Y estamos aquí en
el umbral de un nuevo año. El 2022 pasó con velocidad de liebre, a pesar de no
estar exento de malos momentos que a ratos lo hicieron pesado. En el universo
del period piece, hemos estado muy obsequiados con ofertas diversas,
pero el fin de año viene algo incierto. Sabemos que hay mucho drama de época ya
acabado, pero no sabemos cuándo,cómo ni
desde donde nos llegará a nosotros. Así que preparémonos a conjeturar.
No sé si será la
crisis económica, necesidad de crear expectativa o pura tacañería, pero los
servicios de streaming cada vez promueven menos sus programas. Se espera un mes
antes del debut (a veces semanas) para dar una fecha de estreno y algún que
otro teaser, que los tráiler oficiales salen apenas una quincena antes
que el producto que promueven
Debido a eso,
aunque conozcamos de la existencia de series ya terminadas y pulidas, solo
podemos especular cuando llegarán a nuestras pantallas. Esto es lo que sabemos
podría ser la primera cosecha del 2023
Netflix
Valhalla:La
segunda mejor serie de Netflix del 2022 ya tiene lista su segunda temporada. Se
la filmó simultáneamente con la primera y hasta tenemos un tráiler. Ahí vemos
que a Leif Ericsson se le pasó la locura que lo embargó al final del
capítulo-cierre de la temporada pasada. La fecha de regreso será el 12 de enero
del 2023 y viene cargada de sorpresas. Bradley Janes, el Rey Arturo de
Merlín será un vikingo más pagano que todos; iremos a Nóvgorod a conocer el Rus y al
celebre Príncipe Jaroslav,el Sabio.
Como bono a la diversidad tendremos astrónoma musulmana.
Les
Combattants/ Women at War: Netflix no escarmienta. Ha agarrado a las protagonistas de la abominable Bazar de la Caridad y ahora las ha encerrado en un pueblecito
a comienzos de la Gran Guerra. Audrey Fleurot (Un VIllage Française) es Marguerite, una cortesana cuyo hijo ha
partido al frente, Camille Paul es una
enfermera feminista y Julie Bona es la madre superiora de un convento
convertido en hospital a la que el estrés de estar cerca del frente le ha
despertado el espíritu rebelde. Para crear un cuadrilátero mitutero entra Caroline
De Witt, interpretada por la actriz judeo marroquí Sofia Eissadi, Madame de
Witt ha sido encargada por su esposo ( que ha partido a la guerra) de la fabrica familiar. O sea, tenemos un
cuarteto de mujeres empoderadas. Ayy que soy presa del vértigo! ¿Por qué, en
vez de huirle, planeo verla? Primero, porque soy eterna optimista. Segundo, porque hay una serie belga sobre mujeres en la
Guerra del Catorce , en Walter Presents, que hace rato quiero ver. A lo
mejor y las comparo. Les Combattants llega a Netflix el 19 de enero.
Lidia Poet: el 12 de febrero llega esta producción de
Netflix/ Italia sobre la primera mujer en obtener el título de abogado en la
península italiana. La omipresente Matilda D'Angelis (The Undoing, Leonardo) encarna a la abogado.
Babylon Berlin:La Cuarta Temporada ya está lista y vista por públicos en Alemania, el
Reino Unido y Australia. Solo falta que Netflix se pronuncie sobre cuando trae
la que,a juzgar por los clips que los
usuarios suben a YouTube a diario, será la mejor temporada de la serie. No vaya
a ser que en Netflix hagan como en Hulu que compraron los derechos de Da
Boot y nunca han pasado más que la primera temporada.
Como en Netflix
cometen tarugadas por minuto no me sorprendería, pero qué mala estrategia sería
esa. Este noir del Berlín al borde del nazismo tiene fans por millones en el
mundo angloparlante. Prueba es este excelente video de YT donde desmenuzan y
hacen conjeturas sobre cada escena de los tráileres.
La oferta
alemana.
Hablando de Das Boot y series alemanas, Bavaria Films ya cerró las
filmaciones de la cuarta temporada. Lo ha hecho en tiempo récord y son solo
seis episodios. Lo único que se sabe es que Hoffman vuelve a tomar el timón del
submarino y del rol protagónico. También que se espera que para fines de
invierno ya esté en Sky con subtítulos en inglés. Entretanto la temporada 3
llegó a España este invierno por AMC
Otra serie
alemana de época que ya ha tenido estreno en suelo ibero es Hotel Europa
(O La casa blanca junto al lago, su título en alemán) que puede verse en
la plataforma Filmin.La historia de
esta destacada hostería, que contó entre
sus huéspedes a Charlie Chaplin y Adolf Hitler, también goza ya de subtítulos en inglés,
puesto que se la puede encontrar en la plataforma australiana SBS. ¿Por qué
será que Sky Atlantic en el Reino Unido y SBS (y Stan) en Las Antípodas traen
primero las series continentales?No
puede ser que británicos y australianos tengan más predilección por los period
piece que nosotros en La America del Norte.
HBO
De todos los servicios de streaming, HBO ha sido
el que mejores sorpresas ha traído este 2022. Sabemos que para primavera o
verano tendremos las segundas partes deJulia y deTokyo Vice, pero aun en invierno ha habido promesa.
Después de dos años de espera, el 7 de marzo en la postrimería del invierno, nos llega la segunda temporada de la excelente
Perry Mason. También se habla de que a fines de invierno quizás
veamos el final del cuarteto de Elena Ferrante que agrupado bajo el título de My Brilliant Friendnos ha acompañado desde el; 2018.
PBS
El 8 de enero, la
PBS traerá a la Unión Americana la Tercera Temporada de las aventuras del
veterinario James Herriot. All Creatures Great and Small debutará en la
televisión estadounidense el domingo 8 de enero.
Desde su inició
en el primer año de pandemia el whodunnit victoriano Miss Scarlett and the
Duke ha tenido tres temporadas. La segunda recién llegó a costas americanas
este otoño pasado. La tercera debutará en PBS en el espacio Mystery el
domingo 8 también.
Y para coronar un
domingo de sorpresas, a las 10PM Eastern Time,PBS estrena la Tercera Temporada de Vienna Blood. Mientras Oskar surge en el mundo policial,Liebermann estrena apartamento de soltero,
pero sus mujeres lo han abandonado. Amelia ha regresado a Inglaterra y Clara,
tras romper un segundo compromiso, ha entrado al mundo del periodismo.
Primavera y
Después
Sabemos que la
PBS ha comprado la producción de Canal + Marie Antoinette que ya estrenó
en Francia en este otoño. El 29 de diciembre debutó en la BBC y se espera que
aparezca en las pantallas estadounidenses este marzo. Repito lo que he dicho en
otras entradas. No me apetece, Deborah Davis es una bestia y si se la ha
contratado es porque Canal + quiere repetir el éxito deVersalles que se cifró en mucho sexo y falsedades
historias.Davis es experta en ambas
cosas.
Unos días antes
del fin del invierno y los fans de Sanditon verán su última temporada. Sabremos entonces el
desenlace de las aventuras de Charlotte Haywood que de turista pasó a
institutriz y a quien dejamos comprometida con un granjero al cual no ama.
Y eso es lo que
tenemos para el resto del año. Aunque parezca increíble, si voy a renovar mi
suscripción con el despreciado Netflix no será debido a Valhalla 2 o a
la insufrible 1899. Mi interés en esa malhadada plataforma reside en sus
futuros programas turcos. ¿Quién lo diría?pero Netflix ya anunció que está trabajando varios proyectos en Turquía
que atraen mi atención.
