Mientras se
discute si el period piece se va de salida (a la par que se anuncian nuevos
dramas de época), vale recordar en esta tercera década del Siglo XXI, que se
han establecido ciertos patrones que se repiten, reaparecen y hasta trascienden
las obras hechas en el mundo angloparlante. El más interesante es el de La Abadía
de Downton porque se entrecruza con otro prototipo del género, la formula “Gran
Hotel”.
La Abadía vs
Eaton Place
Fue en el 2010 ,
en ITV que nacía otro fenómeno televisivo. Aunque Downton Abbey no era
una fórmula original —sus orígenes se remontan a la Cabalgata de
Sir Noel Coward—venía a llenar un espacio dejado por las obras de John
Hawkesworth Upstairs Downstairs y La Duquesa de Duke Street.
Era el renacimiento
de la fascinación con la Edwardian Era que nos legara UD y que nos
llevaba nuevamente a recorrer la alta sociedad británica de comienzos del siglo
XX. Esta vez, desde el punto de vista de
los miembros de la aristocrática Familia Crawley sus sirvientes. Para muchos
espectadores más jóvenes este era el universo que conocían de las páginas de Lo que resta del día del Premio Nobel Kazuo Ishiguro y de la
obra seminal de Lord Julian Fellowes, la galardonada Gosford Park.
Solo que Downton
Abbey no tocaba temas como el fascismo de las clases altas, no criticaba (mucho)
el privilegio de éstas no intercalaba un cuento de detectives, y Los Crowley eran mucho menos controversiales
que la familia de Sir Simon de Gosford Park y Los Bellamy de Eaton Place. Sus criados
no escapaban de los fogones para regresar con el rabo entre las piernas como en
Upstairs, Downstairs , sino que subían por la escala social gracias a
cursos de secretariado, puestos en escuelas rurales y matrimonios ventajosos.
El encanto de Downton
Abbey radicaba en que las denuncias sociales eran ínfimas porque los
patrones eran inconcebiblemente justos y nobles; y las tragedias caían sobre
amos y criados de manera equitativa. Tal vez eso motivó una reapertura de Eaton
Place en un revival de UD. En la navidad
de 2010, le llegaba a la Abadía de Downton una rival. En tres episodios, la BBC
intentaba reconstruir lo que sucedió con esa mansión londinense después que los
Bellamy la abandonaran en 1930.
Estamos en 1936,
la casa ha sido comprada por Sir Hallam Holland (Ed Stoppard), un diplomático que retorna de un largo viaje
con su esposa Lady Agnes (Keely Hawes). Para Agnes, que todavía no se recupera
de la pérdida de su primer bebé, esta será su primera casa de casada y no sabe cómo
llevarla.
Para ayudarla está
Rose Park, la fiel mucama de Los Bellamy. Siempre interpretada por Jean March, Rose
ahora maneja una agencia de empleos y le consigue a Lady Agnes no el mejor servicio
doméstico, pero si el más variado. Este incluye a un torpe mayordomo, una
refugiada judía y un chofer que, en sus
ratos libres, viste la camisa negra de
las huestes de Sir Oswald Mosley.
Más problemas para
Agnes, se le aparece en la puerta, su
suegra Lady Maud (Dame Eileen Atkins) que
ha retornado de la India con un mono, mucha energía, y un criado-secretario (Art Malik) quien
tendrá muchas veces que encargarse del servicio. Como si fuera poco, su familia
le encaja a Agnes a su hermana adolescente, Lady Persephone (Claire Foy) .
Persy es una
chica moderna, pero conflictiva. una especie de Elizabeth Bellamy. Lo primero
que hace es involucrarse con el chofer fascista, pero este affaire no culmina
en el altar como ocurriera con Lady Sybil Crowley y Tom Branson. El romance
acaba en la Batalla de Cable Street con Persy poniéndose la camisa negra y
siendo testigo de lucha entre fascistas y judíos descrita de manera más
fidedigna que en Peaky Blinders.
Con solo tres
episodios Upstairs, Dpwnstairs (2010) fue elogiada por la crítica y público
y recibió nominaciones y galardones, pero la siguiente temporada que abrió en
febrero del 2012 no tuvo la misma suerte. Eileen Atkins quien había sido la cocreadora
de la Upstairs Downstairs original, abandonó el proyecto. Su excusa fue
que no le gustaba el modo en que habían enfocado a su personaje. Con ella se
fue la posibilidad de conseguir un equivalente a la caustica Lady Violet de Downton
Abbey.
Keely Hawes no
era competencia para Lady Cora, altruista castellana de la Abadía, así que
cualquier comparación dejaba a UD en el bando perdedor. Un infarto mantuvo a
Jean Marsh alejada del plató y con ella se fue el único vínculo que podía
atraer a los viejos fans.
La serie intentó
apoyarse en el comodín , tan de moda hoy, de la diversidad. Trajeron a la
hermanita perdida de sir Hallam que había estado oculta en una institución
debido a sufrir de Síndrome de Down; Los Hallam adoptaron a la hijita de la criada judía
que murió en la cocina de un ataque de asma; y se intentó reemplazar a Lady
Maud con su hermanastra Blanche (Alex Kingston) que era lesbiana.
Como ocurre
siempre, la diversidad solo funciona si se la inserta en un argumento sólido y
este no fue el caso. Claire Foy, a cuyo
personaje habían convertido en una especie de Unity Mitford, no tenía la fuerza
para sostener una serie que cerró tras seis episodios. Hoy puede verse en Hulu,
en los Estados Unidos.
La fórmula no volvería
resurgir en toda su presencia. Se la intentó reflejar en otro triunfo de Claire
Foy, en la primera temporada de The Crown. Ya he escrito de como los
secretarios del palacio reemplazaron a la servidumbre en esta visión de la máxima
cúspide de las clases aristocráticas británicas y de cómo Peter Townsend tuvo menos suerte que el advenedizo chofer que si
consiguió casarse con la más bonita de las Crawley.
Debajo de las
Escaleras del Palacio de Buckingham
Seria en una imitación
de The Crown donde descubrí la mejor variación de La Fórmula de Downton
Abbey. Me refiero aVictoria. En el otoño del 2016 abría en ITV está
muy libre descripción de los primeros años del reinado de la famosa monarca. Yo
llegué a USA justo a tiempo de ver el debut americano en la PBS en la primavera
del 2017 y me encantó a pesar de saber que mucho era inventado.
Me creí la
amistad romántica entre “La pequeña Vicky” (Jenna Coleman) y su secretario Lord
Melbourne (Rufus Seawell). Por mis lecturas sabia de la difícil relación entre Victoria
y su bienintencionada, pero torpe madre,
pero lo que me encantó fue la idea de ver a Victoria arriba de las escaleras y
lo que ocurría en los bajos del palacio y de cómo se comunicaban amos y
criados. Eso era Downton total.
