió su novela en el zenit de la piratería aérea, que desde Los 60 estaría teñida de connotaciones políticas. El más inofensivo era uno netamente americano, el secuestrador exigía un viaje a Cuba.

¡P’a Cuba me voy!

Las desigualdades sociales crearon en América Latina una generación de jóvenes que veían en la extrema izquierda una única salida al hambre y la indigencia. El triunfo de la Revolución Cuba en 1959 los hacia imaginarse que bajo Fidel Castro se vivía en un paraíso socialista. De ahí el afán de muchos latinoamericanos por desviar un vuelo que los llevase a La Habana. Una ironía es que parecían desconocer que miles de cubanos pugnaban por huir de ese régimen “paradisiaco”.

En mi infancia,  yo sabía que esos viajes eran ilegales, que no se puede obligar a una tripulación ni a los pasajeros a ir donde no quieren so pena de acribillarlos a tiros o de volarlos con bombas. En 1970,  durante uno de esos secuestros,  que tuvo lugar en un vuelo de la línea aérea chilena LAN, la sobrecargo Scarlet Burgos quedó gravemente herida al ser atrapada en un fuego cruzado entre secuestradores y la policía.

Ahí se me quitaron las ganas de ser hostess de vuelo,  que también las tuve en mi día impulsada por la glorificación en cine y revistas del trabajo de las azafatas . Una imagen glamorosa nacida del modelo creado por Juan Trippe para su línea aérea Panam en donde las aeromozas deberían ser hermosas, elegantes e instruidas. Si quieren saber más vean la serie limitada Panam que pueden encontrar en Amazon Prime, ROKU y en Tubi.



Si llamé inofensiva a la piratería aérea cuyo destino era Cuba, es porque esos viajes en general se desbarataban antes de aterrizar o acababan pacíficamente con el secuestrador en La Habana y avión , tripulación y pasajeros retornando a sus puntos de destino. Sin embargo, nada evita el terror y tensión vividos bajo la amenaza de armas y muerte si no se cumplen los pedidos de individuos que califican como criminales y potenciales asesinos.



Los Piratas Islámicos

Los viajes forzados a Cuba nunca llegaron a experimentar la zozobra y la violencia de una piratería aérea que también tuvo sus inicios en Los 60 y no ha dejado de existir. Es cuando los secuestradores pertenecen al mundo árabe/islámico. Aunque a partir de la creación de la OLP (Organización de Liberación de Palestina) el terrorismo palestino se hizo famoso e infamoso como secuestrador de aviones, no solo los palestinos han tenido esa triste fama. El vuelo secuestrado de Lufthansa en 1985 fue efectuado por miembros de Hezbolla y Al-Qaeda se haría celebre por el ataque a las Torres Gemelas en el 11/9 del 2001.

Sin entrar en grandes detalles, el primer avión secuestrado por militantes palestinos fue un vuelo de El-Al en octubre de 1968 desde Roma a Tel Aviv. Hasta hoy es el segundo secuestro más largo de la historia (94 días) y hasta la fecha el único vuelo de la línea aérea israelí que acabó con un cumplimiento de todas las exigencias de los piratas aéreos: liberación de 16 prisioneros en cárceles israelíes a cambio de doce rehenes israelíes y la tripulación (los pasajeros de otras nacionalidades habían sido liberados casi en seguida en Argelia).

Un año más tarde,  un vuelo de la TWA que seguía la misma ruta fue secuestrado por otro comando palestino quien creía que Ytzhak Rabin (entonces embajador israelí en Washington) iba a bordo. Ya en pleno vuelo se dieron cuenta de su error.  Un poco abochornados,  desviaron el avión a Damasco. Ahí desembarcaron a todo el mundo y tras endilgarles el consabido discurso de “Israel es malo , mata niños palestinos; USA es malo porque los ayuda; y TWA sirve intereses estadounidenses” volaron la mitad del avión.

En eso llegó la policía siria y los tomó presos a todos. Ahí comenzó el circo, el gobierno sirio soltó a los pasajeros que no eran israelíes. Para soltar a estos últimos exigió la liberación de cien prisioneros sirios. Israel solicitó la ayuda de sus ( entonces) enemigos los egipcios. Estos exigieron también la liberación de soldados egipcios tomados prisioneros durante la Guerra de Los 6 Días. Al final,  Israel cedió en todo y los rehenes fueron liberados a fines de ese año.

Envalentonados,  los piratas palestinos decidieron intentar algo más audaz. En un solo día de 1971secuestraron cuatro aviones, de diferentes líneas aéreas y en diferentes ciudades europeas. Acto seguido, llevaron a los aviones y secuestrados a Dawson Field, una antigua base británica en Jordania.  Todo esto sin autorización del gobierno jordano.