Ya han anunciado
desde Estambul que se está filmando la Segunda Temporada de Midnight at the Pera Palace. No nos vamos a quedar con la curiosidad de no
saber qué pasó con Esra y sus viajes en el tiempo. La sorpresa ha sido que
también se está filmando una tercera parte de Club Estambul, algo totalmente inesperado, pero no por eso
menos deseado.
Se han anunciado
muchas series que vendrán de Turquía en este año que nos llega. Es que el
producto turco vende. Por eso hay una cosecha de telenovelas románticas y
series policiales que siempre tienen sus fans. Pero un proyecto de época ha
picado mi curiosidad. Se trata de una adaptación del Frankenstein de
Mary Shelley. Creature estará situada en la Constantinopla de comienzos
del Siglo XX, lo que ya la hace fascinante. Puede que todavía el producto turco
no me convenza, pero es innegable que sus elencos son bellísimos (los actores
de ambos sexos) y que les dan un toque glamoroso a sus producciones de época.
Tendremos que
esperar a la oferta tuca. ¿Entretanto cuál de estas series les apetece?
Aunque los críticos
han quedado embelesados con el western de Hugo Blik, muchas notas de grandes
periódicos utilizan las palabras“convulsa” e “incoherente” para referirse a la
trama. Yo experimenté la misma sensación tras dos episodios. Solo al final caí
en cuenta que es una narrativa incompleta porque, como Sophie’s Choice, todo el argumento está basado en un secreto. Su revelación, en el sexto episodio nos
ofrece una perspectiva totalmente diferente del cuento, hasta el punto de que
muchos querrán verlo de nuevo. Esa puede ser la gran falla o la gran virtud de
este relato de vaqueros que merece estar en la misma lista que el revisionismo
de Sam Peckinpah o de Clint Eastwood.
Una Verdad
Incomoda
En La Desición de Sophie, William
Styrion demuestra el potencial de su estilo narrativo dándonos una historia contada
en primera persona por un joven aspirante a novelista y su obsesión con una
polaca cristiana sobreviviente de Auschwitz. Sophie nos aparece retratada por
los ojos ingenuos del narrador y por las cosas que ella cuenta. A medida que
nos adentramos en la trama, descubrimos
con Stingo que Sophie miente y que su verdad es tan terrible que hará lo
imposible por ocultarla. Al final, la verdad sale de boca de Sophie y
comprendemos por primera vez al personaje y su motivación para vivir una
relación toxica que es un autocastigo.
Yo vi el filme—una
obra de arte de Alan J. Pakula y un trabajo esplendoroso de Meryl Streep— antes
de leer el libro. Un mes después de haberlo visto con mi padre, regresé al cine
a verlo con mi hermana y era (conociendo ahora la verdad de Sophie) una trama
diferente. Eso me ha ocurrido con The English.
En el primer
episodio, Lady Cornelia Locke (Emily Blunt) le dice a su compañero de viaje, el
Sargento Eli Whipp (Chaske Spencer), con tono petulante: “No importa cuantas veces me preguntes, porque
no te la contaré” Pensé que era una pesada. En el segundo episodio, Cornelia
está a punto de contarle “su historia” cuando son interrumpidos por una de la
docena de crisis que los afligirán durante su road trip.
En el tercer episodio
hay una pista, pero como le ocurre a otra mujer, no la asociamos con la
aristócrata. Solo al final del cuarto de seis episodios comenzamos a enterarnos
del calvario de Cornelia. Mi consejo al espectador es que se concentre, no en los misterios de Lady Locke, sino en las verdades de Eli Whipp que a ratos
puede ser tanto el personaje más interesante como el eje de la trama.
Para quienes no
hayan visto la serie o no sepan de que va, esta es la descripción con la que la
ha vendido Amazon: “Dama inglesa viaja
al Lejano Oeste a vengar la muerte de su hijo. En el camino conoce a un soldado
estadounidense de origen indígena que la ayudará”. Con eso yo me creí que el
hijo de Cornelia seria alguno de esos inglesitos de buena cuna, pero sin un
peso, los desheredados hijos segundones, o spares como Harry Sussex.
Muchos de ellos buscaron fortuna en America. Lo vemos en el caso de Thomas
Trafford (Tom Hughes) y en la vida real
tenemos a los Hermanos Auckland, hijos de un baronet, que hicieron fortuna en
Wyoming, y el Conde de Aylesford que se
dedicó a la ganadería en Texas.
El Conde de Aylesford
El Honorable Thomas Trafford
En su capítulo “Migratory
Elite” de The Decline and Fall of the British Aristocracy, David Cannadine
nos da una lista de los lores y condes que buscaron fortuna en el Lejano Oeste.
Algunos la hallaron. Otros como Trafford lo perdieron todo incluyendo los
valores de su casta. En un momento sospeché que Trafford era el padre del hijo
de Lady Locke. Luego, al ver el engañoso
tráiler, creí que Ciaran Hinds era el padre del chico y que había provocado su
muerte, tras el muchacho seguirlo en sus aventuras en el Far West.
Me equivoqué en
todas estas conjeturas. El hijo de Cornelia acaba de morir en Inglaterra y solo
tenía 13 años. Ciaran Hinds trabaja para el padre del muchacho al que Cornelia
ha venido a matar. ¿Por qué motivo? ¿Por qué no se casó con ella? ¿Porque no se
hizo cargo del hijo? Repito, no nos
concentremos en esos misterios. Mejor veamos a Eli Whipp y su historia que
contaré cronológicamente.
Sin Perdón Ni
Favores
Lobo Herido,
bautizado por un clérigo blanco, Eli Whipp es un miembro de la Nación Pawnee.
Desde su infancia ha visto guerras entre diferentes tribus y entre nativos y
blancos. Muchas veces ha tomado el partido de los últimos. A lo largo de su
vida lo ha perdido todo: padres, mujer, hijos. “He visto infiernos y los he creado”
le dice a Cornelia a quien sorprende saber que Eli escogió enrolarse en La
Caballería. “No busco perdón ni buscó favores” es como el soldado explica su
postura ante la invasión de sus tierras.
Testimonio de su
excelente servicio son las barras en su guerrera y que sus subalternos blancos
le tengan estima y lo obedezcan. Esto lo vemos en la primera escena. Un grupo
de soldados, tras años de rastreo, han
dado con un guerrero que una vez mató y mutiló a uno de los suyos. La idea es
quitarle los ojos tal como el indígena hiciese con su víctima blanca. Tarea
imposible puesto que lo han matado dándole un balazo en el rostro.
Se les ocurre
desojar a la squaw y van a hacerlo entre risotadas cuando se aparece el Sargento
Whipp que se lo impide con órdenes lacónicas como es su habla natural usando
como único argumento: “No en mi último día”. Respetuosamente sus soldados lo
obedecen. Uno de ellos, aparentemente nuevo, cuestiona este status quo “¿matamos a
uno y recibimos ordenes de otro?” “De este si” le responden.
El Sargento Whipp
ha solicitado un retiro honorable y se le ha concedido. Ahora quiere volver a su
ancestral Nebraska y pedir unos acres de tierra para cultivar. Según la Ley de Asentamientos
Rurales (Homestead Act) Whipp tiene más
derecho que otros, puesto que hasta hace
poco ha estado en servicio activo. Un soldado que ha servido con Elí , al
despedirse, trata de explicarle que esa ley
no se aplica a un indio. “Aquí adentro usted es uno de nosotros. Alla afuera es
uno de ellos”.