Del mundo real
trajeron a la Baronesa Lehzen , la gran figura materna en la vida de la reina, a
quien Victoria nombraría el ama de llaves oficial del palacio hasta que el
príncipe Alberto, en una de sus sádicas maniobras en contra de su diminuta
esposa, la despidió. La salida al alba de Lehzen llorando rumbo a su nativa
Alemania me hizo llorar a mí también. Tal como me conmovió que el único en
despedirla y regalarle una botella de vino (robada de las cavas reales) fuese
su gran rival, el mayordomo Penge.
Aqui una ecena que ejemplariza el vínculo entre Victoria y su institutriz, en la cual la reina confiesa sus temores ante su primer embarazo.
Aunque Penge no
existió, como tampoco su simpático cómplice, el lacayo Brodie, cuando Alberto
decidió revisar los libros de contabilidad descubrió que realmente existían
estos pequeños negocios de la servidumbre. En la vida real, también los criados
de Victoria hacían su dinerito vendiendo pabilos usados de velas, hojas de té
recicladas y hasta los guantes de Su Majestad. Victoria nunca usaba un par de
guantes más de una vez.
Aunque , el Palacio
de Buckingham si contrató un pastelero llamado Mr. Francatelli, este fue despedido después de pelearse con un asistente.
Nunca puso su propio restaurante ni se casó con Nancy Skerret, jefa de
costureras de la Reina. Tal como la verdadera Mrs. Skerret, era una señora
madura que jamás trabajó en un burdel.
Sin embargo, ese
romance fue casi tan importante como el matrimonio de Victoria y Alberto. En la
Tercera Temporada, por fin Skerret se convirtió en la Señora Francatelli
provocando la ira de su real patrona, pero igual lloramos con Vicky cuando Skerret
murió de cólera en brazos de su querida reina.
Para la Tercera
Temporada, estábamos hartos de las peleas maritales de Victoria, las intrigas
de su hermana Fedora, o sus problemas
con sus hijos. En cambio, nunca nos cansamos del servicio doméstico, incluso del
ajeno como el romance de la pobre Duquesa Sophie con su lacayo. Pero ni esto
pudo evitar la cancelación de amos y criados. Victoria puede verse en PBS
Masterpiece Amazon , Thirteen Passport y este septiembre, América Latina podrá
verla por el Canal Film&Arts.
En el 2019, la
BBC adaptó una de las primeras novelas de Lord Julien Fellowes , Belgravia.
Em esta adaptación pudimos apreciar el interés del escritor por clase altas,
nuevos ricos, el hoi polloi y esa clase despreciada e incomprendida, el
servicio doméstico, de la Inglaterra victoriana, pero los criados de Belgravia
eran tan antipáticos que esta variación del modelo Downton Abby no dejó marca.
Belgravia puede verse por EPIX.
Downton Abbey
a la Australiana
Lo extraño es que
si encuentro rasgos de la formula en un lugar inesperado, la fantástica soap
opera australiana A Place to Call Home. Han apodado la “Downton Abbey australiana” a
esta saga de la Familia Bligh y su reinado sobre un pueblito de Nueva Gales del
Sur, llamado Inverness. Si Los Crowley tienen
su abadía, Los Bligh tienen Ash Park donde reina Elizabeth, la matriarca, más
severa que Lady Cora, pero tan dominante como la Condesa Viuda. Como Lady
Violet, Elizabeth controla la vida de parientes, criados y pueblerinos.
Los criados de
Ash Park van desdelos vaqueros que se ocupan de las ovejas de Ash Park hasta
mucamas como Amy y su compleja vida familiar, y la desubicada Rose que llega a ser
nana del pequeño George y acaba de cómplice de la villana Regina. Como Los
Crowley con Sybil casada con el chofer, Elizabeth debe resignarse al matrimonio
de su nieta con un inmigrante italiano y a la peor pesadilla incumplida de
Robert Crowley) que Anna se convierta al catolicismo.
Más problemático
es que el nieto y heredero de Elizabeth, James, sea gay y que la única
oportunidad de que Ash Park quede en manos de un Bligh sea aceptando a un bebé
judío y a su madre, una sobreviviente de Ravensbruck. Acorn TV tiene los derechos
exclusivos de esta gran saga familiar.
A Place to
Call Home ha sido el último
intento de crear un espacio que refleje las características de Downton Abbey.
Todavía no podemos opinar sobre The Gilded Age, el actual esfuerzo de
Lord Julien Fellowes que abrirá, D-s mediante, esta Navidad en HBO/Max. A lo mejor despierta
un interés en rehacer la fórmula.
La Formula se Traslada
a un Gran Hotel
Entretanto, lo
que seguimos presenciando son variaciones de un derivado del modelo “Downton
Abbey”. Todo comenzó en el 2011, en un espacio alejado del mundo angloparlante.
Fue en Bambú donde recreaban la antigua fórmula del ‘Gran HoteL’ convirtiéndola
en un relato de ‘Los de arriba y los de abajo” como ya he mencionado en una entrada dedicada al tema, esta fórmula tuvo refritos en Francia,
Italia, México y hasta en Egipto. Ha inspirado historias de grandes hoteles
como Der Adlon en Alemania (2013) Das Sacher (ahora en Amazon
Prime) en Austria y Vidago Palace en Portugal.
Hasta retornó—sin éxito—al Reino
Unido. En el 2013, Stephen Poliakoff
jugaba al coctel espionaje-dentro-de-un hotel en la desastrosa Close to the Enemy
que comenté cuando hablamos de Shadowplay.
Para
equilibrarla, en ITV tuvieron The Halcyon La premisa no podía ser mejor:
un hotel de clase (y diverso) durante el
Blitz que sería menos nocivo que las relaciones de la dueña y su familia y
empleados. The Halcyon fue más que un flop, fue un ejemplo de lo pretencioso
y mediocre que se estaba volviendo el period drama inglés.
A pesar de estos
fracasos, la fórmula “Gran Hotel” sigue en boga. Preparémonos a ver Hotel Europa
una versión alemana del tópico que ya se verá en suelo germano a fines de este
año. Hotel Europa (o La casa
junto al lago) narra la saga de los Dresen una dinastía hotelera y su navegación
por las turbulentas aguas de la República de Weimar hasta el auge del nazismo.
El fascismo, y no el nazismo, es el centro del trama de la otra variación de
la fórmula “Gran Hotel”. Se había dicho que Keeley Hawes sería la protagonista
de “Hotel Portofino” que la ITV está filmando en la Riviera Italiana, pero la
ha reemplazado Natasha McElhone . Se trata de un misterio detectivesco que
tiene lugar en un importante hotel de la región durante el periodo fascista y
que involucra a sus no menos importantes huéspedes, muchos de ellos ingleses.
¿Si la fórmula “Gran
Hotel” sigue imperando en el universo del period drama, que ocurrió con la de “Downton
Abbey”? Pues todavía se sigue buscando
una reemplazante digna, aunque se tenga que imponerle el rotulo a historias
alejadas de la formula como La Cocinera de Castamar o Bridgerton.
Pero la nostalgia por la Abadía no ha muerto y eso lo demuestra el recibimiento
de su secuela fílmica y las ansias con las que se espera el próximo filme.