Iban a a ser cinco aviones, pero los secuestradores fracasaron al intentar capturar un vuelo de El-Al en Londres. Entre un agente aéreo—profesión nueva nacida de estos secuestros— y los mismos pasajeros sometieron a los secuestradores. Aunque estos viajaban con pasaportes latinoamericanos se trataba de la palestina Leila Khaled y el sandinista Patrick Arguello que murió en el tiroteo consiguiente.

Al día siguiente, en represalia, otro comando palestino secuestró un avión de BOAC. A pesar de la ira  de Richard Nixon y del Rey Hussein, que estaba ya harto de los palestinos, se actuó como siempre . Para salvar a los secuestrados se cedió en todas las peticiones de los secuestradores. Hasta Leila Khaled fue liberada.



En mayo de 1972, cuatro palestinos irrumpieron en un vuelo de SABENA, la línea belga, que iba rumbo a Tel Aviv. Aterrizaron en el hoy Aeropuerto Ben Gurion y mientras el capitán parloteaba con los piratas, un comando israelí penetró en el avión matando a tres secuestradores. En el enfrentamiento,  también murieron tres rehenes y un comando (un tal Bibi Netanyahu) recibió un balazo en el hombro. Lo trascendental de este episodio es que se rescató a los rehenes sin hacer tratos con los terroristas y el avión salió ileso. Ahora se sabía que Israel no tranzaría con los piratas aéreos.



Con sangre en el ojo, el terrorismo palestino preparó su venganza. Esta vez no sería en el aire. En septiembre de 1972, durante las Olimpiadas de Múnich,  el grupo palestino Septiembre Negro secuestró y masacró a 22 atletas israelíes.

Los Rehenes de Die Hard

Ante de seguir con la historia de la piratería aérea en ficción y realidad, quería mencionar un filme que, aunque, no ocurra dentro de una nave,  es clave para entender este contexto de rehenes, terroristas y como el mundo exterior puede influir en su desarrollo. Me da la impresión de que los guionistas de Vuelo 601 echaron mano a este filme para crear su disparatada trama:  Me refiero a Die Hard (1988)



No es únicamente uno de los mejores filmes de acción de todos los tiempos, no solo fue la plataforma que catapultó a la fama a Bruce Willis y Alan Rickman (QEPD).  Es también un retrato bastante verídico de los conflictos y dilemas que afectan a personas en la situación límite de un secuestro masivo.

En vez de en un avión,  la acción está situada en Los Angeles en un rascacielos propiedad de la corporación Nakatomi. Ahí trabaja Holly (Bonnie Bedelia) quien recibe la visita de su ex marido, el policía neoyorquino John McClane (Willis) que viene en busca de una reconciliación. Es Navidad, el edificio entero está de fiesta, la seguridad se relaja y permite la entrada del maleante alemán Hans Gruber (Rickman) que viene con un escuadrón muy bien armado que toma de rehén a todo el edificio. Accidentalmente, McClane queda atrapado en un pasadizo y se convierte en la única esperanza de los secuestrados.

Como Borja y Solano López en Vuelo 601, Gruber y su grupo exigen una cantidad exorbitante y la libertad de presos políticos a cambio de las vidas de un grupo de rehenes entre los que se encuentran el director de la compañía (James Shigeta) y la esposa de McClane. La ironía es que tanto los futbolistas de Vuelo 601 como Gruber son vulgares maleantes que se escudan tras el membrete de revolucionarios para parecer más resueltos y comprometidos. Lo que quieren es distraer a las autoridades mientras asaltan la bóveda donde está oculta la fortuna de la compañía.




Otros detalles que hermanan la miniserie de Netflix con el filme de Bruce Willis, es lo poco que ayudan en el mundo exterior, principalmente las autoridades que obstaculizan los esfuerzos de McClane por detener a los secuestradores y que no ven más allá de sus narices. Ni hablar de la inclusión de un cuasi villano en la forma del periodista Richard Thornburg.

Este personaje,  que en Vuelo 601 tiene su equivalente en el oportunista “Flaco” Marulanda, es típico del periodismo moderno. Alguien que,  por perseguir una noticia,  deja atrás rasgos humanitarios y escrúpulos. Después de amenazar a la criada de Holly  con llamar a la “Migra” (la pobre es una indocumentada latina),  se mete en la casa,  pone en las pantallas de la nación el rostro de los hijos pequeños de Los McClane,  e informa a Hans de que su rehén más valiosa es la mujer de su Némesis.



Es una lástima que Vuelo 601 no supiese crear una obra con la congruencia e intensidad de Die Hard. Pero no sería la única cinta/serie que influyese en su ensalada de datos inconexos e ilógicos que poco corresponden a la realidad del secuestro, al contexto histórico y a la personalidad de los actores del hecho.

¿Cuál ha sido tu película de secuestros aéreos o de desastre dentro de un avión que te haya gustado más?