En el primer
episodio encontré un poco frustrante que los protagonistas fueran tan ingenuos.
Eli lo descubre al salir de Oklahoma y llegar a un punto de Kansas donde ni
Dorothy ni Toto querrían regresar. Es una de esas imágenes típicas de spaghetti
western. En medio de una especie de desierto hay un hotel que ya parece la
mansión de Crimson Peak con agujeros hasta en las cortinas. Aunque solo
hay tres habitantes, el sargento comete el error de solicitar algo de beber. Un
nativo no bebe donde beben los blancos.
Watts, aparentemente el dueño, le atiza una paliza al ex soldado y lo cuelga
al sol. Él está ahí en una misión, a la espera de una visita importante y el indígena
le sirve. Mucha gente dejó de ver la serie por encontrarla, lenta, aburrida, complicada
y tremendamente oscura así que voy a explicarles un poco. Tal vez von esta
información continúen hasta el final.
La Dama y El
Nativo
Aparece una
diligencia conducida por Toby Jones (un cameo increíble). De ella desciende
Lady Cornelia Locke que, a pesar de su tez
tan blanca como los encajes que ribetean su elegante traje rosa, es tan vulnerable
como el indigena que ve asándose al sol. La compasión de Cornelia es su
prioridad y le impide preguntarse por qué hay un comité de bienvenida, en el
medio de la nada. Ofrece a Watts 30 dólares (una cantidad importante en ese
entonces)si deja a Eli marcharse.
Watts le responde
con un puño en la cara. Mientras Cornelia literalmente muerde el polvo, Watts
suelta a Eli y lo envía a Ellsworth (“lo más cercano al Infierno”) bajo la
custodia del cochero, pero se queda con el caballo y las alforjas del indígena
. Su gente explora el equipaje de la viajera y encuentran que, con un guardarropa
de vestidos a la moda, Cornelia también viaja con un maletín cargado de
billetes. ¿Cuán ingenua puede ser una mujer para internarse en una tierra
salvaje y sin ley cargando una fortuna?
Eli Whipp ha
comenzado una amistad con su compañero de viaje, el cochero. A pesar de
llevarlo prisionero, al cochero le simpatizan los Pawnee entre los que ha vivido
e incluso conoce su idioma. Su charla es interrumpida por un trio de forajidos
. Ahí Elí se entera que el cochero tiene ordenes de entregarlo a las autoridades
de Ellsworth culpándolo del asesinato de Cornelia. El cochero le quita las
esposas al indígena y le da un arma. Eli mata a sus asaltantes, pero no sin
antes estos herir mortalmente al cochero. El sargento regresa al hotel, no
sabemos si para recobrar su caballo o rescatar a la mujer.
Entretanto, en el
hotel una llorosa y golpeada Lady Cornelia es obligada a ponerse uno de sus vestidos
carmesís y a cenar con el patán Watts. Es una cena importante, aunque el
platillo principal sea un poco repulsivo. Watts lo llama Prairie Oysters,
pero si recuerdan mi nota sobre desayunos, eso es un “huevo a la ostra”, un huevo crudo
batido con jugo de limón y condimentos. Aquí los huevos crudos están encerrados
en una membrana beige que al principio creí eran papa cocidas , pero luego comprendí
que eran algún órgano animal. Gattocito Miroslav cree que son criadillas de
toro. ¡Capaz y lo sean!
Lo importante de
esa cena es que Cornelia se entera que es su última. Ha sido cazada por la
presa que persigue. El asesino de su hijo (que asumimos también era el padre)
no quiere morir a manos de esta dama y la ha estado siguiendo desde su salida
de Inglaterra. Cornelia se entera que Watts y sus secuaces han sido contratados
para rastrearla en cada etapa del viaje. Desde Southampton a La Habana, desde Cuba
hasta Nueva Orleans, han seguido sus pasos evitándole muchos peligros que han acechado
a la atolondrada aristócrata.
Este dato confunde
a Cornelia. ¿Por qué salvarla de peligros si van a matarla? Watts describe a su patrón como un hombre diabólico,
un archivillano que ha planeado un final teatral para la madre de su hijo. Lady
Cornelia debe morir ahí, en ese reducto, en medio de la nada. “La verdadera América “ anuncia Watts, pero
los planes son frustrados por el Sargento Whipp que ha regresado por su equipaje
su caballo, y su futura compañera de
viaje.
Mamá Osa y Súper
Héroe Nativo Emprenden una Road Movie
Aquí hay unas
escenas que muchos se han quejado porque son muy oscuras. Les cuento que la
dama y el Pawnee tendrán su pequeña masacre escabechando a Watts y secuaces.
Cornelia incluso sacrifica un cerdito para llevárselo en el camino. Se descubre
en estos primeros episodios que la ingenua dama es una experta tiradora, una maestra
del arco y flecha (la arquería era un deporte muy practicado por las
aristócratas victorianas) , que ha leído a Darwin y a Tennyson, y que , a pesar de estar hecha pedazos (no solo
emocionalmente), es todavía lo suficientemente
Mamá Osa para proteger a todos los niños que encuentra por el camino. Elí Whipp
es también un super héroe nativo que combina toda su experiencia militar y la
sabiduría de sus ancestros con conocimientos de obstetricia.
Un comentarista
en IMDB, que no gustó de The English,
la acusó de ser una serie de viñetas. Es
cierto, es una road movie en la que Elí y Cornelia encuentran personajes
pintorescos que mueren inmediatamente, tal como varios forajidos que deben eliminar.
Puede resultar monótona, a mí me encanta porque cada encuentro nos describe la
diversidad de La Frontera, el peligro de internarse en el Oeste y nos enseña
una faceta más de estos fantásticos protagonistas.
Nota aparte
merece la cinematografía. Arnau Valls Colomer ha sabido sacarle el partido al
paisaje ibero (esta filmada en partes de Ávila) convirtiéndolo en trasfondo de
jinetes cuyas cabalgatas sirven para tomas largas y esplendorosas.
The English
como Western Crepuscular
Creo que con lo
dicho se puede navegar por este relato de la pradera. Solo falta ubicarlo dentro
del Western, de su marco histórico y del revisionismo actual. Cuando me enteré
de que se trataba de un Western “crepuscular” inmediatamente pensé en Los Imperdonables
de Clint Eastwood y Baila con Lobos, pero como friki de las de vaqueros,
sé que el Western revisionista se interna más allá del tiempo hasta llegar a
The Ox-Bow Incident (1942). Fue en esa adaptación de la novela de Walter
van Tilburg Clark que nos salimos del mundo mítico e idealizado de los relatos
de Zane Gray ydel cine de John Ford.El espectador
por primera vez se enfrentaba con un Far West lleno de ilegalidades y
prejuicios.
A The English hay
que situarlo en un espacio más contemporáneo, la gran época del revisionismo, Los 60 con sus
crudos espagueti westerns y con la brutalidad elegiaca de los filmes de Sam
Peckinpah. The English es un road western, un subgénero
reconocidísimo en que un par de compañeros viajan por un territorio agreste y
peligroso en busca de un objetivo. Pensemos en Two Rode Together o la mitológica
The Searchers que también incluye el motivo de la venganza, ambas de John
Ford o las joya de Peckinpah Guns in the Afternoon .