Iba dejar este
reporte anual para octubre, tenía tan poco que promocionar, tan paupérrima era
la oferta de series. Hasta que descubrí que no es que no haya que anunciar, es
que las fechas de estreno hoy se divulgan con menos de un mes del debut. Por
eso tengo más cosas que decir de este septiembre que de los meses que lo
seguirán.
Ya vieron, en
agosto Netflix nos trajo casi sin anuncio, Shadowplay, antes ocurriera
lo mismo con La cocinera de Castamar y vuelve a hacerlo para septiembre,
pero sigamos en orden cronológico lo que viene en este mes en que los judíos
celebramos el comienzo de un nuevo año.
10 de
septiembre: Hotel Sacher (AmazonPrime)
Desde hace más de
una semana que Amazon Prime nos brinda esta serie austriaca. A pesar de que es
del 2016, es la primera vez que se ve con subtítulos en inglés. El Hotel Sacher
es, como lo indica el nombre, parte de
la fórmula “Gran Hotel”. En este caso se trata de un establecimiento real, el
legendario Sacher , hogar de la sachertorte, y uno de los mas famosos
hoteles de la Europa de la Belle Epoque.
La célebre Sachertorte
Siempre se asoció
al Sacher con su dueña, Anna, conocida
por fumar públicamente cigarros puros. La historia comienza en 1893, fecha del
fallecimiento de Eduard Sacher. Aunque por años, Frau Sacher ha llevado las
riendas del hotel, siempre se ha escudado en la charada de que el que manda es
el marido. Muerto Eduard, Anna tendrá que luchar contra su suegro empeñado en
vender el hotel, y los prejuicios de una Viena patriarcal para poder manejar un
negocio que es su vida.
Frau Sacher y su staff de cocina
A la par de las aventuras
de Frau Sacher, conocemos a los visitantes del hotel desde personajes reales
como la actriz Katharina Schratt, “amiga íntima” del Emperador Francisco José,
hasta los ficticios como los Príncipes von Thurnstein, y el matrimonio Adelholm que poseen una
editorial en Berlín y vienen al Sacher a pasar su luna de miel.
Como toda formula
Gran Hotel, hay historias de criados y un misterio que
involucra a Marie Stadler una humilde pinche de cocina que desaparece en
circunstancias inexplicables, y cuyo destino está vinculado con los von Thurnstein.
Con solo tres horas de duración Das
Sacher cubre toda la Belle Epoque vienesa desde 1893 hasta la Gran Guerra.
22 de Septiembre: The Wonder Years (ABC)
Se ha escogido
esta fecha para que la ABC estrene el único proyecto que puede llamarse de
época de la televisión abierta . Se trata del Reboot de The Wonder Years, la popular serie infantil de los 80. Ahora
tendrá lugar en la Alabama de los 60 y girará en torno al diario vivir de una
familia negra. No fui fan de ‘TWY” así que no tengo problemas en ver esta versión
y me parece muy interesante examinar la existencia de una familia de afroamericanos
en el sur en una década tan turbulenta.
22 de
septiembre: Jaguar (Netflix)
Hace exactamente
un año me enteraba que Bambú y Netflix tenían planeada una serie sobre
cazadores de nazis en España en los 60 con Blanca Suarez como una sobreviviente
de Mauthausen. La serie sonaba estupenda, pero pensé que por la combinación
tema+pandemia, no se le daría prioridad.
Ha sido un gusto
enterarme que llega al servicio de streaming. demostrando de nuevo ese modus
operandi de Netflix de lanzar su escaso caudal de period pieces de a uno al mes
y con la mínima publicidad.
Esto es lo que
sabemos sobre su trasfondo histórico. La acción tiene lugar en la España de los
60. Isabel Garrido (Blanca S.)es una sobreviviente de Mauthausen que
colabora con otro grupo de ex prisioneros del mismo lager (asumimos que
todos son españoles republicanos)en
buscar nazis ahora escondidos (y no tanto) en la alta sociedad española .
Leí en algún lado
que la mayor presa de estos cazadores sería un personaje real: Otto Skorzeny, el coronel de la SS que ha
pasado a la historia por haber rescatado al Duce de su prisión en el Gran
Sasso. Tras huir de una prisión militar en 1948, Skorzeny buscó refugio en
España y moriría en Madrid en 1975. Para entonces era considerado como un
personaje mítico y casi heroico.
Hoy se sabe que
fue uno de los artífices del Cuarto Reich, que asesoró a Nasser en Egipto y a Perón
en la Argentina, que promovió todo tipo de actividades ultraderechistas en
España, desde reuniones de partidos de ultraderechas europeos en Toledo en
1951, hasta la creación de bandas paramilitares que luego operarían en contra
de la ETA. Se cree que anduvo metido en
intentos de asesinar a Kennedy, y que colaboró con la Mossad a cambio de que no
lo mataran, filtrándoles datos sobre los científicos egipcios que estaban
preparando armas nucleares. Si me detengo a dar tanto detalle sobre Skorzeny es
debido a que el mismo día del estreno de Jaguar, Netflix presentará un
documental sobre el individuo llamado El Hombre más peligroso de Europa.
Todo esto aunado
a la presencia española en Mauthausen—tema que recién se está haciendo público—pueden
dar vida una gran historia. Eso si siguen los pasos del soberbio trabajo que
produjo Mar Targarona en El fotógrafo de Mauthausen, pero también puede
traernos alguna de las barrabasadas pseudohistóricas a las que nos tiene
acostumbrado Netflix. Mi consuelo es que no les puede quedar peor que Hunters
de Amazon Prime.
28 de
septiembre: Malverde: El Santo Patrón (Telemundo)
Hace rato que dejé
de ver telenovelas, pero este septiembre puede que haga una excepción con Malverde:
El Santo Patrón, la primera producción de época de Telemundo. Esta bioserie
pretende relatar la trayectoria de Jesús Malverde, un bandido rural, tipo Robin
Hood, que operó en días del Porfiriato mexicano.
Digo “pretende”
porque se tiene poca evidencia histórica de Malverde y como Robin Hood, su vida
es un complejo de conjeturas y mitos. Algo que les da ampla licencia a los
libretistas, pero también obliga a ciertos parámetros porque Malverde es hoy
parte de la folk religión de ambos lados de la frontera donde es
venerado como santo popular.
Cuando se hizo público
el proyecto, en febrero del 2020, los protagonistas eran Fernando Colunga y
Ariadne Diaz, una pareja de lujo. De pronto, PapiFer dejó el proyecto y Ariadne lo siguió.
La ojiverde dijo “sin Fernando, No”. Pero ya se había invertido mucho en esta
serie que combina elementos del western y del period drama. Se consiguió que al
“Santo de los pobres” lo interpretara el famoso cantante de rancheras, Pedro Fernández. Esta sería la octava telenovela del astro y la
primera de Pedrito para Telemundo.
Los tacones de Ariadne
se los puso Carolina Miranda, la protagonista de Quien mató a Sara. El
elenco incluye a Ivonne Montero, Alejandro Nones, Sofia Castro y mi bebé Mark
Tacher será el antagónico. No sé si tenga la energía de seguir una telenovela a
diario por tes meses, ¿pero que le voy a hincar el diente? Eso ténganlo por
seguro.
En Tierras
Sudamericanas
¿Y qué pasa con
nuestros gatos latinoamericanos? ¿Aparte
de Jaguar se quedarán sin novelas de épocas en este mes? Para nada.
En Film&Arts
acaba la Tercera Temporada de Babylon Berlin, pero llega la primera temporada de Victoria. No se pueden perder esta versión—un
poco fantástica, pero muy romántica— de los primeros años del reinado de la
adolescente Alexandrina que el mundo conoce como una monarca que dio su nombre
a la Era Victoriana y a un imperio.
Europa, Europa
acaba con Babylon Berlín y trae la Temporada 10 de Call the Midwife.
increíble, antes que esta serie con
tantos fans sea presentada en USA, la pasan en América Latina. (Ultima noticia,
Call the Midwife estrena en la PBS el 3 de octubre)
Para los que se
subscriben a la plataforma de AcornTv en America Latina también habrá novedades
en los dramas de época . El 16 llega la Quinta y penúltima Temporada de A Place
to Call Home. La matriarca Elisabeth se da otra oportunidad ante el altar y
su ‘nuera” Sarah también espera el divorcio de George para poder legitimar su
relación, pero la salida de la siniestra Regina del manicomio cambia los planes
de La Familia Bligh y sus seres queridos.
Pasamos de esta
fenomenal soap opera australiana al Londres a GoGo donde el Joven Morse
soluciona casos como policía y vive complicaciones en su vida privada. El
jueves 23 llega la Temporada 6 de Endeavour. A pesar de que enredos
burocráticos tienen a la antigua Brigada de la Policía del Támesis esparcida
por el condado de Oxfordshire, todos se reunirán para resolver el asesinato de
su compañero, el joven George Fancy.
Seguirá a esta
temporada justiciera, la séptima donde otra vez el corazón le hace una mala
jugada a Morse con un romance veraniego en Venecia que lo perseguirá hasta el
frio otoño inglés.
Y como postre el
30 de septiembre llega a AcornTv la versión inglesa del Dr. Zhivago del
2001 que contó con la novedad de una jovencísima, y todavía no famosa, Kiera Knightley en el rol de Lara.
El Futuro del
Drama de Época
Acabamos septiembre
y nos quedamos sin programa. La PBS traerá la sexta temporada de Grantchester
a partir del 6 de octubre en “Masterpiece Mystery”. En noviembre 19, Hulu lanza
la segunda temporada de The Great, y hay un rumorcillo de que la HBO
tiene preparado el debut de The Gilded Age para su programación navideña.
Foto del rodaje de The Gilded Age
Quiero terminar
alejando el rumor de que no habrá más series de época, y de que es un género ya
difunto. Es cierto que la BBC y la ITV (a veces son la misma cosa) han hecho
declaraciones que no invertirán más en period peces. La ITV ha tenido el
descaro de argumentar que no gustan al público (¡mentirosos!) .
La verdad es que
están en una encrucijada. Necesitan fuertes cantidades para proyectos de época,
el gobierno no se las suministra si no están seguros de que será un proyecto
woke y diverso. Los últimos proyectos de época Beecham House, el horror
ese de Ana Bolena, e incluso Sanditon (que tuvo bajo rating en el Reino
Unido) han sido fracasos y eso se debe a guiones descuidados, elencos confusos
y presentismos fuera de lugar que enajenan al devoto del género.
El motivo que sea
ha empujado a las productoras británicas a centrarse en proyectos de época
inocuos y simples como Call the Midwife’ y All Creatures Great and Small
que no ofenden a nadie. También se abocarán a series de misterio que ya tienen
su fandom como Grantchester, Endeavour y Miss Scarlett and the Duke.
Como he quedado desilusionada con los últimos period pieces de la BBC/ITV, no
me molesta que se tomen un break hasta que decidan si su prioridad deba ser el público
antes que trend culturales.
Mientras tanto,
en Europa continental siguen haciendo period pieces y muy buenos. Rusia no
para, en pandemia han filmado series
sobre el Imperio Otomano, la San Petersburgo pre-Revolución y la Segunda
Temporada de Los Optimistas. En Alemania donde todavía no se deciden a
filmar la cuarta temporada de Babylon Berlin, se han enamorado de la Era
de Weimar y ya tienen planeada y media filmada La casa junto al lago,
una variación del tema Gran Hotel y están planeando La Casa de las Promesas
una especie de Velvet en el Berlín de los 20.
Elenco de La Casa de las Promesas
Netflix no ha
tirado la toalla en lo que respecta a sus proyectos históricos. Se está
filmando la segunda temporada de Bárbaros en Polonia. A pesar de que de
que el Covid detuvo la filmación de la segunda temporada de Bridgerton,
se trata de un proyecto demasiado importante para ser postergado indefinidamente.
Además, me entero de que Netflix se ha unido a la caravana de la Sissimanía. Este año tendremos tres proyectos sobre la legendaria
Isabel de Baviera.
El primero es el
filme Corsage con Vicky Krieps como una Sisi cuarentona. También tenemos
Sisi una miniserie alemana que cuenta la historia archiconocida de como Isabel
le quito el novio a la hermana y acabó convirtiéndose en Emperatriz del Imperio
Austrohúngaro. Ahora tenemos The
Empress una miniserie en seis partes
que ha comisionado Netflix donde ya se han inventado que la quinceañera reina
es acosada sexualmente por su siniestro cuñado que no es otro que el pobre Maximiliano
de México. Como siempre los de Netflix empeñados en rescribir la historia.
Dominique Davenport como Sissi
La Sissimanía es
solo parte de la obsesión del drama de época contemporáneo con las reinas. Recordemos
que, en el 2022, Starz traerá para los Tudormaniacos Becoming Elizabeth
sobre las ultimas reinas Tudor y nos llevará a la Francia de los Valois a
conocer la vida de Catalina de Médicis en The Serpent Queen.
Alicia von Ritter como Isabel I
Realmente hay una
obsesión con las reinas de ayer . Ultimo flash de noticias. El Canal + va a filmar
una miniserie sobre mi reina favorita Maria Antonieta, pero ¡ay que horror! Es
producida por la Deborah Davis que hizo esa majamama de falsedades
histéricas/históricas La Favorita.
Como pueden
apreciar quedan period pieces para rato. Solo el tiempo nos dirá si valen la pena.
Fue un placer
encontrar en Netflix, este agosto, el
drama germano-canadiense “Shadowplay” o “The Defeated” como se le ha llamado en
los Estados Unidos. Se trata de una especie de Noir que tiene lugar en un territorio
fascinante, pero desaprovechado: el Berlín de la postguerra. Una lástima que no
se le ha hecho más propaganda. A pesar de eso tiene un sólido rating de 7.0 en IMDB.
Su problema es el mismo que en el pasado he señalado en otras series alemanas ,
agreguémosle un héroe anacrónico…Más allá de esas fallas, es muy recomendable.