La diferencia con
The Searchers es que en The English el nativo es quien cabalga con la blanca en plano de
igualdad y a ratos de superioridad lo que lo aleja del cliché del Llanero Solitario
y Toro o , en términos más serios, de la
sinergia que vimos recientemente en Barkskins. Tampoco podemos compararla a filmes donde los
viajeros son hembra y varón y existe una posibilidad de romance.
Así que no
podemos compararla con la triste Trooper Hook, o a la cómica dinámica entre
Shirley Mc Claine y Mr. Eastwood en Dos mulas para la Hermana Sarah. Ni
siquiera con un clásico del revisionismo como Soldier Blue donde el
soldado Peter Strauss debe escoltar a Candice Bergen, quien ha vivido entre
Cheyennes, por un territorio en pie de
guerra donde los nativos no son los más salvajes.
Para encontrar
algo parecido a The English hay que remontarse al primer filme de Peckinpah,
uno que los críticos desprecian o admiran. En The Deadly Companions,
Brian Keith da vida a un ex soldado metido a asaltante de bancos. Durante un
asalto, Stripes (como se le conoce) mata
accidentalmente a un niño, hijo de una prostituta (Maureen O’Hara).
La desolada madre decide llevar el cadáver
para ser enterrado junto a su difunto esposo en un pueblo lejano. Sucede que
tal pueblo está en medio de un territorio asolado por los Comanches. En un acto
de contrición, Stripes decide acompañar a la mujer en un viaje con todas las connotaciones
( hay por ahí una historia de venganza) de una western-road movie.
A partir del quinto
episodio, se acaba el viaje en The English y nos encontramos en el
territorio de la venganza, del showdown obligatorio, pero conocer el
secreto de Cornelia nos hace comprender que no hay justicia posible. De hecho,
no será la aristócrata quien acabe con su verdugo.
La Nación
Pawnee
Otro elemento que
hace a esta narrativa novedosa es en el modo en que Blick ha escogido tratar el
problema indígena. Para eso eligió una tribu controversial y a un personaje sui
generis. Ya en el primer episodio, el cochero nos da dos pistas sobre los
Pawnee que definen a Eli Whipp. Los Pawnee se llevan mal con las tribus
cercanas (Eli reconoce que esas enemistades preceden a la llegada del hombre
blanco) y los blancos han traicionado la lealtad que la Nación Pawnee le ha brindado.
Campamento Pawnee, Nebraska, 1866
Los Pawnee son originarios
de tierras que hoy se dividen ente Kansas y Nebraska. Era un pueblo dedicado a
la cacería y a la agricultura que vivía en cabañas de barro y troncos. En su sociedad
matrilineal, las mujeres se encargaban del trabajo agrícola, las ancianas del cuidado de los niños, y los hombres de cazar búfalos. Lo único feo
de su fascinante cultura eran los sacrificios de jovencitas a su deidad, La Estrella de la Mañana.
Ceremonia con sacrificio a la Estrella Matutina
La mayoría de las
sacrificadas eran jóvenes cautivas. Debido a la riqueza de caza en sus tierras,
los Pawnee sufrían incursiones de otras tribus (Cheyenne, Sioux, Lakotas, etc..
Ect.) a los que llamaban simplemente “enemigos”. Los peores enemigos eran los Comanches
que de los españoles habían conseguido caballos.
Aunque los Pawnee
establecieron contacto con la expedición de Francisco de Coronado a comienzos
del siglo XVII, su primera alianza con el hombre blanco seria con los
franceses. Los Pawnee consiguieron caballos, pero a cambio los franceses los
esclavizaron. Para fines del Siglo XVII, en Nueva Francia, la palabra para “esclavo”
era “paní”(derivado de Pawnee). Lo peor es que los nuevos amos contagiaron a
los esclavos de viruelas y diezmaron a la tribu. A comienzos del Siglo XVIII,
los Pawnee contaban 60.000 personas, 4,000 para 1833 y a su traslado a Oklahoma
(1873) eran menos de la mitad de esa cifra.
Para remediar su
situación , los Pawnee eligieron aliarse con la nueva nación de los Estados
Unidos. A comienzo del siglo XIX, su jefe Petaleshraro se presentó en
Washington y, tras conferenciar con el
presidente James Monroe, se firmaron
tratados de paz entre ambas naciones. Petalesharo era un visionario progresista
que había abolido los sacrificios humanos en su tribu y que notaba que los
enemigos de su gente eran también los enemigos de los blancos.
Petalesharo
Por las próximas
cuatro décadas los Pawnee lucharon hombro con hombro con soldados
estadounidenses en contra de Sioux, Lakotas y Comanches. Aceptaron la
jurisdicción de los blancos vía agentes indios, aceptaron vivir en
reservaciones, y muchos de sus guerreros
se enlistaron en el ejército de los Estados Unidos.
En 1873, al
gobierno estadounidense se le ocurrió trasladar tribus amigas a lo que hoy es
el estado de Oklahoma que pasó a ser conocido como Indian Territory. Petalesharo
aceptó trasladar a dos mil personas a ese reducto, pero uno de sus bravos
viendo el acto como traición , asesinó al gran jefe.
Los Pawnee
vivieron en Oklahoma por más de quince años, hasta que el veleidoso gobierno de
Washington decidió que el territorio era muy rico y fértil para los indígenas.
Mejor instalar pioneros bancos ahí. Los que vieron Far Country con Nicole
Kidman y Tom Cruise recordarán ese episodio. Los nativos nuevamente fueron expulsados.
A eso se refiere el personaje de Toby Jones cuando habla de “traición”.
Hoy , por suerte,
la Nación Pawnee se ha recuperado y en su nuevo asentamiento en Oklahoma, donde
viven de manera semi autónoma, cuenta
con 3, 600 miembros registrados .En 1964, la tribu recibió más de siete
millones de dólares como retribución por las tierras perdidas. La cultura Pawnee ha sido reconocida por folcloristas
y antropólogos y quienes una vez fuesen vistos como esclavos destacan en el
deporte, las artes e incluso en la política como Larry Echo-Hawk que fue el Fiscal-General
de Idaho entre 1991y 1995.
Un Proyecto
Demasiado Ambicioso
Me cuesta encontrarle defectos a The
English, pero los tiene. Como los tuvo el primer capítulo oscuro y confuso,
con diálogos un poco escuetos y forzados. Las actuaciones son impecables. Aparte
de los principales, es hora de mencionar a Stephen Rea como el Sheriff Marshall,
uno de los pocos blancos decentes de la serie.
Sheriff Marshall
El problema del Sheriff
Marshall ( y otros personajes) es que
no hay suficiente tiempo para contarnos sus historias presentes y pasadas. Eso
los debilita y no permite admirar su trabajo. Estoy pensando en Tom Hughes. Lo
había visto en Victoria yDiscovery of Witches, suficiente para odiarlo. Ahora me ha
convencido como Tom Trafford y quisiera más de él (confieso que los shipeé a
Trafford y Martha) .
Blick y Blunt
cometieron el error de ser demasiado ambiciosos al poblar su fábula de
personajes, monstruosos algunos y otros
muy humanos, pero fueron tacaños en su tiempo. Para construir un buen relato y
darle un final respetable debieron invertir en un par de horas más. Incluso los
dos últimos episodios se sintieron atropellados, llenos de lo innecesario y carentes de lo que
urgía. Eli enseña a Cornelia que para un
viaje debe cargar su caballo no con lo que desea,sino con lo que realmente necesita. Se nota
que los productores no supieron cargar su caballo de lo que realmente
necesitaban para cargarlo solo de deseos fantasiosos.
En suma, no me ha
gustado como ha acabado este cuento. Tengo claro que un final feliz era imposible
para Cornelia, pero pudo haber sido más esperanzador con un contenido que
demostrase que su viaje y amor por Eli valieron la pena. Tal vez además de
mostrarnos a Luna Blanca, nos pudieron mostrar a los otros niños que rescató en
una misión de venganza que acabó en redención para Eli, pero .. ¿Qué le quedó a
Cornelia para llenar esas últimas décadas que la vida le dejó?
Contenido
Violento y Gory: Es una
serie violenta, su tema es la violencia, la violencia de la conquista, la violencia entre gente del mismo origen, la
violencia contra los más débiles e incluso la sexual. La violencia es gráfica y puede incluso llegar
a ser ofensiva como esa primera escena en que vemos la cabeza destrozada de un indígena.
Hay violencia incluso contra los animales. Fetos de vacas, conejos
despellejados, cascabeles decapitadas ect. Contrasta esa violencia perpetrada
por los humanos con la escena del nacimiento de la bebé menonita ante los ojos
vigilantes , pero serenos, de coyotes
que parecen los animalitos del Establo de Belén.
Contenido Sexual
y Desnudos: Cero. En eso aplaudimos
el estilo de Emily Blunt que en su producción no objetiva a la mujer ni erotiza
la violencia. Sabemos de mujeres ultrajadas, pero no presenciamos las
violaciones.
Contenido Feminista: Podría escribir todo un ensayo sobre el
genuino ángulo feminista de The English. No hay personaje femenino
débil, ni siquiera Lady Cornelia, victima entre víctimas. Si hay algún mensaje inspiracional en The
English es que todos los desesperanzados, las victimas de ultraje, los traumatizados,
los enfermos terminales pueden tomar decisiones, ejercitar opciones, crearse
una agenda y en ese acto salirse del casillero de víctimas para encontrar un
propósito. Aunque admiro a Martha Myers, interpretada por la actriz austriaca Valerie
Pachner (la maravillosa Gunta Stolzl de Bauhaus), ella elige el odio, lo que le permite ejecutar su venganza. En cambio,
Cornelia elige la compasión lo que la lleva a volver a encontrar amor. Confieso
que mi personaje favorito de la serie, y uno de los más poderosos retratos de
la mujer en el Far West es Katie Clarke. Me ha encantado esta actuación
de la nativa Choctaw, Kimberly Norris-Guerrero,
en un rol que puede ser visto como
negativo. Katie es una sobreviviente nata. Como buena Cheyenne está acostumbrada
a hacer oír su voz a pesar de que se exprese con más refinamiento y elocuencia
que Lady Cordelia (la única vez que suelta una mala palabra es cuando le clavan
un puñal). Katie ha sabido reinventarse—a pesar de la perdida de cosechas, tierra
e hijos—en el mundo del bandolerismo blanco y por eso sabemos que nada la podrá
aplastar.
Martha Myers
Katie Clarke
Factor
Diversidad: Habrá quien
se queje de que su grupo étnico, conglomerado, o colectivo no se vea
representado en The English. Que les pregunten cuantas series o filmes
hay sobre los nativos americanos. Esta es una serie sobre los nativos
estadounidense y vemos Pawnees, Kickapoos y Cheyennes aparecer en este relato.
Por otro lado, vemos una variedad fantástica de colonos; menonitas de Rusia,
una mujer austriaca, irlandeses, escoceses, una Lady inglesa. Los vemos llegar
por diferentes motivos solo para ser destruidos o volverse sádicos destructores
( y no solo de indigenas). Leia hace poco a un militante BLM que describía el Holocausto
como “una pelea entre blancos”. Eso es pecar de poco caritativo. Pues aquí también
tenemos a blancos destruyendo a otros blancos, el color de la piel de la víctima
no aminora el crimen.
Quiero terminar
hablando de los tres temas de la serie que van enlazados: violencia, venganza y
de cómo El Oeste pervierte o destruye a sus habitantes. (Posibles Spoilers) Sabido
es que la conquista de “territorios indómitos” fue una larga cadena de actos
brutales cometido por todos los bandos involucrados. Ante eso, la violencia no puede ser criticada en The
English. Aún más cuando se ha encogido mostrar los peores actos (masacres,
violaciones) fuera de cámaras.
Comenzamos la serie
con un acto de venganza por el asesinato y mutilación de un soldado perpetrado
por un jefe Cheyenne, pero ese acto es visto como barbarie de parte de los
blancos. No así la misión de Lady Cordelia quien también viene a ser como una diosa
de la justicia. La serie nos muestra que hay otras mujeres dispuestas a castigar
ultrajes sexuales, ya que no es la única a quien una violación ha dejado
destruida y con hijos en brazos.
Tenemos el caso
de Black-Eyed Mog que, a diferencia de
Cornelia, fue violada por indios (se
implica que sus hijos mellizos son producto de esa violencia). Aun así, ante de
matarla, la dama le pregunta a la vieja bandolera si acaso su venganza no ha
excedido su crimen. Es una premonición de cómo y por qué Cordelia no será la
que acabe con el padre de su hijo.
Black-Eyed Mog
Me parece un poco
injusto hablar del poder destructor del Oeste en la serie. Sin embargo, es
evidente que es el medioambiente el que produce entes bestiales y a sus lacayos.
Es evidente que ha destruido a ingenuos y sensibles europeos como Tom Trafford
y Lady Cornelia (a quien el Far West ha ido a buscar a su mansión londinense) ,
pero también es evidente que ya era una región violenta antes de la llegada de
los bancos. El mismo Eli habla de los muchos enemigos de los Pawnee.
Como la serie es inglesa (es combinación de
Amazon y la BBC) no me sorprendería que esa visión, siempre antiamericana, fuese una alusión al clima de violencia que
sigue existiendo en el Oeste (Midwest, Southwest,
Far West ) desde donde cada día nos
llegan noticias del auge de la supremacía blanca, crímenes perpetrados por y en
contra de latinos, ataques a gays y otras minorías,y donde los nativos todavía no han sido
reivindicados. Ese sería el contenido woke más controversial y debatible de The
English.
Este otoño fue un
reinado de reinas, valga la redundancia, cual de todas más mediocres y
desacreditadas. Ha llegado el punto que temo ver la nueva versión de la
tragedia de Maria Antonieta. Temo ver fake news históricas, temo ver invenciones
preposteras (¿Toinette, Du Barry y Luis XV en un triángulo erótico?) y temo que
las mismas calumnias que llevaron a la reina francesa al cadalso sean eternizadas
en servicio de una agenda woke.
Republicanismo
vs Monarquismo
En tres palabras,
la fórmula de las reinas consiste en tomar una soberana o princesa y ponerla
como una eterna víctima de una monarquía absolutista y patriarcal. La vemos
rebelarse contra un protocolo que aleja al soberano de sus súbditos y la vemos
acercarse a su pueblo. En el proceso muchas veces la reina-mártir es sacrificada
por un sistema monárquico que al impedir la libertad de sus gobernantes, también impide la de la gente sobre la cual
reinan. En suma, la formula, que hemos viso en una docena de series y filmes en
los últimos cinco años corresponde a una cláusula de la no-escrita agenda woke.
Esta cláusula
nace del republicanismo estadounidense que, desde los días de Thomas Jefferson y Tom Paine,
ve a la monarquía como una aberración arbitraria.