Un “Rubble
Film” Hecho Serie
Shadowplay significa “sombras chinescas” y es también
el título de una pieza inédita de Bach cuya partitura es entregada por una de
las víctimas de Moritz McLaughlin (Logan
Marshall-Green) como soborno para que este deje de torturarlo. Me parece un título
más llamativo que “Los Derrotados” ’que además de soso, conlleva esa creencia de que el único pecado
de los alemanes fue haber sido vencidos.
A primera vista,
“Shadowplay” parece una imitación de “Close to the Enemy” la enigmática, por
darle un nombre educado, miniserie de Stephen Poliakoff. Taylor Kitsch es un detective
de Brooklyn que ha venido a Berlín con una misión, establecer el orden. Para
eso tiene que crear un escuadrón de policia, derrotar a un archiriminal y encontrar a su hermano mayor que, tras sufrir un colapso nervioso, ha desertado del ejército.
Recordarán los infortunados
que vieron “Close to the Enemy” que se trataba de un oficial británico (Jim
Sturgess de Los Tudors) que debía convencer a un científico alemán (August Diehl de Bauhaus) ) de pasarse al lado de los Aliados, y de paso, encontrar a su hermanito (Freddie Highmore de
The Good Doctor) que había perdido la chaveta a causa de atrocidades vistas en
el campo de batalla.
Ahí para todo
parecido, “Shadowplay” pertenece al
ciclo de filmes del Berlín de la postguerra, “Rubble Films” (Cine de Ruinas) como “Los asesinos están entre nosotros” y
“Alemania, Año Cero” de Rosellini, sin olvidar la joya de Carol Reed, “El Tercer Hombre”(a pesar de que esta tenga
lugar en Viena). Tenemos la misma cantidad de personajes oscuros, de gente desplazada
(DP los llamaban las autoridades Aliadas) , de policía que no puede contra criminales
que quieren vengar u ocultar su pasado. Mas o menos lo que Joseph Kanon
empaquetó en las páginas de su The Good German y que Steve Soderbergh
trajo a la pantalla con ofensivos cambios.
Vemos una ciudad despedazada
donde niños psicópatas juegan con bombas sin estallar y asaltan a los
transeúntes, donde las mujeres o se prostituyen o son violadas, y donde el que no roba, mata. Es ahí donde Max
McLoughlin (Kitsch) se encontrará con el
desafío de crear un departamento de policía.Para eso tendrá la ayuda de Elsie Garten (Nina Hoss) , una ex catedrática
de semánticas que ahora dirige una comisaría instalada en un viejo banco, sin más
armas que patas de silla que operan como garrotes, con el teléfono más cercano
en la compañía de bomberos a una cuadra de distancia y con un abigarrado equipo
formado por ancianos, amas de casa y un adolescente judío llamado Gad (Maximilian
Ehrenreich) que es el único sobreviviente de su familia.
Max no haya mucha
ayuda en Tom Franklin (Michael C. “Dexter” Hall), un diplomático estadounidense
que parece saber mucho, pero comparte poco . Franklin tiene una esposa inglesa llamada
Claire (Tuppence Middleton) que es una
especie de barracuda alcohólica que ataca al policía hasta en el ascensor. Max
no anda en busca de romances, tiene tres
poderosos contrincantes a los que debe vencer.
Los Tres Desafíos
de Max McLaughlin
El primero es el hampón
Hermann Gladow (Sebastian Koch) , un médico que ha creado un imperio gansteril
gracias a sus abortos clandestinos a mujeres violadas (la especie más abundante
en esa ciudad en 1946) para luego obligarlas a convertirse en prostitutas y
asesinas. El asesinato de dos soldados estadounidenses pone a Max en la ruta
del Engelmacher, el “fabricante de ángeles”, apodo de Gladlow, pero no
es el peor enemigo del policía.
Al menos
Engelmacher es alguien a quien Max y su equipo pueden perseguir abiertamente y
recibir ayuda de las autoridades para atraparlo. Pero Max no sabe que la fiera más
peligrosa suelta en Berlín es Izosimov (Alexander G’Vera) , el comandante del
sector soviético que opera silenciosamente, incluso utilizando al equipo de Max,
para cumplir sus propósitos.
Ha habido quejas
por parte de la teleaudiencia de que los rusos son descritos como bestias y
villanos totales. Para quienes, como yo,
hayamos visto un par de series alemanas
ambientadas en esa época, ya nos es común ver estos retratos ultra negativos de
las tropas soviéticas, tal como las series rusas pintan a todo soldado alemán
como nazi fanático dotado de garras y colmillos.
Mi problema no es
con la brutalidad y maldad de Izosimov, sino con sus motivos que no nos son explicados.
¿Acaso las últimas palabras de Heinlein , el comandante de la policía
berlinesa, antes de ser ultimado por el ruso, de que no quieren ‘gente buena”
en Berlín sea cierto?Izosimov tortura a
Gad y chantajea a Elsie, los únicos
personajes realmente buenos de la serie.
Mas complejo es
el tercer enemigo, el Sargento Moritz McLaughlin. Aparentemente, el hermano
mayor de Max es un esquizofrénico diagnosticado y la duda es como el ejército
no lo notó al reclutarlo. El General Wright le dice a Max que su gran
remordimiento es haber enviado a alguien con los problemas psiquiátricos de Moritz
al campo de batalla.
Bajo las órdenes
del General Wright, Moritz es uno de los primeros soldados estadounidenses en
entrar en Dachau. Lo que ve ahí es lo que los psiquiatras han advertido será el
detonador necesario para liberar la violencia que lleva adentro. Tras ejecutar
sin juicio a los guardias del campo (un episodio real, solo que no fue llevado a cabo por un solo
soldado) el Sargento McLaughlin deserta.
El ejército no se
molesta en buscarlo. Moritz, suelto en
una ciudad sin ley, se dedica a rastrear
a ex nazis para torturarlos antes de matarlos. Cuando se entera de que su
hermano está en Berlín ,Moritz lo pone a cargo de deshacerse de los cadáveres.
Este es el tercer criminal del que Max debe encargarse, pero el policía acaba
convirtiéndose en cómplice.
Paralela a la
historia de Max es la de Karin (Mala Emden de Charite at War) . una paciente del Engelmacher que consigue un
bono, la posibilidad de matar a palos a sus violadores. Solo que Elsie la
descubre. Karin tiene un solo camino, seguir trabajando para su benefactor, ahora
como sicaria.
Karin no es un
personaje que me inspire lástima. Tal vez porque sepamos poco de ella antes de
su ataque. ¿Como fue su vida durante el nazismo? ¿Fue participante activa o
pasiva? Hay una impresión , como con Moritz, que se trata de una psicópata
sanguinaria que ha encontrado una salida a su violencia.
Un Polizonte
Malhablado y Anacrónico
Han habido quejas
de que los estadounidenses son retratados como héroes, no es algo que yo perciba.
Nos describen a los americanos como violadores, sádicos, esposos golpeadores y traficantes de
obras de arte. Vale recordar que la serie no es un producto de USA. Se trata de una coproducción
germano-canadiense e incluso el personaje de Max tiene poco de heroico.