Hoy que hay un fuerte movimiento que busca abolir la monarquía en el Reino
Unido y en España, la agenda woke, cuya bienintencionada norma es libertad y
progreso (muy mal entendidos), la ha
hecho suya.
Como todo en lo
woke, al republicanismo se le han
agregado otras ramas libertarias como el feminismo que ve en monarquías un
ejemplo del patriarcado blanco ( no veo a nadie hablando de derrocar al Sultán
de Brunéi, el Rey de Lesoto o el Emperador de Japón) que oprime a los miembros femeninos
o LGTB de su entorno. Eso que, si
perduran las monarquías, tendremos antes
del medio siglo reinas por derecho propio en España, Suecia, Bélgica y Holanda.
Las futuras reinas europeas
Otra corriente
afiliada al wokismo y que también ve con malos ojos que todavía existan reinos hereditarios
son los que apoyan a la gente de color puesto que consideran que las monarquías
son las causantes de colonialismo opresor. Aunque no andan errados, me hace
gracia que no piensen ni se quejen de colonialismos nacidos en democracia o en
dictaduras. Nadie habla del colonialismo soviético, por ejemplo.
No es mi
intención hacer un panegírico de la monarquía. Con el zeitgeist imperante es
imposible, pero no veo esa forma de gobierno más deficiente que mal llamadas
democracias donde se elige al peor candidato o donde los “presidentes ”sufren
de—parafraseando a Pancho Villa— un mal que los hace “pegar” el trasero al
sillón presidencial.
Tampoco es que la
Fórmula de las Reinas sea aplicable a cualquier obra que denuncie un mal rey o a
uno incapaz de reinar. La Locura del Rey Jorge ilustra un episodio
histórico, pero no es un ataque en contra de un mal gobernante. Alexandre Dumas
criticó los excesos de Los Valois y de los Borbones, pero en El Caballero de
la Casa Roja mostró los esfuerzos del protagonista (un persone real) por
rescatar a Maria Antonieta.
Sin embargo, es
Dumas quien crea este retrato de la reina mártir en su obra dedicada a
Margarita de Valois, La Reina Margot,
en la cual la casquivana princesa es víctima de su madre, de sus hermanos y
hasta de sus amantes.
Del Cine
Silente a La Anglofilia de Los 80
Desde el advenimiento
del cine , incluso en el silente, han existido cintas dedicadas a la tragedia
de ser reinas. Cleopatra, Isabel I, Maria Estuardo, Maria Antonieta, y la Reina
Victoria han sido temas de innumerables guiones de todas partes del mundo. Se
han creado inclusive filmes sobre rivalidades de reinas como todo lo dedicado a
Isabel I y a su díscola prima escocesa. Ana Bolena y Catalina de Aragón han
provocado debates entre lo Tudormaniacos que dividen sus lealtades entre las
esposas de Enrique VIII. Y si creemos que estas nuevas series sobre la
competencia entre Diane de Poitiers y Catalina de Médicis son cosa de hoy, deben ver el filme de Los Cincuenta, Diane donde Marisa Pavan es la Reina de
Francia y Lana Turner es la incómoda Poitiers.
Como todo en el
cine, inclusive fuera de Hollywood, las reinas han tenido su encasillamiento:
Cleopatra es la femme fatale; Isabel I y Victoria son grande estadistas,
Toinette, Catita de Aragón y Maria Estuardo son reinas mártires. En Los 50, en
Austria nació el mito deSisi en pantalla y con ella esta idea de una
joven rebelde que se niega a seguir al protocolo impuesto por la pesada de su
suegra. Tato éxito tuvo el personaje que su actriz Romy Schneider fue llamada
hacer algo parecido con la Reina Vicky en Victoria in Dover. Entretanto,
en Inglaterra, Jean Simmons encarnaba a Isabel I en su etapa
rebelde en Young Bess donde su casto romance con su padrastro no ameritó
acusaciones de pedofilia o abuso sexual como ocurriera recientemente con Becoming Elizabeth.
Ninguno de estos
filmes atacaba la institución monárquica. Algo que solo ha venido a imponer
esta extraña guerra cultural que vivimos hoy. Se hablaba de malos soberanos y
reyes tiranos como Enrique VIII o Juan sin Tierra, pero el pueblo
estadounidense siempre ha pasado por épocas anglófilas inspiradas por cine y
televisión. Nada más conducente a esa admiración que el Masterpiece Theater
que desde sus inicios nos llevó a conocer a los reyes y reinas que convirtieron
al Reino Unido en la monarquía más característica de nuestro universo.
La primera
temporada del Masterpiece fue ocupada por The First Churchills que
presentaba un retrato cálido, respetuoso y verídico de la Reina Ana que nada tenía
que ver con la calumniadora e indecente obra de Deborah Davis, La Favorita. Dame Glenda Jackson, en su insuperable tour de forcéElizabeth
R, inició la pasión obsesiva con Los Tudor que yo califico como Tudormania.Y a mi llegada a USA,en 1974, me vi en medio de una fascinación
con la Era Edwardiana con programas clásicos como Lilie, Jennie, y Upstairs
Downstairs, todas incluyendo entre sus personajes al incorregible Eduardo
VII. Hasta le hicieron su propia miniserie en la BBC.
Que este rey
travieso, parrandero y mujeriego gozase de tanta aceptación como el que su
época resultase tan fascinante para los republicanos yanquis, indicaba una
tolerancia por una forma de gobierno que al final era parlamentaria y semi
demócrata. Para 1982, la anglofilia estadounidense estaba en su cúspide con
programas de televisión como la soberbia Retorno a Brideshead, la
segunda invasión del rock inglés y, gracias a una tal Diana Spencer, la anglofilia
se tornó casi en una adoración por la monarquía.
Entre Diana-Víctima
y Maria Antonieta-Parasito
Si las bodas
reales de Los 80 nos fascinaron con el glamur de la monarquía, una década más tarde el divorcio y las
declaraciones públicas de la ex Princesa de Gales hicieron que, aun los poco interesados en política, cuestionasen la existencia de una institución
que podía destruir a una joven inocente que entraba en ella. Por algo, el año
de la muerte de Diana, se puso en pantalla Mrs. Brown, donde Dame Judi
Dench nos muestra a una Victoria enlutada a la que su rol de gobernante y las
reglas del protocolo impiden ser feliz. Pero también este filme nos muestra como
acercarse demasiado a estos entes de sangre azul puede destruir al simple
plebeyo, en este caso John Brown, y como Vicky egoístamente deja que su dolor
personal la aleje de sus deberes de reina.
Aunque Mrs.
Brown y La Locura del Rey George pueden verse como ejemplos
negativos de la monarquía, el fin de siglo nos trajo una apoteosis del reinado
de Isabel I, Ia que abrió la puerta a
una nueva era de Tudormania. Elizabeth y The Golden Age ponían en
alto la labor de un monarca en construir un imperio. No recuerdo haber oído
ningún furor antimonárquico en ese entonces, a pesar de que en filmes como The Affair of the Necklace (2001) se mostrase a Maria Antonieta como una mujer
egoísta e injusta que al despreciar la solicitud de la Condesa de La Motte
labró su propio infortunio.
Joely Ricardson como María Antonieta en La intriga del collar
Por el contrario,
se alababa la importancia de los deberes de una reina/princesa aun en la
literatura juvenil llevada a la pantalla. Mia Thermopolis en Los Diarios de
la Princesa podría encontrar ridículas algunas reglas del protocolo, pero a
último minuto cuando se dispone a huir de su herencia real, decide regresar y
aceptar ser la heredera de un mítico reino con todas las obligaciones que esto
conlleva.
Si tuviese que
escoger un año para definir el comienzo de la guerra en contra de la monarquía
ese fue el 2006, el año de Marie
Antoinette y The Queen. Acabo de ver por enésima vez la producción
de Sophia Coppola. Me encanta, bien actuada, lujosísima, un regalo para la
vista,personajes adorables, ect. ect.. ¿Qué
más se puede pedir? Sin embargo, por
primera vez percibo el descredito del personaje de la archiduquesa austriaca.
En vez de
ofrecernos lo mejor de María Antonieta nos la muestran como una frívola
consumista, glotona, despilfarradora, jugadora, borracha e inconsciente. No se
mencionan sus logros: su mecenazgo de artistas
como Madame Vigee Lebrun, y Gluck; de cómo
ayudó a transformar la escena musical francesa; de cómo inició dos industrias
galas, la moda y la peluquería. No mencionan su buen corazón, su gran lealtad,
y el amor que prodigó a sus hijos (pocos saben que adoptó tres niños, uno de
ellos de color).
La idea fue
mostrarla como una alocada niña rica no muy alejada de los príncipes actuales
que se la pasan gastando el dinero del pueblo en excesos y francachelas. En
suma, Kirnst Dunst nos dio la imagen más atractiva de un parásito de la
realeza. En cambio, en The Queen del mismo año, Peter Morgan puso la primera piedra al
mausoleo de la monarquía con su descarnado retrato de la fría crueldad de Isabel
II ante la muerte de una nuera que era una realidad incómoda para la familia
real o lo que ellos llaman “La Firma”.
La pregunta que
eleva el magnífico personaje de Dame Helen Mirren es si Isabel ha creado un
ambiente tan toxico que empujó a Diana a huir y a cometer locuras. O es la
monarquía y sus reglas insufribles las culpables de la indiferencia de la Reina
y de la histérica desesperación que ha llevado a su nuera a una muerte
prematura.
Conscientes del
daño hecho, los cineastas intentaron borrar esa imagen nefasta con filmes que
exaltaban a buenos gobernantes como Young Victoria; Bertie y
Elizabeth y por supuesto, la magnífica El Discurso del Rey. En
general , incluso en The Crown hay una visión amable de Jorge VI, no así
de su esposa, pero déjenme seguir en orden cronológico.
Amor y Muerte
en Dinamarca
Fue en el 2011
que nos llegó un sutil ataque a la monarquía y a su celo misógino que destruye
a las mujeres que no se someten a sus reglas. Vino de Dinamarca y convirtió a
sus protagonistas, Alicia Vikander y Mads Mikkelsen, en estrellas. Se trata de la triste historia
de amor entre la princesa inglesa Carolina Matilde y el medico Johann
Friederich Streussen consejero de su esposo, el príncipe luego rey Cristián VI.
A mitad del siglo
XVIII. Carolina recién llegada a la corte danesa, descubre que su marido es un
enfermo mental que solo busca degradarla. Atraída por las ideas progresistas
del Dr. Streussen, Carolina inicia amistad con el hombre de confianza del príncipe.
Acaban en la cama, tienen una hija, se descubre todo, escándalo mayúsculo.
Streussen pierde la cabeza, Carolina es separada de su hijos y enviada al
exilio. Una historia para llorar océanos y que sin embargo es totalmente
cierta, solo que el modo de relatarla crea una nueva guía para los anti monarquías. La lección de A Royal
Affaire es que no solo la monarquía destruye a las mujeres inteligentes e
independiente, también permite que asciendan al trono monarcas retrógrados y
dementes.
El que Dinamarca
sea hoy una monarquía parlamentaria, bien lejos del absolutismo oscurantista
dieciochesco , no le importa a una generación de espectadores semi educados que
todavía no entienden que los reyes europeos modernos(y el Emperador del Japón) no gobiernan. Los
que si saben eso esgrimen el argumento que el pueblo no necesita mantener a parásitos
de sangre azul.
Así llegamos al
2016 el año en que Peter Morgan por fin pudo dar de hachazos a una institución
que detesta y a una reina que despreciaba (¡y el desvergonzado dijo, a raíz del
fallecimiento de Su Majestad, que su
serie de mentiras era “una carta de amor” a la reina. ¡Carta de amor enviada en
bomba Molotov!
En sus primeras
dos temporadas, y en las excelentes
manos de Claire Foy, Isabel II fue descrita como una mártir, una mujer que debe
sacrificar su derecho a ser esposa y madre para poder gobernar, aunque también
Morgan nos deja claro que Isabel no estaba preparada, que era ignorante e
ingenua. Como ese tratamiento sería el que recibiría Victoria ese mismo
año, nadie se percató de lo ofensiva que era The Crown.
Las primeras
quejas surgieron en la tercera temporada cuando Olivia Colman fue horriblemente
miscast en un rol que le quedaba grande. Esta Isabel era torpe,
ineficaz, perezosa, e insensible, incapaz de ofrecer consuelo a la desdichada
Diana. ¡Incapaz de derramar una lagrima por niños muertos! ¿Hasta dónde llegaba
la imaginación diabólica de Peter Morgan?
No solo la reina
era blanco del vituperio. Su madre, hasta entonces un icono sagrado de la
cultura británica, era descrita como una vieja ordinaria, borracha y malévola
que interfería en los asuntos familiares como si fuese un padrino de la mafia.
El pobre Carlos quedaba como un manipulador pelele y su padre como el posible
autor intelectual de la muerte de Diana. Esas falsedades eran cobardes puesto
que La Familia Real no podía defenderse de tanta calumnia.
El 2018, a la par
de este ataque frontal contra la monarquía, vino un desdichado retrato de Maria
Estuardo en un filme que de lo único que puede apreciarse es de ser inclusivo.
Al menos no pusieron a Saoirse Ronan como
una tarada arrogante como la interpretase Samantha Morton en Elizabeth,
o como tan puta que hasta le quita lo gay a David Rizzio en la malhadada
Reinas. Al final que Reign, con todo su fantasioso script, es el retrato
que más honra a la Reina de los Escoceses.
Olivia Colman,
Asesina de Reinas
El 2018 no solo
fue el año en que Olivia Coleman se las arregló para hacer picadillo a Su
Soberana, también fue cuando la Academia la honró por una obra en la que queda
claro cuan despótica, vil y privilegiada puede ser una reina.
La última de los
Estuardo hoy es más recordada por muebles que se hicieron en su época. A pesar
de que filmes como Soldier in Love donde fue magníficamente interpretada
por Dame Claire Bloom o The First Churchills donde Margaret Tyzak la
encarnó como una mujer devota de su religión y esposo, The Favorite destruye esa imagen reemplazándola
for embustes salidas de la mente caprichosa de la David.
Ingenua tal vez
demasiado para reinar, ha sido el veredicto de la historia sobre Ana I. The
First Churchills cubría casi toda la vida de esta desdichada reina con
énfasis en la relación entre Ana y su
amiga de la infancia, Sarah Churchill y
de cómo esta relación empañó el reinado de la primera. El argumento se basaba en documentos oficiales, memorias y
correspondencia.
Los Churchill
tuvieron una tremenda influencia sobre la Reina Ana y sus decisiones políticas.