Para mí es lo
peor de la serie y, no es como se quejan
los espectadores, porque Taylor sea mal
actor o que su acento de Brooklyn sea tan falso como las buenas intenciones del
Engelmacher.Es que es totalmente anacrónico.
Su modus operandi, su look desaliñado y ese idioma de hip hopero del Siglo 21… Nadie
más usa tantas palabrotas como él, en la serie y por mal hablado que fuese un rudo
polizonte no soltaría tantos ternos delante de las damas. No en esa época.
Aparte de lo increíble
del personaje, también es inconcebible
que para adiestrar a la policía berlinesa se trajese un detective de poca
monta, sin conocimientos de historia contemporánea, que no ha servido en el ejército,
que no sabe tratar a sus superiores y que ni siquiera habla el idioma del país.
Hay intentos de
imitar a “Babylon Berlín” con este inspector novato que llega a una urbe cuya
dinámica desconoce. El l Engelmacher recuerda a otro médico metido a criminal,
el Dr. Schmidt. Solo que él sí tenía motivos para huir del mundo normal y
vengarse. También la escena en que Izosimov tortura a Gad recuerda una escena
similar de los soviéticos torturando a un trotskista en “Babylon Berlin”. Pero existen
dos diferencias. La violencia en BB nunca es gratuita y el Berlín de Gereon
Rath y los sucesos históricos que experimenta el policía de Colonia o de los
cuales es testigos, son fidedignos. No así en ‘The Defeated” que alterna
innecesarias escenas de gran lentitud con el gore de las proezas de Moritz y
Karin en el ejercicio de su ira contenida.
Hora es de hablar
de la historicidad del argumento. Como les ocurrirá a ustedes, hay mucho que no
sé del periodo de postguerra . Debido a lo cual estoy creando un espacio en mi
biblioteca para ese tema. Gracias a eso—y también al sentido común— veo cientos
de disparates que entorpecen el seguimiento del libreto. Paso entonces a darles
un curso acelerado de la Alemania de 1946.
Policía Alemana:
Antes y Después del Tercer Reich
En 1936, la
policía alemana desapareció. Pasó a formar parte del aparato del Reich bajo el
comando de Heinrich Himmler. Toda la Ordnungspolizei o policía
uniformada, que incluía gendarmes,
bomberos, guardacostas y defensa civil, se volvió parte de la SS, lo que conllevó
que sus miembros fuesen activos participantes en el programa de genocidio.
En el verano del
’46, los policías germanos o estaban siendo sometidos a juicio o pasando por un
proceso de desnazificación. Todos eran personas non grata par la administración
aliada. Nadie quería miembros de esas organizaciones en cargos públicos.
Acabada la
guerra, Alemania fue dividida en cuatro sectores. Cada uno bajo la jurisdicción
de la autoridad militar de un poder aliado. A su vez, la capital , Berlín, que estaba en territorio
soviético, fue repartida entre
estadounidenses, franceses , británicos y soviéticos. Toda actividad criminal
era investigada por la policía militar. A los delincuentes se les juzgaba en
tribunales militares y se les encarcelaba en prisiones militares.
La ironía es que
el sector ruso, que en la serie se ve tan reprimido, fue donde se creó en 1946
una policía alemana. La Volkpolizei (policía del pueblo) compuesta por
alemanes veteranos de las Brigadas Internacionales y soldados comunistas de la
Wehrmacht. La intención soviética era crear una Alemania marxista, simpatizante
de los ideales estalinistas.Para eso
había que rehabilitar a nazis tibios y promocionar la actividad de alemanes
comunistas. Esa fue la diferencia entre la ocupación soviética y la de los
aliados angloparlantes.
Aun así, en las
otras zonas de Berlín, el auge del crimen obligaba a veces a buscar apoyo en
personal autóctono. Este no debía estar vinculado con ninguna organización del Tercer
Reich y debía seguir un programa de adiestramiento proporcionado por la misma
policía militar del ejército de ocupación.Aquí vemos un video de este personal auxiliar siendo entrenado por policías
militares británicos en la zona de Hamburgo.
“The Defeated” no
miente cuando señala que los mayores crímenes de la época eran asesinatos y
violaciones, seguidos por robo, trata de blancas y contrabando/mercado negro.
Con esos prejuicios de almaceneros de los anglos se partió de la base que todo
el contrabando y mercado negro estaba en manos de los sobrevivientes de campos
de exterminio que ahora estaban hacinados en los mismos espacios donde los habían
encerrado los nazis.Aunque si existía,
por necesidad, contrabando dentro de esos espacios, los grandes señores del
matute trabajaban en libertad y en zonas urbanas.
Los Aliados
angloparlantes comenzaron a reclutar alemanes para que los ayudaran en la
investigación del mercado negro. Obvio que era más fácil lanzarse contra los
judíos que estaban desarmados y amontonados en un solo espacio. En la zona de
Hamburgo se acusó de contrabandista a Josef Rosensaft que era también el líder
de los refugiados de Bergen Belsen.
Según Ben Shepard narra en The Long Road
Home (El largo camino a casa) en febrero de 1948, se presentaron policía
militar británica y sus auxiliares teutónicos a inspeccionar el campo.
Rosensaft se sentó a deliberar on los británicos y tras acordar que ningún
alemán entrase en Belsen, se procedió al allanamiento. Se encontraron algunos cartones
de cigarrillos y una vaquita. Todo acabó en disculpas y fue hecho en buena
forma.
Josef Rosensaft en el medio
La razón para
tanta diplomacia es que existía un precedente que nadie quería repetir. Dos años
antes, en Stuttgart, como cuenta Ruth Gay en Safe among Germans (A salvo
entre los alemanes), la policía militar
estadounidense armó a sus auxiliares alemanes y les permitió allanar un campo
de detenidos. Los auxiliares entraron, acompañados
de perros policiales, dando gritos y
tiros al aire, con la sutileza germana
que los caracteriza. Esta vez sus víctimas no iban a ser pasivas. Los DP
comenzaron a lanzarles proyectiles que los auxiliares respondieron a balazos
matando a un sobreviviente de Auschwitz llamado Samuel Danzinger. El único contrabando que encontraron fue un
par de cajas de huevos.
Como era de
esperarse este desafortunado incidente causó gran revuelo en la prensa y de ahí
ya no se volvió a armar a los auxiliares, ni se les permitió actuar sino bajo
supervisión de la policía militar Aliada. Por lo tanto, ya la premisa de
“Shadowplay” está errada. No existía un “jefe de la policía de Berlín”( y menos de
uniforme). como Heinlein. Ninguna autoridad aliada occidental pretendía crear
una fuerza de policía autóctona y menos traer a un civil de Brooklyn para
organizarla. NI cuando se reconstruyó la policía en la Alemania Federal, en 1950, se hizo algo parecido.
El primer y
evidente error de “Shadowplay” es la llegada de alguien tan neófito, ignorante
y mal preparado para el trabajo como es Max. Si ya había un historial de
problemas con los auxiliares, se necesitaba de alguien muy bien informado para
adiestrarlos. Además, la misión de Max es muy ambigua, No se sabe quién lo
reclutó, ni quien le da ordenes, ni a quien le rinde cuentas.
Max le dice a
Izosimov que lo enviaron del Departamento de Estado, una institución que no
tenía nada que decir sobre los manejos de la ocupación Estadounidense. Es imposible que su superior sea un
diplomático como Tom Franklin. No había ni diplomáticos ni civiles involucrados
en la administración de Berlín sino hasta 1948.
Max no viene con
un plan de adiestramiento, su relación con sus subalternos es mínima y nunca
parece estar donde se le necesita. Por último, el tipo de agentes de policía
que se reclutaría de entre la población civil no corresponde al perfil de “los
espantapájaros” de Elsie Garten: un adolescente, un ama de casa y ex ballerina,
una catedrática. Carecen de la energía, la voluntad, la sagacidad y sobre todo
la fortaleza que debe caracterizar a un funcionario de la ley.
Como vemos estas
personas, llenas de buenas intenciones, acaban siendo chantajeadas y torturadas
por los rusos y los mismos criminales. Esto nos lleva a hablar del reino de
delincuencia que era Alemania en ese entonces.
El Reino del
Crimen en Europa
Para 1946, Berlín
era la capital del crimen, pero todo el país era un hervidero de delincuentes.
Asesinatos, violaciones, robos, contrabando y mercado negro eran pan de cada
día y en estos ámbitos del hampa, los enemigos de ayer colaboraban con sus víctimas
del pasado. Hasta los lobos se volvieron malandrines. Durante el frio invierno
del 1945-1946, manadas de lobos entraron en la Berlín destrozada y atacaron a
la gente. Es un espectáculo casi medieval que merecería un filme. Pero también había
lobos humanos como nos relata Douglas Botting en su From the Ruins of The
Reich (Desde las ruinas del Reich) sobre una carnicería berlinesa clandestina
que comerciaba con carne humana
Si lo de los
lobos delincuentes es de la Edad Media, del Lejano Oeste es lo que nos recuerda
otra manifestación de criminalidad en esa Alemania de posguerra: los asaltos a
los trenes. Había un sinnúmero de bandas de maleantes compuestas no solo por DP,
pero también por delincuentes comunes y desertores, incluso de los del ejército
estadounidense. Una de las más famosas, la
Banda de la Lehrter Banhof estaba compuesta por alemanes y desertores rusos. En
1946 se dedicaba al asalto de convoyes de comida.
Aunque pronto los
actos delictivos se localizaron en bandas que conformarían el mundo del hampa, la
mayor parte de los delincuentes tenían menos de 18 años y como nos muestra “The
Defeated” hasta los niños delinquían para sobrevivir. En ese ambiente es casi
posible que floreciese una banda de prostitutas vengadoras y de pacientes
agradecidos como la que lidera el Dr. Glastow. ¿Existió tal personaje?
El verdadero “Doctor”
Glastow se llamó Werner, nació en 1931 y comenzó su carrera criminal en 1946
cuando apenas tenía quince años. Tras un rato en la cárcel for sus actividades
de mercado negro, formó su propia pandilla modelándola al estilo de los gánsteres
que veía en el cine. Vestidos elegantemente como Al Capone, al comienzo fueron
vistos como Robin Hood. Gladow se hacía llamar ‘Doktor” porque aseguraba haber
estudiado un año en la facultad de medicina. Pronto hasta el pueblo lo
consideró como un criminal peligroso y un asesino. Fue juzgado y ejecutado en
e1950 cuando todavía no cumplía 19 años.
Los Aliados
consideraban como crimen todo tipo de venganza personal. Aun así, no solo los
judíos, sino también los polacos, las grandes víctimas del nazismo, estaban empeñados en vendettas contra sus
antiguos verdugos. El método utilizado por los Aliados fue“encarcelar” literalmente a los
sobrevivientes en los antiguos campos de concentración, pero la medida, aparte de censurable, resultó infructuosa en lo que se refiere a
venganzas.
Gad, Nakam y
los Judíos
Las series
alemanas sobre la Segunda Guerra Mundial suelen ser muy imprecisas en lo que se
refiere tanto a las atrocidades cometidas en contra de los judíos como en la
descripción de estos últimos. En “Shadowpay” tenemos un token Jew, el adolescente Gad, parte de la nueva policía.
Elsie le cuenta a
Max que Gad pertenece a una familia que por generaciones ha servido en la
fuerza policiaca berlinesa hasta que los nazis tomaron el poder. Toda su
familia fue deportada , él es el único sobreviviente. Aparentemente, Gad
representa a los judíos que buscan reconstruir una nueva Alemania, pero no todo
es positivo respecto a él.
En busca de
información sobre Elsie, Izosimov rapta a Gad y lo tortura. Después que le han
arrancado dos uñas, Gad le cuenta al soviético que Elise anda buscando a su
marido, Leopold Garten. Esta no es una información privada y bien pudo Gad
haberla presentado sin perder las uñas, pero la serie nos trata de decir que a)
Izosimov es un sáfico y b) los alemanes no
pueden confiar en los judíos puesto que apenas le aprietan un dedo los traicionan.
Es cierto que tanto Elsie como una de sus colaboradoras pasarán información—una a
Izosimov, la otra al Engelmacher—pero lo harán a cambio de proteger a sus seres
queridos.
En la búsqueda de
su hermano, Max descubre un vínculo ente Moritz y “Nakam” un grupo de judíos
que quieren vengar el Holocausto matando alemanes. Efectivamente, Nakam (”venganza”
en hebreo) existió. Fue fundada en
Lublin, en 1945, por Abba Kovner poeta sionista, ex comandante partisano y
sobreviviente del ghetto de Vilna. Al final de la guerra, desquiciados ante la
masacre cometida contra su gente, Kovner y otros compañeros decidieron que solo
la Ley del Talión podía compensar lo ocurrido.
Su mayor hazaña (
y Gad se la cuenta a Max) fue envenenar,
con pan con arsénico, a dos mil SS que
estaban en un campo de prisioneros en Nuremberg. Solo 200 envenenados tuvieron
que ser hospitalizados y no hubo muertos. A comienzos de este siglo, el aparato
legal de la Alemania reunificada buscó extraditar y juzgar a los sobrevivientes
de Nakam. Eventualmente, los cargos
fueron olvidados debido a “circunstancia atenuantes” y a que no hubo víctimas
fatales.
Para contactar a
Nakam, Gad lleva a Max al Hospital Judío en Iranischstrasse y el chico habla
con un rabino que está presidiendo un ensayo de Bat MItzvah. Todos se ven muy
sanos y felices como si no fueran sobrevivientes de horrores. El rabino se altera al oír el nombre de “Nakam”
y le dice a Gad que tiene dos opciones: emigrar a Palestina o quedarse en Alemania,
pero que abandone cualquier plan de venganza. “No puedes tener paz y venganza también”.