Eventualmente Ana se sacudió a estos amigos y tomó como confidente a Abigail
Masham , prima de Sarah. Como la serie está narrada por la anciana Duquesa de
Marlborough, la tenemos en su vejez preguntándose qué la hizo perder el favor
de Su Majestad.
En la vida real, Los
Churchill (principalmente Sarah) no fueron mansos corderos. En su empeño en
dominar la voluntad real y privilegiar a familia y amigos, Sarah se volvió imprudente
e insolente. La muerte de su único hijo varón la alejó de la corte. En su luto
ni siquiera respondía las cartas de Ana quien también sufriría la muerte de su
único hijo (y único sobreviviente de 17 embarazos). La Duquesa añadió insulto a
la injuria, negándose a llevar luto por el principito. Es normal que Ana haya
buscado otra confidente. La enfurecida Sarah comenzó a hacer circular unos
poemas satíricos que insinuaban una relación lésbica entre Abigail y su reina.
Hasta hoy, ningún
historiador ha encontrado evidencia de lesbianismo entre Ana y sus favoritas.
Ni siquiera las cartas juveniles con las que la Duquesa quería chantajear a su soberana,
donde Ana expresaba su amistad y cariño con mucha pasión son vistas como evidencia
de una relación erótica. Por un lado, ese lenguaje era común entre las
amistades del siglo XVII. Por otro es imposible que una señora que se la pasaba
en la cama haciendo hijos con su marido, y que era también muy religiosa, tuviese
tiempo para escarceos de lo que entonces era considerado Contra Natura.
Solo en la cabeza
de una periodista mediocre como Débora Davis podía nacer la idea de convertir
una intriga palaciega en un triángulo gay. Le tomaría casi dos décadas a Davis
“colocar” su aberrante libreto en manos de algún productor. El rechazo nacía de
que nadie quería meterse con falsedades históricas que además estaban muy mal
escritas. De hecho, durante los veinte años antes que La Favorita fuese
llevada a la pantalla, Davis tomó cursos de redacción de libretos por
correspondencia y sacó un posgrado en el tema. Aun así, se dice que el australiano
Tony McNamara fue quien rescribió todo el pastiche.
En el nuevo
liberto y subsecuente filme, Ana, una
mujer enferma e infeliz, es degradada hasta convertirla en una demente, sucia, despótica, aquejada por enfermedades
repugnantes que abusa, incluso
sexualmente, de sus damas. El que los
ingleses vieran en la pantalla a Olivia Colman haciendo de Ana y luego en la
pantalla pequeña encarnando a la actual Reina de Inglaterra, reforzaba una
imagen negativa de la monarquía.
Poco a poco desaparecía
la imagen de las reinas que por casi una década había sido dictada por Juego
de Tronos donde las malas reinas eran tipo Cersei y las buenas eran como Daenerys,
justicieras, generosas, pero sacando energía para dejar el espacio de víctimas
y convertirse en poderosas monarcas. Así se las retrató en la británica Victoria,
la rusa Ekaterina y la austriaca Maria Teresa, pero esas imágenes
fueron disipadas por víctimas de la monarquía que se rebelan contra ella como
la actual iconografía de Lady Diana y su sucesora Meghan Markle, y estos nuevos retratos de Sissi.
Reinas empoderadas VS Príncesas víctimas
Por otro lado, tenemos sátiras de la institución con reinas
que aunque dotadas de buenas intenciones pronto adquieren gusto por el poder y
son capaces de todo tipo de actos criminales para conseguirlo. Es lo que hemos
visto en sátiras antihistóricas como The Great que hace reír y The Serpent Queenque no saca ni una carcajada y que es tan alejada
de la historia que obligan a criticarlaporque ya traspasa los límites de la
suspensión de la credibilidad o de licencias dramáticas.
Quitándole el
Halo a Reinas Santas
Por otro lado, está
la destrucción de reinas consideradas mártires como Catalina de Aragón que
Lionsgate y Emma Frost arrastraron por los suelos en The Spanish Princess. No solo la convirtieron en ambiciosa y perjura,
sino que le inventaron todo tipo de ideas que nunca tuvo la pobre señora. En la
Primera Parte la encuentran abierta al Islam y a las costumbres moras, y en la Segunda la ponen quemando libros de
herejes y rechazando a la hija que Doña Catita tanto amó.
Otra víctima ha
sido la icónica Queen Mum, hasta hace poco un personaje intocable. Hoy no solo
Peter Morgan se encarga de faenar a la vaca sagrada de La Casa Windsor. En la
noruegaAtlantic Crossing, se burlan de la Reina Madre en su
momento más glorioso , la Segunda Guerra Mundial y de paso hacen befa de la tartamudez
de su esposo. Todo para lapidar a la valerosa monarquía noruega en un cuento Me
Too de como el Rey Haakon y su heredero Olaf (que calumnian describiéndolo como
un borracho y padre ausente) intentaron opacar a la única que valía en esa
familia: la Princesa Heredera Martha.
Otra manera de denigrar a los reyes, convertirlos en borrachos
A pesar de que
hay conciencia de que fue la autocracia del Zar Nicolas la que destruyó su
imperio, la Zarina Alejandra siempre ha sido vista como esposa y madre mártir.
Eso hasta que el docudrama The Last Czars la puso como drogadicta, calentona con Rasputín,
y tan metiche en la política que
destruyó al imperio.
Una ironía es que
los rusos que hicieron una revolución para deshacerse del Zar y de su familia
son los primeros en blanquear a monstruos históricos como Iván el Terrible o
zares usurpadores como Boris Godunov. En sendas miniseries sobre estos señores
le echan la culpa a los boyardos y a ambiciosas mujeres de la nobleza de todas las
maquinaciones y masacres perpetradas en estos reinados de Iván y de su cuñado
Godunov.
En cuanto al
personaje de Catalina la Grande, la ponen un poco como Daenerys, un peón en el
tablero político sometida a su suegra, a una corte intrigante y a su condición
femenina, pero que luego se las arregla para encontrar vías de empoderamiento.
Aunque nos la muestran como una gran gobernante no esconden sus flaquezas e
implacabilidad para lidiar con los que veía como sus enemigos. Sin embargo,
estos relatos no culpan a la monarquía de las fallas de sus emperadores.
E solo en Occidentedonde se aferran a una formula agotadora y falsa.
Eso es lo que esperamos de la María Antonieta producción franco-inglesa que ya
por ser creación de Deborah Davis trae tufo.
Otra ironía es
que España, donde existe un fuerte movimiento antimonárquico, no hacen este
tipo de series. Durante el último gobierno de derechas (2011-2018) se hicieron
verdaderas loas a reyes del pasado como Isabel la Católica y su nieto Carlos . Inclusoen Tiempos de Guerra, retrataron admirablemente a la reina Victoria Eugenia como una mujer enérgica y decidida que crea un
equipo de enfermeras para que vayan a curar heridos en Marruecos.
En cambio, no se
ha hecho nada sobre reinas casquivanas y escandalosas como la reina consorte
Maria Luisa de Parma, o la reina regente Maria Cristina de las Dos Sicilias o
de su extraordinaria hija Isabel II que tuvo doce hijos, ninguno de su marido que era gay. ¿Será porque
la televisión española,por woke que
sea,no necesita recurrir a escándalos
históricos oimitar una fórmula que ya
huele a añeja? Basta ver los abucheos
que ha recibido Peter Morgan por sus ridículas mentiras en la última temporada
de The Crown.