Hay varias cosas
en esta escenario que no corresponden. Efectivamente, la sinagoga del Hospital
Judío volvió a funcionar para el 46. El líder espiritual con el que charla Gad es
el Rabino Kahane,un rabino ortodoxo de
Polonia que había llegado en 1945 con las fuerzas soviéticas. Lo discordante es
la incredulidad de Max al ver una institución judía que nunca dejó de funcionar
bajo Hitler y la inhabilidad de Gad para aplicar el motivo por el que los Nazis
no la cerraron. Lo que dice Max que pareciera que el Holocausto nunca ocurrió
es peligrosa en una serie de un país que, si pudiera hacerlo, convertiría el Negacionismo
en política de estado.
El Hospital Judío de Berlín hoy en dia
Esta es la
verdadera historia de Hospital Judío construido en el siglo XVIII y que por más
de un centenar de años atendió a pacientes de origen hebreo y arios. El
hospital era gigante, albergaba una sinagoga y una residencia de enfermeras, a la par de laboratorios y otras facilidades.
A mediados de los 30, se prohibió a los arios atenderse en hospitales judíos. pronto
los médicos y trabajadores de salud judíos enfrentaron la prohibición de servir
en instituciones arias. Un sitio donde podían practicar su profesión era el Hospital
Judío.
La ironía es que
no escaseaban pacientes. Cuando se ponía en peligro la vida de algún prisionero
importante en los campos de concentración, que se fundaban a diario en el Tercer Reich,
se les enviaba ahí hasta que se ponían bien y debían ser regresados a sus
prisiones. A medida que se expulsaba a pacientes judíos de otras instituciones,
estas eran trasladas al Hospital Judío. Así se crearon alas para enfermos contagiosos,
secciones para los enfermos mentales y hasta un orfanato.
El hospital se
mantenía solamente a base de donaciones de su misma comunidad. A partir de
1942, el sitio adquirió otra función, muy siniestra y que explica el que no se
le clausurara. La implementación de la Solución Final convirtió al hospital en
una especie de mini ghetto, además de ser una estación de paso para los que
eran enviados a los campos de la muerte. Así fueron exterminados los que
sufrían enfermedades infecciosas, los huerfanitos y los pacientes mentales.
Estos últimos fueron fusilados en masa en un bosque cercano al campo de Saschenhausen.
Hasta el final de
la guerra, el hospital fue dirigido por Walter Lustig. Casado con una mujer
aria, Lustig estaba exento a ser deportado. En su posición de mandamás, él era
quien organizaba las listas de deportados para los Nazis. Acabada la guerra,
los soviéticos reconvirtieron el hospital en un sitio de salud y vida. Al Dr.
Lustig le dieron otra posición elevada como “Víctima del Fascismo”. Esto duró hasta
que llegaron a las autoridades soviéticas relatos sobre la colaboración de Lustig
en el Holocausto. Rápidos para despachar estos asuntos, los soviéticos lo
ejecutaron sin juicio. ¿Porque nada de esto se menciona en “shadowplay”?
La Eterna Victimización
Germana
Tengo un gran
problema con esta serie, cuya segunda parte está en progreso de filmación. Es
algo endémico de la series germanas de la Segunda Guerra Mundial, el retratar a
los alemanes como sobrevivientes victimizados cuando la realidad es que los
verdaderos sobrevivientes eran las víctimas de los alemanes nazis. Para
conseguir esa imagen de víctimas deben mostrarnos a los Aliados como asesinos,
violadores, torturadores sin mostrar lo que los alemanes hicieron con los
rusos, los judíos, y su mismo pueblo.
Sin embargo, casi no vemos nazis. Las víctimas de Moritz o
están muertas o nos dan lastimas las torturas a las que las somete el psicópata.
Por eso se pierde la acusación de Moritz a la achicharrada Bertha Spiel de que
ella colaboró en los experimentos médicos de Ravensbruck.No entendemos realmente porque hubo judíos
como los de Nakam que creían su deber sagrado vengar a los muertos (sin el
sadismo de Moritz obviamente)Por eso La
frase “ninguno es inocente” que Franklin aplica a los berlineses suena a
prejuicio. Hasta las escenas en Dachau parecen difusas como si se tratase de
cinco flacuchentos en el patio de una prisión.
Incluso los
alemanes “buenos” no nos cuentan que hicieron durante la docena de años en que
los nazis controlaban la vida de todos los habitantes del Reich. Elsie le dice
a Claire “no todos fuimos miembros del Partido”, pero está mintiendo. Si ella
no hubiese tenido tarjeta no hubiese podido enseñar en la universidad.Cuando Elsie
le dice a Gad que “D-s se olvidó de Berlín” está hablando de las desgracias que
cayeron sobre esa ciudad al final de la guerra, no sobre los horrores que los
nazis cometieron por más de una década, y no todos en contra de judíos.
El que desconoce la
historia verá solo pobres alemanes víctimas de bombardeos y de atropellos aliados.
Se imaginará que antes Berlín era un paraíso idílico donde Trude bailaba
ballet, Marianne tenía un hijo vivo, Elsie acompañaba al trabajo a su esposo y Karin,
toda sonrisas, servía steins de cerveza al eminente ginecólogo Hermann Gladow. ¿Y
los judíos? Ah pues como se iban a quejar si los nazis les dejaban un inmenso
hospital, hasta con sinagoga. ¿Crímenes nazis? Invenciones de dementes como
Moritz y rencorosos como los de Nakam.
Escuchando los comentarios
del Gato Rafa , a raíz del primer episodio de “Shadowplay” me doy cuenta de que
consiguieron su propósito de retratar a los alemanes como mártires de una
guerra en la que parece no tomaron parte.Nunca he creído en culpas colectivas, pero la realidad es que, con pocas excepciones el pueblo alemán no
estaba compuesto de víctimas circunstanciales sino de personas que en su
momento habían sido testigos-cómplices de los crímenes del nazismo.
El hecho de que
en la serie ni un solo personaje denuncie el régimen de Hitler es muy
significativo. Tal como hasta hoy la resistencia alemana, viniese de
comunistas, grupos religiosos o las fuerzas militares, es un tema que incomoda
a los alemanes que o pretenden no saber nada sobre su existencia o consideran a
sus miembros como traidores.
Shadowplay no está exenta de méritos. El mayor es su
soberbia atmosfera histórica. A diferencia de otros trabajos recientes sobre el
tema como El Desertor, no se cifra en CGI. Encontraron una refinería de
azúcar abandonada que data de la ocupación rusa. En este amplio terreno crearon
un Berlín en ruinas.
El vestuario
también es muy adecuado sobre todo en el contraste de la ultima moda de Claire
con los cuasi harapos con que cubren sus carnes las berlinesas. Tal como el vestido que Elsie usa para visitar
a su esposo en la cárcel que parece hecho con un mantel y es que en una ciudad
sin telas , las mujeres hacían sus vestidos con cobijas viejas, servilletas y
cortinas. Penar que Goebbels quería convertir a Berlín en la capital de la moda
europea.
Max y Elsie con su vestido de mantel
Yo recomiendo esta serie, pero véanla como lo
que es: una historia alternativa que a
ratos puede sentirse confusa sobre todo para quienes saben poco del periodo. Oh
y les aviso, no es woke. Ni un personaje gay o de color.